Xena: Warrior Princess y todos sus personajes son propiedad de MCA/Universal Pictures y de Renaissance Pictures. Esta historia es propiedad mía, así que por favor, si quieres copiarla, ponerla en tu web site o mandarme algún comentario sobre ella, me encuentras en xenapolis@hotmail.com


ILUSION AMARGA

Escrito por Psico

CAPITULO I

-No hay nada más que se pueda hacer... Ding.. dong... ¡la bruja está muerta!... Dijo Ares con un tono de voz irónico y mostrando en su sonrisa un inminente estado de satisfacción.

Xena miró sus manos, por ellas corría la sangre todavía tibia de Gabrielle... ¿era posible?... todo en ese mundo era tan extraño, la música, la rima, los colores... que solamente esperó a que Gabrielle se desvaneciera, o que todo hubiera sido una mas de esas ilusiones que la habían estado acompañando desde que cayó al agua. Pero no fue así... los minutos corrían y Gabrielle seguía ahí... inmóvil, con la espada enterrada en su estómago y la sangre saliendo de ella. Todo era demasiado confuso, lo único que Xena hizo fue sacar la espada del cuerpo de Gabrielle, se agachó, y le acarició la cara.

-¡Gabrielle!... ¡Gabrielle!... ¡abre los ojos!... ¡despierta!... tenemos que salir de aquí.... juntas...

-No pierdas tu tiempo Xena, Gabrielle no puede oírte, ya debe ir rumbo a sus soñados Campos Elíseos...

-¿Dé que hablas Ares?... ¡No! Gabrielle está viva.... ¡vamos Gabrielle! Muéstrale a Ares que se equivoca... ¡Gabrielle!

-Xena... mira tus manos... ¿qué ves?... es sangre... ¿cierto?... mira a Gabrielle... ¿ves que se mueva? ¿ves que respire? ... No... está bien muerta... tu la mataste.... tu Xena....

-¡No es cierto!... ¡Gabrielle!...

Ares se desvaneció... solo se podía oír su macabra risa. Xena se quedó ahí, en aquel oscuro lugar, por donde algunos rayos de luz alcanzaban a filtrarse. Su primera reacción fue la de alejarse de Gabrielle... miraba el sitio, buscando alguna cosa que le indicara el camino a la realidad... realidad en la que ella esperaba que Gabrielle estuviera viva, por ahí sentada escribiendo algún pergamino. Pero solo veía sombras, sentía un frío terrible y en determinado momento su cuerpo empezó a ser víctima del miedo. Miró de nuevo a Gabrielle, y ella aún permanecía ahí tendida en el suelo. Xena no lo podía creer... era imposible... era absurdo... ¿había sido ella capaz de matar a Gabrielle? ¿Su ira y resentimiento habían sido capaces de hacerla actuar de esa manera? ¿Cómo pudo matar a la persona que mas ama en el mundo?.... Entonces Xena tomó una mano de su amiga, la acariciaba una y otra vez...

-ssshhhhh... tranquila, tranquila... todo va a estar bien, no hay nada de que preocuparse, vamos a salir de esto....
¿A quién estaba engañando? Xena sabía muy bien que Gabrielle estaba muerta, sabia que no la iba a volver a ver... también sabía que la había matado ella.

Pasaron las horas, Xena estaba sentada ahí, abrazando muy fuerte a Gabrielle, esperando que el calor de su cuerpo le devolviera la vida que horas antes ella misma le había arrebatado. Primero Solan, luego Gabrielle... Xena sentía que no podría resistirlo mas, ya su corazón había recibido demasiados golpes, pero mas que nada, Xena sentía que el mundo se le estaba viniendo encima.... pensaba en las múltiples veces que la vida de Gabrielle había estado en riesgo, y ella siempre había estado ahí para defenderla de cualquier ataque o agresión, y ahora.... tanto sufrir al ver que la vida de Gabrielle podría estar en peligro, y ella misma había enterrado su espada en lo mas grande que tenía en su vida.

Tanta ira al ver que Hope había asesinado a Solan, tanta rabia al sentir que Gabrielle le había mentido... tanto resentimiento al sentirse traicionada en Chin... tantos sentimientos encontrados, no merecían haber acabado con la existencia del bardo.

-Dioses, ustedes que todo lo escuchan... ustedes que todo lo pueden... devuélvanmela... ¡devuélvanmela!... no me la quiten.... yo la necesito a mi lado.... ¡la necesito conmigo!

Sus ruegos fueron inútiles, Gabrielle seguía muerta.

