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Cada persona tiene un Ángel Custodio, o de la Guarda, desde que nace, sea o no creyente. Ese ángel se dedica por completo al hombre que tiene a su cargo:

  • Lo protege del mal (tentaciones).
  • Lo acompaña en la vida diaria.
  • Lo sirve, si el hombre a su cargo cree en él y se lo pide.
  • Lo guía a través de "divinas inspiraciones" y de la conciencia.
  • Lo consuela en sus penas.

    Y todo esto... sin interrupción.
Su naturaleza espiritual implica muchos poderes y supone mucha perfección en comparación con nosotros, pero:

  • no conocen los secretos de Dios (Juicio Final, etc.).
  • no pueden saber qué pensamos (sólo Dios puede), a no ser que se lo permitamos.
  • no conocen el futuro.

    Eso sí, como son tan inteligentes y poderosos, viéndonos y oyéndonos pueden hacerse una idea bastante acertada de lo que tramamos y de lo que nos espera. Deducen cosas igual que nosotros, pero en un nivel mucho más elevado.

Hay que imaginarse que el Ángel de la Guarda es nuestro mejor amigo... Quizás esto es imposible de pensar para alguien que por ignorancia o incredulidad se olvidó que él existe, sin embargo, esa relación de amistad tan cotidiana y normal que tenemos con nuestros amigos, ese mismo cariño y compromiso lo siente nuestro ángel por nosotros.

Cada vez que nos sentimos solos y desgraciados, nos olvidamos de que ahi al lado está nuestro angel sufriendo por nuestro dolor. Ellos son incondicionales y fieles, y esperan constantemente que les pidamos ayuda, que contemos con ellos, que sintamos su compañía.

Qué triste es cuando alguien a quien queremos y nos dedicamos, nos desprecia o no nos toma en cuenta. Para nuestro ángel es lo mismo: que no nos interesemos en él, que no lo conozcamos, que no creamos en su fiel disposición es algo que lo apena mucho... y quizás cuánto tiempo ha sido así.

Muchas veces decimos: "¡Qué suerte!", por algo que nos pasa... tal vez cuántas veces nos ha ayudado sin que nos demos cuenta (y sin que le demos las gracias).

Hay que tratarlo, entonces, como a un mejor amigo, pero también debemos venerarlo porque siempre está con nosotros y al mismo tiempo está viendo a Dios. Jesús dijo: "Tengan cuidado de despreciar a alguno de estos pequeños, pues les digo que sus ángeles en el Cielo, contemplan sin cesar la cara de mi Padre que está en los Cielos", (Mateo 18, 10).

Aunque los Ángeles Custodios son los más "chicos" de la Jerarquía Angelical, tienen mucho poder y sabiduría, y dentro de sus capacidades está la de tomar forma física (persona, animal, viento, etc.) si es necesario para ayudarnos. Pero aunque tenga toda la disposición para hacerlo, no nos puede ayudar 100% si no se lo pedimos o si se lo pedimos sin FE (sin creer). O sea, si no creemos es como tenerlos atados de manos y no pueden realizarse en su vida de acompañarnos y guiarnos... el sentido de su vida.

Nuestro Ángel de la Guarda nos acompaña desde que nacemos hasta que morimos. Si nos vamos al Cielo, si nos salvamos, nuestro ángel nos acompañará por toda la eternidad, gozando la Felicidad Eterna junto a nosotros... ¡más fiel imposible!.

Los ángeles de personas que se condenan son agregados por el Señor a los "Servidores Especiales de la Reina de los Cielos", donde se dedican a cantar y alabar la justicia infinita de Dios.

En ambos casos, salvación o perdición, nuestros ángeles tienen la misión de atestiguar ante Dios nuestros actos, cuando llegue el momento de ser juzgados. Por lo tanto, depende de cada persona que sea una tarea fácil o difícil, porque si nos condenamos nuestro ángel aparte de atestiguar con mucha pena en contra nuestra, se separará eternamente de nosotros.


Lectura Recomendada:
"Angeles, amigos del alma", Víctor Sueiro

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