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   -Capítulo 7. ¿Qué?. ¿Tú aquí?, más J Dy y Hp.

 

   Tras unos veinte minutos, la nave se encontraba ya en lo profundo del espacio.

   El capitán Solo se encontraba, como era usual, en la sala de mando de la nave, los robots estaban desconectados y firmes en la estancia y Harry presenciaba como la princesa Granger atendía a HaBaka de su fuerte lesión desde el cuarto de descanso.

   -Esto le evitará unas cuantas molestias - dijo la princesa Hermia mientras terminaba de colocar una bandita tamaño extraenorme en la espalda de HaBaka.

   -¿Y estará bien? - Preguntó Harry.

   -Claro que sí - contestó la princesa sonriendo amablemente - lo atenderán en la base y en poco tiempo estará como nuevo.

   -Menos mal - comentó Harry - Y, por cierto, ¿Dónde se encuentra la base rebelde?.

   -Cuando tuvimos que abandonar nuestro planeta huyendo del imperio queríamos encontrar un lugar al cual nunca fueran a buscarnos, y fue así como se nos ocurrió una idea genial…

   -Perdonen que los interrumpa - dijo Ron tras una entrada rápida a la habitación - pero necesito que me ayuden con éste idiota.

   -¿A quién se refiere usted? - preguntó la princesa Hermia.

   -A Aberforth, obviamente - dijo Harry - vamos a ver.

 

   En la sala de mando se encontraba Aberforth moviendo todos los controles y corriendo de un lado a otro sin dirección aparente.

   Ron, Harry y la princesa Granger llegaron corriendo hasta él.

   -Se me ocurrió comentarle que íbamos hacia el sistema “Toonia” y se puso todo loco - explicó Ron - Se niega a ir.

   -Monstruos malditos - Gritaba Aberforth una y otra vez mientras corría de un lado a otro apretando varios botones - caricaturas idiotas.

   La princesa Hermia se acercó a Aberforth y colocó su mano en el hombro de éste, quien a la vez, dejó de estar corriendo por doquier.

   -Estimado señor Aberforth - dijó la princesa - es imprescindible para nuestra misión que lleguemos hasta el sistema “Toonia”, pues es justamente en ese lugar donde tenemos ubicada la base rebelde.

   -Pero usted sabe bien que tipo de seres habitan esos planetas - exclamó preocupado Aberforth.

   -Estoy conciente de ello - comentó la princesa tranquilamente - Ese lugar está habitado por Caricaturas.

   -Sí. Pero no solamente eso. En ese lugar viven: ¡las caricaturas infantiles! - dijo Aberforth con voz lúgubre.

   -Y todo lo que sea infantil también - intervino Ron - como marionetas, disfraces de personajes, humanos idiotas y mucho más.

   -¡No por favor! - gritó fuertemente Aberforth.

   -Si usted aprobara que fuéramos a “Toonia” - continuó la princesa - yo podría otorgarle la “medalla al valor” que otorga “El auténtico gobierno estelar”, es decir, mi gobierno. Además le otorgaré todos los servicios que requiera por el tiempo que dure su estancia en la base, así como soldados encargados de su protección.

   -¿Segura? - preguntó Aberforth.

   -Claro que sí - dijo la princesa mientras daba unas palmaditas en la espalda a Aberforth - todo va a estar bien. Todo estará bien.

   -Bueno - dijo Aberforth aún sin mucha decisión y salió de la sala de mando hacia la estancia.

   -Si me disculpan, debo hacer algo - dijo la princesa y volvió a vigilar al caído HaBaka.

 

   -Increíble - comentó Harry - es la única persona que he conocido capaz de calmar a Aberforth.

   -Es fantástica - dijo Ron con la mirada ausente - fantástica.

 

   Tras un rato Ron volvió en sí y comenzó a preparar la nave para entrar a la supervelocidad. La princesa se encontraba cuidando a HaBaka. Y Harry había optado por dormir. Aberforth, intentando calmar sus nervios, tomó una gran cantidad de esa hierba que usaba y comenzó a fumarla, y justo cuando acababa el séptimo cigarrillo y sus ojos se perdían, se percató de un extraño movimiento en uno de los compartimientos secretos del suelo en los que Ron contrabandeaba hierba.

   -¿Qué diablos? - dijo Aberforth permaneciendo sentado y sin moverse - ¡La hierba viene hacia mí!

