LA FLOR DE NOCHE BUENA
Cada Temporada Navideña, una
embajadora mexicana recorre el mundo para dar un toque de belleza y aumentar el
espíritu festivo de esta época del año: ella, la singular Flor de Noche
Buena, que se exporta en grandes cantidades cada fin de año.
Cultivada por los
aztecas mucho antes de la introducción de la cristiandad al mundo occidental,
la flor de noche buena se ha convertido en un símbolo que es apreciado en todo
el mundo para la tradicional decoración de la natividad.
Contrario a lo que
generalmente se cree, la noche buena no es una flor, es una planta y las hojas
rojas que se observan como flores no son mas que extensiones de la misma
planta.
De acuerdo con “La guía de cultivadores de noche buena”, en su forma original, la noche buena es una planta tropical que se originó en México y en Centro América, donde puede crecer como árbol hasta 3 metros de altura.
Los aztecas la
cultivaban a fin de extraer tinta para sus textiles y cosméticos y aprovechar
su savia para el tratamiento de fiebres. Para ellos, la planta, a la que
conocían como “CUETLAXOCHITL”, era un símbolo de pureza.
La noche buena era
altamente apreciada por los emperadores Netzahualcoyotl y Moctezuma, aún
cuando, por las condiciones climatológicas, no podían ser cultivadas en Tenochtitlan.
En el mundo circulan
varias leyendas que explican cómo esta planta llegó a convertirse en la Flor
de la Navidad.
Una de las más
difundidas, señalan que una pobre niña mexicana llamada Pepita iba a los
servicios religiosos de la víspera de navidad preocupada por no llevar un
regalo al Niño Dios.
Su primo Pedro le dijo que no se preocupara, porque el más humilde de los regalos dado con amor estaría bien. Tras escuchar el consejo, Pepita escogió un ramo de yerbas e ingresó a la capilla para colocarlas a los pies del pesebre del Niño Dios.
De inmediato, el ramo
de yerbas floreció en un rojo brillante y todos los que lo presenciaron
estuvieron seguros de haber visto un milagro; desde ese día, las flores rojas
comenzaron a ser conocidas como flores de noche buena.
En realidad, el
primer registro histórico del uso de la Flor de Noche Buena durante la
temporada navideña data del siglo XVII, cuando los misioneros franciscanos en
el sur de México, se fijaron en el brillante color de la planta y en su
florecimiento durante sus festividades decembrinas.
Los misioneros
empezaron a utilizarla entonces, en la fiesta del santo pesebre, una procesión
previa a la navidad; el uso de la planta como decoración navideña comenzó a
difundirse luego en todo México.
Joel Roberts
Poinsett, el primer embajador de Estados Unidos en México, es considerado como
el primero que llevó la Flor de Noche Buena a su país en 1828.
Aunque Poinsett era
médico de profesión, su verdadera pasión era la botánica y en sus recorridos
con México se tropezó con la planta.
A su regreso a Estados Unidos se llevó varias plantas consigo y las cultivó en un invernadero en su casa en Greenville, Carolina del Sur, desde donde comenzó a propagar el gusto por el cultivo de la Noche Buena al enviarla a varios jardines botánicos y a varios de sus amigos.
A partir de 1836, la flor de noche buena comenzó a ser conocida en Estados Unidos como Poincettia, en honor a su promotor Poinsett, quien fundó también el ahora reconocido Instituto Smithsonian.
La Noche Buena era
cultivada en su forma original, como árbol, a principios de este siglo, la
mayoría de las flores de noche buena
eran vendidas como flores recién cortadas.
En 1923, Paul Ecke,
un productor del sur de California desarrolló una planta más chica y con más
extensiones o ramas.
Años después, la
familia Ecke introdujo otra selección de la planta denominada “mejorada Albert
Ecke”, la cual producía una mayor cantidad de “brazos perfectos”, las hojas
rojas que se observan como flores.
El siguiente paso en la evolución de la noche buena se efectuó en 1960, cuando su cultivo pasó de los campos a los invernaderos.
En 1963, el
desarrollo de la noche buena condujo a la primera comercialización de la planta
en macetas, en vez de ser cortadas como flores.
La familia Ecke y
otros productores comenzaron a promover la noche buena y asociarla siempre con
la decoración navideña.
En la actualidad, la
Noche Buena, no es sólo considerada la Flor de la Navidad, sino que también
existe un día nacional en Estados Unidos dedicado a esta planta, que se festeja
el 12 de diciembre, para conmemorar la fecha que murió Poinsett.
SERIE: TRADICIONES NO. 2
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