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5. Las piedras del molino

Molinero mostrando la piedra encimera

Para efectuar su labor de trituración y molienda, el ingenio cuenta con dos piedras muy duras. La piedra inferior recibe el nombre de piedra debajera [pjégra ebaxéra] o solera [solera] que se encuentra fija sobre la camada [kamá:] o cajón [kaxón], y la piedra superior recibe la denominación de piedra encimera [… ensiméra] o de corredera [e koreéra], por su condición de móvil, frente a la inferior que se fija mediante una cuña [kugna] de madera.

5.1.Actualmente resulta muy difícil encontrar artesanos que se dediquen a la elaboración o tallado de piedras para los molinos artesanales. Las piedras que se hallan actualmente en servicio corresponden a una época indeterminada de confección, y han sido legadas de padres a hijos o adquiridas mediante compra a quienes han decidido desmontar el molino para venderlo por piezas a otros campesinos. De acuerdo a la comunicación personal del profesor Aliro Macías Gómez vecino nacido en la localidad de Rauco, en Castro, los antiguos canteros, picapedreros y talladores obtenían la materia prima, esto es, las piedras del subsuelo de las montañas de la zona, empleando para ello un procedimiento bastante particular, que consistía fundamentalmente en extraer grandes fragmentos de tonalita, roca intrusiva ígnea, utilizando para ello un cincel, un martillo y determinados procedimientos transmitidos por tradición oral.

El cantero procedía primeramente a trazar una línea sobre la superficie de la roca, y luego tallaba un surco de 3 cm. de ancho por 6 cm. de profundidad; una vez que concluía esta larga tarea de labrar la línea guía, introducía a continuación una cantidad indeterminada de cuñas o tarugos [tarúgoh] de madera completamente seca a lo largo del surco. Las cuñas se introducían en la roca mediante la aplicación de fuertes golpes de martillo, sin dejar espacios vacíos entre los tarugos. Posteriormente, el cantero vería agua hirviendo sobre las cuñas, repitiendo varias veces la operación.

Como consecuencia de la acción del agua caliente sobre la madera reseca, las cuñas se hinchaban y ejercían una enorme presión contra las paredes del surco rompiendo la roca en fragmentos, según el plan previamente dispuesto. Posteriormente, los fragmentos eran trabajados a voluntad con un procedimiento similar al anterior para obtener trozos menores, de los que se obtenían los fragmentos destinados labrar piedras para el molino.

5.2. El proceso era largo y engorroso, pues solía durar entre uno y dos meses, desde el marcaje de la roca hasta la obtención de las piedras destinadas al molino. Entretanto, el interesado debía hacer frente a los gastos que demandaba el trabajo del picapedrero y tallador.

Esta antigua técnica ha desaparecido totalmente. En la actualidad son muy escasas las personas que recuerda el procedimiento y menos quienes lo hayan visto en la práctica. Los propietarios de piedras o de molinos se dan por satisfechos con poseer un par de buenas piedras en el ingenio y otro par de repuesto para trabajar moliendo el trigo en las regiones apartadas.

5.3. Los molinos harineros artesanales se caracterizan por encontrarse "bautizados", a la manera de los cristianos. Los nombres más conocidos son Flor del Agua o de San Antonio sin variaciones en todo el territorio. La característica de molino bautizado [molíno bawtisáo] se reconoce en la cruz que se ha tallado en la cara superior la piedra encimera o corredera. La tradición ppopular sostiene que la cruz tallada confiere al molino la calidad de "cristiano", al igual que los creyentes reciben el sacramento religioso.

Entre los lugareños se halla muy difundida la creencia de que, al momento de detenerse el molino, la cruz indicará la dirección en que soplará el viento al día siguiente. Por su lado, la ceremonia del "bautismo" del molino es similar a la que se efectúa con motivo del bautismo que se realiza en una persona. El dueño del molino solicita a alguno de sus vecinos que "apadrine" [apagríne] al ingenio o le sirva de padrino [pajríno], [pagríno]. Éste debe aportar materiales como clavos, madera, etc., para la construcción, lo cual le permitirá quedar exento de pagar tributo o maquila [makíla], [mákila] cuando desee moler trigo, durante el resto de su vida o cuando el molino deje de prestar servicios.

Una vez finalizada la construcción, se invitaba a algún sacerdote de los alrededores para que bendijera y bautizara el molino. Durante la ceremonia, el sacerdote procedía de la misma manera que con un niño, desarrollando en su totalidad el ritual dispuesto por la Iglesia católica. Terminada la ceremonia religiosa, se procedía a la puesta en marcha del rodezno. A continuación, se recogía una cantidad importante de harina recién procesada y se la arrojaba sobre la cabeza de los asistentes como una forma de hacerlos sentirse dueños y usuarios permanentes del molino.

