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Narraciones tradicionales de Chiloé: cuentos y leyendas

Narraciones tradicionales del Archipiélago de Chiloé - CHILE

Par Charles Etiénne.
Aux "chilotes", mes amis.
FRANCE.

 

DEDICATORIA:

Los cuentos y leyendas que se incluyen en esta Página constituyen un testimonio de la vigencia de estas manifestaciones culturales que pertenecen a la gente de Chiloé.

[Chacao: puerta de acceso norte de Chiloé]

 

Las doce palabras redobladas

El hombre hizo un pacto con el diablo, entonces para que sea rico, y él le dijo que le iba a dar su alma, su cuerpo y su alma; le iba a dar al diablo y que cuando esté ya muy rico y aproveche de su fortuna; entonces después de eso que lo lleve si acaso quiere, pero él ya gozó de la riqueza del diablo. Entonces le dijo "ya"; primero hicieron apuestas, y después terminó con las doce palabras redobladas. Porque fue un agricultor el que hizo esto. Entonces fue que le dijo:
-Yo te voy a dar mi cuerpo, te voy a dar mi alma, pero que yo sea rico
Pero en la riqueza que vamos a tener -dijo el diablo- mejor vamos a hacer una apuesta para empezar.
Entonces primero sembraron la papa y entonces le dijo:
-Vamos a ir en medias ¿y tú en cuál te vas?
Entonces le dijo, cuando ya estuvo listo para cosechar, entonces el diablo le dijo:
-Yo voy arriba.
El agricultor dijo:
-Yo voy abajo.
El agricultor cosechó la papa y el diablo cosechó la caña.
Entonces después sembraron el trigo. Entonces le dijo cuando ya estuvo listo para cosechar, le dijo el hombre:
¿Tú adónde vas?, ¿arriba o abajo?
El diablo, como le había ido mal ya arriba, entonces dijo:
-Ahora me voy abajo.
El diablo cosechó las raíces y el hombre cosechó el grano. Bueno, en todas va ganando.
Después sembraron los choclos. Entonces le dijo:
-¿Y tú adónde vas? -cuando estuvo todo listo.
Entonces el diablo dijo:
Yo voy arriba y abajo -porque le había ido mal ya en las dos partes.
Entonces él dijo: yo voy arriba y abajo.
El hombre quedó en la mitad; cosechó el grano y el diablo no ganó nada.
-"Ya", dijo-, pero de todas maneras te voy a llevar nomás.
Listo. Ya quedó todo listo para que ya lo lleven tal día y todo eso. Entonces le contó a su mujer; entonces la mujer dijo:
-El diablo va a venir con estas palabras, y yo le voy a contestar, y si me pierdo te lleva y si no me pierdo, ahí si no te va llevar, porque yo ya hice el pacto también con el diablo. El diablo me va a preguntar doce palabras redobladas.
Entonces el diablo llegó diciendo:
-Amigo, dígame la una.
-Amigo, no se lo diré -contestó el de adentro; una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura -dijo el que está adentro.
Entonces dijo el diablo:
-Amigo, dígame las dos.
-Amigo no se los diré: dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las tres.
-Amigo, no se los diré: tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las cuatro.
-Amigo, no se lo diré: cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las cinco.
-Amigo, no se lo diré: cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las seis.
-Seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las siete.
-Amigo, no se lo diré: siete son las siete llagas, seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las ocho.
-Amigo no se lo diré: ocho son las ocho mil vírgenes, siete son las siete llagas, seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las nueve.
-Amigo, no se lo diré: nueve son los nueve meses, ocho son las ocho mil vírgenes, siete son las siete llagas, seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las diez.
-Amigo, no se los diré: diez son los diez mandamientos, nueve son los nueve meses, ocho son las ocho mil vírgenes, siete son las siete llagas, seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Amigo, dígame las once.
-Amigo no se lo diré: las once son las once penas, diez son los diez mandamientos, nueve son los nueve meses, ocho son las ocho mil vírgenes, siete son las siete llagas, seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.
-Entonces, amigo, dígame las doce.
-Amigo, no se lo diré: los doce son los doce Apóstoles, las once son las once penas, diez son los diez mandamientos, nueve son los nueve meses, ocho son las ocho mil vírgenes, siete son las siete llagas, seis son las seis candelas, cinco son los cinco misterios, cuatro son los cuatro gozos, tres son las tres coronas, dos son las tablas de Moisés, una es una que la Virgen parió en Belén y siempre es la Virgen pura.

