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ANASAGASTI


El primer auto de producción argentino
A principios de siglo un talentoso ingeniero construyó medio centenar del que sería el primer automóvil argentino fabricado en serie. La cifra podría haber sido mucho mayor, pero la Primera Guerra obligó al cierre definitivo de la empresa.




El emblema de Anasagasti en el radiador del vehículo.

Horacio Anasagasti, hijo de una acaudalada familia de origen vasco, nació el 18 de julio de 1879 en Buenos Aires. Tuvo relación en su infancia con los primeros autos llegados al país, en 1887: un triciclo francés De Dion Bouton, un Daimler monocilíndrico, un Holsman americano y un locomóvil propulsado por vapor, todos ellos destinados a la aristocracia argentina. En esa época, el país vislumbraba un futuro venturoso acentuado por la llegada de inmigrantes. Estudió en un colegio nacional del cual egresó como bachiller. Luego siguió ingeniería en la Universidad de Buenos Aires, recibiéndose en 1902 a los 23 años. Entre sus docentes se encontraba el prestigioso ingeniero Otto Krause. Ya desde joven era considerado una de las personas más conocedoras en materia de automóviles y fue el responsable del primer intento de fabricación en serie en la Argentina.
En 1907, como premio por ganar un concurso, viajó a Milán para tomar un curso durante seis meses en la fábrica italiana Isotta Fraschini. Regresó de Europa con, además de un bagage de conocimientos decisivo para su futuro, un automóvil de esa marca. Era un 4 cilindros con 45 HP y carrocería sport dos asientos tipo bacquet, con el que más tarde participó en varias carreras.

 


Este ejemplar es propiedad de la Fuerza Aérea Argentina.

 

En 1908, junto a Ricardo Travers y José Gálvez, formó una sociedad representante de Isotta Fraschini, Gobron-Brillie y Gregoire. También distribuían llantas con rayos de madera marca Stepney, un dispositivo para inflar los neumáticos con ayuda del motor y un claxon marca Stentor accionado por los gases de escape. En junio de ese año, Anasagasti escribió para la revista mensual La Argentina Automóvil un artículo titulado "Fórmulas empíricas que dan rápidamente el poder máximo efectivo en caballos vapor de los motores de explosión". El mes siguiente publicó otra nota: "Aceros especiales usados en la construcción de automóviles". Y en el número de abril de 1909 se publicó un aviso de la firma Anasagasti, Travers y Gálvez en el cual se publicitaba la "construcción, reparación y transformación de automóviles y máquinas en general. Planos y presupuestos de instalaciones mecánicas. Fundición de bronce y aluminio. Se cortan engranajes de todo tipo". Pero, a principios de 1909, Anasagasti se separó de sus socios e instaló un taller por su cuenta.
Paralelamente, entre 1909 y 1910, se desempeñó como vicepresidente primero de la Sociedad Científica Argentina, fundada en 1892. El 30 de diciembre de 1909 se creó Anasagasti y Compañía como taller mecánico de precisión ofreciendo motores para autos, aeroplanos y vehículos agrícolas. Tenía como socio a Luis Velard, aunque Anasagasti aportaba el 99 por ciento del capital.

En 1910, para la Exposición Internacional de Ferrocarriles y Transportes Terrestres de Buenos Aires, fueron presentados un motor de cuatro cilindros en línea y una caja de velocidades de cuatro marchas y retroceso. Este trabajo le valió el Diploma de Gran Premio de la Exposición. Más tarde, en 1910, viajó a Francia para hacer negocios con los hermanos Ernest y Edouard Ballot. Ballot et Cie., fundada ese año, se dedicaba a la fabricación de motores para pequeños productores de automóviles particulares y taxis. Anasagasti les comentó su intención de fabricar autos en la Argentina y éstos, entusiasmados con la idea, le entregaron varios motores de 12 y 15 HP y los moldes de madera para fundir las piezas. Meses más tarde, operarios especializados (en su mayoría procedentes de Europa) lo ayudaron a producir localmente blocks de motor, cárteres, cigüeñales, cajas de velocidades, diferenciales, suspensiones y carrocerías.

En 1911 ya se fabricaban en el país cilindros, puntas de eje y cardanes. En su taller se mejoró la lubricación del motor de los hermanos Ballot introduciéndole un sistema de lubricación forzada al cigüeñal. Además, se fabricaron bielas, cajas de velocidades, elásticos, palieres y mecanismos de dirección.
En julio de ese año Anasagasti terminó el primer prototipo que fue ensamblado con piezas importadas y con carrocería nacional. Tenía el motor francés Ballot.
La presentación oficial del auto se produjo en la carrera Rosario-Córdoba-Rosario, el 17 de septiembre. Anasagasti se inscribió con el seudónimo Samurai. A pesar de los problemas mecánicos, terminó al frente de la clasificación general.
En enero de 1912, si bien la situación económica que atravesaba el país era desfavorable, comenzaron a comercializarse los primeros Anasagasti a un precio de 6500 pesos en efectivo o mediante un plan de cuotas de 200 pesos mensuales. La primera versión estaba propulsada por el motor Ballot de 2125cc y tenía carrocería double phaeton. Luego se podía obtener con carrocería con doble o simple vidrio y landaulet. Por tener el comando de la caja de velocidades y el freno accionado manualmente del lado derecho las carrocerías contaban solamente con una puerta del lado izquierdo.

Durante 1912 tres autos fueron vendidos a Francia. Entre 1912 y 1913 Anasagasti viajó nuevamente a Europa para participar en carreras tales como la París-Madrid de 1515 km, que ganó, y la Boulogne Sur Mer a San Sebastián, donde un Anasagasti fue conducido por Brown.
En 1913, el sistema de financiación fracasó debido a la falta de pago por parte de los compradores. A esto se sumó la interrupción en las entregas de los proveedores europeos a causa de la Primera Guerra Mundial. Es así como en 1915, después de haber fabricado cerca de 50 ejemplares, la fábrica cerró sus puertas. En vano fueron las propuestas por parte de los obreros de continuar trabajando a riesgo de no cobrar sus sueldos con el fin de mantener vivo el sueño del auto argentino. Anasagasti no aceptó.
Horacio Anasagasti falleció el 8 de abril de 1932, a causa de un paro cardíaco. Sus restos se encuentran en el Cementerio de la Recoleta en Buenos Aires y en la capital se le brinda homenaje con una calle que lleva su nombre. Muchos de sus autos continuaron circulando por las calles por más de una década como taxis. Uno de ellos se encuentra en el museo de la Fuerza Aérea, en el Aeroparque Jorge Newbery. Fue donado por el propio Anasagasti a través de su presidente, el ingeniero Jorge Newbery, el 8 de septiembre de 1912 con motivo de la inauguración oficial de la Escuela de Aviación Militar. Se encuentra en muy buen estado de conservación y funcionamiento.
Otro de ellos fue recientemente restaurado y es propiedad del Club de Autos Clásicos de San Isidro. Nada se sabe acerca de los motores Janvier que equiparon esporádicamente los Anasagasti a mediados de su producción.