Disclaimer: Estos personajes no me pertenecen, son exclusivos de Universal Studios/USA, no persigo ánimo de lucro ni remuneración alguna.

Avisos: Para aquellos que no estén de acuerdo con el amor entre dos mujeres, que se pierdan de mi vista :-( y para aquellos que lo acepten me alegra encontraros aquí :-)).

Dedicatoria: Se lo dedico con muchisimo cariño a Ara y su amiga, por haberme dado ese empujoncito para seguir y animarme tanto. Y además, a todas la gente que me ha escrito pidiendo que siga escribiendo, gracias, sobre todo por tener paciencia conmigo.

Correo: gioconda91@hotmail.com 



UN MUNDO GOBERNADO POR GUERREROS
(Continuación)

Autora: Elora Danan Xenagab.

Desde el rincon mas alejado de la tienda, Xena se dejaba observar timidamente por Gabrielle. La rubia estaba absorvida en su pensamientos, su mirada era lejana, casi perdida en la oscuridad.
- ¿Que se supone que debo hacer ahora, aplaudir?.- Dijo al fin con ironia.
- Escucha Gabrielle, tu no eres asi, nunca fuiste asi, se que Ares...
- El no tiene nada que ver...
- ¡No lo defiendas!- Dijo aletarada Xena.- El te convirtio en un...
- Dilo, vamos, no tengas miedo, en un monstruo, ¿no era eso lo que ibas a decir?.- Increpo Gabrielle con sarcasmo.
- Gabrielle, tienes que volver a ser la de siempre, la niña de Potedaia que yo conoci...
- ¿Estas loca Xena?. Esa Gabrielle hace tiempo que desaparecio, antes incluso de que te dejaras asesinar.- Dijo iracunda.
- Yo no... Esta bien... ¿por que haces esto?. ¿Quieres vengarte de mi por haberme marchado, por haberme dejado asesinar?.- Increpo furiosa.
- Que incredula eres, Xena.- Gabrielle se levanto de su trono y cogio una de las manzanas del frutero.- Esto no tiene nada que ver contigo, tu ya no eres nada en mi vida, solo un lejano recuerdo, y quiero que sigas siendolo.- Xena intento hablar, pero el dolor impedia que sus plabras salieran.
- Nunca debi dejar que vinieras conmigo, maldita sea la hora en que lo hice.- Susurro dolida.
- No te culpes Xena, este es mi destino, gobernar el mundo... lo que tu fuiste incapaz de terminar, yo lo consigo sin problemas...
- ¿Sin problemas?.- Xena alzo una ceja con ironia.
- Si, sin problemas, el unico problema que tengo ahora eres tu.
- Crei que me habias perdonado, hace un momento me abrazabas con la fuerza de 20 hombres.
- Acabo de cambiar de opinion. Se que estas aqui por alguna razon y que en cuanto te ocupes de ello, volveras a marcharte. ¿Crees que soy tan estupida como para creer que estaras conmigo de nuevo para siempre?. Y la verdad es que estoy bien tal y como estoy.
- Maldita sea Gabrielle.- Xena se acerco con impetu a la antigua bardo y la zarandeo con dolor.
- Te quiero mas que a mi vida, no quiero que sufras todo lo que yo sufri.- Gabrielle abrio los ojos sorprendida.
- Dejame, tengo cosas que hacer.- Se aparto toscamente de Xena y salio fuera de la tienda.

Gabrielle observo a su ejercito reunido al completo. Ahora era mayor, mas fuerte, mas poderoso. Podria hacer tantas cosas con el, pero no se le courria ninguna. Saber que Xena estaba cerca, observado cada una de sus acciones, la intimidaba. Su vida era un maldito caos, ya no distinguia si lo que hacia estaba bien o mal. Si, bueno, arrebataba vidas, pero en honor a la paz, ¿o acaso se habia dejado seducir miserablemente por el poder, como una vez hizo Xena?. No, el poder sin duda era algo que no le atraia, era el control, saber que Grecia estaba bajo su control era lo que Gabrielle valoraba. Se trataba solo de eso. ¡Acaso no era verdad que Grecia vivia una gran etapa de tranquilidad gracias a ella! Por tanto nadie podia echarle en cara lo que hacia, y menos Xena.
- Reina, ¿que vamoa a hacer?.- Le pregunto el general.
- ¿Hay algun ejercito cerca?.- Pregunto aturdida.
- No que sepamos.
- ¿Ningun ejercito?.- Pregunto incredula, quizas ya habia terminado su labor.
- Bueno, los romanos estan en Dodona, hay unos 3000 soldados romanos merodeando por toda Epiro, pero...
- ¿Romanos? Bien, dile a los hombres que recogan, marchamos a Epiro.- El general parpadeo confuso.
- Pero, Reina, ¿no querra enfrentarse a los romanos, verdad?.- Preguto incredulo el hombre alto y garboso.
- Justamente eso es lo que pretendo.
- ¿Pero nunca habiamos luchado contra un ejercito romano, son demasiado poderosos?.
- Mi ejercito tambien lo es, ademas, pondremos en practicas algunas estrategias que he estudiado.
- Bien, mi reina.- Contesto sumiso el joven, aunque un poco costernado con la noticia.