   El suelo falso se levantó y un hombre con aspecto vagabundezco salió caminando y sobándose la cabeza.

   -¿Qué onda hermano? - preguntó Aberforth con las voz corrida.

   -¿Que hay? - respondió Ben Kenobi.

   -Pues nada - comentó Aberforth estupidizado por el compuesto (es decir la hierba) - aquí fumando.

   -Que bien - respondió Ben Kenobi.

   Luego se formó en el ambiente un silencio que Aberforth no tardó en romper.

   -¿Oye?. ¿Qué no estabas muerto? - preguntó Aberforth.

   -No. ¿Y tú? - respondió Ben Kenobi.

   -Pues tampoco - dijo Aberforth encendiendo un nuevo cigarrillo.

   -¿Y los demás?

   -Pues quién sabe hermano. Creo que tampoco están muertos.

   -Probablemente - dijo Ben Kenobi

   Otro rato de silencio surgió.

 

   De pronto Ron Solo salió.

 

   -¡No puede ser! - gritó asustado Ron, provocando que sus amigos salieran - ¡Tú habías sido asesinado! - señaló a Ben Kenobi.

   -¿En serio? - pregunto Ben - y ¿Quién me mató?.

   Ron y la princesa llegaron a la estancia.

   -¿Ben? - preguntó emocionado Harry - ¿Eres tú?

   -Sospecho que sí - respondió Ben mirándose a sí mismo para verificar - ¿Cómo estás Harry?

   Harry corrió hacia Ben Dumbledore Kenobi  y le dio un fuerte abrazo.

   -Pensamos que habías muerto - exclamó Harry feliz por la noticia.

   -Y ¿Por qué? - preguntó desconcertado Ben.

   -Escuchamos como Darth Voldemort lo atacó con una maldición - explicó Ron.

   -¿Cuando? - preguntó Aberforth entre el humo del cigarrillo.

   -¡Cuando nos atrapó Voldemort! - gritó enojado Ron.

   -Ahh, él no me mató - dijo Ben.

   -Obviamente no viejo - respondió Ron - ¿pero entonces que sucedió?

   -Bueno. Cuando ustedes se fueron con los soldados, Voldemort y yo comenzamos a luchar con las varitas láser, pero no llegábamos a nada, pues él es tan bueno como yo. Entonces le propuse que en vez de luchar lo decidiéramos todo con un juego y él aceptó. Saqué mi Deck - (baraja, mazo, biblioteca, etc.) - y él el suyo.

   -Eso es absurdo e idiota - comentó Ron.

   -Para entonces - continuó Ben - él contaba con veinte puntos de vida y yo también, pero una de mis primeras cartas fue mi Larva Azul gigante de 2,000/2,000 - Ben se emocionó tanto con la platica que subió a la mesa de un brinco y aumentó el volumen de su voz - Yo dominaba el juego, pero entonces él colocó el gran Dragón Morado de alas cortas y ojos verdes de 3,000/3,000 y atacó a mi larva, tirando una carta de la parte superior de mi Deck…

   Nadie entendía el juego del que hablaba Ben Dumbledore, pero lo contaba tan emocionado que era difícil no dejarlo terminar.

   -Así que casi lo vencía. Él solamente tenía una carta en su Deck, y yo tenía siete, así que pasé el turno y el maldito en vez de atacarme utilizó una carta ilegal de conjuro: la carta de “Avada Kedavra”; para destruir a mi aliado de 7,000/7,000 y tirar todas mis cartas del Deck, ganando el juego.

   -Pero esa carta está prohibida - dijo Aberforth.

   -Exacto, pero el maldito dijo que no era ilegal, así que comenzamos a discutir y él se enojó y aventó mis cartas, esparciéndolas por todo el suelo. Y mientras yo las recogía el hijo de la baraja se largó.

   -Esa carta está prohibida - refrendó Aberforth.

   -¿Y lo dejaste huir? - preguntó Ron.

   -¡No lo dejé huir! - Dijo Ben - Simplemente no evite que no permaneciera allí.

   -Y si no te hizo nada, ¿Porqué no fuiste a rescatarnos? - dijo molesto Harry - ¿Tienes idea de lo que tuvimos que pasar?

   -Mi sexto sentido me indicaba que estaban bien - comentó Dumbledore Kenobi - así que no me preocupé.

