Disclaimer: Como es de todos conocido, los Personajes de Xena, Princesa Guerrera Gabrielle y demás, pertenecen a Renaissanse Pictures, no es mi intención en ningún momento atentar con los derechos de nada, ni de nadie. El contenido de esta historia me pertenece y es realizada sin ningún ánimo de lucro.
Avisos de Historia: Esta es un relato alternativo de Xena y Gabrielle, el argumento que se desarrolla está trilladísimo pero aun así lo presento, espero que sea del gusto de todos.
Violencia: Poca
Palabras Malsonantes: Una que otra.
Dedicatoria: a todas aquellas personas que se molestan en escribirme, ellas son mi estimulo y para ellas son estas historias.

Pueden contactarme a masielmecia@hotmail.com Noviembre 2003 Venezuela


LAS FORMAS DEL ALMA

Por Masiel

-capitán, encontramos a esta chica escondida entre las cajas de provisiones, dice que desea viajar con nosotros, quiere que la llevemos- expreso Salceu calmadamente. La mujer cubierta de largas pieles grises aun no les daba la cara, seguía mirando distraída el mar.
-maldita sea Salceu me molestas para esto?... sacala de aquí!, échala al muelle, debemos zarpar, ya es tarde!. - la alta mujer casi escupió cada palabra, evidenciando su molestia.
-no! Por favor llevenme con ustedes... no puedo quedarme en este lugar- la joven rubia rogó con fervor a la espalda del capitán. Solo en ese instante pudo captar la atención de la alta mujer tras el sillón, esa voz calida que acababa de escuchar atrajo al instante el interés de la sanguinaria pirata, les dio la cara dándose la vuelta y acercándose a ellos.
La pequeña mujer envuelta en los brazos del segundo al mando en aquel barco, dejo de moverse y concentro sus energías en observar a la alta mujer que se acercaba a paso veloz. La capitán era una mujer de considerable altura, de contextura aparentemente delgada, esto era poco apreciable por la rubia pues su cuerpo estaba cubierto de abundantes pieles, su cabello era negro intenso, algo curtido por el polvo, lo llevaba por la cintura dividido en numerosas trenzas, su piel era bronceada muy bronceada quizás, tal vez a causa del sol de alta mar, su rostro era hermoso, aunque parcialmente ensombrecido por las rudas expresiones de la mujer y un parche de cuero que cubría su ojo izquierdo. Solo uno de sus ojos pudo ver, azul pálido era su color, un momento lo observo y no percibió ninguna emoción mas que la ira en el, una mirada perdida, vacía, fría.
-pero qué rallos te crees niña?!- espetó la capitán al rostro de la joven -este es un barco pirata, no es para andar de paseo!... ¿entiendes?.
-por favor no tengo a donde ir... - su dialogo fue interrumpido por la mujer mayor.
-no me importa!, no puedes quedarte...- hizo una pausa dándole de nuevo la espalda - ¿es peligroso,... acaso no sabes quien soy?
-eres Xena, la pirata, todos te conocen- dijo con firmeza la testaruda chica.
-corrección, todos saben quien soy pero nadie me conoce - corto secamente la mujer mas alta.
-Salceu, que esperas saca a esta niña de aquí... ¡ahora!
La mujer rubia se libero de las manos del hombre y se acerco a la capitán, con mirada suplicante dijo -NO, consérvame, puedo hacer cualquier cosa, se cocinar... y ayudare en lo que pueda,... no me eches.
Xena se quedo paralizada, absorbiendo todas las sensaciones posibles de aquella joven mujer, desde el momento en que paso por la puerta pudo percibir el suave aroma de su piel, una extraña combinación de flores y miel, la fuerza impulsiva de su temperamento, el calor de su aliento, todos sus sentidos en alerta bebiendo las agradables sensaciones. La joven rubia era osada, sin duda, no aparentaba temerle en absoluto, solo mostraba respeto.
-muy bien,... cocinar ¿eh? - dijo a la mujer que tenia en frente sin apartar en ningún momento su rostro del suyo. -cúal es tu nombre?
-Gabrielle, Gabrielle de Potedia- dijo rápidamente la chica.
-Potedia mmm... vienes de lejos niña, no necesitamos cocineros, ya tenemos uno, pero puedes ser útil para otras cosas- al terminar la frase, Gabrielle sintió un extraño escalofrió recorrer su espalda y se distancio un poco de la imponente mujer, pues esto último lo pronuncio la pirata con un dejo de ironía y una singular sonrisa sin gracia.
-llevala a uno de los camarotes- le dijo a Salceu -espera ahi Gabrielle, iré a verte después de que el barco este en marcha.
La joven le obsequio a Xena una autentica sonrisa de agradecimiento y evidente satisfacción por haber permitido quedarse.
-gracias.
-no me agradezcas nada- dijo tajantemente, y con el rostro exageradamente tenso - ahora retírense y pongan de una vez el maldito barco en marcha!.

*****

-es aquí niña- le dijo el segundo al mando a Gabrielle cuando entraron en la pequeña habitación que seria su camarote, Salceu había dulcificado los tratos con la joven, noto que la chica era agradable mientras no se le tenía que llevar la contraria. Gabrielle era una joven de no mas de veinte años, de estatura media y de hermosa figura, su piel era blanca y hacia gran contraste con la tostada de los piratas de la embarcación, su rostro era casi angelical y de sonrosadas mejillas, pero quizás lo que mas le impresionó a aquel hombre fueron sus ojos, los mas relucientes y altivos ojos verdes que halla visto jamás. Una chica encantadora.
-gracias, y disculpa de nuevo mi comportamiento, no quise causarte ningún problema- dijo apenada Gabrielle, con la mejor cara de consternación que fue capas de poner.
-no te preocupes pequeña, puedo cuidarme de la capitán- Salceu hablo en tono juguetón, pero la rubia percibía que lo que decía era en serio. -no salgas de aquí hasta que hables con la capitán, ella te dirá que hacer.
Gabrielle asintió y el hombre se retiro del camarote, cerrando la puerta tras su despedida, ya sola la chica se relajo y comenzó sus reflexiones. Bien Gabrielle y ahora qué?, no pudiste escoger mejor barco en donde huir que uno pirata? Y cono si fuera poco es el barco de Xena. Se había acostado en la pequeña cama de la habitación, coloco sus manos detrás de la cabeza, utilizándolas como almohada, suspirando de alivio. En aquel puerto no la querían y debía salir lo más rápido posible de allí y como pudo se coló en el barco, ahora era libre o por lo menos eso pensó ella. La fama de Xena la pirata, era conocida por todos, una gran asesina, sin escrúpulo alguno a la hora de obtener lo que desea, una mujer muy fuerte, malvada, salvaje.
No me pareció tan mala como dicen, mas bien me pareció triste, casi como si estuviera perdida, extraviada, sus ojos son extraños penetrantes y superficiales a la vez, bueno el que pude ver.¿ Que le habrá pasado en el otro? Dentro de sus cavilaciones la rubia se quedo dormida.

