UNA HISTORIA DE AMOR
Por: La Bardita
Tercera Parte
¿QUIÉN ES ESA MUJER?, ¿ME AMARAS CON ESO?, ¡NO ME DEJES!
En el bosque: ya habían pasado dos lunas desde que Claudia yacía en el piso, hasta que
por fin paso un carro, con una pareja de ancianos y la vieron tirada en el piso, la
levantaron y la pusieron en su carro, llegaron a su casa, una muy pequeña en medio del
bosque, casi era invisible, la pusieron sobre una pequeña cama, y comenzaron a curarle
sus heridas, Claudia al tercer día despertó y se encontró en este lugar extraño, se
levantó como pudo y abrió la puerta de la habitación.
Claudia: ¡Hola!, ¿hay alguien aquí?
Anciana: ¡Hola! Soy Alexis y él es mi esposo Gubert, te trajimos del bosque,
¿qué hacías allí?
Claudia: mi nombre es Claudia, y fui atacada por varias personas, que querían mi
dinero.
Alexis: perdón, pero ¿cómo dijiste que te llamas?
Claudia: Claudia, ese es mi nombre. ¿por qué?
Alexis: porque en tu delirio no parabas de nombrar Xena, Xena, creímos que ese
era tu nombre.
Claudia: ¡Oh!, ese es el nombre de una amiga, que espero que se encuentre bien.
Alexis: ¿Estaba contigo?
Claudia: no, bueno ella sí, yo la rescate y le dije a otra amiga que la llevara
a la aldea de las amazonas.
Alexis: lo siento, pero estas muy lejos de las amazonas, ellas están del otro
lado del río, nosotros te encontramos de este lado.
Claudia: muchas gracias, me salvaron la vida, como puedo agradecerles. Tenia
muchas heridas que ya no duelen tanto.
Alexis: no te creas, te dolerán por un tiempo, eres fuerte, pero semejantes
heridas no se curan tan rápido, tuviste suerte de no tener fiebre, tus costillas te
dolerán un poco aun, si te quedas quieta otras dos lunas y las mantienes vendadas
estaran sanas dentro de varios días, ahora solo debes descansar, comer y beber mucha
agua, vuelve a la cama, aun se nota que estas débil, no quiero que te desmayes acá, ve
a la cama. Yo te llevare la comida.
Claudia: gracias, me iré a la cama aun estoy mareada, perdí mucha sangre. Perdón
¿tu marido no habla?
Alexis: no, desde que perdimos a nuestro único hijo, en manos de unos bandidos,
él no hablo mas, yo intento que me hable, pero ya ves, hasta a veces siento que hablo
sola.
Claudia: ya se le pasara su dolor, y veras que te hablará de nuevo, necesita una
nueva esperanza, en quien poner sus sueños, sus anhelos, los que tenía para su hijo...
(y le dio una caricia a la mujer mayor, secando una lágrima que rodaba por su rostro)
Y así pasaron cuatro lunas más, Xena se recuperaba en la aldea y Claudia con estos
ancianos, que le parecían maravillosos, y se preguntaba porque los dioses los habían
castigado así, hacerles perder al único hijo que tenían, según pasaban los días se
habían encariñado con Claudia, era otra alma joven en esa casita en medio del bosque,
Gubert la miraba con cariño, eso lo podía sentir Claudia y también la anciana, Gubert
había comenzado a reír, algunas veces, pues Claudia tenia un gran sentido del humor,
había hecho reír a Xena muchas veces, eso era todo un reto, y este buen hombre estaba
volviendo a vivir, tenia a alguien más porque salir a pescar, a cazar...
Claudia sabia que ya estaba mejor que debería irse en algún momento, como hacia siempre,
cuando se encariñaba con alguien, no mostraba sus verdaderos sentimientos, era muy rara,
muy reservada para demostrar sus sentimientos, ella hablaba todo el día de amor, pero
de una persona a otra que se amen entre ellos, no involucrarse con los demás, hablaba
de paz, de entregar todo al otro, pero cuando tenia que entregarse ella, era muy
difícil, decirle a alguien te amo, le costaba mucho decir esas palabras.
Alexis: Claudia, te noto triste ¿te pasa algo?
Claudia: es que no sé, no quiero irme, estoy tan bien acá, me gusta estar con
ustedes, me salvaron la vida, pero debo irme, me esperan en otros sitios...
Alexis: no te preocupes por nosotros, ya hemos sobrevivido a una perdida grande,
pero otra vez... (la anciana se largo a llorar, se había encariñado con Claudia, aunque
sabia muy bien que un día se iría, pues seguro ella tendría una familia que la estaba
esperando).
Claudia: no llores mujer, regresare, vendré a verte siempre que ande por esta
zona, vendré solo para verlos a ustedes.
Alexis: sé que lo harás, veo en tus ojos sinceridad, ¿vas a ver a tu familia?
Claudia: no, hace mucho tiempo que los perdí, voy a ver a unas amigas, estarán
preocupadas, porque no volví mas, quizás me dieron por muerta y creo que no es justo
hacerlas sentir eso cuando no es verdad, ¿no crees?
Alexis: por supuesto, eso no lo haría una persona de bien, y puedo ver que tú lo
eres, sabes creo que te cruzaste en nuestro camino, en nuestro destino solo para darnos
estos maravillosos días que vivimos juntos, Gubert comenzó a reír gracias a ti, y creo
que muy pronto volverá hablarme.
Claudia: claro que lo hará, sabe que tiene a su lado a una mujer muy fuerte, con
un gran corazón.
Claudia salió un momento de la casita y vio que se aproximaba alguien, cuando la tuvo
cerca vio que era una mujer, una amazona, era la amazona que había salvado de las manos
de Marlene.
Amazona: dioses, estas viva, como llegaste aquí.
Claudia: podía hacerte la misma pregunta, ven te noto muy cansada, pasa.
En la casita:
Claudia: Alexis, mira encontré en el bosque a esta chica, es una amazona, ella
no te hará daño, ¿verdad?
Amazona: no, por supuesto que no, ya no le hago daño a nadie, solo buscaba un
poco de comida y luego me iré no quiero molestarla señora.
Alexis: no me molestas, nadie nos molesta, estamos para ayudar a quien nos
necesite, ¿cómo te llamas niña?
Amazona: Angelina, señora.
Alexis: bonito nombre, y no me digas señora mi nombre es Alexis.
Claudia: aquí te sentirás mejor que en tu casa, me salvaron la vida, bueno creo
Alexis que no se quedaran solos después de todo, Angelina como amazona tiene muchas
habilidades, veras que se llevaran bien, puedes quedarte si lo deseas, ellos te darán
un hogar y tu le darás el sentimiento de una hija, el destino escribe muchas cosas, a
veces feas, pero cuando escribe bien, da gusto estar vivo. Llamaré a Gubert para que lo
conozcas.
Afuera de la casita:
Claudia: Gubert, ¡¡traes pescado!!, que bueno, tengo hambre.
(Gubert sonrió). Tengo que hablarte,... (Gubert la miró y rompió el silencio que tantos
años había durado en su garganta)
Gubert: lo sé te irás todos lo hacen..., pero de ti me quedará el mejor de los
recuerdos, pese a ser una mujer me hiciste recordar mucho a mi hijo, él tenia un gran
sentido del humor como tú, me hiciste ver que él nunca se fue, que aun esta en mi
corazón y allí seguirá, que debo seguir con mi vida y junto a mi querida esposa Alexis,
quien me demostró lo mucho que me ama, quedándose a mi lado en todos estos años de
profundo dolor, se que ella no merecía esto, así que a partir de ahora me dedicare mas
a ella.
Claudia: me alegro por ti y por ella, pero sabes tendrás a otra persona mas, a
la que dedicarle tu tiempo, y ella no te dejara porque también necesita el amor de un
hogar, el amor de una madre y un padre.
Gubert: ¿de quién hablas?
Claudia: ven te mostrare.
En la casita:
Claudia: Gubert esta es Angelina, Angelina este es Gubert él será tu padre...
Angelina: hola padre, que raro suena, nunca tuve un padre...
Gubert: y yo hace mucho que no tengo una hija (Alexis casi se desmaya, su Gubert
había vuelto hablar después de tanto tiempo) bienvenida, verás que volveremos a ser una
familia (y se abrazó a Alexis y Angelina se unió al abrazo, Claudia los miró a los tres
satisfecha por todo el amor que había en el ambiente).
Alexis: bueno es hora de preparar la cena.
Angelina: yo te ayudare, mamá...
Alexis: ¡Oh! Hija que bien suena esa palabra (sollozando, comenzó a preparar
los pescados que trajo Gubert).
Claudia se estaba preparando las cosas, para partir al amanecer, Gubert le había
regalado un caballo, Claudia no quería aceptarlo, así que le prometió que cuando
volviera a visitarlos algún día le traería dos de regalo.
Comieron muy bien esa noche y todos se fueron a descansar, estaban un poco tristes
porque Claudia se iba pero también reinaba la alegría de tener ahora a otra persona por
quien luchar.
Llego el amanecer y Claudia se despidió entre abrazos, lágrimas y las gracias por
salvarle la vida. Todos se dijeron que jamás se olvidarían de esos maravillosos
momentos que pasaron juntos.
Mientras todo esto sucedía, en la aldea amazona, ya habían pasado tres lunas desde que
regresaron las amazonas de la patrulla que había mandado Gabrielle en busca de Claudia,
al volver sin noticias, Xena, Gabrielle y Lilian perdían la esperanza de encontrarla
con vida.
Xena ya se encontraba mucho mejor, comenzaba recién con unos simples ejercicios, para
fortalecer su cuerpo, que había sido golpeado salvajemente. Y los días seguían pasando,
los silencios eran cada vez más largos entre Xena y Gabrielle, ambas se sentían
culpables por la perdida de Claudia, ya ninguna quería hablar del tema.
Gabrielle muy dolida al ver a Xena tan abatida, aunque quería fingir que estaba todo
bien, sabía que en el corazón de la guerrera no habría paz hasta saber algo de Claudia,
se sentía culpable, por ser tan débil, y no poder ayudarla en su propio rescate, y
Gabrielle por su parte también se sentía culpable al mandarla tras Xena sin nada mas
que una amazona, la habían abandonado a su suerte, y lo peor era que Claudia había
cumplido con su promesa, la de traer a Xena con vida.
Gabrielle: ¿Por qué? ¿por qué? Artemisa, permitiste esto, Claudia era tan buena,
¿por qué perder a Claudia por Xena? ¿no podía tener a las dos?. ¡¡Respóndeme diosa!!,
yo debí ir en su lugar, Xena es mi amiga, mi luz, yo debería haber ido...
Artemisa: no te atormentes Gabrielle, Claudia sabía a lo que se exponía, y tú
hiciste lo correcto, como Reina Amazona no puedes pelear contra tus hermanas, solo
Claudia podía salvar a Xena, en cuanto a Lilian dile que la perdono, porque fue por una
causa justa, pero que otra vez, que falte a las leyes amazonas, tendrá su castigo, y
dile a Xena que sus pecados ya han sido pagados, y tú Reina vete en paz, tendrás otra
oportunidad...
Gabrielle: ¿Qué me quieres decir con otra oportunidad?
Artemisa: ya lo veras, no seas tan curiosa, a propósito me demostraste una vez
mas que tienes el corazón muy puro y que le tienes un amor muy profundo a tu guerrera,
por que no cualquiera puede despertar a Claudia cuando la pongo a dormir, pero tu amor
fue mas fuerte que mi hechizo, deberé tenerte mas en cuenta, eres peligrosa... jajajaja.
Adiós Gabrielle, cuídate, llegaran momentos mejores...
Gabrielle: adiós Artemisa y gracias por tu divina presencia.
Gabrielle corrió hacia su cabaña, allí estaba Xena, sentada en la cama, tomó a la
guerrera por los hombros y la recostó en la cama, y le contó lo que le había dicho la
diosa, Xena no estaba muy entusiasmada, ella quería ver los hechos, quería volver a ver
a Claudia, por un lado quería matarla, por hacerla sufrir tanto y por otro quería
abrazarla tan fuerte, que sus almas se unieran, darle las gracias, pues otra vez le
había salvado la vida, y dioses no estaba, y Xena cada día que pasaba, pese a tener a
su bardo con ella, extrañaba a esa mujer tan parecida a ella, fuerte, esbelta, grácil,
con tanto amor para dar sin pedir nada a cambio. Le hacia falta, quería hablarle,
quería verla... una vez más. ¿por qué Claudia? ¿por qué?
Gabrielle: Xena ¿escuchaste lo que te dije?
Xena: sí, Gabrielle.
Gabrielle: que piensas que quiso decir Artemisa, tal vez Claudia aun siga viva,
y aparezca otra vez, por aquí como si nada.
Xena: si hace eso, sabré que es Claudia, pero te juro que me escuchará, le daré
una paliza, aunque se me vayan todas mis fuerzas, no merecíamos sufrir tanto tiempo, y
ella viva por ahí, sin avisarnos, tienes idea de los días que no dormí pensando en ella
¿qué le habrá pasado? Maldición, como quiero verla... Pedirle explicaciones...
Gabrielle: Xena sé por lo que pasaste, ella volvió a salvarte y no sabemos nada
de ella, si esta viva o muerta es una incertidumbre, pero prométeme que no le harás
daño, Xena por favor...
Xena: ummmmm, no sé tal vez la abrace o la mate, porque esto no se hace, juega
con nuestros sentimientos...
Gabrielle: lo sé, pero es mejor que este viva, ¿no crees?
Xena: si tu diosa te dijo eso de la oportunidad, es porque lo esta, ya veras...
Gabrielle: Xena, vamos hablar toda la noche de Claudia o me vas... ¿amar?
Xena: ven aquí, quiero hacerte el amor como nunca, quiero sentir que estoy viva.
(pero Xena aun pensaba en Claudia, ¿dónde diablos estará?)
Xena comenzó a besar a Gabrielle, dulcemente, la barda estaba desesperada, cada beso de
Xena era una caricia perpetua, quedaba grabada en su piel el sabor de los labios de
Xena, siguió el camino de besos por todo su cuerpo, necesitaban olvidar urgente todo lo
que habían vivido este último tiempo. Llegó con su boca hasta los pies de Gabrielle, se
perdió en su pulgar, lo introdujo en su boca y lo succionó varias veces, la barda, ya
estaba súper excitada, Xena le sonreía, quería hacerla volar de la excitación, luego se
apoyo en la cama en el medio de las piernas de Gabrielle, levantó la pierna de Gabrielle
y siguió besándola toda, lamía, mordía suavemente, luego levantó la otra y se desplomó
en el centro del placer, hundió su cabeza entre las piernas de Gabrielle, introdujo su
lengua con pasión, con ganas, la barda ya no podía mas, Xena aun mantenía sus piernas
en alto, de pronto la barda las cerro de golpe, apretando la cabeza de Xena aun mas
contra su centro, la guerrera seguía haciendo de las suyas, lamió, succionó, saboreo
todo el manjar de Gabrielle, luego subió a perderse en los ojos de su amada, la besó
con fuego, Gabrielle le mordió el labio, Xena suspiró, seguían besándose, mientras Xena
deslizaba dos dedos en el interior de Gabrielle, estar en su interior era lo máximo
para Xena, la barda gemía sin parar ante las acometidas de su amada guerrera, Gabrielle
se abrió más, esperando una nueva acometida, quería mas y más no podía detenerse, le
dijo:
Gabrielle: penétrame Xena, entra en mi, hazlo mas fuerte, quiero sentirte dentro,
muy dentro (entonces Xena agregó otro de sus dedos y entró con mucha fuerza haciendo
gemir a la barda de tanto placer, gritaba solo su nombre) Xena, Xena, te amo, entra,
entra, te deseo te necesito tanto (Xena seguía entrando y saliendo de la barda con
todo cada vez mas fuerte, luego lento y profundo, la giró lentamente aun estando en su
interior y puso todo el peso de su cuerpo sobre la barda, haciéndola gritar por la
intensa penetración, estaba en lo máximo, los líquidos de Gabrielle bañaban sus dedos,
como un manantial, el manantial mas hermoso del mundo, era el manantial de Gabrielle,
de su amada, la barda estaba llegando al momento deseado, tenso su centro haciendo
gritar ahora a Xena, sus dedos estaban atrapados en la mejor prisión del mundo, la
prisión del centro de placer, la barda ejercía tanta fuerza, que Xena no podía moverlos,
tuvo que aplicar mayor fuerza, para frotar el interior de Gabrielle, empujó mas fuerte,
y un grito salió de la boca de Gabrielle, liberando todo su cuerpo, había llegado al
orgasmo, se aflojó, y ahora los dedos de Xena bailaban en su interior, con ese
manantial de flujos que despedía la barda, salió lentamente, y la abrazó para calmar
los temblores de ambos cuerpos, la apretó con fuerza contra la cama, su centro ya
volaba, quería sentir a Gabrielle en su interior, la dio vuelta para ver los ojos de la
barda, era tan feliz).
Xena: dioses Gabrielle, te amo tanto... entrar en ti es lo máximo, aun tiemblas,
amor... eso me excita más... te tengo, tranquila... (la barda ni hablaba estaba en la
luna, se perdió en la inmensidad de esos ojos azules, tan profundos, cerró los suyos y
suspiró, Xena sonreía por verla tan feliz, todo su cuerpo, su cara, sudaba tanto que
parecía una catarata, le pasó la mano por la frente para calmarla) shhhhh... ya paso...
¿estás bien?...
Gabrielle: no... puedo... hablar... Xena... cada vez es mejor, cada día te amo
mas, cada día te siento más en mí, te amo tanto guerrera... quiero amarte... no lo
soporto mas...
Se encontraron de nuevo con la pasión de sus lenguas, Xena recordó como extrañaba a la
barda, era como si se encontraran por primera vez, una sensación única, la estaba
haciendo sentirse viva.
Se quedaron así abrazadas un rato, luego Gabrielle comenzó a besar a Xena, ahora era su
turno la de amar a su princesa, a esa princesa que hacia unos momentos le había hecho
ver las estrellas, esa princesa que le había demostrado una vez mas cuanto la amaba,
ahora ella quería darle ese placer... beso su boca, sus lenguas eran de fuego, como si
nunca se hubieran besado.
Xena: ¡Wow! Por los dioses... déjame respirar...
Gabrielle: pensé que yo era tu aire...
Xena: eres mi todo, Gabrielle... te amo...
Gabrielle le sonrió, se quedaron un momento mirándose en silencio, miraban mas allá de
sus ojos, miraban sus almas, se pertenecían.
Gabrielle: te amo Xena... nunca me cansare de decírtelo... y ahora te lo
demostraré...
Gabrielle comenzó con sus pechos, ya estaban duros por la excitación que tenia Xena
desde que había amado a Gabrielle, ahora se tenía que relajar y esperar a la barda, que
lo estaba haciendo muy lento y la estaba desesperando...
Xena: Gabrielle... por favor... me desesperas...
Gabrielle: tranquila guerrera... ahora es mi turno... ¿suplicas?... (beso de
nuevo y succiono su pecho, luego la pellizco y Xena gimió fuerte, la barda sonrió...)
se que me esperas... shhhhh... ¿estás bien? (le hacía círculos con su lengua mientras
se dirigía al centro de Xena, que estaba tan excitado esperando a Gabrielle, Xena no
aguantaba mas y tomó la cabeza de Gabrielle con las dos manos, Gabrielle solo la miraba).
Xena: hazlo... ahora... ¿no ves que me estoy muriendo? Te necesito, te amo...
entra en mi... (la barda le sonrió).
Gabrielle: me deseas...
Xena:¡Siiiiiiiiiii!... (y siguió gritando cuando sintió los fuertes dedos de la
barda haciéndola gemir del placer, el sentir la penetración fue lo máximo, Xena comenzó
a mover su cadera con tanta fuerza que levantó el cuerpo de la barda, ambas parecían
que estaban bailando la mejor danza, la del placer, en el aire, como las acometidas
eran cada vez mas fuerte, mas alto levantaba su cadera, los movimientos eran perfectos)
no te detengas, sigue, sigue, por favor... (Gabrielle ejercía toda su fuerza, puso su
cuerpo sobre Xena, la besó quitándole de nuevo el aire, Gabrielle se dio cuenta que la
guerrera ya estaba en lo máximo del placer, hizo unos movimientos lentos, para ir
liberando el cuerpo de su amada, los fluídos de Xena ya habian bañado sus dedos y la
cama, era extraordinario tenerla así, solo para ella, esa mujer que era tan fuerte, se
rendía ante sus dedos, ante su amor, ante sus ojos, era un placer... la liberó por
completo y se abrazaron para calmar las oleadas tan intensas que habian sentido, sus
cuerpos sudaban, temblaban, la respiración era entrecortada... hasta que pasó un buen
tiempo y ambas quedaron rendidas abrazadas, hasta que las venció el sueño.
Y así llego la mañana, las dos estaban aun en la cama, Xena ya estaba despierta
abrazada a Gabrielle, y pensando en la noche de amor que habían tenido y una sonrisa
salió de su bello rostro, dioses Gabrielle me haces ver los Campos Elíseos cada vez
que te tengo en mis manos, y cuando entro en ti que placer, eres lo mejor que me pasó
en mi vida. Gabrielle que se despertó al escuchar las palabras de Xena le contesto tu
también eres lo mejor que me pasó en la vida, te amo Xena y se dieron un profundo beso.
De pronto se sintió un fuerte movimiento de personas en el exterior de la cabaña, las
amazonas corrían, había muchas voces, y risas, luego gritos de euforia, de bienvenida,
Xena y Gabrielle querían saber que estaba sucediendo así que se cambiaron y salieron
para ver que pasaba.
Estaba entrando Claudia a la aldea, la habían visto las guardias y habían pasado la voz,
que ya se acercaba al centro de la aldea, Lilian corrió en su busca y le dijo:
Lilian: Claudia estas viva, yo sabía, nunca perdí las esperanzas en ti, (y
llorando se acerco para abrazarla, un pequeño gemido de dolor salió de la boca de
Claudia, aun sus cicatrices no estaban del todo curadas y sus costillas aun le dolían,
necesitaba mas reposo, Lilian al escuchar quejarse le preguntó) ¿estás bien? ¿Te
hicieron daño?, ¿te duele algo?
Claudia: cuantas preguntas... Estoy viva eso es lo principal, me duele un poco
el cuerpo pero nada que un buen descanso y baño no me quiten. (Claudia sabia que le
llevaría tiempo para recuperarse de las heridas con un buen baño no sería suficiente,
tenia que volver a conseguir las hierbas para preparar su ungüento y así poder curarse
mejor, ya que todo lo que tenia se lo había dado a Lilian para que curara a Xena)
Lilian: ven vamos a mi cabaña, te llevare lo que necesites.
El resto de las amazonas permanecían de pie al lado de Claudia y Lilian esperando que
les contara cómo había rescatado a Xena, si peleó con las amazonas, cómo se escapó,
dónde estuvo, querían saber todo, pero Lilian las interrumpió y les dijo:
Lilian: no ven que esta cansada, necesita descansar, luego seguro que Claudia
les dirá todo, ahora abran paso, vamos Claudia.
En ese mismo momento en medio de la aldea se aproxima Gabrielle y Xena detrás, cuando
Claudia quedo al descubierto.
Gabrielle: (gritó) ¡por los dioses! ¿Claudia eres tú? (Y se quedó quieta como si
hubiese visto a un fantasma, las lágrimas rodaban por sus mejillas, de la alegría que
sentía la barda no pudo moverse, hasta que reaccionó a la sonrisa de Claudia y quisó
correr para abrazarla, pero la mano fuerte de Xena la detuvo).
Gabrielle: ¿Qué haces Xena? Es Claudia quiero acercarme, quiero abrazarla...
Xena: no, no irás.
Gabrielle: pero ¡¡Xena!!
Xena: cállate (y la empujó hacia atrás)(Xena se adelantó y desafió con la mirada
a Claudia) ¿qué haces aquí, no te habías muerto?, ¿cómo vienes así después de tanto
tiempo?, sin decir nada, sin mensajes, ¿quién te has creído que eres?, hacernos sentir
culpables por lo que te pudiera haber pasado, y estas viva, y ni siquiera te molestaste
en avisarnos, no sabíamos si prepararte una pira o que...
Claudia: (estas enfadada en serio, pero aun veo en tus ojos amor), vaya espere
que me trataran mejor, pero bueno sí te molesta que este viva...
Xena: no te hagas la víctima conmigo, sabes que estuviste muy mal, y sabes que
te merecerías una buena paliza...
Claudia: si eso te reconforta, adelante, ven te espero, guerrera...
Lilian: ya basta, están las dos locas, como van a pelearse, cual es el fin.
Claudia: el fin es quién de las dos es más fuerte, Xena no soporta que le salvé
la vida...
Xena: deja de hablar estupideces y empieza, te daré una buena golpiza.
El resto de las amazonas se corrieron enseguida hicieron un círculo alrededor de Xena y
Claudia, Gabrielle le decía a gritos a Xena que parara, que no era necesario demostrar
nada.
Xena se acercó a Claudia y le lanzó un golpe en la cara, le dió de lleno, el labio de
Claudia comenzó a sangrar, Xena se quedó mirando el labio de Claudia y era como que se
había arrepentido, pero Claudia se pasó la mano por su boca y miró la sangre en su mano.
Claudia: esta bien guerrera si quieres pelear lo haré, (pese a que sabia que no
podría luchar contra Xena su cuerpo no le respondía, aún sentía fuertes dolores).
Claudia se acerco a Xena con sus manos levantadas y le tiro un par de golpes, solo le
pego uno o dos sin hacer demasiado en la princesa, Claudia se canso y le dijo:
Claudia: ya basta no quiero pelear mas contigo.
Xena: eres una cobarde, ven aquí te daré una lección. (y Xena le tiró una patada
que le dió en el costado de Claudia, haciéndola inclinarse del dolor, pues le había
pegado otra vez en sus costillas que estaban muy frágiles, ya sin aire Claudia se
incorporó apenas pudo, Gabrielle y Lilian no paraban de gritarle a Xena que parara).
Lilian: ya es suficiente, ¿no te das cuenta que esta muy mal? Eres una estúpida
Xena.
Xena aun la miraba con bronca, con dolor, con celos, con odio, con amor, todas las
emociones juntas, quería que Claudia le dijera está bien Xena tienes razón estuve mal
en no avisarte y preocuparte, pero Claudia no tenía la mínima intención de decirle algo,
su orgullo era más grande que el de la guerrera, entonces en ese momento apareció una
luz entre ambas, era Afrodita.
Xena: vaya aquí vienen otra vez en tu ayuda... Tienes suerte...
Afrodita: no seas cínica Xena, vine porque ambas me necesitan, a ti tengo que
decirte que con pegarle no lograrás nada, solo lastimarla más y eso sé que no quieres
hacerlo Xena, le debes mucho a Claudia y eso es lo que más te molesta, que te salve la
vida y no espere nada a cambio, ni siquiera las gracias, se que te dolió que no haya
venido antes, a decirte que estaba bien, que no dormías por las noches pensando en ella,
(todas las amazonas se miraron y luego miraron a Gabrielle). Pero tienes más bronca
porque Claudia es como tú, y te esta haciendo sentir, lo que tú le hiciste sentir a
Gabrielle, cuando no la querías a tu lado, cuando sentías que la barda te molestaba,
hasta que abriste tu corazón y hoy es el amor de tu vida, tienes eso dentro Xena,
quieres que Claudia se entregue a ti, a tu alma, y por los dioses, mis hermanos, no lo
hace, porque es más dura que tú, y te dolió el saber que despertó ante Gabrielle y no
ante ti, te salvó dos veces la vida y no espera nada de ti, eso es terrible ¿no
guerrera?, pero sabes algo, en el fondo ella, sí ella (la miro a Claudia con bronca) te
quiere guerrera, si no, no te hubiera salvado la vida. Y tú, Claudia, tampoco te
salvarás de mi sermón, tu hablas todo el día de amor, de paz hacia los demás, y no
esperas nada para ti, eso esta mal, si das tienes que recibir, así se completa un alma
buena, debiste avisarles que te encontrabas mejor.
Claudia: sabes bien que...
Afrodita: no me interrumpas, siempre quieres tener razón, si no ganas la empatas,
a quien saliste tan testaruda, si yo te digo que estuviste mal en hacer sufrir tanto a
las personas que realmente te aman, porque Claudia sabes algo, hay gente que te ama,
aunque tú no lo creas, aunque no le digas a nadie que los amas, yo sé que es así, pero
a veces no solo se demuestra con hechos, a veces hay que decirlo, es bueno para tí y
para quien lo escucha decirle que lo amas, aun te están esperando donde tu sabes,
¡maldición!, porque siempre te escapas cuando ves que te aman, ¿por qué?... Deberás
cambiar tu actitud o me enojaré en serio, y te llevaré conmigo al Olimpo, y me tendrás
a mí como tu custodia por el resto de tu vida, te puedo asegurar que no te gustará.
Bueno, ahora espero que entiendan de una buena vez que amar y dejarse amar es lo más
hermoso que hay en la vida, mortales...
Y en una nube de luz desapareció...
Lilian tomo el brazo de Claudia y la llevo para su cabaña, no sin antes ver como los
ojos de Claudia y Xena se cruzaban en una profunda mirada, en silencio las dos se
fueron para distintos lugares, Claudia con Lilian y Xena con Gabrielle entró a su
cabaña.
Gabrielle: Xena, ¿qué te pasa?, ¿cómo pudiste hacer eso? Es verdad todo lo que
dijo Afrodita, ¿sientes todo eso por Claudia? Pero ella solo te salvo...
Xena: lo sé Gabrielle, no sé lo que me pasó, y tu perdóname no quise ponerte mal,
con lo que me dijo Afrodita entendí muchas cosas.
Gabrielle: no crees que deberías hablar con Claudia, a solas, creo que ambas
tienen muchas cosas por decirse y aprender una de la otra, deberías pedirle disculpas
por los golpes, Xena se te fue la mano, cuando le diste esa patada, y se inclinó de
dolor fuiste muy fuerte.
Xena: no Gabrielle, casi ni la toqué, te lo juro, debe tener otra cosa, yo no le
pegué tan fuerte para que se inclinara del dolor, vaya a saber dónde estuvo y qué le
pasó, eso es lo que más me molesta que nunca pide ayuda, se cree que es superior a
todos que no necesita de nadie.
Gabrielle: uhmmmm, me hace acordar a alguien que conocí hace tiempo, una
guerrera, que hacía lo mismo, tenía una coraza en su corazón para no demostrar sus
sentimientos, pensando que ellos la harían ser una persona débil, Xena te enseñe que no
hay nadie en el mundo mas débil que aquel que no puede demostrar sus verdaderos
sentimientos, hay que ser muy fuerte para decir "te amo".
Xena: lo sé Gabrielle, lo aprendí muy bien, te amo por todo lo que me diste, por
eso quería abrir el corazón de Claudia, pero no soy tan buena como tú.
Gabrielle: por eso estabas celosa, que yo la desperté y tú no. Xena eres una
tonta, eso no significa nada.
Xena: sí, significa que yo no puedo dar el amor suficiente como para que alguien,
rompa esa coraza que cubre sus sentimientos, pero me alegro de que hayas sido tú la que
llegó a su corazón, eso quiere decir que me enamoré de la mejor persona de éste mundo,
del puro amor, me enorgulleces.
Gabrielle: gracias Xena, pero tu también tienes mucho amor para dar, y eso lo sé
muy bien, es solo que a lo mejor Claudia en ese momento estaba pensando en otra cosa,
¿por qué no se lo preguntas?.
Xena: sí, tal vez lo haga, ahora quiero ir a comer algo, todo esto me dio mucha
hambre.
Gabrielle: sí, a mí también.
Xena: y ¿cuándo no?
Gabrielle: graciosa... Xena luego iras a ver a Claudia...
Xena: sí, luego iré a verla, quiero que descanse un poco, necesito que tú hables
con Lilian, pregúntale si Claudia le dijo algo.
Gabrielle: ¿Cómo que?
Xena: ¡¡¡No sé, algo...!!!
Gabrielle: esta bien Xena, no te pongas así, le preguntaré si hablaron ¿sobre
ti? ¿te parece bien?
Xena: no te hagas la tonta, quiero saber sobre las malditas amazonas si logró
hacerles algo, que pasó con ellas.
Gabrielle: bueno lo haré, ahora voy a comer, después la buscare y le preguntaré.
Xena: si está con ella en su cabaña, crees que Lilian y ella... ¿pasará algo?
Lilian la mira mucho y siempre esta muy cerca ayudándola...
Gabrielle: Xena no me dirás que estas celosa, te voy a matar... (y la agarró del
cuello)
Xena: ¡auuu!! Es solo curiosidad, tontita, sabes que te amo solo a ti. (beso
apasionado).
En la cabaña de Lilian:
Claudia: te agradezco todo lo que haz hecho por mí, me ayudaste mucho.
Lilian: no hace falta agradecerme lo hice porque así me siento mejor, si
necesitas algo más solo dímelo, lo haré con gusto.
Claudia: sí en verdad necesito esas hierbas que te di con el frasquito, para
curar a Xena.
Lilian: se lo di todo a Gabrielle, no tengo nada ¿para qué lo quieres? ¿estas
herida?
Claudia: solo un poco, bueno no importa, entonces necesitaré que me consigas
ciertas hierbas para poder hacer de nuevo la mezcla, y de paso te la enseño es muy
efectiva para curar heridas profundas, así no se infectan, te será muy útil para curar
a alguien cuando yo no este. (estas palabras rompieron el corazón de Lilian, quien se
había encariñado con Claudia, la amaba mucho, pensó que seria una muy buena amiga).
Lilian: sí claro, lo que tú quieras (con un tono de tristeza, pensando solo en
las palabras: "cuando yo no este").
Claudia: (observó los ojos de Lilian por primera vez vio dolor en ellos y se
preguntaba ¿por qué?), quiero algo donde escribirte lo que necesito.
Lilian: sí, sí, aquí tienes, toma, escribe aquí...
Claudia: ¡Listo! Todo esto es lo que necesito, y esta es especial cuando la
cortes, trata que no pierda mucho el líquido que emana, es como si fuera leche, es la
principal para curar mejor y no arde tanto la herida se llama "aloe".
Lilian: espero encontrar todas, me será difícil, hay muchas que no sé como son.
Claudia: pregúntale a la curandera a lo mejor ella tiene la mayoría, pero por
favor que nadie se entere, especialmente Xena, no quiero que sepa que estoy haciendo
este ungüento, preguntará para qué y quién es. No quiero que se entere que es para mí,
¿entendiste?
Lilian: sí lo entendí, pero no veo porque no le dices lo que tienes, al fin y al
cabo fue por su culpa.
Claudia: no digas eso, las cosas suceden porque deben ser así, yo fui a salvarla,
y sabía las consecuencias, Xena no es culpable.
Lilian: eres tan extraña, esa mujer hoy te golpeó salvajemente, le salvaste la
vida y aun no quieres preocuparla con tu dolor, Afrodita tiene razón, eres muy
orgullosa, que piensas que Xena no puede consolarte, o alguien mas tal vez, eres muy
dura contigo misma, deberías abrir mas tu corazón y permitir que los demás te ayuden,
que sientan realmente que los necesitas, necesitar a alguien no es un pecado, es normal,
pedir amor a alguien, esperar que te amen.
Claudia: bueno, esta bien, pero por ahora no quiero que se entere nadie, al
menos a ti te necesito, ves que a alguien le pido ayuda de vez en cuando, no soy tan
dura como parezco. Ve y tráeme lo que te pedí, debo pasármelo enseguida por la espalda,
tengo muchos latigazos que aun no se han curado, pues no tenia forma de hacer este
ungüento, y solo donde estuve me limpiaron las heridas con agua, pero no fue suficiente,
aun tengo algunas abiertas, y por eso me duele tanto, cuando Xena me pego creí que
moriría ahí mismo, pero soy mas fuerte de lo que pensé, también tengo un dolor terrible
en mis costillas, Xena volvió a golpearme donde mas me dolía, ni que supiera. Ahora solo
me queda descansar y limpiarme las heridas, por eso te voy a necesitar para eso también,
sé que estoy abusando de tu bondad, pero no puedo curarme sola la espalda, yo te
indicaré lo que harás con el ungüento una vez que lo prepare. Gracias por todo.
Lilian: aun no he hecho nada.
Claudia: pero veo en tus ojos que lo harás, sé que me ayudaras.
Lilian: ¡Oh!, sí claro, te ayudaré. Bueno voy a lo de la curandera, pero creo
que ese aloe no debe tener, nunca lo vi. Hasta pronto.
Claudia: adiós, vuelve pronto.
Claudia habló con una amazona para que le preparara el agua para un buen baño.
Luego de un momento entro una amazona para avisarle que ya estaba listo el baño.
Claudia: gracias, ya voy. (espero que nadie me vea, y que por fin me relaje un
poco, estoy muy nerviosa por todo lo que paso, ¿qué se le cruzo a Xena por la cabeza?,
¿por qué me trato así? Esta loca, celosa, no sé a veces creo que es tan rara como yo,
otras creo que me veo al espejo, es tan parecida en algunos aspectos con respecto a
mostrar nuestros sentimientos) bueno me voy.
En el baño:
Claudia lentamente se desnuda, dejando al descubierto las heridas en su espalda, dioses
parecían surcos de sangre y piel, tenia razón en dolerle tanto, le llevaría un tiempo
en reponerse, le habían dado muy fuerte, se metió lentamente en el agua tibia, se
estremeció de dolor, pero luego se fue acostumbrando al calor del agua y fue delicioso
no quería salir de allí, de pronto entro Lilian que la estaba buscando para informarle
sobre las hierbas.
Lilian: siento molestarte, me dijeron que estabas aquí, solo quiero decirte que
conseguí todas menos la de aloe, esa me dijo la curandera que es muy difícil, porque
muy pocos la conocen, me dijo que le pregunte a Xena ella sabe mucho de hierbas.
Claudia: ni se te ocurra, ya sabré que hacer, este baño esta muy bueno, no tengo
ganas de salir, pero debo hacerlo ya estuve mucho tiempo y me hará mal a las heridas, no
se me secaran tan rápido como para luego poner el ungüento, ¿me alcanzas mi toalla?
Lilian: sí por supuesto...
Claudia: déjala allí, ya salgo, mira para otro lado.
Lilian: ¡¡Por supuesto que lo haré!!
Claudia: bueno, no es para que te pongas así, solo te dije que miraras para otro
lado, es normal, voy a salir desnuda del baño, no me gusta que me miren.
Lilian: y a mi no me gusta mirar a las mujeres desnudas por ahí.
Claudia: jajajaja, muy bueno lo tuyo, ya puedes mirar termine de secarme.
Alcánzame la ropa así me visto.
Lilian: ¿Que harás sin el aloe? Es la principal, me dijiste.
Claudia: sí lo es, no sé saldré por la aldea a mirar, crece cerca del agua, no
sé...
Lilian: y si le pregunto a Xena, así como así, por simple curiosidad. A lo mejor
ella no sabe para que se usa.
Claudia: sí, podría ser, pero así como así, sospechará, ¿qué le dirás?, hola
Xena necesito que me digas si conoces donde puedo encontrar aloe, te dirá ¡¡dónde
escuchaste ese nombre!!
Lilian: tu déjamelo a mí, si no es hoy, mañana tendrás tu aloe para curarte tu
espalda. Toma tu ropa, sí ya sé, me doy la vuelta.
Claudia se cambio, pero dejó al descubierto su espalda un rato mas para dejar entrar el
aire a sus heridas así se secaban más rápido, tenia un trapo que cubría sus pechos,
Lilian se dió la vuelta pensando que ya había terminado cuando vio su espalda y emitió
un gemido de dolor, Claudia la sintió, y le dijo:
Claudia: créeme que a mí me duele más.
Lilian: cómo pudieron hacerte esto, cómo habrás sufrido, y todo por Xena, debes
quererla mucho, y no dejas que ella lo sepa, no te entiendo. (se acercó mas a la espalda
y quiso tocarla para hacerle sentir menos dolor, como si con un simple toque se fueran
las heridas)
Claudia sintió su mano suave, en la espalda y se estremeció.
Claudia: déjame por favor, no me toques todavía, solo necesito el ungüento,
veámonos de aquí.
Lilian: yo te cuidaré, verás que muy pronto te curaras.
Claudia y Lilian se fueron para su cabaña, Claudia quedo descansando.
Y Lilian fue en busca del aloe.
Encontró a Xena en la orilla del lago mientras afilaba su espada, la barda estaba
hablando con Ephiny del otro lado.
Lilian: Xena, que suerte que te encuentro.
Xena: ¿Eh?, ¿para qué me buscas?.
Lilian: solo quería preguntarte por una hierba, me contaron como era y la verdad
no creo que haya una hierba así, que al cortarla salga como una leche, y supuse que tu
sabrías decirme la verdad.
Xena: sí hay una hierba que tiene eso, es muy buena para las heridas, cuida mucho
la piel, tu deberías saberlo en el ungüento que me diste para mis heridas seguro estaba
esa hierba, se sentía muy fresca.
Lilian: yo no sé lo que tenia ese ungüento, porque me lo dio Claudia.
Xena: sí, claro.
Lilian: bueno, me dices entonces que existe, y ¿cómo es?, ¿dónde puede haber?,
solo quiero verla.
Xena: (la miró de reojo) sí, yo sé dónde puede haber, te diré dónde, ves por
allá... No mejor yo te la buscare, luego te la llevo a tu cabaña, ¿estarás allí mas
tarde?
Lilian: sí, pero no es necesario, dime donde hay yo solo quiero tener un poco,
quiero ver como es.
Xena: no te preocupes (la miró directamente a los ojos) yo te la alcanzaré a tu
cabaña.
Lilian: esta bien Xena, ganaste.
Xena: ¿Gane qué?, acaso crees que soy tonta, necesitas la hierba para Claudia
¿no?, ¿qué le pasa?
Lilian: sí, pero, por favor, no le digas nada, va a matarme, si se entera que te
conté, es para ella, tiene el resto de las hierbas, pero esta es muy difícil y no sé
dónde puedo encontrarla, la necesita para preparar el ungüento, el mismo que te dio a
vos. Ella tiene las mismas heridas que tenías tú.
Xena: (dejó caer su espada) ¿qué dices? ¿cómo?, está herida y no me ha dicho
nada, es tan dura en pedir ayuda, ¿cómo que tiene mis mismas heridas?
Lilian: sí, las amazonas después que nos fuimos la tomaron a ella como prisionera
y descargaron toda su rabia sobre ella, le pegaron igual que a ti con el látigo, varias
veces hasta hacerle sangrar toda su espalda, si la vieras es un horror, debe dolerle
mucho, y encima también tiene una costilla que le duele mucho, mas con el golpe que tú
le diste.
Xena: ¡Maldición!, ¿por qué no me lo dijo?, y claro que duele mucho, dímelo a mí,
aun tengo algunas marcas, pero ¿por qué a ella aun le quedaron abiertas?, deberían
estar cicatrizadas.
Lilian: sí, lo que pasa es que no tenia el ungüento, solo se pudo lavar bien,
pero las heridas no cerraron, necesitaba el ungüento y dónde se encontraba, no podía
hacerlo, no había nada. Ahora que vino aquí quiero ayudarla, quiero curarla y necesito
el aloe para completar el ungüento, dice que el aloe es la hierba principal, para
cerrar y suavizar la piel.
Xena: es verdad, pero tranquila, la vamos a ayudar, ya mismo voy a buscar el
aloe, luego te lo llevo.
Lilian: pero recuerda que no debe enterarse que tu sabes, me mataría, me lo hizo
prometer, tráelo y yo te espero en la puerta de la tienda, hazme una seña, ella estará
adentro esperándome, apúrate Xena, es muy doloroso ver esa espalda tan lastimada.
Xena: no te preocupes, en un momento estoy allí con el aloe, ella lo mezclara o
lo harás tú.
Lilian: lo hará ella, yo solo veré como lo hace, me dijo que quería enseñarme
para... (con tristeza) para cuando no este mas aquí.
Xena: ¿Piensa irse? ¿cuándo?
Lilian: no me lo dijo, pero seguro que se irá, cuando este mejor... A lo mejor
espera quedarse hasta el festival de la canción de las tribus amazonas, ya falta poco,
y hemos practicado mucho, nos faltaría hacerlo con ella, estaba tan entusiasmada con la
idea antes de que pasara todo esto, no sé si aun querrá participar.
Xena: pues pregúntale, haz que se quede aunque sea hasta el festival, será muy
agradable para todas, verlas cantar, y espero que ganen, seguro lo harán si Claudia
pone mano en eso, nunca pierde a nada.
Lilian: trataré de convencerla, aunque seguro tú lo harías mejor.
Xena: ¿Crees que aun quiere hablarme?, ¿después de lo que le hice?
Lilian: ¡Por supuesto!, esta un poco dolida y enojada, pero se le ilumina el
rostro cuando te nombra, te admira mucho, aunque no te lo haya dicho nunca, se nota
Xena, quiere llegar a ti, pero es tan dura, que cree que decirte que te admira la hace
sentir débil, y ella no se permite ser débil...
Xena: se como se siente, yo era igual, hasta que conocí a Gabrielle y me hizo
ver lo equivocada que estaba, Gabrielle abrió mi corazón y me curo. Tal vez a ella le
falte eso, alguien que le abra el corazón, yo intenté hacerlo y creo que fallé, por eso
es mi bronca, no pude darle nada de lo que ella me dio, ¿entiendes?, me salvo dos veces
la vida, me hizo descubrir el amor que sentía por Gabrielle y yo no puedo pagarle de
alguna forma lo bueno que hizo por mí, porque no me deja entrar a su corazón, a su alma...
Y me siento mal por eso, yo quiero y necesito ayudarla... tal vez sea así porque sufrió
mucho por amor, veo a veces en sus ojos que tiene la mirada perdida, como si pensara en
alguien mas, lo siento, se que hay alguien que la hace estremecerse, en algún sitio
dejó a la persona que amaba y creo que a veces se arrepiente, se siente culpable, por
eso no quiere entregar su corazón, para no lastimar a nadie mas, su vida es un viaje,
por los dioses creo que descubrí su secreto, es eso, ama a alguien tanto que no se
permite amar a nadie mas, porque le habrá hecho mucho daño al dejarla en algún sitio...,
bueno iré por el aloe, esas heridas si están tan expuestas deben ser curadas pronto,
antes que le agarre una infección... Nos vemos luego.
Lilian: si te espero... (se fue pensando en lo que dijo Xena, que había alguien
que ya ocupaba el corazón de Claudia, ¿pero quién sería?, ¿qué le habrá pasado? ¿dónde
estaría esa persona? ¿por qué no esta junto a ella?...)
En la cabaña de Lilian:
Claudia: por fin llegas, conseguiste el aloe.
Lilian: no aun no, pero hable con Xena y ella me lo conseguirá, me dijo que vaya
por su cabaña a retirarlo en una marca de vela.
Claudia: seguro no le dijiste nada, para que lo necesitabas.
Lilian: no, Claudia, no le dije nada, solo me dijo que me la iba a mostrar para
que yo viera que la persona que me dijo que tenía como una leche era verdad, que había
perdido la apuesta.
Claudia: ¿Le dijiste que habías apostado?
Lilian: sí, le dije que no creía que hubiera una hierba que largara leche, y
jugué una apuesta, y que solo Xena me daría la verdadera prueba.
Claudia: pues te dirá que perdiste, cuando veas que en realidad despide una
leche, que sobre la piel es muy buena.
Lilian: lo mismo me dijo Xena, ustedes dos si que saben mucho ¿eh?
Claudia: el andar por el mundo, te enseña muchas cosas...
Lilian: sí, pero te aleja de las personas que amas...
Claudia: sí, te aleja de los que amas... Aunque ellos a veces ni se dan cuenta
de que faltas...
Lilian: (pensando en lo que había dicho Xena) ¿dejaste a alguien esperando por
ti en algún lugar?, ¿tuviste a alguien que amaste ?
Claudia: esas preguntas son muy personales, pero te diré que sí, ame mucho y
creo que al final no fui correspondida, y para no verla mas me fui del pueblo, rumbo a
ningún lado, pensando que la olvidaría, pero sabes, ni el tiempo, ni otras personas,
pueden hacerte olvidar cuando amas en serio, cuando encontraste a tu alma gemela y
debes dejarla ir, porque fuiste cobarde por no luchar por ella, regresé de un viaje
demasiado tarde, y cuando volví ella ya se había casado, y luego volví a irme como
siempre lo hago, Xena tiene razón puedo ser muy valiente para luchar, pero en cosas del
amor soy muy cobarde, me cuesta decir lo que siento...
Lilian: lamento haberte hecho recordar, solo quería saber mas de ti...
Claudia: ya esta, no hay marcha atrás...
Lilian: a eso se refería Afrodita, cuando te dijo que hay alguien que aun te
espera.
Claudia: Afrodita se equivoca, ya nadie me espera, ella ya se había casado el
día que volví a irme, ya debe ser muy feliz, paso mucho tiempo... casi tres veranos...
Y sigo así andando por todos los pueblos, pero sabes algo en cada estrella veo su
rostro, sus ojos, sus labios, y cuando veo a alguien con el pelo rubio moviéndose con
el suave viento, cierro los ojos y la veo, la veo sonreír, con una sonrisa perfecta, es
hermosa, la mujer mas hermosa que vi en toda mi vida, es mi luz, mi esperanza y la dejé
ir..., (suspiro profundo)... Sabes creo que nunca había hablado de ella con nadie, me
trajiste buenos recuerdos, gracias...
Lilian: si aun la amas ¿por qué no la vas a buscar?
Claudia: ya te dije que estaba casada el día que yo partí, paso mucho tiempo...
Ya me habrá olvidado...
Lilian: no es fácil olvidarse de vos, no creo que te haya olvidado, aunque sea
pasa a saludarla, tal vez le puso tu nombre a su hija, eso sería algo maravilloso, ¿no
crees?, sería una forma de tenerte cerca para siempre... Ella te amaba ¿no?
Claudia: sí me amaba, nos amábamos como nadie en el mundo, pero por
circunstancias de la vida nos separamos, y luego ella se casó, llegué tarde.
Lilian: entonces se casó solo porque tu no llegaste a tiempo, se casó sin amor,
para alejarse de ti, es muy doloroso, tu lo dijiste, amar a alguien y no ser
correspondido, ella quizás pensó que tú no la amabas, al irte y no volver por mucho
tiempo. Estoy segura que ella te amaba, no hay quien no pueda quererte, eres muy
especial, debes ir en su busca, aunque sea para saber si es feliz, ¿no te gustaría
saber que es de su vida?
Claudia: si, pero aun no estoy preparada.
Lilian: ¿Y cuándo vas a estarlo?, ¿cuándo llegues a vieja?, vive el momento
ahora, mañana quien sabe si estas...
Claudia: sabes yo pienso lo mismo, pero para los demás, me cuesta mucho hacer
eso, pero te prometo que no pasara mucho tiempo, lo haré, pasare por su pueblo alguna
vez...
En ese momento se escucho una señal de pájaro afuera...