   -Viejo Chismoso - dijo Ron - lo que pasa es que le dio miedo.

   -¡Claro que no!, ¡Yo no le temo a nada!.

   -Creo que en éste momento es vital llegar a nuestro destino - interrumpió la princesa Hermia deteniendo la improductiva discusión.

   -Ahh, sí - dijo Ron - venía a avisarle que hemos llegado ya a al sistema “Toonia”, y entramos al planeta de “Las criaturas infantiles”, tal y como lo ordenó. Pero no encuentro la base rebelde por ningún lado.

   -La base está muy bien escondida y no podremos llegar a ella en nave. Debemos descender y encontrar la base a píe.

   -¡Pero es muy arriesgado Princesa! - dijo Ron sobresaltado - las criaturas de aquí son monstruos. No tenemos ni idea de lo que puede existir allá afuera.

   -Sería casi un suicidio - dijo Ben tranquilamente - pero puede ser un buen paseo.

 

   En ese momento HaBaka llegaba a la estancia sosteniéndose de la pared.

 

   -¡Compadre! - dijo Ron - Qué bueno que estás bien.

   -La princesa lo curó - intervino Harry.

   -Gracias princesa, es usted tan sabia como bella - comentó Ron.

   -Si no le importa señor Solo, quisiera llegar a la base cuanto antes - dijo cortantemente la princesa Granger.

   -Claro, Claro… De inmediato - se apresuró Ron y se fue corriendo al cuarto de control.

   -Aberforth, ¿Podría ayudarme con él? - dijo la princesa mirando y señalando a HaBaka.

   -Claro princesa - se apresuró Aberforth.

   -¡Qué bien!, ahora si estamos todos - dijo Harry mirando alrededor y sin percatarse de que solamente él estaba en la estancia.

 

   La nave descendió en los comienzo de un bosque sombrío atiborrado de vegetación que hacía imposible ver a distancia.

 

   Cada uno comenzó a preparar todo lo que necesitaba.

   Harry estuvo listo antes que los demás, talves debido a su velocidad, o talves debido a que solamente contaba con dos posesiones: La varita láser y un abrigo (ambas obsequiadas por Ben Kenobi). Ron llegó en segundo lugar acompañado de HaBaka. Más tarde Ben Dumbledore se acercó a ellos.

   -Estoy listo - dijo Aberforth acercándose a la puerta principal.

   Aberforth se encontraba muy distinto: Llevaba puesta su vieja gabardina y una correa negra en la frente para sujetar su pelo; en su cinturón cargaba sus dos pokebolas, además de varias armas más escondidas en su gabardina; su postura era como de soldado, firme, fuerte, seria y sin temor a nada.

   -¡Increíble! - dijo Ron - Ni se parece al estúpido que venía con nosotros.

   -Ese se parece más al Aberforth que vi por primera vez - dijo Harry.

   -Ecuánimes - dijo Aberforth con una voz más grave que de costumbre y caminó hacia Harry y Ron - simplemente me he alistado.

   -¿Alistado? - preguntó Ron - Yo diría preparado

   La postura erguida de Aberforth hacía ver que era más alto de lo que parecía.

   -¿A qué hora partiremos? - dijo Aberforth.

   -Nada más falta la princesa - dijo Harry.

   -Ve a avisarle que ya estamos listos - dijo Ron.

 

   Harry caminó hasta la puerta de una habitación de la nave, en donde se encontraba la princesa.

 

   -¿Princesa? - preguntó Harry y tocó la puerta - ¿Está lista?.

   -Aún no - gritó la princesa desde dentro de la habitación.

   -La estamos esperando. Ya estamos listos.

   -¡Dije que aún no! - gritó nuevamente la princesa.

   -Bueno - dijo Harry y regresó a la estancia con sus amigos.

 

   -Dice que aún no está lista.

   -¿Todavía no? - dijo Ron - Iré a verla.

   Ron avanzó hasta la puerta del cuarto de la princesa.

 

   -Princesa - dijo Ron sin recibir respuesta - ¡Princesa!.

   -No molesten - dijo la princesa.

   -Tenemos que irnos ya. Éste lugar no me da confianza.

   -Aún no termino. Vuelve luego.

   Ron lanzó un bufido y volvió a la estancia.

   La noche se acercaba y la paciencia de Ron terminaba.

