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        Los mapas

 

   Expediciones      marítimas  El Imperio azteca La ruta de Cortés   El Valle de  México   Tenochtitlan Huida y cerco de Tenochtitlan

 

                            Expediciones marítimas

 

                  "En el año de 1514 salimos de Castilla para ir a nuestra ventura a buscar y descobrir tierras nuevas para en ellas emplear nuestras personas, y servir a Dios y a Su majestad, y  también  por haber riquezas, que todos los hombres comúnmente venimos a buscar".


           FRANCISCO HERNÁNDEZ DE CÓRDOBA

                 "En ocho días del mes de febrero de año de 1517 salimos del puerto de Axaruco, y en doce días doblamos la punta de Santo Antón, que por otro nombre en la isla de Cuba se llama Tierra de los Cuanahataveyes, que son unos indios como salvajes. Y doblada aquella punta y puestos en alta mar, navegamos a nuestra ventura hacia donde se pone el sol, sin saber bajos ni corrientes ni qué vientos suelen señorear en aquella altura, con gran riesgo de nuestras personas. Y siguiendo nuestra navegación, pasados veinte e un días que habíamos salido del puerto, vimos tierra, de que nos alegramos mucho y dimos muchas gracias a Dios por ello. La cual tierra jamás se había descubierto ni se había tenido noticia de ella hasta entonces".
 


            JOAN DE GRIJALVA

                    La mayoría de los historiadores coinciden en que Bernal Díaz no formó parte de esta expedición, lo que no impide que nos la cuente con más detalles incluso que la anterior, haciendo gala de sus extraordinarias dotes de narrador y de su capacidad de novelar. Puesto a colgarse medallas, no se corta ni un pelo y se nombra alférez: "Y entonces me mandó Diego Velázquez que viniese con aquellos capitanes por alférez."
                     Bernal estaba perfectamente informado de los avatares del viaje: "Siguiendo la costa adelante vimos un pueblo junto a tierra que se dice el Ayagualulco. Y andaban muchos indios de aquel pueblo por la costa e iban haciendo pernetas, como burlando de los navíos. Y pusimos por nombre a este pueblo La Rambla, y ansí está en las cartas de marear. E yendo más adelante, costeando, vimos una ensenada, donde se quedó el río de Tonalá, y le pusimos nombre de río de San Antón, y ansí está en las cartas de marear. E yendo más adelante, navegando, luego se parescieron las grandes sierras nevadas que en todo el año están cargadas de nieve, y también vimos otras sierras que están junto a la mar, que llamamos de San Martín porque el primero que las vio desde los navíos se decía San Martín, y era vecino de la Habana. Y navegando nuestra costa adelante, el capitán Pedro de Alvarado se adelantó con su navío y entró en un río que en nombre de indios se dice Papaloaba, y entonces le pusimos nombre de río de Alvarado"
                       Para dar veracidad al asunto, nada mejor que el realismo de una anécdota histórica:
 "Acuérdome que cuando estábamos peleando en aquellas escaramuzas de Champotón, que había allí unos prados y en ellos muchas langostas chicas, que cuando peleábamos saltaban y venían volando y nos daban en la cara, y como eran muchos los indios flecheros y tiraban tantas flechas como granizos, nos parecía que eran algunas dellas langostas que volaban, y no nos rodelábamos, y la flecha que venía nos hería; otras veces creíamos que eran flechas, y eran langostas que venían volando; fue harto estorbo para nuestro pelear"
                 
      Y para acabar de adornarse, uno de sus "cuentos viejos": "Yo sembré unas pepitas de naranja junto a una casa de ídolos, y fue de esta manera: que como habíamos muchos mosquitos en aquel río de Tonalá, fuémonos diez soldados a dormir en una casa alta de ídolos, y junto a aquella casa las sembré, que las había traído de Cuba, y nacieron muy bien, porque los papas de aquellos ídolos las beneficiaban y regaban y limpiaban desque vieron que eran plantas diferentes de las suyas; de aquí se hicieron de naranjas toda la provincia"


