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Revista de Domingo


| La telenovela o el chisme elevado a categoría de arte dramático | Análisis Económico de la Congestión y Contaminación Vehicular en Oruro | El 6 de Octubre Orureño | El neorracismo y la globalización | Hilbo: 53 años hilando a favor del desarrollo industrial orureño | Los tranvías de Oruro, el transporte de otros tiempos | 


La telenovela o el chisme elevado 

a categoría de arte dramático

ñ

Por: Julio García Espinosa (*)

-Señora, usted no se da cuenta de que lo que está viendo no tiene nada que ver con la realidad, que esos personajes no existen, que esos diálogos no son auténticos, usted no se da cuenta de que esa historia es falsa.

-¿Y usted no se da cuenta de que eso es una película?

No me canso de contar esta anécdota cada vez que se me plantea la relación entre arte y realidad. Me ocurrió hace ya algunos años mientras veía cómo un ama de casa disfrutaba un culebrón mexicano. La mencionó siempre porque fue en ese momento que cambió toda mi posición frente al cine.

Otro día, al calor de la telenovela de turno, esta vez de nacionalidad brasileña, fui 

En el cine todos 

hablan de los actores

testigo, mientras almorzábamos, del siguiente diálogo entre mi suegra y su nieta de apenas unos siete años:

-Abuela, tú eres la mejor cocinera del mundo.

-La mejor cocinera del mundo es Raquel.

-Pero, abuela, Raquel es de mentira y tú eres de verdad.

(Raquel, desde luego, no era otro que uno de los personajes de la novela en cuestión).

La misma relación que se establece entre argumento y realidad, se mantiene entre personajes y actores, aunque en la televisión se habla más de los personajes que de los actores. Pero en el cine nadie habla de los personajes, todo el mundo habla de los actores.

Por ejemplo, del filme Viva Zapata nadie habla de Zapata, todo el mundo habla de lo bien o lo mal que estuvo Marlon Brando. En el cine, mientras los personajes intentan ser más realistas, más habla la gente de los actores. Nadie se engaña. El público sabe que no está viendo a Zapata sino a Marlon Brando. Sólo cuando el personaje es totalmente ficticio desaparece la contradicción. Es el caso de Chaplin. Y de todos los comediantes.

Pudiéramos decir que, desde este punto de vista, la comedia es más sincera, hace menos trampas.

En cambio, en la televisión, se habla más de los personajes.

Parece que la pantalla pequeña hace más familiar a los personajes.

Tal vez el distanciamiento que crea la pantalla grande se vuelve empatía en la chica. De todos modos, al igual que la nieta de mi suegra, todo el mundo sabe que son de mentira. ¿Dónde es entonces engañado un espectador que no se deja engañar?

En realidad, en las telenovelas el espectador no es engañado.

Ocurre algo peor: es burlado. La telenovela no dice mentiras, sólo dice, sin transgredirlas, las cuatro verdades en que todo espectador sustenta su vida, su identidad, su propia estabilidad, la confianza en sí mismo.

Todo el suspenso que la telenovela genera, al igual que cualquier drama barato, descansa precisamente en que tales verdades aparentan ser transgredidas; así como todo el placer radica en que finalmente esas verdades son rescatadas. Es su deshonestidad fundamental, como lo es también la de provocar el suspenso de manera oportunista.

¿Qué tiene de malo devolverle al espectados sus cuatro verdades, es decir, sus principios, sus propios valores morales? Precisamente el placer que experimenta el telespectador no está solo en el hecho de que los buenos ganen, sino en que quien gana es él, quien triunfa siempre es su arcaica concepción de la vida. La burla consiste en que, creyéndose triunfador, pierde la posibilidad de ver más allá de su limitado horizonte.

La reacción de un típico telespectador frente a una telenovela que ha ganado su atención, será: "Así mismo es la vida"; y nunca: Así mismo es la vida pero yo no me había dado cuenta". Una marcada diferencia entre el culebrón y una buena novela es que el placer del primero está en la no sorpresa, es decir, en saber de antemano, en tanto que espectador, lo que deberá ocurrir; mientras que en las novelas de mayor empeño, el placer consiste justamente en la sorpresa profunda, en la transgresión verdadera de lo que se supone que debe ocurrir.

Así, podemos volver a leer una nueva novela y siempre encontraremos en ella sorpresas, algo que no deja de enriquecernos; mientras que repetir un culebrón es repetir el placer de la propia, pero congelada complacencia.

Otro gran placer que proporcionan las telenovelas, a diferencia de las grandes obras dramáticas, es que impiden toda imparcialidad con uno mismo. El telespectador se siente Dios, se siente juez y no parte, ante el universo de situaciones y personajes que desfilan ante él. Sabe muy bien el destino que tendrá cada uno.

A todos los comprende, incluyendo a los personajes negativos. Pero nunca se sentirá individualmente aludido. Una prostituta se conmoverá con la misma falta de sentimiento de culpa que la más inmaculada ama de casa. El desfasaje entre los valores individuales y sociales hará posible que un público heterogéneo en la realidad se vuelva homogéneo ante el culebrón.

La telenovela, reduciendo la moral a su ámbito más epidérmico y doméstico, hará disfrutar por igual a hampones y a niños bien, a hijas descarriadas y a madres sacrificadas, e incluso a los liberales tanto como a los conservadores. La gran distacción para todos consiste en disfrutar de una pausa dentro de la lucha cotidiana, fortaleciendo sus ideas más comunes y recalcitrantes.

Se suele hablar del niño que todo hombre lleva dentro. Con más razón se debía hablar del hombre que todo niño lleva desde que nació.

Cuando en un viejo afloran actitudes ingenuas e inocentes, nos impregnamos enseguida de una gran ternura, creyéndolo cercano a la supuesta pureza de los niños. Un bello ideal para todos es prolongar y no matar nunca al niño que fuimos.

Así, por una razón misteriosa no asumimos nunca que lo contrario es física y síquicamente más consecuente. En efecto, a nadie se le ocurre decir: El viejo que todo niño lleva dentro". Aceptar semejante idea es como si aceptáramos llenar al niño de tempranas impurezas.

Sin embargo, dado que, desde que nace el niño se desarrolla para llegar a ser viejo, en él existen ya tantas huellas de su futuro, como tantas pueden existir en el viejo de su pasado.

Pudiera afirmarse que el éxito universal de la telenovela es que gusta a todos por igual, pero en forma diferente. A los niños, porque el juego ficción-realidad les provoca el placer de creerse un poco adultos; a los adultos, porque al fortalecerles el lugar común de sus conocimientos, les crea la peregrina idea de sentirse seguros de sí mismos, en un mundo que apenas promueve la seguridad de nadie. Hay algo más. La telenovela descansa su poder, en gran medida, en la fuerza seductora del chisme callejero. Y ya se sabe que el chisme nos gusta a todos. Y si no nos gusta -como dice el refrán popular- nos entretiene.

La telenovela aprovecha la legítima curiosidad humana, para aderezar los entuertos de sus personajes. No es arbitrario que, con frecuencia, los personajes negativos resulten más atractivos que los positivos. Estos personajes son, casi siempre, menos esquemáticos. Al menos, en gestos y vocabulario. Y cuando son tan monolíticos como los buenos, tienen, al menos, el atractivo de quienes transgreden nuestras convicciones, de quienes hacen posible las expectativas, aunque siempre con la certeza de que seremos nosotros los triunfadores.