La noticia de que pronto se enfrentarian a un ejercito romano corrio deprisa por el camapamento. Los hombres reian pensando que era una broma, para luego dejar de hacerlo, una vez que se daban cuenta de que se hablaba en serio. Xena se sento en un pequeño banco, junto a un soldado que parsimoniosamente afilaba su espada. Noto enseguida las caras de costernacion de los hombres.
- ¿Que es lo que ocurre?.- Le pregunto curiosa.
- Debes de ser la unica que no ha escuchado la nueva, vamos a luchar contra los romanos en Epiro.- Xena abrio los ojos costernada.
- ¿En Epiro?.- Dijo aun sorprendida.
- Asi es, los romanos tienen sitiada Dodona.- Xena se levanto rapidamente, en direccion a Gabrielle, que enseñaba a un joven muchacho a usar la espada. Parecia un nuevo agregado.
- Gabrielle, ¿podemos hablar?.- Pregunto Xena un poco molesta con la mirada del joven soldado.
- Estoy ocupada.- escupio Gabrielle, golpeando al muchacho en el estomago con el puño de la espada.- Maldito estupido, estate atento.- le increpo al joven que se retorcia en el suelo.
- Gabrielle levanto la espada para golpear de nuevo al muchacho, con la intencion de dejarle inconsciente, pero Xena se lo impidio.
- ¡Quitate del medio!.- Exclamo la rubia airada.
- No dejare que le golpees, esta indefenso y herido.- Se defendio Xena.
- ¿Estas cuestinando lo que hago con mi ejercito?.- Pregunto seriamente Gabrielle.
- Estoy cuestinando lo que haces contigo misma.- Gabrielle bajo la espada y estiro su espalda de forma casual.
- Bien, eso es asunto mio.- En ese momento, el joven envalentonado, se levanto.
- Apartate.- Le dijo el chico secamente a Xena, la cual parpadeo incredula.- ¿No me has oido?.
- Mira niña, un chico con honor, que curioso, y valiente, cosa que tu no eras precisamente. Ya le has oido, apartate.- Ordeno Gabrielle.
En cuanto Xena se quito del medio, el chico recibio la mayor paliza de su vida, patadas a siniestro y diestro, hasta que fue incapaz de levantarse. Gabrielle se acerco al chico con curiosidad, el cual intentaba ponerse en pie, pero a penas alcanzaba a levantarse dos milimetros del suelo. Miro a Xena con autosuficiencia.
- Llevadlo a que le curen las heridas.- Ordeno secamente. Xena estaba aturdida, su Gabrielle era un ser sin escrupulo.
- Gabrielle.- La llamo, siguiendola.
- No te atrevas a cuestinar nunca mas lo que hago, y es reina Gabrielle.- Dijo sin pararse a mirar a Xena.- Ahora sigueme y haz lo que te mande, sino quieres que te eche a patadas del campamento.- Xena la siguio, deseando hablarle sobre su delirante idea de luchar contra los romanos, pero penso que era mejor por ahora no decir nada.

