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Hipertiroidismo

PRESENTACIÓN

Las hormonas tiroides son sustancias químicas producidas por la tiroides, una glándula en forma de mariposa ubicada en el cuello, delante de la tráquea. Cuando la glándula es sana, fabrica las cantidades exactas de dos hormonas, la T4 y T3, las cuales desempeñan importantes funciones en el cuerpo humano. Estas hormonas regulan muchos aspectos de nuestro metabolismo, afectando la cantidad de calorías que quema nuestro cuerpo, su temperatura y su peso. También desempeñan acciones concretas en la mayoría de los otros órganos, entre ellos el corazón, que late más aceleradamente y con mayor fuerza bajo su influencia.

El hipertiroidismo es una condición causada por el exceso de hormona tiroidea en los tejidos del cuerpo. A pesar de que las causas del hipertiroidismo son muchas, las mayoría de los síntomas que presentan los pacientes y las señales que detectan los médicos durante los exámenes es idéntica (vea la tabla). Debido al incremento producido en el metabolismo del cuerpo, los pacientes sienten a veces más calor de lo normal y pierden peso aunque coman más de lo habitual. (Esto no ocurre en todos los pacientes y algunos ganan peso debido al aumento en su apetito). Normalmente, los pacientes se sienten fatigados, pero a pesar de ello les resulta difícil conciliar el sueño. A veces experimentan temblores en las manos y ritmo cardíaco fuerte o irregular, denominado palpitaciones. También pueden sentirse irritables y pueden enojarse con facilidad.

En los casos severos de hipertiroidismo, los pacientes pueden sufrir falta de respiración, dolor pectoral y debilidad muscular. Otros síntomas menos comunes de esta condición médica son: vómito, picazón, insuficiencia cardíaca, ataque cardíaco, o incluso una enfermedad mental. Los síntomas del hipertiroidismo suelen presentarse de manera escalonada y continuar durante semanas o meses antes de que el paciente note que está enfermo. En las personas mayores a veces no se manifiestan estos síntomas típicos y es posible que el paciente tan sólo adelgace y entre en una depresión.

Tabla: Síntomas comunes y señales del hipertiroidismo
Síntomas
Palpitaciones
Intolerancia ante el calor
Nerviosismo
Insomnio
Falta de aliento
Aumento en la deposición intestinal
Menstruación ausente o ligera
Fatiga
Señales
Rápido ritmo cardíaco
Temblor en las manos
Pérdida de peso
Debilidad muscular
Piel húmeda y caliente
Pérdida del cabello
Mirada fija
Hinchazón de la glándula tiroidea

CLASIFICACIÓN DEL HIPERTIROIDISMO

La causa más común del hipertiroidismo es la enfermedad de Graves, así denominada en honor al médico irlandés que por primera vez describió el mal. La enfermedad de Graves afecta mucho más a las mujeres que a los hombres y también recibe el nombre de bocio tóxico difuso, puesto que toda la glándula tiroides aumenta de tamaño. Aunque se puede presentar a cualquier edad, afecta en mayor medida a las personas jóvenes. La enfermedad de Graves es una enfermedad autoinmune, condición producida por el sistema inmunológico del paciente al atacar partes de su propio cuerpo. El hipertiroidismo es causado por anticuerpos que luchan contra la glándula tiroides. La enfermedad de Graves realmente tiene tres aspectos diferentes: la actividad excesiva de la glándula tiroides (hipertiroidismo), la inflamación de los tejidos que rodean el ojo (oftalmopatía, orbitopatía) y el engrosamiento de la piel en la parte inferior de las piernas (mixedema pretibial). La enfermedad de Graves tiende a ser hereditaria por familias, aunque aun no se comprende con exactitud qué es lo que provoca su aparición.

