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El vallenato

 

El vallenato, historia y características

 

 

 

Origen

La evolución de la música de acordeón

El acordeón

Las piquerías

Las parrandas

Las colitas

Los ritmos

La puya

El merengue

El son

El paseo

Clases o grupos

Bibliografía

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Origen

 

La música popular costeña dentro de la cual se encuentra inscrito el vallenato se encuentra influenciada por la trietnia caribeña. Del sincretismo de estas tres grandes vertientes: lo indígena, lo español y lo africano, surgen los ritmos que inundan esta región colombiana.

 

De las comunidades indígenas[1] nos quedaron instrumentos como las maracas, pitos y flautas. Los cantos tradicionales indígenas[2] llamados areitos, donde se narraban los sucesos del pasado de las comunidades también hacen parte de la herencia de la música de la Costa. “Tanto Chibchas como Caribes y Arawak, aborígenes de la antigua gobernación de Santa Marta, tuvieron un alto sentido del canto. Todos ellos...cantaron para narrar los sucesos y transmitir, de esta forma, el pasado a las nuevas generaciones; de allí parte la tradición narrativa del canto vallenato”[3] .   Aunque su influencia fue menor a la de las otras dos vertientes debido a su exterminio,  al repliegue y aislamiento a que se vieron abocados desde la conquista española.

 

Los españoles ejercieron su influencia ampliamente[4], en primera medida a través de la iglesia que desde la evangelización realizaba Coros, también mediante las bandas militares de los ejércitos y también con su música “culta” que incluía conciertos, arpas, guitarras, pianos y órganos, con los que se recreaban las clases altas. “en la antigüedad España nos mandaba sus coplillas o villancicos con acompañamiento de vihuelas, requintos, pitos, panderetas o tamboras”[5]

 

La influencia negra se ve principalmente en la percusión, con tambores timbales, congas y bombos, adicionalmente a los instrumentos encontramos el legado de los cantos “responsoriales” donde hay una voz líder que canta y un coro que le responde, estos cantos se encuentran a lo largo de toda la Zona Caribe. De igual manera “otro aporte importante del negro, es la improvisación”[6] , donde cualquier músico tiene la opción de improvisar en la ejecución de su instrumento.

 

La música resultante de la conjunción de estas tres grandes vertientes se desarrolló y posteriormente se encontró aunada a festividades de tipo religioso y comunales como las Fiestas Patronales que aún actualmente se celebran en toda la Costa con “agrupaciones musicales folclóricas y populares”[7]

 

Interpretados por estas agrupaciones musicales se formaron los embriones de los ritmos que posteriormente se llamaran: cumbia, mapalé, bullerengue, porro, fandango, gaita, puya, chandé, vallenato, lumbalú, garabato, tambora, etc. Es importante entender que ésta música era popular y las clases altas se divertían con la música importada especialmente de Europa.   

 

Para acercarnos al origen específico de la música vallenata, debemos situarnos en la Costa Atlántica colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX. En esta región se dio un proceso análogo al de numerosas regiones a lo largo y ancho del continente con respecto a la música folclórica, éste nuevo tipo de música hizo su aparición en el continente, y desarrolló un tipo de expresión musical eminentemente popular, en la Costa Atlántica al igual que en los demás sitios se dio este proceso, con algunas peculiaridades, que a la larga se desarrollarían y llevarían al vallenato a ocupar una posición privilegiada, dentro de la música colombiana.

 

Según Bermúdez[8], el proceso de consolidación de una música propia del país nos lleva hacia finales del siglo pasado, más específicamente 1880, aun cuando sabemos que sus inicios fueron muy anteriores, en esta época la música se vio envuelta en un proceso de transición, que se estaba dando en el país en el ámbito social y cultural, como resultado de políticas que buscaban introducir la “modernidad” a Colombia, incorporándonos al mercado, la economía y la cultura internacionales, a la vez que se introducían nuevos modelos de pensamiento.

 

Estos acontecimientos sirvieron de manera general como fondo, en un proceso que enmarcó el establecimiento de un nuevo tipo de música “popular” contrapuesta a la sinfónica o clásica. Esta nueva música popular tuvo su inicio en la interpretación de piezas ligeras del repertorio clásico. A su vez que eran arregladas y adaptadas para que fueran interpretadas y cantadas por conjuntos poco numerosos o para bandas. Este proceso tuvo lugar en las pequeñas ciudades y en los pueblos.

 

Por otro lado la música campesina, la que surgía en rincones apartados del país, comenzó a permutar influida por los cambios a las tradiciones campesinas de la época colonial, y fueron reemplazadas paulatinamente por las tradiciones musicales europeas introducidas como parte de la consolidación cultural de la Nueva República.

