La moral, el mercado y el mercadeo

En el mundo iberoamericano hay una velada acusación sobre el marketing, la de ser un instrumento para la manipulación de las personas en sus decisiones. Según esto, la publicidad lava el cerebro e inyecta las ideas que el publicista quiere imponer.

Este prejuicio tiene un peso importante en la reglamentación de la publicidad de los servicios de salud por parte de entidades colegiadas que han endurecido algunas de sus posiciones al respecto, con el objeto de intimidar y así desalentar a los profesionales de salud en su intento de hacerse un lugar en el mercado. La existencia de este, muchas veces es negada por parte de esas antíguas instituciones.

Las reglamentaciones y las limitaciones éticas deben tomarse muy en cuenta a la hora de comunicar, porque los avisos son pruebas tangibles que las entidades antes mencionadas toman como instrumentales a la hora de desplazar del mercado a un competidor ya que ellas están conformadas por los ejecutivos o dueños de los grandes centros de atención para la salud de su área de influencia.

Estos condicionantes afectan gravemente el libre juego de la oferta y la demanda, seguramente porque se alinean con ideas socialistas o incluso comunistas habilmente manipuladas por cínicos y psicópatas de turno.

No cabe duda que paulatinamente está desalentandose la influencia de esos costosos mecanismos de poder corrupto en casi todos los paises iberoamericanos al quitarles beneficios secundarios, concretamente acceso al dinero y al poder político. Así colegios médicos y sindicalistas tendrán que cambiar o desaparecer en los próximos años.

Dejando al mercado bajo el imperio de la ley sin corrupción se permite su desarrollo y perfeccionamiento, lo que no es malo en sí mismo como se intenta hacer ver, incluso a través de formadores de opinión pública.

El marketing es basicamente moral ya que implica un esfuerzo por hacer llegar con inteligencia una oferta a quienes están motivados y con capacidad económica para tonarla. La esencia del marketing es la diferenciación del producto y no el engaño.

Hay que reconocer que un clima de desconfianza afecta severamente a la oferta de un intangible, producto muy vulnerable a la falta de credibilidad. Si sumamos la desconfianza natural del consumidor a la reforzada por las instituciones de poder, no queda mas que un margen muy estrecho para la maniobrabilidad del profesional de marketing quien debe asegurar control sobre las variables del mercado y no puede hacerlo si no hay un verdadero mercado libre.

La visión centrada en el cliente ayuda sobremanera a edificar la moral de un sistema de mercadeo y si la moral de los consumidores en un determinado mercado es baja, el marketing debe apoyarse en la ley indiscutible para desalentar conductas que afecten el libre juego del mercado. No implica apoyarse en la ley descuidar la vision del cliente, lo que significa es un ajuste para facilitar el justo intercambio.
Las empresas son estructuras culturales de peso muy importante en la educación, las escuelas y universidades están más centradas en la instrucción y suelen tener fallas de educación amparadas en presupuestos públicos.

Negocios y moral no circulan por vías separadas, mucho menos en el ámbito de la ofertas de servicios de salud.

© 2001 Dr. Héctor H. Zorrilla