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HISTORIA DEL APEDREO DE LA CRUZ BENDITA.

     Era el año de 1488 de la era cristiana el que corria.

     Un pastor, pobre, cuyo nombre se ignora por desgracia, asi como su vecindad, habia formado de toscas y mal labradas madera una Cruz que colocó en el collado ó sitio denominado el Puerto del Gamo.

     Para los judios, estaba dispuesto por las leyes 1ª y 2ª, título 24, partida 7ª, que en los dias que la Iglesia Católica celebra los misterios de nuestra redencion, no pudieran andar por las calles, y principalmente el Jueves y Viernes Santo durante los oficios divinos, tuvieran las puertas de sus casas y las ventanas cerradas; y que á los que esto no guardaran, los cristianos sin pena alguna pudieran apedrearlos.

     Con esta disposicion legal tan determinante los judios se veían en la precision de cumplir con exactitud su precepto, porque los cristianos que habitaban el Casar, eran muy celosos para obligarles al cumplimiento de ello, y no les toleraban la mas pequeña infraccion de sus mandatos.

     El Jueves Santo de 1488, algunos de los judios, entre los cuales se hallaban personas ancianas y de respeto entre la raza, se salieron á tomar el sol á una plazuela llamada de los Barreros, que estaba formada por las manzanas que constituyen las casas que habitaban aquellos; y por mas que las campanas de la parroquia con su metálica voz habian llamado á los cristianos al templo para la celebracion de los divinos oficios, continuaron en dicho sitio; y en vez de cumplir con la ley, que les regia, se pusieron á jugar al tejo ó molon.

     Un joven cristiano, llamado Juan Caletrio, no habia acudido aun al templo; y pasando por dicha plaza, vió la algazara y bulla que tuvieron los mismos, y sus desórdenes con el juego; por lo que les amonestó prudentemente, á fin de que se retiraran á sus casas, y cumplieran con el precepto que les impusiera dicha ley.

     Indignados los judios con tales amonestaciones, contestaron poco prudentes y con amenazas al cristiano que asi les llamara la atencion, por lo que el Juan se marchó al templo disgustado con el obrar de estos.

     Los cristianos ya se hallaban congregados en él, y el Juan dió conocimiento de lo que le habia sucedido con los judios á otros jóvenes, sus amigos y de su edad, y unidos hasta doce, tratan de obligar por la fuerza á la gente judáica á cumplir lo que no habian querido por las amonestaciones: Asi que, dirigidos al sitio, y visto hallarse los judios aun en el ejercicio que les habian dejado, armáranse de piedras, y dispararon una lluvia de ellas sobre aquellos hasta que se encerraron de prisa y corriendo en sus casas, y asi cumplieron con las leyes que á ellos les abligaba; hecho lo cual, los doce mancebos se volvieron al templo para cumplir con los deberes de cristiano.

     Los judios tomaron este ultraje como el colmo de la ignominia á que estaba sujeta la raza, toda vez que doce mancebos imberbes, sin mas autoridad que les que la daba dicha ley, les habian hecho encerrarse en sus casas, privándoles hasta de disfrutar de los benéficos rayos del sol. Por este hecho convocaron concilio en aquella noche, y reunidos en la sinogoga, trataron el modo de tomar venganza de los cristianos, y buscar un medio de sacudir el yugo ominoso que estos les imponian.

     Difícil era para ellos resover los dos particulares para los que se habian congregado, porque como los cristianos en su obrar estaban guarecidos por el lleno de la ley, se vieron en la precision de tener que abandonar sus pensamientos y dirigirlos hácia otra parte.

      Asi fué.

      El Rabí que estaba altamente ofendido de los cristianos por la poca consideracion que tuvieran á su dignidad, tuvo la ocurrencia de proponer una venganza que aunque indirecta, debia herir mas vivamente el corazon de los cristianos, que si fuera de otro modo.

     La Cruz que el pastor habia colocado en lo alto del Puerto del Gamo, era reverenciada por los cristianos, y sin que á primera vista hubiera un motivo aparente para que se la tuviera en tanta veneracion, es lo cierto que desde que fué colocada en él, era un objeto especial de santidad para los cristianos. Esto lo sabian los judios, y el Rabi tenia mas exacto conocimiento de ello.