Lilian: bueno, recuéstate, traeré el aloe, ya paso una marca de vela. Le saco el
jugo lechoso, lo mezclo con las hierbas y listo.
Claudia: sí, veo que prestas atención. Gracias.
Lilian: no hay porque... Ahora vuelvo... prepárate... ¡ah! Escucha te quedarás
para el festival ¿no?, mira que si me dices que no, no pienso curarte... Te quedarás...
Te necesitamos, tu fuiste la que armo la idea, ya arreglamos todo, vienen varias tribus,
todas quieren cantar, me volvieron loca esos días que no estuviste, practicamos y todo,
ya verás que bien sale todo, pero te necesitamos para que cantes las mejores canciones,
esas que escribiste vos, son tan dulces y profundas, y ahora sé a quien le dedicas la
mayoría...
Claudia: estoy segura que mi musa inspiradora, me bajará para escribir algo
sobre ti, pues escribo sobre todas las personas que tocan mi vida, y tú eres una de
ellas, te dedicare una canción... dame tiempo... ¿Cuándo es el festival?, ¿tendré
tiempo de recuperarme?
Lilian: ¡Oh! Sí claro, faltan 20 lunas...
Claudia: tenemos mucho tiempo, sí me quedaré por aquí un tiempo mas, quiero ver
la cara de Gabrielle cuando vea que sus amazonas tienen tanto talento, seguro que
ganaran.
Lilian: ¡¡¡¡Ganaremos!!!! Tu también tendrás mucho que ver... Bueno ahora traigo
el aloe, ponte cómoda...
En el medio de la aldea:
Lilian: Xena, lo conseguiste, veamos como es esto.
Xena: la tienes que cortar y aprietas, y así sale el jugo lo viertes en un
recipiente junto con las otras hierbas y lo mezclas, luego se lo colocas con un paño
bien limpio, de a poco, que entre bien en las heridas, pásala con cuidado al principio
le dolerá un poco, luego se acostumbrará.
Lilian: esta bien Xena, ya se todo... lo haré con cuidado, no te preocupes...
Xena: quiero verla...
Lilian: no, por favor, dirá que te avise...
Xena: no lo hará, solo entraré de golpe, para verte a ti, para saber si te había
servido el aloe que te conseguí, eso haré...
Lilian: Xena no lo hagas, no me lo creerá...
Xena: pero quiero ver sus heridas, entonces,... entra tú, ¿ella estará boca
abajo en la cama?
Lilian: sí.
Xena: bueno, preparas la mezcla y le dices, ya está ahora voy a ponértela, y
entonces entro yo despacio, me das el recipiente, te vas y yo le pongo el ungüento en
su espalda, ¿entendiste?
Lilian: sí entendí, pero ¿por qué tú?, le dije que yo la ayudaría...
Xena: ya la has ayudado bastante, ahora déjame a mí, quiero hacer algo por ella
aunque no se entere, ¿me dejarás?
Lilian: sí Xena, quien puede decirte que no, y si te digo que no, seguro me
atarías a un árbol y me dejarais allí toda la noche hasta que termines con Claudia.
Xena: bueno, veo que nos entendemos, ya me conoces, sabes que lo que me propongo
lo hago...
Lilian: sí, Xenaaaaaa... Mejor voy porque va a sospechar... Quédate en la puerta
en silencio cuando escuches que le diga: ya tengo todo listo, entras.
Xena: sí correcto, haremos eso... Y no te preocupes, no se enfadará contigo, si
me descubre, lo hará otra vez conmigo...
Así fue que Lilian terminó de hacer la mezcla y nombró las palabras mágicas para que
Xena entrara...
Claudia permanecía boca abajo en la cama, con su cara mirando hacia la pared y los ojos
cerrados, de pronto sintió un aroma diferente, se sintió extraña, una mano fuerte tocó
su espalda haciéndola gemir un poco por el dolor, el contacto de la mezcla con su piel,
un trapo humedecido era pasado suavemente por todas sus heridas, Claudia se sentía rara,
eran una delicia esas caricias, dioses, eran caricias, pese al dolor que sentía ella
sabía que eran caricias, una mano suave y fuerte a la vez, una respiración entrecortada,
mientras subía y bajaba la mano por toda su espalda, Claudia conocía muy bien esa mano,
ese aroma a cuero, esa fuerza, el silencio... Supo que era Xena quien la estaba curando
y se alegró por dentro, su cuerpo tembló un poco, y una lágrima bajo por su rostro,
Xena lo sintió, pero supuso que era por el dolor de las heridas, pero Claudia sabía que
no fue por eso, era la alegría en el fondo de su corazón, quería que Xena la cuidara,
le gustaba eso, sentir a la princesa dándole sus cuidados, como ella lo había hecho
hacia tiempo y Xena por su parte también se sentía muy bien, estaba haciendo algo que
quería hace mucho tiempo, cuidar a Claudia, darle una recompensa por todo lo que había
hecho por ella.
Cuando terminó, Xena tenía ganas de abrazarla y decirle que la perdonara, pero un grito
de la barda buscándola la sacó del estado de paz en que se encontraba, rozo el costado
de Claudia con su mano, como diciéndole que ya había terminado, Claudia lo entendió y
le dijo:
Claudia: gracias... Lilian, tienes una mano muy suave... Ahora creo que dormiré
mejor...
Xena no pudo mas que sonreír, sabía que Claudia lo había dicho a propósito, se había
dado cuenta que era ella, aun no había olvidado sus manos, después de tanto tiempo,
desde la última vez que estuvieron juntas, aun sabia como era su toque... Dioses
Claudia eres terrible... Pero si tú no das el brazo a torcer, yo tampoco lo haré, te
dejaré así, pensando que era Lilian, ¿te quedará la duda?...
Xena salió en silencio, y en el medio de la aldea se encuentra con Gabrielle.
Gabrielle: ¡¡Pero dónde te habías metido!! Te estoy buscando hace rato, me
preocupaste. Vamos a comer algo...
Xena: estaba por ahí, vamos a comer...
Gabrielle: hablaste con Claudia, ¿la fuiste a ver?
Xena: no Gabrielle, no hablé, ni fui a verla.
Gabrielle: ¿Y qué esperas?, debe estar esperándote, sabes que ella no vendrá por
ti, debes ir tú.
Xena: ¿Por qué si te preocupas tanto, no vas vos?, ¿acaso no salvo al amor de tu
vida?, ¡¡tú también le debes mucho!!
Gabrielle: por supuesto que lo haré, tienes razón por primera vez en algo.
Xena: siempre la tengo.
Gabrielle: ¿Guerrera, modesta? Vamos a comer. Luego pasaré por su cabaña.
Xena: la cabaña de Lilian, querrás decir.
Gabrielle: sí eso, es lo mismo... ¿no están juntas?
Xena: sí, pero no como tú crees. Solo avísale que vas a verla, o mejor envía una
guardia, para decirle que la Reina la quiere ver en el salón, así comeremos todas
juntas, ¿no te parece?, creo que ya descanso suficiente, tiene que salir un poco de la
cabaña a distraerse.
Gabrielle: ¿A mirarte a vos?
Xena: no, a ver el paisaje, respirar un poco de aire, salir a ver a todas,
también a ti, acaso ¿no quieres verla?
Gabrielle: claro que sí, extraño mucho su humor, sus miradas pícaras, su doble
sentido en todo, dioses claro que la extraño, pero tu crees que querrá sentarse junto a
nosotras después de lo que pasó.
Xena: ¿Por qué no?, bueno conociéndola bien se sentará en la otra punta.
Gabrielle: si creo que va hacer eso, se sentará en la otra punta, apuesto a que
si.
Xena: no te apuesto porque pienso lo mismo. jajaja...
Gabrielle: viste, hasta hablando de ella reímos, te trasmite todo su humor... Le
diré a la guardia que la llame, no puede negarse a la Reina y para que no se aburra
podemos decirle a las chicas que canten algo de lo que están preparando para el
festival, seguro que así no se querrá ir tan rápido, recuerdo que no le gustan mucho
las fiestas, se parece a una famosa guerrera, que no se cómo ahora le gustan las
fiestas...
Xena: te lo debo a ti Gabrielle, todo a ti... Me cambiaste en mas de una forma...
Para bien... Te amo... (beso apasionado en medio de la aldea)
Gabrielle: para Xena, que dirán las amazonas, su Reina besándose en medio de la
aldea...
Xena: que aprendan, vamos dame otro, así sabrán mejor como se besa... (y le
comió la boca)
Gabrielle: vamos Xena...
La guardia entró en la cabaña de Lilian, y le dió el mensaje de Gabrielle a Claudia,
que la esperaba para la cena en el salón principal. A Claudia no le gustaba mucho la
idea, aun le dolía todo el cuerpo, solo quería descansar, tampoco quería ver a Xena,
estaba de mal humor, todo lo que había pasado, fue demasiado.
Ya reunidas las amazonas principales, junto con Gabrielle y Xena, estaban por comenzar
a comer, cuando entró Lilian y luego Claudia, solo dijo hola y se sentó en la otra
punta, (Gabrielle y Xena se miraron y sonrieron), hola le dijeron todas al mismo tiempo.
Claudia comió en silencio, nadie se atrevía a preguntarle nada aunque se morían de
ganas por saber todo lo que había pasado, hablaban entre ellas de cosas sin importancia,
para pasar el rato, por supuesto que el aire entre ella y Xena era muy tenso, una sola
vez cruzaron sus miradas y parecía que se sacarían chispas, una vez que terminó de
comer Claudia se levantó para marcharse, pero Amaris la detuvo.
Amaris: no te vayas aun, tenemos algo que ofrecerte, una canción de las que nos
diste antes de que te fueras, estuvimos ensayando y queríamos mostrarte como quedó, si
te gusta o nos das alguna indicación de cómo debemos hacerlo, nos gustaría que te
quedarás a escucharnos, por favor. (ante esta suplica Claudia la miró y movió la cabeza
en señal de aprobación)
Se levantaron las que tocaban los instrumentos y Amaris comenzó a cantar, la letra se
la había dado Claudia hacia muchos días así que ya se la sabía de memoria, Gabrielle
intentaba buscar la mirada de Claudia pero esta se hacía la distraída y no hubo ningún
contacto con sus ojos, tampoco volvió a mirar a Xena, pese a que sentía que la guerrera
a veces la miraba, ella se quedó quieta para comenzar a escuchar la canción, cuando
comenzó la música, Claudia sabía que canción era, así que se animó y la canto ella...
"No ha podido olvidar mi corazón,
aquellos ojos tristes soñadores que yo amé,
la deje por conquistar una ilusión y perdí su rastro
y ahora sé que es ella todo lo que yo buscaba,
y ahora estoy aquí buscándola de nuevo ya no esta, se fué,
tal vez Usted, la ha visto, dígale que yo siempre la adoré
y que nunca la olvidé que mi vida es un desierto y muero yo de sed,
y dígale también que solo junto a ella puedo respirar,
no hay brillo en las estrellas ya ni el sol me calienta
y estoy muy sola aquí no sé adonde fue por favor dígale Usted...
Fueron tantos los momentos que la amé
que siento sus caricias y su olor esta en mi piel
cada noche la abrazaba junto a mi la cubría de besos
y entre mil caricias la llevaba a la locura
y ahora estoy aquí buscándola de nuevo ya no esta se fue
tal vez Usted la ha visto, dígale que yo siempre la adore
y que nunca la olvidé que mi vida es un desierto y muero yo de sed
y dígale también que solo junto a ella puedo respirar
no hay brillo en las estrellas ya ni el sol me calienta
y estoy muy sola aquí, no se a donde fue por favor dígale Usted... dígale,..."
(letra de la canción: Dígale. David Bisbal)
Después de cantar Claudia, todas quedaron muy emocionadas, la voz y la letra de la
canción eran magníficas, aplaudían a mas no poder, Claudia por fin sonrío por primera
vez en toda la noche, el ensayo había salido muy bien, luego siguieron tocando
distintas músicas y comenzaron a bailar, pero Claudia se retiró lentamente cuando nadie
la miraba, (la canción le había hecho recordar a su gran amor, pues la había escrito
para ella), bueno solo Xena la miraba porque quería hablarle pero aun no se atrevía,
pues Claudia tenía cara de estar enfadada todavía con ella.
Luego de la noche llegó el nuevo día, Claudia se sentía un poco mejor, aun seguía con
las curaciones de sus heridas, pero no sabía si le dolía mas la espalda o el corazón,
por como había reaccionado Xena, cuando ella llego en lugar de ponerse contenta porque
había regresado, Xena la quería matar a golpes, Claudia solo pensaba ¿por qué?, ¿qué le
había hecho? Bueno Afrodita le dio a entender algo, pero ella aun no creía que Xena le
había pegado por celos, por no decirle que estaba aun con vida, por no volver cuando
ella mas la necesitaba, pero Claudia no podía haber vuelto antes, estaba herida, algo
que Xena descubrió después, por eso ahora estaba arrepentida y quería hablar con
Claudia pero aun no se animaba.
Esa mañana Gabrielle y Xena estaban cerca del lago, con Abrilin una amazona joven que
escribía historias, y no podía esperar mas a que Claudia le contara que había pasado
con las otras amazonas, las que se habían llevado a Xena, en ese momento apareció
Claudia, y paso al lado de ellas sin mirar ni saludar, ni a Gabrielle ni a Xena, solo
dijo:
Claudia: hola Abrilin, ¿todo bien?
Abrilin: sí Claudia, quería hablarte...
Claudia seguía caminando, Xena y Gabrielle se miraron, y Gabrielle le dijo:
Gabrielle: ¿Qué le pasa?, ¡ya es suficiente!, no saludarnos es el colmo, ¡¡nos
ignoró por completo!!, ahora verá...
Gabrielle: Claudia, te ordeno que te detengas, ¿quién te has creído?, pasar así
delante nuestro e ignorarnos... Soy la Reina y me debes una explicación...
Claudia: eres su Reina (señalando a Abrilin), no la mía...
Gabrielle: (enfadada), soy la Reina de todas las personas que están en mi aldea,
si no te gusta ya sabes lo que tienes que hacer, ¡¡puedes marcharte cuando quieras!!...
(Xena le tomó la mano para tranquilizarla), no Xena, no te metas, esto lo tengo que
arreglar yo. (y se soltó de Xena, esta solo se quedó mirando la escena).
Claudia: esta bien Gabrielle, si es lo que quieres, me iré hoy mismo, solo te
quiero preguntar si aquella parte del lago también es territorio amazona.
Gabrielle: no, no lo es, nuestro territorio termina acá.
Claudia: esta bien, entonces pararé allí, hasta el festival, es lo único que me
importa, solo quiero ver si ganan, luego ya no me veras más.
Gabrielle: esta bien, solo te digo que no te llevarás nada de mi aldea, si
quieres comer deberás cazarlo tú y no involucres a ninguna amazona pidiéndole ayuda,
porque si me entero será desterrada de la aldea, te lo digo para que no la metas en
esto a Lilian, espero que hayas entendido, que te vaya bien. (muy seria)
Claudia: no necesito de nadie para seguir... (y se fue hacia la cabaña para
tomar sus cosas, Xena la miró con ojos tristes, ¿por qué habían llegado a esa situación?,
nunca la había visto tan enojada a la barda, creía que se había pasado, pero bueno ella
era la Reina y debía hacerse respetar, cuando pasó Claudia a su lado Xena se levantó y
tomó a Gabrielle por los hombros)
Xena: ¿estas bien?
Gabrielle: no, no lo estoy, Xena cómo quieres que este bien, acabo de pelearme
con una mujer que me ayudo en momentos muy duros de mi vida, te salvó la vida dos veces,
me enfadé mucho ¿no?, pero creo que se lo merecía, no sé... Ahora no puedo retractarme,
que diría la aldea que soy una Reina muy floja... Será mejor así, que se vaya unos días,
luego hablaremos...
Xena: sí Gabrielle, tranquila, el tiempo hará pasar todo...
En la cabaña de Lilian:
Claudia esta preparando todo para marcharse y entra Lilian.
Lilian: ¿Es cierto lo que dicen que Gabrielle te echó de la aldea? ¿cómo pudo
hacer eso?
Claudia: sí, es cierto, pero no te preocupes estaré bien, solo me voy del otro
lado del lago, me quedaré hasta que se realice el festival, quiero ver si ganan, aunque
no tengo dudas después de lo de ayer, vi que tienen talento.
Lilian: ¿Cuándo te tienes que ir? No quiero que te vayas sola, yo iré contigo,
¿quién te curara la espalda?
Claudia: no, Lilian no puedes venir, prométemelo, me dijo que si alguien me
ayudaba la desterraría. Y mi espalda estará bien, ya lo verás.
Lilian: mientes, aun falta curarte, necesitas a alguien que te ponga el ungüento,
sola no podrás, y si me destierra no me importa, es una injusticia la que cometió
Gabrielle contigo.
Claudia: escúchame bien, porque no lo diré otra vez, ella es la Reina y la vas a
obedecer, que yo no lo haga es otra cosa, yo no soy amazona, pero tú si, así que no me
hagas enojar contigo, cumple la ley de la Reina, ¿entendiste?, si me entero que haz
hecho algo para ayudarme no te hablaré nunca mas, te lo prometo.
Lilian: pero yo solo quiero ayudarte.
Claudia: te lo agradezco, lo harás solo si te quedas aquí, tranquila. Yo estaré
bien, te lo prometo.
Lilian: esta bien, pero podemos vernos en el lago, y hablar a distancia yo en mi
territorio y tu del otro lado, eso no sería desafiar a la Reina, o también te quito la
palabra de las amazonas.
Claudia: no, la verdad sobre eso no dijo nada, esta bien podemos hablar así,
pero ahora debo irme, ya preparé mis caballos, acompáñame afuera y no me sigas ¿eh?
Lilian: si haré lo que me pides, mañana nos vemos al amanecer, estaré esperándote
en este lado del lago.
Claudia: bueno, vamos, ya debo irme.
En el medio de la aldea Claudia monta a su caballo y tirando las riendas del segundo se
va de la aldea, todas las amazonas la despedían en silencio, no entendían muy bien que
había hecho para enfadar tanto a la Reina, otras estaban dolidas porque se iba y no
sabían muy bien el porque, Gabrielle estaba en la puerta de su cabaña, no se atrevió a
salir, Xena si estaba fuera y la vio alejarse...
Claudia llegó al otro lado del lago y acampo allí, preparó sus mantas, hizo un poco de
fuego, y luego se durmió, no tenía ganas de cazar nada, se quedó en silencio con sus
pensamientos, esperando a Morfeo...
En la cabaña de la Reina:
Gabrielle: Xena ¿crees que este bien?, ¿allí tan sola?, tengo miedo por ella.
Xena: ¡¡Uy!! Gabrielle, por qué no te quedas tranquila, Claudia sabe cuidarse
sola, así la conocí, sabe hacer muchas cosas, no te preocupes debe estar durmiendo como
un angelito, seguro que ni piensa en nosotras.
Gabrielle: te parece, no creo, algo debe pensar... mañana iré a verla... no puedo
dejarla allí sola...
Xena: tienes un corazón tan puro, tus enojos no duran mucho,... Te amo... (Xena
pensaba como se curaría Claudia la espalda, ella sola no podría pasarse el ungüento,
así que se alivió que la barda intentaría hablar con ella mañana para que vuelva)...
Ambas quedaron dormidas, abrazadas...
Llegó el amanecer, Lilian ya estaba esperando a Claudia, no durmió en toda la noche
pensando como podría hacer para llegar hasta su amiga sin ser vista y así no traicionar
a su Reina, solo quería hablarle y en lo posible curarle sus heridas, sabía que Claudia
la necesitaba, al menos para eso.
Pero la guardia era muy intensa y no pudo salir, solo cuando llegó el amanecer recién
pudo acercarse al lago desde el otro lado para ver si Claudia aparecía como habían
quedado, pero Claudia estaba tan cansada que aun seguía durmiendo, no había podido
curarse sola la espalda pero logró de alguna forma descansar, Lilian se quedó preocupada,
volvió a la aldea para no llamar la atención, sobre todo de la Reina sabia que prestaría
mas atención en ella, para ver si cumplía sus órdenes la de no acercarse a Claudia.
Xena ya estaba levantada, la barda aun dormía, la aldea estaba tranquila, cuando de
pronto se sintieron pisadas de varios caballos entrando a la aldea, eran romanos que
atacaban a la aldea, habían matado ya a las guardias del lado sur, se dirigían hacia el
norte, pero decidieron pasar por esta aldea para conseguir víveres y algo de diversión,
hombres con mucho cabalgar, sin mujeres, buscaban desesperados divertirse y lo
encontrarían en una villa amazona, que mejor para divertirse, todas mujeres..., Xena
escucho los gritos y despertó a Gabrielle...
Xena: rápido Gabrielle, levántate, hay ruidos afuera, gritos de guerra, vamos a
ver que pasa.
Gabrielle aun aturdida por el sueño, se vistió como pudo y salió detrás de Xena.
Xena: ¿Qué está pasando? (le preguntó a una amazona que venia corriendo desde el
lado sur).
Amazona: soldados, romanos, son muchos, mataron a las guardias vienen para acá.
Xena: rápido tomen sus arcos y flechas, todas sus armas, prepárense para repeler
el ataque, Gabrielle urgente da la orden que salgan todas.
Gabrielle: rápido amazonas, nos atacan, muévanse pónganse en posición.
Pero ya era tarde la mayoría de los soldados ya habían entrado, la batalla se torno muy
dura, caían amazonas como moscas, Xena y otras mas mataron algunos, pero fue tanta la
sorpresa del ataque que no pudieron hacer mucho, hasta que se vieron totalmente
rodeadas y habló el que mandaba.
Politeus: soy Politeus, teniente del ejército romano, bajen sus armas y no
morirá nadie mas, ya no pueden hacer mucho, ríndanse, o las matamos a todas, aunque la
verdad no me gustaría, pues solo queríamos divertirnos un poco (bajándose del caballo
tomó a una amazona y la manoseo toda).
Gabrielle: esta bien, amazonas bajen sus armas.
Politeus: vaya tú debes ser la que manda, ¿quién eres?.
Gabrielle: soy la Reina, mi nombre es Gabrielle.
Politeus: vaya me divertiré primero con la realeza, jajajaja (todos los soldados
reían la cara de Xena era de furia).
Xena: si le pones una mano encima, no llegarás a mañana, sabrás quién soy (y
quiso acercarse a Gabrielle, pero Politeus dio una breve seña y cinco hombres tomaron a
Xena y enseguida la redujeron, le ataron las manos, la pusieron de rodillas y un soldado
le puso su espada en el cuello).
Politeus: ante el menor movimiento la matas, (le dijo al soldado). Espero que no
nos des problemas, también nos divertiremos contigo, eres muy hermosa, la verdad todas
son muy bonitas. ¡Hey!, tú reinita, dime quién es la cocinera, mi ejército y yo tenemos
hambre, primero comeremos, y luego nos divertiremos, verás que te va a gustar mucho. Tú
reinita no te vas a quejar, ¿verdad? Tienes muy lindos pechos, uuuyyyy, ya quiero
hacerte mía, me excita estar con una Reina, vamos a comer primero y luego verás linda...
Xena estaba que volaba, la barda estaba asustada ese hombre era horrible, sabía lo que
le esperaba y no sería agradable, ya había pasado esto con la Xena oscura, sería peor
con un hombre así, incluso a veces recordaba la penetración dolorosa que había sufrido
con Pérdicas, por favor pensaba que ocurra algo, como salvaré al resto de las amazonas,
hay algunas tan niñas, diosa Artemisa ayúdanos por favor, pensaba la barda y una lágrima
corrió por su rostro, la única persona que la podía ayudar estaba ahí delante de ella
atada y a la otra persona en quién había confiado su vida muchas veces la había echado
de su aldea, pero aun tenía la esperanza de que Claudia hubiera escuchado algo, los
gritos, no sé, ¿pero ella sola que haría? Conocía sus habilidades, pero contra un
ejército, y nosotras todas dominadas, sería muy difícil y doloroso, ¿qué nos pasara?
¡¡dioses!! ¿por qué?...
La cocinera comenzó a servir el guiso que había preparado, esquivando cada mano de
soldado que la quería tocar, otros estaban aun de guardia, aun no comerían, esperarían
su turno, cuando terminó el primer turno de comer, en el que estaba Politeus y su
ayudante primero, se levantaron y se dirigieron a la barda.
Politeus: dile a tus amazonas que se pongan en fila aquí, mis hombres van a
elegir con quién se van a divertir, solo les digo que la Reina es mía, después que yo
la tenga se la doy a quién la quiera, pero primero es para mi (y tocó el trasero de la
barda, esta se molestó y casi le pega, el se dió cuenta y le aclaró) si te portas mal,
la pasarás peor de lo que te imaginas, se buena niña, y solo nos divertiremos, te
dejaré vivir, ¡¡¡va si es que soportas el dolor que dejaré entre tus piernas!!!
Jajajajaja...
Xena, no podía moverse, pero escuchaba esas palabras y quería matarlos a todos, sabia
lo que le esperaba a su mujer, y no quería que le pasara nada, pero como salir de allí,
estaba atada, arrodillada y con una espada en el cuello, pero antes muerta que ver a
Gabrielle en manos de ese desgraciado, pensó, pensó... pero nada... Solo le gritó otra
ves al maldito bastardo...
Xena: si tocas a mi mujer te juro que te buscaré por cielo y tierra...
Politeus: tú cállate, no estas en condiciones de hacer nada y así que esta es tu
mujercita, pues yo le daré algo mas tentador de lo que tú le das, se divertirá mas
conmigo que contigo, le dejaré un buen recuerdo, jamás me olvidará, te haría ver el
espectáculo pero sabes, ya me hartaste, duérmanla, es muy peligrosa. Cuando despiertes
no encontraras nada...
Gabrielle: pero tu dijiste que si bajábamos las armas, solo querías comida y...
Bueno diversión, estoy de acuerdo que solo lo hagas conmigo, pero el resto son unas
niñas, no puedes hacer eso, por favor, te daré lo que pidas...
Politeus: mentí, soy muy mentiroso... Ah, pero en que te haré ver las estrellas
en eso no mentí... La pasarás muyyy biennn... Duerman a esa guerrera...
Y le dieron un fuerte golpe en la cabeza a Xena, que la hizo caer de cara al suelo, aun
seguía atada y la dejaron allí, ya no molestaría por un rato largo, Gabrielle gritó
Xeeennnnaa...
Claudia estaba ya despierta esperando a Lilian del otro lado del lago, le llamó la
atención que no apareciera, pero bueno ella le dijo mas temprano y Claudia como estaba
durmiendo en ese momento llegó mas tarde de la hora citada, pero también le llamó la
atención que no hubiera amazonas en el lago, siempre alguna iba a bañarse, todas las
mañanas había voces de amazonas, divirtiéndose en el lago, pero hoy era distinto estaba
desolado, vacío... mientras estaba allí pensando fue cuando escucho el grito de
Gabrielle, fue tan fuerte y desgarrador que se hubiera escuchado hasta el mismo
Tártaro...
Quedó sorprendida, algo malo estaba pasando, no había amazonas, Gabrielle gritando, se
apresuro a llegar a su mini campamento y tomo su espada, pero pensó quienes serían los
que estaban atacando, se acercó sigilosamente, y pudo ver que eran romanos, que diablos
hacían por acá, y en una villa amazona, buscarían comida y diversión, sabía que sus
amigas la estarían pasando mal, se acercó mas y vio varios cuerpos de amazonas muertas,
se estremeció, no podía creerlo, estaban a punto de tener una maravillosa fiesta y
ahora esto, diosa Artemisa te estas olvidando de tus hijas, pensó... Volvió a su
campamento e hizo lo único que le quedaba hacer...
En la aldea: Xena ya inconsciente en el piso, las amazonas gritando de horror, por lo
que seguía, varios soldados tomaron por la fuerza a las mujeres, se las llevaban a sus
cabañas para saciar sus bajos instintos.
A Gabrielle, Politeus la montó en su caballo y la llevó hacia el norte de la aldea a un
descampado, fue junto con su ayudante que también se llevaba a otra amazona era Lilian.
Claudia supo que no podía perder mas tiempo, esta vez no llegaría tarde, se lo juro
alguna vez a Gabrielle, que nunca mas llegaría tarde...
Montó a su caballo azabache, y se vistió con la ropa que usaba cuando ejercía el papel
de la comandante Lefer, una gran romana, que en un tiempo había trabajado para el
emperador, que se dedicaba ayudar a los pueblos que la estaban pasando mal, por no
tener víveres que comer, falta de seguridad, problemas con bandidos, se había hablado
mucho de sus proezas, pero nadie excepto algunos romanos del palacio la conocían en
persona, a cara descubierta, se puso su traje, consistía en un uniforme todo negro de
cuero, un casco que cubría su rostro y una hermosa capa roja de terciopelo, algo nunca
visto por la gente común, era hecha solo para la aristocracia romana, tenias que ser
muy importante para poseer una capa de esa tela, era suave, perfecta. Una vez lista
avanzó lo mas rápido que pudo hacia la villa, los soldados al escuchar un caballo se
apresuraron a tomar sus espadas, cuando vieron solo a un caballo con su jinete, los
tres guardias que estaban vigilando el lado por el que venia Claudia, comenzaron a
reírse.
Claudia: soldado, su nombre y quien esta al mando.
Soldado1: ¿Quién es usted para preguntarme eso?, baje de su caballo.
Soldado2: estúpido, no ves el uniforme, es de la realeza romana. ¿quién eres?,
disculpa a este inútil.
Claudia: soy la comandante Lefer, y quiero saber quién está a cargo, no lo
volveré a repetir.
Soldado2: esta al mando el teniente Politeus.
Claudia: vaya, vaya, Politeus, por esta zona, que están buscando.
Soldado2: solo algo de comida y... y...
Claudia: cállate, llévame con él.
Soldado3: creo que se fue, hacia el norte.
Claudia: ¿Cómo? ¿y los dejó a ustedes aquí?
Soldado3: se llevó a la Reina, para... bueno... este...
Claudia: sí ya entiendo, será mejor que no la haya tocado, porque se la verá
conmigo, ustedes tres síganme, reúne a todo los soldados no quiero que falte ninguno,
no me importa lo que estén haciendo.
Claudia entró cabalgando fuerte al centro de la aldea, donde estaban algunas amazonas,
en círculo, rodeadas de soldados, pudo ver a Xena tirada en el piso, se preocupó, y
preguntó:
Claudia: ¿Qué le pasó a esa guerrera?.
Soldado: se portó mal y le di un golpe, no creo que despierte en mucho tiempo.
Claudia: (saco su látigo y le dio en la cara al hombre, haciéndola sangrar) con
esto no te olvidaras de esa guerrera tan fácilmente, la próxima vez que le pegues a una
mujer asegúrate de que no este atada, así la pelea es mas justa, no me gustan las
injusticias.
El soldado se tomo la cara y luego amago con tomar su espada.
Claudia: ¿Qué pretendes hacer?, si quieres morir ahora mismo, no tengo ningún
problema, suelta tu espada, arrójala hacia el árbol y quédate tranquilo.
El soldado hizo caso, pero no por mucho, Claudia en su rapidez tomo un cuchillo y se lo
lanzó a la garganta, matándolo.
Claudia: alguien mas quiere morir hoy, si me hacen caso no será necesario,
quiero que todos los soldados se pongan a mi derecha y la amazonas a mi izquierda.
Los soldados ya habían salido de las cabañas, de muy mala gana, no sabían que estaba
pasando, porque estaban dando una contraorden, la de no divertirse, por suerte Claudia
llegó a tiempo, solo estaban comenzando, no llegaron a mas...
Las amazonas se pusieron a su izquierda y los soldados a su derecha.
Claudia: ustedes tres, (con los que había hablado primero), estarán a cargo
mientras busco a Politeus, si alguien se mueve de su lugar lo matan, ¿entendido?
Amazona o romano no me importa, ya murieron varios de los dos lados, si quieren
permanecer con vida quédense quietos en donde están hasta que yo vuelva, y les recuerdo
que desobedecer una orden mía es la pena de muerte. Tú, amazona, ayuda a la guerrera,
ponle un trapo en su cabeza, pero no la desates, hasta que yo vuelva, entendiste, tu
vida va en ello.
Amazona: si señora, lo haré.
Claudia: por dónde se fue Politeus.
Soldado: por allá, (y señaló hacia un descampado).
Claudia fue galopando hasta encontrar a la barda, también se preocupó, porque buscó
entre las amazonas a Lilian y no la había visto.
En el descampado:
Politeus: creo que aquí estaremos bien, la hierba parece suave, tanto como tu
piel (y tocó el brazo de la barda), estas temblando, la pasaras bien..., me encanta y
me excita que tengas miedo (y la bajó del caballo, le ató fuerte las manos, y la tiró
al piso), uhh, eres muy hermosa, esa guerrera tiene suerte, así que dijo que eras su
mujer, mirá vos, yo te daré algo que ella no puede, te daré placer, dolor...
Detrás venía su ayudante con Lilian, también hizo lo mismo la bajó del caballo, ató sus
manos y la puso en el piso al lado de Gabrielle, sus rostros lo decían todo, la iban a
pasar muy mal.
Politeus tomó a Gabrielle y la llevó un poco mas lejos, de Lilian, tomó un cuchillo y
comenzó a cortar la ropa de la barda, primero le corto su top, dejando al aire los
pechos de la barda, los miró con lujuria, eran tan perfectos, grandes, fuertes, el
bastardo se excitó mas, y se lanzó como un animal mordiendo y apretando los pechos de
la barda que hizo que gritara del dolor... Y del asco que sentía...
Politeus: jajajaja, te dije que gritarías, y eso que aun no empiezo... tienes
unos hermosos pechos, (y los apretó con mas fuerza, mordió, succionó, hizo lo que quiso
con ellos, Lilian por su parte tampoco la estaba pasando bien, el ayudante recién
comenzaba, la besaba salvajemente en la boca, Gabrielle por su parte estaba sintiendo
el dolor en sus pechos, y Politeus comenzó a besarle el cuello, luego fue a su boca, y
quiso entrar con su lengua pero la barda le mordió el labio, y este de bronca le dió
una bofetada que le hizo sangrar el labio a la barda)
Politeus: maldita perra, ya veras... (y la arrastró y la ató a un árbol, comenzó
a quitarle la falda, dejándola completamente desnuda, la manoseo toda y comenzó a
sacarse sus pantalones, pues su sexo estaba preparado para hacer una profunda
penetración, se acercó a la barda y le dijó al oído verás lo que es el dolor, me
pedirás por favor de rodillas que pare... Cuando estaba a punto de consumar el hecho,
escucho un caballo y el ruido de un látigo que pasaba al lado de su oído, rodeándole el
cuello, y un fuerte tirón del látigo hizo que se cayera al piso rodando hacia donde
estaba el jinete que había logrado eso.
Politeus: (hablando de espaldas, como podía) quien se atreve a hacer esto, la
pagarás...(se dió vuelta y vió, las botas de alguien de la realeza, siguió subiendo sus
ojos hasta llegar al casco que cubría el rostro de la mujer que se encontraba debajo,
sintió pasarle la muerte y tragó saliva antes de volver hablar, pero Claudia no lo dejó)
Claudia: ¿Decías...? Hola Politeus, veo que te diviertes y siempre llego yo para
acabar con tu diversión, te dije la última vez, que este tipo de diversión suele ser
muy peligroso, para ¡¡ti!!, te advertí que no lo volvieras hacer, pero parece que no
aprendes...
Politeus: tengo mis necesidades... Además... Mírala es la Reina y es muy hermosa,
¿no crees?...
Claudia: (miró a Gabrielle de arriba abajo y con un gesto sin importancia dijo)
las he visto mejores... (Gabrielle buscó la mirada de esa extraña mujer, ¿quién era?,
además juzgarla así, "he visto mejores"... Pensó por lo dioses que me saque de aquí...
Claudia: además, tú no eres de la realeza para mezclarte con ella, dijiste que
era la Reina... (Dirigiéndose a Gabrielle)... ¿tú eres la Reina?
Gabrielle: sí lo soy, y ¿tú quien eres?
Claudia: acá las preguntas las hago yo, eres muy tonta o muy valiente... Quiero
que me contestes... ¿te hizo daño? ¿te llegó a tocar? Veo tus pechos que están
lastimados, quiero saber si hubo algo mas...
Politeus: no, no, te juro que no, dile la verdad maldita, dile que solo te toque,
no hubo nada mas, no llegue, fue justo cuando viniste vos...
Claudia: ¿Es eso verdad Reina Gabrielle? ¿no te lastimó? ¿no llego a... la
penetración?
Gabrielle: no, no lo hizo, (bajando la voz) gracias a ti... (y una lágrima
corrió por el rostro de Gabrielle, Claudia al ver esto se emocionó y quería bajar del
caballo y consolar a la barda, quería abrazarla y decirle que lo que había prometido
una vez lo había cumplido había llegado a tiempo, aclaró su voz antes de hablar para no
levantar sospechas sobre su estado de ánimo).
Claudia: Politeus, ponte de pie, y tú (refiriéndose al ayudante) ponte al lado
de él. (Luego se dirigió a Lilian), tú ¿te encuentras bien? (aún no tenia las ropas
rotas así que Claudia supuso que no había pasado nada y Lilian se lo confirmó)
Lilian: sí estoy bien gracias, pero mi Reina... ¿puedo ayudarla?
Claudia: no espera. Politeus, toma este cuchillo y corta la soga, si haces algo
que no debes la pagaras con tu vida, lo sabes...
Politeus: sí, lo sé.
Gabrielle y Lilian: nos matará.
Claudia: no, no lo hará, sabe muy bien que no le conviene.
Politeus cortó la soga de Gabrielle y luego la de Lilian. Gabrielle cayó de rodillas,
las piernas le temblaban por lo que había pasado, Politeus rió y dijo:
Politeus: aun no había terminado y ya la tengo a mis pies, para ser Reina eres
muy débil...
Claudia: ya basta de hablar, tú levántate (señalando a Gabrielle, se sacó su
capa y se la arrojó a la barda) cúbrete con esto, (la barda sintió en su cuerpo el
perfume de esa capa ¿era el perfume de su dueña? Su aroma era exquisito, su piel tan
suave, se sintió protegida, y miró de nuevo a la mujer, (como dándole las gracias);
Politeus toma la soga y ata a tu ayudante.
Ayudante: a mi nadie me ata, y menos me da órdenes ¡¡¡una mujer!!!
Politeus: cállate no sabes con quién hablas, estúpido.
Ayudante: no me importa, (y sacó su espada para atacar a Claudia esta en un
rápido movimiento, le clavó un cuchillo en la garganta, era su mejor tiro, la sorpresa
del cuchillo, que llevaba bajo cada una de sus mangas, este cayó al piso y murió,
Gabrielle y Lilian se miraron sorprendidas por la rapidez de esa mujer, sin un gesto,
sin un grito, lo mató).
Politeus: no era necesario.
Claudia: ¿Te atreves a cuestionarme?
Politeus: no para nada, comandante, sabes que no haría eso, sería buscar mi
muerte.
Claudia: eres muy inteligente, tú (dirigiéndose a Lilian) toma esa soga y ata a
Politeus, luego sube al caballo del muerto, y cabalga delante, Politeus irás caminando,
y tú Reina ven aquí. (Gabrielle se acercó al caballo y Claudia le tendió la mano para
que subiera delante de ella, la barda quedó en el medio de los brazos de esta mujer,
mientras Claudia sostenía la riendas, la barda estaba en su interior envuelta en la
capa, ambas sintieron agitada su respiración cuando se acercaron.
Claudia: (le susurró al oído) ¿estás bien?
La barda se estremeció al escuchar esas palabras tan cerca de su oído y algo extraño
sintió en su pecho, se agitó, pero no sabía muy bien el por qué ¿estaba excitada? ¿ese
maldito, había logrado algo? O era el perfume de la piel de esa mujer, la cercanía, el
hecho que la defendió, la capa tan suave, ¿qué era? Sintió un fuerte dolor en su centro,
al galopar con fuerza, ese dolor fue desapareciendo, y pensó de pronto en Xena, cómo
estaría, sabía que le habían pegado duro, pobre Xena... Y luego recordó que su silencio
había durado mucho, y contesto:
Gabrielle: no, no lo estoy, estoy preocupada por mis amazonas.
Claudia: tus amazonas, están bien, hoy llegué a tiempo a todos lados.
La barda no reconocía la voz, pero la esencia, era algo extraño... (Claudia cambiaba
su voz, para que no la reconociera debajo de ese caso que cubría todo su rostro).
Llegando a la aldea, todas miraban hacia donde venían los caballos, se alegraron al ver
a su Reina con vida, a Lilian, a Politeus atado, a los soldados mucho esto no les gusto,
Xena ya estaba despierta pero seguía atada como había dado la orden Claudia.
Claudia: baja despacio, (le dijo a Gabrielle), tú ayuda a tu Reina.
Xena no podía moverse quería ir a abrazar a la barda, saber cómo se sentía, pero
Gabrielle no la miró, solo miraba a esa extraña mujer que la había salvado de ser
violada y muerta.
Claudia: bueno acá solo se hará lo que yo diga, entendido, tengo en mi poder a
su jefe, así que harán lo que yo diga, como comandante romana soy la de mas cargo aquí,
obedecerán mis ordenes, debo apurarme ya no tengo tiempo, tengo a mis hombres del otro
lado del lago y se estarán preguntando porque tardo tanto, les dije que venia a visitar
a las amazonas para pedirles víveres que pagaríamos, algo que Politeus debería haber
hecho, el dinero cambiará al mundo, será el nuevo amo del mundo, el comercio moverá los
pueblos, la espada ya no se usara, salvo para hacer justicia, el dinero moverá todo,
así que Politeus ¿cuánto dinero te dio César, para saciar tu hambre?
Politeus: tenemos 2000 denarios.
Claudia: ¿Te parece que con 2000 denarios, no puedes comprar víveres?, y así
evitar la muerte de tus soldados en manos de las amazonas, cuando los necesitas para
pelear contra Pompeyo, eres un estúpido, te das cuenta no eres un buen comerciante, que
diría Cesar si se enterara de esto.
Politeus: no, por favor, comandante Lefer, tu no se lo dirás ¿verdad?, por favor
sabes que me mataría...
Claudia: lo mereces por como has actuado con estas amazonas, has quitado vidas
sin ser necesario, podías haber venido en paz, ellas te hubieran dado lo que tus hombres
necesitaban, comida, y si querías algo mas, solo debes preguntar quién esta dispuesta,
pero no hacer todo por la fuerza, hoy te perdonaré la vida, porque llegué a tiempo,
piensa en tu futuro, actúa mejor, como debe ser un hombre de ley, no un bastardo, y nos
llevaremos bien, te daré otra oportunidad, ahora trae tu dinero y haz una lista de lo
que necesitan para tu viaje, ¿hacia dónde vas?
Politeus: te agradezco tu oportunidad, haré todo lo mejor posible mi comandante,
nos dirigimos hacia el norte, para combatir con la décima compañía del ejército de
Pompeyo.
Claudia: necesitaran mucho, prepara la lista y entrégasela a la Reina, pero
antes quiero que te arrodilles ante ella y le pidas disculpas.
Politeus: sí, lo haré, (de rodillas) Reina Gabrielle, quiero disculparme por lo
que te hice a ti y a tus amazonas, no volverá a pasar, a partir de ahora todo ejército
romano que pase cerca de tu villa, sabrá que tiene una amiga, vendremos a comprar tus
víveres, haremos un buen negocio.
Gabrielle: eso espero, que cumplas con la oportunidad que se te brinda. Dame tu
lista y prepararemos todo. (Gabrielle aun seguía envuelta en la capa).
Claudia: Politeus, págale bien, no seas miserable, por lo menos dale 1000
denarios, creo que es justo, después del daño que hiciste.
Politeus: sí, esta bien.
Xena permanecía en silencio, tratando de saber quién era esa misteriosa mujer que
estaba solucionando todo, sin derramar una gota de sangre, estaban haciendo un trato
con los romanos, era increíble, mientras pensaba, buscaba los ojos de Gabrielle para
saber que sentía con todo lo que había pasado, y de pronto Gabrielle la miró, en sus
ojos podía sentir todo, dolor, odio, angustia, vergüenza, (vio como se abrazó asimisma
junto a la capa) y su mirada cambio a esperanza, encontró el amor de nuevo en ellos y
sonrió.
Gabrielle: disculpa, ¿cuál es tu nombre?, te han llamado comandante.
Claudia: ese es mi nombre, comandante Lefer, de la realeza romana. ¿qué deseas?
Gabrielle: podría desatar a mi amiga, ya no es peligrosa, ella solo quería
protegerme.
Claudia: (mirándola a Xena) ¿te portarás bien? No quiero problemas.
Xena: sí, me quedaré quieta, solo quiero hablar con Gabrielle.
Claudia: desátenla. Bueno, yo debo irme, "no" fue un gusto volver a verte
Politeus, espero que la próxima vez que nos encontremos sea en mejores circunstancias,
cumple con lo que te ordené y vivirás.
Politeus: le mandaré tu saludo a tu hermano.
Claudia: sí hazlo, se alegrará de saber que aun estoy viva. Reina Gabrielle, tal
vez en otra oportunidad no volvamos a ver, pero mis hombres ya deben estar preocupados,
y no quiero que vengan aquí, no se llevan muy bien con Politeus, te dejo mi capa,
cuídala bien, algún día volveré por ella... Adiós...
Xena: gracias por salvar a mi mujer...
Gabrielle: espera, no puedes irte, quiero agradecerte, sin ti...
Claudia: no hace falta, adiós (y se fue y la dejó con una lágrima en los ojos a
Gabrielle, pero debía irse, sería peligroso quedarse por mas tiempo allí).
Gabrielle se aferró mas a la capa, que cubría su cuerpo desnudo y se secó la lágrima
que aun corría por su rostro cuando sintió los fuertes brazos de Xena, se abrazó y lloró
con ella.
Politeus ya había terminado su lista y las amazonas estaban haciendo el pedido, una vez
todo listo Politeus monto a su caballo y el ejército entero lo siguió, sin decir nada
más, alejándose hacia el norte, la pesadilla había terminado.
Una vez que todo se aclaró, las amazonas volvieron a sus tareas habituales, otras
comenzaron hacer las piras para celebrar la ceremonia por las hermanas caídas, esa
noche sería muy triste.
Gabrielle entro a su cabaña y se vistió, pero no podía dejar de pensar en esa mujer, en
esa capa, de una tela tan suave, ¿qué sería?...
Xena: Gabrielle, lamento mucho el no haberte ayudado, ¿no te tocó ese bastardo?
¿no me mientes?
Gabrielle: no, Xena quédate tranquila, esa mujer llegó a tiempo, no paso nada,
estuve averiguando y tampoco paso nada con ninguna de mis hermanas gracias a los dioses,
si no hubiera aparecido esa mujer no sé en que hubiera terminado todo esto.
Xena: sí, me lo imagino. Pero ¿de dónde salió?, yo no vi ningún ejército del otro
lado del lago, ayer los hubiésemos visto, bueno a estos tampoco los vimos, debes poner
más guardias, que presten mayor atención, fuimos atacadas por sorpresa, eso no esta
bien Gabrielle.
Gabrielle: tienes razón, pero no puedo reprocharles nada, las guardias fueron
las primeras en morir. Pondré mejores guardias la próxima vez, y con respecto a de
dónde salió, no sé, yo no estaba cuando apareció en la aldea, me encontró en un
descampado cerca de acá.
Xena: ¿El maldito te llevó a un descampado? ¿segura que estas bien?
Gabrielle: te digo que sí, Xena.
Xena: déjame verte.
Gabrielle: ¡¡Estoy bien!!
Xena: déjame verte Gabrielle, ven aquí, quítate el top, no me hagas sacártelo
por la fuerza. (Gabrielle se dejó caer el top y Xena pudo ver que la barda le mentía)
dioses, ese maldito te mordió, debes ponerte urgente un ungüento para aliviar el dolor
y por si te agarra una infección, Gabrielle ¿por qué no me dijiste?.
Gabrielle: no quería que te pusieras mal.
Xena: Gabrielle, siempre que te pase algo malo me voy a poner mal, pero si puedo
curarte lo haré, además, cuanto tiempo me lo ibas a ocultar, como si no volviera a verte
desnuda mi bardo, te amo, y si ese bastardo no se hubiera ido, lo hubiera matado...
Gabrielle: no Xena, lo prometiste, dijiste que no harías nada, además ya se fue,
ya paso todo, tengo las mejores manos del mundo para curarme, ¿por qué no empiezas
ahora?
Xena: eres pícara, sabes como hacerme olvidar... y tienes razón tienes las
mejores manos del mundo para acabar con tu dolor... ven acuéstate boca arriba iré por
unas hierbas, a propósito ¿qué sabes de Claudia?.
Gabrielle: ¡Oh! Es cierto me había olvidado, Claudia, ¿cómo estará?, ¿le habrán
hecho daño? Debemos ir a verla.
Xena: no, tú quédate aquí, iré yo con Lilian, de paso le diré que vuelva, y
traeré tu ungüento, ella tiene mucho preparado. Espérame aquí.
Gabrielle: si, mamá, lo haré. (sonrío, y Xena se derritió, se acercó y le comió
la boca en un beso tan apasionado que demostraba lo mucho que la amaba).
Xena salió de la cabaña y Gabrielle se quedó pensando de nuevo en esa mujer, su capa,
su aroma...
Xena: Lilian, ven te necesito.
Lilian: si Xena, ¿qué pasa?
Xena: vamos a buscar a Claudia, tal vez le pasó algo malo, no sé.
Lilian: sí yo también pensé en ella, iba a ir, pero no sabía si Gabrielle quería
que ella volviera...
Xena: sí, Gabrielle es muy dura durante dos marcas de vela, antes que pasara
todo esto ya me había dicho que fuera a buscarla.
Lilian: la Reina es muy buena... Pero aun no sé por qué se pelearon.
Xena: es muy largo, no te preocupes, lo importante es que se solucione todo, hoy
la pasamos todas muy mal, ¿tú te encuentras bien?, esa mujer ¿de dónde salió? ¿quién era
en realidad?, con ese casco, quiero que me cuentes todo, que le pasó a Gabrielle.
Lilian: yo estoy bien, pero a Gabrielle le lastimó sus pechos, la desnudó por
completo y cuando iba a... lo siento Xena... a penetrarla llegó justo esa mujer y la
salvo, si hubieras visto la cara de Politeus cuando la vio, era como si hubiese visto a
la misma muerte...
Xena: sí lo entendí cuando vi a Politeus, la miraba con miedo, con respeto, debe
tener mucho poder en el gobierno de Roma, y cuando se fue le habló de su hermano, ¿quién
será?... ¿tendrá que ver algo con César o algún senador?
Lilian: ¿Será la hermana de César?, dioses, eso sí que es asombroso, a Gabrielle
le dio su capa para que se cubriera y luego la trajo ella en su caballo, la protegió
mucho, había algo extraño en ella, como si la conociera, pero con ese casco su voz no
me era conocida, tal vez Gabrielle al estar tan cerca de ella sintió algo mas.