Por otra parte, el personaje del malo es como la persona de la cual se habla mal. La intriga se nos antoja como un gran chisme que nos cuentan. La historia de la trama acaba por tener el encanto de parecer contada más por un chismoso que por un historiador. La argucia del escritor se concentrará en hacer de la historia que nos cuenta un chisme de nuestra propia vida cotidiana hábilmente dramatizado.

Con todo, la telenovela se anota un tanto a su favor. En un mundo de sentimientos cada vez más asépticos, rescata con su gran audiencia universal, sin complejo alguno, la posibilidad de volvernos a emocionar.

En un principio fueron las operas financiadas, como se sabe, por las grandes firmas jaboneras, ya que estaban destinadas inicialmente a las amas de casa. Es decir, la telenovela nos viene de los Estados Unidos, aunque el melodrama data de la Europa del siglo pasado.

No es un producto que hemos creado los latinoamericanos, como se suele creer. Lo que ocurre es que los latinoamericanos -en estos momentos los brasileños, en particular- nos hemos convertidos en los paladines más aventajados del culebrón.

Los europeos, a pesar de su rica herencia y de sus muchos deseos, no logran hacernos llorar. Tal vez se deba al terror que tienen de hacer el ridículo. Sin embargo, por estos lugares del Nuevo Mundo, eso no constituye ningún problema. Al contrario. Tener, como tenemos, una total ausencia del sentido del ridículo, tiene sus ventajas y hasta, en ocasiones, nos hace ser más osados.

Es posible que la telenovela sea un producto de esa especie de osadía, de esa falta de conciencia frente al ridículo. Lo cierto es que el éxito comercial que, a escala universal, no logramos con nuestras películas melodramáticas, lo estamos logrando con las telenovelas en las televisoras del mundo.

¿Una señal de los nuevos tiempos? ¿Señal que vuelve cada vez más

románticas nuestras aspiraciones de un cine pensado y realizado sólo para las salas de cine? No se trata de que el melodrama pueda gustar en tanto que material domesticado, sino en que lo ha logrado utilizando la televisión en lugar de las salas de cine. Mientras tanto, en los Estados Unidos, las soap operas le han ido abriendo espacio a otras modalidades de la emoción.

Los reality show, o la realidad directa estructurada como espectáculo, es el nuevo furor en los Estados Unidos. Los buscadores de emociones fáciles han encontrado una nueva receta con resultados fulminantes. Como es natural, ya surgen los imitadores en Europa y por todas partes. Se trata de mostrar personajes reales y auténticos sucesos y articularlos, con la participación del telespectador, bajo las leyes del espectáculo. Sus temas parten de una cantera tan amplia como inagotable.

Los casos pueden ir desde la hija que perdió a sus padres y, al fin, gracias al programa, vuelve a encontrarlos, hasta la pesquisa realizada, siempre en compañía del televidente, donde al final descubrimos al maleante.

Los argumentos pueden ser tan variados como necesarios. Desde el sida hasta cualquier discriminación racial o sexual. La opción, en verdad, resulta estimulante, y lo pudiera ser más si no se autolimitaran en sus propias intenciones, si no excluyeran todo tipo de reflexión al respecto.

La manipulación comercial, el afán de lograr grandes audiencias a cualquier precio, constriñen lastimosamente las potencialidades de la idea. De todas maneras, es una idea que habrá que seguir. El esfuerzo tradicional de la dramaturgia por tratar de hacernos ver que la ficción era realidad, no tiene por qué ser igualmente improductivo, al tratar, ahora, de hacernos ver la realidad con los recursos propios de la ficción.

Darle a la realidad lo que es de la realidad y a la ficción lo que es de la ficción, o mezclarlos sin ambiciones espurias, puede abrirle nuevas posibilidades a la autonomía del telespectador, a su espíritu crítico, a ir quebrando su inmovilismo habitual y estimularlo con nuevas y progresivas perspectivas de cambio. En una dirección similar ha ido la información y su tratamiento de hacer de la realidad un gran espectáculo.

También en los últimos tiempos ha sido más espectacular la información que el más espectacular de los espectáculos. Todavía persisten en nuestra memoria la espectacularidad de la Guerra del Golfo, la caída del muro de Berlín, las recientes crisis financieras.

El asombro no nos lo provocaba sólo la dimensión de los acontecimientos, sino el poder estarlos viendo en vivo y en directo, aunque después supiéramos que algunos de ellos ni siquiera nos los mostraron tal y como en realidad sucedieron.

Ahora bien, lo importante no es sólo el fraude que puedan cometer tales informaciones, sino la búsqueda de la emoción que no falla nunca. Generar un espíritu analítico, falta siempre. Buscar la emoción a cualquier precio, equivale a impedir la razón a cualquier precio. Este nivel de emotividad es, además, objeto de la más sofisticada parcialidad.

Por eso el maniqueísmo que podemos disculpar en las telenovelas, dado su aliento doméstico, es justamente rechazado en telediarios que se asumen como voceros de los grandes problemas de la humanidad. De ahí que la emoción en las telenovelas, sin máscaras y sin otras pretensiones, pueda resultar agua bendita para nuestras desvalidas y cada vez más atribuladas almas. Ese es el mérito que más le agradecemos.

A una telenovela se le exige, y con razón, que nos emocione. Sus armas no son precisamente las de la reflexión y, desde luego, ni siquiera la de buscar el equilibrio entre emoción y reflexión, como parece ser el patrimonio de las grandes obras. Pero sucede que, en estos tiempos, es la telenovela lo que mas nos garantiza la emoción.

Y esto resulta de extrema importancia.

Hoy en día se ha vuelto de buen tono contener nuestras emociones.

Llorar no es propio de estos tiempos modernos. Desde niños nos prohiben llorar, nos enseñan que llorar no es cosa de hombres. Nos han convencido de que reprimir nuestros sentimientos es síntoma de buena educación, majestuosa señal de toda persona civilizada.

Es posible que el uso y abuso que ha hecho el fascismo de la emoción nos haya llevado al otro extremo. Y así tenemos que la emoción y, en particular, el llanto, han retrocedido en nuestra época.

Y si la represión de los sentimientos va en contra de la naturaleza humana, liberarlos, si se quiere de manera hasta impudorosa como lo hace la telenovela, no puede dejar de resultar gratificante. No importa si llorar es o no un placer, lo importante es que no inhibamos nuestros propios sentimientos. Que la telenovela, de forma tan eficaz nos procure esa posibilidad es algo que nos ayuda a olvidar todos sus pecados.

El cubano Félix B. Caignet, inolvidable autor de El derecho de nacer, primera radionovela latinoamericana que le dio la vuelta al mundo, me confesó en cierta ocasión: "He hecho mis investigaciones por los barrios populares y he llegado a la siguiente conclusión: los oyentes no lloran por mis novelas; yo sólo les doy un pretexto".

(*)El autor es un destacado cineasta cubano. Fundador del Instituto del Arte e Industria Cinematográficos de Cuba (ICAIC) y actual director de la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de loa Baños. Colaborador de Prensa Latina. E-mail: cultura@prensa-latina.cu

 

Análisis Económico de la Congestión 

y Contaminación Vehicular en Oruro

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Por: Alvaro F. Tapia Flores (*)

 

Hoy quisiera compartir con mis lectores otra lección que nos enseña la ciencia económica. La lección es que cuando los precios no reflejan el verdadero costo de un bien o servicio, el Estado debe regular el mercado para evitar que el interés particular de pequeños gremios se anteponga al bienestar de toda la comunidad.