- ¿Que quieres que haga?.- Pregunto Xena confusa. Gabrielle se estaba quitando la ropa.
- Mira a ver si el agua del baño esta a una temperatura adecuada.- ordeno Gabrielle. Xena hizo rapidamente lo que la bardole habia ordenado.
- Esta perfecta.- Aclaro a la rubia. Gabrielle estaba ahora parada junto a ella, totalmente desnuda.
- Aparta.- Xena, ruborizada se aparto del baño.
- ¿Que hago ahora?.- Pregunto evitando mirar el cuerpo desnudo de la joven rubia.
- Vete al infierno y dejame descansar.- Contesto secamente la rubia. xena parpadeo sorprendida con la respuesta de la bardo.- Oh, vaya, olvidaba que ya has estado alli demasiado tiempo.- Dijo con burla Gabrielle.
- ¿Por que me martirizas asi?.- Dos pequeñas lagrimas corrian por el rostro de Xena, que como si fuese una niña caprichosa se echo a llorar.
- Oh, por favor, deja de hacer eso.- Dijo Gabrielle con cierto tono asqueado. Xena se tendio en la cama. Estaba dolida, my dolida con las palabras de la bardo. Empezaba a cansarse de la actitud de la bardo. Tenia que empezar a pensar, pero a pensar como antes lo hacia, no como una niña inocente y parca. Tenia que controlar la situacion. De pronto se levanto y comenzo a quitarse la ropa, que fue callendo lenta y silenciosamente al suelo. Se acerco al baño, donde Gabrielle respiraba suavemente con los ojos cerrados. parecia que se habie quedado dormida.
Xena se paro a observarla, estaba sonrojada por el vapor y su piel brillaba con un tono ocre. Xena no se lo penso mas y se metio en el agua. Gabrielle pego un salto asustada. Realmente se habia quedado dormida. Miro a todos lados poniendose en guardia y se dio cuenta de que Xena no estaba y de que algo le rozaba las piernas, los muslos, los pechos, pero que... Xena la estaba besando y recorria con sus labios cada recodo de su piel. Gabrielle tosio incomoda e intento salir del baño espantada, pero Xena, con una inusitada fuerza se lo impidio. Pego su cuerpo desnudo junto al de la bardo y la aprisiono. Gabrielle desvio la cabeza cuando Xena intento besarla. la verdad era que lo deseaba, pero su orgullo vencia. Xena beso su cuello y hunfio su rodilla en la entrepierna de la rubia. Gabrielle, en un gesto inconsciente, arqueo la espalda y gimio.
- Empiezo a cansarme de tu orgullo, Gabrielle.- Susurro Xena en su oido.
- Te estas jugando el cuello.- Contesto en un suspiro Gabrielle.
- ¿Dime que no te gusta y te dejare?.- Gabrielle aferro con instinto la espalda descubierta de Xena y volvio a gemir con mas fuerza.
- De...- Xena beso a Gabrielle e impidio que dijera cualquier cosa. El beso fue correspondido con fiereza, casi con ira, como si en vez de estar llevando a cabo un gesto de amor, fuera de odio. Gabrielle mordio a Xena con fuerza.
- Ah.- Xena se echo la mano a los labios y se enderezo.
- ¡¡¡¡Fuera!!!!.- Ordeno iracunda Gabrielle, levantandose del baño. Xena observo con rabia a Gabrielle y con mas fuerza la beso. Gabrielle sorprendida casi cae al suelo por el empellon. De nuevo se vio atrapada en aquellos dulces labios, que tanto sabian a Xena, aunque no fueran los de ella. Xena la cogio en brazos, pese a que su fuerza no era la misma que antes y casi a la fuerza arrastro a Gabrielle hasta la cama, mientras no dejaba de besarla. De repente se separo y empujo a la menuda mujer hacia la cama. Desnuda, Gabrielle se encontro sorprendiendose a si misma por las reacciones de Xena. Xena se agacho lentamente y se fue colocando encima del cuerpo de Gabrielle. Las gotas de agua viajaban todavia por las pieles de ambas.
- ¿Que crees que estas...- Xena beso a Gabrielle de una forma que nunca antes habia hecho en su vida con una pasion infinita. Gabrielle gemia hundiendose en el blando colchon. Un fervor desconocido se apodero de ella hasta arrastrarla al deseo irracional. Abrazo con fuerza el cuerpo de la joven y enrosco sus piernas alrededor de sus caderas. Esta vez fue Xena quien suspiro.

Xena bostezo. Un sol calido y brillante entraba a traves de la sedosa tela que cubria el lecho. Sonrio contenta y se volteo en busca de su amante, pero no habia ni rastro de la rubia. Entonces fue cunado se dio cuenta de que habi un silencio extraño. Como si la naturaleza hubiese dejado de nuevo de estar habitada. Relampageaban los cantos de los pajaros y a lo lejos sonaba el murmullo constante de las aguas de rio. Xena se incorporo y se puso una bata de seda, que supuso seria de Gabrielle. Olio la tela y una risilla infantil se le escapo. De vuelta a la realidad, Xena se asomo fuera de la tienda, descubriendo para su sorpresa que el campamento habia sido abandonado y a ella le habian dejado atras, Gabrielle la habia dejado atras. Sintio un dolor terrible en el pecho y tuvo que arrodillarse y respirar hondo. Llamo a Gabrielle con fuerza, con la ira de verse abandonada por la bardo. Pero tomo una terrible decision, si Gabrielle queria jugar fuerte le daria lo que pedia.