     Por eso propuso á la asamblea que la Cruz del Puerto del Gamo fuera el blanco de sus iras y el objeto en que descargasen sus resentimientos, lavando con ella sus injurias, y vengándose del atropello que les habian causado los cristianos.

     Aceptada la proposicion por toda la gente judáica, acordaron que toda vez que apedreadas habian sido maltratados, ellos destrozasen á pedradas tambien la Cruz, y que del mismo modo con que habia sido recibida la ofensa, asi fuera labada. Para que tuviera efecto, acordaron se encargasen cinco, y que toda vez que la injuria de los cristianos debiera mirarse, no como cuestion especial de los que habian sido apedreados en aquella mañana, sino general á la raza hebrea, se sorteasen entre todos, y la suerte decidiera quiénes habian de ir á tomar venganza.

     Tirada la suerte, fueron por ella elegidos el Rabi D. Yuce Salomon, Fumbroso, Sicala y Rendaña, ó como vulgarmente le llaman Regaña.

     Fumbroso era muy anciano, y apenas podia darse á ejercicios corporales, por cuya razón, teniendo un hijo joven llamado Zaguito, acordaron que acompañara éste en lugar del padre,  el hecho se ejecutase el dia siguiente, Viernes Santo, cuando ya los cristianos estuvieran congregados en el templo.

     A la mañana siguiente y hora designada, salieron los cinco sayones á esgrimir su saña sobre la Cruz del Puerto del Gamo. Llegados al sitio, el Zaguito y Rendaña fueron colocados de espias; aquel sobre lo alto de una peña á un tiro de bala del sitio donde debiera cometerse el crimen, la cual se eleva en la montaña Oriente, y desde donde se divisan todos los caminos que desde Oriente, Sur y Poniente se dirigen al sitio del crimen; y este mirando á los que vienen por la parte del Norte, con el objeto de que á la venida de algun caminante avisaran con el toque de un silbato ó pito para poderse guarecer entre la maleza de la montaña, y no dejarse ver en tan sacrílega accion.

     Colocados cada cual en sus puestos, los tres restantes principian su infame ejercicio, cebándose tanto en su rábia, que aun despues de destruida la forma de Cruz á los palos que la constituian le tiraron tanto, que los rompieron y deshicieron en pedazos.

     Pero esto no era bastante: era necesario que aun pasara el espíritu de venganza aun mas allá que lo que permite el límite del pudor, y asi lo ejecutaron, ensuciando inmundamente los restos que quedaban de la madera quie habia sido Cruz del Puerto del Gamo.

     Dios que habia sufrido los ultrajes hechos al árbol que representaba al que él en sus altos juicios habia elegido para dar la salud al género humano, quiso que tanto encono y atropello cometidos contra una materia inhanimada, no quedara sin el condigno castigo, y asi se ejecutó.

     Hernan Brabo, joven militar, perteneciente á los ejércitos de D. Fernando y Dª Isabel, era vecino del Bronco. En el estado de tranquilidad que Castilla disfrutaba habia venido á residir á su pueblo; pero como los Reyes Católicos intentaban la espedicion que debia desalojar del suelo español la raza mora, haciendo tremolar la bandera de la Cruz sobre los muros de la Alhambra y Generalife con la toma de Granada, encargado Hernan Brabo por sus Jefes de recorrer este territorio para reclutar gente, conociendo que el Viernes Santo fuera un dia á propósito para llenar su cometido en este pueblo, se dirigió á él, y teniendo precision de pasar por el Puerto del Gamo, tenia que hacerlo por el mismo sitio donde se cometia el crimen.

     El Zaguito que se habia colocado en lo alto de la peña, en todo pensó menos que en cumplir con el encargo que se le diera; asi que tan luego como á ella llegó se quedó dormido.

     Los judios que ébrios en su deseo de venganza, y fiados en sus centinelas seguian encarnizados en su sacrilego ejercicio, no vieron ni pensaron en nada; y Hernan Brabo llegó por su camino cerca del sitio, y pudo ver todo lo que aquellos ejecutaban con quien en nada les habia molestado ni causado mal alguno.