*****

-qué crees que haces al permitirle quedarse aquí?
-qué crees que haces tú al permitirle subir al barco? Es tu trabajo controlar estas situaciones!... ya esta aquí, y aquí se quedara- Xena y Salceu mantenían una larga discusión acerca de la presencia de Gabrielle en el barco, ya la embarcación estaba en marcha y los dos piratas se encontraban en la cabina del capitán. El hombre era conocedor de las intenciones de Xena con la chica, lo extraño era que la mujer morena tenía mucho tiempo sin descargar su energía sexual con nadie, y había algo en la rubia que desplegó esa parte de la indómita mujer.
-es casi una niña- le reprochaba el hombre -puedes tener a cualquiera- Salceu a pesar de ser un asesino casi tan mortífero como Xena, tenia sus limites, al igual que sus días de lucidez. Aunque nunca se opondría a una decisión del capitán, siempre se le tenía permitido expresar su descontento, percibía la inocencia de la chica y le parecía injusto que Xena se enfrascara en ella pudiendo estar con otra persona.
-pero no lo es!, y deseo estar con ella, así que dejemos esta conversación hasta aquí, ya estoy harta de hablar de este tema- la mujer estaba sentada en su gran sillón, tratando de establecer la ruta mas corta para llegar a la isla Hueso, deberían llegar allí en cuatro días, la mujer ansiaba llegar lo mas pronto posible a su destino, ya que había escuchado en la taberna del puerto que acababan de abandonar, que cerca del cayo rondaban varias embarcaciones muy fáciles de saquear, Salceu organizaba los mapas lo mejor posible para que Xena trazara prontamente la ruta a seguir.
Establecido el rumbo del barco, el capitán decidió por fin acercarse al cuarto de Gabrielle casi dos horas después de que la dejaran en aquel cuarto. La joven rubia se encontraba despierta y en pie, tratando de ubicar las pocas cosas que llevaba consigo en un pequeño zurrón.
-estas cómoda?- la voz grave de la alta morena la sobresalto, tomándola completamente desprevenida al no notar siquiera cuando abrió la puerta de la habitación.
-si gracias- dijo cabizbaja la joven Dioses... que alta e imponente es, qué precio tendré que pagar por este viaje? Se que no es muy amigable y es algo raro que me aceptara así como así. Gabrielle estaba muy asustada aunque trataba de aparentar todo lo contrario, repentinamente la habitación se le hacia mas chica de lo que era con la sola presencia de Xena y una inusual sensación de asfixia se apodero de ella cuando vio acercarse a la mujer mayor.
-Pues lo estarás mucho mas...- la pirata tenía incrustado en su rostro una sonrisa sátira, casi tan fría como el mismísimo color de sus ojos, se acercaba lenta pero persistentemente a la chica mi presa decía para si, acorralándola inevitablemente lo único que podía hacer Gabrielle era retroceder ante descubrir la creciente amenaza que se cernía sobre ella. La rubia se encontró repentinamente sin voz, deseaba gritar, correr pero no pudo, las largas espadas que colgaban de lado a lado del cinto de la morena se lo impedían, sentía miedo, desesperación por qué tanta tortura?... Es como si midiera cada paso.
-suéltame por favor... - Gabrielle reaccionó cuando se sintió rodeada por un fuerte brazo que se aferraba a la parte baja de su espalda, Xena acerco a su cuerpo al mas pequeño en un movimiento felino, calculado, sintiéndose encendida como una hoguera de deseo absorbió el torrente de energía que emanaba de su cuerpo y el que sentía surgir del otro -por favor no me lastimes- en los ojos de la chica se percibía el temor al igual que el inicio de sus lágrimas, el corazón le latía agitadamente y en un instante sintió sus rodillas ceder, sus brazos estaban apoyados débilmente en los hombros de su agresor en un gesto protector.
-tranquila Gabrielle, si te comportas bien te juro que no te lastimare- Xena tomo el rostro de la chica con su mano libre y empezó a besarla salvajemente, su excitación crecía al sentir la lucha inútil que mantenía Gabrielle entre su brazo y su cuerpo, agitando pies y manos para liberarse del ataque, la morena se pego mas a la chica tratando de tener mas contacto, en momentos estaba dentro de la boca de la muchacha revoloteando con su lengua sin tener ningún tipo de respuesta. La joven rubia mordió fuertemente la lengua de la morena provocando un breve chillido en esta, Gabrielle no desaprovecho la oportunidad y cuando Xena se aparto un poco de ella a causa del dolor le estampo una tajante bofetada en el rostro.
-maldita!! -le grito Xena mientras se llevaba la mano a la boca y palpaba la sangre que se acumulaba en ella, había retrocedido algunos pasos pero se percibía lo agitada que estaba la rubia por todo lo acontecido.
-tu te lo buscaste!- le grito Gabrielle entre jadeo y jadeo, Xena retrocedió aun mas y dándole la espalda le dijo.
-pagarás por esto niña, no se quedara así- tras la amenaza la joven vio salir apresuradamente a la morena, y la escucho gritar a sus subalternos que la claustraran en aquel cuarto, que ahora parecía mas sombrío y escuálido que antes.
La rubia se convirtió en un mar de lágrimas de frustración e imprevista soledad, algunas horas después recibió otra visita, con intenciones totalmente diferentes.
-te a asustado verdad pequeña?- pregunto Salceu cortésmente a la figura inmóvil sentada en una butaca.
-ella... quiso, trato... de... ella me quiso tomar - por fin pudo articular Grabielle entre silenciosos sollozos, hablaba sin mirara al hombre que ya se había posado en la cama -me beso.
-y qué sucedió entonces?- insto el hombre totalmente interesado.
-le golpee el rostro- contesto Gabrielle mirando por primera ves los ojos castaños de aquel hombre.
-y por eso te a encerrado aquí verdad?
-si.
Salceu no tenia certeza de por que necesitaba conversar con esa muchacha, vio a Xena salir de allí como un demonio y gritando y ordenando a todos sus hombres para que aceleraran el movimiento del barco, y también escucho cuando ordeno que nadie se acercara a la habitación de la rubia, la curiosidad se apodero de el y decidió saber las razones de la desigual explosión de temperamento de su capitán.
El hombre se puso de pie y observando el rostro de la joven le dijo.
-eres afortunada- ante el desconcierto de la rubia prosiguió -pocas personas se han atrevido a golpear a la capitán, y las que lo han hecho las a matado inmediatamente- hizo una pausa, ante la expectación de Gabrielle continuo -eres afortunada porque aun estas con vida, sea por la razón que sea no te a dañado.
-yo no pedí esto, yo no la hubiese golpeado si ella no me hubiera atacado - dijo la mujer alteradamente poniéndose en pie -no le e dado motivos para que piense que quería que me besara,... no se por que lo hizo.
-porque te desea, es indudable de que ese fue el motivo de tu permanencia en este barco - la rubia estaba con la boca ligeramente abierta tratando de asimilar toda la información -no seas ingenua, Xena desea estar contigo y déjame decirte que es una persona de escasa paciencia, si no consigue las cosas por las buenas simplemente las toma y ya- el fornido hombre salido de la pequeña habitación dejando a Gabrielle en un peor estado del que ya se encontraba.