                HERNÁN CORTÉS

                     "Y en diez días del mes de febrero año de 1519, después de haber oído misa, hicímosnos a la vela con nueve navíos por la banda del Sur, y con dos navíos por la banda del Norte que fueron once con el en que fue Pedro de Alvarado con sesenta soldados, y el piloto que llevábamos, que se decía Camacho, no tuvo cuenta de lo que le fue mandado por Cortés, y siguió su derrota y llegamos dos días primero que Cortés a Cozumel.
                      De ahí a tres días que estábamos en Cozumel, mandó Cortés hacer alarde para saber qué tantos soldados llevaba y halló por su cuenta que éramos quinientos y ocho, sin maestres y pilotos y marineros, que serían ciento; y diez y seis caballos y yeguas: las yeguas todas eran de juego y de carrera; e once navíos grandes y pequeños, con uno que era como bergantín; y eran treinta y dos ballesteros, y  trece escopeteros, que ansí se llamaban en aquel tiempo, y tiros de bronce y cuatro falconetes, y mucha pólvora y pelotas"

                "Y luego ordenamos de hacer y fundar e poblar una villa, que se nombró la Villa Rica de la Veracruz, porque llegamos jueves de la Cena, y desembarcamos en viernes santo de la Cruz, e rica por aquel caballero que se llegó a Cortés y le dijo que se mirase las tierras ricas y se supiese bien gobernar, e quiso decir que se quedase por capitán general. Y luego le dimos a Cortés poderes muy bastantísimos delante de un escribano del rey, e le hicimos justicia mayor y capitán general, y lo peor de todo que le otorgamos, que le daríamos el quinto del oro de lo que se hubiese, después de sacado el real quinto. Y fundada la villa, hicimos alcaldes y regidores, y señalamos capitán para las entradas, y maestre de campo, y alguacil mayor, y tesorero, y contador, y alférez, y diré cómo se puso una picota en la plaza y fuera de la villa una horca"

 

 

                                                                    El Imperio azteca

 

 

                        "Ya habrán oído decir en España cómo México es tan gran ciudad y poblada en el agua como Venecia; y había en ella un gran señor que era rey en estas partes de muchas provincias, y señoreaba todas aquellas tierras de la Nueva España, que son mayores que dos veces nuestra Castilla. El cual señor se decía Montezuma, y como era tan poderoso, quería saber y señorear hasta más de lo que no podía"

                         " Aquesta tierra es muy grande y de muchas ciudades y muy pobladísima, y los naturales grandes guerreros; y entre ellos hay muchas diversidades de lenguas y tienen guerras unos con otros. Y cuando Cortés supo cómo tenía Montezuma enemigos y contrarios, se holgó mucho dello"

                              "Tenía Montezuma en todas las provincias puestas guarniciones de muchos guerreros, sin los muchos que saca de la misma ciudad, y todas aquellas provincias le tributan oro y plata, y pluma y piedras y ropa de ropa de mantas de algodón, e indios e indias para sacrificar y otras para servir, y es tan gran señor que todo lo que quiere tiene, y  las casas en que vive tiene llenas de riquezas y piedras y chalchivis, que ha robado y tomado por fuerza a quien no se lo da de grado, y todas las riquezas de la tierra están en su poder"

 

 

                                           La ruta de Cortés

 

            " Después de haber dado con los navíos al través a ojos vista, decidimos ir a México en busca del Montezuma, pues ¿de qué condición somos los españoles para no ir adelante y estarnos en partes que no tengamos provechos e guerras?  Y después de bien considerada la partida para México, tomamos consejo sobre el camino que habíamos de llevar, y fue acordado por los principales de Cempoal quel mejor y más conveniente camino era por la provincia de Tascala, porque eran sus amigos, y mortales enemigos de mexicanos. Y ya tenían aparejados cuarenta principales, y todos hombres de guerra, que fueron con nosotros y nos ayudaron mucho en aquella jornada, y más nos dieron: doscientos tamenes para llevar el artillería. En aquellas partes llaman tamenes a los indios de carga, que llevan dos arrobas de peso a cuestas y caminan con ello cinco leguas. Y desque vimos tanto indio para cargar nos holgamos, porque de antes traíamos a cuestas nuestras mochilas los que no tenían indios de Cuba, porque no pasaron en la armada sino cinco o seis."