(Narración de la zona de Achao)

La Tortilla corredora

Erase una vez que una campesina tenía siete hijos hambrientos y la mujer se fue a comprar una harina, para hacerle una tortilla. Y compró también grasa para hacer la tortilla y así que la puso a cocer en el rescoldo para darle a su hijo hambriento, y ver cuando ya tuvo la tortilla lista para sacarlo pedía un niño, pedía un pedazo de tortilla, le decía a la mamá que la saque para que coma. Y la tortilla al oír esto, no le quedaba bien, estaba medio asustada que lo iban a comer muchos. Cuando ya estuvo la tortilla lista para sacarla cocida, la mujer buscó un cuchillo y un estropajo para fregar. Entonces, sacó la tortilla, la fregó, y salió rodando. Y salió la mujer corriendo detrás para alcanzar la tortilla y los hijos detrás corriendo. Después encontraron un gallo, y le dijo el gallo:
-Querida tortilla, no corras tan ligero, deténte un rato:
Y la tortilla le contestó, le dijo:
-No puedo, tengo que seguir rodando porque viene la mujer con sus siete hijos hambrientos, quieren pillarme y comerme.
Y de ahí siguieron rodando y los otros siguieron corriendo. Y después encuentra una gallina y le dice:
-Querida tortilla, no ruedes tan ligero, detente un rato
Y la dice la tortilla:
-No puedo, tengo que seguir rodando, porque viene la mujer con sus siete hijos hambrientos, quieren pillarme y comerme, y el gallo está tras de mí:
Y después siguieron; siguió la tortilla rodando y siguieron ellos todos detrás , a perseguirlo, a quién se come la tortilla. Y de ahí siguieron, cuando encuentra la tortilla un pato y le dice el pato:
-Querida tortilla, no ruedes tan ligero, deténte un momento.
La tortilla le dice:
-No puedo, tengo que seguir rodando porque viene la mujer con sus siete hijos hambrientos, y el gallo y la gallina, y quieren pillarme y comerme.
Y la tortilla seguía rodando nomás, y los demás siguieron detrás de ella, corriendo. Y de tanto encuentra un pavo, y el pavo le dice:
-Querida tortilla, no ruede tan ligero, deténte un ratito
Y la tortilla le contesto, le dice.
-No puedo, tengo que seguir rodando, porque viene detrás de mí la mujer con sus siete hijos hambrientos y el gallo y la gallina y el pato; quieren pillarme y comerme.
La tortilla siguió rodando y los otros siguieron corriendo detrás, persiguiéndolo. Y de tanto llegó la tortilla a orillas de un río, y la a la tortilla le fue imposible pasar el río. Y la vio un chancho, que le dice:
-Querida tortilla, deténte aquí y yo te voy a pasar en el río.
-Muy buena idea dijo la tortilla.
Entonces le dice el chancho:
-Salta sobre mi hocico y yo te voy a pasar arriba.
Y saltó la tortilla en el hocico del chancho, y el chancho se puso a nadar, mordió a la tortilla y la pasó al otro lado del río y ahí la empezó a comer.

Historia de un molinero

El molinero quedó viudo. Estaba enfermo y tenía tres hijos. Antes de morir, dijo:
-Les voy a repartir la herencia que les corresponde. Voy a dejar el molino para última hora, pero les voy a repartir la herencia de un gallo, un gato y una guadaña. Esas son las cosas que tenemos.
Entonces al mayor le dio el gallo; al segundo le dio el gato y al tercero le dio la guadaña.
Entonces, cuando ya falleció el padre, dijo el mayor:
-Bueno, estamos sin plata hermanos, voy a salir a vender mi gallo de herencia.
Anduvo por unos pueblos vendiendo el gallo. Nadie lo compraba, porque todos tenían gallo. Por fin llegó a una parte donde no se conocían los gallos. Llegó allá y dijo:
Traigo aquí un gallo, que es el reloj de los pobres, porque a las tres de la mañana los va estar despertando para que salgan, se levanten y empiecen en sus labores.
-Muy interesante, le dijeron, quédese hasta mañana. Mañana se puede ir.
Justamente, allí lo comprobarían todo, porque a las tres de la mañana va a cantar el gallo y va a seguir cantando hasta que amanezca.