Les habia llevado casi unos 15 dias llegar a Epiro. La temperatura alli era mas sofocante que en la costa. El aire era sordidamente caliente y abrasador. Era el mes de primavera, pero parecia pleno verano. Gabrielle salio de su tienda y observo tristemente su ejercito aglomerado, preparado para la inminente batalla. Trago saliva y recordo a Xena. Desde que la dejo, se habia preguntado que seria de ella. Se odiaba a si misma, porque aun cuando Xena se habia entregado a ella sin reservas, se habia comportado como una cria rencorosa. La pura verdad, era que estuviera en el cuerpo que estuviera, los besos de Xena siempre le hacia tocar el cielo y le hacia olvidar esta vida que ahora llevaba. Se prometio a si misma que esta seria su ultima batalla, la ultima.
- ¿Preparada?.- Ares aparecio detras de la rubia y observo el ejercito embelesado.
- Siempre lo estoy.- Aclaro la rubia.
- Esta vez no, no me puedes engañar.- Gabrielle se volvio y lo miro fijamente.
- Tienes razon, no te puedo engañar.- Ares arqueo una ceja extrañado. Habia algo raro en Gabrielle, hablaba con amargura, con un dejo de tristeza infinito.
- ¿Que ocurre?.
- Nunca podrias ayudarme con esto Ares.
- ¿Xena?.- Gabrielle cerro los ojos con fuerza al oir aquel nombre.- Ella es solo un recuerdo. Tu yo yo somos reales, Gabrielle.
- ¿Lo somos?.- Susurro la bardo, preguntandoselo a si misma. Dejo al dios atras y subio a su caballo Tadin. El ejercito empezo a avanzar. Gabrielle sabia que no era una batalla facil, pero tenia un plan infalible.
La polvora estaba preparada, asi como las catapultas. Varios hombres se agrupaban a cada lado de las catapultas, preparados para empezar el bombardeo de Dodona. Gabrielle suspiro y se adelanto a sus hombres, asegurandose que estaba en el punto de mira de todos ellos.
- Escuchadme, esto sera lo que haremos. Vosotros empezareis bombardeando la ciudad.- Dijo dirigiendose a los hombres agrupados alrededor de las catapultas.- Cuando los soldados romanos se alisten y descubran nuestra posicion, se adelantaran los arqueros y dispararan a mi señal. Atacaremos al anochecer, asi tardaran mas en encontrarnos. Despues de los arqueros, se adelantaran los lanceros, vuestra mision es permanecer estaticos con las lanzas apuntando.- Aclaro. - Luego se adelantara el ejercito activo, vosotros, dijo señalando a la tercera fila de hombres. En vosotros radica el exito de la empresa. El ejercito pasivo se encargara de resistir y envolver al enemigo. Bien, ahora esperaremos. Gabrielle llamo a un joven, el mismo al que habia golpeado delante de Xena y le sonrio amigablemente.
- Durion, ¿has entendido lo que debes hacer?.- El joven asintio activamente y alzo su arco contento.- Ten cuidado.- Susurro al joven que le miro extrañado.- Escuchame, quiero que me hagas un favor.
- Lo que me mande reina.- Dijo el chico orgulloso de que la reina le pidiera a el un favor.
- Cuando la batalla halla terminado, quiero que lleves esto a la bardo y se lo entreges.- Gabrielle cogio una piedra del suelo y se la entrego al joven, que la miro extrañado.- Confio en ti.
- Lo hare, puede estar segura, mi reina. ¿Quiere que le diga algo?.- Sugirio el chico.
- Si, dile que esa piedra estara en el fondo del lago siempre.- Dijo misteriosamente y sonrio. El chico asintio.- Ahora, ve a tu puesto, la tarde cae.- Susurro tristemente
- Si, mi reina.

