Mitos y Leyendas de la Orden

Se ha especulado mucho acerca de la Orden y del misterio de sus ceremonias, de los orígenes de sus riquezas y de la supuesta negación a Xto en sus ritos de iniciación. Ciertamente la Orden fue en muchos aspectos una sociedad secreta y hermética, sobre todo después de convertirse en el mayor poder económico en toda Europa, pues se dificultó la posibilidad de entrar en la Orden y los superiores de la misma fueron más cautelosos con lo que hicieron público. Durante los casi doscientos años que funcionaron como Orden, los templarios alcanzaron a acumular ganancias de aproximadamente 90 millones de dólares anuales; por esta razón la envidia y la codicia de muchos reyes no se hizo esperar, y algunos incluso favorecieron el nombramiento de Gran Maestres allegados al reino para su beneficio personal. Gerard de Ridfort, 10º Gran Maestre de la Orden, favorece el nombramiento de Balduino V como rey de Jerusalén y divide la Orden entre los que apoyaron a Guy de Lusignan (rey en 1186 y amigo de Balduino) y los que creían en Raymond III de Tripoli, quien contaba con el apoyo de los Hospitalarios y el cariño del pueblo. Pero muchas veces la codicia de los reyes era tal que incluso difamaban acerca de la Orden buscando que el Papado la suprimiera. Muchos mitos se crearon en torno a la Orden de los Templarios, como por ejemplo el rito de iniciación por el cual debían pasar los aspirantes. Se hablaba de un acto en el cual el aspirante debía renegar tres veces de Cristo, escupir la Cruz, disponerse a abrir su alma al demonio, adorar al Baphomet y se decía también que era forzado a tener relaciones sodomitas con sus superiores. Al iniciado se le exigía total discreción sobre el acto, incluso bajo pena de muerte si los secretos de la Orden salían fuera de ella. El Baphomet, la más grande leyenda de los Templarios La figura de macho cabrío y cuerpo de mujer, la antorcha en el medio simbolizando el equilibrio. Posee en su frente el pentagrama o estrella de cinco puntas, máximo símbolo demoníaco. En su mano, la posición de los dedos que forman las señales del ocultismo. La figura sentada en su trono de Gloria, y al fondo dos lunas que sugieren su reino de tinieblas. Muchos de los Caballeros Templarios confesaron haber adorado al Baphomet y considerarlo el Salvador de la Orden. Otro de los mitos que envuelven a la orden es el de su gran tesoro oculto. Umberto Eco en su magnánima novela "Il pendolo di Foucault" presenta este tesoro como el Tesoro de Provins; también conocido como el Arca de la Alianza o el Santo Grial (la copa donde cayó la sangre de Xto). Felipe IV,El Hermoso, intentó apoderarse del tesoro destruyendo la Orden gracias a sus blasfemias y sus mentiras acerca de los ritos y el peligro que significaban los Templarios. Gracias a su poder y al débil carácter del Papa Clemente V la Orden fue clausurada, y las riquezas de los Templarios pasaron a manos de los Hospitalarios y los Teutónicos, pero el Gran Tesoro de Provins nunca se halló. Se cree que dicho tesoro quedó en poder de los Judíos, y que Adolf Hitler lo sabía, y que el holocausto más que una batalla racial fue la cacería del tesoro. A pesar de todo, la Orden de los Caballeros Templarios fue bastante poderosa, y el Gran Tesoro de Provins es aún un misterio.

Descendencia Templaria

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