*****

Transcurrieron dos días desde el incidente, Xena ordeno a Igor que le levantaran el encierro a Gabrielle, este se había encargado de darle comida a la chica en su cautiverio.
Durante ese tiempo, las actividades en la embarcación fueron muy agitadas, la capitán tenía previsto llegar pronto a la isla.
-la liberaste?
-esta mañana le ordene a Igor que la sacara de la habitación.
-y qué vas ha hacer con ella?
-por ahora nada- Xena hizo una pausa mientras se agitaba un poco el largo cabello ante la brisa marina -primero debemos llegar a Huesos, después veré - ante este comentario se rió. No se que me ocurre contigo Gabrielle, quiero tenerte, pero este no es un deseo como cualquier otro es diferente...
Antes de llegar a la isla, en pocos momentos se encontraron, Gabrielle trataba de mantener la mayor distancia posible con la capitán, aunque pudo notar que ella en ningún momento trato de acorralarla, esta actitud la mantenía aliviada aunque no disminuía para nada su temor y desconcierto. No ha querido tocarme de nuevo... eso es bueno, solo espero que se mantenga así hasta que logre marcharme de este barco. Gabrielle solía salir en las noches a recorrer la cubierta del barco, aunque no veía a nadie mas sabia que no estaba sola, sentía la presencia de ella oculta en las sombras.

*****

-matad! Matadlos a todos!!- eran los gritos de Xena a sus hombres, por fin habían llegado a la isla, acabaron con una embarcación entera sustrayendo oportunamente todos sus bienes, fue una pelea terroríficamente sangrienta, Gabrielle observo atónita como Xena degollaba y cercenaba a decenas de hombres en unos minutos, ayudada por sus seguidores. Debido a la sorpresa del ataque la pelea les favoreció y termino en menos de una hora. La joven estaba protegida por dos hombres asignados por Salceu, pero en donde se encontraba observaba claramente todo lo que acontecía. Una segunda embarcación estaba a orillas de la isla, parcialmente sola, pues sus tripulantes ya habían desembarcado, también fue saqueada y sus ocupantes asesinados. Con una eminente victoria los piratas regresaron a la nave.
-déjame ayudarte- Gabrielle observaba mientras Xena trataba de lavarse una profunda herida en su hombro izquierdo, sin proponérselo no pudo evitar ofrecerse a colaborar. La pirata no había advertido su presencia, al escuchar su voz se sorprendió.
-no te preocupes, es solo un pequeño corte- la mujer morena trataba de parecer despreocupada, pero la verdad el corte era grande y sangraba abundantemente
-insisto, necesitaras unos puntos allí- sin ningún miedo por parte de la joven, se acerco y comenzó a apartar la tela que había colocado Xena en su hombro desnudo para parar la hemorragia.
-no deberías hacer esto- dijo la rubia lo mas dulce que pudo mientras eficazmente lavaba el corte con agua clara.
-hacer qué?- la mujer morena estaba casi en trance, sumergiéndose en el dulce aroma de la rubia y de sus leves roces con la piel de sus manos mientras le curaba la herida. Bueno como matar a decenas de personas como si fueran moscas! Pensó la chica, mientras apartaba por un momento la vista del corte y se perdía en la mirada distante de la otra mujer.
-pelear con esas personas inocentes y robarles su dinero- una carcajada carrasposa se escapo de la garganta de Xena, muy divertida ante la osadía y las ocurrencias de Gabrielle.
-por si no lo has notado yo soy pirata, mato personas por sus riquezas, eso es lo que soy y eso es lo que hago - la morena se expreso hoscamente mas de lo que pretendía.
-puedes cambiar, puedes retirarte, de seguro tienes riqueza suficiente para subsistir sin mas asaltos- Xena relajo sus facciones ante el triste alegato de su compañera, se percato de la leve punzada producida por la aguja que delicadamente cernía Gabrielle por su piel cerrando el corte.
-eso es imposible, dónde estaría la diversión en eso?- la rubia no contesto, termino con la curación y simplemente se retiro.
Qué quieres de mi Gagrielle? Qué me convierta en una buena chica, yo no soy una buena chica, es eso lo que pretendes? Tras sentir el distanciamiento de la pequeña mujer, la capitán decidió salir de cubierta y adentrarse en su cabina.