   -Ya fue suficiente - dijo Ron y caminó nuevamente hasta la puerta de la princesa.

   -¡PRINCESA! - gritó Ron.

   -¿Qué quieren? - respondió la princesa Hermia.

   -Ya nos tenemos que ir y no podemos esperarnos a que caiga la noche.

   -¡Ya les dije que aún no! - gritó más molesta la princesa.

   -Ya la esperé muchísimo tiempo.

   -Vete ya.

   -Si no sale entraré por usted - dijo Ron molesto.

   -Bueno. Ya estuvo bien - dijo la princesa - ¡si quieres que me salga así pues así me saldré! - la princesa abrió la puerta y salió muy enfadada - ¡¿Así quieres que me vaya?!.

   La princesa se encontraba vestida con un vestido blanco similar al del día en que fue rescatada, su cabello estaba enroscado a ambos lados de su cabeza (como si tuviera dos grandes rosquillas sujetas de sus orejas) y su rostro se notaba tan bello como siempre.

   -Pero si así se ve muy bonita princesa - dijo Ron desconcertado - así se ve muy bien.

   -Pero aún no termino.

   -Había pensado que su cabello era rubio, no castaño, pero… Así está arreglada ya. Se ve muy bien princesa - decía Ron intentando calmarla.

   -¿En serio? - preguntó la princesa -  pues entonces vámonos ya. No hay tiempo que perder - la princesa se dio vuelta y ordenó a Ron - cargue esa bolsa de allí - dijo señalando una pequeña bolsa de mano que estaba sobre la cama del cuarto de la princesa - ¡y no se tarde!.

   -Con un… me lleva… - murmuraba Ron mientras recogía la bolsa.

   Dentro de la habitación pudo ver varios artículos de arreglo personal regados en un tocador con un gran espejo, justo al lado de una cabeza calva, blanca y de plástico que tenía una peluca rubia encima.

 

   -Creo que es hora de partir - dijo la princesa a todos en la estancia - Y señor HaBaka, me da gusto ver que está mejor de salud. Pero procure no excederse.

 

   Todos salieron de la nave y descendieron. Ron cerró bien la puerta principal, activó la alarma de la nave y guardó bien las llaves.

   -Tengan mucho cuidado - dijo Ben Kenobi - esté lugar puede ser muy peligroso.

   -No hay problema - dijo Harry - ¡Olvidan que venimos con el gran D.O.B.B.Y.3P.O.!. Su radar nos ayudará.

   -Entonces busca la base rebelde, tú, robot inútil - dijo Ron Solo.

   -¿Y cómo es? - preguntó D.O.B.B.Y.3P.O.

   -En realidad la base se encuentra bajo tierra - intervino la princesa - Tiene una entrada secreta que pareciera ser una casa ordinaria. Así que, si nos hace favor, busque una casa.

   -Pues… hay muchas casas cerca - exclamó D.O.B.B.Y.3P.O. - ¿Podría ser más específica?

   -Que raro… pensé que a nadie le gustaría vivir aquí - dijo la princesa - entonces… déjame ver - la princesa pidió su bolso de mano a Ron y sacó una libreta amarilla muy gruesa que tenía un lápiz enorme atorado en el espiral. Luego devolvió el bolso a Ron - Bueno. El dueño de la casa me dio unas pistas para encontrar el lugar - abrió la libreta en la primer página, la cual tenía un dibujo hecho a mano de una casa inclinada.

   -Eso es una ¡Pista!, una ¡Pista! - dijo D.O.B.B.Y.3P.O.

   -Ohh, no - murmuró Aberforth.

   -Y hay más - dijo la princesa Hermia y dio vuelta a la hoja de la libreta - en ésta página dibujó un buzón.

   -Eso es otra ¡Pista!, ¡Pista! - reiteró D.O.B.B.Y.3P.O.

   -¡No por favor! - exclamó Aberforth preocupado.

   -Y la tercer pista es una huella azul de perro - continuó la princesa mostrando a todos el dibujo de la huella.

   -¡OHH, NO! - gritó Aberforth - ¡CON LA MALDITA BLUE NO!

   -Exacto - aclaró la princesa - el dueño tiene una perrita llamada Blue.

   -¿Porqué con ella? - preguntó Aberforth con cara de desesperación.