        " Y acabamos de subir todas las altas sierras y entramos en el despoblado, donde hacía muy gran frío, y granizo y llovió. Aquella noche tuvimos falta de comida , y venía un viento de la sierra nevada, que estaba a un lado, que nos hacía temblar de frió, porque como habíamos venido de la isla de Cuba y de la Villa Rica, y toda aquella costa era muy calurosa, y entramos en tierra fría, y no teníamos con qué nos abrigar sino con nuestras armaduras, sentíamos las heladas, como éramos acostumbrados a diferente temple"

                 "Los embajadores de Montezuma, que iban por guías, decían quel camino más corto y más llano era por la ciudad de Cholula, donde recibiríamos servicio, por ser vasallos del gran Montezuma; y a todos nos pareció bien que fuésemos a aquella ciudad. Y los caciques de Tascala se entristecieron, y tornaron a decir que, en todo caso, fuésemos por Huejotzingo, que eran sus parientes y nuestros amigos, e no por Cholula, porque en Cholula siempre tiene Montezuma sus tratos dobles encubiertos, y ansí fue como luego salió. Pero por más que nos dijeron y aconsejaron que no entrásemos en aquella ciudad, siempre nuestro capitán con nuestro consejo muy bien platicado, acordamos de ir por Clolula: lo uno porque decían todos que era grande poblazón y muy bien torreada y de altos y grandes cues, y en un buen llano asentada, que verdaderamente de lejos parescía en aquella sazón a nuestro Valladolid de Castilla la Vieja, y lo otro, porque estaba en partes cercanas de grandes poblazones y tener muchos bastimentos, y tan a la mano nuestros amigos los de Tascala, y con intención destarnos allí hasta ver de qué manera podíamos ir a México sin tener guerra, porque era de temer el gran poder de los Mexicanos"

             " El volcán que está cabe Guaxocingo echaba en aquella sazón que estábamos en Tlascala mucho fuego, más que otras veces solía echar; de lo cual nuestro capitán Cortés y todos nosotros, como no habíamos visto tal, nos admirábamos dello; y un capitán de los nuestros, que se decía Diego de Ordás, tomóle codicia de ir a ver qué cosa era. Y llevó consigo dos de nuestros soldados y ciertos indios principales de Guaxocingo; y los indios que iban en su compañía se quedaron en lo bajo, donde tienen unos cues de ídolos que llaman los teules de Popocatepeque, que ansí llaman aquel volcán. Y todavía Diego de Ordaz con sus dos compañeros fue su camino hasta llegar arriba, y parece ser que al subir comenzó a echar grandes llamaradas de fuego y piedras medio quemadas y livianas y mucha ceniza, y que temblaba toda aquella sierra y montaña donde está el volcán, y estuvieron quedos sin dar más paso adelante hasta que de allí a una hora, que sintieron que había pasado aquella llamarada y que no echaba tanta ceniza ni humo, y subieron hasta la boca, que era muy redonda y ancha, y que había en el anchor un cuarto de legua, y que desde allí se parecía la gran ciudad de México y toda la laguna y todos los pueblos que están en ella poblados; y está este volcán de México obra de doce o trece leguas"

 

 

 

                                       El Valle de México

 

                 Vista virtual del valle de México en tiempos de Moctezuma  y en la actualidad

"...Y diré que en aquella sazón era muy gran pueblo y que estaba poblada la mitad de las casas en tierra y la otra mitad en el agua, y ahora en esta sazón está todo seco y siembran donde solía ser laguna. Está de otra manera mudado que si no lo hubiere de antes visto dijera que no fuera posible que aquello que estaba lleno de agua, que esté ahora sembrado de maizales"

