No quiero
tu atención, ni tan siquiera que me mires,
solo
recuerda que ya sentí tu perfume, el
calor de tu piel,
que me
envolvi en tu ternura,
que senti
junto a ti el deseo de alcanzar una estrella,
de volar
como gaviotas hacia el amanecer...
de amarnos
sin miedo a perder...
Ahora que
estas lejos y siento tu frialdad,
solo le
pido a Dios una cosa...
que me
deje de nuevo embriagarme
con tu
perfume en tu pecho,
que me
deje ver el brillo de la luna en tus ojos...
pero mejor
le pediré que nunca más me deje soñar,
que
congele mi corazón y mate mi alma,
después
de todo para qué seguir esta agonía...
si ya no
estas...
por:
Michael Castillo
Lajas,
Puerto Rico
Copyright