5.4. En la cara inferior de la piedra encimera o superior (ver lámina N°3) se podrá comprobar la presencia de cuatro surcos helicoidales que tienen por finalidad permitir el ingreso de los granos de trigo en la zona de molienda de las piedras. Dichos surcos reciben el nombre de comederos [komeéroh]. La parte superior de la piedra corredera presenta una protuberancia en su zona central que la destaca sobre los bordes. Ello confiere una masa mayor en el centro de la piedra, que le permite contener un pasaje cilíndrico a manera de concha de caracol por donde desciende el trigo hasta los surcos helicoidales o comederos. El pasaje cilíndrico recibe el nombre de boca de la piedra [gwoka e la pjégra], lexía compleja que no presenta una lexía simple equivalente.

6. Cuando ya se ha ejecutado la molienda de una cantidad importante de sacos de trigo, la harina se acumula en el cajón [kaxón] o camada [kamá:], que consiste en una estructura confeccionada con toscos maderos de 3" por 8", los cuales proporcionan firmeza y seguridad al mecanismo rotatorio. La lámina N° 4 nos ilustra acerca de esta parte importante del artefacto, desde la cual el operario extrae la molienda con la ayuda de una paleta [paléta] de madera.

6.1. El fondo de la camada consta de dos partes: una, que sirve de apoyo a la solera o piedra debajera [deaxéra] o de seguro para que ésta no gire, y la segunda, que está constituida por el piso donde se deposita el grano molido.

6.2. La solera o piedra inferior se fija fuertemente en la camada mediante un trozo de madera que recibe el nombre de chunga [cúnga] (Voz de etimología dudosa, según R. LENZ, Diccionario etimológico de las voces chilenas derivadas de lenguas indígenas americanas, Santiago, Universidad de Chile, 1905-1010), que aparte de ajustar el eje, sirve para impedir el escape de los granos de trigo hacia el exterior de la piedra camada. La fuerza centrípeta dirige los granos hacia los surcos helicoidales de la piedra superior para que sean chancados [cankáoh] y molidos.

Vista de la tolva del molino

7. La lámina N° 4 nos presenta la tolva [tólba], [tólgwa] que se ubica sobre el cajón. En ella se deposita el grano de acuerdo con la velocidad con que las piedras vayan triturando el cereal. La tolva tiene forma cónica con una capacidad aproximada de 8 kilos de trigo. Se construye con madera de dimensiones variables. En su conjunto, la estructura se apoya fuertemente sobre un madero que, a su vez, se halla sostenido por los extremos en sendos pie derechos ahorquillados, y fijos por la base en la estructura de la camada.

7.1. El soporte de la tolva no tiene nombre específico. Para impedir el desprendimiento de la tolva, el molinero la asegura a la pared de la casa del molino mediante una soguita [soíta] o lazo delgado con el que la tolva queda parcialmente fija a la pared, y con una leve inclinación hacia adelante, la que, con el trepidar de las piedras, permite el deslizamiento del trigo hacia la boca de la piedra superior o encimera.

7.2. En la sección inferior del frontis de la tolva, se advierte la presencia de un canal cónico de madera, abierto en su parte superior y que se conoce con el nombre de una cuchara [kucára]. La función de este conducto es dirigir el cereal hacia la piedras en forma constante; para ello, es necesario tomar la precaución de ajustar convenientemente el flujo intermitente de cereal mediante una compuerta [kompwérta] que el molinero puede mover a voluntad, ya para aumentar, disminuir o detener el flujo hacia la tolva.

7.3. Con el fin de que el trigo descienda fluidamente desde la tolva hasta las piedras moledoras, en el extremo inferior del canal o cuchara se ha colocado una pieza de madera con forma de cuña que transmite la trepidación de las piedras al canal que conduce el trigo desde la tolva hasta las piedras; la pieza descrita recibe el nombre de tarabilla [tarabíya], cuyas oscilaciones son características de cuando el molino se encuentra funcionando. La tarabilla o cítola se une al canal mediante un eje de madera. Éste va fijo en el extremo inferior de la cuchara o canal y se introduce en el extremo más ancho de la cítola.

