Hace un año, un día como hoy por la mañana, iniciábamos el día alegres por conocer la magia de la vida por vez consecutiva, en una nueva oportunidad para resarcir esos daños, para emprender el vuelo hacia esa montaña a la que aspirábamos llegar, o maquilar otros propósitos para cumplirlos, para amar, soñar, para perdonar, para cambiar esa parte de nosotros que estaba esperando el cambio... y no sé que más... o tal vez no pasó nada, pero fue porque así lo quisimos...aunque cabe recalcar que cualquier parte del año es idónea para iniciar lo que tengamos en mente y no hay que esperar otro año para cambiar, pero he aquí una oportunidad así que iniciemos este nuevo convehemencia y recordemos que en la tarde rayada de colores cobrizos, amedrentada por la ineluctable sábana del oscuro de la noche, ahí estabamos, armoniosos, nostálgicos e inconsolables por las lisonjas lúgubres de los instantes transformados, quienes amodorrados supeditaban el tiempo, quien pertinaz por irse gritaba la huida furtiva hacia no sé dónde. Sólo sé que su rutilante paso imbuyó en nosotros pensamientos, momentos sin igual y grabó como el acero en la cera su nombre, sólo así creo vamos viviendo, más no envejeciendo...algo que aprendí es que los días no pasan sin razón... así que un nuevo ciclo y otro año más se suma, justo antes de que expire un siglo y un milenio y nosotros imaginando los días, diseñando nuestra vida y construyendo la historia...