La enfermedad de Graves no afecta de manera obvia o sólo afecta levemente el sentido de la vista de los pacientes que la sufren. Es posible que sientan cierta irritación en los ojos o que parezca que tienen la mirada fija. No obstante, una de cada 20 personas afectadas por esta enfermedad, sufre problemas oculares más serios como, por ejemplo, hinchazón de los ojos, inflamación grave, vista doble, o visión borrosa. Si estos graves problemas no se reconocen y tratan a tiempo, pueden dañar los ojos de manera permanente y llegar a causar ceguera. Los problemas de la tiroides y de la vista en las personas afectadas por la enfermedad de Graves siguen un curso paralelo. Por lo general, el problema ocular se resuelve lentamente, después de controlar el hipertiroidismo. En algunos casos, un aspecto de la enfermedad, ya sea la tiroides o los ojos, se presenta mucho antes que el otro, o incluso empeora después de haberse controlado uno de ellos.

También existen otras causas menos comunes de hipertiroidismo. Los nódulos tiroideos, que con frecuencia representan tumores benignos (no cancerosos) de la glándula, producen a veces cantidades excesivas de hormonas tiroideas. Esta condición médica se denomina bocio nodular tóxico. La inflamación de la glándula tiroides, o tiroiditis, puede ocasionar el escape de hormonas tiroideas que normalmente permanecen en la glándula. En la tiroiditis subaguda, se cree que la dolorosa inflamación de la glándula es causada por un virus, y el hipertiroidismo dura unas semanas solamente. Una forma más común e indolora de tiroiditis se manifiesta en una de cada 20 mujeres a los pocos meses de haber dado a luz. De ahí su nombre: tiroiditis postparto. Aunque el hipertiroidismo originado por la tiroiditis produce síntomas típicos, éstos sólo se manifiestan durante unas pocas semanas, hasta agotarse la hormona tiroidea almacenada en la glándula. Después de ello, las pacientes suelen restablecerse plenamente. El hipertiroidismo puede también presentarse en pacientes que toman dosis excesivas de algunas hormonas tiroideas en sus distintas formas. Representa un problema concreto en pacientes que toman hormonas tiroideas que contienen T3, la cual es normalmente producida en cantidades relativamente pequeñas por la glándula tiroides humana. Las demás formas de hipertiroidismo son aún más raras. Es muy importante que los médicos determinen qué forma de hipertiroidismo sufre el paciente, puesto que las diferentes condiciones requieren diferentes tratamientos para que tengan un resultado óptimo.

DIAGNÓSTICO

Tanto para los médicos como para los pacientes, lo más difícil del diagnóstico del hipertiroidismo es, sencillamente, descubrir tal posibilidad. Una vez considerada esta condición médica, basta uno de los muchos y precisos análisis de sangre disponibles para confirmar o descartar fácilmente el diagnóstico. Es posible medir en la sangre los niveles de las propias hormonas tiroideas, T4 y T3. Aunque existen otras condiciones y medicinas que pueden alterar los niveles de hormonas tiroides en la sangre, existen análisis especiales con los que es posible distinguir entre estos efectos y el verdadero hipertiroidismo. Suele resultar útil medir el nivel de una hormona denominada TSH (hormona estimuladora de la tiroides), secretada por la glándula pituitaria, que normalmente regula la tiroides. La glándula pituitaria controla constantemente los niveles de hormona tiroidea y, si detecta el más pequeño exceso de hormona tiroidea en la sangre, deja de producir TSH. Por lo tanto, un nivel bajo de TSH en la sangre indica con bastante certeza que un paciente padece de hipertiroidismo.

En ocasiones se administran otras pruebas para distinguir entre las diferentes causas del hipertiroidismo. Puesto que en la glándula tiroides se concentra normalmente el yodo con el fin de fabricar hormonas tiroideas, midiendo cuanto de una pequeñita dósis de iodo radioactivo o tenecio capturado por la glandula puede constituir una nanera muy útil de medir su funcionamiento. La dosis de radiación emitida en estas pruebas es muy pequeña y no produce efectos secundarios. Estas pruebas radioactivas de exploración y absorción por parte de la tiroides resultan a menudo esenciales para diagnosticar un tratamiento óptimo a seguir con los pacientes afectados por el hipertiroidismo.