Cuando ya fueron las tres de la mañana comenzó el gallo a cantar muy bonito.
-¡Qué cosa más bonita es ésta!
Y después se calmaba un rato y comenzaba a cantar como cantan los gallos.
-Me interesa el gallo. ¿Cuánto cobraría por su gallo?
Bueno, un saco de plata, pero bien lleno.
Así es que le pagaron un saco de plata por su gallo. Con su saco lleno de plata, lo puso al hombre y se fue donde sus hermanos, muy contento.
Estuvieron todos bien porque tenían plata para comprar los víveres.
Luego el segundo hermano dijo: "Voy a salir a vender mi gato, mi herencia".
Y salió con su gato. Pasó por varios pueblos, fue a las casas de campo, pero todos tenían su gato y nadie le compraba su gato, su herencia. Llegó a un lugar, estaban por sentarse a mesa y le dijeron que pasara.
-Siéntese a la mesa caballero, ya vamos a comer y a lo mejor tiene hambre.
- Sí, dijo él, he caminado mucho, y tengo harta hambre.
Ud. va a perdonar caballero, pero aquí hay una tremenda plaga de ratones que luego Ud. a ver nomás.
Pusieron la mesa y se presentó la plaga de ratones. Robaron un pedazo de pan de la mesa y venían más a buscar pan.
El dijo, "aquí está el que vence a esa clase de animales.
-¿Y qué es eso que vence a esos animales?
-Se llama gato y viene dentro de este saco.
Entonces si usted me da permiso yo suelto mi gato.
-Listo nomás caballero, es que me tienen aburrido estos villanos.
Y soltó su gato, le abrió la boca del saco, y el gato salió. Comenzó, mata y deja tirados por ahí los ratones, y los otros ratones no hallaban donde esconderse.
Esto sí que es cosa buena, vamos a vivir tranquilos. Pero usted tiene que venderme este gato.
- ¿Y cuánto es lo que desea cobrar por su gato?
- Un saco de plata nomás va a ser, pero bien repleto.
Entonces le pagaron un saco de plata por el gato, y él se fue muy alegre s su casa donde sus hermanos.
Iban pasando una buena vida con sus hermanos, cuando les empezó a faltar plata. El tercer hermano, entonces les dijo:
- Voy a salir a vender mi guadaña.
- Ojalá tengas suerte le dijeron sus hermanos.
Entonces salió con su guadaña. Llegó el tiempo, cortando pasto para la gente que estaba haciendo forraje para los animales.
Y dijo: -Yo ando con esta herramienta. Con ella un solo hombre puede cortar por diez personas en un día.
- Y si lo quieren ustedes, yo se las presto.
Pero, ¿cómo se trabaja con ella?
Y empezó a segar, dale que dale, tremendo potrero que cortó en unos momentos.
Muy entusiasmado que le dijo el caballero:
- Tiene que venderme esa herramienta.
- Esta herramienta es una guadaña, y le cuesta un saco de plata nomás.
- Eso no importa caballero, yo lo pago nomás, porque es una herramienta que nos prestará utilidad.
El joven vendió la guadaña y se llevó el saco de plata. Se fue para donde sus hermanos. Todos muy felices con la tremenda herencia. El hermano más joven se casó y todos estarán viviendo todavía con esa cantidad de plata que ganaron. Ahí se termina la historia de los tres hermanos que recibieron de herencia un gallo, un gato y una guadaña. Por ahí deben estar contentos.
(Narrado en Dalcahue)