     De improviso, y como un rayo asolador cae en medio de los criminales y principia á hacerles sérios cargos por sus sacrilegios; pero ellos al primer golpe de vista conocen que aun cuando Hernan Brabo era militar y la espada colgaba de su cinto, era solo, y ellos cuatro; y aunque ocultamente, tambien armados; por lo que á los cargos que les hizo, contestaron con sarcática e insultante risa. Sin perjuicio, el Rabi conoció la triste posicion en que se encontraban, y en la que de trabarse la lucha colocaba á toda la raza judáica que habitaba en el Casar, y en seguida procuró por todos los medios que estuvieron á su alcance, comprar el secreto de este crimen. Para ello no escaseó las ofrendas de oro, ni las mas brillantes promesas fueran bastantes á conquistar al joven militar; sabiendo la ardiente pasion que Hernan Brabo tenia por la hermosa Raquel, hija de una de las mas nobles familias judáicas, la que amaba tiernamente, y por él estaba dispuesta á abandonar su familia, su pátria y su religion haciéndose cristiana, se le prometió solemnemente su mano.

     Hernan Brabo como como pundoroso militar, y mas que militar buen cristiano, no pudo aceptar la venta, con el secreto de tan sacrilego delito, prefiriendo dar cuenta, y ver elevada al culto divino aquella Cruz que en adelante seria el lábaro de dalud, de consuelo y de misericordia, fuente de agua viva donde el menesteroso hallara el néctar delicioso que apagara el fuego de su acalorada mente en sus desgracias, y eterno consuelo al afligido, que dormir en brazos de su querida, apurando las delicias terrenales, que con tanta facilidad se cambian en licor amargo; y dejando la ya cansada conversacion continuó su camino.

     Solos los judios, conocieron la triste posicion que los rodeaba; y los temores del castigo á que se habian hecho acreedores, se apoderó de ellos. En esta crisis violenta conciben la idea de correr tras Hernan Brabo, y dándole alcance, con su muerte guardar en el caos de la oscuridad y del nuevo crimen tal delito. Asi lo ponen por obra; pero protegido Hernan Brabo por una fuerza superior á lo humano, pudo salvarse, y como á mil pasos del sitio, viéndolos venir corriendo, y no encubiertas sus armas, cuando quisieron darle alcance, y apoderarse de él, conociendo la desigal pelea queiba á trabarse, hechó á huir tan velozmente, que en corto trayecto, los aventajó en un buen trecho. Visto por los judios que tambien se les frustaba su combinacion, el Rabí, al llegar á donde llaman el Chapallar le disparó una azagaya ó dardo que pasándole por entre las piernas, se clavó en el suelo delante de él, y apoderándose del arma homicida, corrió hasta llegar al pueblo.

     Acércase á la Iglesia donde estaban congregados los cristianos, y á voces llama la atencion del devoto pueblo que todo recogido en aquel lugar santo no podia pensar en lo que sucedia.

     La llegada de Hernan Brabo al templo, coincide con la ceremonia que en aquel dia celebra la Iglesia de la adoracion de la Santa Cruz; sus voces dan lugar á la interrupcion de la ceremonia, y se le escucha: dá conocimiento á los fieles de que la misma raza que 1455 años antes, en el mismo dia y á la misma hora próximamente que cometió el horrendo crimen del Gólgota, estaba en el Puerto del Gamo renovándolo, en el árbol que aquel escogiera para dar la salud al género humano.

     El juez, visto el relato del delito, dispuso inmediatemente lo que juzgó util para la prisión de los autores del crimen, aclaracion del hecho, y custodia de los restos que hubieran quedado de la que fué ruz del Puerto del Gamo: para ello un número determinado de individuos salen á cumplir dichas órdenes.

     Los que fueron destinados á guardar los restos de la Cruz recogieron todos los fragmentos de ella, y los custodiaron hasta quie llegó la curia jurídica, que fué despues de concluir la ceremonia, poniendo luces junto á los mismos.