Xena: si esa mujer es la hermana de César me alegra que se haya ido tan rápido,
no quiero saber nada con esos malditos, bueno, vamos por Claudia, ella ahora seguro nos
necesita.
En el campamento de Claudia:
Claudia sabia que no tardarían mucho en acordarse de ella y que vendrían a buscarla,
así que rápidamente, se cambio, y se puso en las mantas para hacer como que aun seguía
dormida, puso a su caballo azabache a un costado.
Cuando ya estaba en sus mantas, sintió los pasos de Xena esta se acercó lentamente
hacia ella.
Xena: Claudia, despierta, Claudia...
Claudia: ¡Ooohuuu! (bostezando y con los ojos casi cerrados) Xena ¿qué haces
aquí?, tu Reina te dio permiso para salir...
Xena: no te hagas la cínica, estoy aquí para que vuelvas a la aldea, también
esta aquí Lilian.
Claudia: ¡Uy! Lilian, disculpa me olvidé (mirando a Xena) del lago.
Lilian bajo la cabeza y asintió.
Xena: vamos levántate, es hora de irnos.
Claudia: no, Xena, no voy a ningún lado quiero quedarme un poco mas, estoy
cansada. (y estiró sus brazos hacia arriba, se dio la vuelta y el contacto con el piso
le hizo gemir un poco por su espalda) uyyy.
Xena: ¿te pasa algo? (Xena ya sabia que era pero preguntó para disimular)
Claudia: (mirando a Lilian), no, no me pasa nada es solo que el suelo esta muy
duro.
Xena: por eso deberías volver, en la cabaña dormirás mejor, dale ven, no me hagas
rogarte, te pido disculpas por lo del otro día, no sé que me pasó, sé que estuve mal,
pero ¿podrías perdonarme?
Claudia: cuando me pides perdón de esa manera, con esa cara de niña tan dulce,
cómo puedo negarme, (y la tomó de la cintura con fuerza y la tiró hacia su cuerpo y
Xena quedó acostada al lado de Claudia, mirándose a los ojos, ambas estaban en otro
sitio, no se acordaban que Lilian estaba allí, hasta que ésta tosió).
Claudia: parece que alguien nos quiere decir algo, (sin dejar de mirar a Xena,
esos ojos tal profundamente azules, aun la volvían loca) ¿qué te parece Xena?, ¿le
hacemos caso?
Xena: no sé a que te refieres, ¡¡yo no escuche nada!! (Y se acercó mas a la boca
de Claudia... su aliento era todo fuego... Claudia sintió estremecer su cuerpo, y el
sentir a Xena tan cerca otra vez como antes, fue de... dioses, ¿qué estamos haciendo?...
pensó en Gabrielle y empujó a Xena hacia atrás)
Claudia: ¿Qué haces guerrera? ¿qQuieres convencerme para que te perdone?
Xena reaccionó, pues había quedado hechizada por los ojos y la boca de Claudia, al
reaccionar de lo que había estado a punto de hacer se puso colorada, y se paró de golpe,
miró a Lilian de reojo, y dijo:
Xena: vamos Lilian, Claudia seguro ya vendrá... te espero en la aldea... pasó
algo importante que debo contarte, a propósito ¿tu no escuchaste nada desde acá?,
¿caballos, varios soldados?
Claudia: no, Xena, no escuche nada, ¿a qué te refieres? La verdad dormí como un
angelito, no sentí nada.
Xena: vamos Lilian.
Lilian: me gustaría quedarme un rato a ayudarla con sus cosas, (y se acercó al
caballo de Claudia, lo notó muy agitado, y caliente, como si hubiera estado cabalgando,
si Claudia estaba durmiendo desde la noche anterior ¿quién lo había usado?) Claudia tu
caballo esta muy sudado, como si hubiese cabalgado.
Xena: (la miró extrañada) ¿qué dices?
Claudia: sí, puede ser, él se va y hace de las suyas mientras yo duermo, acaso
no mandas a Argo a dar una vueltas y luego vuelve, mi caballo es tan inteligente como el
tuyo, también hace lo mismo. (y levantándose del suelo, acomodó sus mantas, cambiando
rápidamente de tema, le dijo a Lilian), alcánzame mi alforja.
Xena: bueno, te espero, no tardes, Gabrielle quiere verte. ¡oh! Gabrielle, ¿te
quedó algo de ese ungüento que preparas para las heridas?
Claudia: si, algo tengo, ¿para que lo quieres?
Xena: es para Gabrielle.
Claudia: ¿Para Gabrielle? ¿está herida? Xena dime...
Xena: no te preocupes, luego te contaré, por eso quiero que no te tardes y si te
queda algo tráemelo, debo ponerle un poco a la barda en su piel .
Claudia: sí, iré en enseguida. Lilian ayúdame con esto.
Lilian: Claudia quería preguntarte algo, si quieres me contestas si no, no me
ofenderé.
Claudia: adelante pregunta.
Lilian: tú y Xena tuvieron algo... Bueno, me entiendes...
Claudia: ¿Te refieres a sí estuvimos alguna vez muy juntas?
Lilian: sí, sí ¿ustedes, hicieron el amor...?
Claudia: sí. Fue hace mucho, antes de conocer yo a Gabrielle.
Lilian: ¿Cómo fue?
Claudia: ¡Uy!, fue excitante, emocionante, Xena es tan pasional, te lleva a la
locura cuando se excita, quiere más y más, es insaciable. Te digo que le di todo lo que
me pidió, por eso quedamos como muy buenas amigas, en su momento me entregó todo su
amor, no es lo mismo que siente por Gabrielle, lo veo en su corazón, pero algo fuerte
siente por mí, la muevo, ¿me entiendes?
Lilian: sí, se nota que algo siente, hace un rato, había fuego en su mirada, era
como si te deseara...
Claudia: bueno, como te dije Xena es todo pasión..., pero desde que esta con
Gabrielle, no ha pasado nada, respeto a la barda.
Lilian: quieres decir que si fuera por Xena, ¿estarían alguna noche otra vez
juntas?
Claudia: no, supongo que no, bueno cambiemos de tema.
Lilian: solo quería saber, y cómo es que no conocías a Gabrielle si siempre
están juntas.
Claudia: es muy largo, pero te la haré corta, encontré a Xena muy mal herida en
el bosque, la ayude a recuperarse pasaron varios días, vivimos juntas, hasta que
comencé a averiguar por su propia voz, que había pasado y me contó que la habían
atacado y que tenía una amiga llamada Gabrielle, que estaría preocupada por ella, y me
hablo maravillas de ella, tanto que la quise conocer, y me di cuenta que cuando la
nombraba, Xena era otra, como decirte, inspiraba ternura en su voz, sus gestos, dioses
me dije esta mujer ama a esa tal Gabrielle y no se ha dado cuenta, y seguro que nunca
se lo ha dicho, así que mi curiosidad pudo mas y una mañana me fui a buscar a la barda,
no fue tan difícil.
Lilian: en ese tiempo es cuando tu y Xena estuvieron juntas...
Claudia: sí, fue en ese tiempo, estábamos las dos solas, le había salvado la
vida, y nos entregamos a la pasión, al deseo y fue toda mía...
Lilian: y con Gabrielle ¿qué pasó?
Claudia: Gabrielle es otra cosa, la encontré muy aturdida en una taberna,
llorando por su amiga, estaba muy desmejorada, cuando supe que era ella, la lleve a una
habitación, pasaron varios días, fueron al principio muy duros, no había forma de
hacerla hablar, reaccionar, quería decirle que su amiga estaba bien pero no me creía,
le dije que ella me había enviado a buscarla, que la extrañaba tanto como ella lo hacia
con Xena, que la amaba, cuando le dije esto se me puso a llorar, como una niña..., y
después se calmo, comimos, le dije que se diera una baño, y se durmió, estaba muy
cansada, agotada, no había comido ni dormido bien en mucho tiempo, buscando a Xena por
todos lados, después una cosa llevo a la otra, me deje llevar por su ternura y...
Lilian: no me digas que ¿también estuviste con Gabrielle?
Claudia: pues, sí... Pero fue todo tan rápido que no nos dimos cuenta de la
situación hasta que habíamos terminado y las dos, dijimos que lo olvidaríamos.
Lilian: dioses, eres terrible, no se salva nadie con vos, ¿la olvidaste?
Claudia: yo solo me presto para saciar la lujuria de algunas mujeres, jajaja,...
Y con respecto a lo otro la respuesta es no, no puedo olvidarme tan fácil de Gabrielle,
ella es totalmente diferente a Xena, por eso creo que se llevan tan bien son tan
distintas, Gabrielle es la ternura pura, la dulzura, te da ganas de protegerla todo el
tiempo, es un ángel a quien cuidar y Xena como te dije es una verdadera mujer, sus
piernas, sus ojos, todo su cuerpo, es muy bella, además que tiene mas experiencia que
Gabrielle, que no por eso la barda se queda atrás.
Lilian: sí eso se siente cuando ella entra algún sitio, aunque sea la Reina, es
tan dulce como decís, parece una niña, es verdad te da ganas de protegerla, como hizo
hoy esa mujer extraña.
Claudia: a propósito ¿qué fue lo que pasó? Cuéntame.
Lilian: bueno, aparecieron de golpe soldados romanos, mataron a las guardias, y
cuando nos dimos cuenta, ya estábamos rodeadas, ni Xena pudo hacer nada, nos dijeron
cosas horribles, podrás imaginarte, a Xena la golpearon fuerte en la cabeza, para que
no molestara, y al resto la fueron llevando a las cabañas, para divertirse, y a
Gabrielle y a mi nos llevó el que mandaba y otro mas a un descampado, Gabrielle la pasó
peor que yo, a mi solo me besó, aunque no me gustó, pero ella se llevó la peor parte,
el que mandaba (Claudia la miraba con rabia, por lo que escuchaba), la desnudó por
completo y le mordió sus pechos, por eso Xena quería tu ungüento, para curarla.
Claudia: maldito salvaje, ¿la dañó mucho?
Lilian: bueno, la mordió, yo no vi sus heridas, y luego cuando iba a hacerla
suya...
Claudia: ¿A penetrarla?
Lilian: sí, eso... Llegó esta mujer misteriosa que salió de la nada y fue como
si se hubiese presentado el mismo diablo para el maldito bastardo, le ató el cuello con
su látigo y lo tiró al piso, luego de varias palabras, de amenaza, se sacó la capa que
llevaba, una capa roja muy hermosa, tan suave, Gabrielle no deja de tocarla desde que
se la puso, y se la arrojó a Gabrielle para que cubriera su desnudez, Gabrielle se
cubrió, y luego la subió de un solo tirón a su caballo, era una mujer muy fuerte, y la
abrazó delante de su cuerpo, como protegiéndola, como decís... vos,... eso hizo la
protegió con mucha ternura, pese a que no se veía su cara, pues llevaba un casco que la
cubría..., la protegió... y Gabrielle se dejó proteger..., la vi muy rara cuando hizo
contacto con esa mujer, no sé fue como si quisiera ser abrazada en ese momento y esa
mujer lo entendió..., se que fue duro para Gabrielle... ¡¡¡¡dioses!!!!... ¡¡¡esa mujer
eras tú!!!, todo encaja, apareció de la nada, no hay rastros de un ejército, solo
faltabas tú en la aldea y tu caballo aun suda, y esta agitado, como si hubiera cabalgado
mucho, y es muy parecido al que montaba esa mujer, eres tú, eres tú, no puedes negarlo.
(Claudia se quedó sin palabras, pero estaba acorralada, si le decía cualquier cosa,
sabía que perdería, así que decidió decirle la verdad y confiar en Lilian, una vez mas,
esta chica, era tremenda, le sacaba todos sus secretos).
Claudia: esta bien, esta bien, cálmate, baja la voz, gritas tanto que te van a
escuchar desde el otro lado, por favor cálmate, te diré la verdad. Sí era yo, pero
debes jurarme que...
Lilian: lo sabía, había algo raro en esa mujer, era como que te sentía... Yo
sabía... Tú, tú, me salvaste, como no podría jurarte nada, te debo la vida, y Gabrielle,
todas estuvimos en tus manos, nos salvaste (se acercó para abrazarla y Claudia le
correspondió)
Claudia: ya, ya, esta bien, no llores, ya pasó todo, pero debes jurarme que no
le dirás a nadie, que soy la comandante, te lo suplico...
Lilian: ¿Pero cómo?, todas deberían saberlo, te debemos la vida...
Claudia: no, ya te lo dije, no quiero que se enteren, ¿te gustaría que me pasara
algo malo?
Lilian: por supuesto que no.
Claudia: entonces haz lo que te digo, nadie debe saberlo, tengo muchos enemigos,
y muy pocos me conocen físicamente, han escuchado de mis hazañas con los pobres, con los
que necesitan de una ayuda desinteresada, no les convengo a muchos, me opongo a sus
caprichos y no me conviene que me conozcan, algunos romanos de la realeza me conocen
como ese Politeus, es un bastardo, tenía ganas de darle una buena paliza, pero me
contuve, se que César aun lo necesita, y en el fondo soy romana, además si Xena se
entera que soy comandante romana, me mata ella, sabes cuanto nos odia, te pido por
favor que no digas nada.
Lilian: Xena menciono algo, se quedo pensando en las últimas palabras de
Politeus antes de irse, dijo algo sobre tu hermano, y del único que hablaban era de
César, así que supuso que esa mujer, era la hermana de alguien importante del gobierno
de César o del mismo César. ¿es cierto?
Claudia: Xena es muy inteligente, no se le escapa nada, es solo que a veces los
romanos nos llamamos así "hermanos", como hacen ustedes las amazonas, por eso cuando
dijiste lo de mi caballo, delante de ella te quería matar, es muy inteligente.
Lilian: sí lo vi en tu mirada, lo siento, por eso fui cambiando de tema, sabía
que ocultabas algo. Pero si tu ayudas a la gente, ¿por qué debes esconderte?
Claudia: por eso mismo, hay gente muy mala, que no le conviene que yo ayude a
esa gente, ellos la quieren someter a su antojo, y dominarlos, yo lo único que hago es
darles una mano, primero con dinero, y luego enseñándoles, que no deben temer a nadie,
que deben trabajar la tierra, que ella le dará sus frutos y que en paz vivirán felices,
pero hay algunos bandidos que quieren vivir a costillas de los demás, y yo al
enseñarles a luchar contra eso, les quito clientela, por eso en muchos lugares me
quieren muerta.
Lilian: ¿De dónde sacas toda esa fuerza?, ¿y el dinero?
Claudia: la fuerza me la da la gente por la que lucho, los dioses a quienes les
imploro para que me ayuden a solucionar algunos problemas, los amigos como tú, gente
buena que hay aun en el mundo, si todos nos uniéramos por la paz, y por tratar de vivir
mejor, sin molestar al otro la vida seria mas hermosa aun, de lo que es en realidad. Y
el dinero, tengo mucho, mis padres me dejaron una fortuna y cuando decidí irme del
palacio me traje todo lo mío, tengo aun mas, en otros sitios, algunas casas y muchos
caballos, pero como no necesito tanto para mi sola, los regalo, pero ¡ojo!, no soy
tonta no se lo doy a cualquiera, debes demostrarme que realmente lo mereces, por tus
actos, por ayudar a los demás, a los mas necesitados de cuerpo y alma.
Lilian: Claudia la verdad, cada vez que hablo contigo me sorprendes mas, no sé
que pensar, eres una caja de sorpresas, ¿hay alguna mas?
Claudia: tal vez, pero eso lo dirá el tiempo... ¿me lo prometes? ¡¡ni una palabra
a nadie!!
Lilian: te lo juro, nadie se enterará de quién eres por mi boca, nadie. ¿por eso
te ayuda Afrodita?, ¿por tus obras de bien?
Claudia: sí, Afrodita es puro amor, y la necesito mucho a mi lado, siempre en
cada pueblo voy a sus templos para saludarla, y regalarle lo mejor, se lo merece, hay
que consentirla, para que nos trate bien.
Lilian: ¿Y cómo vas hacer para que Gabrielle te devuelva tu capa?, es hermosa,
¿de qué es?
Claudia: sí es muy bella, es de una tela que solo se la hacen a los de la realeza
romana, viene de muy lejos, mas allá de donde se pone el sol, es el único recuerdo que
tengo de mi madre, se llama terciopelo, es muy suave. Y si Gabrielle no me la devuelve
lo sentiré mucho, pero donde mejor va a estar que en las manos de Gabrielle.
Lilian: pero tú le dijiste que volverías por ella, que algún día se encontrarían
de nuevo y le pedirías tu capa.
Claudia: sí le dije eso, pero bueno los dioses dirán...
Lilian: yo puedo, si quieres, robarla para ti.
Claudia: no, por favor, no te arriesgues, sería muy peligroso para ti, y para mí,
dirán para que quieres la capa.
Lilian: sí tienes razón, además no creo que Gabrielle la deje sola por mucho
tiempo, le tomó cariño, si la hubieses visto, cuando te fuiste, se abrazó mas a ella,
era como si quisiera sentir a la dueña, me dijo: siente que suave, su aroma es
exquisito,... vaya no creo que te la de tan fácilmente.
Claudia: gracias... Eres muy amable por tu sinceridad... Vamos ya es hora, no
quiero llegar de noche...
Gabrielle aun no podía sacarse de la mente a esa mujer, miraba la capa una y otra vez,
recordaba su voz, todo lo que había pasado, como la agarró tan fuerte, como sintió sus
brazos protectores, estaba acostumbrada a Xena, pero esta mujer era mas fuerte...
Diferente y a la vez se le hacía tan conocida...
Claudia iba vestida de lo mejor se había puesto un traje blanco, cuando llegó Gabrielle
estaba en la punta de una mesa muy larga, donde estaban sentadas la mayoría de las
amazonas, a un costado estaban preparando las piras para despedir a las que habían
muerto esa mañana, Gabrielle se levantó y comenzó a hablar acerca de lo sucedido esa
mañana. (aun no había visto llegar a Claudia).
Gabrielle: hoy ha sido un día muy doloroso, hemos perdido a diez de nuestras
hermanas, que descansaran eternamente y en paz, pues dieron sus vidas para protegernos,
ellas siempre estarán con nosotras (mientras decía esto tenia la capa en sus manos, no
la soltaba para nada, quería sentirse cerca de aquella mujer que la había salvado) y
gracias a la intervención de una mujer, que salió de la nada, tal vez la envío nuestra
diosa Artemisa para protegernos, para ayudarnos, hoy las muertas no son mas, la dueña
de esta capa, que a partir de hoy será un emblema de paz, será la capa de la Reina,
pues con ella siento protección y paz, que nos ayudó a hacer negocios con los romanos
cuando siempre luchábamos, que logró todo eso sin derramar mas sangre, esa extraña
mujer que siempre estará en nuestros corazones, su nombre es comandante Lefer, que
Artemisa la proteja dónde quiera que este, como nos protegió a nosotras de esos
malvados, todas tenemos dolor en nuestros corazones, pero hermanas amazonas debemos
seguir adelante, eso hubieran querido nuestras hermanas muertas, hoy no han muerto en
vano, hoy se ha firmado la paz con los romanos, nunca pensé que diría esto alguna vez,
pero bueno hoy sucedió, es un milagro, o como quieran llamarlo, tal vez esa comandante
sea nuestro ángel de la guarda, por eso esta capa será ese emblema (justo la vio a
Claudia y se calló un momento, mirándola a los ojos, y luego siguió hablando casi en un
susurro) que tanto buscamos, un emblema de paz. Gracias, que comience la ceremonia.
(sin apartar los ojos de Claudia).
Xena estaba a un costado observando a Gabrielle, como estaba tan obsesionada con esa
capa, y esa mujer, tenía que averiguar algo mas.
Claudia: (acercándose a Gabrielle) hola Gabrielle.
Gabrielle: hola Claudia.
Claudia: siento mucho lo que pasó aquí, te doy mis condolencias. Lamento no
haber estado, tal vez podría haberte ayudado en algo.
Gabrielle: te agradezco tu interés, pero como dije alguien envío a un ángel, la
dueña de esta capa, mira, tócala, es hermosa.
Claudia: sí, es hermosa.
Gabrielle: ¿Sabes qué es?
Claudia: parece terciopelo, es una tela muy suave, pero no la dobles mucho
porque queda marcada.
Xena: y tú ¿cómo sabes que es?
Claudia: Xena, tú no eres la única que viaja mucho, yo también lo hago, tengo
mucho mundo, y he visto alguna vez este material, se llama terciopelo, viene de muy
lejos, solo la realeza romana lo utiliza, para vestir bien en los acontecimientos
importantes. ¿quién te la dio?
Gabrielle: un ángel, ya te dije, una mujer que nos vino a proteger de los romanos,
si la hubieses visto te hubieras quedado maravillada con ella, es tan fuerte. Y los
romanos, especialmente Politeus, era el que mandaba, le tenía miedo, lo vi en sus ojos,
cuando apareció, se puso pálido.
Claudia: sí algo sé, me contó Lilian. ¿estás bien?
Gabrielle: sí, gracias por preguntar, estoy bien.
Claudia: Xena, te traje lo que me pediste, si no te alcanza mañana te preparo
mas.
Xena: ¡Oh! Gracias, si con esto estará bien, tal vez sea mejor que... Gabrielle,
¿por qué no dejas que Claudia te mire?, ella sabe mas que yo de curar con hierbas.
Claudia: no Xena, no la pongas en aprietos, deja, sé que tú tienes buen ojo.
Xena: insisto, no hay nadie mejor que tú, después de lo que hiciste conmigo y
mis infecciones.
Gabrielle: ¡¡Ya basta Xena, no ves que no quiere ayudarme!! Déjala en paz.
Claudia: Gabrielle, no digas eso, no es que no quiera ayudarte, es solo que...
Bueno...
Gabrielle: ni que nunca hubieses visto unos pechos... (por ejemplo los míos los
conoces bien, o ¿ya te olvidaste? pensó la barda).
Claudia: sí los he visto, pero bueno... pensé que tú, te sentirías incómoda.
Gabrielle: bueno es solo para curarme ¿no?
Claudia: sí, por supuesto. Ven, vamos a tu cabaña, deja esa capa ¿quieres?
Gabrielle: no la dejaré nunca, es tan suave, me gusta...
En la cabaña:
Xena: bien Gabrielle quítate el top.
Gabrielle: ya voy Xena, espera a que ponga bien la capa sobre la silla, no
quiero que se arrugue.
Claudia: tu mujer esta cada vez más loca, Xena.
Xena: ¿Mi mujer?, Sí claro.
Claudia supo que había cometido un error, pues Xena nunca había dicho mi mujer al
presentar a Gabrielle, solo lo había dicho esa mañana, cuando le gritó a Politeus y
cuando le dio las gracias a la comandante. Cambio enseguida de tema, para que Xena no
lo notara.
Claudia: vamos Gabrielle, a ver muéstrame, te mordió fuerte el desgraciado, te
dolió mucho verdad. (Gabrielle asintió), debo tocarte ¿puedo? (asintió) acá te clavo
fuerte los dientes, puede haber una infección, esta muy colorado alrededor, y pasó
bastante tiempo (volvió a tocar y la barda se estremeció al contacto, la miró a los
ojos, Claudia la miró, y no dijo nada, Xena estaba en otra, pensando en el maldito, si
lo hubiera agarrado...) Bueno Xena, es lo mejor que le puedes poner, este ungüento le
hará bien, pero deberá tomar un té de hierbas, sé que no es rico, pero te hará bien,
para la infección.
Xena: toma ponle tú, yo voy a ver como esta Argo, hoy no estuve todo el día con
ella, me debe extrañar y no quiero que se enfade, después cuando quiero practicar con
ella, no me hace caso, ¿te parece correcto que una yegua no le haga caso a la Princesa
Guerrera? (y se fue sonriendo, no sin antes darle un beso a la barda, que aun permanecía
de pie, con sus pechos descubiertos esperando que Claudia le ponga el ungüento).
La habitación se llenó de un silencio incómodo, había algo en el aire que iba hacer
explotar todo, Claudia trataba de no temblar ante el contacto con los pechos de
Gabrielle, sabía que sería muy difícil, comenzó a poner la pasta en sus dedos y a
pasarlos lentamente en círculos por las mordeduras que tenia Gabrielle, al solo
contacto sintió un escalofrío, su mano tembló, la barda lo notó.
Gabrielle: Claudia, estas temblando, creí que la que temblaba antes era yo...
Claudia: es solo que no quiero hacerte daño...
Gabrielle: tranquila, tú nunca me haces daño... Tienes unas manos muy suaves...
Uyyy, sigues temblando, no voy a morderte, tú que pareces tan fuerte...
Claudia: (suspiró y creyó que Gabrielle había descubierto su secreto, pues no se
cansó de oírla decir que esa mujer misteriosa era muy fuerte) no te creas, para algunas
cosas no soy tan fuerte, esto es mejor hacerlo con cuidado, te dije que no quiero
hacerte daño, supongo que hoy la pasaste muy mal, lamento no haber estado allí, se que
te dije una vez que nadie te haría daño nunca mas, que llegaría a tiempo. Y...
Gabrielle: shhhh, no hables mas, ya pasó todo, además llegó un ángel para
protegerme, y la verdad que desde esta mañana no pienso en otra cosa, no le digas nada
a Xena, se pondría celosa y no quiero una escena, es lo último que soportaría, no sé,
esa mujer era tan fuerte, tan segura de sí misma, se enfrentó ella sola a todo un
ejército y solo con la palabra, con su presencia, todos los soldados le temían, fue
maravilloso y cuando me dio su capa y me dijo: cúbrete, y sentí la suavidad, y el aroma
que tenía, fue como un sueño, pese a las circunstancias en que me encontraba, fue todo
tan raro, deberías haberla conocido, y cuando me tomo por los brazos y me subió a su
caballo, sentí el mismo aroma que tenia su capa, en su piel, tan dulce, me estremecí
con su contacto, fue increíble, no se si fue el misterio que encerraban sus ojos, detrás
de ese casco, su voz grave, su personalidad, me sentí tan protegida, que supe que no me
iba a pasar nada malo, mientras estuviera en sus brazos. Y cuando se fue sentí un vacío,
que quise gritarle que se quedara, quería conocerla mejor, fue todo tan raro, no puedo
dejar de pensar, me dijo que volvería por su capa, ojalá sea pronto, necesito verla de
nuevo...
Claudia: sí hay algunas personas con las que nos cruzamos (y le puso la última
porción de ungüento, seguía acariciando los pechos de Gabrielle y la miraba a los ojos,
y le hablaba, la barda estaba extasiada, su respiración aumentaba) te decía que... ¡oh!
sí, que cuando nos cruzamos con esa clase de personas son muy difíciles de olvidar, mas
si la conociste en un momento duro de tu vida, al fin y al cabo te salvó la vida, por
eso te llama tanto la atención, llego en el momento justo. Ya está, listo con esto, te
sentirás mejor, no te olvides de tomar el té de hierbas, mejor te lo traeré yo, así sé
que lo tomaras. Puedes cubrirte... (dioses otra vez casi me equivoco de palabra, ¿no
le podía decir vístete?) ponte el top... (la barda lo tomó con calma, y Claudia la
interrumpió), no mejor ponte esa capa, porque el top tocará tu piel y te sacará la
pasta con el contacto, esta capa es más grande y suelta no te tocará la pasta, deja que
absorba primero en tu piel.
Gabrielle: sí me la pondré. Veras que bien me queda, es un poco grande para mí,
¿me ayudas?
Claudia tomo la capa y se la puso en los hombros a Gabrielle, tomándola de ellos, (le
susurro al oído), te queda muy bien, ( Gabrielle se dio vuelta y la miró a los ojos,
¿esa voz?, por un instante creyó tener a esa mujer misteriosa a su lado, sintió su
presencia, pero solo vio a Claudia, y sabía que ella no era, no podía ser, su voz era
diferente, además sabía que Claudia no podía ser comandante romana, no sabía pelear muy
bien, pero sus manos tan cálidas sobre sus hombros y la capa la habían hecho confundir.
Xena ya estaba de regreso así que Claudia se fue hacia el centro de la aldea para
seguir con la ceremonia, luego de un rato Xena y Gabrielle también salieron, Gabrielle
envuelta en su capa, miraba de vez en cuando a Claudia de reojo, con suspicacia, pero
en su cabeza sabía que era imposible, hubiese reconocido a Claudia, no, no era, se
decía una y otra vez.
La ceremonia termino y todas se fueron a dormir a sus cabañas, Claudia volvió con
Lilian, Xena y Gabrielle a la suya .
Mañana sería otro día, todas esperaban que fuera mejor al que habían pasado.
Después de pasar varios días ya se acercaba el festival, pero ninguna tenía ánimos
suficientes para cantar y bailar, así que les avisaron a las otras aldeas que quedaba
para otra oportunidad.
Claudia supo que ya era hora de partir, preparó sus cosas y habló con Xena.
Claudia: Xena, debo marcharme, tengo que ir hacia otros lugares, tú me entiendes,
no quiero separarme de ustedes, las quiero mucho, pero debo hacerlo, me espera gente en
otro sitio.
Xena: te entiendo, te extrañaré mucho amiga, te amo... (se abrazaron fuerte, las
lágrimas corrían por sus mejillas)... .espero que pronto nos volvamos a ver... nunca te
olvidaré...
Claudia: yo tampoco Xena, jamás te olvidaré. Despídeme de Gabrielle.
Xena: ¿Cómo, no te despides de ella?, debes hacerlo, se enojará, le romperás el
corazón, por favor despídete de ella.
Claudia: quisiera hacerlo, pero me es muy triste, no me gustan las despedidas,
(Claudia en realidad no quería despedirse de Gabrielle, porque tenía miedo que la barda
se diera cuenta que ella era en realidad esa misteriosa mujer, Claudia presintió que
Gabrielle tenía solo una duda) dile que la amo...
Xena: lo sabe, por eso me parece injusto que no te despidas...
Claudia: tú sabrás consolarla... adiós Xena...
Xena: adiós...
Claudia se alejó de la aldea, antes pasó a ver a Lilian, quién estaba llorando porque
sabía que Claudia ya se iba.
Claudia: Lilian por favor, no llores, te extrañaré mucho, fuiste una gran amiga,
me ayudaste mucho, jamás te olvidaré, volveré, te lo prometo. (se abrazaron fuerte)
Lilian: te quiero mucho, creo que me enamoré de ti (le dio un beso en los labios),
aunque sé que no me correspondes, siempre te amaré, recuerda que cuando necesites una
amiga puedes contar conmigo. Te amo.
Claudia: yo también te quiero mucho. Adiós, no te olvidaré.
Al llegar la tarde, Gabrielle se dio cuenta que Claudia no estaba por ningún lado, le
preguntó a Xena, quien aún no le había dicho nada, pues no tenía el valor para decirle
a la barda que Claudia se había ido sin despedirse.
Gabrielle: Xena, ¿dónde está Claudia?, no la vi en todo el día.
Xena: ¿Es que no te basta con verme a mí?...
Gabrielle: no seas tonta, (sonrió), hablo en serio, ¿dónde se habrá metido?
Xena: Gabrielle...
Gabrielle: sí, Xena...
Xena: no sé como decirte esto.
Gabrielle: Xena, me matas con el suspenso, ¿qué pasa?
Xena: es que... Claudia... se fue... tenía que irse...
Gabrielle: ¿Cómo que tenía que irse?, ¿es una broma?
Xena: no, Gabrielle, ojalá lo fuera, sabes que la quiero mucho, aun ni siquiera
es un día que se fue y ya la extraño... me dijo que no podía despedirse de ti.
Gabrielle: pero... ¿cómo?... no entiendo... se fue sin saludarme, sin avisarme...
¿qué le hice?, ¿por qué me odiara tanto?...
Xena: no, Gabrielle, no digas eso, ella te ama, me lo dijo, dile a Gabrielle,
que la amo... pero no le gustan las despedidas y...
Gabrielle: y... nada... ella se despidió de ti, ¿por qué no de mí?... que
injusta y yo pensé que era una persona justa... me desilusionó...
Xena: no digas eso... ella es así... te ama, Gabrielle, te ama... lo he visto en
sus ojos... (la barda comenzó a llorar en los brazos de Xena) tranquila amor, tranquila,
verás que muy pronto quizás la volveremos a ver...
Los días fueron pasando, Xena y Gabrielle ya habían abandonado la tierra amazona,
dejando en su lugar, no a Ephiny como regenta, sino a Lilian como Reina, Gabrielle
había visto un gran potencial en esa mujer, era valiente, amaba a su aldea, todas la
respetaban, creyó que era la mejor elección, pues Ephiny, estaba más tiempo con los
centauros.
Se fueron tristes dejando a las amazonas, pero volverían como siempre lo hacían, en
cualquier momento.
Ya habían pasado dos veranos desde que Xena, Gabrielle y Claudia se habían separado,
las tres habían pasado muchas aventuras, se oía hablar de Xena, la Princesa Guerrera y
de Gabrielle, la barda de Potedia por todos lados, las hazañas que habían hecho, la
gente que salvaban, todos sus actos heroicos se expandieron por todos los pueblos, ya
no se oía hablar mas de la Xena, destructora de naciones, se había convertido en una
buena persona, que protegía a los mas necesitados, y por otros lados, más lejanos
también se oía de la comandante Lefer, esa comandante que alguna vez le salvo la vida
a Gabrielle y sus amazonas, aun la barda tenía en su poder la famosa capa roja, no la
había dejado por nada del mundo, incluso una vez, se le cayó al río y se tiró a punto
de morir por recuperar la capa, Xena casi la mata, pero así era Gabrielle era muy
agradecida por todo, y sabía que debía cuidar de esa capa, algún día se encontraría con
su dueña y se la devolvería como prometió, por eso en cada lugar que oían de ella la
barda se estremecía, pues aun después de tanto tiempo no había olvidado a esa mujer, su
misterio, su aroma, su fuerza, su voz grave, siempre quiso verla a los ojos y darles
las gracias por lo que hizo en su momento, y al escuchar su nombre que hacía tanto bien
por donde iba, la barda se sentía muy bien, pues ella había sido una de las personas
afortunadas que habían conocido a la comandante, ella se jactaba que la había conocido
y muchos le preguntaban como era ella en persona, si era verdad lo que se decía que era
muy fuerte, que no mostraba su rostro, que imponía miedo y respeto. Gabrielle solo
decía que era fuerte, y que llevaba una máscara pues mas de eso no sabia, pues la
comandante no le había hablado mucho, así que lo único que tenia para decir era lo de
la capa.
Gabrielle: a mí me regalo su capa, (decía con orgullo, como si fuera el mejor
premio), me la arrojó para que me cubriera y me la regalo, es hermosa de una tela muy
suave y de color rojo.
Y la gente exclamaba de asombro, ¡¡¡tiene la capa de la comandante!!!, Xena por su
parte se sonreía cada vez que escuchaba hablar a la barda de la comandante, pues ella
sabia que no sabía ni como era, la había visto una vez con el rostro tapado por un
casco, pero la barda tenia mucha imaginación, decía: es alta, impone su figura, su
presencia, es de cabello oscuro, y tiene unos hermosos ojos.
Xena pensaba si la estaba describiendo a ella... La barda no podía saber si era de
cabello oscuro, la comandante no había dejado ver ningún detalle de cómo era en
realidad.
Y así viajando de pueblo en pueblo llego el día en que se encontraron con que la
comandante iba a pasar por allí, la estaban esperando ansiosos en el pueblo, puesto
que al lugar que iba la comandante los ayudaba económicamente, les daba dinero a los
más necesitados, llevaba medicinas para los enfermos, hacia reír a los niños, era una
fiesta esperar a la comandante, porque era la esperanza de que todo podía cambiar para
bien en el pueblo que tocaba.
Al escuchar los rumores en la taberna, Gabrielle le pidió a Xena que se quedaran unos
días, para poder ver otra vez a la comandante, estaba tan excitada de su futuro
encuentro con esa mujer que esa noche la barda no pudo dormir, pensando como seria
verla de nuevo, ¿se acordaría de ella?, salva a tanta gente y ayuda a tantos por
distintos lugares, no seguro ya la había olvidado... Pero pensó yo tengo su capa,
seguro de eso no se olvido, sí me recordará y estaremos juntas hablando sobre el bien,
eso me gustaría mucho, pero ¿si no logro verla?, no dormiré, no dormiré, no puedo
hacerlo, tal vez me quede dormida y así pierda la oportunidad para conocerla, hablarle,
verla, sentir otra vez su fuerza y su aroma tan exquisito.
Xena se giró varias veces y vio con los ojos entrecerrados que Gabrielle aun no dormía.
Xena: Gabrielle, ¿qué haces despierta?, ¿te pasa algo? ¿estas bien?
Gabrielle: sí Xena, estoy bien, es solo que no quiero quedarme dormida y saber
así si llega la comandante, no quiero quedarme dormida, tal vez sea la única
oportunidad que tenga.
Xena: Gabrielle, duérmete de una vez, la comandante no llegara hasta mañana a la
tarde, me lo dijo el tabernero, y él sabe de eso, duérmete y así estarás descansada
para cuando llegue, porque si no duermes ahora te dormirás a la tarde de pie mientras
la esperas y no la veras... ¿entiendes?
Gabrielle: esta bien, Xena pero prométeme que si llega antes y yo aun duermo me
despiertas... Por favor quiero verla... es muy importante para mí...
Xena: duerme, yo te avisaré si llega antes.
Gabrielle: gracias, (beso en los labios)...
Xena: de nada... duerme...
A la mañana siguiente el clima no era de lo mejor había comenzado a nevar...
Ya en la taberna, se encontraba Xena y Gabrielle esperando a que llegara la comandante,
la barda estaba muy ansiosa.
Gabrielle: ¿Qué pasa que no llega?
Xena: no sé, se habrán retrasado por el clima, no es fácil cabalgar así, con
tanta nieve. Le preguntare al tabernero (se levantó y se dirigió hacia a la barra) oye,
¿puedes decirme cuando llega la comandante?
Tabernero: no sé, estoy preocupado, ella no viaja mucho cuando hace tanto frío,
le hace muy mal a su salud, no sé si llegará, pero la están esperando, la llamaron los
aldeanos del norte, tienen problemas con unos bandidos y querían que ella interviniera
para solucionar el problema sin derramar sangre, ella habla muy bien sobre la paz, y lo
logra casi siempre, es lo que dicen, arregla los problemas de la gente, pero es raro ya
debería estar aquí, a lo mejor es por el clima, no es fácil viajar así.
Llegó la noche y aun todos esperaban, cada vez el clima era peor, ya no podían salir ni
entrar los que se encontraban en la taberna, el pueblo había quedado casi aislado, cada
uno en su casa, no podían pasar de una casa a otra, al menos por unos días hasta que
subiera un poco la temperatura y así poder salir de sus casas.
De pronto se escucharon unos golpes en la puerta era una mujer que estaba luchando por
su vida, estaba congelada apenas podía hablar y ya casi ni caminar, al abrir la puerta
el tabernero enseguida corrió en su ayuda sabiendo que seria la comandante, su rostro
estaba cubierto por un trapo, para contrarrestar el frío. Ya estando dentro todos se
acercaron a la mujer para ayudarla, incluso Gabrielle y Xena, Gabrielle estaba excitada
¿sería por fin esa mujer la comandante?
Xena: déjame pasar, quiero verla. (Xena la tomó en brazos y la llevó a una
habitación) tabernero prepara urgente un baño caliente, muchas mantas y sopa bien
caliente, tiene su cuerpo congelado, puede morir si no hacemos algo pronto.
En la habitación:
Gabrielle: Xena, ¿crees que se pondrá bien? Está muy congelada.
Xena: si, eso espero. Dame esas mantas le quitaremos esta ropa esta toda mojada
por la nieve. (comenzó a quitarle el trapo que cubría su rostro, Xena se quedó en
silencio al ver una cara tan dulce, su pelo era rubio oscuro, sus ojos color miel, era
una mujer muy hermosa, luego le quitó el resto de su ropa observando un muy buen
formado cuerpo, producto de sus batallas pensó la guerrera).
Gabrielle: Xena, no es como yo pensaba...
Xena: si lo sé, me dijiste que era de cabello oscuro, nada que ver, tu intuición
te esta fallando, mi bardo. (sonrisa maliciosa)
Gabrielle: ¡Ah! Eres muy graciosa... Igualmente es muy bonita... ¿no crees?
Xena: sí es muy bonita, pero no más que tú...
Gabrielle: ¡Ay! Mi princesa, ¿siempre es usted así de amable? Me gusta (y le
robó un beso).
Xena: será mejor que paremos, o a la comandante se le va a calentar muy rápido
el cuerpo, aunque no le vendrá mal...
En ese momento tocan la puerta, traen el agua para el baño, Xena toma en sus brazos a
la comandante y la deposita en la tina, por miedo a que se resbale, ya que esta
inconsciente, Gabrielle se desnuda y se mete con ella para sostenerla, a Xena esto no
le gusta mucho.
Xena: ¿Qué haces? ¿estás loca?
Gabrielle: está inconsciente, Xena, puede ahogarse, no pensarás que yo...
Xena: no pienso nada, eso queda a tu criterio, si te sientes culpable allá tú...
Gabrielle: Xena, no seas mala, solo la estoy ayudando, ni sabe que estoy aquí,
crees que puede sentirme...
Xena: pues yo lo haría, tu piel es muy suave...
Gabrielle: Xena ¿no estarás celosa?
Xena: ¿¿¿¿¿¿Yo??????, no claro que no, solo que estuviste mucho tiempo hablando
sobre esta mujer, de su capa, el cómo te cubrió, cómo te salvo, ayer no dormiste
esperándola, ¿celosa? ¿qué crees?
Gabrielle: (risitas) Xena... Sabes que te amo solo a ti, es solo curiosidad.
Xena: sí claro y ahora estas desnuda frente a mí en una misma tina con esta
mujer, que quieres que piense.
Gabrielle: en nada, solo la estoy ayudando.
Xena: sí, sí lo sé. Voy a ver si ya tienen lista la sopa que pedí, ya debería
despertar, tal vez debas sacudirla un poco, ojo con lo que haces, te voy a estar
vigilando... (sonrisa) ahora vuelvo.
Gabrielle: gracias por tu confianza, guerrera... Yo sé lo que hago... (Xena salió
de la habitación, y la barda se quedó con la comandante sola en la tina ambas desnudas,
la comandante entró en calor y su cuerpo comenzó a moverse, pero al sentir otro cuerpo
junto a ella, se volteo rápidamente para saber dónde estaba y quién era esa mujer que
estaba desnuda con ella sin conocerla.
Comandante: ¿Quién eres? ¿qué haces aquí? ¿estamos desnudas?
Gabrielle: no te preocupes...
Comandante: que no me preocupe, ¿qué hago aquí? (intenta levantarse pero la
barda la detiene, tomándole la mano)
Gabrielle: oye, espera, no pasa nada malo, no te voy a comer, mi nombre es
Gabrielle, ¿no te dice nada?...
Comandante: no la verdad en este momento no sé ni quien soy.
Gabrielle: bueno, eso es fácil, eres la comandante Lefer, y llegaste a este
pueblo que te estaban esperando, pero el clima esta muy frío y llegaste hace un rato,
tu cuerpo estaba congelado, y te pusimos en la tina para que te calentaras, y circulara
otra vez tu sangre, mi amiga te traerá algo de sopa bien caliente para que te repongas
mejor, estuviste a punto de morir allá afuera, esta muy frío, no ha podido entrar ni
salir nadie en varios días, estaba todo cerrado por tanta nieve y el frío es terrible.
Comandante: (pensando para si, me dijo comandante debe pensar que yo soy la
comandante Lefer, ¿cuántos se lo habrán creído?) comprendo todo, pero no entiendo que
haces tu desnuda junto a mí en la misma tina.
Gabrielle: es que como estabas inconsciente, tenia miedo que al ponerte aquí te
resbalaras y te ahogaras, y no pensaba meterme vestida, después no podría secar mi ropa
con tanto frío, así que me la quité, ¿estás mejor? Tu cuerpo con el agua caliente
parece que se puso mejor (y pasó sus manos por los hombros de la comandante, esta
sintió un escalofrío, la barda aun no había sentido lo que ella esperaba desde que la
vio por primera y última vez en aquella situación que le salvo la vida, había algo
extraño en ella, no sintió la esencia que la envolvió el día que la conoció, no era lo
que esperaba, bueno se había equivocado bastante, pensó que era morocha y al final era
rubia, sus ojos no recordaba ese color miel, claro que no los había visto muy bien por
el casco que llevaba aquella vez. Esa mujer era hermosa pero había algo que la barda
aun no podía descifrar)
En ese momento entró Xena.
La comandante se asustó al ver a esa mujer tan alta y tan imponente parecía como si se
llevara todo por delante.
Xena: hola, veo que despertaste, aquí traje tu sopa, debes tomarla caliente,
será mejor que salgas, ¡tu también Gabrielle!. Toma aquí tienes una toalla (le acercó
la toalla y la comandante se levantó para agarrarla pero su cuerpo aún estaba frío y
sus piernas no le respondían así que casi se cae cuando Xena la tomo fuerte por la
cintura haciendo que esta descansara la cabeza en el hombro de la guerrera, Gabrielle
le sonreía maliciosamente a Xena), aun estas débil, será mejor que te cambies y te
acuestes para tomar la sopa, ven aquí yo te ayudaré (y la sentó en la cama, la
comandante se puso una bata y luego se recostó, Xena le alcanzó su sopa, que empezó a
tomar poco a poco aun le temblaba el cuerpo)
Gabrielle: ¡Hey!, guerrera (susurrando) ¿a mi no me ayudaras a salir de aquí?
Xena: a ti te voy a matar... toma sécate...
Gabrielle: (se secó, se cambio y luego se acercó a la cama y le dio la sopa a la
comandante), estas aún muy fría, esto te hará bien, Xena alcánzame esas mantas... (al
poner las mantas) ves ahora estarás mas caliente (y la apretó con sus brazos, Xena la
miraba en silencio). ¿quieres mas sopa?
Comandante: no gracias, estoy muy agradecida con ustedes, no todos harían esto
por mí.
Gabrielle: bueno, tal vez ahora no me recuerdes, pero tu... Tu me salvaste la
vida (vinieron a la mente de la barda todo lo que había pasado aquella vez, a punto de
ser violada y su cuerpo se estremeció, la comandante lo notó, pero no sabia a que se
refería).
Comandante: (con cara de, no sé que dices) la verdad ahora no recuerdo mucho.
Gabrielle: ¿Y si yo te digo que tengo una capa roja?, ¿me recuerdas?.
Comandante: ¡Oh!, claro, eres Gabrielle la Reina Amazona, y tu amiga debe ser
Xena... (recordó los nombres ya que Claudia le había hablado mucho de ellas, por los
dioses entonces los rumores que habian escuchado eran ciertos, que Xena estaba en este
pueblo, debería avisarle a Claudia pero como hacerlo, ella se quedó en la cueva junto a
los caballos, no quiso acompañarme para quedarse a cuidarlos, y me mando a mi para acá
así no tenía tanto frío, pero no sé si fue peor, el frío fue tan duro que casi muero,
espero que ella en la cueva este mejor, la iré a buscar en cuanto me reponga, espero
que no pase mucho tiempo, debo avisarle que ellas están acá, dioses me confunde con
Claudia, la comandante romana. Le seguiré el juego, no puedo decirle que yo no soy, la
que creen) ¿cómo has estado? ¿todo bien?
Gabrielle: sí, hemos estado viajando mucho, se habla mucho de ti en todas partes,
eres una leyenda, la gente te quiere mucho...
Comandante: bueno, puede ser, pero de Xena también se habla en todas partes,
creo que ambas hacemos obras de bien... alguien debe hacerlas ¿no?
Gabrielle: (mirando a Xena) sí por supuesto, pero lo tuyo dicen que es
extraordinario...
Xena: bueno, disculpen, pero yo me voy a dormir, vienes ¿Gabrielle?
Gabrielle: creo que me quedaré un poco más, aún no esta bien.
Xena: sí, ¡¡pero no te tardes!!
Gabrielle: sí, mamá... Siempre tengo que hacer lo que dice si no se enoja
(mirando a la comandante)
Xena: no me parece gracioso ese comentario...
Gabrielle: ¡Uy!, a ti nada te parece gracioso, ahora iré cuando yo quiera...
¡¡Guerrera!!
Xena: haz lo que quieras, quédate con tu comandante si prefieres (pensó, mejor
que vengas)...
Gabrielle: ¡¡No me tientes, Xena!!
Xena: adiós, no estoy para discutir mas, buenas noches comandante.
Comandante: buenas noches, Xena y gracias.
Xena cerro la puerta y se dirigió a su habitación, esperando a la barda en la cama,
daba vueltas, y vueltas cada vez era mas tarde y la barda no venia.
Se dijo a sí misma, maldición será posible, ¿estaré celosa?, ¿por qué no llega? ¿qué
estará haciendo?, claro, me lo hace a propósito, sé que le conteste mal, pero ya me
tiene harta con esa comandante, que es esto, que es aquello, y yo que soy, yo también
ahora soy buena, y hago mucho bien a quien me necesita... ahora es solo la comandante...
Y dioses no viene, ya es tarde... (y entre tantas vueltas se quedó dormida)...
En la habitación de la comandante:
Comandante: no debiste pelearte así con tu amiga por mí, aunque te agradezco
todo lo que haz hecho, bueno en realidad me alegra que te hayas quedado a cuidarme, aun
estoy con frío y mareada.
Gabrielle: no te preocupes, ya se le pasará, a veces es un poco celosa, aunque
no quiera admitirlo, y sí me quedaré contigo esta noche aun no te veo bien. Córrete un
poco dormiré contigo en la cama, no quiero dormir en el piso esta muy frío, no te
importa ¿no?
Comandante: no por supuesto, así tu cuerpo me dará mas calor... Gracias.
Gabrielle: a propósito, como te llamas, no te puedo llamar comandante todo el
tiempo, debes tener un nombre.
Comandante: claro que sí, me llamo Lindsay.
Gabrielle: bonito nombre, Lindsay... bueno Lindsay es hora de dormir... (y se
acurrucó en sus propios brazos, ya estaba extrañando los brazos de Xena, especialmente
esos días en que estaba haciendo tanto frío, la guerrera le daba todo su calor)
Mientras ya estaban dormidas, en un momento dado la barda abrazo tiernamente a Lindsay,
pensando en sus sueños que era Xena, la abrazó tan fuerte que Lindsay se despertó, y
eso estaba muy bueno, así que no despertó a la barda, al contrario se acercó mas a ella
y la abrazó con fuerza, y así durmieron toda la noche abrazadas).
En la mañana:
Xena se despierta y ve que la barda no vino a dormir, maldición se debe haber quedado
toda la noche con esa... Ya verá... lo que le pasa... mmmmm, tranquila Xena se dice,
tranquila, estas celosa, yo celosa, es absurdo, no puede ser... Se pregunta y se
contesta así misma , hasta que se da cuenta, dioses ya estoy loca, estoy hablando sola,
a esta bardo la voy a matar...
En la taberna:
Xena: hola, tabernero, buenos días, ¿has visto a mi amiga?