Xena cargó a Gabrielle, la cargaba como si ella aún estuviera viva, con todo el cuidado que podría tener, con toda la suavidad, como quien carga un niño, sobretodo, la cargaba con todo el amor que sentía por ella. Caminó fuera de ese sitio de pesadilla hasta que se encontró de nuevo en la orilla de la cascada por la cual habían entrado a Illusia. Xena puso a Gabrielle en el suelo, tomó un poco de agua y limpió la sangre que manchaba su piel, limpiaba su cara, cuidando que el cuerpo de Gabrielle aún se mantuviera tibio. Luego ella echaba agua sobre su cara, como quien se quiere despertar bien de una terrible pesadilla, a medida que el agua llegaba a su cara, Xena pensaba que era un horrible sueño, que no podía ser cierto. Hasta que no pudo contener mas su incontrolable llanto, las lágrimas salían de sus ojos igual que la cascada que tenía enfrente.

Duró así un buen rato. Cuando llegó la noche, prendió una fogata y puso a Gabrielle muy cerca, cuidando de no quemar su cuerpo, sentía que debía mantener su temperatura, no dejar que se enfriara, no dejar que el frío de la muerte la invadiera, a pesar que hace horas la acompañaba.

Nuevamente se sentó junto a su mejor amiga, la tomó muy fuerte de la mano y empezó a hablarle.

-Gabrielle... como tu bien lo sabes, nuestros seres queridos escuchan los pensamientos de quienes los aman... por eso sé que tu me puedes oír a mi... nunca pensé que las cosas acabarían así... siempre quise protegerte de los peligros del mundo, que nada te tocara, que nadie te rozara ni con la punta de una pluma, preferí arriesgar mi propia vida antes de verte herida... antes de verte derramando una sola gota de sangre... y mira lo que pasó, el odio nos llevó a ese lugar de Ilusión, nos dejamos envolver por la ira y la venganza... sé que tu no hubieras sido capaz de haberme herido con el arma que te dio la gente de tu villa... seguramente te hubieras detenido y hubieras querido solucionar todo hablando... pero yo... Dioses... ¿Qué hice? descargar mi furia contigo... no razonar... no entender tus motivos...

Xena puso su cabeza sobre el pecho de Gabrielle, y se la pasó ahí toda la noche... sumida en un mundo de tormentosos pensamientos.
 

CAPITULO II


La mañana siguiente, se levantó muy temprano... no sabía exactamente que hacer. Llevar a Gabrielle a Potadia, era reiterar las palabras de sus padres, los cuales siempre le dijeron que ella iba a terminar haciéndole mucho daño. Xena no les quería dar la razón, pero pensó que era necesario enterarlos sobre la muerte de su hija. Tomó a Gabrielle, la envolvió en una tela blanca, la puso sobre Argo y empezó a caminar.

Mientras caminaba, cerraba sus ojos y podía sentir las pisadas de Gabrielle detrás de ella, podía oírla contarle una historia, podía verla juguetear con su báculo. Argo, que se supone que no se la llevaba bien con Gabrielle, inclusive se veía triste, su paso era lento e inseguro. Cada cosa que veía le recordaba a su gran amiga, por todos esos caminos, andaron juntas, compartieron sus sueños.... sueños que Xena había destruido.

De repente, recordó cuando aquella vez que ella murió, gracias a la ambrosía había resucitado, pero también recordó, que todo resto de ambrosía se había ido con Callisto y con Velasca al volcán, si había mas ambrosía en el mundo, ella desconocía donde estaba.

Sintiéndose ya a punto de desfallecer, Xena se sentó sobre una piedra, tomó el cuerpo de Gabrielle y lo puso sobre el suelo, amarró a Argo, y siguió llorando. Toda la muerte y el dolor que le había deseado a Hope, ahora lo estaba deseando para ella... no se escuchaba ningún ruido alrededor, solo el sonido de sus sollozos. Miró hacia el cielo... imaginó que allá arriba estaban los Campos Eliseos, y que Gabrielle debería estar ahí, sintiendo esa paz que siempre quiso para todos. Por un momento se sintió tranquila, pero pensó que Gabrielle debería estar odiándola como a nadie en este mundo. Eso le podía doler mas, que una herida de su chakram. A pesar de ser de día, notó que una estrella brillaba muy a lo lejos, se quedó mirándola fijamente... -Xena... Xena... escúchame... Xena... sienteme... estoy aquí contigo... Xena se asustó, volteó a mirar el cuerpo de Gabrielle y lo vio ahí tirado. Nuevamente continuó observando esa estrella y nuevamente sintió aquella voz que le decía: -Xena... no busques en la tierra, por que es ahí donde menos me encontrarás, busca dentro de tí... en tu corazón...

-¿Gabrielle?... ¿eres tú?...

