Disclaimer: Estos personajes blablabla... ¿esta claro?.
Avisos: Es una historia distraída, pensada como si se tratara de un capitulo, así que no es muy larga. Espero que os guste.
Dedicatoria: Le prometí a Sof que escribiría la siguiente parte, así que linda y simpática mujer hecha y derecha, aquí esta lo prometido. Esta es la tercera y ultima parte, espero que no os defraude.
Correo: gioconda91@hotmail.com


POR LLEGAR ANTES A LA META
Tercera Parte

Elora Danan Xenagab.


- ¿A donde se fue Gabrielle?.- Preguntó Xena al ver el sitio que ocupaba la bardo vacío.
- Fue en busca de Atalanta.- Xena se sentó bruscamente al recordar a la joven.
- Estupendo.- Dijo con sarcasmo la guerrera.
- Oye Xena, ¿puedo hacerte una pregunta?.- Xena comenzó a sorber la sopa.
- Claro.
- Mmm, ¿tu conoces de hace mucho a Gabrielle, verdad?.- La guerrera asintió.
- Sí, llevamos mucho tiempo viajando juntas.- Aclaró.- ¿Por qué?.
- ¿Entonces, la conocerás bien?.- Volvió a pregunta Telemaco.
- Sí, no tenemos secretos.- Dijo sin saber muy bien a que venían todas aquellas preguntas sobre la bardo.
- ¿Tu crees que un chico como yo... podría... podría gustarle?.- Cuestionó el joven un poco avergonzado. Torpemente a Xena se le resbaló la cuchara y escupió la sopa.
- No... no... ¿no eres muy joven?.- Telemaco se molestó un poco con el comentario.
- La edad no es impedimento, además, soy bastante maduro.- Sentenció altivo.
- Ya. Si tengo que ser sincera, Gabrielle solo se ha casado una vez y de eso hace mucho tiempo.- Le respondió Xena, intentando que el muchacho no se esperanzara, pues Gabrielle nunca la dejaría o eso creía ella.
- ¿Qué ocurrió?.- Preguntó curioso.
- Él murió.
- Oh, vaya. Pero, tu... ¿crees que podría enamorarse de mi?.- Xena se levantó furiosa, a punto de golpear al chico e incapaz de contener los celos. Telemaco la miro pasmado.
- Telemaco...- Murmuró fastidiada, pero más calmada.- ... estoy un poco cansada y desearía comer tranquila...
- Oh, sí, claro, comprendo, que estúpido he sido. Luego seguiremos hablando, iré a... dar un paseo.- Se disculpó el joven.
Xena volvió a sentarse. Apartó la comida desganada. “¿Por qué todo el mundo tenía que enamorarse de Gabrielle?.” Recordó que al principio era al contrario, ella era la que enamoraba a todos, mientras que la bardo pasaba desapercibida, pero a partir de su corte de pelo y su determinación por seguir el camino del guerrero, encandilaba a todos, viejos y jóvenes, mujeres y hombres.

