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UNA NUEVA VIDA

Autora: Ginny

Aún se podía oler el perfume de ella. Ares todavía podía sentir su presencia, aunque ella ya no estuviese con él. ¡Por todos los Titanes!, Era tan hermosa... Le había cautivado desde el primer día que la vio combatir, pero, ¡cómo decirle a Xena que él, el Dios de la Guerra, el Rey del Odio, ¡la amaba!. Probablemente se reiría de él. Al fin y al cabo ella le odiaba y él sabía que motivos no le faltaban... Pero si esto era así, ¿por qué ella vino a él esas noches?. Ares sumido en sus propios pensamientos y por ello no sintió la presencia de Afrodita. Esta miró a su hermano, todo bello él, tan físicamente perfecto... sólo fallaba su maldad, Xena y él estaban hechos el uno para el otro. Ella sabía, por su cara soñadora, en quien pensaba él, en la Princesa Guerrera, por supuesto. ¡Diablos, cuánto la amaba!. ¡Y pensar que ella le quería tanto como él a ella!. Lástima que Xena fuese tan precavida y tuviese tan poca confianza en el Dios de la Guerra. Ahora, motivos no le faltaban, pe
ro Afrodita sabía que todo lo que Ares había hecho a Xena era porque la amaba y no podía soportar la idea de estar lejos de ella.

- Ejem,ejem,ejem... -dijo Afrodita para llamar la atención del Dios.

Pero Ares no se enteraba, así que le zarandeó un poquito mientras le decía:

- Ares, Ares, deja de soñar con la Ladrona de tus Sueños.

- ¿Se puede saber qué quieres ahora, Dita? - contestó Ares no muy contento.

- La quieres, ¿verdad? -¿De qué estás hablando? -Di más bien de quién. -No tengo tiempo para tus estupidos jueguecitos.

- Ares, sabes a quien me refiero, a Xena tu Princesa Guerrera.

- "Mi" Princesa Guerrera. Creo que te has equivocado.

- ¿Ah,sí?. Pues creo que esta noche habéis estado los dos "muy" ocupados, ¿eh?.

- ¿Te importa?.

- ¡Ares!. Soy la Diosa del Amor, es mi trabajo.Y aparte de eso, soy hija de Zeus y creo que eso me convierte en tu hermana, así que sí, me importa y mucho. Espero que me lo cuentes todo con pelos y señales.

- No hay nada que contar, así que...¡¡¡LARGATE!!!.

- Eres insoportable - dijo Afrodita tapándose las orejas con sus manos - no sé cómo Xena te aguanta, si no fuera porque ella... bueno, en fin, espero que te lo pases bien solito con tus recuerdos -dijo mientras comenzaba a desvanecerse.

- Dita,espera. ¿Qué querias decir con eso de "porque ella..."?, porque ella, ¿qué?.

- Mmm... Creo que deberías hablar con ella, Ares. Lo siento, pero no puedo decirte nada. Adiós.

- Dita...¡Mil infiernos! -se quejó Ares cuando Afrodita desapareció con una luz rosada.

- Tengo que ir a hablar con ella, puede que Afro tenga razón. Pero antes tengo que visitar a Hefesto.

Y dicho esto fue al reino de Hefesto, ese Dios que mas bien parecía un simple mortal, ¡ag!,como le odiaba.

- ¿Qué le pasa a mi hermano preferido, Hefesto? - preguntó Ares haciéndole burla.

- No sé, tendré que preguntar a ver si tienes algún "hermano" que le quieras cuando no necesites algo de él.

- ¡Oh!,Hefestito - dijo Ares con sarcasmo - ¿Tan ruin me crees?.

- Déjame pensar...mmm...no...

- Ves, no eres tan...

-...te creo mas. ...imbecil, claro, eres tonto.

- ¡Ah!. Ahora me insultas, ¿eh?.

- Dejame terminar. Eres tonto porque yo venía aquí para ofrecerte algo -dijo Ares mirando fijamente a Hefesto, al cual le cambió la cara al instante.

- Necesito que me hagas una joya. Una joya que tenga el azul del mar, el negro del azabache y...

- ¿Y qué?.

- Bueno, es para una prin... mujer, una mujer, sí. Quiero que sea hermosa,como la futura dueña.

- ¿Y por qué te tomas tantas molestias, Ares?. Esto no es propio de ti.

- Bueno, lo harás, ¿si o no?. No tengo todo el día, ¿sabes?.

- ¿Quién es la infortunada esta vez?. Si se puede preguntar, claro.

- No es asunto tuyo, ¿lo harás?.

- A ver... azul del mar, podrían ser unos ojos azules, negro como el azabache, podría ser el cabello... ¿No estarás pensando en Xena, verdad Ares?. Porque si es así, sabes tan bien como yo que ella no te aceptará.

- ¡No te pido un anillo de compromiso, imbecil!. Te pido algo para regalarle y poderle expresar con ello lo que siento y así que ella vea mis verdaderos motivos, pero no sé para qué te cuento yo esto a ti. ¡Venga!. ¿Lo vas a hacer o no?. ¿A qué esperas?.

- ¿Qué quieres, una especie de medallón, o unos pendientes o...?.

- Un medallón estará bien, pero ha de ser como te lo he pedido, ¿de acuerdo?.

- Si esperas un poco te lo doy ahora. Si no, le diré a Discordia que te lo lleve a tu Reino.

- Espero, gracias. ¿Para qué molestar a la gata del País de Iolus, no crees?.

- Pero, ¿cómo eres así?.

- Calla y hazlo, ¡YA!

Cuando estuvo terminado Hefesto llamó a Ares, quien estaba sumido en sus propios pensamientos de nuevo.

- Ares, ya está.

- Gracias, ya te devolveré el favor, no te preocupes.

- ¿Ah,sí?. ¿Y qué me vas a ofrecer que me pueda interesar?.

- Hombre, puedo conseguirte herreros gratis... Aunque también puedo conseguir que Afrodita pase una noche contigo...

- ¿De verdad?. Quiero decir, ¿no me estarás mintiendo, no?.

- Tienes mi palabra - dijo Ares mientras desaparecia en una luz plateada.

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Xena estaba sumida en sus propios pensamientos como para no darse cuenta de que ni Eva ni Gabrielle estaban dormidas. Todo por culpa de Ares... Ares... Ese canalla... Ella estaba segura que todo lo que él le había dicho por la noche fue sólo para estar con ella, que todo era mentira, que cada beso que le dio era tan solo porque la deseaba. Sí, desde hacía tiempo él la deseaba. Pero, estaban esas caricias... Desde luego, Ares sabía que dar a una mujer. La verdad es que experiencia no le debía faltar... ¿Experiencia?. ¡Con cuántas mujeres habría estado antes que con ella el muy bastardo!. Pero besaba tan bien...

- Xeenaa -dijo Gabby canturreando

- Ves, Eva, hay gente que es capaz de dormir con los ojos abiertos. Xena,¡vamos despierta! - le exclamó a Xena mientras la zarandeaba.

- Hay que ir a por el desayuno. ¡Xena!.

- ¡¿Qué diablos quieres ahora?!. ¡¿No ves que estoy ocupada?!.

- Sí, sí, que estás ocupada ya lo veo, en qué no lo sé, pero, ¿no crees que deberíamos ir a por el desayuno?.

- Ay, sí. Vete tú primero que ahora voy yo.

- Madre, creo que las tres sabemos quién es la mejor cazadora aquí, ¿no?.

- ¿Y quién te ha dicho a ti que vamos a ir de caza?. Yo pensaba en algo más, no sé, más...acuático...

continuara...


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