Según el DRAE (1970:307, 1244), la tarabilla es voz castellana que procede del lt. *tremella, por tremula, 'tembladera'. Es una tablita de madera que sirve como elemento indicador de cuando se detiene el molino. En sentido figurado y familiar, "habla como tarabilla de la persona que habla mucho, de prisa, sin orden ni concierto".

En cuanto ha concluido su molienda, el propietario o el encargado de aquella procede a levantar la piedra superior o encimera para extraer el grado partido y el resto de la harina que no fueron expulsados hacia el exterior por el movimiento de las piedras moledoras.

Habitualmente sucede que el propietario no se encuentra presente al término de su molienda, hecho que lleva a que el ingenio se una aforre [afóre], debido a la una costra [kóhtra] que se acumula en el centro de las piedras. El inconveniente se subsana extrayendo dichos residuos con la ayuda del picador [pikaóre] de piedras; luego se restriega una escobilla de acero sobre las caras de las piedras. Si el desgaste de las superficies es notorio, se retira la piedra superior y se procede a picar [pikáre] ambas caras.

La forma del picador es similar al ilustrado por Alonso Zamora (en Léxico rural asturiano. Palabras y cosas de Libardón (Colunga). Granada, Universidad de Granada, 1953:42).

Considerando que la piedra superior o corredera es bastante pesada, la labor deber ser realizada entres dos o tres personas, quienes, con la ayuda de un madero cilíndrico, proceden a retirar la piedra encimera introduciendo un extremo del madero en el orificio de la piedra, y aplicando palanca en un ángulo de 45° proceden a retirarla de su sitio de trabajo. En algunos lugares, se emplea un dispositivo para retirar la piedra, pero lo normal es que no haya un instrumento prediseñado sino que se recurre a voluntarios que emplean maderos como el descrito anteriormente.

7.5. La harina que se obtiene en el molino artesanal es sometida a un proceso de selección o de depuración, pues las piedras no muelen totalmente el grano. En el hogar, el grupo familiar se encarga de cernir la molienda. Aquí se separa el afrecho [afréco] de la harina [arína]. En esta actividad se emplea el cribo, que entre los lugareños se conoce con el nombre de cedazo [seáso] o harnero [annéro]. El proceso de depuración es lento y fatigoso debido, principalmente a la cantidad de trigo que se ha procesado.

La harina que entre se obtiene en el molino artesanal es diferente a la que entrega el molino industrial; se puede comprobar en el pan que es más oscura, menos suave, pero posee un aroma y un sabor especiales que no tiene la harina industrial. Actualmente, las campesinas suelen mezclar la harina artesanal con la industrial para aprovechar las bondades de ambas, especialmente en la confección de determinadas clases de guisos que no se pueden hacer o no quedan bien exclusivamente con la artesanal.

En general, se puede afirmar que la preferencia que están demostrando los campesinos por la harina industrial está haciendo desaparecer el uso tradicional de la harina obtenida en el molino artesanal. Asimismo, se puede apreciar el notable aumento de los viajes de los lugareños hacia los centros más poblados de la Isla Grande de Chiloé, Castro especialmente, hasta donde se lleva el trigo para la molienda, con lo cual se obtiene productos como harina blanca, que se destina al consumo humano, y harinilla, afrechillo y afrecho para los animales.

Esta preferencia de los campesinos por el molino industrial está suprimiendo al molino artesanal, que ya ha experimentado algunas transformaciones notables, como la incorporación de motores con gasolina o petróleo que han sustituido al rodezno como generador de la energía cinética.

Por otro lado, la economía de tiempo que ofrece la molienda industrial, a lo cual se agrega la mejor calidad de la harina blanca, y la obtención de más subproductos -como los ya enunciados-, justifican en gran medida el cambio de mentalidad que se está observando entre los propios usuarios del molino artesanal.

7.8. Por último se puede destacar que la mayoría de los molinos artesanales carecen de energía hidráulica en la época estival, y, natulamente, se debe esperar la llegada de las lluvias en el otoño para dar comienzo a la molienda tradicional. Este hecho, añadido a lo ya señalado anteriormente, contribuye a la desaparición del molino artesanal. Por otro lado, el mejoramiento de la red vial de la zona, aumenta las expectativas de transportar el trigo hacia la ciudad de Castro donde existe un molino industrial.

En el último tiempo, hemos tenido informaciones en cuanto a que los campesinos ya no están llevando el trigo a castro para su molienda, sino que lo venden a particulares y luego compran su harina en los mercados de los centros urbanos. Con ello, estamos asistiendo a la declinación de una actividad que en un tiempo constituyó el medio de solución a la molienda del trigo, con lo cual el molino artesanal se halla en su fase final.

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