*****

Los días trascurrieron, las dos mujeres se acercaron mas la una a la otra mientras compartían largos ratos de platica en los que Gabrielle revisaba los progresos del hombro de Xena al igual que otras heridas menores producto de la reciente lucha. Pero ninguna de las dos hablaba de su pasado, Xena no quiso describir las razones por las cuales se hizo pirata y la rubia no le dio a saber a la mujer mayor por que era perseguida en aquel puerto.
-qué te ocurrió en el ojo?- pregunto la joven mientras cubría el hombro de Xena con un abrigo tras realizarle su ultima revisión.
-no deseo hablar de eso- contesto la pirata mientras le daba la espalda a la rubia, actitud recurrente de Xena cuando se sentía incomoda.
-déjame verlo- insistió.
-NO!, no déjalo.
-esta bien, lamento haberme entrometido- esta ves estaban en la cabina de la capitana, Gabrielle estaba a punto de retirarse cuando entro a la habitación Salceu.
-capitán.
-qué pasa?- pregunto algo fastidiada.
-estaremos en puerto en seis días, la noche parece tranquila, y los hombres desean hacer una juerga, necesitan su permiso- dijo atragantadamente el hombre, evidentemente emocionado en espera de la respuesta.
-no le veo el problema, háganla pero es necesario mantener cuatro hombres vigilantes, no podemos descuidar el barco, sortéense los puestos, los desdichados permanecerán sobrios y atentos - Salceu sonrió ampliamente y asintió saliendo de nuevo por la puerta.
-juerga?- pregunto Gabrielle -tu no participas?
-a veces, lo hago cuando Salceu se queda al mando, no puedo dejar el barco en otras manos no confió en nadie mas, si el participa yo vigilo, cuando deseo emborracharme el se queda en mi lugar a cargo de todo.
-buen plan- aporto la joven mujer.
-si, hay que estar atentos siempre, nunca sabes cuando se puede alzar una rebelión contra ti ¿sabes?
-tienes razón.
Como se esperaba al llegar la noche se desarrollo la muy esperada fiesta por los hombres de aquella embarcación, entre comidas y grandes cantidades de vino trascurrió la noche. Gabrielle se había ido a su habitación antes de la juerga, a media noche la mayoría de los hombres estaban borrachos y esparcidos por todo el barco, la mayoría pero no todos.
-carne fresca hoy comeré carne fresca- decía Igor mientras se colaba en la habitación de Gabrielle, el fuerte hombre había esperado a que todos se durmieran para adentrarse en la habitación de la chica, desde los días en que le llevo la comida al cuarto mientras esta estaba encerrada había deseado someterla a sus lujuriosos deseos, pero se contuvo sabiendo que era la nueva mujer de la capitán. Pero para él la espera ya había sido suficiente, Xena no presentaba ningún interés aparente por la joven, entonces no se molestaría si la poseyera, no tendría ningún problema ¿no es así?.
-qué hace aquí!! - grito Gabrielle mientras observaba al corpulento hombre lanzarse sobre ella.
-vas a ser mía, mujercita... hoy sabrás lo que es un verdadero hombre - la rubia totalmente asqueada por el apestoso aliento del pirata en su rostro, tuvo que reprimir su creciente deseo de vomitar, el hombre aprisionaba sus manos con las suyas empujándolas a la cama, mientras aplastaba su cuerpo con el mas grande, para la pequeña mujer era imposible defenderse de ese ataque en donde no poseía ninguna ventaja.
-no lo hagas, no lo hagas suéltame.
-cállate zorra- dijo el hombre mientras la golpeaba, tomo sus dos manos con una de las suyas y con la mano libre comenzó a toquetearle todo el cuerpo, riéndose tratando de besarla.
-déjate besar!!- Gabrielle lloraba a horrores, y su conmoción fue en aumento al percibir que el sujeto intentaba quitarse el pantalón.
-NOO!!!!
-qué sucede Igor acaso estas sordo? O no entiendes lo que es un rechazo?- una voz gélida y seca se coló desde el umbral de la puerta hasta la habitación en penumbras. Gabrielle sintió como se paralizó el enorme cuerpo que se encontraba sobre el suyo y se permitió respirar de puro alivio.
-caa... capitán, Señora... yo este.. - el pobre hombre se puso en pie rápidamente, trataba de ubicarse la ropa en su sitio, dio una rápida vista a la mujer que yacía en la cama y de nuevo dirigió su atención a la capitán, sudando y temblando de nervios.
-tu qué?- exigió Xena en el mismo todo, acercándose peligrosamente al hombre musculoso, que daba la apariencia de un cordero asustado apunto de ser caza.
-lo lamento señora yo no quise... fue el vino yo no hubiera... - la mujer desenvaino la espada y tenso el cuerpo.
-no! no me mate!... se lo ruegoo... no!- el hombre se arrodilló ante ella suplicando el perdón.
-ya es tarde, pagaras por tu osadía- de un solo movimiento el filo de la espada atravesó el cuerpo del hombre, separando su cabeza de su cuello, la cabeza golpeo las patas de la cama mientras el cuerpo inactivo cayó al suelo llenando de sangre la fría madera.
Gabrielle no podía creer todo aquello, permaneció inmóvil y en completo silencio sin respirar siquiera, presenciando el asesinato a sangre fría y sin ningún tipo de remordimiento por parte de Xena, sus ojos estaban despavoridos ante la escabrosa visión de la inerte presencia de la capitán, sosteniendo descuidadamente la espada ensangrentada, con la cabeza gacha observando los restos del hombre muerto esparcidos por su cuarto, la expresión de su rostro era serena, firme, sin prestar atención exagerada por lo ocurrido.
-desgraciado- pronuncio Xena tomando la cabeza del hombre con una sola mano, la rubia estaba acurrucada a un lado de la cama, casi a punto del desmayo.
-lamento lo ocurrido, no se volverá a repetir, ven conmigo te quedaras en otro cuarto, este no será aseado hasta mañana- la capitana guardo la espada y espero pacientemente mientras la joven decidía salir del camarote. Al salir de la habitación Gabrielle recordó las palabras que le había dicho Salceu si no consigue las cosas por las buenas simplemente las toma y ya se repetían en su mente durante el trayecto a su próximo cuarto, la joven mujer comprendió lo afortunada que era por despertar en esa mujer sentimientos que le había impedido dañarla. Desde allí comenzó a temer realmente por su vida.
-qué harás con eso? - quiso saber Gabrielle después de haber sido instalada en su nuevo camarote.
-lo clavare al asta en donde todos puedan verlo, será un pequeño recordatorio, quiero que les quede claro que no pueden desobedecer mis ordenes y el próximo que intente hacerte daño pagara con las consecuencias - la chica permaneció en silencio -buenas noches Gabrielle- la capitán partió de allí con su particular carga.
Al día siguiente todos los marinos observaban incrédulos la cabeza de Igor clavada en un asta, al igual de cómo su cuerpo era lanzado al mar sin ceremonia, todos fueron reunidos y enterados de lo trascurrido la noche anterior de la misma vos de la capitán, ninguno objetó, ninguno opinó.
Tras petición de Gabrielle la cabeza del hombre también se arrojo al mar al atardecer, era desagradable observar como las aves la picoteaban para obtener una muy preciada carroña.

