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La Geografía es considerada como alimentándose de
la mismas fuentes de datos que la Geografía, la Física, las Ciencias Naturales
y, de cierta forma, de las Ciencias Sociales. Ella se sirve de nociones, algunas
de las cuales son objeto de estudio profundizado en las ciencias vecinas: de allí
viene entonces la crítica que se hace a veces de la Geografía, la de vivir de
prestado y de intervenir indiscretamente en el campo de otras ciencias, como si
hubiese compartimientos reservados en el dominio de la ciencia. En la realidad,
como veremos, la Geografía posee su propio campo. Lo esencial es considerar qué
uso ella hace de los datos sobre los cuales se especializa. Será que ella
aplica métodos propios?. ¿Será que tras nuevos horizontes, de donde las cosas
puedan aparecer con una perspectiva especial, las muestra desde un nuevo ángulo?. La Unidad Terrestre La Geografía abarca,
por definición, al conjunto de la Tierra. Este fue el mérito de los matemáticos-geógrafos
de la antigüedad (Eratóstenes, Hiparco, Ptolomeu), el de colocar en principio
la unidad terrestre, el de hacer prevalecer esta noción encima de las
descripciones empíricas de las regiones. Es sobre esta base que la Geografía
pudo desarrollarse como Ciencia. La idea de correspondencia, de solidaridad
entre los fenómenos terrestres, penetró y tomó cuerpo, muy lentamente en la
realidad, porque se trataba de apoyarla sobre hechos y no sobre simples hipótesis. Si existe un dominio
donde la unidad terrestre se manifiesta claramente, éste es el de las masas líquidas
que cubren 3/4 del globo y el océano atmosférico que lo envuelve. En los
movimientos de la atmósfera, "no se puede aislar ninguna parte, pues cada
una actúa sobre la vecina" (Dove). (...). Las partes del océano están en
íntima comunicación por una circulación de fondos y de superficie. La parte sólida del
globo también sufre la participación de una dinámica general. El conjunto de
datos tectónicos, que las exploraciones hechas en las diversas regiones de la
Tierra, contribuyó para que Eduard Suez pudiese edificar sobre ellas una síntesis. Esta idea de unidad es
común, sin duda, a todas las ciencias que tocan la física terrestre, así como
a las que estudian la repartición de la vida. La insolación, la evaporación,
el calor específico del agua y de la tierra, los cambios en los estados del
agua, etc.; se comprenden a través de la comparación recíproca de las
diversas partes del globo. La ley de gravedad domina toda la diversidad de las
formas de erosión y de transporte, y se manifiesta así en su plenitud. Toda
especie viva está en perpetua tensión de esfuerzo para adquirir o defender un
espacio que le permita subsistir, y esto sirve de guía al naturalista. El
conocimiento de estos hechos que, en órdenes diversos y en grados diferentes,
contribuyen para fijar la fisonomía de la Tierra, resulta de un conjunto de
observaciones donde cada parte del globo debe, tanto como sea posible, trazar su
testimonio. Cada ciencia realiza, en este sentido, la tarea que le es propia; mas no se puede decir por ello que las mismas hacen el papel de la Geografía: éste es el papel que se debe precisar.
La
combinación de los fenómenos La Geografía, inspirándose
como las ciencias vecinas en la idea de la unidad terrestre, tiene como misión
especial procurar cómo las leyes físicas o biológicas que rigen el globo, se
combinan y se modifican aplicándose a las diversas partes de la superficie.
Ella tiene como objetivo especial estudiar las expresiones cambiantes que
reviste, conforme a los lugares, la fisonomía de la Tierra. (...). El análisis de esos
elementos, el estudio de sus relaciones y de sus combinaciones componen toda la
trama de la investigación geográfica. No se puede más que cuestionar según
este punto de vista, una antinomia de principio entre dos especies de Geografía:
una que bajo el nombre de Geografía General, sería la parte verdaderamente
científica; y la otra que se aplicaría, teniendo como hilo conductor solamente
una curiosidad superficial en la descripción de las regiones. De cualquier
manera que se enfoque, son los mismos datos generales, en sus encadenamientos y
en su correlación, que se impone la atención. Estas causas, si se permite usar
esta palabra tan ambiciosa, al combinarse originan las variedades sobre las que
el geógrafo trabaja: sea cuando el se propone determinar los tipos de clima,
formas del suelo, del hábitat, etc., como hace cuando trata Geografía General;
sea cuando él se esfuerza por caracterizar las regiones, hasta la descripción,
pues lo pintoresco no le es prohibido. Las superficies El campo de estudio, por
excelencia, de la Geografía es la superficie; ésta es el conjunto de los fenómenos
que se producen en la zona de contacto entre las masas sólidas, líquidas y
gaseosas, que constituyen el planeta. Este contacto es el principio de fenómenos
innumerables, de los que apenas algunos están definidos; ellos actúan como un
reactivo para colocar en evidencia las energías terrestres. Entre las superficies
que estudia la Geografía, las de la litosfera tienen la ventaja de conservar
mas o menos la impresión de las modificaciones que ellas sufrieron desde su
origen. Ellas presentan, por ello, un interés particular y abren una nueva
fuente de aprendizaje. Es como un cuadro registrador, sobre el cual el estado
presente de las formas se revela a continuación de los estados anteriores. A
través de las formas que pertenecen al ciclo actual de evolución, se
distinguen lineamientos de las que preceden. (...). La obra del pasado persiste
a través del presente como la materia sobre la cual se ejercen las fuerzas
actuales. A partir de ahí, estamos en plena Geografía. Los aspectos de la
superficie sólida se revelan así, como el resultado de modificaciones
incesantemente remanejadas de época en época; representa una secuencia y no un
estado una vez dado y surgido de repente. Las formas actuales sólo son
inteligibles si se las focaliza en la sucesión de la cual forman parte.