   -Acudimos a él - continuó la princesa - debido a que es uno de los pocos humanos que habitan aquí… y el único que quiso ayudarnos… a las caricaturas no les importa mucho nuestra guerra… probablemente se preocuparían si Voldemort llegara a atacarlos con gomas de borrar… ¡Pero mientras use bombas y balas láser ellos no tiene de que preocuparse!

   -No me gusta ser pesimista… Pero esas pistas no me sirven de mucho - informó D.O.B.B.Y.3P.O. a la princesa.

   -¡Pero claro que no! - interrumpió Aberforth - esa perra azul y ese señor idiota no sirven para nada.

   -Pero el señor me dijo que cualquier niño puede resolver éstas pistas - exclamó la princesa.

   -Entonces preguntémosle a Harry - dijo Ron.

   -¡Yo no soy un niño! - gritó Harry molesto - aunque si le entiendo - tomó la libreta y explicó - Es muy sencillo. La casa está inclinada, ¿De acuerdo?, si tomamos como Norte la parte superior, es decir, donde está el espiral, entonces podemos deducir que la casa está inclinada exactamente hacia el “Este”, y, el buzón nos indica que debemos de guiarnos según una carta, que en éste caso se refiere a un plano “cartesiano”.

   -¿En serio? - Preguntó Ron.

   -Estás seguro - preguntó la princesa Hermia - ten en cuenta que la dirección que tomemos puede afectar gravemente la misión.

   -Claro. O… eso creo - exclamó Harry.

   -Más te vale no arruinar las cosas - expresó Ron.

   -No hay problema - continuó Harry - Y tú D.O.B.B.Y.3P.O., crea un mapa del planeta en tu memoria e indícanos en que dirección está el “Este”.

   -Bien… entonces… - dijo D.O.B.B.Y.3P.O. - el punto cardinal que solicita será expresado en forma que pueda comprender - señaló con su metálico dedo hacia el bosque y luego continuó - ésta hacia allá.

   -Entonces síganme - dijo Ben Kenobi mientras encendía su varita láser para iluminar un poco más y por si acaso se necesitaba - no se separen, puede ser peligroso.

   Caminaron por más o menos quince minutos, tiempo suficiente para que cayera la noche y la obscuridad los cubriera por completo. La poca luz que producía la varita láser de Ben apenas les permitía distinguir lo que estaba a no más de medio metro.

   -¡Alto! - dijo Ben dejando de caminar y provocando que los demás (quienes iban sujetos uno del otro como en fila) chocarán con él - ¡Ahh!

   -¿Qué sucede Maestro? - pregunto la princesa.

   -No hablen - respondió Ben.

   -¡¿Que no qué?! - gritó Aberforth (quien se encontraba en el otro extremo de la fila).

   -Que no hablen - dijo Ben molesto y casi susurrando en respuesta a su hermano.

   -¡¿Qué?! - preguntó nuevamente Aberforth - ¡No te escucho!, ¡PODRÍAS HABLAR MÁS FUERTE!.

   De pronto, una lata, aún sin abrir y con una inscripción que no se podía ver con claridad, rodó de entre la maleza que estaba a un costado de la fila.

   -Tengan cuidado y no hagan ruido - reiteró Ben.

   -¡Mira hermano, CHEVE! - dijo Aberforth y se acercó a tomar la lata del suelo.

   -¡No idiota! - dijo Ron alertando.

   Un sonido de láser, acompañado de una luz verde, sonó desde el mismo lugar de donde había venido la lata.

   -¿Qué diablos? - dijo Ben Dumbledore sobresaltado.

   Un ser de muy baja estatura brincó por los aires encima del grupo y cayó al lado de Aberforth.

   -Eso no toques, infeliz gusano - dijo el ser a Aberforth con cara molesta y gritándole mientras le apuntaba con una varita de láser verde al cuello - Esa lata suelta o muerto estarás tú - reiteró el ser de baja estatura.

   -Tranquilo hermano, solamente es una cheve - dijo Aberforth asustado por el ser.

   -Y es mía - respondió el ser - y esa lata ahora suelta. ¡Idiota!.

   -¡Mira enano! - dijo Aberforth molesto - Primero ¡No me insultes!, segundo ¡No me presiones! Y tercero, si sigues molestándome - Aberforth se enojaba cada vez más -  ¡Te patearé tu enano trasero!