*****

No puedo resistirlo mas, necesito sentirla, acariciarla, de esta noche no pasara te tendré envuelta en mis brazos. Era de noche, una noche tranquila aunque la brisa era medianamente fuerte, la resplandeciente luna alumbraba claramente el camino hacia el cuarto de Gabrielle. Xena estaba decidida y no la dejaría en paz hasta que alcanzara su cometido, dentro del cuarto de la chica solo una vela junto a la cama daba luz al recinto originando sombras cambiables producto del movimiento del barco, la capitán solo llevaba una larga bata que cubría su cuerpo, no tenia consigo ningún tipo de armas.
La rubia dormía de lado, apoyada de su costado derecho, se sobresalto al sentir el calor de otro cuerpo pegado al suyo.
-pero que?! Qué ocurre?!- trato de levantarse, pero fue sujetada por un larga brazo y ubicada nuevamente en la cama.
-Gabrielle...- se quedo inmóvil al escuchar esa voz, comprendiendo claramente que era Xena quien se amoldaba a su cuerpo por la espalda, sintió su olor, la respiración calida en su cuello, el corazón agitado pegado a su espalda, sus senos aprisionándola, por un momento cerro los ojos y dijo.
-Xena que haces.
-Gabrielle por favor... te deseo tanto.
-no quiero esto Xena- la mano que la sujetaba comenzó a desabrochar lentamente los botoncitos de la bata hasta llegar al último, la rubia no la detuvo, demasiado era su temor para hacerlo, su cuerpo se agito al ser despojada de su ropa quedo completamente desnuda y de espaldas a la cama cuando Xena la giro. La joven mujer no decía nada, trataba de transmitir con sus ojos angustiados todo el temor que tenia y que no deseaba que ocurriera aquello, pero fue inútil.
-solo relájate, lo disfrutaras... lo prometo - a pesar de sentir su rigidez la pirata conservó su posición y comenzó a palpar el cuerpo que tenia al lado, los hombros, el pecho, el valle de sus senos, recorriéndolo todo con su mano sin detenerse en un lugar especifico, llego al vientre de la joven y sintió la agitación que produjo esta caricia en el pequeño cuerpo, besando el cuello de la chica dijo -eres preciosa- y condujo su mano hacia sus caderas acariciando el área.
Pronto dejo su caricia y se deshizo de su propia ropa, Grabrielle observo su cuerpo, el bronceado de su piel, sus largas facciones, gracias a la claridad otorgada por la vela también se percato de las diferentes cicatrices regadas por el cuerpo de la pirata, pocas en realidad considerando su trabajo, era realmente bella, de cuerpo fibroso, Xena se había acicalado, no se le veía la piel curtida como cuando la miro por primera vez y su cabellera brillaba en la oscuridad sin ningún rastro de polvo, la llevaba suelta, las trenzas se las quito. La joven rubia se debatió al sentir como Xena subía a ella, esta vez no lucho, se entrego a los deseos de la capitana, sabia muy bien cual seria su castigo si se negaba al apetito de la pirata si no consigue las cosas por las buenas simplemente las toma y ya, nuevamente escucho a su mente decir, si de todas maneras tengo que pasar por esto es mejor salir lo mas ilesa posible.
Xena dividía las piernas de la chica con una de las suyas, con su mano izquierda amasaba uno de los pechos de la joven mientras la besaba, los besos fueron tranquilos y algo nerviosos por parte de ambas, la capitán no estaba cargada de la misma ansiedad del primer encuentro, deseaba hacer las cosas bien, quería dar el mayor placer posible a Gabrielle responde, eso esta bien, todavía esta nerviosa pero pronto se le pasara pensó la pirata mientras la besaba. La rubia sentía su cuerpo acalorarse por las caricias recibidas, aunque le costara creerlo le gustaban los besos que le daba Xena hasta ahora había sido muy dulce y cuidadosa, aunque hiciera caso omiso a su ruego tácito, las pequeñas manos de la joven estaban apoyadas de los hombros de la pirata cubiertos de la abundante cabellera de la mujer.
La morena dejo de deleitarse con los labios de su compañera y se fue en descenso por las pendientes de su cuerpo, de un solo bocado se introdujo el pequeño seno de Gabrielle chupando de el y acariciándolo con roces de su lengua. La pequeña mujer gimió y despego la espalda de la cama al sentir la tibia caricia en su pecho, abrió los ojos de golpe y bajo la vista pero el cabello del capitán le impedía ver gran cosa. Xena de un seno pasó al otro succionando más rápido y con más presión, el caliente líquido que chocaba con su muslo la incentivo a ir más allá, saco otro gemido de la garganta de la chica tras mordisquear delicadamente el pezón de la joven.
-quítatelo- ordeno la mujer menor.
-qué?- Xena levanto su rostro en dirección al de la otra mujer.
-quítate el parcho, deseo ver tus dos ojos- la joven necesitaba ver los sentimientos que Xena sentía por ella, necesitaba saber que aquello no era solo un intercambio de carne y deseo, que era algo mas, ella merecía algo mas, la pirata no lo permitió, una muralla insensible protegía todo su rostro.
-NO -gruñido.
-déjame verlo, o si no...
-o si no qué??- dijo la capitana mientras se acomodaba para penetrar a la rubia, antes de hacer la pregunta ya tenia dos dedos colocados en su abertura.
-ahh- exclamo la mujer al sentir el contacto directo con su carne, Xena se deslizo entre el abundante liquido separando las paredes de la chica con sus dedos, pero a medio camino se topo con una barrera.
-dioses Gabrielle... eres virgen- fue el ahogado comentario que pronuncio Xena en su cuello, el deseo por aquella mujer aumentó radicalmente al saber que no había sido tocada por nadie mas, saco sus dedos de ella para luego introducir solo uno y comenzó a empujar con consistencia hasta que su virginidad se derivó, un gemido se coló de la boca de Xena al sentirse completamente dentro de la muchacha, con besos suaves en el cuello y los hombros quiso apaciguarla mientras ella se sujetaba de la espalda ardiente y humedecida de la morena, con empujones lentos se movió dentro de ella hasta colmarla de placer, Gabrielle se pegaba mas a su cuerpo y gemía a la pauta de los movimientos de la otra mujer, no sintió dolor al ser atravesada, después de los movimientos acelerados de su cuerpo se hundió en una gran sensación de tristeza y desasosiego.
-ya terminaste?- la voz de la rubia sonó hueca al resonar en las oscuras paredes de la ahora silenciosa habitación, Xena que estaba a su lado sintió como un frío gélido se colo en su pecho.
-qué?
-quiero que te vayas- la chica casi se echaba a llorar con cada palabra que decía. Gabrielle le daba la espalda a la capitana y estaba oculta de cuerpo entero entre las sabanas.
-Gabrielle no quiero irme, deseo estar contigo- la pirata rogaba a su compañera el permitirle estar más con ella, pero sus sentimientos se minaron de tristeza al saber que la mujer con que compartía la cama no la quería y despreciaba su presencia.
-vete, déjame sola- dijo al fin Gabrielle antes de ahogarse en un llanto afligido.
Xena se levanto de la cama en silencio tomo la ropa del suelo y se la puso, el cuarto estaba completamente a oscuras, la vela ya se había apagado, con gran pesar se salio de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

