Comercio Exterior del Sector Hortofrutícola de Colombia durante la década de los noventa 

 

Sector frutícola

Sector hortícola 

La hortofruticultura ha sido considerada una de las actividades agrí­colas más promisorias para el país en el contexto de la internacionalización de los mercados. A nivel mundial, los mercados de frutas y hortalizas frescas y procesadas son unos de los más dinámicos del sector agroalimentario y su crecimiento se ha visto favorecido por los cambios en las preferencias de los consumidores, ahora más inclinados hacia alimentos frescos y saludables, por el crecimiento del ingreso per cápita, especialmente en los países desarrollados y por los fenómenos de sustitución y diversificación del consumo, como consecuencia de una mayor liberalización y apertura de mercados, además de los avances tecnológicos en empaques, conservación y transporte.

El mercado mundial hortofrutícola se caracteriza por 

Las incursiones de Colombia en el mercado internacional hortofrutícola sólo han mostrado resultados positivos en los casos del banano, el bananito, el plátano y la papa. Con estas importantes excepciones, que colocan en una situación de superávit la balanza comercial hortofrutícola colombiana, podría afirmarse que los esfuerzos del país en este campo dejan muchas lecciones para el futuro, pero muy pocos éxitos

En efecto, la balanza comercial hortofrutícola ha sido superavitaria en cerca de US $374.8 millones en promedio durante la última década. No obstante lo anterior, si de estos cálculos exceptuamos el banano, nos enfrentamos con una balanza comercial crecientemente deficitaria en el sector hortofrutícola, que pasó de US $36.5 millones en 1991, a US -$68 millones de dólares en el año 2000, según puede verse en la gráfica

Gráfica No. 1. Balanza comercial hortofrutícola de Colombia sin Banano

1991 - 2000

 

En los últimos años la hortofruticultura se ha ido posicionando en el país como una opción real de crecimiento y reactivación agrícola, pero existen ciertos limitantes que afectan el desarrollo del sector y deben ser tenidos en cuenta por los productores. Aquí podemos mencionar 

Sector Frutícola

En Colombia las áreas sembradas en frutas (incluyendo banano) representaron en el año 2000, el 14% del área total dedicada a la agricultura sin café y dieron cuenta del 36% del valor de esta producción en el mismo año. Aunque la estadística oficial impone aún grandes reservas, permite destacar la importancia económica y social de la actividad frutícola en el país.

Mientras la producción de banano y plátano se ha mantenido relativamente estable durante la última década, la de los demás frutales presenta una tendencia dinámica y creciente en el mismo período. Las principales frutas cultivadas en el país son:

 

Cultivos como el banano y el plátano de exportación se ha concentrado en áreas estratégicas cercanas a los puertos de salida del producto (región caribe colombiana) configurando, en algunas regiones, importantes núcleos regionales agro empresariales que según nuestro punto de vista facilitan muchas cosas. Los demás frutales, en general, tienden a consolidarse en regiones o departamentos que son estables en su producción, pero predomina una gran dispersión geográfica y pequeñas explotaciones con restricciones tecnológicas, financieras y empresariales.

La industria alimentaria en Colombia y, específicamente, el subsector que demanda y procesa frutas presentó un gran dinamismo durante la década de los noventa, muy superior al de la industria en su conjunto. En 1998, el 65.3% de los establecimientos de la industria alimentaria nacional demandó frutas en estado fresco o procesado para la fabricación de sus productos y aportó el 48.2% del valor de la producción de la industria alimentaria del país. A finales de la década pasada, la demanda industrial de frutas frescas alcanzó un volumen superior a las 70.000 toneladas, además de las 17.700 toneladas de frutas con algún grado de procesamiento. El valor pagado por estas materias primas, a pesos del 2000, ascendió a cerca de 100.000 millones. El incremento del valor de estas materias primas fue muy superior al incremento del volumen demandado, lo cual es preocupante en términos de la sostenibilidad del crecimiento de la demanda industrial de productos nacionales y constituye una limitante competitiva del sector frutícola primario, que PODRÍA solucionarse si existe:

Las exportaciones de banano se mantuvieron relativamente estables a partir de 1995 y, en el año 2000, alcanzaron un valor FOB de US $430 millones, mientras que las de plátano crecieron a una tasa promedio anual del 11% y aportaron divisas al país equivalentes a US $44 millones en el mismo año; de esa manera, Colombia se convirtió en el principal exportador mundial de plátano a la Unión Europea y a Estados Unidos. 

Los envíos al exterior de bananito o banano bocadillo constituyen un renglón relativamente nuevo en nuestra actividad exportadora y alcanzaron la cifra de US $2.8 millones en el año 2000. Las demás frutas exportadas sumaron US $20 millones, de los cuales US $14 millones se obtuvieron por exportaciones de frutas frescas y US $6 millones de procesadas. En general, la actividad exportadora de frutas diferentes al grupo de bananos y plátano presentó una fuerte caída a partir de 1991 y apenas empezó a recuperarse en 1998, apoyada en una tasa de cambio más favorable.

Los principales destinos actuales de la fruta colombiana son:

En orden de importancia, se destacan las exportaciones de uchuva, naranja granadilla, tomate de árbol, mangos y pitayas, así como las de los jugos de maracuyá y mango.