Gabrielle abrió la puerta de la habitación y se encontró con Atalanta lloriqueando sobre la cama. La miró apenada y se sentó en el borde.
- Oh, hola Gabrielle.- Dijo la chica, dándose cuenta de la presencia de la bardo.
- Atalanta, Telemaco no quería ser...
- Lo sé, solo quería ser amable contigo.- Murmuró la joven calmada.- Le gustas, como no ibas a gustarle con lo hermosa que eres y tu cuerpo, hasta a mi me pareciste atractiva.
- Sí, claro, pero sabes, luego se cansan rápidamente de mi, cuando ven que no paro de charlar...- Bromeó la bardo.
- Y encima eres modesta y graciosa.- refunfuñó Atalanta.
- Si sigues así vas a conseguir que me sonroje. Oye, ¿por qué no te levantas y te arreglas?, hay una fiesta.- Sugirió la bardo.
- ¿De veras?. Estupendo.- Atalanta dio un brinco y se puso a rebuscar en su bolsa, en donde, precavidamente habia metido varios trajes.
- ¿Qué buscas?.- Preguntó Gabrielle mirándola extrañada.
- Me traje unos vestidos, ¿qué tal este?.- Gabrielle sonrió.
- Es precioso, serás la luz de la fiesta.
- ¿Tu crees?.- Preguntó inocentemente la chica.
- Estoy segura.
- ¿Y qué te pondrás tu?.- Recalcó.
- Iré así mismo.- Dijo la bardo indiferente.
- No, tienes que ponerte guapa, esta noche será tu gran noche.- Dijo Atalanta pícaramente.
- ¿Mi gran noche?.- Preguntó extrañada la rubia.
- Esta noche conseguirás que Xena te declare su amor.- Dijo la joven mientras rebuscaba un vestido para la bardo entre los suyos.
- Atalanta, entre Xena y yo solo hay una gran amistad, eso es todo.- Repitió la bardo.
- Ja, tu sigue con el cuento, pero a mi no me la das. Pero bueno, cualquiera se daría cuenta: esas miraditas, esos toqueteos fortuitos, esas sonrisitas que os dedicáis la una a la otra, esos alzamientos de cejas, los celos... ¡¡es obvio!!.- Sentenció la muchacha.
- Todo está en tu imaginación Atalanta.- Dijo la bardo algo incomoda.
- Y tu estás ciega, Gabrielle.- Contestó la joven malhumorada.- Vaya, no hay nada de tu talla.
- Déjalo, estoy bien así.- Atalanta se fue a la bolsa de Gabrielle y comenzó a rebuscar, sacando el traje de amazona de la bardo.
- Guauuuuu, ¿qué es esto?.- Preguntó maravillada.
- Es... es mi traje de amazona.- Explicó la bardo quitándoselo de las manos.
- Tienes que ponértelo.- le sugirió la joven.
- No, solo me lo pongo en ocasiones especiales.
- Esta lo es.
- Deja ya ese tema.- Dijo Gabrielle molesta.
- Bueno, pues hazlo por mi, por fa.- Rogó la joven.
- No creo que sea buena idea, puedo llamar la atención.- Apuntó la bardo, mirando su traje.
- Vamos, deja de ser tan cuidadosa con todo.- La bardo la miró fastidiada.
- Está bien, me lo pondré si prometes dejar ese tema ya.
- Lo prometo.- Dijo la joven cruzando los dedos tras la espalda.- Emm, por cierto... lo de... lo de la luna de miel iba en broma.- se disculpó.
- Lo sé, es obvio que tienes otros gustos.- Contestó la bardo sonriendo.
- ¿A qué te refieres?.
- Te comías a Telemaco con los ojos.- Objetó la bardo soltando una risilla burlona.
- Ja, no más que tu a...
- Ah ah, lo prometiste.
- Lo sé.
- ¿Por qué lo hiciste?.- Preguntó la bardo mientras empezaba a desvestirse para ponerse el traje.
- ¿Por qué hice qué?.
- ¿Por qué te casaste conmigo si no te gustaba?.- Preguntó la bardo.
- Oh, para serte sincera, quería perder de vista al imbécil de mi padre.- Gabrielle la miró sorprendida, Atalanta le sonrió traviesa.

