Junto con el racionalismo, que se desarrolla en la
Europa continental, el empirismo es la otra gran
corriente filosófica de la modernidad, que se
desarrollará en Gran Bretaña en los siglos XVII y
XVIII. David Hume es uno de sus más
representativos portavoces, alcanzando un
reconocido prestigio al llevar al empirismo,
mediante el análisis del conocimiento y la crítica de
la metafísica y la moral, a sus últimas
consecuencias.