Tabernero: no, aun no ha bajado, debe estar con la comandante en su habitación,
no he visto a ninguna de las dos, estarán ocupadas...
Xena: ¿Qué quieres decir con eso? ¿qué estas insinuando?, te voy a romper la
cara...
Tabernero: tranquila, Xena, por favor no quise decir nada es solo que pasaron la
noche en la misma habitación...
Xena: ya cállate, voy a la habitación... luego vendré por mi desayuno... (subió
las escaleras de a tres escalones, ya estaba en la puerta, cuando vio a un hombre
parado junto a la puerta)
Hombre: lo siento, ¿a dónde va?, no puede pasar...
Xena: ¿Cómo que no puedo pasar?. Córrete si no quieres que te golpee.
Hombre: no se ponga así, es solo que la comandante esta descansando y el
tabernero me pidió que cuidara esta puerta, que no entre nadie a molestarla hasta que
se reponga...
Xena: mira, me importa un comino, lo que te haya dicho el tabernero, mi amiga
esta ahí adentro y yo pienso entrar, ¿te quedó claro? (y le pusó un puño amenazador en
la cara)
Hombre: esta bien pase, pero antes golpee, por las dudas...
Xena: ¿Qué quieres decir?
Hombre: bueno, allí hay... dos mujeres solas... No sé...
Xena: sí, será mejor que no sepas, córrete (y lo empujó a un lado con fuerza
haciéndolo caer)
Hombre: bestia, mira como me has tirado...
Xena: ponte contento que no te corte el cuello.
Hombre: ¡Glup!, (susurro esta reloca)...
Al abrir la puerta Xena lo hace en silencio para tomar por sorpresa a Gabrielle, pero
la sorpresa se la llevó ella, los rumores que le habian insinuado eran ciertos, la
estaba viendo con sus propios ojos, la barda estaba en la cama abrazada a otra mujer,
corrió fuerte la manta que la cubría, esperando ver lo peor y así fue la barda se había
quitado el top, estaba semidesnuda en la cama, dioses esto es demasiado, y la sacudió
fuerte...
Xena: ¡¡Gabrielle!!, ¡¡Gabrielle!!, ¿qué crees que estas haciendo?...
Gabrielle: (aun dormida) ahora no Xena, déjame un poco mas, estoy muy bien, (y
se abraza mas a la comandante, poniendo sus pechos muy cerca de la cara de la
comandante).
Xena: (explotó) ¿qué diablos estas haciendo?, mírate (la sacudió mas fuerte, le
apretó el brazo y la barda se despertó y dio un grito)
Gabrielle: Xena, ¿qué té pasa?, me haces daño, me estas lastimando el brazo...
Xena: ¡Ah!, ¿te hago daño?, y ¿tu qué?. Estar con otra mujer en la cama,
engañándome ¿no es hacerme daño?, mírate eres una perra. Todos en la taberna están
rumoreando que te habías acostado con la comandante, y yo quedando como una estúpida,
esperándote toda la noche hasta que me quede dormida, quien te has creído, pero esto se
terminó, si quieres a tu comandante, pues quédate con ella, te odio. (y cerró la puerta,
bueno en realidad le pego tan fuerte que la rompió)...
Gabrielle no entendía la furia de Xena, hasta que se dio cuenta de la situación, estaba
sin top, en los brazos de otra mujer, abrazándola y quién sabe que más hizo esa noche,
no recordaba nada malo, pero... Se dijo... Ahora entiendo a Xena esta celosa, debo
hablar con ella inmediatamente..., pero cuando quiso levantarse, Lindsay la agarró mas
fuerte y no la soltó...
Lindsay: no te vayas, quédate un rato mas, me gusto dormir así toda la noche, si
te vas tendré otra vez frío, tienes una piel muy suave... ven, no te vayas...
Gabrielle: lo siento, debo irme, mi amiga, cree que tú y yo, bueno, este... Ya
sabes... Le tengo que explicar. Es muy cabeza dura, pero tengo que hablarle, ¿me
entiendes?
Lindsay: sí lo entiendo, vete, no quiero crearte problemas... Estaré bien, solo
es que contigo a mi lado me sentí mejor, y bueno, vete, vete...
Gabrielle: gracias...
Xena baja furiosamente las escaleras y llega a la barra, pide la bebida mas fuerte.
Xena: tabernero, oye, (gritando) te estoy hablando quiero la bebida mas fuerte
que tengas, debo ahogar mi corazón, me ha fallado, a mí, ¿puedes entenderlo?
Tabernero: tranquila, Xena (lo mira para matarlo) esta bien te daré lo que pides,
aquí tienes, esto te hará olvidar.
Xena: deja la botella... ( y le sacó la botella de la mano), se tomó varios
tragos de golpe, su vista ya estaba nublada por el odio, el dolor, las lágrimas del
engaño que no llegaban a rodar, y seguía bebiendo, hasta estar un poco aturdida.
Mujer de la barra: ¡Hola!, veo que tienes mal de amores, no le hagas caso, con
otro amor todo se olvida, te estuve mirando estos días, eres muy guapa, no quieres
divertirte conmigo, olvida a esa rubia tonta, es por ella que estas así, ¿verdad?
Xena: (ebria) sí, es muy mala, me traicionooo, quién se cree que esssss... Pero
me las va a pagarrrrr... ya verraaaaa...
Mujer de la barra: ven guerrera yo te cuidaré, mi nombre es Sofía, no debe verte
así, ¡uy!, allá viene, esta bajando las escaleras, trata de componerte, no le hagas
sentir que sufres por ella, no seas tonta...
Xena: siiii, tienes razón, ven acércate, le pagaré con la misma moneda (tomó la
cara de Sofía y la besó en los labios)
Gabrielle: ¡¡Xennaaaa!!, ¿qué haces?, aléjate de ella, ¿tu quién eres?...
Xena: tu aléjate de ella (empujó a la barda) ella es mi nueva amiga, tu ya no lo
eres, ¡¡¡vete con tu comandanteeee!!! (gritando)
Gabrielle: Xena, esto no está bien, cálmate, te dije que no pasó nada.
Xena: eres una maldita perra mentirosa, vete, no quiero verte.
Sofía: ¿Me llevas a donde me prometiste?, vamos a divertirnos...
Gabrielle: Xena, por favor, no te comportes así, eres una chiquilina, se esta
aprovechando de tu estado.
Xena: ¿Mi estado?, ¿que insinúas? ¿qué estoy borracha?, claro y seguro piensas
que es por ti, todo siempre es por ti... pues no lo estoy, se muy bien lo que hago,
quiero hacerle el amor a ella... ¿entendiste Gabrielleeeeee...? (se acercó a la barda,
poniéndole su aliento en el rostro)...
Gabrielle: Xena, por los dioses, estas muy ebria, no sabes lo que dices, se que
me amas, por favor no hagas esto, Xena (con lágrimas en los ojos)...
Xena: tus lágrimas ya no me conmueven, vete con tu comandante, yo me iré con mi
amiga Sofía, vamos (y la tiró del brazo, camino rumbo a la habitación)
Gabrielle: Xena, Xena, no...
Xena al llegar a su habitación se tumbo en la cama, y se quedó dormida, Sofía estaba de
pie junto a la cama observando a la guerrera, era una mujer muy bella, y pensó que
sería muy lindo hacerle el amor, pero se quedó dormida, bueno eso no era un impedimento
para verla desnuda y acariciarla, así que desnudo a Xena como pudo, la guerrera pesaba
mucho, y la observó tirada en la cama, dioses, sí que eres bella pensó, y comenzó a
acariciarla, aunque la guerrera no sentía nada, Sofía sintió deseo de esa mujer, quería
hacerla suya y la besó por todo su cuerpo, y la acarició, cuando Xena despertaría le
diría que hicieron el amor como nunca.
Gabrielle por su parte se fue llorando a la habitación de la comandante, pero luego de
hablar con ella, esta le dijo que fuera a buscar a Xena, que seguro la rabia se le
había pasado, eran estúpidos celos, así que la barda fue a la habitación y se encontró
con el cuadro más horrible, a su amada Xena siendo acariciada por otra mujer, ambas
estaban desnudas en la cama, Xena por supuesto no se movía, pero Sofía se las arregló
para hacer parecerle a Gabrielle que Xena estaba satisfecha haciendo el amor con Sofía.
Gabrielle: Xena, ¡¡¡¡cómo pudiste!!!!, ¡¡¡¡te odio!!!! Y tu maldita ¡¡¡déjala!!!
(se fue cerrando la puerta de un tremendo golpe que casi la rompe, volvió llorando a la
habitación de la comandante)
Gabrielle: (llorando desconsoladamente) Lindsay no sabes lo que me ha hecho Xena,
me ha traicionado, estaba con esa mujer, en la cama, ambas desnudas, yo la amo, como
pudo hacerme esto.
Lindsay: tranquila Gabrielle (abrazándola) tranquilízate, así no ganas nada,
poniéndote mal, shhhh, seguro viste mal, Xena no te haría eso, se le nota que te ama
con locura...
Gabrielle: (seguía llorando) no, ya no me ama, y no me equivoqué las vi desnudas
acariciándose en la cama, me duele el alma, como pudo, creo que estoy viviendo un sueño,
despiértame, por favor despiértame...
Lindsay: shhhh, tranquila, verás que todo ya pasa, ven, relájate y duérmete un
poco, mas tarde hablarás con ella y se aclarará todo de una buena vez, y terminaran
juntas como siempre, como debe ser, cuando dos almas gemelas se aman tanto como ustedes,
ven, vamos, duérmete...
Gabrielle se recostó y llorando se quedó dormida.
En un momento golpearon la puerta despacio, Lindsay fue a ver quien era, esperaba que
fuese Xena, pidiéndole disculpas a Gabrielle, pero no, era un muchacho que le traía un
mensaje de la comandante. Leyó el mensaje que estaba en clave, solo ella podía saber
que trataba, decía: te espero en la habitación de al lado, haz tres golpes y luego dos
pequeños, así sabré que eres tu.
Y así lo hizo, Lindsay viendo a Gabrielle dormida, se fue a la habitación de al lado,
hizo lo que decía el mensaje, golpeo la puerta y apareció la comandante Claudia.
Claudia: pasa, rápido que no te vean, ¿cómo estas? (abrazo).
Lindsay: ahora estoy mejor, pero estuve mal, casi muero de frío, tu amiga
Gabrielle me cuidó tanto que me salvó la vida.
Claudia: entonces los rumores eran ciertos, ¿Xena y Gabrielle están aquí?
Lindsay: sí, están aquí, pero ahora están separadas, no sabes en que lío me metí,
por cuidarme Xena se puso celosa y una cosa llevó a la otra, y ahora están peleadas,
Xena se acostó con otra mujer para darle celos a Gabrielle y ella entró desconsolada
llorando a mi habitación, ahora esta durmiendo, pobre niña como ama a esa mujer, y esa
guerrera es tan tonta, no merece Gabrielle que le haga eso.
Claudia: Xena es muy rara, ¿pero estás segura que paso eso?, Xena ama a
Gabrielle mas que a su propia vida, daría su vida y más de una vez lo hizo por ella.
Lindsay: sí, estoy segura la propia Gabrielle la vio, en la cama de su
habitación con otra mujer desnuda, dice que la mujer la acariciaba toda.
Claudia: y Xena ¿estaba quieta?
Lindsay: no lo sé, dijo que la mujer la tocaba.
Claudia: ummm , ¿Xena quieta?, imposible...
Lindsay: quieres decir que tu y ella..., ¿cómo sabes que no se queda quieta?
Claudia: fue hace mucho tiempo, pero aun la recuerdo, no es tan fácil de olvidar...
bueno veremos que hacemos, por lo pronto tengo que quedarme aquí hasta que se vayan, no
quiero que me vean. Oye, dices que Gabrielle te trató muy bien, ¿pensando que eras la
comandante?
Lindsay: sí por supuesto, esa mujer es tan dulce y tiene un corazón tan puro,
que no sé lo que le vio a esa guerrera, parece tan dura, la verdad le tengo miedo, me
miró con una cara de odio cuando se fue de nuestra habitación, creí que con solo su
mirada me mataría, tiene unos ojos profundamente azules, parecían dagas de hielo, tengo
miedo de lo que pueda hacerme, (Claudia sonrió), no te rías, no me parece gracioso,
terminar como un sapo, descuartizada en manos de una celosa guerrera...
Claudia: vuelve a la habitación, consuela a Gabrielle, dile que todo pasará.
Lindsay: ¿Y tú que harás?, no puedes ayudarlas, no quieres que te vean.
Claudia: ya se me ocurrirá algo, espero no encontrar complicaciones.
Lindsay: ¿Lograste traer a los caballos? ¿cómo pudiste entrar?, si nadie puede
salir ni entrar lo dijo el tabernero.
Claudia: llegué hace rato y le di la orden al tabernero, se puede entrar pero
quiero que todos permanezcan acá, por ahora, así que le dije que dijera que nadie puede
entrar ni salir. Y sí por supuesto, traje a los caballos están en el establo sabias que
no los dejaría por nada del mundo.
Lindsay: si especialmente a Xena, ¿no?
Claudia: sí, especialmente, viste que su pelo es igual al de Xena, tan negro y
suave, pero no se te ocurra decirle a nadie el nombre de la yegua, sospecharía algo
raro, una yegua con su nombre no es muy normal, sabría que es de alguien que la conoce.
Lindsay: sí tienes razón. Bueno me voy.
Claudia: cuídate, la guerrera es muy inteligente, te sacará de mentira a verdad,
y especialmente si te tiene entre cejas. Yo me quedaré aquí, mañana repartiremos los
víveres que trajimos para los mas necesitados, así que hay que arreglar esta situación
antes de mañana, ya quiero irme de aquí, no me gusta el ambiente que hay, me pareció
ver a hombres de Gadus, ese maldito quiere matarme, y si todos creen que tu eres la
comandante tengo miedo por ti, aunque hay dos que me conocen, pero tal vez esos justos
no vinieron, ten cuidado.
Lindsay: no te preocupes lo tendré, ¡qué día! quieren matarme de todos los
frentes, Gadus, Xena, no sé a quien le tengo más miedo...
Ya habian pasado varias horas desde que Gabrielle encontró a Xena en esa situación.
Gabrielle: ¡Uy!, como dormí, gracias Lindsay, no quiero molestarte mas, creo que
mejor me iré.
Lindsay: no me molestas Gabrielle, y ¿a dónde irás?
Gabrielle: aun no lo sé, pero tengo algunos denarios, tal vez siga hasta el otro
pueblo, no quiero volver a ver a Xena... (con la cara triste)
Lindsay: Gabrielle, estoy segura que todo fue un malentendido, no puedes irte,
además yo te necesito, sé que eres una persona muy buena y tengo que entregar los
víveres que traje conmigo para los mas necesitados, esto lo haré mañana, así que porque
no te quedas un día mas para ayudarme, dale, no seas mala, hazlo por mi, ¿te quedaras?
Gabrielle: tal vez,... Bueno... Sí me quedare a ayudarte, pero luego me iré, ya
no me importa lo que Xena haga, debo seguir con mi vida...
Lindsay: gracias Gabrielle, no te arrepentirás, el ver la carita de satisfacción
de las personas a las que ayudas, es hermoso, te hace bien al alma, veras que te
sentirás mejor, y tal vez quieras acompañarme hasta el próximo pueblo abriremos un
orfanato, para aquellos niños que no tienen a donde ir, les enseñaremos a leer y a
escribir, ya tenemos todo preparado, faltan pocos detalles, si te interesa tienes las
puertas abiertas para lo que tu quieras.
Gabrielle: ¿Lo dices en serio?, fue el sueño de mi vida, hasta que conocí a Xena
y bueno ella se transformó en mi sueño... (voz apenada), sí tal vez me quede ayudarte
con lo que necesites, gracias.
Lindsay: gracias a ti, Gabrielle, no estaría con vida si no fuera por ti, me
cuidaste bien..
Gabrielle: tú lo hiciste primero, ¿ya no lo recuerdas?...
Lindsay: bueno, creo que ya estamos a mano...
Gabrielle: no, siempre estaré en deuda contigo, me salvaste y también a mis
amazonas, mi aldea entera te estará agradecida por siempre, quisiera que alguna vez
vuelvas para brindarte toda nuestra hospitalidad, lo mejor de nosotras.
Lindsay: tal vez algún día vuelva por la zona, dejé a muchos amigos, tal vez
vuelva. Bueno, ahora bajemos vamos a comer algo, ¿no tienes hambre?
Gabrielle: ¡Uy! sí, con todo esto me olvide de comer, pero mi estómago ya me lo
pide... (grrrr) jajajaja...
En la habitación de Xena:
Estaba sola en la cama, se despertó la cabeza le daba vueltas.
Xena: ¡Uy! como estoy, ¿qué hago desnuda?
Sofía: hola amor, ¿cómo dormiste?, ¿te encuentras bien?
Xena: (tapándose con la sábana), y tú ¿quién diablos eres?
Sofía: ¿Cómo, ya no te acuerdas de mí?, hicimos el amor anoche, estuviste
maravillosa, soy Sofía, nos conocimos en la barra, cuando apareció esa estúpida rubia,
haciéndote una escena...
Xena: (pensó: creí que lo había soñado ¿fue cierto?) Lo siento pero debes irte,
no te recuerdo, será mejor que te vayas, y la rubia ¿dónde esta?
Sofía: la rubia te maldijo, porque entró a esta habitación, y bueno nos vio a
ambas en la cama acariciándonos, ¿en serio no te acuerdas de nada?
Xena: sí algo, pero...
Sofía: ¡Ah!, me parecía, sé que no es tan fácil olvidarse de mí, de mis besos...
Xena: lo siento, me acuerdo de algo pero de eso no, así que por favor ándate,
necesito darme un baño y pensar.
Sofía: como tu quieras, te espero en la barra, voy a desayunar.
Xena: sí, haz lo que quieras.
Sofía se fue y Xena se metió en la tina, el agua estaba tibia, así que logro
despabilarla, y pensó en la rubia, seguro era la barda, dónde diablos esta, ¿qué le
hice?, ¿será verdad de esta mujer que nos vio en la cama?, creo que hasta la empuje, no
sé que me pasó, debo dejar de tomar... ¿pero por qué tomé tanto?... ¡¡Ah!! Ahora
recuerdo, la barda estaba en la cama con la comandante, debo hablar con ella, ¿qué nos
pasó?...
En el salón estaba Gabrielle y Lindsay en una mesa comiendo su desayuno y en ese
momento bajo Sofía, con una sonrisa en los labios la saludo a la barda desde lejos, la
barda la miró como para matarla.
Lindsay: (por lo bajo) tranquila Gabrielle, te lo hace a propósito, no te das
cuenta y si estuviera como tu dices con Xena, hubieran bajado las dos juntas ¿no
crees? ¿dónde está tu guerrera?
Gabrielle: no vuelvas a llamarla mi guerrera, porque ya no lo es, ¡¡¿entendiste?!!
Lindsay: esta bien, no lo haré más. Mira allá baja Xena, ¿esta bien así?
Gabrielle: no me importa...
Xena se dirigió hacia la mesa de Gabrielle.
Xena: (corriendo una silla) ¿puedo sentarme?
Lindsay: sí, por supuesto.
Xena: Gabrielle, necesito que hablemos.
Gabrielle: no tengo nada que hablar contigo, terminamos Xena.
Lindsay: sí, haganlo (levantándose para irse) las dejo solas.
Gabrielle: si tú te vas, yo me voy contigo, Lindsay, así que quédate, porque no
tengo nada que hablar con ella, además estoy desayunando tranquila contigo, y no me
gusta que me interrumpan el desayuno, es de mala educación, molestar a la gente cuando
come.
Xena: Gabrielle, por favor... Necesito hablarte...
Gabrielle: (el escuchar el por favor hizo que se estremeciera el cuerpo, pero la
barda permanecía dura, no quería caer de nuevo tan fácil en las garras de Xena), no hay
por favor que valga Xena, ya vete déjame en paz, anda con esa prostituta, te espera en
la barra...
Xena: esta bien Gabrielle, si así lo quieres, me iré...
Lindsay: espera Xena... (la tomó del brazo) ¿por qué no hablan?...
Xena: suéltame, si no quieres que te rompa la mano, si no quiere hablar, no
hablamos y listo, no te entrometas más, ya hiciste suficiente.
Lindsay: esta bien Xena, tranquilízate.
Xena: ¡¡¡No me tranquilizo nada!!!, eso del consuelo úsalo para ella..., váyanse
al diablo las dos...
Y se dirigió hacia la barra, Sofía se le acercó y Xena la echó.
Xena: andáte de mi lado antes que te rompa la cara, tabernero, quiero mi
desayuno, ¿ya se puede salir de esta taberna mugrienta?, ¿está la nieve despejada?
Tabernero: no aún no, pero mañana terminaran de sacar toda la nieve de alrededor,
y podrá irse de esta mugrienta taberna...
Despues del desayuno, Xena seguía enfadada, y se fue de nuevo a su habitación, aun no
podía salir de la taberna, Gabrielle también había terminado y también se había
dirigido a la habitación de Lindsay un rato antes que Xena, pero se habia olvidado un
pergamino abajo y volvía por el pasillo cuando se encontró con Xena, ambas se quedaron
en silencio mirándose, en los ojos de ambas habia tantos sentimientos, pero sobre todo
aun había amor, se quedaron quietas, ninguna de las dos podía dar un paso, hasta que
escucharon unas voces que hablaban de la comandante, Xena le hizo seña a Gabrielle para
que no hablara y así poder escuchar lo que decian las voces:
Voz 1: Gadus dijo que aquí se encontraría la comandante, y tenía razón, estaba
en la mesa con esa rubia, le dijeron varias veces comandante, además le pregunté al
tabernero y me dijo que era ella.
Voz 2: te digo que esa no es la comandante, eres tonto, yo la conocí hace mucho,
esta bien la vi de lejos, pero estoy seguro que era morocha y esa mujer es rubia, tiene
el pelo claro, a no ser que el sol te aclare el pelo, jajajajaja...
Voz 1: no seas estúpido, debemos estar seguros, para saber a quién vamos a matar,
Gadus ofrece una buena recompensa, y ¿si matamos a otra mujer?, te digo que con todos
los que hable me dijeron que esa era la comandante.
Voz 2: y yo te digo ¡¡¡qué no lo es!!! Debemos buscar mejor, a lo mejor por la
nieve aun no llegó, mañana dicen que despejaran el camino, tal vez llegue mañana.
Voz 1: bueno, si no es la comanante, ¿quién es?, ¿por qué se hace pasar por ella?
Voz 2: tal vez es un truco de la comandante, la verdadera, para despistarnos,
ella debe saber que Gadus ofrece una recompensa, viva o muerta.
Voz 1: muerta querrás decir, viva será muy difícil llevarla, es muy fuerte y una
de las mejores con la espada, creo que ni Xena puede con ella sería bueno verlas pelear,
¿la viste estaba en la barra?, ¿qué hará aquí la Princesa Guerrera?, tal vez quiera
tambien la recompensa, es mucho dinero, y si es así, tendremos que matar a las dos, tal
vez Gadus nos pague también por la guerrera, sé que la odia mucho.
Voz 2: sí mataremos dos pájaros de un tiro, vamos para abajo a vigilar a esa
mujer rubia, tal vez nos lleve a la verdadera comandante, si es como tu dices.
Xena y Gabrielle al escuchar la conversación se quedaron heladas, no podían creer lo
que estaban escuchando, ¿sería verdad?, Xena tomó de la mano a Gabrielle y la entró
rápido en su habitación para que los hombres que habían hablado no las vieran.
Gabrielle: ¿Xena qué haremos?
Xena: shhh (le puso la mano en la boca, escucho los pasos de los hombres y
cuando se alejaron quitó la mano de la boca de la barda).
Gabrielle: Xena...
Xena: no lo sé, esto es muy complicado, si es cierto que tu amiga no es la
comandante, ¿quién diablos es?
Gabrielle: debemos detenerlos, sea o no la comandante la van a matar, Xena.
Xena: y eso te haría sentir mal, ¿no?
Gabrielle: ya basta Xena, sabes que cualquier muerte me hace sentir mal, no
hables en doble sentido. Todo fue una confusión, viste algo que no fue, en cambio yo...
Vi demasiado.
Xena: tú tambien viste algo que no fue...
Gabrielle: Xena te vi totalmente desnuda con esa mujer mientras te acariciaba,
no soy estúpida...
Xena: ¡Ah! ¿sí?, ¿yo la acariciaba?
Gabrielle: bueno, este... No, tú estabas quieta, por cierto muy quieta...
Xena: ¿Ves Gabrielle?, yo estaba dormida por lo que había tomado, esa mujer se
aprovechó de mí, te juro que yo no hice nada, no la toque, me moriría antes de
engañarte, te amo demasiado... Gabrielle..
Gabrielle: yo tambien te amo, Xena, ¿por qué nos hacemos tanto daño?
Xena: ¿Por qué nos amamos?, somos dos tontas celosas... Te prometo que jamas
dudaré de ti otra vez, te amo (beso apasionado), te extrañe tanto, Gabrielle (beso mas
fuerte)
Gabrielle: yo tambien Xena, me rompiste el corazón, no lo vuelvas ha hacer, te
amo Xena... Ahora debemos hablar con Lindsay.
Xena: no, creo que no. Tal vez tengan razón esos hombres un buen duelo entre la
comandante y Xena no estaría mal.
Gabrielle: ¿Estás loca?, aun quieres vengarte, lo veo en tus ojos, eres terrible...
Xena: jajaja, no Gabrielle, solo quiero demostrar si en realidad Lindsay es o no
la comandante, si dicen que es tan buena, seguro dara una buena pelea, y si no lo hace,
es porque es un fraude.
Gabrielle: ¿Y cuál será el motivo por qué te pelearas?
Xena: por ti tontita, sabes que solo peleo por ti, todos en la taberna saben que
nos peleamos por ella, así que no se verá mal que la rete a un duelo.
Gabrielle: pero no la mataras, ¿no?, por favor Xena, y si ella es la comandante
y ¿si te mata a ti?
Xena: que poca fe me tienes, me desilusionas, amor... No te preocupes le diré
que solo es por la fuerza, no será a muerte. Ahora ve y dile que Xena esta furiosa y
que casi seguro la retaré a un duelo... Así tendrá tiempo de avisarle a la verdadera
comandante si es que esta por aquí cerca, si no quiere dañar su reputación y poner en
riesgo la vida de su amiga, seguro que vendrá a pelear ella en lugar de Lindsay y si la
comandante es Lindsay bueno, la ayudaremos a pelear contra los hombres de Gadus. Vete
haz bien tu papel... pero no te sobrepases sabes que soy muy celosa...
Gabrielle: no lo haré mi princesa (besos varios)...
Gabrielle entró a la habitación de Lindsay y le dijo lo que planeaba Xena, retarla en
un combate.
Lindsay: pero ¿por qué?, si yo no le hice nada.
Gabrielle: bueno, ella cree que entre tú y yo paso algo, peleará por mí.
Lindsay: esta bien, que sea lo que los dioses quieran.
Gabrielle: no tendrás miedo de Xena, ¿verdad?
Lindsay: no por supuesto que no, además no será a muerte, yo no le haré ningun
daño, no te preocupes. Volvamos al salón.
En el salón:
Lindsay y Gabrielle estaban en una mesa cuando Xena bajo las escaleras, y se dirigió
hacia ellas.
Xena: oye tú, comandante, quiero retarte, quiero saber si eres tan buena como
dicen, lo haremos esta tarde.
Lindsay: no entiendo porque quieres retarme Xena, pero te daré el gusto, si eso
quieres.
Gabrielle: Xena, déjala tranquila, por favor es absurdo, por qué pelear.
Xena: tú cállate, yo voy a pelear para que sepas quien de las dos te merece más,
verás que soy mejor que ella, y sé que volverás conmigo.
Gabrielle: por la fuerza sabes, que no me tendrás, así que compórtate.
Xena: una guerrera hace todo por la fuerza, pelearé con ella por ti. Y ni una
palabra más, o pensaré que la comandante es una cobarde.
Lindsay: yo no soy cobarde, te daré lo que pides. Enseguida vuelvo.
Tabernero: oigan todos, va haber un duelo entre la comandante y Xena, tomo
apuestas, vamos no sean tímidos, quien apuesta por Xena y quién por la comandante,
advierto que no será a muerte, ganará la que quede en pie, cualquiera de las dos puede
rendirse si así lo desea, quién tenga más golpes y caiga más veces al suelo perderá. Yo
seré el jurado. Apuesten, apuesten...
Varios apostaron a Xena y otros a la comandante, pero había dos hombres que estaban muy
ansiosos por ver pelear a la comandante y así sacarse la duda de si realmente era esa
mujer que tenían a la vista o era una impostora.
En la habitacion de Claudia:
Lindsay: ¿Qué vamos hacer?, esta Xena es terrible, sabía que algo se traía, me
reto para saber si soy la verdadera comandante, no soy estúpida, ¿quién se cree que es?...
Claudia: es una mujer muy inteligente, pero no te preocupes, porque tú no
pelearás, lo haré yo.
Lindsay: ¿Estás loca?, se dará cuenta.
Claudia: no lo creas, me pondré mi traje de batalla, con el casco nadie puede
ver mi cabeza y menos mi rostro, la altura somos parecidas, yo soy mas grande que tú,
pero con la ropa, no se daran cuenta, ademas tengo muchas ganas de pelear contra Xena,
siempre quise hacerlo, es muy buena, me gustará este reto, espero divertirme mucho, no
sabe con quién se metió. Eso sí, tú quédate aquí, no podrán verte, y si alguien viene,
escóndete. Tengo el presentimiento que enviará a Gabrielle por ti, así que me vestiré
rápido e iré a tu habitación para cuando llegue Gabrielle ya tendré el casco y fingiré
que eres tu, es decir yo... jajajaja... complicado... bueno quédate aquí, yo voy para
tu habitación.
Lindsay: suerte, cuídate, dicen que Xena pelea muy bien.
Claudia: no te preocupes, me cuidaré.
En el salón seguían tomando apuestas varios iban a favor de Xena, la gente sabía que
había sido una señora de la guerra y que era muy salvaje, por eso tenía más apuestas a
su favor.
Xena por su parte estaba afilando su espada y mandó a Gabrielle a la habitación de
Lindsay para evitar sospechas.
Gabrielle: Lindsay ¿puedo entrar?
Lindsay/Claudia: sí pasa.
Gabrielle: ¡Oh! Veo que ya estas cambiada, y ese casco es el mismo que usaste la
última vez que te vi en batalla.
Claudia: sí, sin el no puedo pelear.
Gabrielle: tu voz ha cambiado un poco, debe ser por el casco...
Claudia: sí, hace un poco de eco en mí, es divertido, así nadie me reconoce.
Gabrielle: sí, es muy interesante... bueno vamos creo que Xena ya debe estar
lista.
Claudia: sí bajemos...
En el salón :
Ya estaban todos listos para ver el mejor combate que se había visto por esos lugares,
estaban todos muy excitados.
Cuando bajó Claudia todos gritaron, bravo, bravo, vamos todos a fuera, la batalla
comenzará enseguida.
Xena y Claudia ya se encontraban afuera de la taberna, una frente a la otra, Xena
sonreía, Claudia tambien, aunque no se podía ver por el casco, estaba realmente
excitada de tener enfrente a Xena otra vez, era maravilloso, aunque la guerrera solo la
quería para pegarle.
Xena: vaya, ¿tienes miedo que te lastime?, por eso traes casco, o ¿no te gusta
dar la cara cuando peleas?
Claudia: sí es exactamente eso, no me gusta que me vean, y no quiero que me
lastimes mi bello rostro, no me gustan las cicatrices.
Tabernero: bueno, ya dije las reglas, la que no cumpla con ellas quedará
descalificada y ganará la otra, yo diré quien es la vencedora.
Xena y Claudia comenzaron una cruenta pelea, Xena tiro el primer golpe, Claudia lo
esquivó, luego chocaron ambas espadas con fuerza, varias veces, Xena pego un salto
(ayyayayayaya) y apareció detrás de Claudia dándole un buen golpe en la espalda,
Claudia tambaleó pero no cayó, se dio rápidamente vuelta y paro otro golpe de Xena con
su espada, luego le propinó un patada en el estómago y Xena se dobló un poco, por el
dolor, la batalla siguió, la gente vitoreaba a cada una, Gabrielle permanecía en
silencio con el corazón en la mano, temiendo que se lastimaran en serio, Xena en un
momento le hizo un corte en el brazo izquierdo cerca del hombro, y Claudia rió con
fuerza, vaya Xena eres muy buena, entonces arremetió contra ella con todas sus fuerzas
y logro quitarle la espada y luego la tiró al suelo, Xena cayó de espaldas y Claudia
puso su espada en el cuello de Xena.
Claudia: ¿Te rindes guerrera?
Xena: ¿Crees tu qué ya debo rendirme?
Claudia: no aún quiero seguir peleando contigo (arrojó la espada a un costado y
permitió que Xena se levantara)
Luego ambas siguieron peleando sin espadas, a puro golpes, primero una le daba a la
otra y luego la otra le devolvía el golpe, ambas estaban sangrando un poco , Xena en su
labio y Claudia en su brazo, ya que como tenía casco los golpes que le daba Xena no se
veían, Claudia tomó a Xena por los brazos y la empujó contra la pared de la taberna, la
gente seguía gritando, vamos comandante acábala, vamos Xena defiéndete, aposté todo mi
dinero a ti, maldición Xena atácala, Xena no podía moverse la tenía muy fuerte por los
brazos, la había alzado y con su pecho le apretaba las piernas para que Xena no pudiera
pegarle, en un momento Claudia la apretó más fuerte y sintió estremecer el cuerpo de
Xena y la miró a los ojos, y Claudia sintió el deseo de abrazarla, la bajo lentamente y
depositó su cuerpo en su hombro, en el abrazo le dio la luz profunda que solía darle, y
Xena se sintió con tanta paz que se dejo llevar y cayo en los brazos de Claudia, esta
sintió el temblor de su cuerpo y supo que la batalla había terminado, nadie entendió
nada, se estaban peleando y de pronto ¿se abrazan?...
La gente empezó a gritar ¿quién ganó?, yo quiero cobrar mis denarios, ganó la
comandante, no ganó Xena.
Claudia: ambas perdimos y ganamos, les hicimos ver que no es necesario pelear
con armas para demostrar que hay amor en cada uno de nosotros, si hablaramos más y
pelearamos menos, el mundo sería distinto, estaríamos todos mejor, viviríamos más
tranquilos y felices. Tabernero devuelva los denarios a los apostadores (aún tenía a
Xena muy cerca, esta no hablaba solo quería saber quien se encontraba debajo de ese
casco, estaba segura que no era Lindsay había algo diferente en esa mujer, había
sentido como que ya la conocía, era algo extraño)
Claudia: creo Xena que será mejor que te invite un trago.
Xena: sí, acepto. Pero ¿cómo tomaras con tu casco?
Claudia: ¡Oh! Me lo quitaré, enseguida vuelvo.
Xena: peleas muy bien, lamento haberte lastimado el brazo, si me dejas puedo
curarte.
Claudia: no te preocupes, yo lo haré, enseguida bajo.
Claudia se dirigió a la habitación de Lindsay , para contarle rápido todo lo que había
pasado, aun tenía el casco puesto, le vendó rapidamente el brazo a Lindsay, por si Xena
quería verlo, sabía que la guerrera la había herido a propósito, para ver si luego al
ver a Lindsay esta era la misma persona con que ella había luchado.
Claudia: listo ya estas, ahora ve abajo y toma un trago en mi honor, Xena te
estará esperando, lo que no sé es donde esta Gabrielle, la perdí de vista.
Lindsay: ¿Y tú?, ¿qué haras?, primero déjame curarte ese brazo, esta Xena es
terrible.
Cuando Lindsay apareció en las escaleras, Xena le hizo seña para que se quedara allí y
subió con Gabrielle.
Xena: me alegro de verte, como está tu brazo, déjame verlo.
Lindsay: no es necesario, ves ya me lo vende, no fue muy profundo.
Xena: sí, lo siento. (pensó o es verdad que eres la comandante, o la verdadera
comandante es muy astuta, me enfrento a una mujer muy inteligente, pero sabré la verdad).
Gabrielle: me alegro que no llegara a mayores, espero que ya hayan aclarado todo.
Xena y Lindsay: sí lo hicimos.
Xena adrede tomó a Lindsay por el hombro y le apretó sin querer el brazo, para ver si
esta gemía del dolor, pero Lindsay, como en realidad no estaba herida no se dio cuenta
que Xena había tocado su brazo, las sospechas de Xena estaban en marcha, esa no había
sido la mujer con que ella peleo.
Xena: ¿Por qué no vamos a tu habitación?
Lindsay: no es necesario, mejor vamos a tomar un trago.
Xena: insisto, vamos a tu habitación, (y la jaló del brazo, la hizo entrar a la
fuerza y al abrir la puerta se encontró con la mujer enmascarada frente al espejo).
Xena: vaya, vaya, sabía que no eras tú, la que peleo conmigo.
Gabrielle: tenías razón, Xena... así que tu no eres la comandante, ¿por qué me
mentiste Lindsay?, creí que eras mi amiga, nos llevabamos bien, pense que te
simpatizaba, y me vengo a enterar que me engañaste todo este tiempo, tú no eres la
comandante. ¿por qué lo hiciste?
Lindsay: este, yo... Gabriellle...
Claudia: no es culpa de ella, lo hizo porque yo se lo pedí. No dejo que me vea
ni me conozca nadie, lo siento, las reglas las pongo yo, y no quiero que me veas, así
fue como surgió esta situación y la dejé seguir.
Xena: engañando a la gente, y poniendo en peligro la vida de tu amiga, acaso no
sabes que hay un plan para matarte.
Claudia: claro que lo sé, por eso ella es mi amiga y haría cualquier cosa por
cuidarme, sé que arriesga su vida, pero es solo en este pueblo.
Xena: es que justamente es en este pueblo que quieren matarte, escuche a unos
hombres que Gadus, esta dando una buena recompensa por ti, además ¿no te parece que ya
debemos vernos las caras?, quítate ese casco.
Claudia: no lo haré delante de ella, (señalando a Gabrielle).
Gabrielle: ¿Por qué? ¿qué te hice yo?
Claudia: nada, solo no quiero que me veas, es muy simple.
Xena: no es tan simple, porque no puede verte Gabrielle, ¿acaso te olvidaste que
la salvaste hace tiempo en la villa amazona?
Claudia: no lo olvidé, pero no quiero que me vea, si quieres verme tú, no hay
problema que ella se vaya.
Gabrielle: pero ¿por qué? (medio triste) yo no te hice nada malo, solo quiero
conocer el rostro de la persona que me salvó la vida y a mis amazonas, ¿por qué será
que siempre me dejan a un lado? (con la voz cortada por el llanto que ya estaba por
salir). Xena siempre lo hizo cuando la conocí, me dejaba en todos los pueblos y ella se
iba por ahí, tu no quieres que te conozca, ¿por qué me tratan tan mal?, yo siempre doy
lo mejor de mí...
Xena: vamos Gabrielle, cálmate, es solo un casco, no tienes que ponerte así.
Gabrielle: claro Xena a ti no te importa, porque nunca te dejan de lado, todos
te quieren mostrar todo, siempre participas de todo, a mí nunca me dejan hacerlo...
¿cuál es el problema si le veo la cara?, no voy a delatarte si es a eso a lo que le
tienes miedo, se que a veces hablo de mas, pero tambien sé comportarme cuando me lo
piden, yo jamás te traicionaría, Xena me conoce muy bien sabe que no soy así, Xena di
algo por favor...
Xena: sí eso es verdad, la barda es la mejor persona que conozco, jamás te
traicionaría, ¿por qué no puede verte?, no entiendo.
Claudia: tengo mis razones, y si ella se va, te las daré, sino lo siento pueden
irse por donde vinieron. Gabrielle se que no me traicionarías, es por otra cosa que no
puedo dejar que me veas, tal vez alguna vez, lo entiendas.
Gabrielle: jamás lo entenderé, me rompes el corazón, no confías en mí...
Claudia: sí que confio en ti, puedo ver en tus ojos pura bondad, pero no por eso
me vas a ver, ahora no es el momento, lo siento.
Xena: esta bien, ella se irá, yo quiero verte.
Claudia: sí pero me jurarás delante de ellas por lo que mas quieres, que no le
dirás a Gabrielle como soy, ni siquiera mi nombre, sino no hay trato.
Xena: (mirando a Gabrielle) sí te lo prometo, no le diré nada.
Gabrielle bajo su cabeza triste y se fue hacia la puerta.
Gabrielle: esta bien, siempre me dejas a fuera Xena, me voy, estaré en el salón,
ven cuando quieras...
Claudia: Lindsay acompáñala.
Gabrielle: no necesito a nadie, sé cuidarme sola.
Claudia: tienes carácter niña, pero igual Lindsay te acompañará, quieras o no.
Gabrielle: diablos, no puedo tomar una decision por mí misma, ¿por qué todos me
tienen que decir lo que tengo que hacer? Ya no, basta, haré lo que yo quiera, como lo
hacen todos, y no quiero tu compañía Lindsay tu también me mentiste... Y a ti mujer te
digo que no soy una niña, soy una mujer...
Claudia: como te comportas pareces una niña, Gabrielle...
Gabrielle: vete al diablo, sabes no sé como pude estar tantos días y noches
pensando en ti, ¿en cómo serías?, ¿en cómo podía pagarte lo que hiciste por mí y mis
amazonas?, en sentir tu fuerza de nuevo, dormí abrazada a tu capa para sentirte otra
vez, y no me avergüenza decirlo delante de Xena ni delante de cualquiera, quería
conocerte mejor, pensé que eras una persona especial, pero me equivoque eres igual a
todos una insensible, cómo pueden decir tantas cosas bellas de ti en todos lados y a mi
me tratas así... (cerró la puerta de un golpe y se fue llorando).
Xena: Gabrielle ven aquí, espero que tengas una buena explicación para no
mostrar tu rostro porque te partiré al medio con mi espada, hacerla llorar así es muy
cruel.
Claudia: sí, lo sé, lo siento.
Xena: no debes decírmelo a mí, sino a ella. Ve a traerla y dícelo.
Claudia: no lo haré, por ahora, quieres conocerme o no, tengo mucho que hacer y
no puedo seguir perdiendo el tiempo. Lindsay ve tras Gabrielle cuídala.
Lindsay: aunque no quiera verme, yo la cuidaré, no te preocupes. Pero estoy de
acuerdo con Xena, se te fue la mano, podías decirle que otro día ella te vería y listo,
pero decirle todo eso...
Claudia: anda con ella y vuelve luego que tengo algo para que hagas.
Lindsay: sí, luego vuelvo.
Xena: bueno, ahora quedamos solas, ¿y? Estoy esperando... (muy impaciente, se
contuvo de no darle un golpe a esta mujer por como trato a su bardo)
Claudia: está bien (le dio la espalda a Xena y comenzó a quitarse con la llave
la parte del cuello y tiro hacia arriba, dejando al descubierto su pelo oscuro sobre su
espalda y luego su rostro) giró lentamente y le dijo: ¡¡¡hola Xena!!!
Xena: ¡¡Por los dioses!! ¡¡Claudia!! ¡¡¡¿¿Eres tú??!!!
Claudia: si Xena, soy yo.
Xena: no puede ser, no puedo creerlo. (y la abrazó fuertemente)
Claudia: Xena cuánto te extrañé, me alegra de verte, cuando supe que estabas
aquí no podía creerlo, asi que me escondí, te vi varias veces desde la escalera a
oscuras, cuando estabas en el salón, el otro día estabas un poco tomada y luego Lindsay
me contó lo que había pasado, siempre haciendo sufrir a la barda.
Xena: mira quién habla, ¿por qué le hiciste eso?, ella se alegrará mucho al verte,
tambien te extraña mucho, a veces recordamos todo lo que vivimos, y sería una gran
alegría saber que eres tú, ¿por qué no quieres que te vea?.
Claudia: porque no quiero que se sienta mal, ni que me deba nada, por el dia
aquel con los romanos y las amazonas.
Xena: pero, Claudia le salvaste la vida a ella y sus amazonas, las salvaste a
todas de ser violadas y asesinadas, cómo pretendes que no te de las gracias, a propósito
yo también te lo agradezco en nombre mío y de Gabrielle, no sé que le hubiese pasado si
ese bastardo la hubiera tomado... Yo quería matarlo... Pero luego me enteré que lo
dejaste ir.
Claudia: sí, pero no por mucho tiempo, lo maté hace un verano, cuando intentó
hacer lo mismo en un pueblo, le había perdonado la vida una vez, le di otra oportunidad
y no la supo aprovechar, así que ya no le hará más daño a nadie. Cuéntame que has estado
haciendo.
Xena: no me cambies el tema, dime porque Gabrielle no puede saber que eres tú la
que la salvo.
Claudia: porque ella me había echado de su villa, ¿no lo recuerdas?, me dijo que
no volviera a pisar tierra amazona y si se entera que fui yo, significa que desobedecí
su orden, y eso no se vería bien.
Xena: pero fue por una causa justa, me alegro que la hayas desobedecido, sino lo
hubieses hecho, estaríamos todas muertas.
Claudia: sí lo sé, fue un día extraño ese, me desperté tarde y estaba esperando
a Lilian, ¿te acuerdas de ella? ¿cómo estará?
Xena: es la Reina ahora, cuando no esta Gabrielle.
Claudia: no me digas, que alegría, yo le dije que sería la próxima Reina, es una
gran mujer.
Xena: sí tú le enseñaste mucho, siempre te recuerda, podrías volver algún día,
sería una gran alegría.
Claudia: sí algún día volveré. Y como te decía la estaba esperando a ella frente
al lago y al ver que no venía me preocupe, además siempre había amazonas bañándose y lo
raro era que no había ninguna, me pareció escuchar algunos gritos, así que me acerqué
cuidadosamente desde el sur y vi soldados romanos, ahí supe que estaban en problemas.
Volví a mi campamento y me vestí con mi ropa de romana.
Xena: es verdad ¿eres romana?, lo había olvidado, eres tan buena, que no pareces
romana.
Claudia: Xena, se que hay mucha gente que odia a los romanos, pero no todos somos
malos, es como en cualquier civilización, hay gente buena y gente mala. Y después volví
ya vestida como la comandante romana porque era la única forma de salvarlas, aparecer
como la comandante Lefer, además cuando vi a ese Politeus, ya lo conocía, era casado y
tenía varios hijos, me enteré que hizo varias maldades de las suyas en algunos lugares,
se divertía así el maldito, pero ya tiene su merecido, por suerte llegue a tiempo con
Gabrielle y con el resto de las amazonas.
Xena: me dijeron, que fuiste muy valiente al enfrertarte a ellos, no te temblo
el pulso al matar a dos, y pegarle con tu latigo a ese bastardo. Además como nos
engañaste eres terrible, me habías hecho creer que no sabías manejar la espada y
resultaste ser toda una experta, hoy me lo demostraste, eres tan buena como yo.
Claudia: bueno, creo que mejor, jajajajaja...
Xena: eso esta por verse, jajajaja. Que haremos con Gabrielle ella te quiere
mucho sé que ese día se enojó contigo, pero sabes no le duró nada, esa misma mañana me
dijo que fuera a buscarte, pero justo aparecieron los romanos y no pude ir.
Claudia: sí te vi desmayada, te dieron un fuerte golpe, cuando te vi en el piso,
creí lo peor, me acerqué y vi que respirabas me tranquilicé un poco, y cuando vi que no
estaba Gabrielle la busqué por todos lados, hasta que me dijeron que Politeus se la
había llevado para divertirse... Pensé lo peor... Me dije otra vez Gabrielle no, no lo
podria soportar...
Xena: claro te refieres a lo que le habia hecho yo...
Claudia: sí, recuerda que me costó bastante sacarla de ese estado de ánimo, si
ese maldito la hubiera tomado, llegué justo Xena, estaba desnuda, sus pechos estaban
lastimados y él apunto de penetrarla... quise matarlo allí mismo, pero algo me detuvo
que si lo hacía los soldados tal vez no me reconocerían como comandante y terminaríamos
en una batalla campal, así que le di mi capa roja para que se cubriera...
Xena: si no me hables de esa capa, estuvo días abrazada a ella, yo me estaba
poniendo celosa, no paraba de hablar de esa capa, la llevaba a todos lados.
Claudia: es que Gabrielle es muy sentimental...
Xena: eres muy buena actuando, recuerdo cuando te fui a buscar, te hiciste la
tonta, como que no sabías nada, y habías sido vos... Es increíble...
Claudia: mi corazón se paralizó cuando Lilian dijo que mi caballo estaba sudado,
como si venía de correr, y yo te dije que él salía solo a caminar, no sé si me creíste...
Xena: sí la verdad te creí, porque yo con Argo hago lo mismo, además con lo que
habíamos vivido aun estaba pensando en eso...
Claudia: Lilian, luego se dio cuenta, por eso le dije que llegaría a ser Reina.
Xena: ¿Lilian sabía, que eras tú?
Claudia: sí, luego se lo dije...
Xena: se lo guardo muy bien, no le dijo nada a nadie.
Claudia: porque yo se lo pedí, le dije que no convenía decir que había sido yo.
Y cumplió.
Xena: bueno, que haremos con Gabrielle, deja que te vea... Aunque sea si no es
como la comandante que sepa que estas aquí, se pondrá muy contenta, y últimamente no lo
ha estado, por mi culpa, por mis celos estúpidos, nos hemos distanciado, por eso esta
tan sensible... Además tenemos que ver como ayudarte con los hombres esos que quieren
matarte, eso es en serio los escuche hablar a tres habitaciones de aquí, este pueblo es
muy peligroso.
Claudia: sí, pero debo quedarme dos días más, mañana entregaremos el dinero para
los pobres y para el hospital, y en el próximo abriremos un orfanato, hay mucho niños
solos a consecuencia de la última guerra, destrozaron el pueblo y quedaron muchos
huérfanos.
Xena: eso le encantaría ver a Gabrielle, dejala que te vea, por favor...
Claudia: Xena, cuando me haces esa cara, no me puedo resistir, sabes como
comprarme, esta bien, ve a buscarla, pero no le digas nada hasta que llegue aquí, que
entre sola con los ojos cerrados, yo la espero..., pero, aún no estoy segura, ¿crees
que se alegrá de verme después que me fui sin despedirme?
Xena: sí, eso ya lo olvidó, aunque los primeros días la tuve que consolar, no
paraba de preguntarse por qué te habías ido sin saludarla, pensó que estabas enojada
con ella, por haberte echado de la aldea.
Claudia: solo fue, porque no quería que me descubriera, estaba en la duda, que yo
era realmente esa mujer que la había salvado, lo vi en sus ojos... la conozco bien...
Xena: si la conoces bien, sabes que está sufriendo, dale, déjame llamarla.
Claudia: tráela, vete.
Xena: gracias, sabía que tienes un corazón muy bueno... Ahora vuelvo, se pondrá
contenta...
Claudia: te espero...
Xena baja corriendo las escaleras y busca a Gabrielle en una mesa, estaba con Lindsay,
en silencio, con los ojos húmedos de llorar.