Pero el mismo silencio que antes la acompañaba, volvió a recobrar vida.

Después de llorar por un buen rato, Xena volvió a poner a Gabrielle encima de Argo y a seguir su camino... un camino amargo, el cual muchas veces había recorrido en compañía de la persona mas querida para ella en este mundo, camino que ahora ella tendría que recorrer sola.

-Muestrate Ares, siento muy pesado el aire, debe ser por tu fastidiosa presencia...

-Mi querida Princesa Guerrera.... ¿A donde llevas el cuerpo de la rubia irritante?

-A un lugar que a ti no te interesa...

-Xena, piénsalo... lo que te hiciste fue un favor... te libraste de la carga que representaba para ti el tener que ir a todos lados en compañía de Gabrielle, siempre metiéndose en todo, siendo un estorbo, con sus consejos tontos...

-¡Cállate Ares! tú eres el directo responsable de la muerte de Gabrielle...

-¡Oh no!... fuiste tu quien enterró su espada en el cuerpo de tu amiga, ahora no vengas a culparme a mi.

Xena saca su espada y corre a atravesar a Ares, quien por supuesto, al ser un Dios, no recibe la menor herida.

-Jajajajaja, ¿Qué intentas hacer Xena? ¿Matarme? jajajajajaja....

-¡Eres un maldito Ares! me manipulaste... me utilizaste... ¿Qué quieres?

-Solo ver como te ves sola, sin la compañía de esa niñita tonta... Adiós Xena....
 

CAPITULO III


Ares se desvanece, Xena queda sola con Argo y el cuerpo de Gabrielle. Sigue caminando, con la desolación en su rostro, de repente, las amazonas hacen su aparición. Ephiny encabeza el pequeño grupo. Xena estaba preparada para su ataque, ya que ella había sacado por la fuerza a Gabrielle de su villa. Estaba tan deprimida, que ni siquiera hizo el intento de desenfundar su espada, simplemente se quedó ahí parada, esperando que la furia de las amazonas se fuera en contra de ella.

Pero para su sorpresa, ninguna de las amazonas estaba armada, y ninguna mostraba una actitud atacante. Simplemente se acercaron a Xena muy despacio.

-¿La mataste no es cierto?... Mataste a Gabrielle...

-Ephiny... yo... Dioses....

-¿Es ese su cuerpo?

-Si... por favor no se lo lleven... ¡por favor!

-Cálmate Xena... ven con nosotras.

Xena quedó aún mas asombrada. Estaba suponiendo que las amazonas querrían vengar la muerte de su reina, pero al contrario de lo que ella se estaba esperando, Ephiny mostraba una actitud muy tranquila. No podían estar tendiéndole una trampa, pues ella sabía que las amazonas eran mujeres guerreras que si decidían atacar algo o alguien, lo hacían sin dudar o sin perder el tiempo. Xena las siguió, siempre con un ojo sobre el cuerpo de Gabrielle, pues temía que se lo quitaran para darle un funeral amazónico.

-Xena... sabemos lo que hiciste, dijo Ephiny. -Si estás esperando agresiones de nuestra parte, puedes estar tranquila, no te vamos a lastimar. Te doy mi palabra de amazona. No te ves nada bien, sería bueno que descansaras por ésta noche aquí, mañana recuperas tus fuerzas y sigues tu camino.

-Gracias Ephiny, realmente necesito tranquilizarme un poco... tengo demasiado dolor adentro...

-Lo sé Xena... la nación amazona está toda de luto, nuestra reina ha muerto...

-Yo la maté Ephiny... ¿Puedes creerlo?, levanté mi espada en contra de mi mejor amiga... en contra de la persona que mas he amado en este mundo...

-Ya nada sacas con arrepentirte, ya la mataste... ahora lo que debes hacer, es honrar su memoria.

-Me siento tan vacía... tan perdida... Gabrielle era mi luz, mi motivación, la alegría de mi vida... era el eje sobre el cual giraba mi existencia... y ahora ese eje se ha ido... y la razón de mi existencia misma también...

-Sabes Xena, mientras Gabrielle estuvo aquí, después de las muertes de Hope y de Solan, se la pasó castigándose por lo sucedido. Se repetía una y otra vez, como había sido capaz de haberte mentido... quería que Hades se la llevara al tártaro, quería ser castigada... vivió un verdadero infierno pensando en tus sentimientos hacia ella.

-Dioses... ¿porqué tenía que pasar todo esto? Daría mi propia vida por verla bailar allí frente al fuego... por verla asombrar a las demás amazonas con sus historias, por sacar de las cabañas su indumentaria amazona y jugar con ella...