Empezaré el análisis formulándole 

El caótico tráfico orureño

a usted la siguiente interrogante. ¿Por qué el servicio de taxi -por ejemplo- tiene el precio de Bs. 2,50?.......... Por dos razones. Primero, porque usted en su condición de usuario del servicio está dispuesto a pagar ese monto debido a la conveniencia de llegar a tiempo, de evitar la fatiga de ir caminando largas distancias o -en última instancia- de librarse de la molestia de conducir y ¡estacionar! su propio vehículo en las congestionadas calles del centro urbano de nuestra ciudad. Segundo, porque el taxista también está dispuesto a proveer el servicio a esa tarifa, habida cuenta que los Bs. 2,50 cubre los costos privados de producción del servicio que comprende combustible, lubricantes, neumáticos, otros insumos y...... ¡la ganancia respectiva!

Sin embargo, cuando usted y el taxista convinieron de manera libre y recíproca en que los Bs. 2,50 era una tarifa adecuada, para nada consideraron que el resto de cientos de automovilistas verían su tráfico entorpecido por la circulación adicional del automóvil que abordó. Y que los peatones verían su respiración deteriorada por la inhalación de más emisiones de partículas de plomo, dióxido de azufre y monóxido de carbono......y su capacidad auditiva y sistema nervioso dañado por la irritabilidad y estrés generado por el incremento de ruidos y bocinazos.

En la jerga económica, la congestión y contaminación atmosférica y acústica se denominan externalidades negativas. Término que utilizan los economistas para describir los perjuicios indirectos (costos sociales) que recaen sobre terceros como consecuencia de la producción de un bien o servicio. En el ejemplo, el empresario propietario del taxi no considera en el cálculo de sus costos privados del servicio, los costos sociales que genera su vehículo y que recaen sobre toda la comunidad. Siguiendo con el ejemplo del taxi, a continuación extenderé el análisis al sector del autotransporte público urbano de nuestra ciudad, que dicho de paso, se constituye en el gremio que no termina de asimilar la necesidad de ejecutar el Plan de Ordenamiento del Tráfico Vehicular.

EQUILIBRIO DE MERCADO

El Gráfico adjunto muestra la curva de demanda por servicio de autotransporte público DO, que refleja la utilidad que obtenemos -los usuarios- por el uso del servicio. Obsérvese que la curva de demanda DO tiende a ser inelástica debido a que en Oruro no existen otros tipos de locomoción sustitutos del autotransporte. La curva de oferta SO representa el costo privado del servicio de autotransporte urbano que es asumido por los empresarios del gremio.

En un contexto de ausencia de intervención del Estado, es decir, sin ninguna medida de política sobre el problema de la congestión y/o contaminación, el mercado determina el equilibrio en el punto EM. Este punto refleja la situación caótica de congestión vehicular que soporta actualmente la ciudadanía orureña y que se caracteriza por la circulación desordenada de una cantidad excesiva de vehículos al día (QM) por el centro urbano de la ciudad.

En efecto, el parque automotor en Oruro llega a aproximadamente 15.000 vehículos que realizan más de 100.000 viajes al día. Según un estudio, el transporte público urbano en Oruro presenta una desproporción entre el número de vehículos y la cantidad de pasajeros que demanda dicho servicio. Solo el 50% del tiempo de servicio, los vehículos de transporte público realizan sus viajes a plena capacidad de pasajeros. A ello se añade la proliferación irracional de ramales, líneas y rutas que caracterizan la actual situación del autotransporte urbano.

Obsérvese en el Gráfico que el mercado permite la circulación de esa cantidad excesiva de automóviles debido a que el costo de circulación (peaje) PM es prácticamente igual a cero. Esta situación se explica en la ley de la demanda que predice que "cuanto menor es el precio de un bien o servicio, mayor es la cantidad demandada y viceversa". Es decir, mientras el sector del autotransporte urbano no asuma el verdadero costo de circulación por el centro urbano de nuestra ciudad, el mercado inducirá al mal uso de un bien público escaso representado por la infraestructura vial.

Considerando las implicaciones que conlleva la situación de equilibrio de mercado EM surge la siguiente interrogante ¿qué cantidad de vehículos en circulación es permisible desde el punto de vista de la sociedad en su conjunto?

EQUILIBRIO SOCIAL

Como se dijo en el ejemplo del taxista, la congestión y/o contaminación vehicular representa un costo adicional para la sociedad. Es decir, por cada vehículo adicional de transporte público, el costo social es igual al costo privado de producción del servicio más el costo de la congestión (contaminación). Debido a este hecho la curva de oferta social S1 (costo social) es mayor que la curva de oferta privada SO (costo privado).

En consecuencia, desde el punto de vista de la sociedad, la nueva situación de equilibrio está dada por el punto ES, donde se intersectan la curva de demanda DO y oferta social S1. Esta nueva situación de equilibrio determina la cantidad óptima de circulación de vehículos al día, QS y, por tanto, el nivel socialmente permisible de congestión (contaminación) vehicular. Obsérvese que QS es significativamente menor a la que asigna el mercado, QM.

Comparando ambos puntos de equilibrio se advierte que el valor medido por el área QsEsAQM -debajo de la curva de oferta social S1- representa el costo social que implica la provisión del servicio de autotransporte público. En cambio, el valor medido por el área QSESEMQM -debajo de la curva de demanda DO- representa la utilidad (satisfacción) que obtiene la sociedad por el uso del servicio de autotransporte. Efectuando la diferencia entre ambas áreas se observa que los costos son mayores a los beneficios en una magnitud igual al triángulo ESAEM. Esta área representa el costo neto de la congestión (contaminación) vehicular, que paradójicamente, recaería en mayor proporción sobre el agente generador de la congestión vehicular. Es decir, los conductores de los vehículos de servicio público, además de incurrir en gastos en salud curativa (debido a la inhalación de gases tóxicos y estrés), también cargan con otros costos adicionales producto del i) mayor tiempo de viaje por recorrido que se traduce en menores ingresos al día, ii) mayor consumo de combustible debido a la menor velocidad de circulación en el área urbana central congestionada y, iii) mayor desgaste de sus automotores.

POSIBLES SOLUCIONES

En vista que la "mano invisible" del mercado, operando libremente, conduce a un nivel de congestión (contaminación) vehicular no deseable desde el punto de vista social, la autoridad económica tiene el deber y responsabilidad de determinar la cantidad óptima de vehículos que minimizan dicho costo social.

¿Cuál es el instrumento que permitiría llegar del punto EM al ES?, o mejor dicho, ¿mediante qué política pública es posible alcanzar el nivel permisible de congestión y/o contaminación vehicular?

PRIMERA OPCION: LA REGULACION

El Estado puede resolver el problema de la congestión vehicular aplicando una política de regulación del mercado. En efecto, las autoridades encargadas de planificar el tráfico vehicular y resguardar la salud de la población, pueden adoptar un conjunto de medidas cuyo principal objetivo consistiría en regular racionalmente el uso excesivo de un bien público escaso, representado por las calles, avenidas y otras vías de nuestra ciudad.

Sin embargo, el éxito de la política de regulación radica en la aplicación integral y sistemática de medidas que aborden el problema tanto del lado de la demanda como de la oferta. Esto implica que para resolver el problema de la congestión (contaminación) no basta con la simple aplicación de normas y reglas que exigen o prohíben determinadas conductas como es el caso de la restricción vehicular, por ejemplo. Sino que además se requiere la implementación de políticas de oferta orientadas a mejorar e incrementar la infraestructura vial existente mediante la apertura de nuevas vías de circulación, ampliación de calles y avenidas, instalación de modernos sistemas de señalización, construcción de parqueos públicos, pero principalmente, la provisión de sistemas alternativos de transporte público.