*****

En dos días llegaron a tierra, durante los mismos a Xena no se le vio en cubierta, permaneció encerrada en su camarote bebiendo excesivamente tratando de desmayarse por el exceso de alcohol, pero no lo consiguió, sin alimentarse y ver la luz del sol su apariencia era deplorable, pero poco le importo. En el barco todos estaban curiosos por saber que ocurría, este estado de hibernación de la capitana no sucedía con frecuencia, pero nadie pregunto, nadie se atrevió a indagar sobre el asunto, seria un acto de suicidio el tratar de investigar en la intimidad de Xena, de conocer el por que de su sufrimiento ni siquiera Salceu quiso intervenir, pero todos sabían la razón sin preguntar, Gabrielle.
Esa mañana Salceu entro a la habitación de la capitán tras tocar sin obtener respuesta, le costo algunos segundos el poder ubicarse entre la oscuridad del lugar.
-capitán Gabrielle se marcha,... dice que se quedara en este puerto- Xena le daba la espalda al hombre, pasaron largos minutos sin intercambiar palabra, tantos que Salceu pensó que la capitán no había oído palabra.
No siente nada por mi, me deje llevar por las emociones y la tome... sin ella quererme le hice daño, mucho daño, es mejor que se quede debe odiarme...
-capitán?- repitió el hombre manteniendo distancia.
-déjala ir- Xena tubo que aclararse la garganta antes de hablar, y a pesar de estar bebiendo dos días consecutivos sin parar estaba borracha pero sabia lo que decía y lo decía claramente, se giro y frente a Salceu...
-si desea irse que nadie se interponga.. asegurate de ello.
-si capitán-
-todos ustedes podrán quedarse aquí dos días y sus respectivas noches, al amanecer del tercer día los quiero todos aquí- ordeno en todo indiferente.
-y tú no iras a tierra-
-no me quedare aquí- Salceu se retiraba cuando... -oye Salceu, cuando compres las provisiones trae mas vino- el hombre asintió y partió.

*****

Para Gabrielle las cosas fueron iguales o peores, deseaba hablar con Xena conversar de lo ocurrido, pero simplemente ella se aparto. La pequeña mujer estaba muy confundida y perturbada, su mente y corazón enfrentaban opiniones diferentes, la verdad es que Xena se comportó delicadamente con ella y con sus caricias se sintió muy bien, olvidándose un poco del miedo que sentía por esa mujer. Anhelaba preguntarle muchas cosas a la morena, era necesario para ella el conocer si eso lo que compartieron no era solo un intercambio carnal común y corriente, deseaba saber que era ella para la pirata, Xena se mantuvo distante y mientras la amaba no la miro en ningún momento.
La rubia durante esos dos días salía en las tardes y en las noches de su cuarto tratando de toparse con la pirata, pero ella no deseaba ser vista, así que Gabrielle hizo su último intento por acercarse a la capitán diré que me quedare en el puerto, si ella siente algo por mi no me dejara partir y así podremos hablar pensó la chica pero eso no resultó. Gabrielle se quedó en el puerto completamente desilusionada por el desinterés de Xena por su partida y con la certeza de que solo fue un trozo de carne comido y digerido sin ninguna diferencia del resto tomo lo que quiso, ya no valgo mas para ella.