A Xena se le escurren las lágrimas, cierra sus ojos y se coge la cabeza. Ephiny la mira y se conmueve.

-Espera Xena, hay algo que quiero enseñarte.

Ephiny se levanta y se va a una de las cabañas. Al instante sale con algo en su mano, se sienta junto a Xena.

-Mira Xena... este pergamino lo escribió Gabrielle el penúltimo día que estuvo aquí, lloraba mucho mientras lo hacía, creo que era para ti... ten.

Ephiny le entregó el pergamino a Xena, quien lo abrió y empezó a leer su contenido.

-Te dejo sola Xena... cualquier cosa, no dudes en buscarme.

Xena temblorosa, empezó a pasar su mirada por el último escrito de Gabrielle.

"Tantos años de andar juntas, de aprender cosas nuevas a tu lado, de jurarte total y absoluta lealtad, de amarte como a nadie en el mundo, los he echado a perder, por que puse mis sentimientos maternos sobre mis sentimientos por tí. Y me odio por eso, por haberte mentido, por haberte traicionado, por haber lastimado a la persona mas importante y valiosa en mi vida. Fue demasiado doloroso sentir tu desprecio por mi, sentí que se me estaba quemando el alma, sentí que si tu me odiabas, ya no quedaba razón para seguir en mi lucha. Pero miré en el fondo de mí, y ví que mi lucha valía la pena, por que mi lucha es estar a tu lado, mi destino es quererte y mi misión es ser tu refugio en los días de tempestad. Y está lluvia, no será la última que se atraviese en nuestras vidas, pero mientras las dos estemos juntas buscando un sitio para escampar , entonces no habrán tormentas que nos separen".

Gabrielle.

Por supuesto, Xena sintió que una puñalada la atravesó de costado a costado. Se sentía miserable, culpable... desgraciada. Nuevamente sus ojos se llenaron de agua, miró hacia el cielo y dejó que sus lágrimas rodaran por sus mejillas y gotearan en el suelo. Aquella estrella que había divisado anteriormente, estaba aún brillando, la miró por algunos minutos, cerró sus ojos y pensó fuertemente en Gabrielle.

-Xena... mi esencia habita dentro de tí...

Xena levantó la cabeza... otra vez estaba escuchando la voz de Gabrielle. Esta vez no dijo nada, solo cerró sus ojos y la volvió a recordar con intensidad.

-Las respuestas que buscas, están dentro de tí misma... en el amor que nos unía, en el camino que nos guiaba...

-Xena... ¿estás bien? interrumpió Ephiny.

-Ephiny, la siento tan dentro, que cuando cierro mis ojos, la puedo oír, me habla... es ella... es Gabrielle.

-Gabrielle te quería mucho Xena, demasiado... y sé que desde los Campos Eliseos te sigue queriendo, protegiendo y acompañando.

De cierta forma, estos pensamientos tranquilizaron a Xena un poco, le dijo a Ephiny que quería descansar, pero primero, preguntó por el cuerpo de Gabrielle, Ephiny le dijo que no se preocupara, que el cuerpo de Gabrielle estaba muy bien, que nada le iba a pasar, que se fuera a dormir tranquila.

Xena durmió bien, evidentemente, en sus sueños hablaba con Gabrielle, la abrazaba, la sentía, la quería como nunca antes lo había hecho.
 

CAPITULO IV


A la mañana siguiente, Xena se levantó cuando abrió la puerta, vio una carroza la cual era halada por Argo, dentro de la carroza había una urna de madera, y en ella estaba el cuerpo de Gabrielle. Xena se acercó a verla. Las amazonas la habían limpiado, le habían cambiado de ropa, le habían puesto su atuendo de reina amazona y la habían dejado muy linda. Xena no pudo contener su conmoción, y acarició el pelo de su amiga. la miraba una y otra vez, parecía estar dormida en el mas profundo de los sueños, parecía que en cualquier momento iba a abrir sus ojos y a sonreír. Lo único que Xena pudo hacer, fue besar su frente y decirle -Te amo Gabrielle.

-Xena, dijo Ephiny, pensamos que viajarías mas cómoda si llevabas el cuerpo de Gabrielle en una carroza, y tu puedes montar en Argo, te cansarías menos y estarás mejor.

-No Ephiny... nunca voy a estar mejor... este dolor es demasiado grande, mis manos están untadas con sus sangre... mis manos y mi alma.

-Pero no tu corazón Xena, tu corazón está limpio, tal cual te lo dejó Gabrielle...

Xena se despidió de las amazonas, se montó en Argo y se marchó, no tenía un destino, pues el que tenía antes, ella misma lo había matado con su espada en Illusia.