Para resolver el problema de la contaminación vehicular, las autoridades encargadas de proteger el medio ambiente pueden adoptar una política preventiva que establezca los niveles permisibles de contaminación para los distintos tipos de vehículos de nuestra ciudad. El seguimiento y control de esta medida puede cómodamente llevarse a cabo durante las inspecciones técnicas del parque automotor que realiza el Organismo Operativo de Tránsito.

SEGUNDA OPCION: IMPUESTOS CORRECTORES

Otra posibilidad es adoptar medidas basadas en el mercado que consisten en otorgar incentivos (desincentivos) a los agentes económicos. En concreto, para minimizar el problema de la congestión vehicular, el Estado puede aplicar un impuesto bajo la modalidad de peajes a los vehículos que deseen ingresar al centro urbano de la ciudad. En este caso el peaje actúa como un mecanismo de precios que regula la demanda ante la oferta "rígida" de infraestructura vial.

Asimismo, para enfrentar el problema de contaminación vehicular puede establecerse un gravamen escalonado a los vehículos que producen sustancias contaminantes, de manera que, a mayor contaminación, mayor alícuota pagada. En este caso, el gravamen otorga incentivos a los propietarios de los vehículos para adoptar tecnologías más limpias -o simplemente para realizar el mantenimiento periódico de los sistemas de combustión de sus automotores) ya que permitiría pagar menores tributos y, en consecuencia, minimizar la contaminación.

TERCERA OPCION: SUBSIDIOS A CONVERTIDORES CATALITICOS

Una tercera alternativa también demanda la participación activa del Estado. En efecto, con el fin de corregir la falla del mercado (contaminación vehicular), el Estado puede proporcionar subsidios por única vez a aquellos vehículos que adopten equipos y/o sistemas de combustión -convertidores catalíticos- que reducen significativamente la emisión de partículas contaminantes.

Sin embargo, a fin de que esta medida de política alcance la eficacia deseada, se requerirá la promoción de inversiones orientadas a la reconversión total de la matriz energética que actualmente utiliza el parque automotor de nuestro país. Ello permitiría la sustitución de la gasolina, diesel, fuel oil y otros carburantes con alto poder contaminante por otros energéticos más limpios tales como el gas natural comprimido. ¡Gracias a Dios! Bolivia cuenta con más de 50 trillones de pies cúbicos de reservas de gas natural que posibilitarían -en el mediano plazo- hacer realidad ésta modesta propuesta.

 

(*) Es Magíster en Políticas Públicas, profesor de la Universidad Católica Boliviana y analista de UDAPE

 

  El 6 de Octubre Orureño

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Por: Dr. Alfonso Gamarra Durana (*)

Los hacendados de Oruro se habían venido a menos, y no podían explicarse la merma progresiva en sus negocios. La adquisición de productos comestibles del valle disminuía. Los terratenientes ya no confiaban en las garantías que daban los mineros pues el pago de sus deudas se retrasaba ostensiblemente. Desde la sublevación de los 

En Oruro también se prendió 

la llama de la libertad

habitantes de Oruro en 1781, las rentas descendían sistemáticamente como si la Corona al no recibir los impuestos acostumbrados hubiera cerrado el ingreso de los intereses económicos; sin embargo, los aportes que llegaban de provincias aledañas iban aumentando el valor de las Cajas Reales que guardaban los tesoros de meses anteriores. A éstas se dirigían las fanfarronadas y la codicia de los caudillos indios de las provincias también descuidadas, los que consideraban que la proeza mayor era el ataque a las villas y caseríos donde radicaban los blancos, desde que Túpac Amaru había demostrado el uso efectivo de las tácticas guerreras.

El Cabildo orureño, sufriendo sus propias intrigas, era un compendio de irresoluciones, y no contando con fuerzas suficientes para defender las regias propiedades pidió a Nieto, Presidente de la Audiencia de Charcas, el envío de tropas regulares. Debía primar la defensa del tesoro real, que era el elemento primordial de la actividad española en estas comarcas. No sólo era la vida orureña, sino de muchos asentamientos en la extensa provincia de Paria que se sentían amenazadas por la ojeriza nativa.

El gobernador de Cochabamba José González Prada fue el encargado de responder a la villa de Oruro enviando en agosto de 1810 doscientos soldados de caballería y cien de infantería fuertemente armados y bajo las órdenes del coronel Francisco del Rivero y sus lugartenientes Esteban Arze y Melchor Guzmán Quitón, que devolvieron la tranquilidad a los pobladores pues provocaron el alejamiento de los cabecillas indígenas. Los sospechosos Titichoca y Jiménez Mancocápac huyeron con rumbo desconocido, porque se había puesto precio a sus cabezas, lo que facilitó la labor de los oficiales recién llegados para cobrar los tributos para la realeza.

El Alto Perú en general ya conocía la disposición de los elementos patriotas que adquirieron los ideales provenientes de las provincias del norte de Sudamérica y de las Provincias del Río de la Plata de seguir en el cinturón de los españoles pero abonando la espectativa de rebelarse contra las autoridades apenas las oportunidades y las comunidades de bienes les permitieran. Se aprobaban las órdenes reales mientras no modificaban la cierta liberalidad que habían ganado los regionales. Se seguiría vivando al rey, para que, apenas surgiese un resquicio, se formaran juntas locales del tipo y estatutos de la Junta de Sevilla, refractaria por derecho propio a las decisiones arbitrarias llegadas de Napoleón, que mantenía preso al rey Fernando VII.

Probablemente esos tres personajes en Oruro llevaban oídas aquellas postulaciones. Los misterios en la historia del mundo quedan puestos entre paréntesis al juzgarse la naturaleza humana, y aquellos días fueron los escogidos porque aparecían entonces las inquietantes preguntas siguientes. Si cuando estuvo el Tcnl. Rivero hospedado en Oruro ya estaba confabulado con los patriotas locales, o fue en estos días que cedió sus grados y méritos en los ejércitos ibéricos a fin de convenir planes para hacer vencer el símbolo de la libertad en su tierra. ¿En Oruro lo estimularon para que diera el gran paso patriótico? ¿Uno de sus lugartenientes le animó a ello? ¿O es simplemente que intervino el destino, y, como siempre, las circunstancias hicieron modificar los pareceres de los hombres? El 5 de septiembre debía marchar una compañía para engrosar la fuerza española que tenía que combatir a los argentinos, pero la totalidad de soldados abandonaron el cuartel y marcharon forzadamente de regreso, contrariando las órdenes recibidas; Del Rivero retornó aceleradamente a Cochabamba para hacer culminar la asonada del 14 de septiembre derrocando a las autoridades reales.

Oruro, que vivía en la estrechez económica y debido a los acontecimientos conocidos, exigió a sus representantes en el Cabildo que tomaran resoluciones decisivas. El recinto de las asambleas ha debido caer en asombro cuando epilogaron las discusiones con el acuerdo de la tarde del 6 de octubre, que consistía en desoír las instrucciones del Presidente Vicente Nieto y de no formar filas nunca jamás bajo los pabellones de los chapetones. El Ayuntamiento fue el escenario arrebatador del amotinamiento que el Regidor José Mariano del Castillo temía de insujetables consecuencias. La gente vivaba a la patria sin comprender tal vez los límites nuevos que esta noción adquiría.