La
fuerza del medio y la adaptación Recorramos ahora la
observación. Lo que la observación y el análisis encuentran en esas
superficies donde se imprimen los fenómenos, no son casos aislados, trazos
incoherentes, son grupos de formas obedeciendo a una acción de conjunto, unidas
por afinidades y trabajando en común para eliminar de la superficie lo que no
conviene más a las condiciones actuales. Un bosque es una especie
de ser colectivo donde coexisten en una armonía provisoria y no a prueba de
cambios, árboles, vegetales de tipo rastrero, hongos y una multitud de huéspedes
igualmente subordinados, insectos, termitas, hormigas. Así, las cosas se
presentan a nosotros en grupos organizados, en asociaciones regidas por un
equilibrio que el hombre perturba incesantemente o, conforme los casos,
reordena. La idea de medio, en
esas diversas expresiones, se precisa como correlativo y sinónimo de adaptación.
Ella se manifiesta a través de las series de fenómenos que se encadenan entre
si y son puestos en movimiento por causas generales. Es por esas causas que
incesantemente retornamos a las causas del clima, de estructura, de soporte
vital, que impulsan muchas actividades especiales de las formas y de los seres. El método descriptivo La Geografía se
distingue como ciencia esencialmente descriptiva. No es que renuncie a la
explicación: el estudio de las relaciones de los fenómenos, de su
encadenamiento y de su evolución, son también caminos que llevan a ella. Pero
ese objeto mismo la obliga, más que a otras ciencias, a seguir minuciosamente
el método descriptivo. ¿Una de esas tareas principales no es localizar los
diversos órdenes de hechos que a ella conciernen, determinar exactamente la
posición que ocupan, las áreas que abarcan?. Ningún índice no podría pasar
desapercibido, casa uno tiene su valor geográfico, sea como dependencia, sea
como factor en el conjunto que se trata de analizar. Es preciso, entonces, tomar
sobre los hechos cada una de las circunstancias que los caracterizan, y
establecer exactamente el resultado. Hay dos obstáculos que
deben particularmente ser tomados en consideración: el de las fórmulas muy
simples y rígidas entre las cuales deslizan los hechos y de las fórmulas
multiplicadas a tal punto que aportan más a la nomenclatura y no a la comprensión. Describir, definir y
clasificar, además de deducir, son operaciones que lógicamente se mantienen,
pero los fenómenos naturales de orden geográfica no se plegan solícitamente a
las categorías del espíritu. La descripción geográfica
debe ser flexible y variada como su propio objeto. Frecuentemente es para ella
servirse de la terminología popular; esta al haberse formado directamente en
contacto con la naturaleza, tal designación aplicada sobre lo actual, tal máxima
rural o proverbio pueden abrir una luz sobre un relato, una periodicidad, una
coincidencia, cualquier cosa que se reclama directamente de la Geografía. No es
sin razón que en los libros o memorias geográficas las representaciones
figurativas aparecen cada vez más. El diseño y la fotografía entran a título
de comentario en la descripción. Las figuras esquemáticas tienen su utilidad
como instrumento de demostración. Geografía e Historia Es preciso decir que en
esta fisonomía el hombre se impone, directa o indirectamente, por su presencia,
por sus obras o consecuencia de sus obras. Ella también es uno de los agentes
poderosos que trabajan para modificar las superficies. Se coloca por eso entre
los factores geográficos de primer orden. Su obra sobre la Tierra ya es larga;
hay pocas partes que no llevan sus huellas. Se puede decir que de ello depende
el equilibrio actual del mundo vivo. Es otra cuestión
aquella de saber qué influencia las condiciones geográficas ejercerán sobre
sus destinos y particularmente sobre su historia. No puedo dejar de abordar aquí
este punto importante. La Historia y la Geografía
son compañeras antiguas que hace mucho tiempo caminan juntas y que, como
acontece con los viejos conocidos, han perdido el hábito de discernir las
diferencias que las separan. Lejos de mi está la intención de atropellar la
armonía de esta pareja. Es útil en tanto que, continuando la prestación de
servicios recíprocos, ellas tengan nítida conciencia de las divergencias que
existen en sus puntos de partida y en sus métodos. La Geografía es la ciencia
de los lugares y no de los hombres; ella se interesa por los acontecimientos de
la Historia en la medida que acentúan y esclarecen, en las regiones donde ellos
se producen, las propiedades, las realidades que sin ello permanecerían
latentes. Conocemos hace mucho tiempo a la Geografía incierta en su objeto y en sus métodos, oscilando entre la Geología y la Historia. Esos tiempos pasaron. Lo que la Geografía a cambio de lo que recibe de las otras ciencias, puede incorporar para tesoro común es la aptitud para no dividir lo que la naturaleza juntó, para comprender la correspondencia y la correlación de los hechos, sea en el medio terrestre que envuelve a todos, sea en los medios regionales donde se localizan. *En: Principes de Geographie, Paris, 1913 |
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