TRATAMIENTO

Afortunadamente, existen tratamientos eficaces contra todos los tipos comunes de hipertiroidismo. Ciertos síntomas producidos por un exceso de hormona tiroidea, por ejemplo los temblores y las palpitaciones, se pueden mejorar inmediatamente con medicamentos denominados agentes beta-bloqueadores, como el propranolol, que resuelve estos aspectos del hipertiroidismo en cuestión de horas. Sin embargo, estas drogas no controlan todos los efectos del hipertiroidismo, ni curan la enfermedad tiroidea subyacente. Es posible que los beta-bloqueadores constituyan el único tratamiento necesario para aquellos pacientes con formas de hipertiroidismo de breve duración, tales como la tiroiditis o el exceso de medicamentos tiroideos.

Sin embargo, en pacientes con formas de hipertiroidismo prolongado, tales como la enfermedad de Graves o el bocio nodular tóxico, frecuentemente se emplean medicamentos antitiroideos. Las drogas como la metimazola o el propiltioracilo (PTU) interfieren de hecho en la labor de fabricación de hormonas de la glándula tiroides y, si se toman con la regularidad prescrita, suelen demostrar una gran eficacia en el control del hipertiroidismo en cuestión de unas semanas. No obstante lo anterior, al igual que todas las demás medicinas, los agentes anti-tiroideos pueden provocar efectos secundarios, tales como salpullido, picazón o fiebre. En algunas raras ocasiones los pacientes a quienes se administran estas medicinas desarrollan inflamación del hígado o deficiencia de células sanguíneas blancas, que son las que normalmente protegen al cuerpo contra las infecciones. Por lo tanto, los pacientes que tomen drogas antitiroideas deben dejar de tomar su medicina y llamar inmediatamente a su médico si notan un tono amarillento en la piel, tienen fiebre alta o dolores agudos de garganta.

El principal inconveniente de las drogas antitiroideas es que con frecuencia, después de dejarlas de tomar, reaparece el hipertiroidismo subyacente. Por eso se aconseja a muchos pacientes que padecen de hipertiroidismo que consideren un tratamiento que evite de manera permanente la fabricación excesiva de hormonas tiroideas por parte de la glándula tiroides. El yodo radioactivo es el tratamiento que más se recomienda en estos casos. Este tipo de yodo emite radiación, la cual produce daños en las células tiroideas. Gracias a que el yodo se concentra en las células tiroideas, la exposición del resto del cuerpo a la radiación es mínima. El yodo radioactivo puede administrarse por vía oral sin necesidad de hospitalización. Aunque la radioactividad en sí desaparece del cuerpo en unos cuantos días, sus efectos en la glándula tiroides tardan de uno a tres meses en producirse. La mayoría de los pacientes sanan con una sola dosis y, tarde o temprano, todos los pacientes responden al tratamiento a base de yodo radioactivo. El único efecto secundario común resultante de este tratamiento es que la glándula tiroides puede entrar en un estado de actividad deficiente, cuya condición médica se conoce con el nombre de hipotiroidismo. No existe evidencia médica que ligue el tratamiento del hipertiroidismo a base de yodo radioactivo con el cáncer de la glándula tiroides ni de ningún otro órgano del cuerpo, ni tampoco de que en la mujer interfiera con las posibilidades de quedar embarazada y dar a luz a un niño sano posteriormente.

La extracción quirúrgica de la glándula tiroides es otro tratamiento permanente contra los tipos persistentes de hipertiroidismo. Esta opción se recomienda con menos frecuencia hoy en día debido a que requiere hospitalización, anestesia, produce un malestar temporal, y deja una cicatriz en el cuello. Además, existe el riesgo leve de que ocurra una lesión en las estructuras del cuello cercanas a la glándula tiroides. Al igual que con el tratamiento a base de yodo radioactivo, la intervención quirúrgica produce con frecuencia hipotiroidismo. La aparición de esta condición médica como consecuencia del tratamiento contra una glándula tiroides demasiado activa es fácil de diagnosticar y de tratar con eficacia a base de levotiroxina. Esta sustancia repone por completo la deficiencia de hormonas tiroideas y, tomada en la dosis correcta, se puede seguir administrando durante el resto de la vida del paciente sin temor a efectos secundarios ni complicaciones.