Tu aliento, tus deslices, los vaivenes, el seductor aroma de tu mirada; esa sutil eurofia, suscita en mí la locura, la angustia y el llanto. Pusilánime, desconozco mi vaciedad, podría inquirir en tu ánima, hablar a lo etéreo, a lo fugaz para buscarte y olvidarte. ¿Cómo he de olvidarte? tu idoneidad para con la vida, conspicua, plausible, alegre y fulminante,es difícil saberlo así...Y yo pensando en este romance casi imposible... ¡Dime! fuente de espontaneidad, si este sortilegio será intenso e infinito porque desistiría a la vida si tu lo deseases, ya que aun así viviría de tu encanto, de tu arrullo y de tu inmenso quebranto sin importar si perdiera la sensatez y la sensibilidad de lo externo... ¿Aún me sientes? puedo sólo quererte, verte, escucharte y tocarte en la mente, adonde todos volamos alguna vez, pero tan sólo a ti. ¡Díme! si este romance es inefable inconmensurable y loable y que por ende no cesará jamás. Desearía no desearte, quisiera no quererte, y amaría no amandote, empero siempre buscamos nuestra unión, que es meramente menester al espíritu, pero inconcebible al cuerpo Renunciaste a la lascivia, al otoño, a lo efímero. Nos dijeron: son algo, pero... ¿Qué somos entonces? Quizá somos la lluvia del campo, la estirpe de un nuevo mundo somos la vida y la muerte, un mar lleno de intriga que impugna la afrenta, somos la vela que guía al barco, la llama que enciende los corazones y el ímpetu que despierta ánimos sosegados. Buscamos la vida, la armonía, encontrarnos, buscamos otorgar nuestro corazón al infinito;juego flagrante de la misma. Iremos camino a la luz, que nos incita a deliberar acerca de nuestros días, escudriñar cada día para convencernos de que vamos a lo eterno. ¿Qué he de pedirte? Quizá hoy nada, solamente decide, si existe un lugar para mí en tu corazón. Las palabras aquí no alcanzarían para aliviar un corazón sediento de gloria, de un imperioso y ardiente amor. Exacerbado, solitario, anonadado y ciertas veces nostálgico, descubro la manera de mirarte sin abrir los ojos, convencido de que todo lo que podré ver es tu figura en la nada, de tocarte y no sentirte, de deleitar tu suave y tersa piel como la brisa de la mañana y nisiquiera probarte, de percibir tu aroma a las flores fulgentes del precioso campo de primavera, sin siquiera abrir mi olfato, de escuchar cuando cantas con las hadas al unísono la oda de la naturaleza cuando el firmamento se hace presente, y cuando mis oidos cerrados amedrentan los sonidos viles y soeces sólo para escuchar algo que sea acerca de ti... Encuentro la manera de encontrarme en tu alma, consciente de que vivo de tu padecer y desdén. ¡Oh! Amada mía que tormento infinito padezco sin tu rayar de cielo... ese día, ese verano, ese siglo, ese milenio que dijiste volverías a mi lado, creo vagarán sin rumbo, porque ese momento es sólo para materia, para nosotros inexistente, no hay cavida para ello porque ni el viento, agua,tierra y fuego nos pertenecen ahora, somos algo etéreo y terreno, algo inmanente y algo temporal... Quizá pensando cuando volver a continuar la vida... que es: solamente juntos.
