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de Carora Entrevista

María de Lourdes Riera Montes de Oca:

Mi padre me envió interna a Barquisimeto al colegio Inmaculada Concepción a la edad de once años, y gracias a esa determinación le debo mi actual educación

 

María de Lourdes Riera es la tercera de cinco hermanos, cuatro varones y ella tan sólo hembra. Es hija del General Roberto Riera Alvarez y Leticia Montes de Oca Oropeza, y es por eso que su familia se confunde toda su vida, con la casa que se sitúa en la calle San Juan y en cuyo frente está hoy la casa donde funciona El Registro Subalterno, que fue de su primo hermano Don Jesús Montes de Oca Gutiérrez.entrevista2.jpg (11969 bytes)

En esa Casa, creemos que hasta los años setenta, a inicios de esta década, se prepararon los mejores panes dulces, galletas y rebanadas de Carora en manos de Tento y Chila Montes de Oca, hermanas de doña Leticia. De allí todavía recordamos el café mañanero con esos panes, y recordamos también a Efraín Riera y a Nelly su esposa, quienes cargadas de cinco hijas más una prima que se agregaba, proliferaban en su casa las amistades femeninas y entre cinco y seis de la tarde se sentaban todas las párvulas de la época a saludar a los que pasaban a pié o en carro, esa casa parecía una guardería juvenil de niñas.

Pero nuestra historia se remonta más atrás todavía, se remonta a 1916 donde un primero de junio nació la Tiíta María de Lourdes, o más atrás, a un 21 de Septiembre de 1880, cuando nació el último hijo del Dr. Andrés Riera Silva y Teodora Alvarez: El General Roberto Riera Alvarez.

De este señor se cuenta entre los caroreños que era tan valiente en la guerra que era el único que combatía sin necesidad de tomar licor. Era primo hermano doble del Dr. José María Riera, presidente fundador del Club Torres y a quién mataron en la Guerra en 1900, y era primo hermano por los Alvarez, del también valiente y aguerrido General Niní Alvarez quién nunca se le rindió a Gómez y se caló, por ello, 22 años de cárcel de la cual salió tener su último hijo Froilán Alvarez Yépez y a morirse poco después.

Se podría pensar que por las condiciones de vida, el general era el prototipo del bárbaro gomero, pues éste se hizo amigo del caroreño, sin embargo, no podemos olvidar que Roberto Riera era hijo de uno de los más ilustres intelectuales de nuestra ciudad, poseedor de una vasta cultura y de un pluma ágil, profunda y contundente, como lo demuestran los escritos que dejó. El General llegó a tercer año de bachillerato y se tuvo que ir a las fincas por muerte del padre, pero también llegó a tener un densa formación cultural, como lo demuestran también sus cartas, escritas en una bellísima letra y con claridad de pensamiento que asombrarían a los generales de hoy. Era por supuesto, como buen gomero, Positivistas venezolano, y de allí que comulgaba con el Dr. Arcaya y el Dr. Gil Fortoul, ambos ministros de Gómez y como formado dentro de ese pensamiento tenía como lema "Trabajo y Progreso" que a veces cambiaba por "Paz, Trabajo y Progreso". Debe haber sido lector del "Gendarme Necesario" de Valenilla Lanz pues hizo práctica de este principio cuando se le fue a rendir a Gómez. Cuenta la Tiíta que Gómez lo que le dijo fue: "Tan simpático el gordito" y le regaló una de las mejores mulas que tenía que él llamó la gomera. Es historia que en una oportunidad le regaló El Presidente a don Pablo Riera Alvarez y a él, dos toros barreteados normandos y que de allí viene ese ganado barreteado que a veces todavía sale en Carora, y que en la época del cincuenta y aún del sesenta era común en las fincas del Municipio.entrevista3.jpg (14932 bytes)

Es este señor, consciente de la necesidad de educar a sus hijos, tuvo que tomar una de las decisiones más difíciles de su vida como fue la de mandar a su única hija de apenas once años, interna al colegio Inmaculada Concepción. Le decía a su hija que no podía quedarse en Carora a "echar solamente arepas", y ella le respondía que no la llevara y que no le importaba quedarse solamente para eso. Era la época donde las mujeres no estudiaban y fungía como la más culta de la sociedad caroreña, Enma Riera alumna del Dr. Marquíz. Pero don Roberto se desprendió de su hija en 1927 y cuando la iba a visitar le prometía a la niña entre lágrimas que se mudaría a Barquisimeto, cosa que hizo efectivamente en 1930 pero dejó a la niña interna en el Colegio. La niña, hoy una señora de 83 años, nos dice que esa fue la mejor decisión de su padre, pues su formación cultural se la debe a esa fuerte toma de conciencia por parte de su progenitor. En el Colegio aprendió Francés, Inglés y se graduó en Bachillerato Comercial. Como dato curioso, ella le pidió a su padre de regalo de graduación que le permitiera quedarse un año más de interna en el Colegio, año en que completó su educación en música, pintura, bordados y nos mostró de esa época el dibujo del rostro del Libertador hecho a máquina de escribir con la proclama de su muerte, la cual se sabe además de memoria. Nosotros supimos que estos dibujos se hacen ahora en computadora, pero no teníamos idea que en esa época ya se realizaban estas cosas en forma manual y ello conllevaba además, a la necesidad de aprenderse el escrito de memoria: ¿ No será este hecho envidia de los hoy bolivarianos que ni siquiera tienen idea de lo que están diciendo?. Queda también como pregunta: ¿No habremos perdido condiciones intelectuales y espirituales el hombre moderno de hoy con respecto al de hace ochenta años atrás, por culpa precisamente del desarrollo tecnológico?. Nos sacudimos estas preguntas y continuamos adelante en nuestra conversación.entrevista4.jpg (15758 bytes)