Xena estaba malhumorada. Los motivos sabía de más cuales eran: Atalanta y el niñato de Telemaco. Aunque no era habitual, la guerrera se puso a analizar sus sentimientos. ¿Por qué les caía tan mal?. Eran jóvenes, divertidos, inocentes. El motivo no eran los dos jóvenes en sí; si los hubiera conocido independientemente de la bardo, seguramente les caería estupendamente. El motivo en realidad era el apego que demostraban por Gabrielle y el interés desinteresado de ésta por ellos. ¿Qué era lo que realmente le molestaba?. Estaba segura de que Gabrielle nunca le abandonaría. Ahora que se paraba a pensarlo, desde la muerte de Pérdicas, Gabrielle no había tenido interés en ningún otro hombre. Bueno, a parte de su unión espiritual con Eli no había habido nada más. Odiaba acordarse de Najara “la majara”, como Xena se refería a ella con burla. No podía olvidarse de que Najara había estado a punto de arrebatarle a la bardo, igual que Brunilda. Dos mujeres, tenían que ser dos mujeres, a las que, fuera mala como Najara, o buena, como Brunilda, odiaba igualmente. Era posesiva con Gabrielle, siempre lo había sido, pero últimamente iba a más, los celos la martirizaban tanto que prefería que Gabrielle no tuviera contacto con nadie. Sin lugar a dudas tenía miedo a perderla. Con Gabrielle lo compartía todo, incluso una hija, si Gabrielle hubiese sido un hombre, seguramente también serían amantes. Xena abrió los ojos con desmesura. ¿Qué era lo que acababa de pensar?. ¿Por qué razón no eran amantes?, simplemente porque Gabrielle era mujer, solo por eso. Nunca había pensado que ellas dos... pudieran ser amantes en el amplio sentido de la palabra, es decir, con contacto físico incluido. La verdad era que a veces había tenido sueños, sueños eróticos en los que Gabrielle, de una u otra forma acababa haciéndole el amor, pero siempre creyó que solo eran sueños y que no había que darle mas vueltas. Si quería ser sincera consigo misma tenía que admitir que a veces había deseado besar los labios de la bardo, pero achacaba ese deseo al cariño tan grande que sentía por ella. Telemaco la saludó desde la puerta de la posada, Xena le sonrió.
- Eh, ¿qué tal?. ¿Te encuentras mejor?.- Preguntó el chico mirando con preocupación a la guerrera.
- Mejor, gracias, siento haber estado tan brusca contigo...
- No pasa nada.- Dijo Telemaco levantando una mano.
- ¿Vienes a la fiesta?.
- Si, Gabrielle me prometió un baile.- Xena escupió el buche de vino que tenía en la boca.
- ¿Estás bien?.- Preguntó Telemaco alarmado.
- Si, estoy bien.- Contestó Xena, que para disimular volvió a tomar otro buche, escupiéndolo acto seguido con más fuerza y tosiendo atorada.
- Xena, ¿qué te ocurre?.- Xena estaba absorta contemplando algo.- Por los dioses...
- Por los dioses.- Coreó el joven.- Está preciosa.- Xena lo miró torvamente sin disimular su ira.- ¿No lo está?.- Preguntó el chico sin saber que hacer o decir.
- Lo está, nunca la había visto tan hermosa...
- Si, y pensar que podría estar casado ahora con ella...
- ¿Qué?.- Xena miró confusa al joven.
- Hola, veo que la fiesta ya empezó.- Dijo Gabrielle, que no se había percatado de la cara de bobalicona de Xena, hasta que Atalanta le codeó.- Auuu, ¿qué?.- Atalanta miró a Xena, Gabrielle al verla se sonrojó.- Emm, emm, pensé que... emm quería... ella me convenció... ¿Telemaco, no querías bailar?.- Preguntó Gabrielle, intentando salir de aquella embarazosa situación.
- Me encantaría.- Contestó Telemaco. Entonces el joven alargó un brazo hacia Atalanta y le sonrió embelesado. Gabrielle se quedó parada con cara de estúpida al ver como a Telemaco se le caía la baba ahora con Atalanta. Ambos se fueron a la pista de baile. Xena intentaba disimular la risa.
- Vaya modales.- Se quejó la bardo, sentándose en la silla bruscamente y humillada.
- Los jóvenes son así de... imprevistos.- Xena se tapó la boca para disimular su carcajada.
- Qué graciosa...
- ¿Celosa?.- Inquirió Xena bromista.
- ¿De quien?.- Gabrielle alzó las cejas irónica.
- ¿Por qué te pusiste el traje de reina amazona?.- Preguntó Xena curiosa.
- Atalanta me convenció.- Explicó la bardo, removiéndose incomoda en su silla.
- Hablando de Atalanta, yo de ti empezaría a preocuparme, no me extraña que te venga con que quiere el divorcio...- Apuntó Xena chinchosa.
- Mejor, empiezo a cansarme de esto.- Dijo la bardo en tono aburrido.
- Creí que te gustaba.
- No es mala chica, pero... bueno es un poco chinchosa, como alguien que yo me sé...
- Ja ja ja...
- Hacen buena pareja.- Opinó Gabrielle mirando a los dos jóvenes bailando.