No podían faltar los villanos, quienes pretendían robarse a Argo con la carroza, a pesar de su estado de ánimo, Xena peleaba, daba sus puños, backflips y patadas, primero la mataban antes de llevarse el cuerpo de Gabrielle, si tenía que pelear contra el mundo entero, lo haría, pero por nada de ésta vida, iba a permitir que la separaran de su mejor amiga.

De repente escuchó gritos, sonidos de espadas y algo de escándalo, se acercó a ver que era lo que pasaba, un grupo de aldeanos estaba siendo atacado por unos rufianes, a quienes sacó corriendo en dos minutos. Cuando fue a revisar a la gente herida, notó que entre ellos estaba Joxer.

-Joxer... ¿Estás bien?

Joxer la miró.. retrocedió y luego le respondió: -Si, estoy bien.

Xena revisó a los demás aldeanos, no había nadie herido, solo dos o tres golpeados, los aldeanos le agradecieron y se fueron. El ambiente quedó en silencio. Joxer miró la carroza y preguntó:

-¿La llevas ahí?

Xena bajó su cabeza y su mirada y dijo: -Si.

Ella sabía cuanto amaba Joxer a Gabrielle, sabia que siempre la había amado en silencio, incondicionalmente, que él se hubiera atravesado entre la espada y Gabrielle, para evitar que algo la lastimara. Así que estaba dispuesta a escuchar los reclamos de Joxer, así fueran una sarta de estupideces, se merecía cada palabra hiriente, cada comentario.

-¿Puedo verla?, preguntó Joxer.

-Claro que sí.

Joxer fue a la parte de atrás de la carroza, y ahí se encontró con la urna de madera. Un terrible escalofrío recorrió su cuerpo. No le cabía en la cabeza, pensar que el amor de su vida estuviera ahí metida y muerta. Lentamente abrió la urna y se fue encontrando con el cuerpo inerte de Gabrielle. Se puso pálido, su respiración se agitó y sus manos cayeron a lo largo de su cuerpo. Cerró la urna, caminó un poco y le dijo a Xena:

-¿Puedo acompañarte?

-Joxer... pero yo no sé...

-Por favor... ¡déjame acompañarte!

Xena no se podía negar a la petición de Joxer, el quería a Gabrielle tanto como ella, así que lo dejó subirse en la carroza y acompañarla. Durante el camino, no hablaron, Xena sabía que las palabras de Joxer no iban a ser amables, sino que le causarían una terrible amargura.

Llegada la noche, acamparon en un claro, Xena prendió una fogata y consiguió algo de comer. Joxer estaba sentado en un inmenso leño, jugando con las piedras que estaban por ahí. Xena estaba callada, miraba la fogata y evidentemente, pensaba en Gabrielle.

-No puedo creer que se haya ido, dijo Joxer con un tono de voz tembloroso.

-Joxer, sé que no hay palabras para justificar lo que hice, no hay excusas válidas para mis acciones...

-Sabes,... me acuerdo el día que la conocí... traté de secuestrarla para llevársela a Callisto... pero ella era una chiquilla muy astuta y en todos mis intentos, me dio por la cabeza... realmente sabía como usar el báculo... era adorable.

Xena trató de interrumpirlo pero no pudo, Joxer se veía muy sumido en sus pensamientos, así que lo dejó continuar.

-Aún recuerdo cuando me dieron ese cuchillo para matarla... yo... jajaja.. queriéndomelas dar de el gran asesino, y después, la recuerdo ahí amarrada y subida en la estructura de escaleras... su carita aterrorizada ahí colgada. Una vez, hablamos sobre lo sucedido, tu dormías y ella y yo nos quedamos frente al fuego hablando de eso... yo le comentaba que estaba muy apenado por haberla tratado de matar esa vez, y ella con una sonrisa en la cara, me dijo que eso ya no importaba, por que ella podía ver mi alma, y podía ver que no era un asesino... luego me picó los ojos y me dijo que los malos incidentes había que dejarlos en el pasado, se levantó y se fue junto a ti a dormir. Gabrielle tenía el alma mas hermosa que he conocido.

El corazón de Xena latía muy aprisa... escuchar todas esas cosas de Gabrielle la hacían recordarla y quererla mas.

-Sabes también que recuerdo muy bien... el día de su boda con Pérdicas, después de la ceremonia... antes de marcharse, me pidió que te cuidara, que te acompañara, no quería que estuvieras sola, me pidió que te protegiera... jajaja... a mi... te quería mas que a nadie... te adoraba... daba su vida por tí... para ella mirarte combatir era lo máximo, el ser tu amiga era lo mejor que le había pasado en la vida... siempre quiso ser como tú... siempre quiso estar junto a ti...