El Pájaro de Fuego

Este era un rey que tenía tres hijos. El mayor se llamaba Pedro, el segundo Diego, y el tercero Juan. Pedro y Diego son los mayores, el menor es Juan.
Y el rey tenía un manzano que daba manzanas de oro. Y llego un ladrón y se robaba las manzanas mejores del rey. Y el rey decía:
-¿Dónde estará el ladrón que se lleva mis manzanas?
Y entonces prometió que a quien pescara al ladrón le daría la mitad de su reino. Le dijo a sus tres hijos eso mismo.
Y los dos hijos mayores dijeron:
-Nosotros vamos a salir a pescar a los ladrones, papá.
Pedro, el mayor, se quedó solo en la noche; se durmió y ni sintió cuando pasó el ladrón que se llevó otra manzana.
Entonces el segundo hijo, Diego, dijo al otro día:
-Yo voy a quedar a la orilla del manzano de oro.
Y cuando quedó a la orilla del árbol, menos sintió.
Entonces quedaron desconsolados porque no encuentran al ladrón.
Entonces dijo el menor, Juan:
-Yo lo voy a hacer esta noche, dijo Juan.
Juan se puso espinas por los costados donde él estaba sentado. Entonces cuando se ladeaba le picaba por aquí y si se ladeaba otra vez, le picaban las espinas. Así es que no pudo dormir. Agarró su honda y sus piedras. Y a las doce de la noche que llega el ladrón, llegó y corta la mejor manzana que había. Cuando Juan lo sintió, le largó la hondada y cayeron las plumas del pájaro, y ahí conocieron qué pájaro ladrón era.
Cuando ellos recogieron las plumas, el joven llegó al otro día y mostró las plumas donde su padre y sus hermanos, y dijo:
-Yo pesqué al ladrón y aquí les traigo las plumas. Este fue el pájaro de fuego que robaba las manzanas. Porque así se llamaba: pájaro de fuego.
-Bueno, dijo el padre.
-Ahora quiero que pesquen al pájaro, que lo busquen dónde está, dónde vive y que lo traigan acá. A esa hora yo le pago
Y así se fueron los dos hermanos mayores; ésos eran envidiosos, no tenían buen corazón con su hermano menor.
Cuando se fueron, al día siguiente dijo el hijo menor:
- Papá, yo también voy a correr el pájaro de fuego.
- Entonces el papá que se daba más con el hijo menor, le dijo a Juan:
- Bueno.
- Bueno papá, le dijo Juan; ahora voy a ir también yo.
-Se contentó mucho el papá que su hijo menor iba a agarrar viaje.Se fue a buscar el mejor caballo que tenía en su campo, donde él vivía, y lo arreglo. Le dio a su hijo menor, y le dijo:
-Debes partir ahora.
- Juan salió.
Cuando Juan salió de la casa, fue con el caballo. Caminó muchas leguas con el caballo. Entonces él caminó tanto que llegó a encontrar cuatro caminos, y no sabe cuál camino va a seguir. En un camino habían lamentaciones como de conversaciones, como de habladurías de gente así; en otro había un ruido que parece como de viento; en otro había como lamentaciones. Él lo fue a escuchar todo. Y cuando llegó ya no estaba su caballo, y quedó tan sentido el hombre que quedó sin nada para caminar. Entonces siguió caminando, camina y camina, hasta que él se rindió, se sentó y pensó que habría muerto su caballo. Él lo llegó a ver en pedazos a su caballo, lo mataron, y lo hicieron pedazos el caballo. Y dijo Juan:
- ¿Cómo sería que murió mi caballo? Ahora ando a pie y ¿cuánto tendré que caminar para que alcance el pájaro de fuego y no sé dónde está siquiera?
El estaba ahí sentado cuando apareció un león y el león era de los cerros, y le dijo el león:
- Yo te maté tu caballo, porque el señor me mandó que te matara el caballo; como yo te lo maté, yo voy a hacer todo lo posible con usted, usted no va a tener faltas porque yo le voy a hacer forma de buscar el pájaro.
- ¿Y a dónde va usted?, le dijo el león.
Juan le dijo al león:
- Mire, yo ando en busca del pájaro de fuego. No sé donde cuál rey está.
Y el león le dijo.
- Mire, yo sé que el pájaro de fuego está donde el rey de la noche encantada; y como te maté tu caballo, vamos a ser amigos.