     Formadas las oportunas diligencias, se dispuso tambien que los restos de la Cruz, custodiados en debida forma, quedaran en el mismo sitio que ocupaban, hasta que el dia siguiente Sábado Santo, después de las ceremonias, fuera el pueblo acompañando al Clero, y procesionalmente conducirlos en triunfo, para que los judios vieran, cuán poco mal habian causado á la que destrozaron, y el modo con que la Omnipotencia ensalza la humildad y castiga la soberbia.

     Los judios fueron presos. El Zaguito aun dormido en la peña donde fué colocado, y los restantes en la sierra que está á Oriente, término de Ribera de Oveja, perteneciente á la jurisdicción de la villa de Granada, propiedad del Sr. Duque de Alba, á escepcion del Rabí, que se habia marchado á su teneria sita en el mismo término, y en la margen del Arroyo Blascoez.

     El dia siguiente, Sábado Santo, despues de concluidas las ceremonias y Misa, todo el pueblo cristiano salió en procesion penitencial al Puerto del Gamo, por los restos de la destruida Cruz. Llegados al sitio, labados y recogidos los fragmentos por el Párroco, habiendo las piadosas mujeres ofrecido cintas, prepararon y ataron las astillas, y dándole nuevamente forma de Cruz, principió la precesion de descenso,entonando el himno Vexilla Regis.

     Llegada la procesion al pueblo, fué colocada la Cruz en la iglesia parroquial, donde desde luego se le dió culto como á una reliquia que Dios había querido colocar en él para que fuera la honra de los Casareños.

     El ser presos los judios en término y jurisdiccion de la villa de Granada, y cometido el crimen á donde afluyen los términos jurisdiccionales del Casar, ó sea de las Señoras Comendadoras de Santi Espíritu, y el de la jurisdiccion de  dicho Señor Duque, hizo que se detuviera algun tanto el proceso, hasta que ventilada la cuestion de jurisdiccion, fueron remitidos los criminales al Tribunal de Granada, para en ella ser juzgados.

     Llegadas las diligencias, se procedió en la sumaria con toda la actividad y buen acierto que distingue siempre al celoso y justo Magistrado; pero como de las declaraciones inquisitoriales nada de lua diera, y no hubiera mas razon del hecho que la disposicion de Hernan Brabo, y lo que se desprendia de la vista del cuerpo del delito, unido al mas ó menos convencimiento que el juzgador pudiera formar atendido á las circunstancias acaecidas en el pueblo en el dia anterior, y no hallarse los criminales en sus casas contra el torrente de la Ley, siendo de las familias judáicas, en las horas del hecho y siguientes, los únicos que faltaban de ellas, acordó proceder á la prueba de tormentos. Al ir á ponerla en práctica, y antes de la colocacion en el potro, confesaron de lleno y todas sus circustancias y antecedentes el Zaguito, Sicala y Rendeña, y en él confesó tambien D. Yuce Salomon, pero el Rabí sufrió con fuerzas bastantes aquellos, hostinado en su negativa. Por lo que resultó, pues, conceptuando el juzgador hallarse plenamente probado el delito, por la confesion de los cuatro cómplices, con la cual quedaba tambien convicto el Rabí, apesar de su negativa, dió por terminada la sumaria para dictar sentencia.

     El Sr. Duque de Alba que en aquella ocasion se hallaba en su Palacio de la Abadia, dispuso la reunion de un Consejo compuesto de siete Jueces letrados, para que revisada la sumaria dictaran sentencia.

     Fué reunido el consejo, el que S.E. quiso presidir Revisada la causa, dictaron de unánime conformidad sentencia por la cual se condenaba á los cuatro mayores de edad, esto es, al Rabí, D. Yuce Salomon, Sicala y Rendaña, á ser quemados en la hoguera que se habia de encender en despoblado; y al Zaguito, como de menor edad, que le fuera cortada la mano derecha, siendo confiscados los bienes de todos.

     La sentencia fué llevada á efecto; pues ejerciendo el Sr. Duque toda jurisdiccion feudal, y siendo el presidente del Tribunal sentenciador, no cabia otro posterior recurso. Al Zaguito le fué cortada la mano derecha y llevada á la hoguera, y luego puesto en libertad.