Joxer se levantó y se marchó a dormir. Xena había quedado quieta, tan solo cerrando los ojos y recordando a Gabrielle. Después se puso de pie y fue caminado hacia la carroza en donde se encontraba la urna en la que se encontraba su amiga. La destapó y se quedó mirándola. Muchos pensamientos invadieron su cabeza.

-Gabrielle... mi amiga Gabrielle... la mitad de mi alma, la mitad de mi vida... sin tí a mi lado, siento que mi vida ha perdido el sentido, siento que estoy sin control... si tan solo pudiera retroceder el tiempo... entonces las cosas seguramente serían muy diferentes... estarías aquí durmiendo junto a mi... o acostada sobre las mantas, mirando con asombro las estrellas, tomando mi mano, haciéndome sentir una sensación de seguridad como nadie... como te extraño... Dioses... te necesito tanto... como quisiera volver a sentir tu risa... volver a sentirte a ti en mi vida...
Luego tomó su mano, la besó, cerró la urna y se fue a dormir.

-Xena.... Xena... despiértate... tenemos que ir a Amphipolis ¿recuerdas? el cumpleaños de Cyrene... y luego te quejas que yo soy la que mas duerme... Xena volteó a mirar... era Gabrielle. -¿Gabrielle? pero... ¿como?... Gabrielle... por los Dioses... ¡estás viva!...

Xena abrazó con todas sus fuerzas a su bardo... la miraba, acariciaba su cara, le parecían mentiras lo que estaba viendo.

-Xena... ¿Qué te pasa?

-Gabrielle... ¡no te has ido! sigues aquí junto a mi...

Xena le dio un beso en la mejilla y se levantó. Gabrielle también se levantó. Xena tomó las manos de Gabby y le dijo: -De ahora en adelante, las cosas van a ser muy diferentes... no voy a permitir que nadie te haga daño, tu eres lo mas importante de mi vida, yo te necesito junto a mi... necesito saber que siempre vas a estar conmigo, que nunca me vas a dejar... eres la luz que guía mi camino... eres el amor mas grande que existe...

Gabrielle soltó las manos de su amiga, retrocedió, por un instante bajó su cabeza, luego la subió y dijo:

-Yo también te necesito Xena... tu me has enseñado el mundo, me has enseñado a sentirme protegida y amada, tenía muchos sentimientos guardados dentro de mi y tu poco a poco fuiste haciendo que todos salieran a flote... no podría concebir mi existencia sin nuestra amistad... sin nuestro amor, por que lo mas lindo que hiciste fue enseñarme a amar de verdad, como nunca había amado a alguien.

Gabrielle retrocedió... y se fue caminando entre los espesos arbustos.

-¿A donde vas?... Gabrielle... ¡Gabrielle espera!

Xena se fue detrás de ella, pronto la alcanzó, puso una de sus manos sobre el hombro del bardo. Cuando Gabrielle se dio la vuelta, estaba llena de sangre y tenia la espada enterrada en el estómago.

-¡Tu me mataste!.... ¡Fuiste Tu Xena!... ¡Acabaste con mi vida con tu propia espada!

La Princesa Guerrera se aterrorizó al ver esto... un terrible miedo la invadió por completo...

-¿Te diviertes Xena? jajajajajaaaaaaa....

-¡Ares!

-¿Sigues alimentando tus esperanzas no?... tratando de pensar en que no la mataste allá en Illusia...

-¿Porqué sigues mortificándome de ésta manera maldito?

-¿Mortificándote? Xena, todo este tiempo, lo que he estado tratando de hacerte entender, es que tu naturaleza es la de una guerrera, tu instinto es matar... asesinar a sangre fría a quien se interponga en tus planes... eres Xena, ¡la destructora de naciones!

-¡Te equivocas!, en un pasado fuí una persona muy mala, saqueando villas, matando personas inocentes... pero ahora he cambiado... soy una persona justa...

-Jajajajajajaaa... ¿justa?... ¿Fue muy justo asesinar a Gabrielle? piénsalo Xena, no puedes cambiar tu esencia, no puedes voltearle tu espalda al destino....

-No Ares... mi destino ha cambiado, yo he cambiado... lo que pasó en Illusia fue un sucio truco tuyo... si no hubieras estado ahí, yo no hubiera matado a Gabrielle.

-¿Estas segura Xena? mira dentro de ti... piensa si esa redención ha sido completa, si ya has hecho todo lo necesario para ser una mujer nueva... cuando lo descubras... entonces no dejes de llamarme.