*****

-qué desean de beber?- pregunto nervioso el dueño de la posada.
-para los hombres cerveza y la mujer de la mesa de fondo vino- Salceu estaba sentado cerca de la barra pidiendo la bebida y comida necesaria para la tripulación, la capitán decidió desembarcar en esa pequeña costa y descansar un poco de la rutina del mar, a demás de que sus hombres deseaban contacto con chicas.
De la cocina salio una hermosa mujer cargando los numerosos cuencos con comida para los marineros.
-mucho movimiento hoy, que bueno que tenemos comida para todos- comento la hermosa mujer al hombre que atendía la barra.
-si cielo, por favor atiende a la mujer de la mesa de fondo, no a pedido comida aun pero esta consumiendo vino.
-muy bien- todos los hombres estaban sentados en una gran mesa, riéndose estruendosamente y disfrutando de la bebida, ninguno de ellos prestaba gran atención a los cotidianos clientes del lugar, el dueño de la posada un hombre joven no mayor de treinta inviernos estaba algo nervioso por la presencia de aquellos rufianes en su local, pero sabia sobre manera que no podía escoger a sus clientes y mientras no dieran problemas tendría que atenderlos a todos por igual, la cocinera de aquel lugar a diferencia del cantinero ni se molesto en divisar quienes eran aquellos hombres tan escandalosos, tan habituada a su rutina diaria solo se limitaba a ejecutarla.
-desea comer algo o le traigo mas vino?- Xena siempre le gusto estar distanciada de las personas, cuando frecuentaba un lugar público recurría al sitio mas rezagado del bullicio y de las multitudes tal como hoy, tenia la cabeza gacha y revolvía en círculos el escaso contenido de su jarra a la espera de que le sirvieran otro trago.
-Gabrielle... -parecía mas a una pregunta que una afirmación, la pirata reaccionó inmediatamente al escuchar la melodiosa voz de su amada.
-Xena pero qué haces aquí?- Gabrielle no lo podía creer, y casi se le cae al suelo la jarra de vino, después de dos años tratando de olvidarme de esta mujer esta de nuevo aquí en frente de mi.
-Gabrielle te he buscado tanto... no te imaginas las ganas que tenía de hablar contigo- a Xena se le ilumina el rostro con la súbita presencia de la pequeña mujer, pero la rubia no compartió la misma alegría.
-no tenemos nada de que hablar- la rubia trató de alejarse pero es detenida por una mano veloz que la obliga a sentarse junto a ella, el movimiento pasa inadvertido para los demás.
-por favor escúchame... -mucha tensión, las dos mujeres estaban muy nerviosas como para apreciar las cosas con claridad, Xena mantenía retenida a Gabrielle de su brazo izquierdo.
-qué es lo que vas a decirme Xena?- increpo en tono molesto.
-no tienes ni idea de cuanto he ansiado estar cerca de ti, contar con tu presencia- la capitán hablaba desde el fondo de su corazón y por un instante sintió como toda la bulla de aquella taberna se esfumaba. -Gabrielle yo... yo te quiero.
-no seas tonta Xena de qué rallos estas hablando?- el enfado ganaba terreno en Gabrielle al igual que su viejo resentimiento -querer tú?, si tu no quieres a nadie.
-no seas así, no he podido estar con otra persona después de ti, no quiero a nadie más.
-como te podrás dar cuenta yo si he podido- Xena no tuvo más que decir, sabía que Gabrielle se refería al hombre que manejaba la posada, soltó el brazo de la chica pero esta no se alejo. Desde la distancia eran observadas tensamente por el tabernero.
-cómo has podido casarte? Por estos lugares son muy pudorosos - la capitán hablaba sin expresión alguna, mantenía perfil firme y erguido de un solo sorbo de bebió el resto del vino, quería molestar a Gabrielle, ya no era casta y ese era un requisito importante para poder casarse con un partido decente.
-solo le dije la verdad y el aceptó- la joven mujer mantuvo el mismo tono de voz durante toda la conversación, frió.
-la verdad?
-sí, la verdad, le dije que me había montado en un barco pirata por error y allí fui violada por el capitán, a el no le importó y me aceptó- la rubia la observaba detenidamente cada una de las expresiones de la morena, como le palideció el rostro en segundos y por un momento pensó que expulsaría el vino que había consumido.
-violado?- Xena no salía de su asombro, sus facciones se transfiguraron por completo, no se esperaba esto en lo mas mínimo. -eso fue lo que sentiste?- cuando Gabrielle iba a contestar fueron interrumpidas.
-sucede algo amor?- pregunto el tabernero a Gabrielle, la mujer se puso en pie y colocó su mano en el hombro de él.
-no Perdicas, solo hablaba un poco con nuestra visitante pero ya hemos terminado- sin decir mas Gabrielle se desapareció tras la barra, dejando a solas a su esposo y a Xena.
-desea mas vino?
-no, ya he tomado suficiente- la pirata dejo el hombre inseguro de que fue lo que realmente había ocurrido allí y tal como lo hizo Gabrielle, ella también se retiro.