El subdelegado de Hacienda y Guerra, Tomás Barrón, fue el líder de la oportunidad, seguido por el Alcalde Ordinario de primer voto José Antonio Ramallo. Por el contrario, José María Sánchez Chávez, contador oficial, se había hecho conocer desde antes porque abundaba en recados al arequipeño José Manuel Goyeneche, que comandaba los ejércitos españoles, para que, debido a los sucesos, viniese a imponer el orden en las provincias charquinas. La algazara callejera no consiguió que este tesorero quebrantara el juramento que hizo al comienzo del año de cumplir fielmente su función, resistió las peroratas agresivas, no se conmovió con las amenazas y, finalmente, con un atrevimiento increíble huyó pensando en salvar las arcas que llevó consigo. Pero él, y la presunción de su honradez, no llegaron lejos, pues los alcanzaron en La Barca.

Los problemas pueden resolverse en prisa, mas el acontecer de las naciones requiere de calma, como la que Tomás Barrón desplegó en los días de las necesidades públicas.

La perentoriedad existía más que en cualquier otra época. El ejército auxiliar argentino comandado por los generales Balcarce y Castelli avanzaba sobre los primeros kilómetros de la puna. Los españoles movían las sanguinarias tropas de Goyeneche desde La Paz para enfrentar a aquellas milicias. Mientras tanto, la temeridad extraordinaria de los patriotas orureños alentaba la esperanza de servir sus ideales en la lucha y se disponían a marchar para contenerlos. Por otra parte, a fines de octubre llegaron a Oruro los jinetes de Rivero y Arze desde Cochabamba, esta vez plenamente en el bando de la libertad, con órdenes de ir al encuentro del ejército rioplatense para reforzar sus filas. Cuando llegó la noticia del triunfo argentino en Suipacha el 7 de noviembre, ambas fuerzas optarían por marchar al Norte.

El 7 de octubre se descubrió que los regidores Sorzano, Unanue y Contreras habían salido a la escapada de Oruro para evitar ser cómplices de delito contra la Corona. Lo que dio lugar a que se llamase a un nuevo Cabildo, el mismo que confirmó a Tomás Barrón como Gobernador indiscutible, reconoció la legalidad de la Junta de Gobierno de Buenos Aires presidida por el potosino Cornelio Saavedra, el apoyo al gobierno de Cochabamba con Del Rivero, y la organización de milicias para defender lo ganado hasta ese momento.

Sobre Barrón se pueden hacer diversas consideraciones para juzgar su acertada intervención en esos acaecimientos espinosos. Si alguien ocupa un cargo administrativo y de dignidad es porque se ha entregado a carta cabal a sus obligaciones. ƒl estaba, anteriormente a ese mes de octubre, en el puesto elegido por las autoridades vigentes y confirmado por la confianza del pueblo. El sino irremediable pudo determinar que los vínculos se fracturasen porque había una razón noble, superior a los anteriores conceptos que le afirmaron en el cargo.

Para que Barrón tomase fervientemente un nuevo camino, insólito en aquellas circunstancias cambiables de la política sudamericana, es que ha tenido que darse cuenta que en el fondo de su espíritu yacía una vocación de ser solidario con su gente, de haber ignorado una teoría ahora convincente, y de poseer esa índole de mover ajustadamente las herramientas que la sociedad le exigía, quizás con el solo acto de inhalar después de comprender un nuevo ideal, o quizás después de un severo acto de conciencia para inclinarse a unos fines dignos, rompiendo con las creencias de las que había dudado antes. Y luego, tomar la resolución de derribar las estructuras de las costumbres, abrir los diques de su propio razonamiento y, actuando en consuno con su conciencia, iniciar un episodio que encajaría en la felicidad de la patria y la justicia de la Historia.

Esa Historia en que se intrusaron las huestes peninsulares y sus tropelías para cambiar la monotonía de un continente, pero en el que se dieron cita los lustros de innovaciones y revueltas para recién reordenar el camino existencial, impelidos también por los personajes férreos que se entregaron vivamente a la causa. El 22 de octubre esta autoridad recibió al Gobernador de Cochabamba Francisco del Rivero con el que analizaron la situación en el territorio de la Audiencia de Charcas, a la que consideraban en vías de liberación porque el ejército auxiliar argentino se desplazaba a las ciudades más importantes prácticamente sin oposición. Estaba lejos de sus mentes el conocer lo que el futuro les deparaba al siguiente mes cuando orureños y cochabambinos enfrentarían al alevoso ejército que venía del norte.

Ellos representaban el sentir de los pueblos que querían ser autónomos. La unanimidad es un don de Dios que confió a los hombres para que se sintieran iguales al exponer las cláusulas de sus raciocinios. Los que fueron conquistados en épocas de inermes, expusieron posteriormente sus razonamientos y su valor en las batallas para cambiar las posturas multiformes de los habitantes nativos presionadas por los elementos foráneos. Era la temporada en que los aires de libertad se desplazaban abiertamente en el altiplano.

(*) El Dr. Alfonso Gamarra Durana es Miembro Titular de la Sociedad Boliviana de Escritores y de la Sociedad Boliviana de Historia.

 

El neorracismo y la globalización

ñ

Por Nersa Caballero (*)

La Habana.- El vertiginoso proceso de globalización -que algunos estudiosos denominan la transnacionalización del capitalismo- está afectando a todas las sociedades del orbe y su poder de transformación alcanza a ese declarado flagelo contra la humanidad que es el racismo.

Este Tercer Milenio se está desarrollando en medio de agudas contradicciones políticas, económicas y sociales a tales extremos que hacen pensar que la propuesta humanista de la Modernidad ha sido totalmente relegada por nuevos criterios 

Típico rostro del 

neoliberalismo

desnaturalizadores de ése principio ético fundacional.

La ampliación del radio de acción del racismo constituye el hecho más evidente del iceberg representativo de las políticas de exclusiones, discriminaciones y sometimiento que están enrareciendo, de forma asfixiante, el entorno mundial.

Tal ha sido la persistencia histórica del racismo en diferentes tipos de sociedades y momentos históricos que el año pasado se efectuó en Durban, Sudáfrica, una conferencia internacional contra ese flagelo y se reconoció que "la discriminación racial, los conflictos étnicos y la violencia generalizada se han profundizado en diversas partes del mundo".

La celebración en Sudáfrica de este evento, al cual asistieron más de 10 mil invitados extranjeros de todos los confines del planeta, tuvo un significado relevante pues en ese país del Africa Austral hace apenas una década se quebrantó el último bastión del racismo institucionalizado, donde se implantó por más de medio siglo un severo sistema de apartheid.

La declaración final de Durban se refirió a que "en los últimos años, el mundo ha conocido campañas de depuración étnica. Las minorías raciales, los emigrantes, los que buscan asilo y las poblaciones indígenas han sido víctimas constantes de la intolerancia.

Millones de seres humanos siguen haciendo frente a la discriminación sólo por el color de su piel u otros factores que indican a la raza a la que pertenecen".

El racismo como fenómeno ideológico está íntimamente vinculado a la esclavitud moderna cuando el hallazgo del Nuevo Mundo permitió la expansión del naciente sistema capitalista.

Las primeras teorías racistas surgen de la necesidad del poder colonial europeo de justificar su inhumana actuación que provocó el exterminio de poblaciones enteras y la esclavización de millones de seres humanos.

Doudou Diéne, prominente intelectual senegalés, dijo refiriéndose a la mencionada etapa que en la historia universal de la esclavitud, la trata trasatlántica revista una triple singularidad: su duración, casi cuatro siglos. La especificidad de sus víctimas: el niño, la mujer, el hombre africanos, y su legitimación intelectual: la denigración cultural de Africa y del negro, la construcción de la ideología del racismo y su organización jurídica, el Código Negro.