- Sí.- Xena sonrió más calmada, repentinamente las cosas se estaban poniendo más positivas.- ¿Quieres bailar?.- Gabrielle se volvió asustada hacia la guerrera.
- ¿Quién eres y qué has hecho con Xena?.- La bardo se echó a reír cuando vio la cara fastidiada de Xena.
- Muy graciosa. Bueno, como te han dejado plantada... me diste pena... Además, tienes que lucirte en tu atuendo amazona.- Bromeó la guerrera.
- La verdad es que preferiría hablar contigo Xena.- La guerrera la miró extrañada.
- ¿Ocurre algo?.- Preguntó preocupada.
- No, no, tan solo quería disculparme por haber estado tan... indiferente contigo... estaba algo rencorosa porque... bueno...
- Te abandoné y lo siento muchisimo Gabrielle, fui una estúpida al irme en busca de Eve sola, al fin y al cabo tu también eres su madre y no sé por qué lo hice.- Se disculpó afligida la guerrera, acariciando la mano de la bardo.
- Xena, no hace falta que te disculpes, sé que no querías hacerme daño...
- Para serte sincera, quería estar lejos de ti...- la bardo miró a la guerrera estupefacta.
- ¿Cómo?.- Preguntó asustada.
- Yo... necesitaba alejarme de ti, creo que soy demasiado posesiva contigo...
- ¿Por eso querías alejarte de mi?.
- No, no, últimamente me sentía algo incomoda... Gabrielle yo...
- ¿No se animan?.- Atalanta sonriente se paró frente a la mesa y estiró de Gabrielle para sacarla a la pista.
- Eh, espera, estaba...- Xena sonrió a la bardo y le hizo un gesto, indicándole que no pasaba nada, sabía cuanto amaba la bardo el baile.
- Seguiremos hablando luego.- Añadió la guerrera.
- Vamos Xena baila tu también.- Telemaco la agarró de la mano y la sacó a la pista, acto seguido la empujó. Xena, molesta miró al joven severamente, pero se calmó al ver a Gabrielle a su lado sonriéndole. Empezó a sonar una sugerente canción, Let the spirit move me. Tara le había enseñado los pasos a ambas, así que se dejaron llevar sonrientes. La gente se quedaba mirando a la bardo y a la guerrera, hasta que solo ellas dos bailaban en la pista, tal como lo hicieron una vez Tara y Andros.
- Guau, ¿no sabía que supieran bailar tan bien?.- Dijo Telemaco algo acalorado. Atalanta le codeó y le envió una severa mirada, el joven sonrió inocentemente.
En los últimos pasos Gabrielle no podía disimular su excitación. Un sonrojo involuntario acudió a sus mejillas y su respiración se había intensificado. Xena la miraba con lujuria, casi como cuando bailaron ante Lucifer, pero este baile no estaba preparado, no era algo que había sido planeado para seducir. Gabrielle suspiró y la guerrera notó el ardor de su aliento rozando su mejilla. Sin saber como fue bajando su mano hasta que quedó posada en el trasero de la bardo, entonces la echó hacia atrás, justo en el ultimo acorde de la canción y sin poder evitarlo la besó. Gabrielle se separó asustada y miró a Xena confundida. La gente empezó a aplaudir entusiasmada. La bardo huyó escaleras arriba. Xena corrió tras ella enfadada consigo misma. “¿Por qué has tenido que besarla?.” Se preguntaba tristemente.
Abrió la puerta de la habitación y entró. Gabrielle estaba apoyada en el vano de la ventana, mirando la luna llena.
- Gabrielle... yo...
- Xena.- La bardo miró a la guerrera nerviosa.
- Lo siento, no sé que me pasó... yo no quería...
- ¿NO querías?.- Preguntó la bardo repentinamente triste.
- Creo que me dejé llevar...
- Tengo miedo Xena.- Dijo Gabrielle sin dejar que ella terminara de hablar.
- ¿Por qué?. ¿Qué pasa?.- Xena se acercó a la bardo y posó una mano en su hombro preocupada.
- Cuando Perdicas me besaba... – Xena frunció el ceño.- ... nunca sentí algo como lo que he sentido hace un momento. Xena, fue maravilloso, me gustó, ¿eso está mal?.- Preguntó la bardo sintiéndose culpable.
- No, no, por supuesto que no. A mi también me gustó...
- ¿Entonces por qué no lo hemos hecho antes?. - Preguntó la bardo extrañada.
- Quizás no quisimos darnos cuenta de lo que sentíamos...
- No sé sin esto es amor, pero supera con creces lo que sentí por Perdicas, es lo más maravilloso que sentí nunca Xena.- Dijo la bardo avergonzada. Xena levantó la barbilla de la bardo y la miró intensamente. Se acercó despacio y volvió a besarla, esta vez más calmadamente. Ambas mujeres gimieron con el primer roce. Gabrielle miró la cama y luego a Xena, que sonrió traviesa.
- Hemos desperdiciado tanto tiempo...- Pensó en voz alta la guerrera y se dejó llevar hasta la cama por la mano de Gabrielle. La guerrera se tendió sobre el cuerpo de la bardo, torpemente y nerviosa. Volvieron a besarse.
- Te quiero Xena.- Susurró la bardo desvistiendo a la guerrera.
- Te amo.- Contestó Xena embargada en los cálidos brazos de la bardo.