Gabrielle suspiro, estaba a punto de dar la primera orden, cuando diviso la hilera de soldados romanos acercandose amenazante. Aquello solo podia significar una cosa, habia un traidor en su ejercito. Con ira, dio el primer grito, siguiendo con lo que habia dispuesto. Las catapultas silvaron en el cielo y todos miraron el primer proyectil impactando en los muros de la ciudad. A este le siguieron muchos mas. Subio a su caballo y se coloco en la hilera de soldados jinetes. Cuando los romanos estaban tan solo a unos 500 metros dio la señal a los arqueros. El sonido silbante de las flechas innundaron la noche, acayando todos los demas sonidos, incluso los soldados callaban. Muchos calleron al suelo con este primer ataque, pero la respuesta de los romanos no se hizo esperar, miles de flecha parecieron volver de vuelta. Los soldados alzaron sus fuertes escudos y se defendieron como pudieron. Para el gozo de Gabrielle fueron pocas sus bajas. Los romanos, iracundos, encabezados por una extraña figura montada a caballo corrieron en busca de un enfrentamiento cara a cara, Gabrielle dio la señal a los lanceros, que alzaron sus largas lanzas y esperaron como se les habia ordenado. Muchos soldados romanos quedaron insertados en las puntas, la figura que les encabezaba callo al suelo, junto con su caballo, pero no habia sido herida. gabrielle sonrio, su estrategia no podia estar saliendo mejor. Fue entonces cuando los soldados activos se prepararon para el enfrentamiento cuerpo a cuerpo. Ella les encabezaba, orgullosa, portentosa en su blanco caballo. Se dirigio al galope contra los hombres, derribando a muchos y hiriendo con su espada a muchos otros. De pronto, recordo la primera vez que habia dirgido a los hombres en una guerra, aquel buen dia de guerra en el que el joven Temecula perdio la inocencia. Paro en seco su caballo recordando las palabras de Xena: "Lo unico que puedes pensar es que fue un buen dia de guerra". Alguien la arrastro al suelo y en su despiste Gabrielle no logro defenderse. Callo sobre el barro y rapidamente saco su espada. Miro a su enemigo, el cabecilla del ejercito que iba misteriosamente enmascarado. Gabrielle observo sus ojos, oscurecidos por la ira. Esos ojos le eran muy familiares. Saliendo de su ensimismamiento ataco a la enmascarada figura que se supo defender bastante bien. De sus espadas salian chispas. Gabrielle penso, para su asombro que habia encontrado un gran oponente, digno de ella. Con una estocada extraña, la figura le arrebato la espada. Gabrielle, sorprendida cogio una lanza y la utilizo como su antiguo baculo. Miles de recuerdos le vinieron a la mente y suspiro repentinamente cansada de aquello. La figura permanecia ahora quieta, a la espera de que ella hiciera algun movimiento, pero Gabrielle miro el campo de batalla. Miles de hombre regaban el suelo y la luna llena se reflejaban en los charcos de sangre. Cerro los ojos y apreto el baculo fuertemente. A lo lejos vio al joven Durion luchando con un agerrido hombre y fue consciente de que el muchacho corria peligro. Recordo a Temecula y a tantos jovenes amigos y sintio un gran instinto protector. Miro a su contrincante y ante la mirada contrariada de este, salio corriendo. La siguio, pero no parecia querer atacarla. Durion estaba tirado en el suelo, el soldado romano estaba a punto de atravesarle con su espada, pero esta vez Gabrielle acerto de lleno con la lanza, que traveso de lado a lado el cuerpo de su enemigo. Respiro hondo, casi como si se hubiera quitado un gran peso. Durion se sobresalto, se incorporo asustado y le sonrio agradeciendole que le hubiese salvado la vida, pero entonces un hilillo de sangre comenzo a caer por su boca y sus ojos se abrieron con panico. Gabrielle no acertaba a ver que habia ocurrido, hasta que lo vio caer al suelo, atravesado por una flecha. Gabrielle corrio hacia el y lo abrazo con fuerza. El chico casi no podia respirar. Gabrielle con suavidad, sonriendole le acaricio el rostro. Luego se levanto y busco al arquero, lo encontro dispuesto a usar de nuevo su arma. Gritando con dolor, Gabrielle corrio hacia el.
El cabecilla del ejercito se arrodillo junto al chico y lo reconocio. Se quito la mascara y le sonrio. El chico abrio los ojos como si hubiese visto una vision.