*****

-nos están siguiendo desde hace horas.
-lo sé- Xena estaba instalando el campamento, ella y su joven acompañante decidieron quedarse en ese pequeño claro antes de continuar a casa, el camino se hacia mas oscuro y era riesgoso continuar.
-voy a ver quien es y por que nos sigue- dijo el hombre que acompañaba a la morena.
-no, espera, se quien es puedo olerla.
-por qué nos sigue? Esto es peligroso y no quiero que te hagan daño.
-tranquilo, nadie me hará daño, puedo defenderme sabes? No se que es lo que quiere pero creo que pronto lo sabremos, no hay que apresurarla- la morena ya estaba recostaba y se encontraba extrañamente feliz por esa pequeña persecución de Gabrielle, tenía días siguiéndolos desde una villa distante hasta su casa.
Gabrielle ya tenía meses siguiendo el rastro de la pirata, de puerto en puerto se dirigió por la costa con la intención de tener noticias de la embarcación que comandaba, cuando por fin dio con ella se desilusionó mucho al saber que ya no estaba allí, Salceu era ahora el capitan y no tenía ni idea del paradero de Xena. Solo a través de rumores fue como pudo dar con ella.
Quien será ese hombre? Es muy atractivo pero es muy joven para ella, es mas joven que yo. Gabrielle permaneció en vela mientras los dos campistas dormían.
-bueno ya estas en casa, seguro qué no deseas nada mas?
-no, gracias pero ya puedes irte, preparare el conejo que casé esta mañana.
-muy bien pero me preocupa la presencia de esa mujer que nos ha estado siguiendo.
-déjame eso a mi, y vete te deben estar esperando- de un dulce beso en la mejilla el delgado hombre se alejo de la cabaña de Xena.
Al fin llego la oportunidad de acercarme. Tras la partida del joven, Gabrielle se acercó a la cabaña, tratando de dar con Xena, al rodear la casa se percató de que la mujer morena estaba detrás despiezando el conejo expertamente con una pequeña daga. Se quedo allí un momento solo observando, vestía de pantalón y camisa, el cabello lo llevaba recogido en una cola floja, no llevaba su habitual parche.
-de visita?- la voz de fondo la saco de sus pensamientos, Xena no la veía, seguía concentrada en quitarle la piel al animal.
-me invitas a cenar?- un poco titubeante se acercaba la rubia acortando las distancias entre ambas.
-no creo que me siguieras solo para comer conejo, a qué has venido Gabrielle?- Xena soltó el animal en la pequeña mesa cerca al lavadero, le dio la cara a la rubia y esta pudo observar por fin lo que ocultaba con celo. Un gran corte en forma diagonal de izquierda a derecha surcaba por encima del ojo desde la ceja hasta el nacimiento de la nariz, la cicatriz no era grotesca pero evidenciaba la profundidad que había tenido la herida.
-quería verte... hablarte- Gabrielle estaba realmente conmovida por la cicatriz que años antes le prohibieron ver.
-bueno pues ya lo has hecho, deberías irte pronto anochecerá y por aquí es peligroso viajar.
-acaso no querrás que me encuentre con el hombre con quien estas?- Xena se sorprendió y fascino ante el repentino tono molesto y celoso de Gabrielle.
-te refieres a Solan? El no volverá, bueno por lo menos pronto no- dijo Xena burlona mientras se colocaba a escasos cuatro pasos de Gabrielle. La rubia se mantenía rígida, tratando de aparentar una fortaleza que no tenía.
-quién es él?
-es mi hijo.
-tu hijo?!!
-si, es mío y de un antiguo amigo pirata, el vive con su padre, solo estaba de visita por aquí-Xena se alejo de la rubia y se dispuso a cocinar el conejo, ante la mirada atontada de su visitante.
-oh, yo pensé...
-que pensaste?
-nada, ya no tiene importancia- Gabrielle continuo -Xena yo te mentí, en ningún momento me sentí abusada por ti aquella noche, en realidad lo que hiciste me gusto- la rubia hizo una pausa para recuperar fuerzas y Xena parecía no importarle lo que decía -es solo que me sentí usada, me tomaste hiciste lo que tenías que hacer y luego te apartaste, sin siguiera mirarme, no lo hiciste ni una sola vez en toda la noche- Gabrielle se detuvo al enredarse con las palabras, Xena con expresión desolada se acerco de nuevo.
-lo siento, siento haber tomado algo que no me pertenecía y siento el haberte perjudicado tanto- la rubia continuaba en silencio -es triste saber que la mejor noche de mi vida fue un suplicio para ti, es triste no haber podido trasmitirte todo lo que sentía por ti en aquel momento, no pienses que fue solo sexo Gabrielle porque no fue así.
-oh Xena, yo tenia tanto miedo, miedo de todo, miedo de ti, como iba yo a saber que... -la rubia fue interrumpida cuando trataba de abrazar a la pirata, Xena se aparto de su abrazo.
-por qué no me detuviste?! si no querías... por qué me dejaste continuar?!
-Salceu me advirtió de que si me negaba lo harías a la fuerza, yo no quería que me lastimaras - Gabrielle bajo el rostro un poco avergonzada por lo que estaba revelando.
-yo nunca te hubiese lastimado, ese maldito de Salceu...!!!
-y cómo iba a saberlo Xena?
-me deje llevar por tus gemidos, por como te pegabas a mí mientras yo avanzaba, tu corazón latiendo fuertemente en mi pecho, creí que todo estaba bien, que todo salía bien, oh dioses! pero que te he hecho... - la morena se tono la cabeza entre las manos en un gesto de frustración, esta ves se dejo abrazar por la pequeña mujer.
-no te atormentes todo fue una confusión, una maldita confusión.
-Gabrielle no puedo ver- la rubia se separo un poco de Xena para poder apreciar su rostro.
-Qué?
-deje el barco porque no puedo ver nada- Gabrielle abrió y cerro la boca sin emitir sonido, se quedo completamente sin palabras.
-hace mucho tiempo tuvo una fuerte pelea y en un descuido mi contrincante me corto el rostro con su espada el dolor era terrible y no podía ver nada por la acumulación de sangre en mi ojo, extraordinariamente el ojo no sufrió ningún daño, mientras trataba de recuperarme recibí un fuerte golpe en la cabeza que me dejo inconsciente por días, el que me atacaba creyó que me había matado y huyó cuando llegaron mis hombres a rescatarme, cuando desperté estaba en el barco y ya me habían cosido, mi visión era perfecta.
-pero qué paso? Por qué llevabas el parcho entonces?- pregunto agitaba Gabrielle mientras se sentaban para seguir la historia.
- con el pasar de los meses deje de percibir los colores, solo mis ojos podían reflejar el blanco y el negro, luego las formas se mezclaban y se volvían abstractas, cuando estuviste en el barco ya llevaba meses sin reconocer formas, identificaba a las personas por sus pisadas, su voz, su olor, con la perdida de la visión mis otros sentidos de incrementaron el doble de los normal, con los dos podía distinguir pero decidí llevar el parcho cuando note que la visión mejoraba si me enfocaba por uno solo.
-entonces... no sabes cómo soy?- la tristeza sobresalía en la voz de Gabrielle, pero se calmo un poco al recibir la tenue caricia de Xena en su mejilla.
-no- Xena se dejo llevar cerrando sus ojos posó un tierno beso en los labios de Gabrielle, al separarse dijo -no te he visto y no lo podré hacer nunca, no me enamore de tu cuerpo Gabrielle me enamore de tu olor, de tu voz, de las formas de tu alma, no de las de tu cuerpo, cuando te fuiste le pedí a Salceu que te describiera, y sabes que fue lo que me dijo?
Gabrielle negó con la cabeza y al percatarse de lo que había hecho se apresuro a responder.
-no.
-me dijo que tenías los más relucientes y altivos ojos verdes que halla visto jamás- la joven permaneció callada y se acerco todo lo que pudo a la morena y con la yema de sus dedos delineo la cicatriz. Con calida voz Gabrielle pregunto.
-cómo manejabas el barco?
En tono nervioso y casi traspirando contesto la morena.
-Salceu era el único que conocía mi condición, el me explicaba las situación y yo tomaba las decisiones, cuando deje de ver por completo decidí retirarme, dividí todas las riquezas y le di a cada uno lo que le correspondía, yo me quede con mi parte y la de Salceu a cambio del barco, y aquí estoy.
-por eso estabas tan distante aquella noche, vacíos me parecieron tus ojos, no trasmitías por que no podías.
-si, todos mis sentidos estaban atentos a tus reacciones eso era lo que me guiaba, nunca hubiese imaginado que estaban equivocados- Xena tenia los ojos cristalinos y mas perdidos que nunca.
-no, no lo estaban, no me lastimaste en ningún momento, me diste lo que sentiste que necesitaba y no te equivocaste, cuando estuviste en la posada estaba muy molesta, durante mucho tiempo pensé que solo había sido una diversión para ti, y esa rabia me impedía descifrar lo que siento por ti.
-y qué es lo que sientes?
-cariño... amor- Xena se levanto del asiento y le dio la espalda.
-estas enamorada de una ex pirata ciega?
-tú estas enamorada de una mujer que nunca has visto?- dijo Gabrielle parándose en frente de la morena.
-si.
-te amo Xena, ciega o no, pirata o no- la alta mujer la rodeo y la acerco a su cuerpo.
-estas segura de lo que dices? Si vuelvo a besarte no te iras de ningún modo de mi
-si, bésame.
Las formas del alma, las formas del cuerpo, las formas del corazón, se hicieron una acopladas en un ansiado beso.

FIN


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