     La herida causada por el instrumento ejecutor de la sentencia, no sanó nunca por mas que su vida fué larga, y pasó de los setenta y seis años.

     Los restantes, fueron llevados al suplicio que se encendió al Norte de Granada, en la afluencia de dos arroyos que corren hácia su Oeste, cercano á dicha villa, donde con su vida quedó castigada el sacrílego crimen que su tenaz orgullo les arrojó á perpetrar.

     El sitio del suplicio conserva hasta hoy la denominacion del pozo de los judios, añadiendo la tradicion, que unas manchas de color negruzco amoratado que tienen las peñas de aquel sitio, y que se conocen bastante bien, son manchas de la sangre de los sacrílegos ajusticiados.

     Los restantes judios que habitaban en el Casar, con este fracaso, unos se hicieron cristianos y otros principiaron á espatriarse de él; y ya en 1492, cuando los Reyes Carólicos decretaron la expulsion de los mismos del dominio español, pocos tuvieron que abandonar sus hogares en el Casar, pues habian quedado reducidos a un número muy diminuto.

     El Zaguito, pues, joven aun, con el castigo que se le impusiera, conoció la ceguedad en que su secta vivia, y abjurando con otros de la misma raza de sus creencias, abrazó la Religion del Crujificado, viviendo luego muy cristianamente. Tuvo de vida 79 años, y habiendo contraido matrimonio tuvo seis hijos, que como el padre, apesar de ser cristianos fueron siempre tenidos como de raza sacrílega.

 

CIRCUSTANCIAS QUE SUBSIGUIERON.

 

     El hecho del apedreo de la Santa Cruz fué de bastante consideracion, pues las circunstancias especiales de ser apedreada el mismo dia y á la misma hora en que el Redentor habia dado su vida en una Cruz para la salvacion del mundo y haberse cometido el deicídio por ascendientes de los que apedrearon la Cruz, fué motivo para que todo el suelo español corriera, y que fuera aliciente bastante para que la piedad cristiana se  despertara hácia la reliquia santa que Dios habia querido colocar en este pueblo.

     La devocion, pues, aumentó de dia en dia, por que los beneficios que Dios dispensaba á los devotos de la Santa Cruz, volaban de lengua en lengua y de pueblo en pueblo.

     La historia de este hecho, tambien corria por toda España, y para mas conocimiento de ella, fué escrita e impresa en Barcelona en un libro que se tituló Centinela contra judios.

     Luego de ser expulsados los judios, el Llmo. Señor D. Pedro de Prexamo, digno Obispo de esta Diócesis, habiendo hecho preparar la sinagoga, la consagró y convirtió en capilla cristiana, y con gran solemnidad trasladó él en persona la Santa Cruz á dicha capilla, para que de este modo, el que habia sido templo judáico, el lugar donde se habia acordado la destruccion del madero Santo, fuera el lugar de adoracion de aquella misma á quien ellos habian escarnecido.

     Tambien por voto particular del pueblo se creó su funcion principal, en el tres de Mayo, en cuyo dia se celebra una romeria que como todas las de su clase ha venido á ser convertida en pequeña féria. Del mismo modo se crearon otras dos funciones; una en 16 de Julio, y otra en 14 de Setiembre; dias de la Invencion, Triunfo y Exaltacion de la Santa Cruz; y para conmemorar el dia del apedreo, se tiene el Lunes despues de la Dominica de Cuasimodo, al que llaman Lunes de Cruces, una funcion con rogativas pública en el sitio del Puerto del Gamo.

     Consiguiente á la romería que se celebraba en el tres de Mayo, los que acudian llenos de gratitud á rendir gracias al Todopoderoso, por que con la intercesion de esta Santa Reliquia habian conseguido el remedio de sus males, dejaban limosnas para el culto que se la daba; y como estas subian á mas que lo que se gastaba, se dispuso reunir cantidades para construir un templo regular.

     Asi se ejecutó ; pero como aun antes de la obra fuera necesario repara la Cruz, y asegurar sus fragmentos, se acordó engarzarla en plata; en términos que quedaran enteramente segura y pudiera salir en procesion, recorriendo las calles del Casar.

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