El racismo es un verdadero fenómeno social y se traduce en la práctica en formas de violencia, desprecio, intolerancia, humillaciones y explotación y, en definitiva responde a una ideología del sometimiento de colectividades humanas.

Surgido a consecuencia del sistema capitalista, cuya instauración fue posible gracias a la acumulación del capital sobre la base de la explotación esclava, el racismo ha cobrado una relativa vida propia y, en medida que el propio modelo socioeconómico que le dio origen se ha ido transformado, éste flagelo ha sufrido cambios sustanciales.

Haden Kordes, antropólogo alemán, considera que esta forma de sometimiento no responde a una historia lineal o representativa, contrariamente, tiene un recorrido variado, con desvíos, fases latentes y picos.

Por eso -agrega Kordes- no hay que considerar el antisemitismo nazi, el imperialismo colonial o, incluso, el comercio de esclavos, como modelos. Son más bien constelaciones vivas que contribuyen, en la actualidad, a estructurar los diferentes tipos de discriminaciones y exclusiones.

En cada nueva etapa de desarrollo del sistema capitalista -libre concurrencia, monopolio, capitalismo monopolista de estado y la actual de la globalización- se ha estado conformando un nuevo diseño racista, donde los seres humanos están siendo divididos y clasificados a partir del esencialismo del mercado.

Si el proceso de globalización significa la interconexión económica y su expresión ideológica está definida por el neoliberalismo, se puede colegir que aquellos grupos, que por una u otra razón, no pueden acceder a estas transformaciones están totalmente marginados en esta era denominada postmoderna.

Un somero cálculo, de acuerdo con cifras oficiales del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en 1999, es capaz de sembrar el asombro cuando no el terror al conocer que solo el tres por ciento de la actual población mundial tiene acceso a estas supuestas bondades globalizadoras.

De esta cifra, solo la misma cantidad en América Latina podrá formar parte de estos cambios regidos por la explosión mediática e informatizada de las sociedades industrializadas.

Ello quiere decir que la mayor parte de los seres humanos están siendo marginados y excluídos del proceso globalizador y esto solo se puede traducir de una manera: la profundización del racismo, más sutil y sinuoso que nunca.

CONTINUA

La mundialización, otra forma de denominar el moderno proceso globalizador, si bien tiene aspectos positivos, dinámicos e innovadores, también los tiene negativos, perturbadores y marginantes, decía el informe del PNUD hace cuatro años.

La realidad internacional nos muestra que las previsiones en este sentido fueron bien limitadas.

La actual situación internacional, donde el genocidio ha pasado a ser patrimonio de la superpotencia más poderosa del planeta para dominar a quienes quiera, indica la agravación de una serie de conflictos cuyos orígenes se relacionan con el racismo.

Durante los siglos XIX y XX las teorías seudocientíficas del darwinismo social o de la biosociología, entre otras, trataron de demostrar la inferioridad de ciertos grupos humanos por razones biológicas.

Estos fueron los elementos sustitutos del denominado origen divino, elaborado y reelaborado hasta el infinito por el occidente cristiano que pretendía con estos argumentos justificar el genocidio contra los pueblos de América, Africa y Asia.

En estos momentos resulta totalmente imposible sostener tales criterios sobre todo después de las conquistas alcanzadas en relación con el genoma humano.

Albert Jacquard, profesor de la Universidad de París V y relevante genetista, dijo al respecto que "la noción raza tiene tan poco contenido que la palabra misma carece de significado y debería ser eliminada de nuestro vocabulario".

En opinión de Jacquard es probable que la batalla contra el racismo no concluya nunca, ya que aunque demuestra que la noción de raza carece de fundamento y el especialista en lógica sostenga que es absurdo considerar jerarquía globales, esto no modificará en modo alguno la actitud racista porque esta hace caso omiso de la realidad.

Siguiendo esta línea de razonamiento consideró que el fenómeno racista, en sus multidimensionales expresiones, es ante todo el resultado de una construcción cultural que como tal se reproduce independientemente.

Por ello el discurso racista contemporáneo ha ampliado su radio de acción, más allá de sus orígenes primigenios, y actualmente se transforma en una especie de neorracismo, donde se esgrimen nuevos conceptos discriminativos como los de etnicidad y las diferencias culturales.

Relativo a esto último Samuel Hutington, politólogo norteamericano, a principios de la pasada década el mundo académico expuso una nueva hipótesis sobre las causas de los conflictos en la era postmoderna.

Según Hutington, los problemas en el escenario internacional postmoderno no serán ocasionados por aspectos económicos, políticos o sociales. Las diferencias culturales de las distintas civilizaciones constituirían los detonantes.

Tal hipótesis enfrenta la llamada civilización occidental -cuyos valores grecocristianos condujeron a la esclavitud, el mayor genocidio en la historia de la humanidad- con la islámica o la budista e, incluso, con la china.

Al plantear como irreductibles tales supuestas contradicciones civilizatorias, el politólogo esgrime elementos totalmente neorracistas. Se parte del hecho de la legitimación mundial del modelo neoliberal, donde las leyes del mercado, además de sustanciar la economía también establecen una ética social.

Este modelo está diseñado a partir de una minoría cada vez más rica, con el poder de decisión a escala internacional, en detrimento de una mayoría cada vez más paupérrima, excluida totalmente de los mercados.

Estos excluídos, que se calcula sobrepasa más de la mitad de la población mundial que solo logra ganar menos de dos dólares diarios para su subsistencia, coincide con las masas de discriminados de siempre.

Pero ahora a las conocidas dicotomías obrero/patrón, rico/pobre, citadino/rural, se suman otras como inmigrante/nacional.

Más aún el denominado "hominus internet", como definición de los nuevos valores sustanciales de la globalización -de donde parte la imagen-maniquí del ejecutivo- en contraposición con el analfabeto, que aunque sepa leer y escribir, será un ignorante en cuanto a las tecnologías comunicacionales e informáticas.

No podemos olvidar que esta era de la globalización está regida por el Dios Mercado, algunos estudiosos la han acuñado ya como el "fundamentalismo del mercado".

Manuel Castells, catedrático de la Universidad de Berkeley, California, evalúa del siguiente modo esta situación:

"La falta de confianza de la gente también se debe a la percepción -correcta- de las diferencias de oportunidades y al hecho de que en lugar de vivir en un mundo dividido entre ricos y pobres (un antiguo rasgo de la sociedad humana) se está entrando en un nuevo mundo caracterizado por la lucha entre integrados y excluídos del actual sistema de riqueza y poder".

Hace menos de tres años las conciencias fueron sacudidas por el ya citado informe del PNUD que afirmaba:

"Está surgiendo una nueva estructura de gobierno mundial que es motivo de preocupación para numerosos países, pues la economía se haya en manos de las principales potencias industriales, de las corporaciones gigantes y de instituciones como el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo".

Su objetivo, dice el PNUD en relación con esa estructura de poder, es garantizar el libre mercado y a propiedad privada en una situación en la que el 80 por ciento de la población mundial -agobiada por la deuda externa- representa menos del 20 por ciento del Producto Interno Bruto del Orbe.

Como quiera que se expresen estos nuevos diseños discriminativos y excluyentes de la globalización neoliberal forman parte de elementos racistas que tienden a marginar a la mayoría de la población mundial.

