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Reforma
Martes 25 de Julio del 2000

La lucha por el lado correcto

Por ANA CAMPOY/ Reforma

Cd de México, México.-Conexiones neuronales...

Tener una lateralidad dominante izquierda no es obra de una brujería o de algún acuerdo diabólico, como se creía antiguamente; tampoco es la manifestación de una menor capacidad intelectual o motriz, sino la mera ejecución de las órdenes que dicta el cerebro al cuerpo.
 

Aunque todavía no se conoce con certeza por qué algunas personas nacen zurdas o diestras, se cree que la condición radica en el desarrollo ligeramente mayor de uno de los hemisferios del cerebro: el derecho, en el caso de los zurdos; el izquierdo, en el caso de los diestros.

"La zurdera se da por conexiones neuronales", explica el neurólogo Alejandro Marfil, "en el hemisferio dominante se destina un mayor número de neuronas a menor número de unidades musculares, es por eso que los movimientos (del lado izquierdo) son más finos y controlados (que los del derecho)".

Y viceversa, en el caso de los diestros.

A lo largo de la historia, esta simple inversión del funcionamiento cerebral ha dado pie a la proliferación de mitos y leyendas, que condenaron a miles a la hoguera durante la Edad Media, propiciaron manazos de los instructores a los alumnos al aprender a escribir y, en general, han creado desconfianza hacia el lado "oscuro".

Aunque las teorías científicas más aceptadas sostienen que la lateralidad es cuestión de genes y no de maldiciones, aproximadamente el 30 por ciento de la población mundial es zurda –10 por ciento identificados y 20 por ciento de ambidiestros, que generalmente son zurdos frustrados– y sigue sufriendo las consecuencias de "ser diferentes".

"Te vas acostumbrando, pero sí hay cosas que son medio incómodas: la escritura, sobre todo, porque vas tapando lo que escribes y te manchas; el abrelatas es medio incómodo y las tijeras te lastiman", comenta Sergio Cházaro, zurdo, profesionista y empresario.

Si bien enfrentarse todos los días a picaportes que giran a la inversa del movimiento natural de la mano, pupitres al revés, manchas de tinta en la ropa o en las manos puede ser molesto, no es nada en comparación con los trastornos que puede ocasionar una zurdera frustrada.

Lucha de izquierda

Algunos estudios indican que aun antes de nacer, los bebés ya tienen definido el lado del organismo que les servirá más.

Si en una ecografía se observa que el bebé se chupa el dedo de la mano izquierda o, a pesar de que el ginecólogo lo coloque una y otra vez en la posición correcta para nacer, su pequeño se empeña en permanecer sentado, lo más probable es que sea zurdo, señala Delia Ochoa, pedagoga e investigadora de la zurdería.

Una vez fuera del vientre materno, los niños reiteran esta lateralidad izquierda dominante de diferentes formas, pero requiere de papás atentos para que la detecten.

"Muchas veces los papás colocamos la cucharita en la mano derecha del niño, o los enseñamos a hacer las cosas como diestros sin averiguar si lo son", señala la especialista, "lo mejor es dejar los objetos en medio y dejar que el bebé lo tome".
Pero algunos padres, aunque saben que su hijo es zurdo, lo obligan a volverse diestro.

Cualesquiera que sean sus intenciones al hacer esto (para evitar que sus hijos batallen en un mundo diseñado para diestros, o porque son víctimas de los vestigios de las supersticiones que asocian lo izquierdo con la maldad) le están haciendo un gran daño a su hijo, asegura Ochoa.

"De los 0 a 7 años los niños tienen un proceso de decodificación y codificación para que el cuerpo pueda organizarse interiormente", explica la pedagoga.

Truncar este proceso interior biológico puede impedir que se desarrolle correctamente la destreza manual y traer trastornos visuales, auditivos y motores, indica.

Cuando entren a la escuela, los niños tendrán dificultades para aprender a leer y a escribir, y es muy posible que también tengan problemas de lenguaje. De hecho, muchos zurdos contrariados son erróneamente diagnosticados como niños de lento aprendizaje, cuando lo que pasa es que no les han encontrado el 'lado", comenta Ochoa.

Pero además de los perjuicios académicos, los pequeños pueden sufrir graves daños en su autoestima, ya que se sienten anormales, poco aceptados y torpes. ¡Claro! Imagínese tener que usar su mano débil para realizar todas las actividades escolares, desde escribir hasta sacarle punta al lápiz.

Sin embargo, ahí no terminan los trastornos del diestro obligado, asegura la especialista, quien actualmente dirige una investigación sobre el tema para la SEP.

En años venideros lo más probable es que estas personas desarrollen cansancio físico, trastornos en la columna vertebral y en la muñeca debido a posturas incómodas, olvidos y problemas motores. Hasta son más propensos a tener accidentes automovilísticos, ya que los reflejos más fuertes provienen del lado que no les enseñaron a usar.

Por eso es muy importante detectar la zurdera en los primeros años y proporcionar un ambiente favorable para su desarrollo, donde haya los muebles, herramientas y ejercicios adecuados, advierte Ochoa.

"No respetar la lateralidad es como forzar la máquina y hacer que se descomponga", afirma.

Para concientizar a padres y maestros sobre el respeto a los zurdos, durante el próximo ciclo escolar, la SEP lanzará un programa desarrollado por Ochoa y su equipo bajo la tutela de la Dirección de Planeación e Investigación Educativa y Coordinación de Proyectos de Investigación, que permitirá identificar la lateralidad del niño en preescolar.

Así, además de toda la información que contiene el expediente de cada niño, se indicará si es zurdo o diestro, y las maestras y maestros tendrán la formación para atender a los pequeños de acuerdo a sus necesidades.