Xena: Gabrielle, ¿qué te pasa? Deja ya de llorar, ella quiere verte.
Gabrielle: no, ahora no iré, ¿quién se cree que es?, me trata como a una niña,
piensa ¿qué iré cuando ella quiere?
Xena: vamos, Gabrielle, no seas tonta, ahora me dijo que puedes verla, no sabes
lo que me costó convencerla y tu ahora no quieres conocerla, ponte de acuerdo por favor,
vamos.
Gabrielle: no iré, la conoceré cuando yo quiera, sabes Xena ya no quiero
conocerla, ya conocí su corazón y no me gusta... No iré...
Xena: Gabrielle, no conociste su corazón, si fuera tan mala como crees no te
hubiera salvado, además me dijo que quiere verte, necesita decirte algo, dale vamos...
Mientras tanto, en la habitación entraban de golpe dos hombres Claudia pensando que era
Gabrielle, estaba desprevenida y la tomaron por la fuerza y con un golpe en la cabeza
la cargaron y se la llevaron, tirando la silla y la mesa, salieron por una de las
ventanas que daban al callejón oscuro.
Xena, Gabrielle y Lindsay ya se dirigían a la habitación para ver a Claudia.
Xena: espera Gabrielle.
Gabrielle: ¿Y ahora qué?
Xena: espera, me dijo que entraras con los ojos cerrados...
Gabrielle: Xena por qué tanto misterio, ni que fuera mi hermana Laila...
Xena: es mejor...
Gabrielle: Xena, sé que no quieres a mi hermana, pero no puedes decir eso...
Xena: está bien, no discutamos más, entra de una vez...
Gabrielle abrió la puerta lentamente y con los ojos cerrados. Esperó a que la mujer le
hablara, al pasar un rato y no escuchar nada, Gabrielle, habló.
Gabrielle: esto no es gracioso, primero me echas, luego me llamas, entro con los
ojos cerrados y ahora no me hablas, pero... ¿quién eres? Háblame, háblame...
Al no recibir respuesta la barda abrió los ojos, y vio que la habitación era un
desastre, la silla y la mesa estaba caídas, llamó enseguida a Xena que estaba en el
pasillo.
Gabrielle: ¡¡¡Xena!!!, ven...
Xena: ¿Qué pasa Gabrielle?
Gabrielle: mira esta habitación, la comandante no esta, crees tu que se la
llevaron, por el desorden que hay.
Lindsay: por los dioses no puede ser, la van a matar.
Xena: tranquilízate, tenemos que ver que paso acá, rápido busquemos afuera
alguien a lo mejor vio algo...
Y las tres se fueron al salón, observaron a todos por si había algo sospechoso, le
preguntaron al tabernero si había visto a la comandante (pues éste era el único que la
conocía, sabía que Lindsay era solo su ayudante)
Tabernero: no vi nada.
Salieron afuera de la taberna, había huellas en el callejón atrás de la taberna.
Xena: la sacaron por la ventana, da justo aquí, hay huellas de pisadas de botas
y de caballos, por lo menos dos caballos, deben haber sido esos hombres que escuchamos
hablar, Gabrielle. Traeremos nuestros caballos, debemos seguir las huellas antes que
sea demasiado tarde.
En el campamento de los secuestradores:
Carmuys: prepárense ahí traen a nuestra fortuna, veo que tuvieron éxito, déjala
acá.
Silvious:sí fue muy fácil, la verdad no creímos que sería tan fácil, la tomamos
por sorpresa en su habitación, creo que estaba esperando a otra persona y aparecimos
nosotros.
Carmuys: espero que nadie los haya seguido.
Silvious: seguro, creo que no dejamos huellas. No sé además quién va a venir a
rescatar a la comandante si nadie sabe como es.
Carmuys: su ayudante sí que la conoce estúpido, por las dudas reforzaremos la
guardia no quiero perderme la oportunidad de una buena recompensa. Traíganla para acá,
esta despentando átenla al poste puede ser peligrosa.
Mientras tano Xena y las demás seguían las huellas ya no estaban lejos, Xena escucho
las voces de los bandidos y prefirió dejar a los caballos un poco lejos del campamento
y siguieron a pie con mucho cuidado para no ser vistas, desde un ángulo detrás de unos
arbustos ya podían ver el campamento había como 15 hombres armados, podía ver al líder
dando órdenes, Claudia estaba atada a un poste con la cabeza aun cubierta por la bolsa
que le habian puesto cuando se la llevaron.
Xena: Gabrielle quiero que estes atenta a mi seña, yo iré por el otro lado, tu
quédate aquí vamos a rodearlos, son muchos para atacarlos de frente, además tengo miedo
que maten a la comandante, Lindsay ven conmigo, luego irás por el otro lado atacaremos
en tres partes, cuando estemos listas daremos la seña de las amazonas, sonido de pájaro,
Gabrielle si ves que no puedo sacar a la comandante libérala tu, llévala hacia esa cueva
que está allá, bueno, suerte a todas, vamos.
En ese momento cuando Xena se ponía en marcha, uno de los hombres le daba un fuerte
golpe en el estómago a Claudia haciéndola doblar del dolor, otro le siguió pegando,
esto es por todo lo que nos sacaste, no nos dejas robar en paz, jajajaja.
Calmuys: ¡Hey!, ya sé que se quieren vengar, pero no la lastimen mucho, vale mas
viva, vengan tengo una idea, suéltenla, le ataremos una cruz en su espalda así no podrá
moverse y no se podrá escapar.
Los hombres tomaron dos postes grandes y los ataron en forma de cruz, luego tomaron a
Claudia y le ataron el brazo derecho a un costado y el izquierdo al otro, quedó
crucificada sosteniendo todo el peso de los postes, su espalda ya se doblaba, había
quedado con la cabeza hacia abajo, soportando todo el peso de ambos postes, y la hacían
caminar en círculos alrededor del campamento, sus piernas ya no le respondían y se cayó,
un hombre le pegó en las costillas para que se levantara, a todo esto Xena ya había
pasado para el otro lado, pero ahora sería más difícil ya que Claudia estaba girando
por todo el campamento, no estaba en un solo lugar como para ir directamente hacia allí
para rescatarla, pero sabía que no podía perder más tiempo, le estaban pegando fuerte a
Claudia y temía que la mataran, dio la señal a Gabrielle y comenzaron a atacar con sus
espadas, los hombres estaban desprevenidos divirtiéndose con Claudia así que fue más
fácil para Xena tomarlos por sorpresa, con dos golpes mató a dos, luego enseguida la
rodearon cinco, al mismo tiempo salió de su escondite Lindsay y peleó con tres a la vez,
Gabrielle por su parte se enfrentó a tres y los otros dos que faltaban se habían
encargado de llevar a Claudia hacia otro lado, entonces Xena que ya le quedaban dos
para liquidar, los fue llevando hacia donde estaba Gabrielle peleando con los que le
quedaban eran dos.
Xena: vete Gabrielle, ve a buscar a la comandante yo me encargaré de estos, ten
cuidado son dos.
Gabrielle: sí Xena, lo tendré.
Lindsay seguía luchando con dos, Xena por su parte tenía a los cuatro rodeándola, pero
no fue mucho para la Princesa Guerrera dio un par de saltos los tomó por la espalda,
los atravesó con su espada, y ya quedaba uno.
Gabrielle por su parte ya estaba detrás de los que tenían a Claudia.
Calmuys: vete, o le cortare el cuello, Gadus me paga igual este viva o muerta.
Gabrielle: lo siento, pero no te la llevarás ni viva ni muerta.
Calmuys: (le cortó la cuerda a Claudia dejándola sin la cruz, pues asi no podia
seguir llevándola, la mujer no podía caminar con tanto peso, era díficil llevarla)
bueno ahora me iré más rápido, tú mata a esta rubia estúpida.
El otro hombre ataco a la barda pero esta le atravesó fácilmente una espada en el pecho.
Gabrielle: bueno ahora quedamos tú y yo, ven te tengo una ganas, maldito cobarde,
solo estando atada puedes pegarle a la comandante, si le haces daño te juro que te
mataré sin piedad, suéltala déjala ir y te perdonaré la vida.
Calmuys vio que Xena y Lindsay ya estaban por terminar con sus hombres así que decidió
irse, no podría luchar solo contra las tres, y espero la oportunidad para empujar
contra la barda a la comandante, ambas cayeron al piso y Calmuys aprovechó para
esconderse.
Gabrielle: ¿Estás bien?
Claudia: sí creo que sí, me duele todo el cuerpo.
Gabrielle: no te quitaré la bolsa, respetaré tu decisión de tener oculto tu
rostro frente a mi pero sera mejor que te vea Xena tal vez tengas varios cortes en la
cara que deben ser curados.
Claudia: te agradezco lo que haz hecho por mí, y por respetar mi decisión, eres
más bondadosa de lo que pensé.
Gabrielle: bueno solo trato de devolverte algo de lo que hiciste por mí en mi
aldea aquella vez.
Claudia: no me debes nada, ya estamos a mano.
Gabrielle: nunca estaré a mano, lo sabes. Ven vamos a esa cueva allí podrás
sentarte tranquila mientras Xena y Lindsay terminan con los otros.
Gabrielle toma de la mano a Claudia para guiarla hasta la cueva y le dice dónde puede
sentarse para que este cómoda.
Gabrielle: te traeré un poco de agua, debes tener sed.
Claudia: sí, gracias.
En ese momento Claudia sintio un fuerte ruido y se asustó por Gabrielle.
Claudia: ¿Gabrielle?, ¿Gabrielle? ¿estas ahí?
Gabrielle no respondió, así que Claudia se sacó la bolsa de la cabeza y vio a Calmuys
parado frente a ella y a Gabrielle tirada en el piso, le había dado un golpe en la
cabeza.
Calmuys: no pensaste que te iba a dejar a ir así tan fácil. Vales mucho dinero y
no estoy dispuesto a perderlo.
Claudia: maldito, ¿qué le hiciste?.
Calmuys: solo la golpeé, y pude haberla matado, pero ya no estoy para perder
tiempo, levántate.
Claudia se levantó como pudo aun estaba muy dolorida, pero sacó sus últimas fuerzas y
le sacó la espada a Calmuys, la espada voló hacia el otro lado, así que ambos se
agarraron a golpes, Claudia no tenía mucha fuerza, así que recibió una patada muy
fuerte, que por fortuna la tiró hacia el lado que estaba la espada, así que cuando
Calmuys volvía a pegarle en las costillas, alzó la espada y lo atravesó de lado a lado,
el maldito gimió de dolor y murió.
Claudia lo dejo tirado y corrió hacia la barda para ver como se encontraba aún estaba
desmayada le había dado fuerte, la cargó a los hombros y la sacó de la cueva para
llevarla junto a Xena que ya estaba gritando...
Xena: ¡¡¡Gabrielle!!! ¿dónde estas?
Xena: por los dioses Claudia, ¿qué le pasó a Gabrielle?
Claudia: le pegaron en la cabeza, pero estará bien.
Xena: no habrás sido tú, ¿para qué no te vea?
Claudia: Xena, por los dioses ¿cómo puedes decir eso?, sería incapaz de hacer
algo semejante, si tiene que verme así será, pero no la golpearía nunca, ¿estas loca?,
fue Calmuys la tomó por la espalda por sorpresa y le pegó, yo aún tenía la bolsa por
eso no lo vi, hasta que sentí que algo había pasado y me quité la bolsa y la vi tirada
en el piso y Calmuys con su espada cerca de mi cuello.
Xena: lo siento no quise decir eso pero sabes que no me gusta ver herida a
Gabrielle. Entonces ella aún no te vio, no sabe que eres tú.
Claudia: no aún no me vio.
Xena: ¿qué quieres hacer ahora? ¿quieres qué te vea?
Claudia: no lo sé, lo único que quiero ahora es ir a buscar a Gadus, me tiene
harta, no quiero que le haga daño a nadie más por mi culpa. Volveré al pueblo e iré a
buscarlo.
Xena: aun no es tiempo de eso, debes descansar te pegaron fuerte, no tienes la
suficiente fuerza que necesitas para enfrentarte a él, lo conozco y tiene un ejército,
tu sola no podrás. Mejor dencansemos, además te noto extraña. Veo que no puedes
respirar muy bien, mañana pensaremos en el plan, por supuesto que nosotras te
ayudaremos, y no me digas que no, porque bien sabes que soy muy cabeza dura. Además se
viene una tormenta y estamos lejos del pueblo, nos quedaremos a acampar aquí, en esa
cueva nos protegeremos de la lluvia y el frío, Lindsay ¿sabes cazar?
Lindsay: sí Xena soy muy buena.
Xena: demuéstramelo, trae dos conejos grandes, después de una batalla tengo
mucha hambre y ni te digo mi bardo, cuando despierte se comerá un caballo, yo iré
preparando el fuego.
Claudia: yo traeré la leña. (habló con dificultad, pues Claudia tenía serios
problemas con el frío, por eso siempre trataba de evitarlo pero esta vez, la
necesitaban en esa zona y no se pudo negar, el frío le hacía muy mal a sus pulmones, a
su pecho, sólo se le pasaba con tomar algo bien caliente, y mucho abrigo, algo que en
ese momento no tenía, Lindsay estaba al tanto de la enfermedad de Claudia que cada
invierno que pasaba era más cruel, la respiración era cada vez más difícil).
Xena: no, tu descansa, hoy cocinamos nosotras. Aun no me has dicho que harás con
Gabrielle, despertará en cualquier momento.
Claudia: no volveré a cubrirme el rostro, creo que hoy es un buen día para ver a
viejas amigas. (y comenzó a toser, Xena se preocupó).
Xena: me alegro, ya era hora amiga (y la abrazó). En un rato vuelvo. Quédate con
Gabrielle.
Claudia: Xena, tengo frío, no puedo respirar bien, necesito algo caliente
urgente, se me congela el pecho...
Xena: tranquila, enseguida vengo con la leña, recuestate acá, al lado de
Gabrielle, su cuerpo te dará el calor que necesitas.
Claudia se recostó y Xena movió a Gabrielle y le puso su cabeza sobre el pecho de
Claudia para que le diera calor.
Xena: ¿Así está bien?
Claudia: sí, Xena gracias. Creo que dormiré algo... (Claudia cerró los ojos
apenas dormitando, acariciaba la cabeza de la barda, jugaba con su pelo haciéndole
círculos, mientras Gabrielle seguía encima del pecho dándole calor a su amiga, aunque
aún no lo sabía).
Xena se fue a buscar la leña, Lindsay fue a cazar a los conejos y Claudia por fin se
quedo dormida junto a Gabrielle.
Después de un rato Gabrielle se movió justo cuando entraba Xena.
Gabrielle: ¡¡¡Uhhh!!! me duele la cabeza, dioses... ¿estoy soñando otra vez?
Xena: no es un sueño Gabrielle.
Gabrielle: sí, siempre me dices lo mismo y luego desaparece, y nunca puedo
terminar de decirle cuanto siento que se haya marchado así de la aldea, de mi vida,
¿qué pasa aun no se va? (tocó el rostro de Claudia, ella sigue durmiendo y respirando
con dificultad), pero es real, no puede ser, no puede estar acá, ¿dónde estoy?...
Xena: cálmate mi amor, ella es real, esta un poco enferma, trata de hablar más
bajo, así no se despierta.
Gabrielle: sí, veo que respira mal, está muy agitada, me quedé dormida en su
pecho, y sentía como se me movía la cabeza por su respiración agitada.
Xena: Gabrielle, yo te puse sobre su pecho, tenía mucho frío, tiene problemas
para respirar, el frío le hace muy mal, y tu como estabas dormida le diste el calor que
necesitaba, por eso se quedó dormida. Ven aquí, dame un abrazo, ¿cómo está tu cabeza?
Gabrielle: Xena, no entiendo nada... estoy mejor... ya no me duele tanto... Xena...
Xena: shhhhhhh, tranquila, ya te explicaré todo. Ahora vuelve con ella, mientras
preparo el fuego y algo caliente para que tome, abrígale su pecho, me dijo que allí es
donde siente más el frío, se le congela.
Gabrielle volvio al lado de Claudia y se recostó a su lado poniéndose en la misma
posición que estaba, con su cabeza sobre el pecho de su amiga, pasó un brazo por la
cintura y se quedó así pensando, abrazada a su amiga que respiraba mal.
Luego de un rato Claudia despertó y vio la cabeza de la barda aun en su pecho, Gabrielle
sintió la mano de su amiga que le acariciaba el pelo.
Gabrielle: por los dioses ¿qué haces aquí? No eres un sueño...
Claudia: cálmate Gabrielle, soy real, pasaba por acá y me dijeron que una Reina
necesitaba un poco de ayuda y vine, eso es todo.
Gabrielle: me estas tomando el pelo, ¿cómo te encuentras? ¿respiras mejor?...
Claudia: sí, gracias al calor que me diste, gracias... y Xena ¿ya volvió?
Gabrielle: sí, está trayendo más leña, ya comenzó hacer el fuego para darte algo
caliente.
Claudia: y Lindsay, ¿ya vino? supongo que debes tener hambre despues de todo lo
que pasó, fue a buscar conejos. ¡oh! Ya vino si los conejos estan en el fuego.
Gabrielle: (levantándose de golpe) aún no entiendo, ¿qué haces aquí? Yo estaba
peleando, no recuerdo mucho...
Claudia: tranquila, luego lo harás ahora sírvete un poco de agua te hará ver
todo mas claro.
En ese momento entro Xena y Lindsay con más leña para el fuego.
Xena: hola Gabrielle, hola Claudia, ¿cómo se encuentran?
Claudia: mejor, gracias.
Gabrielle: bien, Xena ¿qué es todo esto?, no entiendo nada.
Xena: luego te lo explicaré ahora vamos a comer, debes tener mucha hambre.
Gabrielle: ¡Oh! Sí claro.
Lindsay: Xena, viste que traje unos buenos conejos ¿lo hago mejor que vos?
Xena: claro que sí, ¿quién te enseñó?
Lindsay: ¿Quién puede ser?... (miró a Claudia)
Xena: ¡Oh! Sí por supuesto.
Gabrielle aun estaba muy confundida, pero cuando sintió el olor a comida, los
pensamiento solo se limitaron a eso, a sentir el olorcito rico de los conejos asados.
Mientras comían, Gabrielle aun no le quitaba de encima la mirada a Claudia, luego a
Xena, otra vez a Claudia y otra vez a Xena, estas estaban hablando de aventuras pasadas,
le contaban a Lindsay el tiempo que habían pasado juntas, Xena notó que Gabrielle
estaba muy callada, así que después de cenar Xena le preguntó:
Xena: Gabrielle, ¿te encuentras bien? ¿te pasó el dolor de cabeza?
Gabrielle: no es el golpe Xena, es Claudia, aun no entiendo que hace aquí... es
que ella... es... no, no puede ser... Xena, dime que no es verdad lo que estoy pensando...
Xena: sí Gabrielle, es verdad, y sino piensa de donde salio Claudia, y ¿dónde
esta la comandante?
Gabrielle: tú lo sabías, y no me lo dijiste, te mataré, ¿por qué ocultarme que
era ella?.
Xena: ella me lo pidió, además yo solo me enteré de esto hoy a la mañana cuando
peleamos y me mostró su cara.
Gabrielle: pero... ¿por qué no quería que yo la viera?, Xena sabes que la quiero
mucho, ¿por qué me hizo esto?
Xena: deberás preguntárselo a ella, a mi me dio la explicación, pero creo que
mejor debes hablar con ella, aunque aun no es el momento déjala descansar esta muy
confundida.
Gabrielle: no más que yo, no sabes cuando desperte y la vi, creí que era un
sueño...
Esa noche ninguna durmio muy bien, Xena preocupada por la situación, Gabrielle
confundida por la presencia de Claudia, Lindsay preocupada por Claudia, y Claudia no
sabía que decirle a Gabrielle.
A la mañana siguiente...
Xena: vamos levántense todas, dejo de llover, ya es tarde debemos estar en el
pueblo. Gabrielle despierta, vamos, debes prepararte para el viaje. Claudia, vamos,
¿estás bien?
Claudia: sí estoy bien Xena, yo iré en el caballo de Gabrielle, sino le molesta.
Xena: claro que no, ella te lo dará.
Lindsay: puedes viajar conmigo en mi caballo, si quieres.
Claudia: te agradezco, pero prefiero ir sola. Gabrielle irá con Xena, ya estan
acostumbradas a viajar juntas sobre Argo.
Gabrielle: ¿Qué pasa con Argo?
Xena: no pasa nada, es que Claudia quiere viajar en tu caballo. Tú y yo iremos
en Argo. ¿te parece bien?
Gabrielle: sí no hay problema, ¿qué le puedo cobrar?
Claudia: la verdad no tengo dinero encima, así que si no quieres prestarme tu
caballo iré caminando.
Gabrielle: ¡Qué sensible estás!, era un chiste, tonta.
Claudia: el mío también, ni loca me voy caminando, jajajaja...
Xena: déjense de chistes y monten. Vamos, que tenemos que ir al pueblo para
preparar todo y en dos días partiremos a atrapar a Gadus.
Claudia: Xena, sabes que te agradezco tu ayuda, pero no quiero meterte en
problemas.
Xena: los problemas de mis amigas también son míos, así que no se habla más.
Claudia: como tu digas, Xena.
Y ya llegando al pueblo, estaban todas muy cansadas, pero sobre todo Claudia parecía
demasiado cansada, quería comer e irse a dormir.
Llegaron a la taberna y pidieron la comida, estaban las cuatro sentadas, Xena y
Gabrielle frente a Claudia y Lindsay.
No estaban hablando mucho en la mesa, había algo en el aire, como que nadie quería
preguntar, Gabrielle la miraba a Claudia de reojo, esperando una explicación, pero
Claudia se hacía la distraída, Xena le hacía señas para que hablara con Gabrielle,
Claudia seguía haciéndose la distraída, hasta que dijo:
Claudia: la verdad, estoy muy cansada, me duele mucho la espalda, no comeré, me
voy a dormir.
Lindsay: si quieres voy contigo, ¿necesitas algo?, que te ayude con el dolor de
espalda...
Gabrielle: sí un buen masaje te vendría bien, yo tengo las manos más fuertes que
las de Xena, no sé las de Lindsay...
Claudia: les agradezco mucho, pero no quiero molestar, mejor me voy. Pedro (el
tabernero) suspende mi comida, hoy no cenaré.
Pedro: esta bien Claudia, lo que tu digas.
En ese momento se acercó un hombre alto y fuerte, con bigotes.
Hombre: ¡Por los dioses!, ¿eres tú?, Claudia, ¿cómo has estado? tanto tiempo.
Claudia: Marcel, ¿eres tú?, con esos bigotes...
Marcel: el mismo, (se abrazaron fuertemente) ¿por dónde has estado?, te busqué
por varios lados, nunca podíamos vernos de nuevo, pero el destino me trajo a este
pueblo, y mira vos, te encuentro aquí, hay tanto que tengo que contarte.
Claudia: sí, vamos. ¡oh! Espera, te presento a unas amigas, ella es Xena, habrás
oído hablar de ella, (sí, contestó Marcel), ella es Gabrielle, y ella es Lindsay.
Marcel: encantado de conocerlas, las amigas de Claudia pueden pedirme lo que
quieran, que se los concederé, le debo muchos favores a esta maravillosa mujer, ven
vamos...
Claudia: la verdad, Marcel, me iba a dormir, tuve un día muy agitado, bueno,
vamos a mi cuarto.
Lindsay: creí que estabas cansada para hablar con alguien.
Gabrielle: sí yo tambien lo creí...
Claudia: es que ver a un viejo amigo, me dio fuerzas. Buenas noches, que duerman
bien.
Gabrielle: claro, nosotras somos amigas de a ratos, no nos necesita...
Claudia se volteó y miró a Gabrielle y le sonrió, miró a Xena, ésta le hizo seña,
mirando a la barda, que estaba enfadada y por último a Lindsay que había bajado la
cabeza.
Claudia: nos vemos mañana, amigas...
Y se fue con Marcel ambos tomados del brazo subieron las escaleras rumbo al cuarto de
Claudia.
Una vez allí:
Claudia: ¡Por los dioses! ¿qué haces aquí?... ¿cómo está ella?
Marcel: hace tiempo que no la veo, pero debes saber que Charles murió... hace
como tres o cuatro veranos...
Claudia: no puedo creerlo, ¿cómo pasó?
Marcel: lo mataron.
Claudia: ¿Mercenarios?
Marcel: no, el ejército, el muy cobarde trataba muy mal a la gente, hubo una
revuelta y lo mataron en su castillo, pese a que era el alcalde cada día tenía más
enemigos, sucedió al poco tiempo que te fuiste, todos sabían que terminaría así,
incluso ella, era un hombre muy cruel,había traicionado a mucha gente, incluso a la
abuela de Jill,se quedó con todo hasta con su nieta, ultimamente se llevaban muy mal,
bueno en realidad nunca fueron felices, el poco tiempo que duró su matrimonio fue un
tormento para ella, nunca lo amó, y especialmente desde que te fuiste, se apagó la luz
que había en su rostro, su sonrisa, sus ojos...
Claudia: ella se casó con él, ¿qué querias que hiciera?, fue lo único que pude
hacer además de llorar, alejarme de ese pueblo, para no volver jamas.
Marcel: ella te amaba, aun te ama. Cuando voy de vez en cuando, siempre la veo
que esta mirando hacia la entrada del pueblo, creo que esperando verte algun día,
esperando que vuelvas. Cada día de su cumpleaños lo pasa en la ventana, esperando a
alguien... seguro que es a ti...
Claudia: dijiste que me amaba, pues ella se casó con él, no me esperó...
Marcel: yo sé que tu la amas, eso no me lo puedes negar.
Claudia: cuando me fui decidida a cobrar mi herencia para ayudarla con la granja
de su abuela porque sabía que la perdería y su abuela sin la granja moriría, tarde más
de la cuenta, pues se me complicaron las cosas y cuando volví le dije otra vez que la
amaba, que quería vivir con ella para siempre, que lograríamos sacar adelante la granja
de su abuela pues yo traía el dinero para los impuestos que pedía ese bastardo, ella ya
se había casado con Charles para salvar la granja de su abuela, ya no tenía sentido
decirle todo lo que sentía, y me despedí para siempre, me echó del castillo, no quería
hablarme, no quería verme, la vi muy triste, me echo en cara que había tardado
demasiado, que no la amaba lo suficiente como ella creía, me dijo vete, o llamaré a los
guardias, y me fui con el corazón roto entre mis dedos, jamás me volvi a enamorar.
Marcel: eres una tonta, debiste decirle que te esperara. A lo mejor ella pensó
que tú no la amabas porque no volvías. Por eso se casó, tal vez para olvidarte, porque
al final, la abuela murió al poco tiempo, de tristeza, la mujer te apreciaba mucho,
luego de un tiempo, al no ver feliz a su nieta, porque tú no estabas con ella, murió.
Claudia: que triste, yo también la apreciaba mucho, era una gran mujer, pero yo
me fui para salvar su granja y poder vivir mejor con mi dinero, pero ya era y es muy
tarde.
Marcel: nunca es tarde cuando hay amor, desperdiciaste mucho tiempo, el de ella
y el tuyo.
Claudia: ¿Crees que la olvide?, me fue imposible, conocí miles de personas y en
todos los rostros la veo solo a ella... aun la amo, con todo mi corazon, mi alma, mi
todo...
Marcel: ¿Por qué no vuelves?...
Claudia: es muy díficil, mi vida ha cambiado, quieren matarme en muchos lugares,
no quiero hacerle mas daño, ¿volver para estar corriendo de un lado a otro? Además
seguro ya tiene a otro, ese estúpido que la perseguía constantemente, Angus, a ese sí
que lo odiaba, era un engreído, cuando ella se casó con Charles quedó muy destruído,
pero me vino a fastidiar, sabía muy bien lo que yo sentía por ella, me dijo no sera mía,
pero me alegro más porque nunca será tuya, le di una trompada que le saque dos dientes.
Si aun esta en el pueblo, no me debe haber olvidado.
Marcel: por lo que sé aun esta en el pueblo y tal vez este detrás de ella otra
vez, así ¿por qué diablos no vuelves?, si aun la amas como dices, ya no tienes nada que
perder, ve a buscarla, no la pierdas otra vez, no seas tonta.
Claudia: hablas, como si ella te mandara, ¿te mandó a buscarme?
Marcel: no, nunca me dijo nada, solo cuando nos vemos, quiere saber si por esas
casualidades de la vida me encontré contigo, creo que solo quiere saber si eres feliz,
si te casaste, si tuviste hijos.
Claudia: el día que la veas dile, que no me casé y que no tuve hijos.
Marcel: y ¿eres feliz?
Claudia: mmmmm, no, siempre me faltará algo para ser feliz. (a ella, pensó
Claudia).
Y así hablando ya se estaba haciendo muy tarde.
Xena, Gabrielle y Lindsay ya habían terminado de comer y se dirigían hacia sus cuartos,
pasaron por la puerta del cuarto de Claudia y Gabrielle y Lindsay no pudieron más con
su curiosidad querían saber si aun a esta altura de la noche estaba ese hombre en la
misma habitación con Claudia y ¿qué estarían haciendo?...
Se acercaron a la puerta para escuchar, oían solo un pequeño murmullo.
Gabrielle: aun estan hablando, ¿quién será él?
Lindsay: no lo sé, pero lo debe conocer bien, ¡¿viste como lo abrazó?!, nunca la
vi abrazar a alguien así, tan efusivamente.
Gabrielle: (por que no viste como me abrazó a mí, varias veces...) Sí, sí, lo vi...
Xena: ¡Hey!, ¿qué estan haciendo?, eso es de mala educación, Gabrielle, no debes
escuchar las conversaciones privadas. Vamos... (y la jaló del brazo, hasta llegar a su
habitación) Tú también, vete a tu cuarto, mañana nos contará algo, y si no lo hace la
mato... jajajaja... vamos a dormir...
Lindsay: adiós chicas, duerman bien.
En el cuarto de Xena y Gabrielle:
Xena entró a Gabrielle tomada de los hombros, con la barda adelante.
Xena: ¿Qué te pasa Gabrielle?, te noto muy callada.
Gabrielle: estaba pensando... en Claudia, ¿por qué no me habla?, no sé lo que le
hice...
Xena: esta bien, Gabrielle, cálmate, ya te hablará, veras que te explicará todo
mañana...
Gabrielle: no, no lo hará, la conozco más que tu Xena, ella no quiere que le
agradezcas nada, me negará que ella es la comandante, que me salvó la vida y a mi villa.
(los ojos se le llenaron de lagrimas)...
En tanto, Marcel ya se había retirado y Claudia se quedó pensando en lo que habían
hablado, lo que había pasado, en Lindsay que la había tratado más o menos, en Xena, que
quería ayudarla contra Gadus y en Gabrielle... ¡oh, sí!... Gabrielle... aun le quedaba
hablar con ella el tema de la comandante... tengo que solucionar esto... ¡oh! Ya sé lo
que haré...
En el cuarto de Xena y Gabrielle:
Xena: Gabrielle, estás llorando, por los dioses, ya basta, se terminó, la voy a
buscar para que hable de una buena vez contigo, mereces una explicación, y te la dará
hoy, no me importa lo tarde que sea, y si aun esta con ese hombre, la traere aquí,
nadie hace llorar a mi bardo...
Gabrielle: Xena, por favor, no hagas una locura, cálmate, esta bien ya no pensaré
más en ella, Xena por favor...
Xena salió echa una furia, ya se había cansado de ese jueguito de Claudia, de no
hablarle a Gabrielle... Llegó al cuarto y golpeó fuerte la puerta, no recibió
respuesta, entonces movió la manija y abrió la puerta, su sorpresa fue muy grande,
cuando no encontró a nadie, buscó por todo el cuarto a Claudia y no estaba, tampoco
estaba el hombre, ¿dónde diablos se metió? (Bajó rápidamente las escaleras y encontró
al hombre).
Xena: oye, tu estabas con Claudia, ¿dónde está ella?
Marcel: no sé la dejé en el cuarto, yo baje hace rato.
Xena: no esta en su cuarto, si le hiciste algo, te las veras conmigo. No te
alejes hasta que averigue dónde está.
Marcel: mira, yo soy muy amigo de Claudia, jamás le haría daño, y si te digo que
no sé donde está, es la verdad, y si le paso algo ire a buscarla yo mismo.
Xena: esta bien averigua por allí, averigua si alguien la vio. Oye, Pedro,
¿viste a Claudia salir?
Pedro: sí la vi hace un rato, se fue en su caballo.
Xena: no te lo puedo creer, ¿cómo que se fue? (lo agarró de la solapa de la
camisa).
Pedro: sí Xena, se fue, no me dijo nada, solo hasta mañana.
Xena: ¿Iba sola? ¿no viste si alguien la amenazaba?
Pedro: no Xena, bajó las escaleras, me dijo hasta mañana y la vi subirse a su
caballo, eso es todo...
Xena: gracias, y disculpa porque te agarre así, estoy nerviosa...
Xena subió las escaleras rápidamente y se dirigió a su cuarto, la barda la estaba
esperando ansiosa, no sabía que había pasado entre ella y Claudia, creyó que Xena la
traería del cuello, pero se llevó una gran desilusión cuando solo entró Xena.
Gabrielle: ¿Y? ¿qué pasó? Te noto alterada, Xena responde...
Xena: Gabrielle... Claudia...
Gabrielle: sí, no me digas nada, se fue...
Xena: pero por los dioses, ¿cómo lo supiste?...
Gabrielle: me lo imaginé, sabía que no me iba a dar la cara. Sabes esa mujer es
muy valiente, pero para hablar de sus cosas es una cobarde... Otra vez se fue, y me
dejó con esta bronca en mi corazón, ¿por qué diablos me hace esto?...
Xena: ya lo sabremos, prepárate, tengo la idea que fue ella sola a matar a Gadus.
Si no la ayudamos, la mataran...
Gabrielle: sí vamos por ella, pero te juro que después de esto me hablará,
porque sí Gadus no lo hace la mataré yo.
Xena: avisémosle a Lindsay...
Lindsay: no puede ser, ella me hubiera avisado, aunque últimamente está muy
rara...
Xena: tenemos que llegar cuanto antes, para hacer un plan, veremos cuantos son...
Al llegar al campamento, Xena pudo observar que Claudia no estaba por ningun lado.
Xena: temo decirles que Claudia no vino hacia aquí, pero bueno ya que estamos
acá, no puedo perderme un buen combate, además me quitará los nervios que me hace
agarrar tú amiga...
Gabrielle: tambien es tú amiga... Y cómo atacaremos, son mucho más que nosotras.
Xena: sí pero si atacamos la tienda de Gadus, es muy cobarde, lo secuestraremos,
y así no molestará más a Claudia, lo entregaré a las autoridades ha matado a mucha
gente y si se pone pesado lo mató. Tu Gabrielle cúbreme, silba si ves que se acerca
algunos de los ayudantes. Ire por detrás y lo tomaré por sorpresa.
Y así Xena, en medio de la noche pasó por detrás del guardia y entró a la tienda de
Gadus, se acercó a su cama y lo tomo del cuello, le puso un puñal en la garganta.
Xena: si te mueves, o hablas, eres hombre muerto, sabes que a mí no me importa
matar basuras como tú.
Gadus: (hacía solo señas con la cabeza) sí, sí...
Xena tomó una cuerda y le ató las manos, luego lo amordazó.
Xena: saldremos por atrás, si aparece algun guardia te saco enseguida la mordaza
y le dices que daras un paseo, que no tienes sueño, si hablas algo más, te mato.
Gadus asintió con la cabeza...
Xena sabía que al llevarse a Gadus, su ejército caería en desgracia, pues era el único
que podía dominarlos, el resto eran unos tontos, llevándose a Gadus era una forma de no
derramar tanta sangre, ese ejército moriría sin un líder fuerte como Gadus.
Xena: Gabrielle, vámonos, no hagan ruido.
Gabrielle: pero Xena, ya lo hiciste, eres maravillosa... mi amor.
Xena: tengo muchas habilidades...
Lindsay: me gustaría conocerlas todas...
Gabrielle: ni se te ocurra, ella es mía... entiendes...
Lindsay: ¡Oh! Sí, claro, no pretendí decir nada fuera de lugar, Gabrielle eres
muy celosa...
Xena: sí, así es mi bardo, mis habilidades solo se las muestro a ella...
Lindsay: entiendo...
Xena: bueno, vamonos antes que se den cuenta que este gusano, no está.
Las tres llegaron al pueblo, Xena dejó a Gadus con las autoridades, pero en ese pueblo
no querían saber nada con ese asesino, pues tenían miedo a las represalias de su
ejército, sabían que vendrían por él, y matarían a todo el pueblo.
Así que Xena lo llevó a su cuarto, hasta que llegara la mañana y llevarlo al próximo
pueblo, donde allí había un juez que era muy justo, y era un pueblo bien seguro, tenían
un ejército controlando el orden, allí seguro no irían los amigos de Gadus, además Xena
ya sabía que esos tontos no irían a ningún lado.
A la mañana siguiente aun Claudia no habia vuelto, no tenían noticias de ella, Xena
debería irse a llevar a Gadus y luego seguiría camino a Atenas junto a Gabrielle.
Las tres se pusieron en marcha, al llegar al pueblo Xena entregó a Gadus y volvió con
Gabrielle y Lindsay, tomaron algo en la taberna del pueblo y se despidieron de Lindsay.
Xena: si volves a ver a tú amiguita, dile que el día que la vea le voy a dar la
paliza de su vida, estoy muy enojada con lo que nos hizo, irse así..., creo que no nos
mereciamos esto, al menos nos hubiese saludado... especialmente a Gabrielle ella quería
hablarle... bueno Lindsay, que tengas suerte, fue un placer conocerte.
Lindsay: lo mismo digo Xena, y a ti tambien Gabrielle, nunca las olvidaré, y con
respecto a Claudia, no sé lo que le pasó, sé que desaparece así de vez en cuando, pero
como tú dices, no había motivo para irse así, sin despedirse.
Gabrielle: si, yo fui el motivo, no quiere hablarme, no sé que le pasa. ¿y si no
vuelve? ¿quieres venir con nosotras?
Lindsay: te lo agradezco, pero siempre vuelve, no sé como hace pero siempre me
encuentra.
Xena: en el mismo lugar donde te dejó, le tienes mucha paciencia.
Lindsay: sí, siempre la espero...
Gabrielle: me hace acordar a una guerrera, Xena al comienzo siempre me dejaba en
cualquier pueblo, "luego te vengo a buscar Gabrielle", y yo con el corazón en la boca,
esperando a que vuelva, no sabía si esa sería la última vez que la veía, me quedaba
siempre triste porque no me quería llevar, me hacía a un lado, me sentía una inútil,
pero cuando la volvía a ver ya se me había pasado toda la bronca que me agarraba cuando
se alejaba de mí.
Xena: lamento mucho haberte hecho sufrir tanto, yo solo lo hacía para protegerte,
no quería que nadie te lastimara, Gabrielle... (la abrazó y la besó)...
Lindsay: Claudia lo hace porque... en realidad no sé por qué lo hace... a veces
la siento tan distante, creo que esta en otro mundo... Pensando en otra persona...
Gabrielle: tal vez seas tú, ¿no te gustaria...?
Xena: ¡¡¡¡Gabrielle!!!!
Lindsay: no, esta bien Xena, sí me gustaría que alguna vez pensara en mí, pero
sé muy bien que no es en mí en quien piensa.
Gabrielle: ¿Y en quién piensa?...
Xena: Gabrielle, no seas tan curiosa.
Lindsay: sé que esta muy enamorada, por eso no se entrega a nadie, parece que la
lastimaron mucho, no quiere sentirse amada, viste que cuando te quieres acercar a ella,
hablar de su vida personal no te dice nada, se va por las ramas, pero hace tanto que la
conozco que a veces se confieza, me cuesta horrores sacarle una palabra, hablar de ella
misma la pone muy mal. Sé que amó mucho, lo veo en sus ojos, y creo que fue
correspondida, no sé, algo debe haber pasado.
Gabrielle: sí eso es verdad, se ve mucho amor en sus ojos...
Xena: bueno, vamos Gabrielle, no quiero salir de noche... Algun día quizás la
encontremos de nuevo, y espero que encuentre el amor como lo encontramos nosotras,
Gabrielle.
Gabrielle: que absurda que es la vida a veces, ella nos ayudo a darnos cuenta
del amor que nos teníamos una a la otra y ella no es capaz de hacer algo por ella misma.
Adiós Lindsay cuídate.
Xena: adiós...
Lindsay: adiós...
Y asi Xena y Gabrielle se fueron rumbo a Atenas, Lindsay volvio al otro pueblo a
esperar a Claudia...
En tanto Claudia llega a la taberna de Pedro.
Claudia: buenos días Pedro, ¿cómo estas?, ¿las chicas aun duermen?
Pedro: no, ya se fueron del pueblo, atraparon a Gadus y lo llevaron a juzgar a
otro sitio.
Claudia: ¿Cómo que no estan?, Gadus, ¿lo atraparon?. Esta Xena es terrible, le
dije que me lo dejara a mí.
Pedro: Xena, estaba muy enojada contigo, bajo esas escaleras, me tomo del cuello,
creí que me mataba, estaba buscandote por todos lados, y cuando le dije que te fuiste,
subió esas escaleras como un rayo de luz, furiosa. Yo que tu me cuidaría de esa
guerrera.
Claudia: sí, me imagino que estará enfadada, no le avise nada a nadie, pero era
una sorpresa que tenía que traer para Gabrielle, no quería perder más tiempo, por eso
me fui, cuando se me ocurrió la idea. Y Lindsay ¿tambien se fue?
Pedro: sí, se fueron las tres juntas... ¡oh! Mira allí llega tu amiga.
Claudia: Lindsay, ¿cómo estas?, ¿dónde fueron?
Lindsay: ¿Dónde fuimos?, y te atreves a decirme tú, ¿dónde fuimos?...
Claudia: sé que estan enojadas, pero...
Lindsay: pero nada, no se justifica tu actitud, Claudia esta vez se te fue la
mano, sabes que yo siempre te esperaré, pero preocuparnos de esta manera, Xena estaba
hecha una furia, fuimos a buscarte a lo de Gadus, lo atrapamos y ya lo llevamos a
juzgar, y al no verte allí, supo que nos habías abandonado, como haces siempre.
Claudia: escucha, yo no hago eso.
Lindsay: ¿Qué no haces eso?, siempre estas huyendo, cuando alguien se acerca a
ti, cuando queremos averiguar algo mas sobre tu vida te vas, Gabrielle estaba muy
dolida, te fuiste y no le explicaste nada sobre que tu eras la comandante... Te
portaste muy mal.
Claudia: pero escucha, yo solo fui a buscarle un presente creí que le gustaría,
y además me daría la fuerza para hablar con ella... es solo que parece que hago todo
mal...
Lindsay: pues es así, haces todo mal, hieres a las personas que en verdad te
aman, o no te das cuenta, o no quieres hacerlo, ¿qué te pasa? ¿tienes miedo de amar?
¿tienes miedo que te amen?
Claudia: no es el momento...
Lindsay: claro, contigo nunca es el momento... ya me harté. Si quieres hablar
con alguien de lo que te pasa, estaré esperando, y si no quieres hablarme, puedes irte
por donde viniste.
Claudia: Lindsay, perdona, no te pongas mal, no quiero pelear contigo. Esta
conversación es absurda. ¿qué tiene que ver una cosa con otra?
Lindsay: mucho, porque te comportas como una tonta, das todo tu corazón, y
cuando alguien te ofrece el suyo huyes... te vas...
Claudia: lo siento, es que he pasado por muchas cosas, y no quiero lastimar a
nadie...
Lindsay: pero lo haces, sabes por qué... por qué es muy fácil quererte, eres muy
especial, y si tú no demuestras que quieres a tus amigas ellas se sienten mal, piensan
que hicieron algo malo, a Gabrielle dejaste de hablarle, a mi me dejas siempre que
puedes. Si quieres contarme por qué actuas así, yo estoy dispuesta a escucharte.
Claudia: esta bien, lo haré creo que sí debo hablar con alguien y quien mejor
que tú, que hace dos veranos que me soportas, sé que no es fácil estar conmigo, que me
encierro en mí misma y no te hablo algunos días, pero tengo muchas cosas que pensar...
Lindsay: te escucho...
Claudia: vayamos a un lugar más tranquilo, no voy a contarte mi vida en una
taberna.
Lindsay: de acuerdo, pero no te vayas por las ramas, hoy me contarás ¿por qué
diablos actuas así?.
En el cuarto de Claudia:
Claudia: quieres tomar algo, va a ser largo.
Lindsay: no gracias, solo quiero escucharte, he esperado mucho tiempo este día.
Empieza de una vez.
Claudia: si supiera por dónde, es muy difícil.
Lindsay: empieza por el principio.
Claudia: estás muy graciosa...
Bueno, esto ocurrió hace muchos veranos, era muy joven,luego de morir mis padres,
estuve en otro hogar y despues de un tiempo me fui y me dedique a viajar, después que
se fue mi hermano hacia la aventura yo también quise irme y así lo hice, terminé de
pueblo en pueblo, hasta que llegué a uno, donde encontré a la mujer mas hermosa que vi
en mi vida, cuando nuestras miradas se cruzaron sin querer, supe que era mi alma gemela
como dice Gabrielle, que era el amor de mi vida. Tenía los ojos verdes, mas hermosos
que pudieras ver, su pelo rubio como los rayos del sol, ondulado, la sonrisa mas fresca,
unos dientes tan blancos que te iluminaban, el alma, su figura era toda una belleza, y
yo no era la única que lo había notado, pues estaba constantemente rodeada de hombres y
mujeres que no le sacaban la vista de encima, todos querían hablarle, agradarle, para
estar con ella, aunque sea solo para que te de una sonrisa. Me quedé en ese pueblo más
de lo necesario, pensaba solo en ella. Hasta que un día hubo una pelea en la calle
entre dos hombres, se peleaban por ella, y uno de ellos en medio de la pelea se la
agarró con ella, le dijo que ella era la causante de todo ese lío, que provocaba a los
hombres, y no estaba con nadie, quién se creía que era, le gritaba y cuando iba a
pegarle intervine yo, la subi a mi caballo y la saqué de allí, luego los hombres
seguían peleando hasta más no poder, no sé quien ganó, ni me interesaba solo quería
protegerla y la llevé lejos al bosque. Una vez que encontré un lugar seguro la bajé de
mi caballo, estaba temblando y la abracé, le dije que todo saldría bien, que eran unos
tontos, que no era su culpa, si ellos no saben ganarse el amor de una mujer la culpa
era de ellos.
Su cuerpo era tan sensible a mis brazos tan fuertes, que creí que la rompería, comenzo
a llorar y sequé sus lágrimas con mi mano, tenía la piel más suave que te puedas
imaginar, tuve una sensación en el estómago, no sé, sentí que el corazón me saltaba,
dioses que me estaba pasando...
Luego nos sentamos en una roca y nos presentamos, comenzamos hablar de nuestras vidas,
y me dijo quiero que vengas conmigo a mi casa, mi abuela se alegrara de conocerte.
Le dije que no quería molestar, que estaba parando en el hotel del pueblo, pero
insistió, me dijo es lo mínimo que puedo hacer despues de lo que tú hiciste. No hice
nada le dije, me dijo hiciste mucho, me hiciste ver que esto ya no es vida, estoy harta
de la gente de este pueblo, me tratan todos como una muñeca y no se dan cuenta que
hieren mis sentimientos, que mi corazón sufre cuando todos se acercan solo porque soy
bonita, nadie me habla de cosas serias, creen que soy una tonta...
Le dije, cálmate, no eres ninguna tonta, una tonta no se habría metido a separarlos,
una tonta se hubiera quedado mirando como se pegaban, tú los quisiste separar, porque
no te gusta ver que la gente se pelee y eso es muy bueno, es feo ver que la gente se
pelee, primero hay que hablar, si eso no da resultado, hay que seguir hablando, hasta
la última alternativa.
Me dijo, nadie me había dicho eso nunca, tu sí eres inteligente.
Le conteste, todos lo somos, unos mas que otros...
Y me dijo, ¿las mujeres también lo somos?
Por supuesto, le dije, todos somos iguales, tenemos el mismo derecho de ser felices.
Me dijo, pense que la mujer deberia hacer siempre lo que el hombre le dijera.
No, le conteste, la mujer debe hacer lo que le dicta su corazón, sea un hombre o una
mujer tu pareja, lo importante es compartir todo con la persona que amas...
Vamos, me dijo, estoy segura que mi abuela te encantará...
En la casa de ella...
Lindsay: lamento interrumpirte, pero ¿por qué no la nombras?, dices "ella",
¿cuál era su nombre?
Claudia: es que... me duele decirlo, su nombre es Jill.
Bueno te sigo contando.
Ese día conocí a su abuela, una mujer que estoy segura que en su juventud había sido
tan bella como Jill, pero el paso de los años y las penas que vivió, cuando se murió su
hija dejando a su cargo a Jill, ella la había criado desde muy pequeña, las dos mujeres
vivian solas en la granja, pero no daban abasto con las tareas y no tenían mucho dinero,
por eso varios hombres se acercaban a ellas para casarse con Jill y tener la granja
para trabajarla y así hacer mucho dinero. Pasaron varios días y cada vez nos conocíamos
mejor, nuestra amistad se estaba transformando en algo más, podía sentirlo, comencé a
ayudarla con la granja, limpiamos todo, arreglé la casa, y hablé con su abuela si
quería trabajar la granja en serio, poder hacer un buen negocio de ello, criar pollos,
chanchos, cosechar verduras y luego venderlas en el mercado, ganaría mucho dinero,
claro que necesitaba una buena base para comenzar había que invertir dinero y ellas no
tenían nada, pero yo les ofrecí la solución. Yo aun no había cobrado mi herencia la
cual era bastante, así que le dije que si estaban de acuerdo iría a buscar mis ahorros
a mi pueblo y podría ayudarlas, tenia ganas de quedarme allí para siempre sentía que
había encontrado un verdadero hogar, la miraba todo el tiempo y no me atrevía a decirle
que la amaba, pero se que ella lo sentía así como yo sentía en cada mirada el calor de
su corazón, ya no hacia falta a veces hablarnos, con solo mirarnos ya sabíamos lo que
quería la otra, habiamos hecho una conexión tan buena que hasta la abuela se dio cuenta.