Era un animal que llegó a hablar, el león; entonces él se vio muy sorprendido, como le llegó a hablar. Y el león dijo:
- Bueno, ahora te vas a montar sobre mi lomo y me vas a decir dónde quieres que yo te lleve.
Entonces él le dijo que lo lleve donde el Rey de la Noche Encantada. En un abrir y cerrar de ojos, llegó. Muy ligero, muy ligero el león y cuando llegó el rey le dijo:
- Ahora aquí estás donde el Rey de la Noche. Llega pero no toques la jaula donde está el pájaro de fuego, porque si grita el pájaro, los guardias te agarrarán.
Se fue Juan a ver dónde estaba el pájaro, y él llegó a una jaula tan bonita que dijo:
- Sin jaula no me puedo llevar el pájaro porque queda feo, me la voy a llevar.
Y fue a tocarla un poquito nomás. Y cuando tocó, sonaron las campanillas, salieron los guardias, llegaron, lo pescaron a Juan y le dijeron que por qué el llega a sacar el pájaro de fuego, y él le dijo porque lo precisaba. Entonces, el rey le dijo:
- Mira, yo no te doy el pájaro de fuego ahora; antes me vas a traer el caballo de las crines de plata, a esa hora te lo voy a dar, antes no te lo doy.
Y salió y habló con su amigo el león; entonces le dijo:
- Bueno, así me dice el rey.
Así se fueron como una flecha, apurados, se fueron y llegaron donde otro rey, cuyo nombre no me acuerdo. Y cuando llegó, miró al caballo que era bonito que hacía visión de verlo, bien arreglado con riendas, con todo. Entonces, le dijo al león:
-Este caballo tampoco puedo llevarlo sin riendas.
Fue a tocar un poco. Su amigo lo volvió a aconsejar, pero él no hizo caso, no lo oyó porque él veía bonitas las cosas. Así es que fue a tocar al caballo y también salieron los guardias, lo pescaron y tambien se enojaron porque andaba robando. Y entonces, el rey cuando llegó le dijo:
-Ahora tú me vas a traer la infanta Elena, la bella. Yo te doy entonces el caballo ensillado, pero si no la traes, no te lo doy.
Salieron. Algo retirados del rey, dijo el león:
-Ahora que nos dijeron que voy a traer otra cosa, voy a ser yo el que va ir, y usted se va a quedar en el bosque esperando. Y voy a ir a buscar a la infanta Elena; de ahí vamos a volver.
Así es que el león se fue corriendo como una flecha, bien ligero. Llegó y salieron los demás, las doncellas a pasearse por el jardín. Cuando estaba paseándose, el león fue a abrazar a la infanta y la llevó detrás de unas matas. Quedaron llorando las compañeras que un animal feo se llevó a la infanta. El león llegó donde su amigo y le dijo:
-Ya, vamos, estamos de vuelta.
Así es que ya traen a la infanta y Juan dijo:
-Tan bonita la señorita, que malo que la voy a pasara a dejar -y empezó a reclamar donde su amigo-. Quisiera llevar a ésta donde el poder de mi padre.
El león le dijo:
-Está bien, yo como soy amigo, voy a ser el que va a estar de vuelta, tú te quedas en el bosque, esperando con la doncella y yo te paso a buscar el caballo. Me revuelco donde sube la luna y me voy a transformar en una mujer, dijo el león, y yo te voy a llegar a entregar donde el rey.
Llega el león transformado en mujer va a entregar a Juan donde el rey para que le dé el caballo con todo el aparejo, bien arreglado. Le hicieron una fiesta. Juan salió y le dijo a su amigo:
-En cuanto sientas de mí, ahí me tienes, le decía él.
Cuando llegó donde estaba la doncella, dijo el león:
-Bueno, enánquense en mis lomos y vamos donde el otro rey a entregar el caballo y a pedir el pájaro de fuego.
Así es que cuando él quedó esperando, no se fue andando con el caballo. Juan se fue esperando con la señorita, esperando a su amigo y ella. Y el rey sacó un día de domingo a las señoritas a pasearse por el jardín. Y cuando llegó, el león se transformó en un animal feo que salió corriendo y se asustaron las otras. Y el león se fue donde su amigo, lo pasó a llevar y se fueron donde el otro rey, donde van a sacar el pájaro de fuego. Cuando llegó Juan dijo al rey:
-Aquí traigo el caballo para que me dé el pájaro de fuego.
-Está bien le dijo, la otra señorita quedó esperando en el bosque. Está bien.
Entonces, cuando el rey le dio el pájaro de fuego a Juan con jaula y todo, Juan salió y dijo el león:
-En cuanto sientas de mí, ahí me tienes.
Ya se va a formar el león nomás y va a ir otra vez donde el rey y va a alcanza a su amigo. Y Juan se fue interesando por todas las cosas de la doncella, del caballo y del pájaro de fuego. Así que ya está de vuelta y dijo:
-Ahora vamos de vuelta, ahora te voy a dejar hasta donde maté tu caballo, allí te voy a dejar. De ahí te vas a ir solo con tus cosas, -dijo el león. Y así lo hizo.
Y él se va rendido y cansado. Ya lo fue a dejar el león a su amigo, le dio la bendición y le dijo:
-Ahora anda solo a ti casa nomás.
Y Juan se puso dormido en la orilla de una mata con sus cosas. Esa fue la señora de él que ya la lleva y su caballo y su pájaro de fuego que dicen es muy bonito todo alumbrado.
Cuando vuelven sus hermanos; andan juntos esos, sus dos hermanos.
-Mira, dicen ellos, tanta riqueza que tiene este Juan. ¡Qué suerte tuvo! ¿Qué le hacemos ahora?
-Bueno, dijo el otro, matémoslo. No hay otra, ¡quitémosle las cosas!
Y que lo sabe el padre. Dicen que mataron a su hermano y lo hicieron pedacitos su cuerpo. Lo dejaron tirado ahí para que no viva. Y ellos pasaron a llevar el pájaro de fuego, el caballo de las crines de plata y la doncella. Y se van donde su padre. Llegaron ellos con todo eso y fueron recibidos por su padre. Y todo eso fue para ellos. Juan quedó ahí perdido.
Y el león ya supo lo que le pasó a su amigo. Vuelve otra vez donde estaba su amigo. Llega, le habla y dice:
-¡Qué más tiempo te dejé y te sobrevino una desgracia! ¡Y lo hicieron tus hermanos! Estaba hablando con el cuerpo de Juan. Pero no importa. Había unos pájaros comiendo el cuerpo, unos aguiluchos se llamaban. Y Juan les dijo:
-¡Retírense aguiluchos! Yo los voy a matar a ustedes, porque ese es mi amigo que ustedes se los están comiendo. Ahora ustedes me tienen que traer dos frascos de agua. Hállenla ustedes.
Y el león le dijo a la madre águila:
-Ustedes van a traer el agua de la vida y el agua de la muerte. Y ¡rápido, porque si no a esa hora voy a matar a los aguiluchos que se están comiendo a mi amigo Juan.
Y se fue el águila madre, voló, no tardó nada; y volvió luego con dos frascos. El león regó a Juan con el agua de la muerte y de la vida, y juntó todos los pedacitos. Después les regó el agua de la vida. Cuando regó el agua de la vida, Juan se levantó como quien estaba durmiendo. Habló gruñendo y dijo:
-¿Cuánto he dormido?
Y ahí estaba su amigo el león, y dijo el león: -Ibas a dormir -le dijo su amigo león- eternamente, si acaso no vengo, porque tus hermanos, después de hacerte pedazos tu cuerpo, de matarte, te hicieron pedazos para que no vivas más.
Él no dijo nada, y dijo el león:
-¡Móntate sobre mi lomo y te voy a dejar en las puertas de tu casa!
Y cuando él llegó de repente a su casa, caminando. La mujer gritó y se fue a abrazarlo, y dijo:
-Éste era el antiguo prometido que me fue a sacar de mi reino.
Ya empezó a avisar a su suegro, que de esta forma lo mataron. Los hermanos mayores la sentenciaron a muerte, por eso ella estaba callada.
Y dicen que de repente se alumbró todo el palacio del rey cuando llegó Juan. El caballo relinchó de contento cuando vio su amo, el rey con rabia expulsó a sus dos hijos, y dijo:
-¡Váyanse para donde quieran! ¡No los quiero ver nunca más! Y recibió a su hijo, a la infanta, al caballo de las crines de plata y al pájaro de fuego. Y seguro que estarán viviendo.
(Cuento de Lemuy, Chiloé).

 


Última actualización: el 8 de enero de 2001

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