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Juan 1,9-13
Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo por él fue hecho; pero el mundo no le conoció. A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.

Juan 3,16-21
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.

Juan 8,12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Juan 9,5
Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo.

Juan 12,46
Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.

Mateo 5,14-16
Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de una vasija, sino sobre el candelero para que alumbre a todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

1ª Pedro 2,9
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable;

2ª Corintios 4,6
Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

1ª Juan 1,5-7
Este es el mensaje que hemos oído de él, y os anunciamos: Dios es luz, y no hay ningunas tinieblas en él. Si decimos que tenemos comunión con él, y andamos en tinieblas, mentimos, y no practicamos la verdad; pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado.

2ª Pedro 1,3-4
Todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia; por medio de estas cosas nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas lleguéis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de las pasiones.

Efesios 5,8
Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz.

Cristo es la luz del mundo. Dios es luz y Cristo es esa luz revelada a todo hombre para salvación en su nombre. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo. Desde el momento en que creemos y andamos en Él formamos parte de su Iglesia y somos luz del mundo ya que Él nos hace partícipes de su propia naturaleza. Ahora bien, ser luz del mundo implica que los hombres se fijarán en nosotros y en nuestras obras. No podemos decir que somos luz del mundo si nuestras obras no son de Dios. El Espíritu Santo es quien nos ayuda a hacer la obra de Dios en el mundo. Él es el que nos ilumina con su presencia en nuestras vidas de forma que ya no seamos más nosotros mismos sino Cristo en nosotros. Él es quien nos lleva al conocimiento del Salvador, el que nos moldea a su imágen y semejanza de tal forma que somos cartas de Cristo escritas por el Espíritu Santo, que los hombres pueden leer (2 Cor 3,2-3). La Iglesia de Cristo no puede estar formada por hombres que andan en tinieblas porque "¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?" (2 Cor 6,14). Sabemos quienes son de las tinieblas y quienes de la luz por sus frutos, por sus obras.

Romanos 13,11-13
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.

¿Estás tú todavía dormido?
Efesios 5,14
Despíertate, tú que duermes
Y levántate de los muertos,
Y te alumbrará Cristo.

¿Eres tú de los que ya te levantaste de los muertos (Ef 2,1)?
Efesios 5,15
Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.

Dios tiene prisa. Quiere que toda la tierra sea llena del conocimiento de su gloria. Él lo profetizó en Habacuc 2:14....
Porque la tierra se llenará del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar
...... y lo quiere cumplir a través de su Iglesia, de la que tú formas parte.....

2ª Corintios 4,6
porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciera la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo.

Que tu vida refleje la gloria de Dios en todo momento. Que los hombres puedan ver a Cristo en ti. Que en tu comunión con su Espíritu encuentres las fuerzas para no desfallecer y para levantarte cada vez que caes. Dios está contigo. Quiere ayudarte a ser luz prístina que refleje su amor por los hombres. Entrégate a Él por completo y deja que su luz disipe todas las posibles tinieblas que aún están dentro de ti.
En su amor y su paz,
Luis Fernando


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