Algunas veces recibían visitas de los hombres del pueblo que estaban detrás de Jill,
pero ella muy cortesmente le decía que no tenia ganas de salir a pasear, cada vez se
quedaba mas en la casa, creo que queria pasar mas tiempo conmigo que con cualquier otra
persona. Por las mañanas nos levantavamos, yo dormía en el granero, tranquila, no
quería molestar en la casa, pese a que ella y su abuela me habían insistido, pero creí
que no era correcto dormir en la casa. Luego de desayunar, nos poníamos a trabajar la
granja, por las tardes ya cansadas nos íbamos a la orilla del lago, y hablabamos de
cualquier cosa, luego volvíamos a la casa, cenabamos, la abuela cocinaba casi siempre,
Jill tambien, lo hacía muy bien, era la mujer perfecta para cualquier hombre. Y asi
vivimos todo el verano y el invierno, pero no sacabamos lo suficiente para vivir bien,
asi que decidí ir en busca de mis ahorros para ayudarlas. Pero unos dias antes de irme
hubo un festival en el pueblo y le dije que fuera, insistio en que ambas fueramos, a mi
mucho las fiestas no me gustan pero me convencio y fui, nos sentamos en una mesa,
cuando llegó ella todos la miraban era realmente hermosa, y yo no podia creerlo, sentía
todas las miradas en mi espalda, todos envidiándome porque ella estaba conmigo, nos
sentamos en una mesa cerca de la pista de baile y vinieron cuatro, cinco, no se seis
hombres a sacarla a bailar y ella rechazaba uno por uno, y me miraba de reojo, podía
sentir sus ojos clavados en mi, yo miraba para la pista y observaba como bailaban los
demas, ya era tarde estaban todos muy tomados, bailaba cualquiera con cualquiera, era un
descontrol, Jill tambien estaba un poco ebria, había tomado bastante, solo se reía, yo
no soy de beber, tomé un solo vaso y ya me dolía la cabeza, la verdad ya queria irme,
ademas sentía que Jill se ponía cada vez mas cerca mio, empezó a rozarme con sus
piernas las mias y su brazo ya estaba muy pegado al mio, mi cuerpo estaba respondiendo
a los estímulos, pero mi mente me decía que era incorrecto, me puse muy nerviosa, hasta
que vino otro hombre y la sacó a bailar, le dije que fuera que lo necesitaba, que para
eso habíamos venido para que bailara, que no se preocupara por mi. El hombre la jaló
del brazo y la llevó a la pista, alli comenzó a bailar, y solo me miraba a mi, me hizo
sentir incómoda, el hombre quería que lo mirara a él, pero buscaba de todas formas
mirarme a mi, yo estaba quieta en la mesa, hasta que sentí el impulso de irme y me
levanté de golpe y me fui a tomar un poco de aire, lejos de la pista, cuando comence a
caminar senti como me tomaban del brazo, era ella, me dio la vuelta y me dijo: ¿dónde
crees que vas?, aun no termina la fiesta, y quiero bailar contigo... Me tomó de las
manos y me jaló hacia ella, me dijo pon tus manos en mi cintura, yo estaba dura, me
tomó mis manos y las puso sobre su cintura, comenzó una música suave y me derretí en
sus brazos, sentí su respiración en mi oído, su corazón latir tan fuerte como el mío,
cada vez se abrazaba mas fuerte a mi cuerpo, de pronto levantó su cara me miró a los
ojos y me dio el beso mas dulce que había recibido en toda mi vida y antes de terminar
vino un hombre medio borracho y nos separó, la tomó a ella por la cintura y se la llevó
al otro lado de la pista para bailar con ella, yo me quedé parada sin hacer nada,
pensando en lo que acababa de pasar, di media vuelta y fui a tomar ese aire que me
hacía tanta falta, cuando llegué afuera, no habia casi nadie en el pueblo estaban todos
en la fiesta, mi cabeza me daba vueltas no por el vino, porque no había tomado mucho
sino por el beso embriagador que me había dado, ¿qué significaba ese beso?.
Camine tanto que había llegado a su casa, fui al granero e intenté dormir, cosa que no
conseguí en toda la noche, ¿acaso ella me amaba tanto como yo a ella?, no podía dejar
de pensar, solo me dije que había sido el vino, la que la hizo actuar así.
Llegó la mañana siguiente, me levante temprano, había dormido muy poco, no sé si quería
verla o hablar con ella, sentía vergüenza, y creo que ella también, nos estuvimos
esquivando durante todo el día, si ella iba para un lado yo iba para el otro, ninguna
de las dos almorzó para no encontrarse con la otra, era algo absurdo pero sucedió,
hasta que llegó la hora de cenar y la abuela sospechaba algo, nos sentamos en la mesa,
ninguna habló nada, solo le contestábamos a la abuela y no nos mirábamos, hasta que la
abuela dijo: ¡hey! ¿qué les paso anoche?, no han hablado nada de la fiesta, ¿estuvo
linda?, ¿bailaron?, ¿se divertieron?, deben estar muy cansadas porque hoy no las vi
hablar nada entre las dos, ¿pasó algo malo?
Jill: no abuela, no pasa nada (y me miró de reojo)
Claudia: es verdad, es que solo estamos cansadas, eso es, cansadas.
Abuela: ¿Pero bailaron? A ti Jill seguro te sacó medio pueblo, y a ti Claudia
¿te gusta bailar?
Claudia: mas o menos, la verdad que no baile mucho. Me gusta ver como se
divierten los demás. La gente la pasó muy bien.
Abuela: entonces ¿tú no?, como dices la gente y no te incluyes, la pasaste mal,
¿mi nieta no es tan buena anfritiona como yo esperaba?
Claudia: ¡Oh!, sí lo es, me diverti mucho, Jill bailó bastante por eso esta
cansada.
Abuela: ¿Y no bailó contigo?, lo hace muy bien, le enseñé yo, desde chiquita que
baila.
Jill: ¡¡¡Abuela!!!.
Abuela: no le gusta que hable de ella, pero ¿no te pareció que baila muy bien?,
además es tan hermosa, estoy segura que todos la miraban a ella...
Jill: basta abuela, quieres terminar hablar de mí...
Claudia: ¡Hey!, no te enojes con tu abuela, está diciendo la verdad todos
querían bailar contigo y todos te miraban, ¿cuál es el problema?, ¿por qué te pones tan
mal?.
Jill: no me pongo mal, es que no me gusta que hable así de mí, y sabes que,
tienes razón no hay ningun problema de bailar con todos los hombres que baile. No tiene
porque molestarle a nadie.
Claudia: obvio no tiene porque molestarle a nadie, si no le perteneces a nadie,
a mí no me molesta, puedes bailar con quien tú quieras. (le dije eso mordiendome los
labios, pues me habia puesto muy celosa de verla bailar con esos hombres, pero ni loca
se lo iba a demostrar). Sentí sus ojos clavados en mi con bronca, y pensé que quizás
ella quería ponerme celosa y yo no sé lo demostré.
Abuela: bueno, pero al final no me dijiste si bailo contigo, o si tú no sabes
bailar, si es así te digo que ella te puede enseñar, habras visto que baila muy bien.
Jill: abuela quieres terminar, mejor me voy a dormir.
Abuela: pero aun no has terminado de comer.
Jill: se me fue el apetito.
Abuela: cuando se pone así, es mejor dejarla sola, tiene un carácter, cuando no
le salen las cosas como ella quiere.
Claudia: déjela, ya se le pasara.
Abuela: ahora que se fue, dime la verdad ¿bailó contigo? Es por eso que esta
enfadada, tú no quisiste bailar con ella.
Claudia: ¡Oh!, sí bailo conmigo, fue solo un momento, luego vino un hombre y se
la llevó a bailar con él, por lo poco que bailamos, supe que baila muy bien.
Abuela: si bailaste con ella, ¿por qué esta enfadada contigo?.
Claudia: ¿Conmigo?, yo no le hice nada.
Abuela: la conozco muy bien, es mi nieta, yo la crié, esta enojada contigo, algo
le hiciste, a lo mejor no te diste cuenta. ¿tú bailaste con alguien más?
Claudia: no, solo con ella, y fue un momento.
Abuela: ¿Y tú no sentiste algo raro en ella?, no quiero alarmarte, pero no soy
tonta, vi como mi nieta te mira, nunca la había visto mirar así a alguien y mira que
pretendientes no le faltan, a ti te mira de una manera especial, siempre te busca con
la mirada, cuando no estas cerca me pregunta por ti, ¿dónde estas?, ¿qué hiciste?, ¿si
me caes bien?, todas esas preguntas tontas, que últimamente me vuelven loca. ¿te ha
dicho algo?
Claudia: pues no, esta todo bien, usted ve algo que no existe, su nieta tiene
que conseguir un buen hombre, pero en este pueblo son todos unos tontos, ven en ella
solo, belleza, no su inteligencia.
Abuela: y tú ves todo eso, y más, ¿verdad?
Claudia: será mejor que me vaya a dormir, gracias por la cena.
Abuela: que descanses, hija.
Claudia: gracias por lo de hija.
Abuela: si vas a quedarte por mucho tiempo, serás mi hija o mi nueva nieta.
Claudia: simplemente seré su amiga. Buenas noches.
Llegué al granero y otra noche sin poder dormir bien, pensaba en todo lo que se había
dicho en la cena, ¿Jill acaso estaba enamorada de mí?, me quiso dar celos al bailar con
todos esos hombres y yo no le di importancia, por eso estaba enfadada, la abuela la
conocía tan bien que se dio cuenta de que me amaba, y yo no sabía que pensar, estaba
segura que yo tambien la amaba, cuando me mira, cuando sonríe, cuando camina, cuando
roza mi piel sin querer, si dioses como amo a esa mujer... me dije.
Ya estaba acostada sobre la manta y no podía dormir, cuando sentí la puerta del granero
me levanté deprisa, para ver que pasaba.
Claudia: ¿Quién anda allí?
Jill: soy yo, no te asustes, ¿puedo pasar?
Claudia: sí, claro pasa, eres la dueña.
Jill: lo siento, no quise despertarte, es solo que... Bueno... no podía dormir...
Necesito hablar algo contigo...
Claudia: la verdad, no estaba durmiendo, es una noche complicada. Ven pasa
sientate aquí.
Jill: queria disculparme... dioses... que vergüenza... (se tapó la cara con sus
manos)...
Claudia: esta bien Jill, no tienes que decir nada, no hay problema.
Jill: soy una estúpida, hacer lo que hice, no quise hacerlo... solo...
Claudia: (pense no quiso hacerlo, maldición y yo creí que sabía lo que hacía)
esta bien lo entiendo...
Jill: no, ¡tú no entiendes nada!, ¡¡dioses!! No te das cuenta que te amo, que
jamás he amado a nadie como a ti, que no duermo, no como, no puedo respirar si no te
veo, si no te tengo cerca mío, sé que no me amas como yo te amo a ti, pero no me
importa, ya te lo dije ahora podré dormir tranquila, triste porque no me amas, porque
se que nunca te tendré, pero al final dormiré algo tranquila al saber que tú ya lo sabes,
no puedo seguir ocultando lo que siento por ti, es muy fuerte, te amo con toda mi alma,
desde el primer momento en que te vi, en el pueblo, cuando se cruzaron nuestros ojos,
esa mirada que tienes, me derrites, me vuelves loca, ya no puedo mas, no puedo seguir
viviendo así, sin decirte lo mucho que te amo, y que comprendería si despues del beso
que te di ayer delante de todos, no quieres verme más, lo entenderé, si quieres irte de
mi casa, también lo entenderé, pero quiero que sepas que eso no hará cambiar mis
sentimientos hacia ti, el amor que te tengo es mas fuerte que cualquier cosa que me
pueda pasar en el mundo. ¡uh!! Lo dije, me siento mejor, no me importa que no me ames,
pero al decírtelo igual soy feliz, con solo verte, aunque nunca seas mía, te amaré por
siempre. No entiendo de que te ríes, es fácil burlarse de los sentimientos de los demás,
deja de sonreír, para mí no es gracioso decirte que te amo cuando sé que tú nunca me
amarás.
Claudia: te preguntas y te contestas...
Jill: ¿Por eso te ríes?.
Claudia: no tonta, me río porque yo tambien te amo, como nunca ame a nadie y
como nunca amaré. Me siento en una nube, al oír que tú también me amas, quiero pasar el
resto de mi vida contigo. (la tomé con fuerza y le di el beso mas apasionado que jamás
le hayan dado, la abracé fuerte, la uní a mi cuerpo tan cerca que parecíamos una, la
dejé sin aliento, cuando nos separamos para respirar, ambas estabamos temblando y con
lágrimas en los ojos de la emoción que sentíamos, no aguante más y ahí mismo la hice
mía, fue la noche más hermosa que había vivido en toda mi vida, cuando estuve dentro
suyo, y gemía, y decía mi nombre una y otra vez, cuando la besé tantas veces, y entraba
y salia, con mis dedos de su cuerpo, su pasión desbordaba mi alma, fue la primera vez
para ella y la primera para mí, el amar así a una mujer era estar en los Campos Elíseos,
se entrego a mí, en cuerpo y alma. La amé toda la noche sin parar quedamos agotadas,
luego llegó la mañana y nos encontramos abrazadas una a la otra, mirandonos en silencio,
no hacían falta las palabras sabíamos que eso era puro amor y así pasaron varios días,
la amé desenfrenadamente cada noche, aunque nunca me entregué a ella, no sé porque no
lo hice, quería que me hiciera suya cuando todos se enteraran que ella era mía, solo
mía. La abuela ya nos miraba distinto sabía que habia cambiado algo entre nosotras se
olía el amor en todos los sitios de la casa y la abuela lo notaba. Habia humor, alegría
en cada palabra, miradas, estaba viviendo un sueño, así que decidí que ya era hora de
establecerme y le dije que iría por mi herencia, ella no quería que me fuera, pero era
necesario, no teníamos más dinero, las deudas apremiaban a la abuela y si no hacíamos
algo pronto podrían perder la casa, así que un día decidí irme.
Claudia: disculpa los detalles, pero fue tan excitante... que aun lo recuerdo,
recuerdo cada detalle...
Lindsay: está bien Claudia, ahora sí te entiendo, amaste con todo tu corazón.
Claudia: Bueno sigo... les dije...
Claudia: Tengo que decirles algo, debo irme mañana para traer el dinero que
tengo y así podremos pagar todas las deudas y tendremos una mejor forma de vida, la
granja nos dará sus frutos si la trabajamos bien. Volveré pronto, ustedes quédense
tranquilas que todo se solucionará.
Abuela: no sé como agradecerte, todo lo que haz hecho por nosotras y sé que
volverás con la solución. Te quiero mucho, jamás había visto tan feliz a mi nieta desde
que viniste a nuestras vidas, ella es otra, ahora si la veo enamorada. Que los dioses
te acompañen.
Jill: Claudia sabes que te amo, no quiero que te vayas, no quiero alejarme de ti
ni un momento, como quieres que espere tantos días sin ti... Llévame contigo...
Claudia: no puedo Jill, debes quedarte con tu abuela, no la veo bien, ella te
necesita, yo vendré tan pronto como pueda, te prometo que volveré, no te alejarás de mi
tan rápido, te amo y jamás dejare de hacerlo. Vamos a dormir, mañana saldre temprano.
Jill: ¿A qué hora?, despiértame, quiero darte un último beso de despedida.
Claudia: no me gustan las despedidas, pero me gustará darte un beso, así tengo
mas suerte en mi viaje.
A la mañana siguiente me despedí de Jill y de la abuela, fue la última vez que la vi.
Lindsay: ¿Qué pasó, se murió?
Claudia: sí, mi viaje fue muy largo, me costo mucho tiempo casi todo el verano y
el invierno, la verdad no esperaba tardar tanto, pero el frío me hace muy mal y me
enfermé en el camino, además se retrasaron los papeles, porque justo asesinaron a la
hija del regente de Roma, y era el que me tenía que dar todo, por eso me retrasé, y
perdí la vida.
Lindsay: ¿La vida?
Claudia: sí, cuando llegue al pueblo todo había cambiado, ya era demasiado tarde,
Jill ya no estaba en la casa, se la había quedado el dueño del pueblo, un maldito
millonario que siempre estaba detrás de Jill, un hombre mayor que ella, la abuela le
firmó unos papeles dejándole todo a ese bastardo la engañó, le dijo que si firmaba a su
nieta nunca le iba a faltar nada, y que él le pagaría todas sus deudas así nunca su
nieta perdería su casa. Al tardar yo tanto, la abuela pensó que yo no volvería, lo
mismo se dijo Jill, no confio en mi amor y eso fue lo que más me dolió, sé que se
sintió sola, asustada, pero debería haberme esperado un poco más, ante la desesperación
de perder todo incluso a su abuela se casó con ese bastardo, me dijeron que la abuela
murió al poco tiempo, el se quedó con todo lo de Jill, incluso con ella. Cuando llegué,
no sabía dónde buscarla, hasta que el vecino quien me apreciaba mucho y quería muchísimo
a Jill y a su abuela me contó todo lo que había pasado, esa noche lloré como nunca, no
me perdoné a mi misma el no haber llegado a tiempo, fui a buscar a Jill al castillo del
maldito, no quiso atenderme, le grité desde afuera a su balcón, pero no salió, el
maldito envió a sus guardias para que me echaran, me dieron un par de golpes, pero
nadie iba a detenerme hasta hablar con ella, estaba desesperada no podía creer lo que
estaba pasando, el amor de mi vida en los brazos de ese gusano, ¿por qué se había
entregado tan fácil?, volví otra vez a su castillo, me escondi en unos arbustos y luego
subí a su balcón, entré en su habitación, y la vi. Mi corazón estallaba, cuando la vi
no podía creer lo que veía, su cara estaba triste, sus ojos ya no iluminaban, su voz
era apagada, quise acercarme y me detuvo, yo quería abrazarla, besarla, sacarla de allí,
me dijo: no, no eres digna de mi amor, te fuiste y volviste tarde, el fue el único que
estaba aquí para ayudarme, tú me dejaste, dijiste que vendrías pronto, y no fue así.
Quise explicarle que me había enfermado, que por eso me retrase, pero no me escucho,
solo grito: ya no te quiero, vete, sino llamaré a los guardias, le dije: si eso es lo
que quieres, me iré, pero recuerda que siempre te amaré... Y me fui por el balcón, pero
antes de irme le grité con todo mi aliento, te amo y volveré en tu cumpleaños... Y así
me fui, se que fui una cobarde debí luchar mas por ella, pero vi tanto dolor en sus ojos
que no quise seguirla lastimando... esa fue la ultima vez que la vi. Al casarse supuse
que sería feliz, que tendría hijos, algo que yo nunca podría darle, me resigne a vivir
así con su recuerdo...
Lindsay: aun la amas, se te nota en la mirada.
Claudia: sí, aun la amo, y nunca dejaré de hacerlo mientras viva.
Lindsay: y ese hombre que vino el otro día, con el cuál te fuiste a tu cuarto,
te habló de ella ¿verdad?, se te iluminó el rostro cuando lo viste y te susurró algo al
oído, ¿qué te dijo?.
Claudia: no se te escapa nada, me dijo que sabía algo de Jill, ese hombre nos
conocía muy bien, era un amigo de la abuela, sabía muy bien lo que sentíamos una por la
otra. Me dijo que... Jill enviudo al poco tiempo que se casó, que nunca tuvo hijos, no
se volvio a casar, y que cada día y en especial el día de su cumpleaños mira
constantemente por su balcón hacia la entrada del pueblo, como si estuviera esperando a
alguien... Me dijo que ya no es la misma mujer que era entonces, la amargura de vivir
sin amor la destruyó, que sus ojos ya no brillan, como lo hacían cuando estaba conmigo,
que su sonrisa se apagó el día que yo me fui. Le contesté que ella me echó, sabes lo
qué me dijo, que lo hizo porque el maldito la había amenazado con matarme, sabía que yo
volvería algún día, que estabamos enamoradas y le dijo que solo sería de él, que si me
encontraba en el pueblo me mataría, y ella para que no me mataran me rompió el corazón
diciéndome que ya no me amaba y que me fuera de su vida, lo entiendes, se sacrificó por
mí, pensando que me salvaba la vida, una estúpida, no se dio cuenta que yo sin ella ya
no tenía vida, y aun sigo sin vida, me destruyó el alma.
Lindsay: ¿Piensas que aun te espera?, si eso te dijo el hombre, ¿por qué no
vuelves?, si aun la amas...
Claudia: es muy duro para mí, volver a verla, paso mucho tiempo, no sé... Además
mi vida ahora tomó otro giro, soy una comandante que ayuda a la gente voy de pueblo en
pueblo, no sé si ahora quiero establecerme.
Lindsay: y si la llevas contigo, si aun te ama te seguirá a cualquier parte.
Como hacen Xena y Gabrielle.
Claudia: ¡¡¡Gabrielle!!! ¡¡Dioses!! Aun tengo su regalo, debo pensar como se lo
hago llegar. Mira lo que le conseguí...
Lindsay: ¡¡¡Una capa roja como la tuya!!!, pero ella ya tiene una, la tuya .
Claudia: si pero quiero que me la devuelva, ademas esta es a su medida, la mía
le queda grande, ¿crees que le gustará?
Lindsay: sí, creo que sí, aunque estaba muy enojada, y Xena ni te cuento. Además
iban camino a Atenas y nosotras tenemos que ir para el otro lado.
Claudia: lo sé, se la dejaré con las amazonas, tengo ganas de ver a una amiga,
te presentaré a Lilian, ahora es la Reina, una excelente mujer y mejor amiga, Gabrielle
suele ir seguido por allí, se la daré a Lilian para que se la entregue. Te gustará
estar con las amazonas son unas guerreras muy buenas, y excelentes anfitrionas.
Lindsay: aun no me contestaste si vas a volver a su pueblo.
Claudia: eso el tiempo lo dirá, por ahora no sé. Vamos a dormir mañana saldremos
temprano, debemos ir al otro pueblo a terminar con nuestro trabajo luego iremos para la
villa amazona, queda lejos, tendremos varios días de viaje.
Xena y Gabrielle se dirigían hacia Atenas y Claudia y Lindsay iban a visitar a las
amazonas, la tribu de Gabrielle, para dejarle la capa roja a la barda.
En Atenas:
Gabrielle: por fin llegamos, estoy muy cansada, quiero ya un baño caliente y
dormir en una cama.
Xena: ¿Sólo dormir?, pensaba en otra cosa.
Gabrielle: Xena eres insaciable, hicimos el amor durante toda la semana.
Xena: sí, pero en una cama es mejor, hay que probar en todos lados, ¿no te
parece?, son nuevas experiencias.
Gabrielle: experiencia, creo que tu ya tienes suficiente, cada día que pasa me
sorprendes más. Te amo.
Xena: eso es lo lindo del amor, la sorpresa, así no te cansas de mí.
Gabrielle: Xena, te amo, jamás me cansare de ti. ¡¡oye!! ¿yú no estarás cansada
de mí?
Xena: no Gabrielle, yo también te amo, y jamás me cansaría de ti, además tu
también me sorprendes, cada vez que te hago el amor, siento que vibras diferente, eso
me excita, me fascina, sentir todas tus emociones, (la tomó de la cintura y la besó
apasionadamente, dejándola sin aire, la barda luego de separarse suspiro).
Gabrielle: dioses, Xena, casi me matas, me dejaste sin aire.
Xena: que mejor que morir en mis brazos... (la besó de nuevo). Ya quiero estar
en esa cama, te deseo tanto Gabrielle...
Gabrielle: Xena, por favor aquí no, estamos cerca de la feria todos nos miran,
Xena espera solo un momento, vayamos a registrarnos al hotel...
Xena: si apresúrate, no puedo esperar mas, quiero tenerte solo para mí, yo
llevaré a Argo al establo, te veo en un momento.
Xena llevo Argo hablo con el dueño del establo le dijo que se quedarían dos días, pensó
un momento y le volvió a decir, no mejor serán cuatro días, tengo mucho para dar...
Dueño del establo: ¿Para dar? ¿dar qué?.
Xena: yo me entiendo, me quedaré cuatro días.
Xena luego se fue a comprar varias cosas, que no solían encontrar en cualquier lado,
pero en Atenas había de todo, eso que tanto ansiaba darle a la barda, y por fin lo
encontró.
Gabrielle ya estaba en la habitación esperando a Xena con su mejor ropa interior, se
había dado un baño, estaba hecha una diosa, perfumada esperando a la guerrera, se
preguntaba porque tardaba tanto.
Gabrielle: ¿Dónde se habrá metido? Tanto tiempo para dejar a Argo, últimamente
me hace lo mismo, la voy a matar, me excita y luego viene cuando ella quiere no respeta
mis tiempos, pero cuando luego llega veo esos ojos azules y me pierdo en su inmensidad
de luz y amor y me derrito toda, me convence de hacer cualquier cosa, como la amo, no
se que haría sin ella, no podría vivir.
Xena: ¿Con quien no podrías vivir? ¿en quien piensas?, ¡ojito! ¿eh?.
Gabrielle: ¿Celosa mi guerrera? En ti pensaba ¿en quién más?, dónde diablos te
metiste, te estoy esperando hace rato.
Xena: verás que valió la pena esperar tanto, te haré ver las estrellas.
Gabrielle: siempre lo haces, hacer el amor contigo Xena, es lo más hermoso que
me pasa en la vida, me cambie solo para ti, ¿qué opinas?
Xena: estas hermosa, con o sin ropa eres la mujer de mis sueños, de mi vida
Gabrielle. Te amo tanto.
Se acercó y se besaron una y otra vez, sus lenguas se entrelazaron tanto que no podían
respirar, no querían soltarse, los labios quedaron rojos de la desesperación del beso,
había tanta pasión entre ellas, que desbordaba el alma. Se fundían en una sola.
Gabrielle se recostó y Xena se quitaba la armadura, y mientras se seguían besando...
Gabrielle: (le preguntó) ¿dónde estuviste?
Xena: con Argo, la llevé al establo... (y tengo lo mejor para vos, pensó)...
Gabrielle: claro ella siempre está primera...
Xena: no te pongas celosa, (le quitaba la ropa interior) eres tan hermosa,
también pensé en ti, quiero darte otra sorpresa, se que te gustará.
Gabrielle: Xena, seguro que me gustará, todo lo que haces tú me gusta.
Xena: quiero hacerte mía, quiero sentirte gemir de placer, quiero estar dentro
de ti todo el tiempo...
Gabrielle: ¿Quieres hacerme el amor con eso? ¿qué es eso?
Xena: sí, veras que hermosa sensación, no te defraudaré. Se llama penetrador es
para usarlo en los enfermos, aunque también tiene otro uso, como el que hoy te mostraré...
es para bajar la fiebre...
Gabrielle: pues a mí creo que me la subirá.
Xena: claro que sí, te haré explotar, será un placer.
Gabrielle: hablas con pasión... ¿tú ya lo probaste?.
Xena: (bajó la cabeza un poco, para disimular)... me contaron...
Gabrielle: ¿¿¿¿¿Xena?????... no me pondré celosa, mmmmm, un poco...
Xena: fue hace un tiempo, hace rato que quiero amarte con él, para demostrarte lo
que se siente, es como tocar el cielo... es... debes sentirlo... no se encuentran las
palabras...
Gabrielle: ¿Dijiste que se usa para bajar la fiebre?
Xena: sí.
Gabrielle: pues ya me imagino quién tuvo el placer de darte tanto... placer.
Xena: fue perfecto... a veces lo recuerdo... verás que te pasará lo mismo...
sentirás el placer... Gabrielle te amo tanto...
Gabrielle: hace cuanto tiempo tienes esto en mente, Xena eres terrible... Por
eso querías llegar cuanto antes a Atenas, ¿es el único lugar dónde venden esto?
Xena: sí, pues aun no se usa en muchos lugares, hay galenos que aun no lo
aceptan.
Gabrielle: y tu no te pierdes nada, eres pícara Xena. Ven aquí quiero que me
ames como nunca...
Xena: lo haré.
Xena comenzó a besarla, cada beso era puro fuego, pura pasión, fue bajando por su cuello,
sus senos, lamió cada uno, los apretó, los acarició, los mordió, la barda gemía del
placer, ya no podía más, Xena seguía el recorrido del cuerpo de la barda lamió cada
poro de su piel, llegó al centro del placer, Gabrielle abrió más las piernas, Xena se
quedó largo rato besando, lamiendo, entrando en ella con su lengua de fuego, la barda
levantaba su cuerpo por la pasión con que Xena estaba entrando en ella, luego Xena le
comió la boca con un beso apasionado, dejándole a la barda su propio sabor en los
labios, luego Xena volvió a masajear sus senos, la barda gemía del placer, le suplicó
que entrara en ella, lo deseaba tanto, Xena quiso poner su ritmo, aún quería hacerla
desear más, volvió a lamer sus senos, su vientre tan perfecto y fuerte, puso el peso de
su cuerpo sobre Gabrielle, tocándose sus centros, ambas ya estaban a punto de explotar,
volvió a perderse en los ojos de la barda, la miró intensamente, mientras con su mano
tomaba el penetrador, la besó de nuevo y la penetró con fuerza, la barda le mordió el
labio, pues necesitaba gritar, no lo esperaba Xena la sorprendió, las acometidas eran
cada vez más fuertes, llegaba a lo máximo, Gabrielle estaba en la luna, sus líquidos,
su cuerpo, se desparramaba todo, Xena aún seguía empujándola, con cada acometida se
excitaba cada vez más, la hizo suya, Gabrielle estaba en el aire, sentía como Xena la
penetraba con más y más pasión, Xena puso todo el peso de su cuerpo y siguió con las
acometidas, la barda le pidió, le suplicó, tembló, se estremeció, Xena no tuvo piedad,
le sonrió, la besó de nuevo, y salió lentamente de Gabrielle, quién estaba sudando,
temblando, y le pidió a su guerrera que la abrazara fuerte, necesitaba sentir sus
brazos, para que la bajara otra vez a la tierra, se aferró a su cuerpo, a su espalda, a
su alma, nunca había sido amada así, de esa forma, era maravilloso, Xena era lo máximo,
era definitivamente una maestra en el arte de amar.
Gabrielle: Xena, abrázame fuerte, aún estoy volando...
Xena: (beso apasionado), te amo Gabrielle, te amo tanto.
Gabrielle: lo sé Xena hoy me lo demostraste más que nunca, tenías razón, aún lo
siento dentro de mí. Es un placer inmenso.
Luego de esa tarde y noche de amor Gabrielle estaba extasiada, su cuerpo volaba, Xena
aun la tenía entre sus brazos, la barda seguía temblando y Xena gozaba con cada gemido
de su bardo, su respiración entrecortada le decía que la había satisfecho como ella lo
deseaba y así se quedaron dormidas hasta el otro día.
A la mañana siguiente, Xena no quería despertarse, pero tenia hambre y se cambio y fue
a encargar el desayuno, para que se lo trajeran a la habitación, quería que para la
barda esos días fueran inolvidables, después de todo lo que habían pasado, la barda
merecía estar tranquila disfrutando de todos los placeres de la vida pidió también que
luego le vengan a preparar el baño, quería amarla en el agua, que placer más grande,
los cuerpos húmedos, eso era excitante.
Cuándo volvió a la habitación la barda aun dormía, Xena se quedó sentada mirándola, era
tan bella y verla dormir tan tranquila era espectacular para Xena, pensaba en las
tantas noches que la había observado dormir, desde hacía tiempo, cuando aun no eran
amantes, y la deseaba tanto, ¿cuándo me enamore de la barda? Creo que fue desde el
comienzo, cuando el hombre de Draco la cargó a los hombros para llevársela, fue una de
las pocas veces que me distraje y me pegaron en la espalda. Sí, lo recuerdo, fue desde
el principio, ver a esa pequeña haciéndose la fuerte, pateando a ese hombre, me fascino
su valentía, y después cuando quería venir conmigo, le dije que estaba loca si me seguía,
gracias a los dioses que eres tan testaruda, gracias por seguirme Gabrielle, no se que
hubiese sido de mi vida sin ti, cuando te vi de nuevo en mi pueblo, defendiéndome
¡¡a mí!! a la Princesa Guerrera, siendo tú una mujer tan pequeña, me salvaste de la
furia de mi pueblo, te trate tan mal, y aun querías seguir conmigo, (unas lágrimas
rodaban por la mejilla de la guerrera al recordar todo) y las veces que sufriste por mi
culpa, las veces que te puse en peligro, menos mal que pude salvarte siempre, si algún
día no pudiera, moriría contigo, aun tengo en mi interior mucha culpa por lo de
Pérdicas, que hubiera sido de mi vida si él aun viviera, ¿te hubieses quedado con él? o
me hubieras venido a buscar de nuevo. Sabes mi amor, creo que sí, lo hubieras hecho,
tarde o temprano, porque somos almas gemelas, no podemos vivir separadas, cuando me
dijiste que te casabas, mi corazón se partió en mil pedazos, no podía creer que me
dejabas, pero luego pensé, tal vez no me amabas como yo lo hacía, y merecías ser feliz,
si tú lo amabas, el podría darte lo que nunca podría darte yo, un hijo... Pero el solo
hecho de tenerte me hace ser feliz, aun te veo dormir tan tranquila, que si, creo que me
hubieses venido a buscar para terminar nuestras vidas juntas. Te amo Gabrielle. (esto
lo dijo en voz alta)
Gabrielle: yo también te amo Xena. ¿en qué piensas? ¿estás llorando? Xena ¿qué
te pasa? No me asustes, mi amor por favor, dime que pasa.
Xena: no pasa nada, solo recordaba, algunas cosas que hemos vivido, y soy tan
feliz de tenerte aquí, que creo que todo lo que paso valió la pena, porque tu fuiste mi
premio.
Gabrielle: Xena... Tu eres mi premio. Te amo... ven junto a mí. (Gabrielle se
movió un poco en la cama y gimió un poco, pues su centro le dolía, Xena la había
penetrado muy fuerte, intensamente)
Xena se acostó al lado de la barda y se abrazaron esperando el desayuno.
Xena: ¿Estas bien?...
Gabrielle: sí, sí... ¿qué haces ya vestida?, ¿dónde fuiste? ¿otra sorpresa?
Xena: fui a pedir el desayuno, lo traerán al cuarto (aun había quedado pensativa
con todos los recuerdos, quería preguntarle a Gabrielle que hubiese pasado si Pérdicas...)
Gabrielle: ¿Qué te pasa Xena?, te noto muy pensativa, ¿quieres preguntarme algo?
Xena: Gabrielle, no hay nadie en el mundo que me conozca como tú, te amo. Solo
pensaba en cosas del pasado, quería preguntarte si... Pérdicas no hubiese muerto,
estaríamos igualmente así de juntas, o te habrías quedado con él para siempre, sé que
yo no te puedo dar lo que él te hubiese dado...
Gabrielle: shhh, Xena, seguro que no, lo que tú me has dado y me das, nadie en
este mundo puede hacerlo Xena, me amas y te amo eso es lo único que me importa.
Xena: él podía haberte dado un hijo, algo que nunca te daré.
Gabrielle: Xena, solo quiero tenerte a ti, no me importa tener o no un hijo,
contigo soy la mujer más feliz del mundo, te amo. Y si quieres saber si me hubiera
quedado con él, te digo sinceramente que no lo creo, me casé con él porque no podía
vivir tan cerca de ti, sin tenerte, y sabía que tu no me amabas como yo lo hacia, así
que decidí separarme de ti, por eso me case con Pérdicas, para alejarme de ti. Pero no
creo que durara mucho tiempo, la única noche que estuve con él, solo pensé en ti, ya te
lo conté la primera vez que estuvimos juntas...
La barda comenzó a llorar y Xena la abrazó tiernamente, por ambas caras rodaban
lágrimas de felicidad, amor, recuerdos, Xena la abrazó con mas fuerza, y le dijo:
Xena: te amo, te amo, te amo, eres lo mejor que me paso en la vida...(besos).
Golpearon a la puerta y llegó el desayuno, Xena se levantó para abrir la puerta y
Gabrielle sonrió al ver la fuente con su desayuno.
Gabrielle: Xena eres tan perfecta, piensas en todo para satisfacerme, te amo
tanto. Creo que comeré todo lo que trajeron, será mejor que te apures, hacer el amor me
da mucho apetito...
Xena: luego de esto, tomaremos un buen baño.
Gabrielle: Xena, te noto muy tranquila, ¿no deberíamos irnos hoy de aquí?
Xena: ¿No la estas pasando bien?, pensé que querías quedarte mas tiempo, así que
arreglé todo, descansaremos un poco más, nos quedaremos cuatro días en total. Quiero
amarte hasta el final.
Gabrielle: vaya guerrera si que me sorprendes, tu quedarte cuatro días en un solo
lugar, es maravilloso.
Xena: me gusta sorprenderte, especialmente como lo hice anoche, fue puro placer...
Luego a la tarde te llevaré a un sitio hermoso, veremos el paisaje, caminaremos un rato
y luego volveremos para amarnos otra vez...
Gabrielle: pero esta vez quiero sorprenderte yo...
Después de tomar el desayuno, llego el baño, el agua estaba tan cálida, era maravilloso
sentir el agua tan tibia en la piel, ambas estaban abrazadas, besándose sin parar en la
tina, Xena comenzó a succionar los pechos de Gabrielle, esta gemía de placer, Xena
seguía bajando con sus manos hasta llegar al centro de Gabrielle, esta le detuvo la
mano cuando iba a penetrarla.
Gabrielle: no aun no, déjame descansar, anoche fue muy intenso, quiero hacerte
yo el amor.
Xena: ¿Te lastime ayer? Déjame ver.
Gabrielle: no, Xena estoy bien, solo me duele un poco, ya se me pasará.
Xena: déjame ver Gabrielle, vamos, quiero ver si esta inflamado, sé que fui muy
brusca al final, es que me excitas tanto que no quería dejarte. (la tomo de la cintura
y la sentó en el borde de la tina, Gabrielle con sus piernas abiertas y Xena observando
si había algún daño en su centro, toco apenas a la barda y esta hizo un gesto de dolor).
Tienes inflamado, ¿por qué no me dijiste que parara anoche, Gabrielle?...
Gabrielle: esta bien Xena, estábamos muy excitadas, yo no quería que pararas, no
es tu culpa, ya se me pasará.
Xena: será mejor que salgamos, vamos a caminar. ¿puedes caminar?
Gabrielle: si Xena... duele un poco pero puedo caminar...
Xena: ya sé, existe una especie de ungüento que te pones un poco alrededor y te
calma, te refresca. Iremos a comprarlo.
Gabrielle: lo siento mucho, tu querías amarme en la tina, lo vi en tus ojos...
te prometo que mañana estaré bien, para que me puedas hacer el amor como siempre.
Xena: no, Gabrielle, la que lo siente soy yo, no debí penetrarte tan fuerte, y
quédate tranquila que tendremos otras noches para volver a amarnos, ahora debes
descansar unos días, y con ese ungüento veras que te sentirás mejor.
Gabrielle: dijiste unos días, ¿sin hacer el amor? No creo que pueda soportarlo y
tú menos, además preparaste todo para quedarnos cuatro días y yo lo estropeo todo...
Xena: Gabrielle, estar contigo ya es hacer el amor, no es solo la penetración
hacer el amor, y no estropeaste nada, quiero que te cuides, si te veo mal, yo me siento
mal, así que no te preocupes mas por esto, la pasaremos igual muy bien, espérame acá yo
te traeré el ungüento así te lo pongo antes de salir a pasear.
Gabrielle: ¿Tú me lo pondrás? ¿y cómo pretendes que no me excite?
Xena: no sé, piensa en Joxer...
Gabrielle: eres mala, Xena, muy mala...
Xena: ahora vuelvo.
Xena en el mercado encuentra lo que buscaba para la barda, cuando esta volviendo al
hotel, se quedó mirando a una mujer muy bella, pensó ¿es ella? No puede ser, tanto
tiempo sin verla, se sintió muy extraña al pensar en su pasado, y se fue corriendo de
esa calle hasta llegar al hotel.
A esa mujer desde el otro lado también le pareció que aquella figura tan hermosa era
Xena, quien había sido el amor de su vida en otro tiempo, intento buscarla pero Xena
había desaparecido tan rápido, ¿dónde se habrá metido? Bueno, si era ella seguro que
la encontrare de nuevo, aún me quedare unos días por acá, y si en realidad era Xena
valdrá la pena quedarse aquí. (Sintió como su cuerpo temblaba al pensar en lo que había
vivido con la guerrera...)
Xena al llegar a la habitación entro en silencio algo perturbada, para Gabrielle esto
no paso desapercibido.
Gabrielle: Xena, ¿te pasa algo?, parece que viste un fantasma. Ya se, ¿la viste
a Claudia? Dime, la viste...
Xena: tu siempre pensando en ella, ¡¡es qué no puede ser otra persona!!
Gabrielle: esta bien Xena, no te pongas así, yo solo...
Xena: si ya sé, tu solo, siempre crees que encuentro en todos lados a Claudia.
Gabrielle: no te enfades, pues parece que a la persona con quien te encontraste
no te gusto mucho, te cambio el humor.
Xena: lo siento, no quise gritarte. Ábrete de piernas, te pondré el ungüento.
Gabrielle: podrías ser un poco más delicada, ¿no te parece?.
Xena: ¿Es que acaso, no te tienes que abrir de piernas?, como si fuera la
primera vez que te veo.
Gabrielle: tienes razón no es la primera vez, y espero que no sea la última (se
quedo pensativa, ¿a quién vio Xena en el mercado?)
Xena: puede dolerte un poco, tal vez te arda, pero es así, no te asustes.
Gabrielle: sé que me cuidarás, como lo haces siempre, adelante hazlo.
Xena observó el centro de Gabrielle y lentamente le fue poniendo alrededor el ungüento,
Gabrielle sintió un poco de dolor, luego Xena le dijo:
Xena: ahora entrare un poco, lo haré despacio si te duele me avisas.
Gabrielle asintió con la cabeza.
Xena entró suavemente con un dedo lleno de ungüento y movió su dedo en el interior de
la barda en forma circular, muy despacio, la barda por mas que le dolía, no pudo evitar
soltar un gemido de placer, Xena estaba siendo tan suave, tan dulce, que se estaba
excitando, pero al ver a Xena tan seria haciendo su trabajo no quiso decirle que la
estaba excitando, Xena parecía que estaba en otro sitio, luego retiro su dedo y le dijo:
Xena: cámbiate ya te pasará, a la noche si necesitas te pondré un poco mas.
Gabrielle: gracias, Xena. (mientras se terminaba de vestir) Bien, ¿iremos al
mercado?
Xena: no creo que ahora sea conveniente, debes quedarte un poco haciendo reposo,
si caminas tal vez te arda mas de la cuenta. Mejor quédate recostada un tiempo.
Gabrielle: pero Xena, querías ir de paseo, además yo también quiero ir, estoy
segura que no me dolerá.
Xena: haz lo que quieras, es tu cuerpo. Si dices que no te duele, esta bien.
(medio enfadada)
Gabrielle: ¿Qué diablos te pasa? ¿por qué me contestas así? ¿qué te paso en el
mercado?, ¡¡viniste con mal humor!!, ¿por qué siempre te la agarras conmigo...?
Xena: no eres el centro de todo Gabrielle, no me la agarro contigo, solo te digo
lo que te puede pasar, te dolerá y no podrás caminar.
Gabrielle: no será que te quieres ir sin mí, dímelo de frente y listo, lo
entenderé, no soy una niña estúpida, tú encontraste a alguien que te perturbó, dime
quien es...
Xena: no es nadie, estas paranoica. Bueno vamos, hay que caminar bastante.
Xena salió primero de la habitación y la barda detrás, le dolía un poco pero ni loca le
iba a decir a Xena, quería saber que pasaba en el mercado, a quien había visto Xena.
Ya en el mercado:
Gabrielle seguía detrás de Xena, se había retrasado por quedarse en una tienda buscando
un top nuevo y porque no podía seguirle el paso a la guerrera, aun le dolía, le
molestaba caminar. De pronto alguien grito fuego, se estaba incendiando una tienda,
todos corrieron para ver que pasaba, Gabrielle y Xena se acercaron, el dueño pudo salir,
y apenas casi sin aliento, ahogado por el humo, alcanzó a decir que había alguien
dentro, que no pudo salir, Xena enseguida intento entrar, Gabrielle la paró.
Gabrielle: Xena, no puedes entrar, ya es demasiado tarde, Xena no por favor...
Xena no escucho a la barda y se metió en lo que quedaba de la tienda, las llamas cada
vez eran más grandes, pero entre el humo y las llamas pudo distinguir una figura que
caminaba tambaleándose hacia la puerta, ya sin aire, corrió y la cargo entre sus brazos,
pasó entre las llamas y la sacó afuera, Xena cuando vio el rostro de la joven, no sabía
que hacer, solo le golpeo un poco la cara suavemente para hacerla reaccionar, pero no
tenía mucho aire, así que le tuvo que dar respiración boca a boca, la barda estaba a su
lado, la idea mucho no le gustaba, pero era para salvar una vida. La joven reaccionó
ante el aire de la boca de Xena y tosió, al incorporarse, vio los ojos de la guerrera y
comenzó a llorar.
Elizabeth: Xena, ¿eres tú?, me salvaste, sabía que tendrías aun la fuerza como
cuando me tomabas en tus brazos.
Xena: Elizabeth, ¿cómo estas?, ¿puedes respirar bien?
Elizabeth: sí Xena ahora estoy muy bien, gracias a ti. Hubiese muerto ahí dentro,
Xena me salvaste (y se abrazó a la guerrera, Gabrielle no paraba de asombrarse, ¿quién
diablos es esta?)
El resto de la gente logró apagar el fuego, el dueño lloraba por sus perdidas,
Gabrielle miraba de reojo a Xena y a esa Elizabeth, Xena la tomó de la mano y la
levantó.
Xena: ¿Dónde te hospedas?, debes descansar, darte un baño.
Elizabeth: estoy en el hotel de enfrente, ¿tu también estas parando por acá?, me
pareció verte hoy mas temprano.
Xena tragó saliva, haciéndose la tonta y la barda ahora comprendía por qué se había
comportado así cuando volvió al hotel, había visto a esta mujer, pero ¿por qué tan
nerviosa? ¿qué había habido entre Xena y Elizabeth? Los celos de Gabrielle ya
comenzaban a dar sus primeros pasos y habló.
Gabrielle: por lo visto Xena, no tiene intención de presentarme, hola soy
Gabrielle de Potedia, y ¿tu quién eres?
Elizabeth: soy Elizabeth de Amphipolis, nos criamos juntas, Xena y yo fuimos muy
buenas amigas, hace tiempo que no nos veíamos ¿no es cierto Xena?
Xena: sí, es cierto, hacia mucho tiempo que no nos veíamos.
Elizabeth: escuche muchas cosas sobre ti, me alegro que hayas cambiado, que ahora
te dedicas hacer el bien supremo. Eso es algo que nunca pude lograr que hicieras por mí.
Xena: no te di el tiempo suficiente para que lo hicieras, estaba muy apurada en
conquistar el mundo.
Elizabeth: ¿Qué nos paso Xena?
Xena se quedo en silencio, Gabrielle esperaba una respuesta, sus celos la estaban
volviendo loca, era lo que sospechaba, Xena y Elizabeth habían sido amantes, ¿aún la
amaba Xena?, a Elizabeth se le nota que aun sigue enamorada de mi guerrera pero que ni
se le ocurra intentar algo, le arrancaré los pelos, ¿y si Xena se enamora de nuevo de
ella?, ¡no! No, puede ser, sé que ella me ama.
Xena: te acompañaré al hotel.
Gabrielle: te acompañaremos al hotel.
Xena ni la miraba a Gabrielle y esta se empezó a sentir como que le molestaba, me está
ignorando completamente.
Elizabeth: estoy bien amor, (Gabrielle la miró con los ojos afuera, dijo ¿amor?),
debemos celebrar nuestro encuentro, te invito a la taberna, vamos a tomar unas copas,
para recordar aquellos tiempos tan maravillosos.
Xena: sí, vamos. Me vendrá bien un trago.
Elizabeth: ¡¡Uy!! Recuerdo que tomabas mas de uno, ¿también en eso cambiaste?
Xena: no cambie tanto, algunas costumbres no se van nunca, empezaré por uno,
luego veremos.
Elizabeth tomó a Xena de la mano y la empezó a guiar hacia la taberna, dejando a la
barda a un costado con la boca abierta. No por mucho tiempo.
Gabrielle: ¡¡¡Xena!!!, ¡¡¡Xena!!!, ¡¡estoy aquí por si no te diste cuenta!! ¿yo
también puedo ir, o te molesto? (dijo esto con la voz cortada)
Xena: sí ven, haz lo que quieras.
Elizabeth: sí Gabrielle, por mí no hay problema, puedes venir y descubrir muchas
cosas de Xena. Aunque si eres su amiga ya sabrás todo de ella.
Gabrielle: ¡¡Sí soy su amiga!!, Al menos eso creo (miró a Xena a los ojos y ésta
bajo la vista, a Gabrielle esto le dolió mucho mas que su entrepierna, con todo esto ya
no sentía nada, le dolía el corazón, por como Xena la estaba tratando, quién había sido
esa Elizabeth en la vida de su amada, esperaba que Xena dijera lago, como: ¡sí es mi
amiga! pero no dijo nada).
Xena y Elizabeth entraron a la taberna, Gabrielle iba detrás una lágrima corría por su
rostro. Se sentaron en una mesa y ordenaron vino, Gabrielle solo pidió agua.
Elizabeth: no puedo creer que tu amiga no tome vino, ¿qué haces con ella Xena?
Xena: viajamos por todos lados, ayudamos a quien nos necesita, y es mejor que no
tome, porque luego hace tonterías.
Gabrielle: yo no hago tonterías, es que me hace mal porque no tomo seguido y no
estoy acostumbrada.
Xena: sí a ella todo le hace mal.
Gabrielle: no todo, Xena.
Xena: ¿Segura?
Gabrielle se quedo mirándola con dolor, sabía a que se refería a que no había aguantado
la última penetración.
Elizabeth: bueno, hablemos de los viejos tiempos, ¿has visto a Fabio?
Xena: no, la verdad no vi a nadie mas de los amigos que teníamos, no quería...
Elizabeth: ¿Recordarme?
Xena: tal vez, fue eso, quise abrirme de todos, me dediqué a ser la destructora
de naciones cuando nos separamos...
Elizabeth: se hablaba mucho de ti, no podía imaginarme, cómo llegaste a eso,
eras tan dulce, al menos conmigo.
Gabrielle no aguantó mas, y se levantó.
Gabrielle: lo siento, mejor me voy, creo que tienen que hablar cosas en privado,
nos vemos luego Xena.
Elizabeth: te agradezco.
Xena no dijo nada, y Gabrielle esperando una respuesta o al menos una palabra se fue en
silencio con los ojos llenos de lágrimas.
La barda cruzó esa calle como un fantasma, llegó a su habitación y se tiró sobre la
cama a llorar sin parar, pensando que había hecho de malo para que Xena la tratara tan
mal, ¿estaría enfadada porque no pudo amarla en la tina?, me dolía se dijo así misma,
¿no puede entender que me duele?, solo le pedí un día de descanso... y ¿si le entrega
toda su pasión a esta mujer? Xena te amo tanto, ¿por qué, por qué?... (y siguió
llorando)...
En la taberna Xena seguía hablando del pasado con Elizabeth y entre copa va, copa viene
ya estaba muy entonada, los labios de Elizabeth cada vez se le ponían mas cerca y no
aguantó más y la besó apasionadamente en medio de la taberna, Elizabeth se estremeció
al sentir el contacto de esos labios que quemaban, eran fuego, pasión. La tomó de la
mano cruzó la calle y la llevó a su habitación.