Nuevamente Ares se va. Algo de sus palabras habían quedado girando en la cabeza de Xena. Tal vez tenía razón, en el fondo, siempre seguiría siendo una mujer con un pasado turbio, con un lado oscuro que muchas veces se salía de control, tanto, que la alcanzaba a manipular por completo, llevándola a hacer cosas que nunca creyó posibles... como matar al amor de su vida.

Por un instante, Xena fue feliz, cuando creyó que Gabrielle no había muerto, cuando pudo sentirla otra vez parte de ella, cuando tomó sus manos y besó su mejilla... pero también sintió un profundo miedo al oír a Gabrielle recriminándole su muerte. Volteó su cara y la carroza aún permanecía ahí, de donde nunca se había movido. Al parecer, Joxer se había marchado, no había rastros de él, seguramente la tristeza de saber a Gabrielle muerta lo había invadido y prefirió sufrir solo y en silencio. Nuevamente Xena estaba sola, la única compañía que tenía era la amargura de la ausencia de Gabrielle.
 

CAPITULO V

Finalmente... ¡Potadia!. El corazón de Xena parecía acelerarse con cada paso que daba. Las palabras de Hecuba y Herodoto retumbaban en su cabeza... "Vas a hacerle daño a nuestra hija Xena", "A tu lado, a Gabrielle no le puede esperar un futuro muy alentador"... Dioses... tenían razón... sus palabras parecían salidas de algún oráculo... ahi les llevaba a su hija muerta. Cuando se acercó a la casa de los padres de Gabrielle, no hubo necesidad de tocar a la puerta. Herodoto, Hecuba y Lila salieron a recibirla.

-Hecuba... Hedotodo... Lila... no sé como explicarles esto... por favor escúchenme... necesito que me escuchen... por los dioses, ¡esto me está matando!

-Xena... ayúdanos a bajarla de la carroza y a entrarla a la casa... ¡por favor!

-Si, seguro.

Entre todos, bajaron la urna de madera y la entraron a la casa. Xena no era capaz de mirar a la familia de Gabrielle a la cara.

-Tengan... aquí están mi espada y mi chakram... son suyos.. yo no los quiero, no los merezco... en realidad no merezco nada.

-Gracias por haberla traído con nosotros. Dijo Herodoto.

-Hace frío, voy a prender la chimenea, dijo Hecuba.

Mientras tanto, Lila abrió la Urna, sus ojos no podían creer lo que estaban viendo... a su única hermana, ahí tendida... muerta. Se levantó, se dirigió a su cuarto, sacó una muñeca y se la puso entre las manos.

-Era tu muñeca favorita... ¿recuerdas?... antes de irte, me pediste que te la cuidara.. y así lo hice... lo mismo he hecho con tus animales... con todas tus cosas... me hacías muy feliz cuando la gente comentaba que habías evitado el saqueo a alguna villa... que habías detenido a algún rufián de cometer algún crimen... no te imaginaba rigiendo a la nación amazona... muchas veces quise ver como lucías como la reina de las amazonas... ¡te ves muy linda hermanita!...

Lila se tendió a llorar sobre el cuerpo de su hermana... Al ver esto, Xena quiso enterrarse la misma espada con la que había matado a Gabrielle.

-Estabamos en un mundo de ilusión... todo era muy confuso... había miles de guerreros bajo el mando de Ares... y los aldeanos de Potadia cantaban... fue un momento de tensiones encontradas, de sentimientos perdidos... nos dejamos guiar por el odio y la venganza...

-Ya está muerta... ya que importa como fue... haya sido de una manera o de otra, el hecho es que está muerta... dijo Herodoto.

-Sabemos cuanto te quería Gabrielle Xena... cuanta admiración sentía por ti... y si ella decidió irse contigo, era por que sabía los riesgos que podía correr y que un día esto podía llegar a pasar. Exclamó Hecuba.

-No vale la pena lamentarse... esta vez se te salió de las manos, todo tomó dimensiones inalcanzables... es mejor irse a descansar. Mañana temprano la cremaremos.

Herodoto le ofreció posada a Xena por esa noche, pues aunque no era de su entera simpatía, sabía que Gabrielle habia sido muy importante en su vida y que necesitaba estar presente en el funeral de su mejor amiga.

Todos se retiraron a descansar. Xena estaba muy nerviosa, pues nunca creyó tener que vivir el momento de ver la cremación de Gabrielle. La noche avanzaba, Xena se paró frente a la ventana de su habitación a observar la noche estrellada. Curiosamente, la misma estrella que siempre la había estado acompañando, se veía mas cerca que de costumbre, brillaba mas que siempre, le recordaba la sonrisa de Gabrielle. Por mas que trató, no pudo evitar que las lágrimas rodaran por su cara, pues al día siguiente, Gabrielle se habría ido definitivamente de su vida, al menos ahora podía ver y tocar su cuerpo, pero mañana no quedaría rastro alguno material de lo que alguna vez fue la alegría mas grande de su vida.