(*) La autora es periodista cubana, profesora universitaria, especializada en temas africanos, árabes y afroamericanos email:serviex@prensa-latina.cu

 

Voluntad, prosperidad y puntualidad.-

Hilbo: 53 años hilando a favor 

del desarrollo industrial orureño

ñ

* En tiempos de crisis, los empresarios por mantener viva su industria pagaron sueldos sin que la fábrica opere

* Aunque su producción no es exportada, su mayor satisfacción es el reconocimiento de los clientes en todo el país

 

Por: Mónica Aramayo Quinteros (*)

 

Las mujeres son parte importante en Hilbo.

LA PATRIA

La empresa Hilanderías Bolivianas Sociedad Anónima (Hilbo S.A.) instalada en Oruro, desde el 15 de junio de 1949, se constituye en un importante aporte para el desarrollo industrial del Departamento, que a pesar de la crisis económica, continúa generando fuentes de empleo en la región y el país.

En la actualidad esta empresa con más de 53 años de vida, trabaja con maquinaria de última tecnología, cuyo secreto en el manejo y mantenimiento es celosamente custodiado por los empleados, que bajo ningún motivo pueden revelar la marca y procedencia de estos instrumentos que junto a su creatividad y esfuerzo de ejecutivos, técnicos y obreros, dan lugar al hilado de una variedad de más veinte productos cuya calidad es bastante apreciada en el mercado nacional.

Clientes de La Paz, Cochabamba y Oruro, conforman el mercado mayoritario de estos productos, que previo a ser expuestos y ofrecidos a la población, son sometidos a severas medidas de control de calidad.

El jefe de producción Félix Zeballos, dijo que sus productos como tales no cruzan las fronteras, pero las finas lanas, si llegan a otros países convertidas en prendas de vestir, que gracias al creatividad de manos artesanales, toman forma en chompas, chalinas, alfombras, gorros, y otro tipo de ropa, que son requeridos en el mercado internacional.

COMO EN FAMILIA

La relación obrero empresarial con los cerca a 90 trabajadores entre empleados y obreros, es "como en familia", porque los dependientes acostumbran llamar a René Meier "papa", que asume una posición de padre, porque incluso hubo un periodo de seis meses durante la peor etapa económica de la empresa, que dispuso el pago de haberes a sus obreros, aún así la fábrica no estaba operando, y los funcionarios se dedicaban a limpiar los techos, paredes y piso; pero, sin producir ni un centímetro de lana.

La seguridad industrial tiene principal importancia para los ejecutivos de la empresa que optaron por capacitar a los propios obreros en sistemas de auxilio en caso de incendios y primeros auxilios.

Sin embargo en poco menos de dos años, la empresa se vio obligada a suspender un turno de trabajo, dejando cesantes a casi 60 trabajadores, porque hasta el año 2000, se mantenía una planta de 150 obreros.

PRINCIPIOS

El secreto para mantener en pie esta industria esta asentado en la trilogía "voluntad, prosperidad y puntualidad", para lograr la satisfacción garantizada de las necesidades de sus clientes y demostrar la excelencia de sus productos.

Hilbo se proyecta al siglo XXI con la fuerza de la experiencia acumulada, en base a un equipo humano competente que junto a la moderna tecnología pretenden ampliar el mercado industrial de esta factoría orureña.

El asentamiento de esta industria en la región, dio lugar a que emerjan nuevas fuentes de empleo, particularmente en el rubro de los tejidos en talleres artesanales, que a la vez encuentran un fuerte enemigo en la venta de ropa usada, donde las chompas tienen precios mínimos de hasta dos bolivianos, que no se comparan ni siquiera al precio de un ovillo de lana.

MATERIA PRIMA

La materia prima que utiliza Hilbo, es enteramente importada, desde México, Alemania y Perú, incluidas las fibras de alpaca y oveja, ya que a decir de Félix Zeballos, en el país no existe la capacidad de producción y la calidad exigida por esta empresa para la elaboración de sus hilados.

HISTORIA

Esta empresa representativa de Oruro en el rubro de los textiles, nace a la vida industrial, según la historia contada desde el interior de la fábrica, gracias a la iniciativa de Luis Siles, que fue su primer propietario para luego transferirla a Julio Meier que en su propósito de expandir su negocio instaló una nueva planta en El Alto de la ciudad de La Paz.

En la actualidad la industria es gerentada por René Meier, radicado también en La Paz.

El escritor orureño Vicente González-Aramayo en su libro "Breve historia de la industria orureña", reconoce que en el rubro de las fábricas hilanderas no se sabe de la existencia de otra de mayor o igual capacidad.

Entre los antecedentes recopilados por el autor aparecer como promotores de esta industria Aarón Tauscher, Salvador Tauscher, Jacobo Wajs y Armando Rosas García.

En otro pasaje histórico, Alberto Flores con 31 años de servicio en la fábrica Hilbo, que ingresó a la planta a inicios de la década de los 70 del pasado siglo, cuando la mayoría de las funcionarias eran mujeres, recuerda que en aquel tiempo habían numerosos grupos femeninos que se dedicaban a lavar manualmente la lana que se recuperaba de pastores de los alrededores, mientras ahora este paso ya fue obviado, porque la materia prima importada ya no necesita ser lavada.

DISTINCIONES

Esta industria a pocos años de su creación mereció reconocimientos de autoridades locales y nacionales, es así que a dos años de su funcionamiento, se hizo acreedora a una medalla de oro concedida por la Municipalidad de Oruro.

Años posteriores recibió galardones de entidades públicas y privadas que reconocían la calidad de sus productos y su constancia en el emprendimiento empresarial. La máxima distinción alcanzada es el Cóndor de los Andes otorgado por el Senado Nacional en 1999.

(*) Periodista de LA PATRIA.

 

 Los Ferrocarriles Urbanos de Oruro.-

Los tranvías de Oruro, el 

transporte de otros tiempos

ñ

* Durante ocho años una historia se trasladó por las calles

 

Por Fabrizio Cazorla Murillo (*)

 

Muy elegantes y adornados con los detalles más pintorescos de una celebración, los tranvías pasaron la calle Colombia (6 de Octubre) trasladando a los invitados especiales para el solemne acto de inauguración oficial que

Los tranvías urbanos de Oruro en la calle

Bolívar y La Plata. (Gentileza Ramiro Condarco Morales y Ricardo Rocha Guzmán)

se cumpliría en la Estación Central de los "Ferrocarriles Urbanos de Oruro". Los metálicos amigos rodantes acompañados de sus robustas mulas recibieron la simpatía de un pueblo que acogió la iniciativa de los jóvenes empresarios Natalio Condarco y Fabio Espejo, orureños visionarios de un progreso posible en la ciudad.

Fue el 9 de julio de 1907 cuando a eso de las 2:00 de la tarde reunido un selecto público entre los que destacan el Prefecto del Departamento, el presidente del Consejo Municipal, funcionarios judiciales y administrativos, empleados, periodistas y todo el pueblo en general, se procedía a las sencillas pero expresivas palabras que auguraron con abundante champagne, la prosperidad de este nuevo servicio público.

"... estamos inspirados en el mayor progreso y adelanto que exige este pueblo progresista, a fin de ponernos siempre a la vanguardia de su civilización y que también estamos dispuestos siempre a satisfacerlo en las grandes necesidades de su mayor progreso", dijo el empresario Fabio Espejo, momento antes de entregar al presidente del Consejo, el Dr. Elías, las líneas que fueron para la empresa, un grano de arena más en la evolución de nuestro pueblo.