A la mañana siguiente, en la posada...

- Gabrielle, a partir de ahora prometo tener los ojos más abiertos para fijarme mejor en otras cosas.- Bromeó la guerrera mirando con lujuria a la rubia. Ambas estaban sentadas en una mesa.
- Disculpen, mi nombre es Salmoneus II, llevo una compañía de bailarines.- Xena y Gabrielle se miraron anonadadas cuando delante suya apareció un tipo de un parecido singular a Salmoneus.- Anoche las vi bailar...- Ambas estallaron en carcajadas.- ¿Qué les hace tanta gracia?. Es un oficio honrado. - Se quejó el hombre.
- No es por usted... la verdad es que no somos bailarinas.- Dijo Xena aun riendose.
- Oh, entonces no les interesa, que pena. Bueno, aun así, un placer señoritas.- La bardo miró a la guerrera sin dejar de reír.
- De tal palo tan astilla.- Dijo la rubia divertida.
- ¿A qué viene esa felicidad?.- Interrogó Atalanta que iba seguida de Telemaco.
- Cosas de viejas.- Contestó Xena sonriente.
- Vaya Xena, estás de muy buen humor, ¿puedo saber a qué se debe?.- Volvió a interrogar la joven. Xena se limitó a mirar a la bardo.- Ah, comprendo.
- Atalanta, no seas tan impertinente.- Señaló la bardo en broma.
- Esto... emmm... Gabrielle... yo, resulta que... bueno... me preguntaba si... podríamos divorciarnos.- La joven tosió incomoda. Gabrielle sonrió divertida.
- Vaya, ¿Por qué tanta prisa?.- Preguntó quisquillosa la guerrera. Atalanta la miró enojada.
- Queremos casarnos.- Se adelanto Telemaco a contestar un poco sonrojado.
- Ah, ya veo, así que me abandonas, bueno está bien, te doy el divorcio.- Contestó la bardo simulando estar enojada.
- ¿Ya está?.- Preguntó la chica insegura.
- ¿No querrás ceremonias y todo ese rollo?.- Gabrielle le sonrió tranquilizándola.
- No, claro que no.- Atalanta y Telemaco sonrieron y se besaron.- Tenemos prisa.- recalcó la joven.
- ¿Os marcháis?.- Preguntó Xena.
- Sí, vamos a Itaca, quiero presentarles a mis padres a la mujer con la que quiero casarme.- Aclaró Telemaco.
- Saluda a tu padre de nuestra parte y dile que al final encontré el amor de mi vida.- Xena miró intensamente a la bardo. Los jóvenes sonrieron bromistas.
- Claro. Adiós. Ha sido un placer conoceros.- Telemaco y Atalanta salieron abrazados de la posada. Xena y Gabrielle se quedaron mirando por donde se habían marchado.
- Espero que sean felices.- reflexionó Gabrielle.
- Lo serán, tanto como nosotros lo somos.- Xena sonrió a la bardo dulcemente y la beso.

FINIQUITO, CHIM POM, COLORÍN COLORADO ESTE CUENTO SE HA ACABADO...


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