   -Poniéndolo así - dijo el ser, se enderezó y apagó su varita láser - cambiar de actitud tendré qué - dio un brinco muy alto y pateó tan fuertemente en la cara a Aberforth que lo empujó tres metros atrás.

   -Ahhh - gimió Aberforth mientras se frotaba el rostro por el dolor.

   -Meterte con un maestro nunca debes si inútil y estúpido eres - dijo el ser.

   -¿Un maestro? - dijo Ben y se acercó un poco al ser para poder distinguirlo entre la obscuridad - ¿Es usted un maestro J Dy? - preguntó al ser.

   -Sí. Un maestro soy yo - dijo el ser y sacó una pequeña lamparita del tamaño de una pluma de entre su túnica y la encendió para poder distinguir a Ben - ¿Quién usted es?

   La luz de la lamparita del ser, permitió al grupo distinguirlo perfectamente. Era un ser de no más de medio metro, su piel era de un color verde/cafe obscuro y muy arrugada y tenía muy poco pelo de color gris, lo que provocaba que pareciera estar anciano.

   -¿Maestro Yo Dar? - preguntó Ben Kenobi al pequeño ser.

   -¿Maestro Ben Dumbledore Kenobi? - preguntó el anciano ser - gusto verle me da.

   -A mí también maestro - contestó Ben - me agrada saber que nos apoyará con lo del ataque a las fuerzas corruptas del gobierno estelar.

   -Y entonces - dijo el Maestro Yo Dar - ese idiota a quien el trasero pateé Aberforth debe ser.

   -Así es - dijo Aberforth - perdón maestro. No sabía que era usted.

   -Eso excusa no es señor Aberforth.

   -No maestro perdone - respondió Aberforth y se levantó del suelo - perdón por molestarle maestro - se apresuró a coger la lata (la cual había sido lanzada muy lejos) y a entregarla al Maestro Yo Dar sin dejar de sobarse con una mano la cara.

   -¿En medio de la selva qué hacen? - Preguntó el Maestro al grupo.

   -Nos dirigimos a la base rebelde Maestro - se apresuró a contestar la princesa Hermia.

   -Haciéndolo no están, pese a sus intenciones. Dirigiéndose en sentido opuesto están.

   -¡Harry! - gritó molesto Ben - ¡Nos dijiste que sabias a donde íbamos!

   -Si lo sabía - contesto Harry apenado - pero… creo que simplemente íbamos por el camino largo - agachó la cabeza.

   -Si por éste camino siguieran un mes tardarían - dijo el Maestro Yo Dar.

   -¡¿Un mes?! - gritó Ron molesto - ¡Ven para acá Harry! - se lanzó sobre el chico pero Ben lo detuvo a tiempo - ¡¿Un mes?!.

   -No más molestos deben estar. Guiarlos es lo que haré - interrumpió el Maestro - primero por mi amigo vallamos, un tipo que conocí aquí es él, y a la base rebelde después iremos.

   -Claro Maestro - respondió Ben.

   Avanzaron hacia el lugar del que vino el Maestro Yo Dar, saliendo así del camino “seguro”. Al llegar allí vieron a un dinosaurio que parecía estar hecho de tela color rosa mexicano y que estaba tirado en suelo junto a un árbol y rodeado de muchas latas vacías.

   -Vuelto he, amigo - dijo el Maestro Yo Dar al dinosaurio morado.

   -Adelante, “Giag” - respondió el dinosaurio con una voz chillona y ebria - sírvete.

   -Con unos amigos vine. Mejor será a la base volver, creo yo. Así que eso recojamos y vayámonos.

   -¿Más cosas infantiles? - preguntó Aberforth nervioso e intentando lanzarse sobre Barney - ¡Te patearé dinosaurio! - gritó Aberforth y se contuvo al instante en que el maestro Yo Dar le miró fijamente.

  Tras guardar en una bolsa grande y negra una gran cantidad de latas y bolsas vacías de botana, se dispusieron a partir, al fin, a la base rebelde.

   -Yo la cargaré - expresó el dinosaurio con su molesta y aguda voz.

   -Gracias Barney - contestó el Maestro Yo Dar.

   Así, Harry, Ron, HaBaka, Aberforth, Ben, la princesa, W.I.N.K.Y.D.2, D.O B.B.Y.3P.O., el maestro Yo Dar y Barney el dinosaurio, partieron en busca de la base rebelde para avisarle que la princesa había vuelto.

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