Mientras tanto la barda se levantó decidida para hablar con Xena, no podía dejar las
cosas así, merecía una explicación, así que se limpio las lágrimas, no quería que Xena
supiera que había llorado, y fue en busca de la guerrera, no le permitiría a esa
Elizabeth quedarse con ella, la amaba tanto que no podía pensar ni un momento en vivir
la vida sin Xena, lucharía por ella si fuera necesario. Se dirigió a la taberna y se
llevó una mala sorpresa cuando no las vio.
Gabrielle: disculpa, yo estuve hace un momento con mi amiga y otra mujer,
estábamos sentadas allá, ¿no sabes dónde están?
Moza: sí, luego de besarse, se fueron tomadas de la mano para el hotel que esta
enfrente.
Gabrielle: dijiste ¿besarse?
Moza: sí, la morocha alta, le rompió la boca a la otra, yo estaba tan cerca
sirviendo en la mesa de al lado que sentí cuando la otra la soltó para poder respirar,
fue tan fuerte el beso que la dejo sin aire, ¡¡¡ahhhh!!! (suspiró) a mí nunca me
besaron así, debe ser lindo ¿no?... ¡¡hey!! ¿dónde se fue esta loca?, me dejo hablando
sola.
Gabrielle se fue hecha una furia, entró al hotel con toda la bronca buscando a Xena.
Y ahí estaba Xena, no se aguantaba mas y comenzó a besar a Elizabeth en las escaleras,
rumbo al cuarto, Gabrielle no podía creer lo que estaba viendo, intento gritarle, pero
de su boca no pudo salir ninguna palabra, su corazón se estaba partiendo en mil pedazos,
su boca se seco de golpe, de sus ojos brotaron lágrimas de dolor, de traición, Xena
desapareció en el pasillo, Gabrielle tampoco quiso buscarla, ya era grande y sabía lo
que hacía, si quiere mas a Elizabeth que a mí, que se quede con ella, no volveré a
rebajarme, Xena te amo, pero a partir de ahora no sufriré mas por ti, me iré lejos para
olvidarte...
Y se fue al hotel para empacar sus cosas e irse lejos de Xena.
Una vez listo todo, le escribió una carta:
Xena, te dejo para que seas feliz con el amor de tu vida, esa mujer que encontraste
hoy y que por lo visto nunca olvidaste. No quiero ser un estorbo en tu vida, hoy me
trataste muy mal y no sé por qué, ojalá ella te dé lo que yo no pude darte, alguna vez
sabrás cuanto te ame, si me ves llorar por ti. Siempre te amare. Nunca te olvidare...
Gabrielle.
Gabrielle dejó la nota sobre la mesa, y se fue en silencio con sus lágrimas rodando por
sus mejillas.
Gabrielle no sabia muy bien hacia donde ir, cuando se fue de Potedia y la vio por
primera vez, decidió unirse a esa mujer tan fuerte y valiente, (¿volver a Potedia?,
pero por cuánto tiempo, sabía que mucho no duraría allí), ¿ir a tierra amazona? (Sabia
que allí seria bienvenida, ¿pero sin Xena?, todas me preguntarían por ella y más de una
se alegraría que ya no estamos juntas, recuerdo como algunas la miraban para comérsela,
mi guerrera es tan sexy, que raro suena decir mi guerrera, pues ya no lo es, es de esa
mujer... buscar a Claudia para que me ayude como aquella vez ¿dónde estará?, ella
también me lastimo, se fue sin una explicación... Xena, Xena, ¿cómo dioses quieres que
te olvide?, Me enseñaste tantas cosas, pero no a olvidarte, ¿cómo vivo sin ti?...
Llego la mañana y Xena se despertó en la cama con otra mujer que no era Gabrielle, ¿qué
había pasado?, solo recordaba que había bebido bastante, ¿dónde estaba Gabrielle?
Elizabeth: Xena espera, ¿dónde vas?
Xena: no debo estar aquí, debo hablar con Gabrielle.
Elizabeth: oye espera, no te preocupes, no pasó nada entre nosotras solo me
besaste, y luego te quedaste dormida, lo siento pero no pude cargarte y llevarte hasta
tu hotel, así que te deje dormir.
Xena: por los dioses, que pensará Gabrielle...
Elizabeth: no pensará nada, si lo único que nombraste en toda la noche fue
Gabrielle, ummm, Gabrielle, eres perfecta, y Gabrielle, esto, Gabrielle, aquello, si
que estas enamorada...
Xena: sí, lo estoy la amo con toda mi alma, y sé que ayer no la traté muy bien.
Debe estar enojada, la conozco, voy a verla no puedo esperar mas, gracias, adiós, me
dio gusto volver a verte. Que seas feliz con alguien que te ame como tu te mereces,
ojalá tu también encuentres a tu Gabrielle, como yo encontré a la mía.
Elizabeth: tú si que eres feliz, te brillan los ojos cuando hablas de ella,
aunque sé que no le caí simpática, estaba muy celosa, envíale mis saludos.
Xena: lo haré, adiós.
Xena cruzo la calle velozmente pues necesitaba estar con su bardo, al entrar a la
habitación la llamó, Gabrielle, Gabrielle, no le respondía nadie, ¿dónde se habrá
metido tan temprano, estará desayunando?, pero no la vi abajo... ¿Gabrielle?
En ese momento vio algo sobre la mesa, era una carta, que leyó con horror, su cuerpo
temblaba al leer esa nota, no podía creer lo que leía, Gabrielle la había abandonado...
Unas lágrimas corrieron por su rostro, pero inmediatamente, abrió la puerta de la
habitación y corrió hacia la taberna, le preguntó al dueño de la posada por Gabrielle.
Xena: dime tú, dónde esta mi amiga, la rubia, tan hermosa...
Dueño: ¡Ah! Sí, se fue ayer por la noche, le dije que esperara hasta el amanecer
que era peligroso salir de noche, pero estaba llorando, se fue muy aturdida, estaba
apurada por irse, a lo mejor le dieron algún mensaje, que alguien a quien amaba murió o
algo parecido, estaba muy dolida, le dije que se quedara un día mas, a ti no te vimos
para avisarte, no pude detenerla y se fue.
Xena: (comenzó a sentirse muy mal, sus ojos se llenaron de lágrimas la barda la
había dejado, y no sabía a dónde fue), ¿sabes dónde fue?
Dueño: lo siento, no me quiso decir nada, solo me pagó la habitación y se fue.
Xena: gracias... ¿dijiste que te pagó la habitación?.
Dueño: sí solo me pagó su parte, me dijo: dile a la guerrera que le pago mi
parte, que ella se encargue de la suya.
Xena: pero yo ya te había pagado.
Dueño: si lo sé, aquí tienes, esto es lo que me dio, para pagar su parte, me
dijo que te lo diera, así no te debía nada.
Xena apretó los puños y sus dientes, quería llorar de impotencia, quería pegarle a
alguien, quería pegarse a sí misma por ser tan estúpida, había perdido a la barda,
debería buscarla sea como sea, ellas no podían vivir separadas por nada del mundo,
Gabrielle era su luz.
Después de pasar la noche en el bosque, Gabrielle se levantó, desayuno una fruta y
siguió su camino, aunque no sabía para donde ir.
Hombre: disculpa que te moleste ¿a dónde vas?
Gabrielle: ¿Quién eres?...
Hombre: me llamo Gustave, no tengas miedo, no voy hacerte daño, yo también me
fui de mi casa para conocer el mundo.
Gabrielle: yo hace tiempo que me fui de mi casa, ahora solo viajo para olvidar...
Gustave: habría algún problema si te acompaño, pues yo tampoco sé que hacer, me
fui de mi casa porque ya no soportaba más a mi padre, quería casarme con alguien a
quien no amo.
Gabrielle: ¿Al menos le avisaste?
Gustave: sí le dejé una carta escrita, diciéndole que me marchaba, quiero
conocer el mundo, me gusta viajar. ¿por qué sonríes?
Gabrielle: porque yo hace un tiempo, hice lo mismo que tú.
Gustave: ¿Te arrepentiste?
Gabrielle: no, nunca lo haré, gracias a eso conocí al amor...
Gustave: no llores, (le secó la lágrima con un dedo), eres muy hermosa para
llorar y si el amor que conociste valió la pena ¿por qué lloras?
Gabrielle: porque ese amor ya no esta conmigo, ese amor se fue.
Gustave: lo siento, ¿murió?
Gabrielle: no, pero ya no me ama... (lloró de nuevo)...
Gustave: no te creo, eres muy hermosa para que alguien deje de amarte.
Gabrielle: ¿De verdad lo crees?. Pero no es lo que mis ojos vieron la otra noche.
Gustave: iré a cazar algo.
Gabrielle: yo prepararé el fuego.
Gustave: cocinas muy bien, eres un buen partido para cualquier hombre.
Gabrielle: sí me gusta cocinar. ¿dónde piensas ir?
Gustave: la verdad no tengo un lugar preciso, quería ir por ahí, y ver hacia
donde me llevaba el destino, y ya estoy agradecido con los dioses.
Gabrielle: ¿Por qué?
Gustave: pues porque te encontré a ti, eres un ángel caído del cielo. ¿de que
cielo te caíste?, seguro que fue de aquella estrella que brilla tanto, tiene tu luz.
Gabrielle: eres muy romántico.
Gustave: tú me inspiras.
Gabrielle: gracias.
Gustave: pues te las mereces, un hombre cuando ve a una mujer tan bella como tú,
tiene que decir algo bonito. Me pregunto ¿qué haces tan sola, viajando por los bosques,
por éstos caminos, no tienes miedo?
Gabrielle: no, sé defenderme muy bien. Además yo no viajaba sola, siempre viaje
con mi amiga Xena, he viajado mucho con ella.
Gustave: pero ya no viajas con ella ¿se separaron?.
Gabrielle: si, es muy triste... mejor me voy a dormir.
Gustave: no quieres hablar de ello, no debí preguntar. Tal vez en otro momento.
Gabrielle: gracias.
Gustave: Gabrielle, quería saber si hay alguien en tu vida... ¿me entiendes?...
Gabrielle: estuve casada si a eso te refieres.
Gustave: dijiste estuve, quiere decir que ya no lo estas, ¿eres libre para amar
y ser amada?
Gabrielle: ¿A qué viene esa pregunta?
Gustave: lo siento, no quiero presionarte, es que me gustas mucho y pensé que
tal vez tu y yo podíamos llegar a algo.
Gabrielle: lo siento, no estoy disponible, aun tengo el corazón muy dolido.
Gustave: lo entiendo, ¿él te dejo o murió?
Gabrielle: murió, pero no estoy triste por él.
Gustave: ¿Por qué te casaste?
Gabrielle: para olvidar a mi verdadero amor, a mi camino, a mi luz, a la persona
que iluminó mi alma... y ahora después de tanto tiempo, me encuentro en la misma
situación, no puedo olvidarla...
Gustave: dijiste ¿olvidarla?, entonces tu luz, es tu amiga... Xena.
Gabrielle: sí, nunca hubo ni otro ni otra, sólo ella es mi amor, pero ahora...
(lloró de nuevo)
Gustave: lo siento será mejor que te duermas, no quise ponerte mal, el perder a
alguien que amas con toda tu alma es muy doloroso. No entendí bien, si la conocías
cuando te casaste, ¿lo hiciste sólo para olvidarte de ella? ¿por qué no le dijiste que
la amabas?, tal vez ella también te correspondía.
Gabrielle: sí la conocía, hacía tiempo que viajaba con ella, y me casé porque
ella me trataba con indiferencia, nunca me demostró su amor, pasó mucho tiempo y con la
ayuda de una gran amiga, Claudia, por fin nos decidimos a decirnos lo que sentíamos una
por la otra. Cuando Pérdicas, mi esposo, me pidió matrimonio, acepté porque sabía que
nunca tendría a Xena de la forma en que yo quería, me resigné a perderla, fue inútil,
estuvimos solo una noche, y no podía dejar de pensar en ella, el amor de mi vida era y
es ella.
Gustave: entiendo (bajo la cabeza, pues Gustave se estaba enamorando de Gabrielle,
y sentía que en su corazón solo estaba esa tal ¡Xena!, sería muy difícil entrar al
corazón de Gabrielle).
Gabrielle: ya no quiero hablar de ello. Mejor vamos a dormir, buenas noches.
A la mañana, luego de desayunar comenzaron de nuevo con el viaje y llegaron a un pueblo,
fueron a la posada.
Gabrielle: hola necesitamos dos habitaciones.
Dueña: son 14 denarios, pero les saldría menos si piden una.
Gustave: (la miró a Gabrielle) no, queremos dos. (dijo triste, la dueña lo notó,
supo que él estaba enamorado de ella pero ella estaba en otra, pobre muchacho pensó)
Gabrielle: quisiera tomar un baño, llévame el agua cuando puedas.
Dueña: sí lo haré, ¿cuál es tu nombre?
Gustave: yo me llamo Gustave y ella es mi amiga Gabrielle.
Después del baño, llego la hora de la cena.
Gabrielle: quería decirte que eres un buen hombre, tu también serías un buen
partido para cualquier mujer.
Gustave: gracias, que lindas cosas dices...
Gabrielle: solo digo la verdad.
Gustave: ¿También para ti, sería un buen partido?
Gabrielle: te dije para cualquier mujer, mi corazón ya está ocupado, lo siento.
Mañana me iré temprano, si quieres puedes acompañarme.
Gustave: claro que lo haré, hasta que te canses de mí, mañana nos iremos.
(Gustave quería estar mas tiempo con Gabrielle en la posada pues le gustaba mucho, no
veía la hora de hacerla suya, tal vez en el bosque pueda seducirla y se me dé, pensó).
Xena entretanto había vuelto para hablar con Elizabeth, pero ya no la encontró en su
habitación, también había partido.
Se encontró sola con su alma destrozada, necesitaba hablar con alguien, saber hacia
donde había ido Gabrielle.
Preparó sus cosas y salió de Atenas rumbo desconocido, llegó a un claro cerca de un
lago y se sentó en una piedra a llorar desconsoladamente, nunca se había sentido tan
mal, tan sola.
Mujer: oye, ¿qué te pasa?, ¿perdiste a alguien a quién amas?
Xena no respondió, siguió mirando el lago, como si estuviera en otro lado.
Mujer: (le tocó el hombro) ¿te sientes bien?
Xena reaccionó al contacto, pero solo la miró a los ojos y siguió llorando.
Mujer: (intentó abrazarla) tranquila, seguro lo que te pasa tiene solución.
Xena: (rompió el silencio), no ya no, me dejó...
Mujer: shhh, veras que todo pasará, necesitas hablar con alguien, cuéntame que
te pasa así podré ayudarte, y te sentirás mejor, háblame... Me llamo Sabrina ¿y tú?
Xena: me llamo Xena... hola Sabrina.
Sabrina: hola Xena, ves que ahora te sentirás mejor, dime porque lloras, dime
que te pasa.
Xena: es muy doloroso hablar...
Sabrina: dijiste, me dejo, ¿quién te dejó?, Perdona mi indiscreción, esa persona
que te hace llorar ¿murió?
Xena: no, por favor, ni lo digas eso sería peor... me dejó, me abandonó, era mi
luz, mi único amor, mi camino... y se fue...
Sabrina: lo siento, pero habrá alguna razón. ¿rra tu esposo?
Xena: no, nada de eso, estoy hablando de mi mejor amiga, de quien me salvó de la
oscuridad, quien me hizo ver, sentir y creer en el amor, nosotras nos amábamos
profundamente, es mi alma gemela.
Sabrina: y si es todo eso para ti, ¿tú no eres lo mismo para ella?
Xena: siempre pensé que sí, ahora estoy en la duda, sé que me porte mal la otra
noche, pero no era para que me deje, tal vez tiene razón, le hice mucho daño muchas
veces, se cansó y me dejó esta nota (aun tenía la nota de Gabrielle entre sus manos, ya
estaba toda ajada por la fuerza que ponía al sujetarla)
Sabrina: (leyó la nota), pero por los dioses, esta mujer te ama, solo esta
dolida, por algo, que como dices tú, le hiciste, sólo esta enfadada, luego se le pasará,
veras como viene a buscarte.
Xena: no lo hará, es muy terca, cuando se enoja, deberías verla, es tan hermosa.
Sabrina: ¡¡¡Cómo la amas!!!. No merecen estar separadas.
Xena: eso mismo pienso yo, por eso voy a buscarla, así me lleve toda la vida.
Sabrina: ¿Seguirás por este camino?
Xena: sí creo que sí, a lo mejor volvió a su pueblo natal, Potedia, iré para
allá.
Sabrina: ¿Te molesta si te acompaño?
Xena: pues, no, está bien... solo te aviso que tengo mis días, la barda, sabía
como tratarme cuando me levantaba de mal humor.
Sabrina: ¿Bardo?, ¿es bardo tu amiga?
Xena: sí, la mejor que he visto y escuchado en mi vida (dijo orgullosa).
Sabrina: ya lo creo, ¿cómo se llama?.
Xena: Gabrielle, se llama Gabrielle, hermoso nombre... Partiré ahora mismo,
¿estás lista?
Sabrina: sí, vamos, estoy segura que la encontraras.
Luego de andar bastante, pues Xena quería llegar cuanto antes para reencontrarse con la
barda, para Sabrina era muy difícil establecer una comunicación con Xena, la veía una
mujer muy dura, pese a que la había visto llorar, y no quería perturbarla con preguntas
sobre Gabrielle, pero Sabrina era muy curiosa.
Sabrina: Xena ¿hace mucho que conoces a Gabrielle?
Xena: desde que tengo vida...
Sabrina: entonces se conocen desde chicas...
Xena: no, es que yo comencé a vivir de nuevo cuando ella entró a mi vida, hace
unos años.
Sabrina: si se aman tanto, ¿por qué se separaron?
Xena: tuvimos una pequeña diferencia de enamorados, me encontré justo con una
amiga, una mujer de mi pasado, y Gabrielle creyó que entre ella y yo hubo algo esa
noche... pero te juro que no pasó nada, ella se fue sin dejarme explicarle.
Sabrina: le rompiste el corazón... ¿y si ella te hace lo mismo?
Xena: la bruta siempre soy yo.
Sabrina: ¿Acaso yo no te estoy acompañando a ti? ¿por qué no puede ella conseguir
a alguien que la acompañe?
Xena: sí, bueno, tienes razón, pero... debe estar llegando a su pueblo, y
ansiando comer el pan de nuez que hace tan rico su madre. Vamos a pasar por ese pueblo,
quiero darme un baño.
En la posada:
Dueña: ¡Hola! ¿quieres habitaciones?
Sabrina: sí.
Dueña: una o dos. (miró a Xena de reojo)
Xena: dos, queremos dos habitaciones, un buen baño y algo para comer.
Dueña: tengo justo las dos últimas, el pueblo está lleno, pues ahora con la
nueva cosecha en ésta época se llena, menos mal que ya se fueron esos dos... aunque
eran raros, viajaban juntos y pidieron dos habitaciones.
Sabrina: ¿Qué tiene de raro, nosotras somos dos y pedimos dos habitaciones?
Dueña: sí, pero ellos, eran un hombre y una mujer, tú me entiendes, ella muy
bella, él también era muy guapo. Si se hubieran quedado juntos hubieran ahorrado
bastante dinero, se quedaron dos días, ella parecía pese a estar con él muy triste, me
dio pena por ambos, él se veía que la amaba pero ella parecía que pensaba en otra
persona, pobre niña, pobre Gabrielle.
Sabrina: dijiste ¿Gabrielle?.
Dueña: sí, ese era su nombre, él está muy enamorado, ella tal vez con el tiempo,
lo ame. Su nombre es Gustave, ¡oh! Hasta sus nombres empiezan con la misma letra, que
destino.
Xena: por los dioses, no puedo perderla es el amor de mi vida...
Xena entró a su habitación y lloró desconsoladamente, pensando en como Gabrielle podía
hacerle eso, olvidarla tan pronto, estaba acompañada por un hombre, no durmió en toda
la noche.
Mientras tanto Gabrielle y Gustave acampaban en el bosque.
Gustave no veía la hora de tener a Gabrielle, quería amarla, hacerla sentir una mujer.
Su sexo estaba muy excitado, el tener a esa mujer tan hermosa tan cerca... ¡dioses
(pensó), es hermosa!... y si la tomo por la fuerza, total aqui quien escuchara sus
gritos, estamos solos en medio del bosque, en medio de la nada... se fue acercando a la
barda, movió su manta mas cerca de Gabrielle...
Gabrielle: no creo que sea correcto que te sigas acercando. Sé lo que intentas,
quieres seducirme, no soy tonta me miras de una forma que me asusta, pero te advierto
que sé defenderme muy bien, Xena me enseñó.
Gustave no le dio tiempo, ya estaba sobre ella sosteniéndole fuerte las manos, la beso
en la boca, quitándole el aire.(luego la barda pudo hablar)
Gabrielle: no, suéltame, amo a Xena.
Gustave: solo quiero una noche de amor, quiero hacerte mía, desde que te vi el
primer día, me excité tanto, eres perfecta, hermosa, dime que podré estar cerca de ti,
ahora quiero tenerte solo para mí... Gabrielle...
Gabrielle: (déjame) mi corazón pertenece a otra persona, (y le dió un rodillazo
en su sexo, lo tiró a un costado), no quiero lastimarte, tú no me amas, es solo que
pasamos tantos días juntos, que crees que me amas, pero el amor es otra cosa, lo sé
porque lo conocí con Xena.
Gustave: ¿Siempre Xena? (mientras se agarraba su sexo), ¡dioses eres muy fuerte!...
Gabrielle: sí, lo siento por ti, pero ella es el amor de mi vida, y si no lo
entiendes, puedes irte, no quiero tener problemas contigo. Si piensas seguir viajando
conmigo deberás comportarte.
Gustave: lo siento mucho, no quise hacerte daño, solo quería sentir tu cuerpo,
soy un hombre... (sonrió)...
Gabrielle: ¿Cuál es el chiste?
Gustave: pensé que podía tenerte, por las buenas o por las malas.
Gabrielle: ¿Querías violarme?
Gustave: no, no, solo hacerte el amor, estar dentro de ti.
Gabrielle: pero eso es una violación, cuando la mujer no quiere, y yo no te
quiero.
Gustave: lo sé, ya lo entendí, y no te preocupes mas por mí, jamás volveré a
tocarte ni a insinuarte algo, me equivoqué contigo, pensé que eras igual a todas, pero
eres una verdadera mujer con todas las letras, lo siento, te lo diré miles de veces.
Ambos luego se quedaron en silencio el resto de la noche, Gabrielle pensó en Xena una
vez mas, y en aquel beso, hasta que se durmió, pero no del todo pues tenía miedo en su
interior por el hombre que tenía al lado, le había confesado que pretendía tenerla por
la fuerza.
Llegó el amanecer y Gabrielle junto con Gustave seguían caminando.
Gabrielle: bueno mejor tomaremos por aquel lado, sé que hay un lago, nos vendría
bien mojarnos un poco, Gustave quiero que sepas que te entiendo, hubo un tiempo en que
me sentí como tú, pero fue peor porque ella no sabía que yo la amaba.
Gustave: ¿Hablas de Xena?... y ¿cómo llegaron a estar juntas?
Gabrielle: por una amiga, ella se dio cuenta que ambas nos amábamos e hizo todo
lo posible para juntarnos, siempre se lo agradeceré.
Gustave: pero ahora estás sola...
Gabrielle: sí ella, me traicionó... la encontré con otra mujer...
Gustave: y tú le sigues siendo fiel... yo sólo te di un beso y casi me matas...
Gabrielle: es porque la amo, más que a mi vida.
Gustave: entonces ella no te ama tanto, porque si te engañó.
Gabrielle: no digas eso, no vuelvas a decirlo, (sollozo).
Gustave: lo siento Gabrielle, no te pongas mal, es solo que te quiero y no me
gusta verte tan triste por una mujer que no supo ver lo maravillosa que eres... (la
abrazó y la barda le respondió el abrazo, necesitaba ese abrazo, estaba muy triste, él
se aprovechó y comenzó a acariciarla, la barda se dejó llevar por la situación y luego
reacciono).
Gabrielle: no, lo siento, no puedo hacerlo, la amo... la amo... (y se fue
llorando).
Detrás de un árbol estaba Afrodita observando todo: vaya, ella si que ama a Xena, no
debí ponerle esta prueba, pero espero que haya entendido el mensaje, cualquiera puede
caer en la tentación, pero cuando se ama de verdad siempre estas a tiempo de darte
cuenta de tus actos, que pueden lastimar a la persona que más amas en el mundo.
En la mañana Gabrielle se sentía muy mal, estuvo a punto de tentarse tal como lo había
hecho Xena, amaba a Xena con toda su alma, como había sido capaz de tentarse así,
pensó: ¿y si a Xena le pasó lo mismo con Elizabeth?, Quizás ella tampoco hizo nada,
solo la beso... Me siento tan mal, mi amor ¿dónde estas?. Tengo que regresar a buscarte,
no puedo vivir mas sin ti.
Gabrielle se fue al lago a darse un baño, Gustave estaba en el campamento.
Gabrielle ya salía del lago.
Lindsay: Gabrielle, hola, ¿cómo estas?, ¡oh! Disculpa no quise molestarte (al
verla desnuda), ¿dónde esta Xena?, Iré al campamento ¿es por allá?
Gabrielle: hola Lindsay, sí es por allá, enseguida voy.
Lindsay se acercó al campamento y vio a un hombre muy guapo.
Lindsay: ¡Hola!, disculpa, me llamo Lindsay, soy amiga de Gabrielle, la vi en el
lago ella ya viene.
Gustave: ¡Hola!, mi nombre es Gustave. (Se sintió aliviado al saber que esa
mujer no era Xena).
Lindsay: ¿Y Xena?, seguro fue a cazar algo rico.
Gustave: no, Xena no está con nosotros.
Lindsay: ¿Cómo que no?. Sí está Gabrielle, está Xena.
Gustave: pues no es así, ellas se separaron, están disgustadas.
Lindsay: no puedo creerlo, pero ellas se aman, ¿estás seguro?
Gustave: sí lo estoy, dijiste ¿se aman?, entonces tú las conoces bien.
Lindsay: sí, claro.
Gustave le preguntó todo acerca de la relación que tenia Gabrielle con Xena, mientras
la barda seguía en el agua.
Lindsay: por supuesto que se aman, si las vieras juntas, te darías cuenta
enseguida, con solo mirarse ya saben que piensa la otra, hay mucho amor en ellas. Pero
¿por qué se habrán separado?, ¿tú no tuviste nada que ver?
Gustave: no, conocí a Gabrielle en el camino, no conozco a Xena, ellas ya no
viajaban juntas cuando encontré a Gabrielle. Cuando te vi pensé que tú eras Xena, ella
aun tiene la esperanza que vendrá a buscarla.
Lindsay: y seguro que es así, no sé que pasó, pero ellas no pueden vivir
separadas. ¿alguna vez conociste el amor?, el verdadero amor, ese que te hace sentir
especial, que aunque estés rodeado de miles de personas, con solo mirar a la persona
que amas a los ojos te sientes a solas con ella o con él. Eso es la relación que tienen
Xena y Gabrielle, por eso no puedo creer lo que me cuentas, le preguntaré cuando venga.
Gustave: no te lo aconsejo, esta muy sensible. Además no sé si te contara que
pasó, pues Gabrielle la dejó, pero me dijo que ya no aguanta más el estar sin ella,
quiere ir a buscarla de nuevo.
Lindsay: te lo dije, ellas se aman de verdad, no pueden vivir separadas.
Gustave: sí lo sé. (y bajo la cabeza).
Lindsay: no te habrás enamorado de Gabrielle. ¿no?,
Gustave: es muy fácil enamorarse de ella, pero anoche lo comprendí, sentí solo
una atracción física, creo que tienes razón, amor es lo que siente ella por Xena, amor
es otra cosa a lo que creí sentir por Gabrielle. (y la miró de una forma extraña a
Lindsay).
En ese momento llegó Gabrielle.
Gabrielle: Lindsay, que gusto verte (se abrazó a ella y comenzó a llorar)... Lo
siento...
Lindsay: esta bien Gabrielle, debes desahogarte, Gustave me contó algo sobre
Xena y tú. Es verdad que ya no viajas con ella, no puedo creerlo.
Gabrielle: sí, es verdad yo tampoco puedo creerlo, la dejé, pero me arrepiento
tanto, cada día que pasa la extraño más.
Lindsay: bueno, quédate tranquila encontraremos juntas la solución, ahora voy a
cazar algo así desayunamos, tengo mucha hambre. ¡hey! tú Gustave, ¿sabes preparar el
fuego?
Gustave: por supuesto, además cocino muy bien, pregúntale a Gabrielle.
Gabrielle: es verdad, es un excelente cocinero, sabe hacer muchas cosas, es un
buen partido para cualquier mujer.
Lindsay: vaya eso sí que es interesante... (y le sonrió a Gustave). Ahora
regreso.
Gabrielle y Gustave comenzaron hablar al mismo tiempo.
Gabrielle: Gustave...
Gustave: Gabrielle...
Gabrielle: jaja, bueno empieza tú.
Gustave: es que... quería pedirte disculpas nuevamente por lo que pasó la otra
noche, sé que fue un mal momento para ti, pero es que me sentí atraído, estos días supe
que no era amor verdadero, no siento lo mismo que tu sientes por Xena.
Gabrielle: ya encontraras al amor verdadero... gracias por entender, seguimos
siendo amigos.
Gustave: eso no cambiará nunca, sé que fui tu amigo en unos de los peores
momentos de tu vida, y espero que te haya ayudado en algo.
Gabrielle: hiciste mucho, soportarme no es fácil.
Gustave: fue un placer conocerte. A propósito Lindsay es tu amiga, ¿de dónde la
conoces?
Gabrielle: ¡¡Oh!! Dioses que tonta soy, estoy pensando solo en Xena, que me
olvidé de preguntarle por Claudia.
Gustave: ¿Quién es Claudia?
Gabrielle: una mujer que me ayudó mucho, sin ella no estaría hoy con Xena, bueno...
Claudia nos hizo ver lo mucho que nos amábamos. Ella me salvó la vida en mas de una
forma. Una excelente persona, también la amo mucho...
Lindsay: espero que estés hablando de mí.
Gabrielle: no, le contaba algo sobre Claudia, pero tu también eres una excelente
persona. ¿dónde esta ella?. ¿la volviste a ver después que nos dejó?
Lindsay: sí, volvió ese día, en que ustedes viajaban a Atenas. Estuvimos en
varios lugares, y luego nos separamos.
Gabrielle: lo siento, sé cuanto la querías. ¿por qué?
Lindsay: sí la quiero mucho, es una gran amiga, pero ya no quería seguir
arriesgando mi vida, y ella también me lo dijo que era absurdo el poner en riesgo la
vida en cada pueblo, yo también quería cambiar esa forma de vida, tengo la necesidad de
tener un hogar, quiero sentar raíces, tener una familia, un esposo. Ella lo entendió,
es más me dijo que era lo mejor que podía hacer encontrar el amor y disfrutarlo, que el
día que lo encuentre no lo pierda, como hizo ella. Supongo que aun debe estar salvando
pueblos de los malditos bandidos. Hasta que no vuelva a un determinado pueblo no creo
que sea feliz.
Gabrielle: determinado pueblo, ¿te habló de alguien?
Lindsay: sí tuvimos muchas conversaciones, acerca de quién amaba, es una historia
muy triste, por eso va de pueblo en pueblo, para tratar de olvidar, aunque me dijo que
nunca podrá olvidarla, así viaje una eternidad. Pero quien mejor que tú, para decirme
que no esta equivocada, cuando dejas a tu amor en otro sitio, por más que te alejes
siempre la seguirás amando, siempre estará contigo.
Gabrielle: sí es la verdad, hace poco tiempo que me separé de Xena, y ya no puedo
mas, no puedo estar sin ella.
Gustave: pues esa mujer es muy sabia, cuando encuentres al amor, no debes dejarlo
ir, pues no sabrás nunca si volverá a llamar a tu puerta. (y la miró a Lindsay, Gustave
estaba sintiendo algo por esa hermosa mujer).
Gabrielle lo notó. Pues Lindsay también se quedo mirándolo embelesada mientras Gustave
decía esas palabras.
Y así pasaron varios días la atracción que sentían Gustave y Lindsay cada día que
pasaba era más difícil de ocultar.
A Gabrielle le causaba gracia, como se sonrojaban cuando se miraban, comían, hablaban
de cosas sin importancia.
Gustave estaba siendo tan atento con Lindsay como lo fue con ella varios días atrás. Y
pensó que hacían una buena pareja.
Gabrielle: ¡Uy!, me siento una mini-Afrodita.
Xena mientras tanto seguía con Sabrina, buscando a Gabrielle, ya no aguantaba mas,
quería saber quién era ese Gustave que estaba con su bardo.
Gabrielle llegó al pueblo de Cactus era un pueblo muy desierto no había muchos
habitantes así que todos se concentraban en la única posada que había, al llegar junto
a Gustave y Lindsay, ella se dirigió junto con Lindsay a la posada para pedir
habitaciones y Gustave llevó los caballos al establo, que la verdad casi ni existía era
una tienda con dos palos y un toldo.
En la posada:
Gabrielle: Lindsay iré a pedir algo para comer en la taberna, tu pide las
habitaciones.
Lindsay: sí Gabrielle, luego voy a la taberna contigo quiero tomar algo.
Gabrielle: bueno, te espero.
En la taberna:
Gabrielle entra a la taberna y hay bastante gente, pero entre el gentío logra ver a
Elizabeth, su corazón se paralizó, pues si estaba ella, Xena estaría allí con ella
trató de buscar a la alta guerrera pero no la vio, Elizabeth en ese momento se levanta
de la mesa y se gira justo hacia donde esta Gabrielle.
Elizabeth: ¡¡¡Gabrielle!!!, ¿cómo has estado?
Gabrielle pensó ¿y a ésta, qué le pasa? ¿por qué tanta confianza?, si yo la ¡¡¡¡odio!!!!
Pero disimuló lo mejor que pudo para saludarla, pues sabia que Xena aparecería en
cualquier momento y no quería mostrarse disgustada, al contrario, quería parecer feliz,
aunque no lo fuera, no quería que Xena se diera cuenta de todo lo que había sufrido
esos tres últimos meses, sin ella.
Gabrielle: hola Elizabeth, ¿todo bien?
Elizabeth: sí, por supuesto. ¿dónde está?
Gabrielle: dónde esta, ¿quién?
Elizabeth: Xena, ¿quién va a ser?.
Gabrielle: ¿Xena?, ¿no está contigo?
Elizabeth: es un chiste, ¿no?
Gabrielle: no, no lo es, yo la dejé el día que se fue contigo... (bajo la cabeza)
Elizabeth: dime por favor que no es cierto, tu no puedes hacerle eso a Xena.
Gabrielle: ¿Y por qué no?, acaso ella no se fue contigo, pensé que ya no me
quería cerca de ella, que sería un estorbo en tu relación con ella, así que le dejé el
camino libre para que fuera feliz contigo... (la voz de la barda ya era triste y muy
baja)
Elizabeth: Gabrielle, entre Xena y yo no pasó nada, ese día estábamos un poco
tomadas, no te voy a decir que no nos besamos pero luego nos quedamos dormidas y al
despertar, lo único que hizo fue pensar en ti.
Gabrielle: mientes, yo las vi besarse en las escaleras y entrar al cuarto.
Elizabeth: bueno, eso te lo acabo de decir, solo nos besamos esa vez, fue un
impulso, nada más. Ella te ama. ¿cómo pudiste dejarla, dónde estará?
Gabrielle: no lo sé, pero creo que si le importara me hubiese buscado...
Elizabeth: estoy segura que te está buscando, le dijiste por dónde estarías.
Gabrielle: ¡¡No!!, Solo le dejé una nota que me iba, y que fuera feliz contigo,
y que la amaba (con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, ya no podía seguir
hablando de Xena sin emocionarse), lo siento no quiero ponerme así, perdóname.
Elizabeth: no tengo nada que perdonarte, el amor que tienes por ella es tan
grande que no deberías avergonzarte de ello, y ella te ama tanto como tú a ella. Esa
mañana no paro de hablar de ti, de lo mucho que te amaba, de cómo le salvaste la vida,
que tú eres su luz, su camino, su alma gemela, no puedo creer que no este contigo.
Gabrielle: por los dioses ¿qué he hecho?, Debo encontrarla debió ir a buscarme a
Potedia o con las amazonas, y yo me fui a cualquier lado, otros sitios que ni
conocíamos... dioses... ¿qué haré?
Se acerca lentamente Lindsay a la mesa.
Lindsay: Gabrielle ¿qué pasa?, ¿aun no pediste nada?
Gabrielle: ella es Elizabeth la amiga de Xena, ella es Lindsay una amiga.
Elizabeth: hola Lindsay, un gusto conocerte.
Lindsay: lo mismo digo. Gabrielle ¿estás llorando? ¿qué te pasa?
Elizabeth: hizo algo equivocado, pensó que yo me había ido con Xena y no fue así,
Xena estará buscándola por todos lados, debe estar desesperada, pobre Xena. Aunque
recuerdo que ese día estaba muy rara contigo, era como que me estaba usando para darte
celos, y lamentablemente lo consiguió y le salió mal.
Gabrielle: si, ese día lo recuerdo muy bien.
Lindsay: bueno, debemos buscarla, Gabrielle tu no puedes seguir viviendo así, es
decir ya no vives, estas todo el día pensando en ella... debemos ayudarla a encontrarla,
le diré a Gustave.
Gabrielle: no a Gustave no, aun no le digas nada. No quiero preocuparlo mas con
esto.
Elizabeth: ¿Quién es Gustave?
Lindsay: es un muy buen amigo de Gabrielle, le ayudó mucho cuando empezó a
viajar sola.
Elizabeth: a entiendo, ¿conociste a un hombre?
Gabrielle: no entiendes nada, no es lo que piensas, él sabe que amo a Xena...
Lindsay: sí, pero no por eso se dará por vencido, siempre que puede te dice algo
bonito, te atiende muy bien, creo que esta enamorado de ti, y no deberías darle falsas
esperanzas.
Gabrielle: yo no le doy esperanzas, además, ¿tú no te habrás enamorado de él?.
También te atiende muy bien, están siempre juntos, ahora que recuerdo me parece que te
mira mas a ti que a mí.
Lindsay: (se ruborizó) no seas tonta Gabrielle, él te mira a ti.
Gabrielle: si puede ser, al principio, pero desde que tu viajas con nosotros, no
me presta tanta atención, y cuando acampamos, se pone mas cerca de ti que de mí.
Elizabeth: vaya veo que han estado ocupadas, apuesto que Gustave es aquel hombre
que entró, esta buscando a alguien, oigan es muy guapo...
Gustave: Gabrielle, Lindsay, las estaba buscando por todos lados, pensé que mis
dos mujeres favoritas me habian abandonado. ¡hey! Están en una taberna y ¿no toman nada?
Tabernero, trae una cervezas... Y ¿tú quién eres?
Elizabeth: mi nombre es Elizabeth, soy amiga de... Gabrielle y Xena.
Gustave: me llamo Gustave, amiga de ¿Xena? (lo dijo con asombro). Creí que ya no
le quedaban amigas a Xena, después de lo que le hizo a Gabrielle.
Elizabeth: ¿Y qué le hizo a Gabrielle?
Gustave: la traicionó, y eso cuando amas de verdad no se hace, y si conoces a
Gabrielle como yo la conozco, sabrás que ella no se merece eso, se merece lo mejor del
mundo.
Elizabeth: si la conocieras bien, sabrías que lo mejor del mundo para ella, es
Xena...
Gabrielle: esta bien ya dejen de hablar de mí, por favor les agradezco que se
preocupen por mí, pero ahora pensemos en otra cosa por favor, Gustave ¿dónde dejaste
los caballos?
En eso el tabernero trae las cervezas.
Gustave: ¡Oh! Sí claro los caballos (se quedó pensando en que lo mejor para
Gabrielle era esa tal Xena, deberían buscarla para hacer feliz a su amiga) están en una
tienda, no es un establo, no hay por aquí algo digno para ellos, fue lo mejor que
encontré así pueden descansar y comer, los van a cepillar, iré por ellos mañana.
Lindsay: si nosotros también debemos descansar, ya pedí las habitaciones, pero
hubo un problema había solo una, así que tendremos que compartir la cama.
Gustave: no hay problema, yo duermo contigo y Gabrielle en el piso, total ella
esta acostumbrada.
Gabrielle: que gracioso... ¡¡oh!! ¿acaso molesto?
Lindsay: ¡¡¡Gabrielle!!! ¡¡¡¿qué dices?!!! (sonrojada)
Gabrielle: bueno tal vez este sea el momento que estaban esperando para
deshacerse de mí...
Gustave: era un chiste, Gabrielle, nadie quiere deshacerse de ti, nunca lo haría...
Elizabeth los observaba, sabía que el joven estaba enamorado se le notaba en los ojos
pero de quién, cual de las dos se ganó su corazón... Pero pensó un momento y se dio
cuenta que Gabrielle no le correspondía pues ella era de Xena, así que se había
enamorado de esa tal Lindsay, debo hablar con Gabrielle.
Lindsay: bueno yo la verdad no doy mas, me voy a dormir.
Gustave: si vamos, ¿Gabrielle vienes?
Gabrielle: si, vamos.
Elizabeth: Gabrielle, disculpa un momento, puedes quedarte un rato mas, necesito
hablarte algo a solas, y es urgente, pues mañana ya me voy...
Gabrielle: bueno, esta bien... Luego voy con ustedes...
Lindsay la miró a Elizabeth y entendió por qué lo hacía, le dio una sonrisa pícara,
Gustave se dirigía hacia la habitación junto a Lindsay.
Gustave: Gabrielle no te tardes, debemos descansar antes de ir a lo de tus
amazonas.
Gabrielle: si, ve tranquilo no tardo. ¿qué quieres decirme?, ¿qué es tan urgente?
Elizabeth: la verdad ya te dije todo, lo urgente era que los dejes solos, ellos
están muy enamorados, ¿no te diste cuenta?, lo único que le falta es que se lo digan
entre ellos, estas tan metida en tus problemas con Xena que no te das cuenta de lo que
pasa a tu alrededor, se ve a distancia, tanto cuando te vi a ti con Xena, el amor cuando
es tan fuerte se huele en el aire, se ve en los ojos...
Gabrielle: ¿Tú crees que están enamorados?. Pues tienes razón, en todos lados la
veo, y no me concentro últimamente en nada mas que en ella, espero encontrarla en cada
sitio que voy, y luego me desilusiono, cuando te vi hoy, te juro que se me paralizó el
corazón, pues si estabas tú estaría ella. (se puso a llorar).
Elizabeth: tranquila, verás que la encontrarás, un amor como el de ustedes no
puede quedar así, se amaran para siempre.
Por su parte Xena en estos tres meses ya no vivía, pensaba solo en Gabrielle, en los
días de soledad , ya no quería vivir, pensaba que después de ella ya no había nada
porque luchar, porque vivir, no encontraba la paz para consolar su corazón, después de
Gabrielle no había nada... No sabia dónde encontrarla, la había buscado por todos lados,
Potedia, se aguantó el sermón del padre, la hermana que la odiaba, pero por Gabrielle
haría cualquier cosa, fue hasta la tierra de las amazonas, habló con Lilian, pero
Gabrielle no había ido por allí, se encontró con la sorpresa que Claudia si había
estado por allí, y que le había dejado la capa a la barda, pero Xena no la quiso llevar
la dejó en la villa, por si algún día Gabrielle volvía por allí, y le pertenecía solo a
ella, quizás ellas nunca mas se volverían a ver pensó de nuevo donde estaría, después de
saber de ella en ese pueblo, la siguió buscando pero no logró encontrarla, ya Sabrina
la había dejado y Xena viajaba sola con su dolor.
Lloraba desconsoladamente cada noche, mientras acampaba en medio de la nada, pues ya
nada era como cuando estaba con Gabrielle, las estrellas eran solo puntos en el
infinito sin sentido, la brisa era solo aire para tener otro maldito día que vivir sin
ella. Por las noches tenia pesadillas donde perdía a Gabrielle una y otra vez,
escuchaba su voz por todos lados.
¿Por qué me dejaste Gabrielle?, ¿por qué?, se repetía una y otra vez, ya no podía vivir
así, pensó en quitarse la vida, pero apareció Afrodita justo en ese momento y le dijo
que el amor es lo mas fuerte que hay para vivir, debes buscarla ella te ama.
Xena: eso no me consuela mas, la perdí, ella me odia, sino, no me hubiese dejado.
Afrodita: ella te ama, te lo escribió, fue solo una confusión, pensó que tú, ya
no la amabas y eso para Gabrielle fue la muerte, ella estará sufriendo lo mismo que tu,
esto es una lección para que otra vez aprendan a decirse todo sin rodeos, aun no es
tarde Xena, debes encontrarla, y vivirán felices eternamente, ella es tu alma gemela.
(Afrodita sabia lo que estaba diciendo pues había puesto a prueba a Gabrielle con
Gustave y esta sabia que Gabrielle en realidad amaba a Xena).
Xena: no sé dónde puede estar, la busqué por todos lados a donde supuse que iría.
Afrodita: ¿Qué tal si sigues tus instintos?
Xena: hace rato que los perdí, se fueron muchas cosas con ella.
Afrodita: busca en tu corazón, y la encontrarás, el camino te llevará hacia ella.
Xena: lo haré. No puedo vivir sin ella, pero ¿si tiene a alguien mas? Escuche
algo en un pueblo sobre un tal Gustave que la acompañaba...
Afrodita: deberás conquistarla de nuevo, que buen reto, ¿no te parece?
Xena: es injusto ella era mía, solo mía, y la perdí, la deje ir, como una
estúpida.
Afrodita: aun la amas, búscala y el premio será su amor.
Xena: gracias, hoy dormiré más tranquila, pues tengo la esperanza de encontrarla,
soñaré con ella una vez mas.
Afrodita desapareció en un haz de luz.
Xena: Afrodita me dice: ¿aun la amas?, como olvidarte Gabrielle, como vivir sin
tu amor, me enseñaste a ser mejor persona, pero no me enseñaste como vivir sin ti, que
le digo a mi corazón, está destrozado, ¿por qué te fuiste Gabrielle?, no me enseñaste a
olvidarte, como me duele tu ausencia, ¿dónde te encuentras? Es demasiado aburrido esto
de estar sin ti, quiero escuchar tu voz, tus historias, sentir tus caricias, nunca me
imaginé que viviría sin ti, vuelve Gabrielle, por favor, ven que mi cuerpo te extraña,
mis sentidos ya no existen, no sé que hacer, ya no me queda nada de nada, al irte todo
lo perdí, vuelve amor, vuelve. (y así se quedó dormida otra vez pensando y llorando a
Gabrielle).
En la posada:
Gustave: que barbaridad Gabrielle no viene y debe descansar.
Lindsay: no piensas que hizo esto a propósito, para que tu y yo ¿nos quedemos
solos?
Gustave: crees que lo hizo por eso.
Lindsay: ¿No te alegras de estar a solas conmigo?, pues yo sí, porque te amo,
quiero estar contigo toda mi vida, si tu no me amas lo entenderé.
Gustave: Lindsay, yo... También te amo, desde el primer momento en que te vi.
Lindsay: ¿En serio?, soy tan feliz, Gustave, te amo. (besos) Creí al principio
que estabas enamorado de Gabrielle.
Gustave: pues al principio puede ser, me llamo la atención, es una mujer muy
bella, pero luego al conocerla bien me di cuenta que su corazón pertenece a una sola
persona la que llaman Xena. ¿tú la conoces?
Lindsay: sí la conocí hace un tiempo, cuando yo era la compañera de Claudia.
Gustave: ¿Claudia? ¿quién es? (medio celoso)
Lindsay: ¡¡Hey!! ¿qué pasa?, Claudia fue una gran amiga, pero nunca pasó nada
entre nosotras ella esta enamorada de otra persona.
Gustave: algo así como Gabrielle.
Lindsay: sí, exactamente así. Nos separamos hace un tiempo, fue antes de
encontrarlos a ti y a Gabrielle, ella no quería ponerme mas en peligro y yo necesitaba
otra vida, quería tener un hogar, ya era hora que sentara cabeza, como decía mi madre,
y tener un hogar establecido con un hombre que me ame y tener hijos.
Gustave: ¿No vas muy rápido?.
Lindsay: lo siento, no pretendí asustarte.
Gustave: era una broma, tonta, quiero estar el resto de mi vida contigo y darte
un hogar y muchos hijos.
Y ambos pasaron la noche de sus sueños. Mientras tanto Gabrielle seguía en la taberna
con Elizabeth, pero ya era tarde y necesitaba descansar, así que Elizabeth la invito a
su habitación para que descansara, la barda aceptó.
En la habitación de Elizabeth:
Elizabeth: acuéstate tú en la cama Gabrielle, te veo agotada, recordar a cada
instante a Xena te destroza.
Gabrielle: sí es así. Pero no quiero molestarte.
Elizabeth: no me molestas, es toda tuya, acuéstate y no te preocupes por mí.
Gabrielle: gracias, eres buena persona. (sonríe).
Elizabeth: ¿Qué pasa?
Gabrielle: pensaba en Xena, si nos viera ahora, aquí las dos juntas en una misma
habitación.
Elizabeth: estoy segura que me haría pedazos, nadie se mete con su bardo así te
llamó un par de veces, debes ser muy buena, porque para que a Xena le gusten las
historias que cuentas...
Gabrielle: ¿En serio te dijo eso? Nunca me dijo que le gustaba escuchar mis
historias, siempre me decía que algún día las leería, pero nunca lo hizo. Hablan todas
de ella, de sus hazañas, cómo salva a tanta gente.
Elizabeth: bueno, tu también eres parte de esas historias, pues iban juntas,
¿no?
Gabrielle: si, pero ella es la heroína, es mi heroína, cuando la veo luchar es
tan excitante, toma la espada con tanta fuerza que de un solo golpe tira al piso dos o
tres hombres, y cuando salta con su grito característico es tan hermoso, se concentra
tanto, que los ojos le brillan mas que nunca cuando esta peleando, lo lleva en la
sangre.
Elizabeth: creo que te equivocas, los ojos le brillan mas que nunca cuando esta
contigo.
Gabrielle: gracias... ves cada conversación gira entorno a ella, siempre antes
de dormir, la pienso, la siento, y le doy las buenas noches, tengo una gran imaginación.
Buenas noches Elizabeth, buenas noches Xena, mi amor...
Y ambas se quedaron dormidas, Gabrielle en la cama y Elizabeth en el piso con mantas.
Mientras tanto en la otra habitación:
Entre Gustave y Lindsay la pasión se seguía desatando, ya estaban decididos a buscar un
buen lugar para vivir, hablarían con Gabrielle, pero antes querían acompañarla a la
tierra de las amazonas, no querían dejarla sola, y ojalá que encuentren a Xena antes
de dejar a la barda.
A la mañana siguiente ya estaban listos para partir, pero antes irían por Gabrielle,
aunque no sabían dónde había pasado la noche, luego irían a desayunar.
