17 de marzo

Tucupita, Venezuela, sábado 8 de febrero de 2003

Veni, vidi, whisky

Groucho Walker
Prensa Comodoro

Esta oposición solo comete errores. Y todos graves. Una persona normal yerra y acierta; algunos errores pueden ser graves, algunos aciertos pueden ser descollantes, una o dos veces en la vida, para lo bueno y para lo malo. Pero esta oposición es patética. Todo lo hace mal. Hasta el modo de caminar es un desastre.

La nómina mayor dejó en las oficinas sacos, carteras, maletines, una vitamina C efervesciendo en un vaso.

-Espérame que tumbo a Chávez un momentico y vuelvo.

Un coffee break. Los chavistas agrestes iban a desbandarse en horas, aterrorizados ante la pericia sifrina. Se creyeron aquella leyenda de los esclavistas según la cual -luego de la fiesta de cuando Monagas firmó la libertad de los esclavos- los amos sonaron las cadenas y los siervos regresaron voluntariamente. Luis Giusti declaraba en El Universal, el 24 de noviembre, una semana antes del llamado a paro el 2 de diciembre de 2002, que el país colapsaría luego de siete días de huelga petrolera.

El mal de una oposición imbécil no es solo para ella sino el daño que causa a todos y el bajo nivel del debate que inspira. Te dicen la bufonada de que hubo 4,5 millones de rúbricas en el Firmazo y uno se ve obligado a discutir como un idiota con un idiota. Los argumentos idiotas idiotizan a quien se propone refutarlos, como este del 2 de febrero de 2003 para excusar la suspensión del presunto paro: "Hay que reabrir la industria porque el plan de Chávez es acabar con ella". ¿Quién paró la industria que se paró? ¿Chávez? ¿Sigo argumentando? No, me da miedo terminar idiota yo también.

La conjura de los necios

Los globotomizados que marchan tienen la dirigencia que se merecen. Los que cacerolean a enfermos y les gritan "¡viejo canceroso, vete pa Cuba!" durante seis horas no tienen mejor estirpe moral e intelectual que Carlos Ortega. Los que caminaron cada noche -ya no- como estantiguas tocando cacerolas no se merecen nada mejor que el calambre mental de Carlos Fernández.

Ah, que hay gente que tiene mejor cerebro y lo usa contra Chávez, enhorabuena. Pero preocupa que muchos robotizados son personas cultas e inteligentes hasta que hablan de Chávez.

¿A qué se debe esto?

Al whisky 18 años. Son políticos y empresarios que van un ratico a la oficina en la mañana, tarde, firman dos memos, hacen tres llamadas y salen a mediodía para algún restaurant chic a libar güisqui 18 años, bregando el guiso, la comisión, el truquito, la veridita, la mala maña y ahora la conspiración. Vida cotidiana. Y el fin de semana en Playa Parguito o en el condominio mayamero. Ni un librito, ni una revistica. Solo leen prensa de chismes, cuando leen. Una idea conspirativa producida en medio de vapores alcohólicos solo puede ser una mamarrachada de borrachos, vainas de palos, como convocar un paro en Navidades, entregar PDVSA, retrasar los planes de Bush en Irak, arruinar su base social, etc. Y subir a Chávez en las encuestas. ¿Serán infiltrados del gobierno?

Lo otro es la instant gratification

Un pobre no puede satisfacer sus deseos al instante. Un rico solo pide por esa boquita, lo que no es malo; lo malo es que sea así solo para pocos. Los que dirigen la conspiración están acostumbrados a la gratificación instantánea. Imaginaron que tumbar un gobierno era coger un teléfono y ordenar bajo los efectos del whisky 18 años:

-Túmbame el gobierno y pásame la factura a fin de mes, como siempre, tú sabes.

Con razón Claudio Nazoa gritaba hace un año: "¡Con mi whisky no te metas!".

Salud.

Tomado de Prensa Comodoro


Regresar
Home