          " Y otro día por la mañana llegamos a la calzada ancha y vamos camino de Estapalapa. Y deque vimos tantas ciudades y villas pobladas en el agua, y en tierra firme otras grandes poblazones, y aquella calzada tan derecha y por nivel cómo iba a México, nos quedamos admirados, y decíamos que parescía a las cosas de encantemiento que cuentan en el libro de Amadís, por las grandes torres y cues y edificios que tenían dentro del agua, y todos de cal y canto, y aún algunos de nuestros soldados decían que si aquello que vían, si era entre sueños; y no es de maravillar que yo lo escriba aquí desta manera, porque hay mucho de ponderar en ello que no sé cómo lo cuente: ver cosas nunca oídas, ni vistas, ni aun soñadas, como víamos. Digo otra vez que lo estuve mirando, que creí que en el mundo hobiese otras tierras descubiertas como éstas. Agora todo está por el suelo, perdido, que no hay cosa en pie"

 

"Y miramos la gran ciudad y todas las más ciudades que había dentro del agua, e otros muchos pueblos alrededor de la misma laguna en tierra, e ansí lo estuvimos mirando, porque  aquel grande y maldito templo estaba tan alto que todo lo señoreaba muy bien; y de allí vimos las tres calzadas que entran en México, ques la de Istapalapa, que fue por la que entramos cuatro días hacía, y la de Tacuba, que fue por donde después salimos huyendo la noche de nuestro gran desbarate, y la de Tepeaquilla. Y víamos el agua dulce que venía de Chapultepec, de que se proveía la ciudad, y en aquellas tres calzadas, las puentes que tenían hechas de trecho a trecho, por donde entraba y salía el agua de la laguna de una parte a otra; e víamos en aquella gran laguna tanta multitud de canoas, unas que venían con bastimentos e otras que volvían con cargas y mercaderías; e víamos que cada casa de aquella gran ciudad ,y de todas las más ciudades questaban pobladas en el agua, de casa a casa no se pasaba sino por unas puentes levadizas que tenían hechas de madera, o en canoas; y víamos en aquellas ciudades cues y adoratorios a manera de torres e fortalezas, y todas blanqueando, que era cosa de admiración, y las casas de azoteas, y en las calzadas otras torrecillas e adoratorios que eran como fortalezas"

 

 

 

 

                                                                     Tenochtitlan

 

 

                          "Íbamos por nuestra calzada adelante, la cual es ancha de ocho pasos, y va tan derecha a la ciudad de México, que me parece que no se torcía ni poco ni mucho, y llena de torres y cues. Y de que vimos cosas tan admirables no sabíamos qué nos decir, o si era verdad lo que por delante parecía, que por una parte en tierra había grandes ciudades, y en la laguna otras muchas, e víamoslo todo lleno de canoas, y en las calzadas muchas puentes de trecho a trecho, y por delante estaba la gran ciudad de México; y nosotros aún no llegábamos a cuatrocientos soldados"

 

  "Y desque llegamos a la gran plaza, que se dice el Tatelulco, como no habíamos visto tal cosa , quedamos admirados de la multitud de gente y mercadería que en ella había y del gran concierto y regimiento que en todo tenían: cada género de mercaderías estaba por sí, y tenían situados y señalados sus asientos. Comencemos por los mercaderes de oro y plata y piedras ricas y plumas y mantas y cosas labradas y otras mercaderías de indios esclavos y esclavas; digo que traían tantos dellos a vender aquella gran plaza como traen los portugueses los negros de Guinea, e traíanlos atados en unas varas largas con colleras, porque no se les huyesen, y otros dejaban sueltos. Luego estaban otros mercaderes que vendían ropa más basta y algodón y cosas de hilo torcido, y cacahueteros que vendían cacao, y desta manera estaban cuantos géneros de mercaderías hay en toda la Nueva España, puesto por su concierto de la manera que hay en mi tierra, ques Medina del Campo,donde se hacen las ferias, que en cada calle están sus mercaderías por sí, ansí estaban en esta gran plaza. Ya querría acabar de decir todas las cosas que allí se vendían, porque eran tantas de diversas y calidades, que para que lo acabáramos de ver e inquirir, que como la gran plaza estaba llena de tanta gente y toda cercada de portales, en dos días no se viera todo, que era tal la multitud de gente que en ella había, unos comprando y otros vendiendo, que solamente el rumor y el zumbido de las voces sonaba más de una legua; e entre nosotros hobo soldados que habían estado en muchas partes del mundo, e en Constantinopla e en toda Italia y Roma, y dijeron que plaza tan bien compasada y con tanto concierto y tamaño e llena de tanta gente no la habían visto.

