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Estoy en una cafetería a las afuera de la ciudad rodeada de mis amigos de siempre. Tres parejas a las que hacia tiempo que no veía.

Estamos sentados en torno a una mesa, todos juntos pero en dos grupos.

A un lado las mujeres, cuchicheando sobre trapos, cosmética y demás en vista de las próximas fiestas de fin de año…. conversación de mujeres en un sex shop.

Al otro lado, ellos, hablando de fútbol, coches y marcas de vinos… conversación de hombres.

Y yo en medio.

Nada interesante… nada ha cambiado, todo sigue igual.

Todo menos yo. Ya no soy la misma y me pregunto que hago aqui.

Miro a través del ventanal junto al cual estoy sentada. Fuera no se ve nada. Ya es de noche, llueve y hace frió.

El cristal refleja el interior de la cafetería. Me veo a mi misma reflejada y algo absurdo me viene a la cabeza.

Siento como si yo estuviera al otro lado del cristal , mirándome… mirándolos…

Ya no oigo el ruido de las voces, ni la música de fondo, ni el que hacen los camareros al servir las mesas.

Silencio.

Estoy fuera, al otro lado del espejo, en medio de esa oscuridad donde solo yo puedo ver y soy capaz se sentir.

Y lo siento a El, a mi lado. Puedo verlo aun que su cara no tiene rostro. Lo añoro y lo deseo y El lo sabe y me busca con el mismo afán con que yo lo espero.

Sabe que soy suya, que mi cuerpo y mi mente le pertenecen y que están para adorarlo y complacerlo.

Ya no siento el miedo que sentía cuando El invadía mis sueños con imagines tortuosas pero excitantes que no comprendía. El me ha enseñado a comunicarnos en el silencio y ahora solo existe entre nosotros sinceridad, complicidad, transparencia y entendimiento que nos ha permitido conocer nuestros más íntimos deseos y entregarnos a ello.

El se entrega a mi como mi Dueño y Señor Yo a El como sumisa y su esclava.

A veces pienso en como será nuestro primer encuentro, cara a cara, cuerpo a cuerpo.

Y me dejo llevar… y sueño... Me veo a cuatro patas, vestida únicamente con mi collar de perra, mirándolo ansiosamente a la espera de un solo gesto suyo para echar a correr hasta su lado para obedecerlo o simplemente sentir su tacto al ser usada. Deseando mas que nada ser su puta y zorra, humillada y a la vez excitada porque no concibo un placer mas grande que el que me proporciona mi entrega a El y sentirlo plenamente complacido con su esclava.

Y me siento feliz y orgullosa de serlo porque cada día me hace sentir más segura y valiosa con su fuerza y su dominación que sabe emplear con esa sutil delicadeza y paciencia para sacar una a una las capas que me cubren, liberándome de cadenas invisibles que ataban mis fantasías y no permitían que saliera mi propio yo. Comprar juguetes eroticos.

Es tarde, a fuera sigue lloviendo y hace frío. Me despido de mis amigos. Abrazos, besos... palabras vanas…

Estoy fuera, en la oscuridad de la noche. Me gusta recibir la lluvia en mi cara y ya no siento el frío. Me reúno con mi otra mitad conciliadas ya en el mismo ser y unidas, regreso a la paz de mi santuario feliz y satisfecha a esperarlo a El.