Pero aquel histórico día no terminó allí, porque luego de las conceptuosas y bellas frases dirigidas por Rodolfo Soria Galvarro, los invitados fueron trasladados, en los mismos tranvías, hasta la Plaza 10 de Febrero para celebrar la fiesta con banquete en el recientemente inaugurado Hotel "France et d« Inglaterre" que hacía lujo de esmerado servicio, como llegó a comentar el periódico "El Industrial".

Autoridades, invitados del comercio y la sociedad asistieron aquella cena donde también Adolfo Mier, virtió para la prosperidad de este esfuerzo, palabras que antecedieron a un menú francés de "Vin du Rhin", de "Medoc Barcleux" o de un " Ven Monferrand" en las Legumes.

SIGNO DE ADELANTO

Como en las grandes capitales los tranvías de Oruro, fueron el signo de un adelanto citadino que más tarde llegó a ciudades como La Paz y Cochabamba. Bolivia en su conjunto admiró este empeño y regaló entusiastas comentarios como las del famoso abogado Jorge Delgado quien exaltó la obra al decir que "se inicia esa tarea de labor y de perseverancia que es el punto de partida de un mejoramiento social, para que circulen las arterias de la vida y se aspire una atmósfera de progreso y de actividad".

Así los primeros tranvías invitaron, al paso de sus oscilantes compañeros, a todo los habitantes que se congregaban en las paradas, cada quince minutos, desde las 6: 30 de la mañana hasta las 9:45 de la noche. La sociedad orureña y la gente del pueblo vivió el sonido entrañable de los rieles, sintió el agudo anuncio de las campanillas y disfrutó la inocente visión de orejas en vaivén de las mulas silenciosas.

RUTA

Según el periódico "El Industrial" se estima que una sus primeras rutas partía de La Estación Norte de Tranvías de la calle Colombia para dirigirse hasta la calle Alianza (Adolfo Mier), subir las Artes (Soria Galvarro), proseguir luego a la Bolívar hasta alcanzar la Gobierno (Presidente Montes) y luego continuar la Murguía hasta el Socavón.

Cuando funcionaron los Ferrocarriles Urbanos de Oruro, bullía por entonces, un movimiento comercial que compartía con la alta sociedad, elocuentes modos cortesanos y gustos que aproximaron a algunos exponentes a la sazón de ciudades europeas como París y Madrid; pero, muy cerca, estaba la gran mayoría de los habitantes del pueblo, dejando entrever sus costumbres aldeanas de fogones con ollas de comida en la calle o de prácticas tradicionales, cada que se cumplía alguna fecha del santoral católico.

AL RITMO DE LOS TRANVIAS

Al ritmo de los tranvías que recorrían las calles -no faltando las primeras protestas públicas por el cobro abusivo de los primeros conductores-, Oruro inauguraba en junio de aquel año, un nuevo servicio telegráfico con Challapata y recibía con alborozo el juego de esculturas en bronce que adornaron la Plaza 10 de Febrero, pues, para octubre de 1907 llegaron los leones, el galgo, la hiena, el jabalí y todo ese conjunto de piezas que exaltaron de belleza al páramo desolado de entonces.

ACCIDENTES

Pero no solamente significó alegrías la llegada de los tranvías, también anublo los ojos de preocupación, cada que los accidentes ocurrían por desafortunadas acciones de los propios transeúntes o por la inexperta maniobra de los conductores que en más de las veces fueron adolescentes.

Y los tranvías siguieron transportando a sus pasajeros bajo el impulso de una agitado tráfico, que alguna vez llegó a confundirse con carretas y recuas de animales, denominando a este entrevero, como el "Paso de las Termópilas".

EN 1908

Para 1908, cuando las retretas se escuchaban todas las noches en el kiosko de la Plaza 10 de Febrero y cuando el Salón de Peluquería París exhalaba su perfume hasta la calle, los jóvenes empresarios extendieron las líneas del tranvía hasta la estación del nuevo ferrocarril Oruro- Viacha- La Paz. Poco antes los Ferrocarriles Urbanos de Oruro estrenaron dos nuevos vagones de primera clase demostrando, como señala El Industrial, "que la empresa no repara sacrificios cuando se trata de proporcionar comodidad al público".

Durante ese segundo año de funcionamiento, ya algunos conductores ganaron adjetivos como "salvajes", cada que se registraba un accidente; o "lunáticos" cuando se les ocurría hacer bajar injustificadamente a los pasajeros. Asimismo los choques eran frecuentes y conocidos en la esquina del Club Oruro, que no lamentó sin embargo, desgracias personales.

Asimismo aquel año, mientras el Municipio atendía la solicitud de mejorar las piletas de agua y la instalación de alumbrado para las oscuras calles de la ciudad, los problemas para los empresarios Condarco y Espejo se incrementaron cada vez que la inexperiencia de los jóvenes conductores ocasionaba accidentes y descarrilamientos que agravaron con el tiempo, el futuro de la empresa.

MAS SABE EL LOCO EN SUS TRANVIAS

No obstante la empresa continuó pese a los inconvenientes. Solucionó algunas deficiencias en el servicio y aún más llegó popularizar una frase que decía " Más sabe el loco en sus tranvías que el cuerdo en ajenas vías". Aumentó el número de coches para primera y segunda clase y extendió líneas en todo el centro de la ciudad, en las calles Ayacucho, Pagador, Sucre y Libertad (Velasco Galvarro).

Y el tiempo avanzó y, paulatinamente desgastó a los tranvías y apagó las febriles carreras en el Hipódromo o los juegos de palitroque de las señoras y señoritas de la sociedad orureña.

CLAUSURA

Para 1910 llegaron a ser frecuentes los descarrilamientos y los accidentes. Fue incontenible. -aunque de esos años aún falte conocer otros detalles-. Para 1914 la Municipalidad decidió clausurar el servicio de los tranvías, aduciendo que la empresa no cumplió con las cláusulas de un contrato firmado en 1905 y que por el regular estado de las lineas y coches se estaba ocasionando peligros permanentes para los pasajeros.

Tal vez ese contrato abusó de exigencias. Porque a diferencia de los tranvías eléctricos de La Paz de 1909, la Municipalidad se encargó de facilitar a la Compañía de Bolivian Rubber la instalación de un servició que permaneció hasta 1951. Lo cierto es que los tranvías de Natalio Condarco y Fabio Espejo dejaron de circular por la ciudad un 1 de julio de 1914, dejando ocho años grabados en el nostálgico recuerdo de unos y en el olvido voluntario de otros.

Pero aún se deja una estela incomprendida en esta etapa de la historia que desconoce todavía la versión de los empresarios, cuyo recuerdo especialmente el de Natalio Condarco aún permanece como hombre de empresa que soñaba con la transformación de su pueblo tal como señalara el escritor Humberto Cartagena.

Las líneas se retiraron. Se inició el nuevo trabajo de pavimento en la ciudad. Y esos coches que ahora yacían abandonados solamente hablaron de un silencio que se prolongó para siempre, porque tal vez sus días se terminaron después de tanta faena y porque tal vez solo esperaron, como esa inauguración de pompas festivas, recibir el adiós definitivo de aquellas mulas que jamás se quejaron.

BIBLIOGRAFIA

Periódico El Industrial de 1907 a 1914

Periódico La Prensa de 1908 a 1910.

CARTAGENA, Humberto. Natalio Condarco, biznieto del Gral. Antonio Alvarez de Condarco. LA PATRIA. 8 de septiembre de 1959

DICK. Gastón. Los tranvías que conocimos de niños. Revista La Paz de Ayer y Hoy. No 7. 1996.

 

(*) Periodista de LA PATRIA