- Bardo, bardo...- repetia en su agonia. Xena le acaricio el juvenil rostro con dulzura.- La gran reina me dio esto, ella... me lo dio... ella me dijo...
- No hables, te pondras bien.- El joven escupio sangre.
- Ella dijo que la piedra siempre estaria en el fondo del lago...- Xena rompio a llorar abrazando al chico inerte. Acaricio la mano del joven y observo que apretaba algo con fuerza. La abrio y alli encontro una piedra ensangrentada. Xena la observo y miro a Gabrielle que acuchillaba una y otra vez al arquero. Corrio hacia ella, con el alma en un puño y la abrazo. Gabrielle pego un respingo, creyendo ser atacada y se separo de la figura.
- ¿Xena?.- Pregunto extrañada.
- Gabrielle, mira a tu alrededor, solo hay muerte.
- Tu me traicionaste, Durion ha muerto por tu culpa.- Contesto Gabrielle al reconocer en ella al cabecilla de los romanos.
- No te engañes, Durion hubiera muerto tarde o temprano a tu lado.- Contesto Xena intentando acercarse a la bardo.
- Tienes razon. Abrazame, Xena.- Rogo Gabrielle, y en medio de la lucha ambas se abrazaron, sin que ninguna de las dos hiciera amago de terminar con el calido y familiar abrazo.
- Todo se arreglara.- La consolo Xena.
- Todo tiene un final.- Susurro Gabrielle.- ¿Como acaba esta historia?.- Pregunto de una forma extraña.
- Eso depende se ti.- Contesto Xena apretandola mas entre sus brazos.
- Yo se como acaba.- Gabrielle la beso y mientras la besaba Xena la oyo gemir. El cuerpo de Gabrielle fue cayendo inerte. Asustada, Xena la sostuvo entre sus brazos.- Gabrielle.- La llamo. Dejo caer su cuerpo en el suelo y observo que habia un puñal atravesando su estomago. Ella misma se habia apuñalado. Xena abrio los ojos con incredulidad, fuera de si, en una irracional locura, agarro a su bardo y la zarandeo entre sus brazos, la golpeo, pero ya era demasiado tarde, ella estaba muerta.
- No puedes morir, ERES UNA DIOSA.- Gritaba Xena aterrada al ver que la rubia no se movia lo mas minimo. Ares aparecio repentinamente a su lado, con terror se agacho junto a Xena y observo aturdido a la bardo inerte.
- No puede estar muerta.- Saco el puñal y la sangre salio de la herida a borbotones. Asustado la tapono. Xena le arrebato el puñal y lo observo con detenimiento.
- La daga de Helios.- Susurro.
- ¿Que?.- Pregunto Ares costernado.
- Se apuñalo con la daga de Helios.- Volvio a repetir Xena.
- ¿Esta muerta?.- Pregunto Ares negandose a creerlo.
- NO, NO.- Contesto Xena golpeando con ira al dios.
- LO ESTA XENA, ESTA MUERTA, ELLA MURIO.- Grito Ares casi sollozando.
- Tiene que haber algo, algo que podamos hacer.- Recapacito Xena.
- Lo hay.- Ares la miro intensamente, puso su mano sobre la frente de Gabrielle y respiro hondo. Xena lo observo aturdida, debia amarla mucho para dar su divinidad, viniendo de Ares era algo increible.
- NO.- Una voz conocida para el dios sono en su mente.
- ¿Gabrielle?. ¿Eres tu?.- Xena lo miro aturdida sin comprender.
- No puedo volver Ares.- Susurro la voz de nuevo.
- Puedo traerte de vuelta.- Dijo el dios.
- Lo se, pero no es a mi a quien debes de traer de vuelta, por una vez en tu vida deja de ser egoista.- Le increpo la voz. Ares estaba indeciso. ¿A quien se supone que debia traer de vuelta?. ¿A Xena?.
- ¿Te ha hablado?.- Pregunto temerosa Xena. Ares asintio.
- No quiere volver.- Xena cerro los ojos y los preto con furia, sin pensarlo, cogio la daga de Helios y amenazo al dios.- No importa lo que ella quiera, la traeras.- Amenazo ida de si.
- Yo la respeto Xena, y cumplire su ultima voluntad.- Aclaro el dios. Xena fruncio el ceño. El dios se levanto haciendo caso omiso de la morena y de la daga y se arrodillo junto a Durion. Xena miro la escena sin comprender nada. Ares puso su mano en la frente del muchacho y le devolvio a la vida.- Le protegere con mi vida, Gabrielle.- Prometio el dios, desapareciendo y llevandose consigo al chico. Xena se quedo mirando el cuerpo de Gabrielle, comprendiendo por vez primera el inmenso dolor y la impotencia que debio haber sentido Gabrielle cuando intento volverla a la vida. Lloro amargamente y grito mirando al cielo.
- ¡¡¡¡Perdoname!!!!.- Luego callo desmayada.


Continuará...


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