-Xena.... escúchame... dentro... muy dentro de ti está la respuesta... no te rindas... la vida te ha dado señales... encuéntralas... acuérdate de mi... déjame ayudarte...

Nuevamente la voz de Gabrielle rondó la cabeza de la Princesa Guerrera... siempre era un mensaje encubierto lo que escuchaba, las sabias palabras de su amiga, que muchas veces le habían servido de guia. La angustia de saber que mañana habría desaparecido por completo le causaba pesadez en el corazón... una intranquilidad como nunca la había sentido antes.

Así que salió del cuarto, tomó la urna donde estaba Gabrielle, la sacó de ahí, se montó con ella en Argo, la acomodó detrás suyo y se fue.

-Vamos a dar nuestro último paseo Gabrielle.

A medida que avanzaban, Xena hablaba con Gabrielle.

-Mira, ahí hay un árbol de cerezas... ¿te gustaban bastante eh?... recuerdo ese día que comiste tantas, que estuviste enferma dos días seguidos...; cerca a esa villa... hay una feria... de seguro hubieras estado ahi... regateando alguna baratija que no necesitabas... o sentada viendo la función de los bufones... recuerdo una vez, que quisiste apostar una carrera conmigo... jaja... y yo te gané.... y... y... y no quiero perderte Gabrielle... ¿por que me dejaste sola?... yo te necesito en mi vida... te necesito cerca a mi... eres mi mejor amiga, eres mi gran amor... ahora... ¿que va a ser de mi sin ti?

Xena detuvo a Argo, se bajó y bajó a Gabrielle. Prendió una fogata, extendió una manta en el suelo y tendió a Gabrielle cuidadosamente en él. Xena se recostó sobre su hombro y la abrazó fuertemente.

-Mira Gabrielle... que linda está la noche... todas esas estrellas nos están mirando... muchas veces en nuestros campamentos, nos acostábamos en silencio a mirarlas... y de vez en cuando teníamos la suerte de ver un cometa... y tu siempre cerrabas tus ojos y pedías un deseo... cuanto me gustaban tus cosas... por mas pequeñas que fueran... todas llenaban mi vida... me hacías tan feliz... pero ahora es tarde... por que yo misma retiré esa felicidad de mi vida... te asesiné... como asesiné a tantas personas en el pasado... hombres inocentes como tu, que no merecían morir... pero sus muertes no me dolieron, en cambio la tuya me ha arrancado el corazón... no solamente a mí... a las amazonas... a Joxer... a tu familia... si pudiera hacer algo, los reuniría a todos, a ti, a tu familia, a tus amigos... a toda la gente que le he hecho daño... para que me perdonaran... sé que he cambiado Gabrielle, y mi cambio en gran parte te lo debo a ti... quiero olvidarme de ese pasado... quiero ser perdonada por mis pecados...

Xena cerró sus ojos y se quedó dormida abrazada por última vez a Gabrielle. El calor de la fogata las mantuvo tibias.

-Xena... Xena, ¡estamos en casa!...

-Xena abrió sus ojos... estaba en la playa... abrazada a Gabrielle... de repente sintió una paz como no la había sentido antes...

-¿Gabrielle?... Dioses... ¿eres tu?... ¿de verdad eres tu?...

Pero Gabrielle no necesitó responder... El corazón le decía a Xena que sí era Gabrielle, su Gabrielle. Xena no pudo hacer otra cosa que abrazarla muy fuerte... Gabrielle respondió a ese abrazo también... Te amo Xena... Te amo Gabrielle.

Ares se apareció a la vista de Xena, no tenía muy buena cara.

-Al final... al final encontraste la respuesta... eres muy astuta... no se por que siempre te sobrestimo...

-Si Ares... siempre tuve la respuesta dentro de mi... solo al darme cuenta de la actitud de los demás ante ésta tragedia, pude abrir los ojos... creo que todo siguió siendo parte de Ilusia después de todo. Aunque mi sentimiento de culpa era demasiado grande... primero tenía que desear el verdadero perdón de mi misma... tenía que ser yo la que empezara a perdonarme, para poder recibir el perdón de los demás... y cuando lo hice... la vida volvió a ser la que era antes...

-¡Bah!... algún día Xena... algún día...

Ares desapareció muy molesto. Xena continuaba abrazando a Gabrielle, permanecieron así un largo tiempo... ni aún la muerte, ni una ilusión amarga podría separar lo que estaba destinado a permanecer junto para siempre.
 
FIN


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