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Neuva Era Acuario 3

Se afirma que los Sumos Sacerdotes o Sacerdotisas de Melquisedec no nacieron ni de padre ni de madre terrenales. Esto debe ser explicado con total claridad de acuerdo con los conocimientos esotéericos Judaico-Cristianos de esta idea. Todos nosotros, incluyendo Melquisedec, Enoch, Jesús, etcétera, nacimos primero de un útero, con una madre y un padre terrenales. Conforme vamos profundizando nuestro dominio de la total comunión, finalmente, podemos llegar a alcanzar un segundo nacimiento. Esta preparación para el nacimiemto de fuego puede precisar de muchas reencarnaciones o necesitar tan sólo de unos pocos años. Cuando renacemos o nacemos de nuevo, la divinidad que anida en nuestro interior nos vuelve a crear de nuevo de forma que la totalidad de nuestro linaje o de nuestra herencia procede directamente de la divinidad. Llegados a este punto, nacemos sin madre ni padre terrenales, pero no antes. Este segundo nacimiento, en el que nacemos de nuevo, siempre es idéntico a la traslación de la carne, es decir, a la Inmortalidad Física. ¡Nunca dejéis para una posible reencarnación futura lo que podéis alcanzar en esta vida! Podemos disponer de toda la sabiduría y técnicas espirituales de forma que cualquiera que se dedique a encontrar el camino de la Vida Eterna pueda conseguir una victoria más allá de cualquier límite, incluyendo los límites creados hacia el rechazo del cuerpo físico por el espíritu. La boda entre el cuerpo y el espíritu en una unidad viviente al servicio de Dios he sido siempre el ideal más elevado de la conciencia divina que hay en cada uno de nosotros. "¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es el Templo Viviente de la Divinidad Inmortal?"

El camino hacia uno profunda comunión nos conduce a la perfección de lo que conocemos como "la práctica de la presencia de Dios". La extática presencia de la divinidad en toda y cada una de las experiencias de la vida es el fruto de esta práctica. Esto al aumentar continuamente las radiaciones de nuestro corazón con las cualidades transformativas de Divinas plegarias, de amor y de acción de gracias, la visible presencia de Dios se manifiesta mucho más en todos los sentidos, hasta el punto en el que ya sólo sentimos su presencia. Llegados a este punto, la totalidad de nuestros sentidos espirituales unidos a Dios en un abrazo tántrico se convierte en eterno.

Esto es lo que es amar a Dios hasta dejarse absorber totalmente por él. Este es el estado de la Verdadera Comunión. La Comunión Total siempre tiene lugar en este punto de contacto, según las palabras de La invocación del Punto Omega "¡Deja que mi contacto sea la más elevada manifestación de la concencia divina!"

La Comunión del santo Grial siempre es transmitida por mediación del contacto que se halla en la frontera entre el ser y Dios y que desaparece durante el extático abrazo anteriormente descrito. Consagrad y dedicad vuestros sentidos a transmitir y a recibir las inmortales frecuencias de toda la Divinidad a traveés de todas y cada una de las experiencias de la vida. No importa que vuestras experiencias os parezcan positivas o negativas, todas os ofrecen la Comunión del Santo Grial. La aceptación de todas las experiencias a través de un corazón radiante y una alegre acción de gracias revela el más profundo secreto de la vida, aquí en la Tierra e ilumina cada paso de vuestro camino hacia la perpetua y extática unidad con lo Divino. "Vosotros que os mostráis agradecidos en todos los aspectos: vuestros cuerpos se llenarán de luz y podréis ver cómo el universo de la vida infinita brota de la fuente de vuestro corazón!"

La Virgen María es una de las sacerdotisas, físicamente inmortales, más famosas de la Orden de Melquisedec. Ha estado apareciéndose en diversas localidades durante los últimos ciento cincuenta años. Es muy importante que lleguemos a comprender la naturaleza inmortal de María. Ella no murió. Trasladó conscientemente su cuerpo físico a uno inmortal. Yo conservo un poderoso recuerdo suyo bailando una danza sagrada como plegaria a lo divino en el sagrado instante de la traslación de su cuerpo. Existen tres localidades que aseguran haber sido el marco de este acontecimiento: Efeso, Jerusalén y Glastonbury.

Durante mucho tiempo, las iglesias cristianas tradiciolanes de todo el mundo oscurecieron el sentido de la inmortalidad física enseñada por Jesús. La inmortalidad física había sido dominada por adeptos de diferentes culturas y religiones. Existen muchos chinos taoístas que son inmortales como Jesús y María. Hay muchos inmortales entre el linaje de los budistas tibetanos. Esta Era de Acuario podrá presenciar en breve un enfoque distinto que irá de la muerte a la vida y de lo ilusorio de la crucifixión a la verdad del triunfo de la vida. Jesús había sido fisicamente inmortal antes de su crucifixión. Ahora, ha llegado el momento de regenerar el Universo a tavés de la vida. En esta era de Acuario, la muerte no redime los pecados. Las inmortales aguas del Santo Grial que brotan a través del corazón viviente todo lo redimen. El Aguador de Acuario regenera la Tierra. Es una verdadera bendición el poder vivir en este planeta durante esta Era, porque sólo a través de la vida y del amor podemos cumplir la voluntad de Gaia. ¡Contribuyamos todos con nuestros dones divinos y únicos al nacimiento de esta nueva Era!

La verdadera Comunión produce un cambio en el cuerpo físico. Cuando Moisés comulgó con lo Divino sobre el Monte Sinaí, la luz de la verdad inundó de tal forma su cuerpo físico que los que le rodeaban no podían mirarle fijamente durante mucho tiempo porque su luz les deslumbraba. Cuando los seres físicamente inmortales, Moisés y Eliás, comulgaron con Jesús en el monte Tabor (la Transfiguració), nuevamente, el resplandor de sus cuerpos fue demasiado intenso como para poder ser soportado por los demás mortales. Cuando expulsamos suavemente el aire de nuestros pulmones para avivar el fuego, seguimos la misma pauta que para la Comunión. En cualquier encuentro directo con la Inmortal divinidad, establecemos una relación que permite que el aliento de la divinidad pueda penetrar a través de nuestro cuerpo físico a un nivel sub-atómico. Nuestro cuerpo no puede convertirse en una resplandeciente estrella en una comunión así, a no ser que exista ya una radiante luz espiritual en cada átomo de nuestra carne. Todos poseemos esta radiante luz espiritual: se llama Vida.


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