Más adelante y para ilustrarnos como era la enseñanza en esa época, nos dijo de memoria en Francés todo el Capítulo I del Génesis, y nosotros profundamente apenados hicimos un esfuerzo y le recitamos de memoria los trece primeros versículos en hebreo antiguo del mismo génesis. No era una cuestión de competencia, sino el de sentir una profunda vergüenza ante el deterioro del hombre de hoy en donde los métodos de memorizar fueron abandonados por anacrónicos y porque no quedaba nada de ello: Nos volvimos a preguntar, ¿Es que ochenta y tres años no son suficiente tiempo para que algo se olvide?. La realidad es lo contrario: Allí estabamos en presencia de dos ejercicios de memoria que no se habían olvidado: La Proclama del Libertador y el Capítulo I del Génesis en Francés.

En ese momento la conversación giró en torno a lo que habíamos ido: Las Matas. Asombra a los caroreños el estado de las matas de la Tiíta, su conformación y su verdor: No existen matas como esas en Carora, a sabiendas que existen excelentes mujeres y hombres en Carora con buena manos para ellas como Carmen María de Coronel, Violeta Bello y Fortunato Hernández por ejemplo. Pero las matas de la Tiíta son decididamente especiales. Nunca un "cilantrillo" en Carora se había logrado dar y ella tiene innumerables especímenes de este helecho. Helechos inmensos pueblan su jardín y nosotros que conocíamos estas matas en Barquisimeto cuando ella tomó la decisión de venirse a Carora, todos pensamos que la mayoría de la ellas iban irremediablemente a morir. Pues sencillamente no fue así y aquí en cambio parecieron adquirir un nuevo vigor. "Mis matas son mi pasión y mis hijos que no tuve, nos dice, aunque por estos últimos no puedo quejarme pues tengo una batería de sobrinos que están pendientes de mí como si yo fuese su madre", nos comenta la Tiíta, así le dicen sus sobrinos, emocionada. Nos dice también que al graduarse se dispuso a impartir clases en el mismo colegio donde se formó y se convirtió en una especie de ayudante de la hermana Cecilia directora del colegio. Fue allí cuando el profesor Isaac Ramos, director del Eliodoro Pineda, vio su trabajo y entusiasmado por el mismo decidió ofrecerle trabajo y ella en primera instancia declinó precisamente por la hermana Cecilia. Fue ésta la que le dijo que aceptase lo aceptase porque ese era su futuro, y el director le acomodó el horario de modo que pudiese cumplir con los dos institutos educativos. Nos dice: " Allí di clase en Comercio de contabilidad, de Taquigrafía y de Caligrafía, enseñaba todo tipo de letras: Palmer, gótica, inglesa y redonda., y trabajé hasta que me jubilé. Ganaba cuatro mil bolívares mensuales y con ello recorrí el mundo. En 1945, al terminar la guerra, me fui un año a Nueva York, y después fui siete veces a Francia y recorrí casi todo el mundo. Definitivamente eran otros tiempos".entrevista5.jpg (15916 bytes)

La conversación siguió en torno a sus matas y a su vida que creemos armónica y ejemplar para estas generaciones criadas en un ambiente demasiado materialista y alejadas de aquellas cosas que hacen al hombre ser un ser cercano a Dios: María de Lourdes Riera es prueba de ello. Y cuando comenzamos a degustar su quesillo y su torta, en esta oportunidad el quesillo lo hizo su criado Juancito bajo su fórmula por supuesto, nos preparamos para despedirnos y nos dio la bendición. Por instante, nos pasó por nuestra mente el pensamiento: el caroreño definitivamente regresa como los elefantes a su tierrra. Este era un buen ejemplo más. Con la bendición no prestamos a marcharnos y al salir tuvimos la gratísima impresión del matero con rosas blancas que siempre están floreadas y que en menguante es cuando más hermosas se encuentran. Recordamos el verso de José Martí: Cultivo la rosa blanca/ en junio como en enero/ para el amigo sincero/ que me da su mano franca.......y con ese verso, las rosas y la bendición en nuestros corazones nos fuimos a sabiendas que a la hora de la muerte tendríamos a nuestro favor estas indulgencias ganadas que nos ayudarían a aliviar las penas en el purgatorio católico, nosotros míseros mortales, pecadores y no precisamente religiosos...........

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