 

"...Digamos de los grandes y suntuosos patios que estaban delante del Huiclilobos, adonde está ahora el Señor Santiago, que se dice el Taltelulco, porque así se solía llamar. Ya he dicho que tenía dos cercas de al y canto antes de entrar dentro, e que era empedrado de piedras blancas como losas, y muy encalado y bruñido y limpio, y sería de tanto compás y tan ancho como la plaza de Salamanca"

 

    Recinto sagrado del Templo Mayor:

   1. Puerta Oeste.    2. Coatepantli.    3. Tlachtli.    4. Tentlapan      5. Altar.    6. Tentlapan    7. Xocotl-Huetzi.
    8. Calmécac          9. Tozpalatl         10.Altar      11. Tezomplanti   12.Templo de Sol.    13. Templo de Quetzalcóatl
   14. Coatecoalli     15. Templo de Ciuacoatl.     16. Altar de Huitzilopochtli.    17. Templo de Chicomecóatl
   18. Templo de Xochiquetzal    19. Recinto de los Gerreros Águila  20. Templo Mayor.  21. Templo de Tezcatlipoca

 

 

                             Huida y cerco de Tenochtitlan

 

        "Y como hacía algo oscuro y había niebla y lloviznaba, se comenzó a caminar el fardaje y los caballos y la yegua y los tascaltecas cargados con el oro... Y estando en esto suenan las voces y cornetas y gritas y silbos de los mexicanos, y decían en su lengua a los de Tatelulco: <<Salí presto con vuestras canoas, que se van los teules, y atajallos que no quede ninguno con vida.>> Y cuando no me cato, vimos tantos escuadrones de guerreros sobre nosotros, y toda la laguna cuajada de canoas que no nos podíamos valer. Y estando desta manera cargan tanta multitud de mexicanos a quitar la puente y a herir y matar en los nuestros, que no se daban a manos; y como la desdicha es mala en tales tiempos, ocurre un mal sobre otro; resbalaron los caballos y cayeron en la laguna, de manera que en aquel paso y abertura de agua de presto se hinchó de caballos muertos y de indios e indias y naborías, y fardaje y petacas, y si había algún concierto como lo habíamos concertado, maldito aquél."

     " Y otro día fuimos a dormir a otro pueblo sujeto del mismo Clalco, que se dice Chimalhuacan, y allí vinieron más de veinte mil amigos, que nunca tanta gente de guerra de nuestros amigos fueron como ahora en nuestra compañía. Y digo que iba tanta dellas a causa de los despojos que habían de haber, y lo más cierto por hartarse de carne humana, si hobiese batallas, porque bien sabían que las había de haber; y son a manera de decir como cuando en Italia salía un ejército de una parte a otra y le siguen cuervos y milanos y otras aves de rapiña que se mantienen de los cuerpos muertos que se quedan en el campo desque se daba una muy sangrienta batalla; así he juzgado que nos seguían tantos millares de indios."

         "Bien tengo entendido que los curiosos lectores se hartaran de ver cada día tantos combates, y no se puede menos hacer, porque noventa y tres días ques tuvimos sobre esta tan fuerte y gran ciudad, cada día y de noche teníamos guerra y combates; por esta causa los hemos de recitar muchas veces cómo y cuándo y de qué manera pasaban, y no los pongo por capítulos de lo que cada día hacíamos porque me paresció que era gran prolijidad, y era cosa de nunca acabar, y parescería a los libros de Amadís o Caballerías"