En la taberna se encontraron con Elizabeth.
Lindsay: hola buenos días, ¿no sabes dónde esta Gabrielle?, ¿dónde pasó la
noche?
Elizabeth: ¿Cómo? ¿no estuvo con ustedes? (sonrisa picara)
Lindsay: (sonrojada) no y tú lo sabes bien, ¿estuvo contigo?
Elizabeth: sí, aun duerme, esa chiquilla, ¡¡¡cómo duerme!!!
Lindsay: ¡¡Ah!! Sí, Gabrielle era siempre la última en levantarse, Xena la tenía
que ir a despertar despacio, porque si la despiertas de golpe, se asusta, y Xena con la
mejor dulzura lo hacia, Claudia me contó que era un ritual lo que hacia Xena cada
mañana para su bardo, le preparaba el desayuno, y la despertaba suavemente con un beso.
No sé bien que paso entre ellas pero es muy triste verlas separadas, se aman tanto.
Gustave: y Gabrielle ¿está en tu cuarto?.
Elizabeth: sí, ya te dije que aun duerme, a lo mejor ya viene, iré a despertarla.
Lindsay: ¡Oh! Mira no es necesario, allá viene. ¡hola dormilona! ¿cómo pasaste
la noche?
Gabrielle: hola. Creo que debo preguntarte yo, ¿¿¿¿cómo pasaste la noche???? O
mejor ¿¿¿¿pasaron????
Los dos al mismo tiempo, pues la pasamos muy bien.
Gustave: Gabrielle, necesitamos hablar contigo.
Gabrielle: si ya sé, me van a dejar sola, soy un estorbo en todos lados.
Gustave: no digas eso, tonta, solo queríamos decirte que estamos enamorados, nos
vamos a casar, le daré un hogar e hijos, (beso a Lindsay y tomándola de la cintura
siguió hablando) te acompañaremos hasta la tierra de las amazonas, no queremos dejarte
sola.
Gabrielle: te agradezco, pero no es necesario, si ustedes quieren ir para otro
lado, estaré bien. ¡¡ah!! Los felicito, así que ahora soy un ayudante de Afrodita, me
alegro por ustedes, se merecen lo mejor, los quiero mucho a los dos, que sean muy
felices (una lágrima rodó por su mejilla, Lindsay la abrazo).
Lindsay: gracias Gabrielle, seremos felices, así como tu también lo serás, veras
que encontraremos a Xena.
Gabrielle: eso espero, cada día la extraño más. Bueno vamos a desayunar. Esto
hay que festejarlo.
Después de desayunar un montón, se despidieron de Elizabeth los tres partieron rumbo a
la tierra de las amazonas, quedaba un largo viaje.
Por su parte Xena, ya no sabía donde buscar a Gabrielle y decidió volver a pasar un
tiempo con las amazonas, necesitaba pensar, descansar algo, aunque no podía hacerlo,
estar sin Gabrielle, era insoportable.
Xena pensaba si el destino las volvería a juntar. ¿dónde estas mi amor?
Gabrielle al mismo tiempo pensaba ¿dónde estarás Xena?, espero volver a verte muy
pronto.
Y así parecía que el destino las volvería a juntar, pues ambas sin saberlo se dirigían
a la tierra de las amazonas, a la tribu de Lilian, estaban solo a dos días de distancia
una de la otra.
Pero antes deberían pasar por otro pueblo.
Gabrielle fue la primera en llegar, junto con Lindsay y Gustave, era tan encantador que
decidieron casarse en ese pueblo, Gabrielle seria la testigo.
Gustave: Gabrielle, Lindsay y yo nos casaremos y queremos que seas nuestra
testigo, y madrina de nuestro primer hijo.
Gabrielle: Gustave, sí, claro que sí, me hacen tan feliz con la noticia. Hay
muchas cosas que preparar. (La abrazó a Lindsay con lágrimas en los ojos de la emoción,
ambas estaban llorando). Me alegro tanto por ti Lindsay, que seas muy feliz.
Gustave fue al juez del pueblo y le dijo que prepararan todos los papeles para celebrar
el matrimonio.
Esa noche la pasaron haciendo planes para el futuro.
Gabrielle: ¿Dónde vivirán?
Gustave: volveremos a mi pueblo, tengo una granja muy bonita, pero antes te
acompañaremos como dijimos a la tierra de las amazonas, luego iremos a visitar a la
madre de Lindsay y por último nos instalaremos en mi pueblo, te daré todos los datos
así vienes a visitarnos algún día con Xena.
Gabrielle: ¿Con Xena?...
Gustave: sí, veras que la encontrarás, prométeme que nos visitaras.
Gabrielle: esta bien lo prometo, pero no sé, si iré con Xena. El destino se
empeña en separarnos.
Y así se fueron a dormir, pues mañana tendrían un día muy agitado.
Xena por su parte, no paraba ni para descansar, cabalgó todo el día y la noche, cada
vez estaba mas cerca de Gabrielle.
Ya era un nuevo día, y Xena seguía cabalgando hasta que vio a lo lejos, un pueblo y
decidió descansar un poco, había cabalgado mucho, un buen baño le vendría bien, me
quedaré en este pueblo luego seguiré con el viaje (pensó).
Esa mañana, después del desayuno:
Lindsay: bueno, Gabrielle me acompañas a buscar algo lindo, vi que hay un buen
mercado, quiero estar linda para mi futuro esposo.
Gustave: tu siempre estarás linda para mi, pongas lo que te pongas, te amo.
Lindsay: yo también te amo, bueno a la tarde nos vemos, pero no te mostraré nada
hasta la tarde.
Gustave: esta bien, como tú quieras, con esas tradiciones, que el novio no debe
ver el vestido de la novia, ummm ya quiero verte.
Lindsay: pues deberás esperar.
Gabrielle: si, deberás esperar, no seas impaciente. Vamos a buscar algo lindo.
Nos vemos Gustave.
Gustave: adiós chicas, yo veré si podemos contar algunas historias hoy o mañana
a la noche, para ganarnos algunos denarios.
Gabrielle: pues cuenta la tuya, les gustará a todos.
Gustave: sí, tal vez lo haga.
Gabrielle y Lindsay se dirigieron al mercado.
Gustave hablo con la dueña de la posada para saber si le gustaría que él contara una
historia hoy a la noche, pues la verdad como se iba a casar necesitaba dinero.
Dueña: ¿Te casas?, ¿qué lindo?, ¿es con una de las jovencitas que te acompañan?
Son las dos muy bonitas.
Gustave: sí es con una de ellas. Gabrielle también cuenta historias como yo, es
un excelente bardo, les gustara.
Dueña: ¡Ah! te casas con ella, Gabrielle...
Gustave: no, me caso con Lindsay, la rubia, la más alta.
Dueña: bueno es lo mismo, las dos son bonitas, Gabrielle...
Gustave: (ya molesto porque la mujer no entendía nada, lo dejo así) bueno, no
importa, quiero saber si podemos contar algo hoy.
Dueña: mira creo que hoy no, tenemos otro espectáculo ya programado, pero mañana
sí, ya los anoto, ¿te quedas hasta mañana?
Gustave: sí nos quedaremos. Anote nuestro nombres Gustave y Gabrielle.
Dueña: listo, ya esta, queda así, mañana nos cuentan una historia, él publico es
muy exigente por estos lados, espero que sean buenos.
Gustave: no se arrepentirá, gracias.
Dueña: de nada. ¿Viejo? Ven, mañana tenemos dos bardos para el espectáculo, acá
te dejo los nombres.
Dueño: esta bien deja los nombres ahí, luego preparare la propaganda, para que
vengan todos los del pueblo.
A la tarde las chicas ya habían regresado con un hermoso vestido estaban todo listo
para la boda, se cambiaron y se dirigieron a la casa del juez.
Estaban todos muy lindos, Lindsay tenía un hermoso vestido color blanco, con lindos
volados, Gabrielle se había puesto un vestido color azul, le quedaba de maravillas, y
Gustave tenía puesto una camisa blanca y un pantalón negro, al finalizar la ceremonia
los novios se besaron, y saludaron a Gabrielle y al juez, se fueron a la taberna para
celebrar con vino, Gabrielle los seguía, con los ojos llorosos, pues recordó cuando se
casó con Pérdicas y le vino la imagen de Xena, allí parada con el ramo de flores que le
dio Gabrielle, aquel día había sido muy alegre y triste a la vez para Gabrielle, se
despedía del amor de su vida, y recordó cuando Xena la besó para despedirse, sintió
como su cuerpo temblaba ante la cercanía, Xena le rozó los labios. Estaba tan asustada
ese día, que ahora que lo pienso como no me di cuenta antes o al menos ese día de lo
que sentía Xena por mí, cuando nos despedimos, vi una profunda tristeza en sus ojos,
esos ojos que me tienen loca, como quisiera que estuvieras aquí conmigo, Xena...
Llegó la noche y los novios pasaron su noche de bodas en la posada, Gabrielle en su
habitación, recordando tantas cosas...
A la mañana siguiente Gabrielle ya se había levantado y desayuno en la posada. Estaba
ansiosa porque llegara la noche así podría contar alguna historia, por supuesto hablaría
de Xena. Al terminar el desayuno se fue a dar un paseo por el pueblo.
Xena estaba cada vez mas cerca, le faltaba muy poco para llegar a la entrada.
Llegó al pueblo y se dirigió a la posada, (la misma donde estaban parando Gabrielle,
Gustave y Lindsay) pidió una habitación y agua para un buen baño.
Xena: ¿Dónde puedo dejar mi caballo?
Dueña: hay un establo en la otra cuadra, los cuidan muy bien.
Dueño: (trae la propaganda con los nombres de Gabrielle y Gustave), ¿qué te
parece vieja?, ¿quedó bien el anuncio?
Dueña: sí me gusta, pregúntale a la forastera.
Dueño: oiga, ¿le gusta?, ¿cree que vendrá gente esta noche?
Xena no podía creer lo que leía, se presentarían dos bardos de nombre Gustave y
Gabrielle.
Xena: (agarró del cuello al hombre), ¿dónde están estos dos?.
Dueño: ya cálmese, yo solo quería saber si le gusta el anuncio.
Xena: lo siento, yo solo quiero saber dónde los encuentro.
Dueña: pues no debería molestarlos, se casaron ayer a la tarde, a ella la vi
salir hace un momento pero a él aun no lo vi.
Xena: ¿Cómo que se casaron? (Xena se puso toda tensa, iba a explotar, pero luego
pensó que esas personas no tenían la culpa de su desgracia).
Dueña: sí ayer, ella es tan bonita, él también es muy guapo.
Xena: no puede ser...
Dueña: ¡Oh! Claro que sí, se lo digo yo, porque hable con él, y los vi, están
tan enamorados...
Xena no aguantó mas, pues su corazón le apretaba, le faltaba el aire por los nervios,
Gabrielle no podía haberle hecho eso, ¿casarse?... Tenia que encontrarla y hablar con
ella, que le dé una explicación, después de lo que habian vivido se merecía una
explicación...
Dueña: ¿Se quedara?
Xena: sí, prepáreme todo, llevare a mi caballo al establo.
Dueña: ¿Viejo? Viste que mujer rara, se quedo helada cuando le dijimos que se
casaron...
Dueño: dímelo a mí, me agarro del cuello, tiene mucha fuerza. Prepárale todo, no
la hagas enojar. ¡oye! me parece que te equivocaste de chica, le dijiste mal el nombre
Gabrielle es la barda, él se casó con la otra, que no sé como se llama.
Dueña: bueno, es lo mismo, las dos son bonitas.
Xena se fue hecha una furia, tomó a Argo y la llevó al establo, iba hablando sola... No
puede ser, no puede ser...
Al volver por la misma calle, la vio a Gabrielle de lejos bajar de su caballo en la
puerta de la posada, su corazón se alegró tanto que iba a salir corriendo para abrazarla,
pero luego se acordó de lo que le habian contado, que Gabrielle se había casado, y se
detuvo, la siguió mirando cuando en ese momento salió un hombre joven y apuesto de la
posada y la rodeo con sus brazos, tomándola por la espalda, Xena se quedó paralizada,
acaso ¿era ese Gustave?, él la giró y le dio un fuerte abrazo y luego la beso, para
Xena era una tortura ver eso, Gabrielle le correspondió el abrazo y no se movió cuando
la besó, (para Xena la había besado en la boca, pero de cerca se había visto que no fue
así, Gustave le dio un fuerte beso en la mejilla y abrazó a la barda, porque estaba muy
feliz de haberse casado con Lindsay, le decía a la barda que sin ella no la hubiera
conocido, y que se alegraba que ella sea la madrina de su primer hijo; pero para Xena
era todo lo contrario, veía a dos enamorados, besarse, abrazarse, se le rompió el
corazón y no pudo mas, dio media vuelta y se fue a buscar a Argo de nuevo, se iría del
pueblo, si Gabrielle había elegido a ese hombre para pasar el resto de su vida ella no
se metería, la dejaría en paz, pues se veía feliz, tan fácil fue olvidarse de mí,
Gabrielle... Yo jamás podré hacerlo...
Unas lágrimas corrían por sus mejillas, cuando volvió y se dijo: ¿por qué debo hacérsela
tan fácil?, acaso entonces ¿nunca me amo?, ¿me mintió todo este tiempo?, tengo que
averiguar algo mas... no me quedaré con esa imagen, duele mucho...
Gabrielle y Gustave entraron a la posada, Gustave aun no había desayunado, así que
pidió el desayuno para llevárselo a Lindsay quien aun permanecía en el cuarto.
Gabrielle subió a su habitación a dejar algunas cosas que se había comprado.
Xena entró a la posada. Miró todo alrededor, estaba tranquilo, Gabrielle no estaba, su
plan estaba saliendo bien, se quedaría a espiar a la barda y a ese estúpido, quería
escucharlos esa noche, pero permanecería escondida.
Dueña: oiga, usted ya tiene todo listo.
Gustave levantó la vista para mirar a esa mujer tan bella.
Xena también lo miró, supo que era él, quien le había robado a su Gabrielle. Le clavó
la mirada, parecían dos puñales. Gustave los sintió y se dijo ¿quién será?
Xena dijo gracias y se retiró a su habitación.
Gustave: ¿Quién es ella?. Que mujer tan bella pero parece muy dura, vio esos
ojos parecían de hielo, que fría. Tenia odio en su mirada.
Dueña: sí, no sé como se llama, llevo a su caballo al establo, espero que se
vaya mañana, no me gusta su manera de ser, parece guerrera.
Gustave se quedo pensando...
Dueña: bueno, ya tienes todo listo, llévale todo a tu mujercita.
Gustave: gracias, lo haré. Nos vemos esta noche, hoy les contaremos unas buenas
historias.
Dueña: te esperamos.
Llegó la noche y ya estaba todo listo para comenzar con la función, Xena estaba en un
rincón a oscuras para que Gabrielle no la viera, en otra mesa estaba Lindsay pero Xena
no la vio, solo tenía ojos para Gabrielle y pensar en su traición, y Lindsay tenía solo
ojos para Gustave.
La gente iba llegando, y se ponían en sus lugares, Gustave comenzó su relato: Esta es
la historia de un gran amor, que comenzó con una hermosa amistad entre ella y yo, (y
señaló a Gabrielle, Xena no podía creer lo que veía y oía) pues gracias a ella conocí
el amor, iba viajando solo por un camino triste, hasta que al ver a Gabrielle el camino
se ilumino de esperanza... (Xena no lo soportó y se retiró del salón, se dijo que con
esas palabras ya no podía luchar, ese hombre amaba de verdad a Gabrielle, se retiró a
su habitación a preparar todo para partir a la mañana siguiente, ya no sabia a dónde
iría, pues antes pensaba en solo encontrar a Gabrielle e iría a lo de las amazonas,
pero ahora todo cambio, sintió la muerte en vida ¿qué haría ahora?... ¿por quién
lucharía?... todo se había acabado...)
Gustave siguió con su relato, había comenzado halagando a Gabrielle por su amistad y
por haberle presentado al amor de su vida a Lindsay, todos lo aplaudieron, pues su
historia había sido muy romántica, si Xena se hubiese quedado un poco mas, hubiera
sabido que Gustave amaba a otra mujer, pero el destino se volvía a poner en contra de
ella.
Luego siguió la barda y contó como siempre una historia de Xena y al final lloró
emocionada. Todos aplaudieron a la barda y ganaron unos cuantos denarios, para así
comprar las provisiones que necesitaban para el viaje a la tierra de las amazonas, aun
faltaba un buen trayecto.
Se fueron a dormir todos muy contentos, Xena daba vueltas en la cama, no podía aun
creer todo lo sucedido.
A la mañana siguiente Gabrielle, Gustave y Lindsay, ya tenían todo listo, se dirigían
al camino.
Xena por su parte aun estaba en la habitación, no sabia para donde ir, fue a buscar a
Argo y pensó que lo mejor seria ir a la tierra amazona, necesitaba compañía, alguien a
quien contarle sus penas, pensó en Claudia una gran amiga pero ¿dónde estaría? Una vez
que tenia todo listo siguió el camino.
Gabrielle estaba acampanado en un claro, con ella estaba Gustave, Lindsay había ido a
cazar algo.
En ese momento Xena vio el claro y se acercó, cuando vio un campamento se acercó
lentamente y vio que eran ellos, la barda y Gustave.
Xena: lamento interrumpir veo que no te fue tan difícil olvidarme... Eres una...
Gustave: tú debes ser Xena, estabas en el pueblo, no voy a permitirte que
insultes a Gabrielle.
Xena: ¿Qué tú qué?, eres un estúpido maldito, te daré la paliza de tu vida.
Gabrielle: no, ¡¡¡Xena!!! Por favor no lo toques.
Xena: ¿Por favor?, ¿tanto lo amas?... Lo mataré por quitarme tu amor...
Gabrielle: Xena, no entiendes, no lo hagas. Xena no, déjalo.
Xena tomó a Gustave por la camisa, lo arrojó a varios metros, le pegó con alma y vida,
necesitaba sacar toda esa furia y bronca que venía acumulando durante todo este tiempo,
lo dejó casi inconsciente en el suelo, mientras Gabrielle le gritaba que lo dejara y la
quería sujetar para que parara de pegarle, hasta que incluso a ella también la golpeo,
la empujó y la tiró al piso.
Xena: esta bien, ya no quiero mas nada de ti, te odio Gabrielle, me rompiste el
corazón, quédate con él...
Gabrielle: Xena...
Xena: te odio...
Gabrielle: (corrió hacia Gustave, pues no se movía y sangraba por la nariz)
Gustave respóndeme, vamos (le tocó suavemente la cara para despertarlo) vamos dime algo,
Xena, ven aquí lo lastimaste mucho...
Xena: (algo mas lejos), pues que se ponga contento porque no lo mate, no vale la
pena matar por vos...
En ese momento llego Lindsay, al escuchar los gritos, se asustó.
Lindsay: ¿Qué está pasando? Xena ¿qué haces aquí? Gustave, amor mío, ¿qué te pasó?
Xena la quedo mirando, ¿amor mío?
Lindsay corrió hacia Gustave y lo besó, hasta que este tosió y reaccionó, se quiso
levantar pero estaba mareado, y Lindsay le dio un poco de agua, Gabrielle estaba a un
costado llorando, muy confundida, pidiéndole perdón a los dos, a Gustave y a Lindsay.
Xena miraba la escena confundida, decidió marcharse del lugar.
Gustave: Gabrielle, no te preocupes por mí, estaré bien, ¡¡¡pega fuerte!!!,
menos mal que me enamoré de Lindsay, tener tu amor es un peligro, esa mujer es capaz de
matar por ti.
Gabrielle: sí, es muy violenta. Pero me ama. Hoy me lo volvió a demostrar me iré
con ella, gracias a los dos por todo, iré a visitarlos algún día, que sean felices, los
amo.
Lindsay: nosotros también te amamos, cuídate mucho.
Gabrielle recogió sus cosas rápidamente para no perder de vista a Xena, se despidió de
sus amigos.
Gabrielle: adiós, chicos, adiós...
Xena seguía andando en Argo iba lentamente pues tenia que pensar mucho, había
reaccionado muy mal, casi mata a ese hombre, y Lindsay ¿qué hacia allí?.
Gabrielle: Xena, Xena, espera.
Xena: ¿Qué quieres?
Gabrielle: no Xena, no entiendes.
Xena: entiendo que me dejaste, y me olvidaste enseguida así... creí que me amabas...
Gabrielle: te amo... necesito explicarte.
Xena: andate con él.
Gabrielle comenzó a llorar...
Xena: lo que más me duele es que no confiaste en mi amor.
Gabrielle: lo siento, Xena no me dejes. Perdóname por haberme ido, supe que
entre tú y Elizabeth no ocurrió nada. Sé que te dejé en un momento de celos, y luego
supe que no tenía justificación, en todos estos meses, solo pensé en ti, déjame
explicarte, ¿no quieres escucharme?, quiero decirte que entre él y yo no paso nada.
También puedo pensar que tu no confías en mi amor... te amo Xena...
Xena preparó algo para comer. La barda se acercó al fuego. Ambas comenzaron a comer en
silencio. Cuando una levantaba la vista para mirar a la otra, justo la otra la desviaba,
nunca se encontraban. Así pasó toda la cena, solo se escuchaba el silencio de la
indiferencia, el silencio del dolor que había en sus corazones.
Xena se levantó para ir a caminar, Gabrielle se quedó sola en el campamento, llorando.
Xena seguía con sus dudas, su corazón roto, en ese momento, apareció Afrodita.
Afrodita: Xena ¿qué haces?, lloraste durante mucho tiempo porque Gabrielle, se
había ido, y ahora que la tienes de nuevo contigo, la tratas mal, no te entiendo
guerrera.
Xena: no sé lo que me pasa, tal vez... me este vengando... porque no confió en
mí, en el amor que le tengo.
Afrodita: pues tú le estas haciendo exactamente lo mismo, no la dejas hablar, no
confías en el amor de ella por ti, te puedo asegurar que ella lloró tanto como tú, pensó
que te había perdido en los brazos de Elizabeth, ella no tuvo nada que ver con Gustave,
él solo la acompañó en el viaje más triste de su vida, al no viajar más contigo la hizo
morirse del dolor. Xena, no cometas el error de tu vida, vuelve y háblale. Sé que la
amas con toda tu alma, y ese amor es correspondido.
Xena: necesito respuestas, creí que las encontraría dentro de mí.
Afrodita: las encontraras con ella. Ella te ayudará a perdonarte, sé porque no
quieres aun hablar con ella, te sientes culpable, por esa noche en que la amaste
demasiado... y estabas molesta con ella... habla con ella... verás que el amor que te
tiene es el más grande que puedas tener nunca.
Cuando Xena decidió volver al campamento se encontró con que Gabrielle no estaba.
Xena: por los dioses, se ha ido.
Gabrielle: (volvía al campamento se había ido a caminar por ahí como había hecho
Xena, necesitaba pensar) creo que ya es hora de irme, me iré con las amazonas, como
tenia planeado.
Xena la quedó mirando, acaso la estaba perdiendo en serio.
Gabrielle: bien... prepararé mis cosas... mañana me iré. (Gabrielle pensó que así
Xena reaccionaría y le pediría que no se fuera, pero Xena se quedó en silencio, el
corazón de Gabrielle se volvió a romper, se recostó en su manta y comenzó a llorar en
silencio, no quería darle más lástima a la guerrera, que se había vuelto tan fría con
ella, pero ya no podía seguir sufriendo así, era peor, que no tenerla, pues el tenerla
tan cerca y sentir su indiferencia era como estar en el Tártaro, al menos antes tenía
la esperanza de encontrarla, pero ahora que ya la tenía, Xena no la quería, ya no la
amaba)
Xena también se recostó en su manta, y pensó en todo lo que había hablado con Afrodita,
de pronto se levantó y fue al lado de Gabrielle.
Xena: ¿Pero que diablos estoy haciendo? (tomo a Gabrielle de un brazo y la
levantó, se perdió en sus ojos, que estaban rojos de tanto llorar), Gabrielle lo siento
tanto, no sé que me pasó, te amo, te amo, te amo, más que a nada en el mundo, te
necesito, no quiero que me dejes otra vez, prométemelo, prométeme que no me dejaras de
nuevo, sé que fue mi culpa... te amo mi barda (Gabrielle no paraba de llorar, Xena la
besó con pasión, la pasión y el amor que sentía por esa mujer, la besó con la pasión
que tenía contenida después de tanto tiempo, la besó con hambre, con ansias).
Gabrielle: Xena, yo también te amo, no tienes ni idea lo que sufrí este último
tiempo, alejada de ti, te veía en cada sitio, escuchaba tu voz, tus pasos, te amo, te
amo mi guerrera, (se volvieron a fundir en un beso apasionado, un beso que quería más
de ellas, de sus cuerpos, Xena la levantó en sus brazos, y la acunó en ellos, volvió a
besarla, luego la recostó en su manta, sin separar sus labios que ya ardían, quemaban,
la siguió besando en su cuello, sus pechos, le quitó el top, la barda tampoco se quedó
quieta, la desnudó por completo, Xena le quitó también su falda, ambas quedaron
desnudas, extasiadas de volver a ver sus cuerpos, tan cerca, Xena siguió de nuevo con
los besos que volvían loca a Gabrielle, la estaba llevando a la locura, apoyó todo su
cuerpo sobre ella, y la presionaba con su pelvis, su cadera tomo una fuerza sobre
Gabrielle, que comenzó a excitarse cada vez más, ya la necesitaba, era ella, solo ella
lo que más necesitaba para ser feliz en su vida, y esa noche volvía a vivir, Xena
deslizó sus dedos en su interior, que ya estaba tan ansiosa de esperarla, que estaba
tan húmeda, Xena sintió como la barda gemía del placer, volver a escuchar esos suspiros
mientras la hacía suya era lo máximo, los empujes eran cada vez más fuertes, quería
sentirla en lo más profundo de su ser, quería hacerla ver las estrellas que había esa
noche en el cielo, quería que las sintiera en su interior, las acometidas iban y
volvían, sus cuerpos bailaban la danza del amor, Gabrielle subía cada vez más sus
caderas, golpeándose con el centro de Xena, ya estaba cerca, Xena comenzó a calmar los
movimientos dentro de Gabrielle, pues sintió como los líquidos de la barda empapaban
sus dedos, y como sentía el centro de Gabrielle cerrarse en sus dedos como un puño, la
barda se tensó, Xena la calmó con sus besos, luego quitó sus dedos y la abrazó, la
sonrisa de Xena era una luz tan fuerte como la de la luna de esa noche, Gabrielle había
vuelto a ser su mujer.
Gabrielle: dioses Xena, como te extrañé, te amo tanto.
Xena: (sonreía), yo también te amo Gabrielle.
Gabrielle: me perdonas por haberme ido, así, sé que estuve mal, debí confiar en
tu amor, no lo volveré hacer.
Xena: no tengo nada que perdonarte, fue mi culpa por esa actitud estúpida que
tomé el día que apareció Elizabeth.
Gabrielle: si, ¿por qué me trataste tan mal?, ¿fue por qué no pudiste amarme
como querías en la tina?, me sentí tal mal ese día, me ignoraste todo el día, y pensé
que te había fallado en algo, pero recuerdas que me había dolido mucho la penetración
del día anterior con tu juguete nuevo. Pensé que ya no me amabas porque me dolió mucho
y yo solo quería entregarme a ti, pero al sentir tu mano de nuevo sentí un fuerte dolor
y te dije que no siguieras, pensé que no me perdonarías eso, y que por eso te fuiste a
divertir con tu amiga.
Xena: no tonta, no fue eso, además no me fui a divertir con mi amiga.
Gabrielle: lo sé ella me lo contó todo.
Xena: ¿La encontraste?
Gabrielle: sí, pero no quiero hablar mas de ella, no me respondiste porque
estabas tan enojada ese día.
Xena: porque me sentía mal, al haberte lastimado, sabes que es lo último que
haría en este mundo, Gabrielle no quería herirte y mi ansiedad por penetrarte, por
darte el mayor placer y saciar mis ansias, te lastimé y no me perdonaba eso, y como no
pude amarte en la tina, no quería volver a ponerte en esa situación, tenía que pensar
en amarte de otra forma, no quería perderte.
Gabrielle: no Xena, jamás me perderás, jamás. (la besó apasionadamente)
Xena: ummm... (y siguieron amándose hasta muy tarde)
A la mañana siguiente, se despertaron abrazadas, ambas se miraban pues no podían creer
que ya estaban juntas de nuevo.
Gabrielle: hola mi amor, buenos días.
Xena: buenos días, mi Reina... aún te veo y no puedo creer que estés de nuevo a
mi lado.
Gabrielle: siempre estaré a tu lado, te amo Xena.
Luego se levantaron y comenzaron a desayunar.
Xena: ¿En serio ibas a la tierra de las amazonas?
Gabrielle: sí, tenía pensado esperarte allí, algún día seguro aparecerías.
Xena: pues estuve allí, esperándote, pero al ver que no venías decidí buscarte
por otro lado, hasta fui a Potedia, vi a tus padres y a tu hermana, ellos están bien,
pero al no verte con ellos, me puse peor, ya no sabía donde buscarte.
Gabrielle: lo siento, mi amor... no quise alejarme tanto de ti...
Xena: ¿Y qué hacía contigo Lindsay?
Gabrielle: la encontré de casualidad, apareció en el campamento y nos comenzó a
acompañar.
Xena: ¿Y Claudia?.
Gabrielle: ellas se separaron, Lindsay quería hacer otra vida, tener un esposo,
hijos. Y encontró a Gustave, ella se casó con él.
Xena: ¿Ella se casó con él?, dioses, que error cometí, yo y mis estúpidos celos,
casi lo mato.
Gabrielle: sí guerrera, ¿pero cómo supusiste que yo me iba a casar con alguien
que no fueras tú?.
Xena: es que fue toda una confusión, la dueña de la posada de aquel pueblo, se
confundió de nombre, y luego lo escuché a él hablar sobre ti, esa noche en la posada,
lo mucho que te quería, que le habías cambiado la vida no lo soporté y me fui.
Gabrielle: si te hubieras quedado hubieras sabido que él me agradecía por haberle
presentado a Lindsay.
Xena: que estúpida soy... te amo...
Gabrielle: yo también... espero que no tengamos más confusiones.
Xena: yo también. Y Lindsay te dijo algo sobre Claudia, ¿dónde estará?
Gabrielle: estaba tan triste pensando en ti, que pobre no le pregunté nada.
Xena: ¿Entonces no sabes que estuvieron en la aldea de Lilian?
Gabrielle: no, ¿por qué?.
Xena: por nada, será un placer llevarte allá.
Luego de amarse todos esos días sin parar, Xena y Gabrielle ya estaban rumbo a la villa
amazona donde estaba Lilian.
Xena le dijo a Gabrielle que allí tenia una gran sorpresa...
Gabrielle: ¡¡¡Otra sorpresa Xena!!!, Me fascinas, siempre tienes algo para darme,
¿qué es esta vez?, ¿me gustara tanto como la última?
Xena: la última ¿cuál fue? (sonrisa pícara)
Gabrielle: ¡¡¡Xennaaaa!!! Sabes muy bien con lo que me sorprendiste la última
vez.
Xena: ¡¡Ah!! Sí nuestro amigo, a propósito, tengo otra idea muy excitante para
amarte con nuestro amigo.
Gabrielle: tus ideas me vuelven loca, ¿qué es esta vez?
Xena: quiero hacerte el amor encima de Argo, con el galopar de Argo será
excitante, el movimiento, tenerte entre mis brazos susurrándote te amo, y estando dentro
de ti, varias marcas de vela, ¿crees soportarlo?
Gabrielle: creo que te he demostrado que por ti hago cualquier cosa, porque te
amo. (y la besó)
Xena: bueno entonces no se habla más, mañana cuando partamos te haré ver las
estrellas, me pedirás piedad...
Gabrielle: siempre me das, mas y más, ya quiero estar haciéndolo, quiero sentirte
en mi interior, te amo tanto Xena. No quiero que me dejes ni un momento.
Xena: no lo haré Gabrielle, estaré siempre contigo, te amo. (la besó y la abrazó
fuerte como para no dejarla ir nunca de su lado).
Luego de una noche tranquila, Xena no aguantaba mas, quería amar a Gabrielle de la
manera en que planeo toda la noche, pues esa noche la dejó descansar, pues quedaba un
largo camino y no quería lastimar ni cansar a la barda antes de tiempo, tenia planeada
otra cosa, que haría ver las estrellas a Gabrielle.
Levantaron el campamento, pusieron todo sobre el caballo de Gabrielle, pues esta
viajaría con Xena. Gabrielle monto delante de Xena, iban despacio, Xena comenzó a besar
a la barda, la tenía fuerte de la cintura, apretada contra su pecho, le susurraba al
oído tantos te amo, palabras suaves y dulces, la barda ya estaba excitándose, acariciaba
su cabeza, su cabello, su cuello, luego comenzó a morderlo suavemente, succionando
despacio, Gabrielle ya gemía, se estaba excitando, Xena se movía al compás de Argo,
acariciaba las piernas de Gabrielle, comenzó abrirlas un poco mas, y puso su mano en el
centro de la barda, ya estaba tan húmedo y Xena se lo dijo, dioses Gabrielle, estas tan
húmeda. Ya no puedo esperar Xena, dime que me harás tuya, por favor, Xena se movió un
poco en la silla estaba también muy excitada, su piel ardía de deseo, y diestramente
con su mano siguió acariciando a la barda en su zona mas excitada, introdujo uno de sus
dedos en Gabrielle y esta gimió de placer, su cuerpo vibró, pero no como lo haría luego
cuando Xena la penetró con fuerza y de sorpresa algo que la barda no esperaba con su
amigo el que habían comprado en Atenas, Xena lo hizo con fuerza y Gabrielle se levantó
de la silla de Argo gimiendo de placer y dolor, Xena la abrazo fuerte, ambas temblaban,
la barda se estremeció toda y gritó fuerte el nombre de su amada, Argo seguía galopando
y al sentir los cuerpos sudorosos sobre ella, comenzó a galopar mas fuerte, haciendo
que la barda gimiera mas, pues el movimiento era excitante, subía y bajaba al galope,
al paso de Argo, estando penetrada por el "amigo" de ambas, Gabrielle estaba apunto de
explotar de la excitación, había llegado al clímax, Xena seguía acariciando el resto del
cuerpo, Gabrielle temblaba, Xena la abrazó tan fuerte que se hicieron una, Gabrielle
apenas podía hablar y le dijo Xena te amo, necesito abrazarte ahora, quiero tenerte
entre mis brazos. Xena le dijo date vuelta, yo te sostendré. Gabrielle le dijo, no sé
si pueda ya me duele, pero quiero mirarte, quiero ver tus ojos Xena, te necesito,
abrázame. Xena la tomó de la cintura y ayudó a la barda a girar mientras Argo seguía
galopando, Gabrielle se dio la vuelta y quedó con sus piernas encima de las de Xena se
miraron a los ojos era la mirada más profunda que jamás se había visto, era amor, puro
amor, Gabrielle había llegado a lo máximo y Xena con ella, al darle ese placer a
Gabrielle la hizo tocar las estrella junto con la barda, Gabrielle luego la besó
profundamente y la abrazó, sus cuerpos temblaban, no querían separarse, estaban
viviendo algo maravilloso, el amor que se tenían, Gabrielle aun seguía gimiendo.
Gabrielle: Xena quítalo, no puedo mas, estoy agotada necesito descansar en tus
brazos (Xena bajó su mano y le quito al "amigo" lentamente que hizo que la barda
gimiera de nuevo)
Gabrielle: Xena eres terrible, me sigues excitando, te amooooo... (Gritó
Gabrielle cuando Xena por fin la liberó de tanta pasión).
Y así siguieron viajando un poco mas, Gabrielle se durmió en aquella posición abrazada
a Xena, con sus piernas encima de la guerrera, aun Xena sentía la respiración cortada
de su bardo adorada, sabía que la había hecho muy feliz, con esa manera de hacerle el
amor, aun sentía al cuerpo de Gabrielle estremecerse por la pasión, llegaron a un claro
y Xena despertó suavemente a Gabrielle, le dijo que había un lindo lago para darse un
baño y dormir un rato.
Gabrielle: ¿Me prometes que podré dormir un rato? ¡¡quiero dormir!!
Xena: si mi bardo, por hoy ya me diste suficiente, ¿estás bien? Sabes que no
quiero lastimarte, solo quiero hacerte disfrutar lo mucho que te amo.
Gabrielle: si Xena lo sé, estoy bien, un poco dolorida, pero bien, nada que un
buen sueño no repare, guerrera mía, sí que me sorprendes cada día, por eso te amo cada
vez mas, esta vez me hiciste ver las estrellas, la luna y el sol juntos... te amo... Que
haría sin ti Xena, me moriría sin tu amor, sin tus ojos, tu presencia, tu aroma, tu
esencia (y la abrazó tan fuerte como pudo, pues de amar tanto ya no le quedaban fuerzas
ni aire, Xena sí que la agotaba, la dejaba de cama). Uhh si que te llevas todas mis
fuerzas, te pertenezco, soy toda tuya, me derrotas.
Xena: aun tenemos mucho tiempo para seguir amándonos, toda la eternidad, y
siempre te sorprenderé, te lo prometo, así no te aburrirás de mi.
Gabrielle: Xena, jamás me aburriré de ti, te amo demasiado.
Descansaron en ese claro, pues ambas lo necesitaban, luego de un buen rato siguieron el
viaje. Ya estaban cerca de la tierra de las amazonas:
Xena: ya estamos en la zona de Lilian, prepárate para ser recibida como una
Reina.
Gabrielle: ¿Estas celosa guerrera?
Xena: yo, ¿celosa?
Gabrielle: sí tú. Porque soy Reina y tú no.
Xena: jaja, si estoy celosa es por como te miran algunas de tus amazonas, que ni
se les ocurra mirarte y menos tocarte, con la excusa de abrazarte para darte la
bienvenida, si alguna se pasa se las verá conmigo, a ti no te toca nadie, solo yo,
¿entendiste?
Gabrielle: sí, mi ama, pero aquí soy Reina y se hace lo que yo diga, pero trataré
de no hacerte enfadar, quiero pasar unos días tranquila, aquí contigo y mis amigas,
prométeme que te portarás bien, por favor Xena, alguna me querrá abrazar, es lo natural,
no seas tan dura, ¿eh? Xena, por favor...
Xena: esta bien, pero de entrada sabrán que eres solo mía, para que no haya
malentendidos.
Gabrielle: Xena, todas saben que te pertenezco.
Xena: por supuesto Gabrielle, tú eres solo mía, y así será por siempre. Por eso
te aclaro que no quiero nada raro con esas amazonas, especialmente con esa Martha, la
última vez que estuvimos aquí no te sacaba los ojos de encima, si veo algo raro le
parto la cabeza.
Gabrielle: ¡¡Xenaaa!!, no puedes hacer eso, debería castigarte con la ley
amazona, déjate de tonterías, sabes que tu eres la única que miro, eres el amor de mi
vida, así que yo jamás le daré importancia a ninguna amazona.
Xena: esta bien, compórtate y yo lo haré.
Gabrielle: Xena eres terrible, le estas dando órdenes a una Reina, ¿quién te
crees que eres?
Xena: el amor de tu vida... (tomó a la barda por la cintura y la besó
apasionadamente).
En ese momento llegaron algunas amazonas y vieron el beso tan apasionado que le dio la
guerrera, alguna tosió para que se dieran cuenta que no estaban solas.
Amazona: mi Reina, bienvenida.
Gabrielle: (sonrojada, y con la voz entrecortada) hola, estábamos...
Xena: nos estábamos besando, porque ella es mía, ¿quedó claro?
Las amazonas se miraron unas a otras y contestaron al unísono: sí, Xena.
Gabrielle la miró a Xena con "la mirada".
Xena: ¿Qué pasa dije algo malo?, solo les aclaré un poco el panorama, ya saben
la verdad, Gabrielle y yo estamos juntas para siempre.
Las amazonas se miraban y sonreían pensando ¿esto es una novedad?.
Amazona: esta bien Xena, ya lo entendimos, vamos mi Reina, Lilian estará
encantada de verte (de costado) también a ti Xena.
Xena y Gabrielle sonrieron, y todas marcharon hacia el centro de la villa.
Al llegar al centro de la aldea todas vinieron a saludar a su Reina, Lilian y Ephiny se
pusieron muy contentas de ver a Gabrielle.
Ephiny: hola Gabrielle, ¿cómo estás?
Gabrielle: hola Ephiny, me alegro de verte, hola Lilian.
Lilian: hola Reina.
Gabrielle: la verdad vine a descansar, no quiero ser la Reina, así que tú
seguirás con el honor.
Lilian: como tú digas Gabrielle. Hola Xena, cada vez nos visitas más seguido. (le
dijo al oído), me alegra que la encontraras.
Xena: sí, yo también.
Gabrielle: ¿Cuándo estuviste por acá?
Xena: cuando te estaba buscando, ya te lo dije Gabrielle.
Gabrielle: y ¿cuál es la sorpresa?
Lilian: ya te lo dijo...
Xena: no, aún no le dije nada.
Gabrielle: ¿Por qué tanto misterio?
Xena: díselo.
Lilian: es que Claudia pasó por acá hace tiempo y te dejó una hermosa capa roja,
toda para ti.
Gabrielle: por los dioses, ¿en serio?
Lilian: sí Gabrielle, ella me pidió que te la guardara y que cuando vinieras por
aquí, te la dé, lamentó mucho el no verte cuando pasó por aquí.
Gabrielle: ¿Dónde está?
Lilian: en mi cabaña, la tengo en el mejor lugar, es realmente hermosa.
Gabrielle: puedes quedártela, no la quiero, ella me defraudó, no me dijo que era
la comandante, se fue sin darme una explicación, yo solo quería darle las gracias, por
salvarnos aquel día, ¿te acuerdas?, esa mujer misteriosa con su capa roja no era nada
más ni nada menos que Claudia... quisiera... no sé darle un buen golpe, por hacerme
pasar por tonta, pero también quisiera abrazarla y darle las gracias profundamente.
Lilian: ella es así, no va a cambiar nunca, no le gusta que le den las gracias,
pero por favor acepta su capa, sé que en donde esté será muy feliz de saber que por fin
la tienes tú, la mandó hacer especialmente para ti, es hecha a medida, pues me dijo que
le dejaras la suya, es un recuerdo de familia.
Gabrielle: por eso me hizo una, y no se atrevió a pedírmela, creyó que yo se la
negaría.
Lilian: supongo que sí, después de verte abrazarla tanto, esos días no la
soltabas por nada del mundo.
Gabrielle: es que tenía un aroma especial, la sentía como si estuviera viva, tan
suave, tan protectora, me sentía segura con ella, es una capa muy hermosa, y después
cuando me enteré que era de Claudia supe porque me sentía tan bien con ella. La
volvimos a ver viajaba con otra mujer, Lindsay, ella es muy buena, pero ya se separaron.
Lilian: sí la conocí, vino con ella a traerte la capa. ¿es verdad que se
separaron?
Gabrielle: sí, a Lindsay la vi hace poco, ella necesitaba quedarse en un lugar,
y Claudia viaja constantemente, ayudando a la gente, no es que a Lindsay ya no le
gustara, pero el estar tan cerca de ella, y no ser correspondida, le rompió el corazón,
y decidió alejarse, para tener un hogar y lo encontró, le presenté a un amigo, y se
casaron, fue hermoso.
Lilian estaba un poco triste, al recordar que Claudia viajaba con otra mujer, pero su
rostro cambió cuando Gabrielle le contó que se habían separado.
Gabrielle: veo que te pusiste contenta cuando te dije que se separaron, tal vez
ella vuelva por aquí, algún día. La amas mucho ¿no?
Lilian: sí, aun no la he olvidado, me enseñó mucho. Cuando vino la última vez,
pensé que se quedaría un tiempo, pero se fue muy pronto. Siempre huyendo de algo, del
amor.
Gabrielle: sí es verdad, cuando te quieres acercar se aleja, a mi me lo hace
siempre. Ni siquiera tuvo el valor de decirme que era la comandante, se fue sin darme
la cara. ¿por qué sonríes?, ¿tú lo sabías?
Lilian: sí, Gabrielle.
Gabrielle: ¿Lo sabías y no me lo dijiste?
Lilian: es que me pidió que no te lo dijera, porque se sentía muy mal, porque
ese día tú la habías echado de la aldea, y si te decía que era ella, hubiera quedado
como que rompió las reglas de la Reina, no quería faltarte el respeto desobedeciendo
una orden, sino el resto de las amazonas no te tendrían en cuenta cada vez que dabas
una orden.
Gabrielle: ¿Cuándo lo supiste?
Lilian: cuando fuimos a verla con Xena, noté que su caballo estaba muy fatigado,
y luego me lo confirmó.
Gabrielle: ¡Dioses! Que mujer tan dura, nunca espera las gracias, nos salvó a
todas de morir en manos de los romanos, de ser humilladas... Claudiaaaaaa... me
desespera...
Lilian: te doy un consuelo, no eres la única.
Gabrielle: jajaja... ¿dónde estará?... quiero ver esa capa.
Lilian: sí, vamos.
En la cabaña de la reina:
Lilian: mírala es hermosa.
Gabrielle: por los dioses, tienes razón, me queda perfecta... uummm... ni que
conociera mi cuerpo, está hecha a la medida. (Gabrielle se sonrojó al recordar las
veces que estuvo con Claudia) se la iré a mostrar a Xena.
Lilian: sí, ve, la guerrera se desmayará al verte, aunque no será la única.
Gabrielle: ni lo digas, antes de entrar me dijo: que todas sepan que eres mía,
no quiero problemas de celos... es divina... la amo tanto...
Lilian: tienes suerte, de haberla encontrado.
Gabrielle: tú también encontrarás el amor, eres una mujer muy hermosa, además de
inteligente.
Lilian: eso no te asegura el amor que tú quieres.
Gabrielle: lo sé, pero tienes que tener esperanza, que algún día serás
correspondida.
Lilian: gracias Gabrielle eres muy buena. No perderé la esperanza aunque la
persona que más me interesa no se fije en mí.
Gabrielle: tal vez algún día lo haga, no pierdas la fe.
Lilian: ella ama a otra persona, me lo dijo... solo espero que vuelva algún día
aunque sea con ella.
Gabrielle: será posible, creí que era mi amiga, y te cuenta más cosas a ti, que
a mí, incluso a Lindsay también le contó algo, estoy segura que por eso se separaron.
No pierdas la esperanza, porque si te cuenta tantos secretos a ti, debe sentir algo por
ti, aunque sea muy chiquito eso es una esperanza, seguro que te lleva en el corazón.
Lilian: sí, siempre me contó todas sus cosas, bueno algunas, pero algo es algo,
me tiene confianza, y eso me gusta. Me enamoré cada vez más de ella a medida que la
conocía, es un ser muy especial.
Gabrielle: sí lo sé muy bien. Iré con Xena.
Lilian: sí, las espero en el salón, así comemos.
Gabrielle: sí, gracias, me muero de hambre.
Lilian: ¿Cuándo no?
Gabrielle: que fama que me ha hecho mi guerrera, todas me dicen lo mismo, que
como mucho.
Lilian: disculpa, pero la fama te la haz hecho tú, cada vez que vienes te comes
todo.
Gabrielle: uyy... que graciosa... nos vemos luego.
Lilian: sí.
Gabrielle fue a buscar a Xena, para mostrarle la hermosa capa que le había dejado su
gran amiga Claudia.
Las amazonas que rodeaban a Xena, mientras les mostraba el chakram.
¡¡¡¡Ooooohhhhhh!!!!, que hermosa que está la reina...
Xena giró su cabeza tranquila pensando que se referían a Lilian, cuando vio a la barda
con esa capa roja, se le cayó la mandíbula.
Gabrielle: hola, ¿cómo están? (ninguna habló, se habían quedado mudas, le quedaba
de maravilla) miren mi capa, que bonita que es...
Amazonas: estas hermosa... (las cuatro al mismo tiempo, a Xena esto no le gustó
nada se puso enseguida celosa y muy tensa, por como miraban a la barda, se la comían
con los ojos, y ella así tan natural, pensó Xena).
Xena: Gabrielle, vamos.
Gabrielle: pero Xena, aún no me dijiste nada, ¿cómo me queda?
Xena: vamos (y la tomó del brazo y se la llevó, las amazonas se reían por lo
bajo)
Gabrielle: Xena, me lastimas ¿qué haces?
Xena: te dije bien, que no quería que te vieran tan hermosa, por los dioses
Gabrielle ¿qué pretendes de mi? todas se quedaron con la boca abierta, como estúpidas,
no soy de piedra, no me gusta que te miren así, que te deseen con los ojos, tú eres
solo para mí. (la tomó de la capa y la besó con pasión, quería hacerla suya ahí mismo,
Gabrielle supo las intenciones de Xena, así que la calmó, y la tomó de la mano)
Gabrielle: Xena cálmate, nos están mirando.
Xena: que aprendan.
Gabrielle: Xena... no... no sigas... en serio... soy una Reina... debo mostrar
respeto...
Xena: pues tú a mí, no me respetas, me excitas en cualquier lado, no tienes
compasión de esta pobre guerrera.
Gabrielle: uyyy, es verdad estás hirviendo... te juego una carrera a mi cabaña...
Xena: te sigo hasta el mismo tártaro, si es necesario... no te me vas a escapar..
Gabrielle: atrápame, guerrera...
Y así corriendo entraron a la cabaña de Gabrielle, y cayeron rendidas en la cama, Xena
le quitó la capa, pero cuando la tuvo en sus manos, le vino a la mente Claudia, ese
aroma, su esencia, parecía que estaba presente en esa capa, ahora sabía a lo que se
refería Gabrielle cuando la protegió ese día con la otra capa, había sentido la luz, la
paz, en ella.
Esbozó una hermosa sonrisa al recordarla, y se lanzó a amar a Gabrielle, con todo el
amor del mundo.
Después de varios días, de descanso y placer, decidieron irse de la aldea, Gabrielle le
dejó la capa de Claudia, la primera, a Lilian, para que cuando Claudia vuelva se la
pudiera devolver.
Gabrielle: si algún día vuelve, dile que me diste su capa, que es muy hermosa,
pero me hubiera gustado que me la hubiese dado ella, dile que nunca la olvidaré, pero
que en el fondo aun estoy enojada, por no dármela personalmente, por no despedirse de
mí. Adiós Lilian, te llevo en mi corazón. Adiós Ephiny, te quiero mucho.
Ephiny: adiós Gabrielle, cuídala Xena, o te las verás conmigo.
Xena: no te preocupes, la cuidaré, pues sin ella no vivo. Adiós Lilian.
Lilian: adiós, vuelvan cuando quieran, esta es su casa.
Y así Xena y Gabrielle siguieron con su vida de viajes y aventuras.
Pero con el tiempo Gabrielle volvería sola a la aldea...
Continuará... -(CUARTA PARTE)- * MEMORIA, LA HERMANA DE..., ADIOS A UNA AMIGA, DARTE UN
HIJO, NO TE MEREZCO*
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