La apertura comercial del país diversificó la estructura de las importaciones y favoreció un incremento significativo en el consumo nacional de frutas caducifolias tales como manzana, peras, ciruelas, duraznos y melocotones. Las importaciones de estos productos se quintuplicaron en la década anterior y constituyen cerca del 85% del valor total de frutas importadas. Su principal origen es Chile y, en segundo lugar, Estados Unidos. Otro grupo de frutas importadas que presenta un significativo crecimiento es el de los cítricos (limones, na­ranjas mandarinas y clementinas). En tercer lugar se encuentra un conjunto de frutas cuyas importaciones eran mínimas o inexistentes al iniciarse los años noventa y que han venido ganando espacio en el mercado nacional como complemento a la oferta interna, como son la guanábana, la papaya, los mangos, las cerezas las granadillas y el maracuyá. El total de importaciones de frutas ascendió en el año 2000 en valor a US $CIF 85,6 millones, de los cuales el 78% correspondió a frutas en estado fresco y el 22% procesadas.

Pensamos que el equilibrio de la balanza comercial colombiana de frutas debe esperarse por la ampliación de las exportaciones hacia los actuales países destino y por la incursión en nuevos mercados, pero fundamentalmente por el desarrollo competitivo de la actividad productiva nacional. 

Es inaplazable una agresiva gestión para lograr la entrada sin mayores restricciones de frutas frescas colombianas en mercados de tanta importancia como Estados Unidos, para productos como la pitaya, la uchuva y los melones, todos ellos con grandes oportunidades en este mercado. 

Otros retos importantes son los relacionados con la gestión de la sanidad y la calidad de estos productos así como el ordenamiento territorial de la oferta productiva, el desarrollo tecnológico y el desarrollo de modelos empresariales que incorporen a los pequeños productores para potenciar su aporte a esta promisoria actividad.

Sector hortícola

No obstante lo dinámico que podría ser para el país el sector hortícola en términos de sus exportaciones en el año 2000 éste presentó un déficit en la balanza comercial de US $48.7 millones, por cuanto sus importaciones llegaron a US $99.5 millones, mientras que sus exportaciones tan sólo alcanzaron los US $50.8 millones. Los productos que más pesan dentro de las importaciones son las leguminosas secas, los ajos, las cebollas y las salsas y pastas de tomate, mientras que el único producto exportado que presenta una dinámica creciente y consistente es la papa.

La heterogeneidad y la dispersión que caracterizan la producción de hortalizas en Colombia hacen necesario realizar el análisis separando cuatro subsectores cuya dinámica y actividad se diferencian claramente: 

Hortalizas frescas:

La balanza comercial de hortalizas frescas pasó de un superávit a principios de la década, a un considerable déficit hacia mediados de los noventa que se mantuvo inclusive hasta el año 2000, aunque en este año presentó magnitudes menos alarmantes.

En el año 2000, las importaciones de hortalizas frescas alcanzaron 79 millones de toneladas por un valor de US $20.3 millones, creciendo a tasas anuales promedio de 15.9% en valor y 23.6% en volumen en el período comprendido entre 1991 y el año 2000. En este último año, las importaciones estuvieron representadas principalmente por ajo, en un valor equivalente al 49% del total de este grupo; cebollas frescas y secas, que participaron con el 28.4%; yuca fresca congelada, que representó el 7.5% del valor en el 2000, y maíz dulce congelado, que participó con el 3.8%.

Por su parte, las exportaciones de hortalizas frescas en el año 2000 Ilegaron a 49.9 millones de toneladas por un valor de US$18.9 millones, con un aceptable desempeño en su crecimiento, a tasas anuales de 8.8% en volumen y 6,5% en valor entre 1 991 y el año 2000. En este último año las exportaciones estuvieron representadas por cebollas frescas (36.1% del valor exportado), ñame (35.1% del valor exportado), espárrago (10.3% del valor exportado) y tomates frescos (5.6% del valor exportado).

Papas:

El subsector de papas presenta superávit en la balanza comercial durante toda la década, aunque el nivel del superávit ha mostrado una tendencia decreciente, cayendo el valor de las exportaciones del producto en fresco a una tasa anual promedio de -3.5% en el período 1991­2000 y el volumen exportado a una tasa de -11.7%. El principal destino de las exportaciones colombianas de papa es Venezuela. Las exportaciones de la papa procesada y congelada muestran una tendencia creciente en volumen y una evolución muy favorable de los precios implícitos, pero sus volúmenes son muy pequeños. Las importaciones de papa son marginales y sólo suceden en situaciones críticas de desabastecimiento interno, como la que se presentó durante el año 2000.

Leguminosas secas:

El grupo de las leguminosas secas ha mantenido tradicionalmente un déficit en la balanza comercial en razón a la baja competitividad de la producción nacional frente a la producción de otras latitudes, en particu­lar Canadá. En el año 2000, se importaron 174.000 toneladas por valor de 65.1 millones de dólares, representados por lenteja (38.6% del volu­men importado), arveja (32%), fríjol (25.1 %) y garbanzo (4.3%). Contra­rio a lo que ocurre en el grupo de las papas, las exportaciones son muy poco significativas.

Hortalizas preparadas: 

La balanza comercial de hortalizas preparadas presenta un déficit en el período de análisis: el volumen de las importaciones creció a una tasa del 29.1 % y el valor a 26,6% entre 1991 y 2000, mientras que las exportaciones muestran un buen desempeño con tasas de crecimiento anual promedio de 21.8% en volumen y de 21.1 % en valor.

En el año 2000 las importaciones de hortalizas preparadas alcanzaron los 6.1 millones de toneladas por un valor de US $5.2 millones, representadas por tomates preparados (salsas y pastas), que participaron con el 74.4% del valor, maíz dulce preparado sin congelar (7.4%), espárragos preparados sin congelar (4.1%) y champiñones preparados (2.5%). Por su parte, las exportaciones de hortalizas preparadas en el año 2000 fueron de 2.411 toneladas por un valor de 3,5 millones de dólares, concentradas en champiñones preparados (79% del valor exportado), varias hortalizas no especificadas (11 ,6% del valor exportado) y tomates preparados (3%).

   

 


 

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Última actualización: 3 de noviembre de 2001