 

Estos cambios los podemos corroborar en la transformación de la estructura musical, que estaba estrechamente relacionada con las formas de versificación hispánicas “coplas, romances y décimas” y se ve transformada por los patrones y estructuras musicales de la canción y de la música de baile, que hacía parte de la cultura popular en las grandes y medianas ciudades de Europa hacia 1840.

 

De este cambio en la interpretación musical, se llegó paulatinamente a la música de bandas o armonías, esto sumado al arribo de profesores de música procedentes de Puerto Rico, Cuba y España, pertenecientes a una compañía de zarzuelas, que se instaló en Lorica, Carmen de Bolívar y zonas aledañas. Puede decirse que fue el inicio de la música de banda que caracteriza en la actualidad a las sabanas de Córdoba, Sucre, parte de Bolívar y Antioquia, que es un elemento fundamental en el desarrollo de la música bailable del país en las siguientes décadas.

 

Por otro lado encontramos la música que no se separó tan radicalmente de los modelos hispánicos de versificación, esto se pudo dar gracias a un instrumento de notables singularidades como el acordeón.

 

En un comienzo el acordeón se utilizó para acompañar melodías y cantos de tamboras, gaiteros, decimeros y cantos de vaquería, al igual que los cantos de boga que se utilizaban para hacer menos monótonas las travesías por el río Magdalena. Ese comienzo en que el acordeón solo sirve como música de fondo para acompañar una historia es precisamente lo que ha dado una función primordial al vallenato y lo ha alejado de la música bailable, otorgándole una fuerza inusitada a la oralidad. Estos textos orales, se acompañan actualmente de la guacharaca indígena, el acordeón de origen europeo y la caja que se deriva del tambor africano.

La evolución de la música de acordeón

 

En un principio los campesinos colombianos aprendieron a tocar el acordeón y tal vez las mismas piezas europeas de quienes lo trajeron, hasta que poco a poco fueron interpretando las melodías que hasta ese momento hacían parte de la música folclórica de la región, de esta manera se fue formando una música con la idiosincrasia de la región, el vallenato.

 

Los primeros acordeoneros fueron juglares solitarios que recorrían los pueblos llevando las noticias, las historias, las anécdotas, los chismes. Estos juglares cumplían con la función de correo, de noticiero; gracias a ellos en las distintas regiones se mantenían informados de que sucedía en los otros pueblos, a su vez se unificaba un folclor para una vasta región.

 

El vallenato era básicamente una forma de exteriorizar la cotidianeidad del campesino y solo hasta la mitad de este siglo comienza a ser aceptado en otras regiones del país. En un principio la figura del acordeonero era la de mayor relevancia ya que este era quien también cantaba y componía. Actualmente los cantantes son quienes se llevan los laureles dejando al acordeonero en segundo orden.

 

Los exponentes del vallenato tradicional que surgieron durante la primera mitad de este siglo, fueron campesinos que no poseían mayor educación, pero que manejaban una estricta ética heredada de su cultura, es así que ellos no demostraban mayor interés en la propiedad de sus cantos. Su interés era principalmente que estos se divulgaran por la región, por esto no les molestaba que fueran interpretados por diversas personas. En algunas ocasiones colocaban su nombre en el canto para que de esta manera fueran reconocidos en la región, o usaban referencias temáticas a composiciones suyas anteriores. De esta manera  se sabe de quién es el canto, querían ser reconocidos en la región, pero muy rara vez se interesaron por hacer dinero con la música, para ellos fue una diversión y un servicio que se presta a la comunidad. De igual manera al nutrirse este músico de lo popular, utilizaba bienes de la comunidad como coplas, versos, refranes y dichos, al igual que todo el lenguaje típico de la región.

 

Hacia 1950, ya podemos encontrar en los diarios nacionales referencias a los juglares del Magdalena Grande:

 

...Quedan todavía en el país vastas zonas geográficas que parecen detenidas en el tiempo de otro siglo, distante y diverso de éste de la desintegración del átomo. Una de estas zonas podría señalarse en el mapa desde la desembocadura del río Cesar en el Magdalena hasta las estribaciones de la sierra de los motilones por el sur. Para seguir luego el curso del río grande hacia el norte por  el brazo de Mompós hasta Plato y hacer luego un sesgo que permita adelantarse hasta encontrar el curso del río Ariguaní y continuar por el estrecho valle que dejan las dos moles de la Sierra Nevada y los motilones hasta la orilla rumorosa y legendaria del Caribe, quizá sobre Dibulla o Camarones. En esta vasta zona viven todavía los últimos juglares, los sucesores auténticos de aquellos formadores y difusores del romance de Castilla...[1]  

 

Es importante resaltar que el vallenato en su proceso de formación contó con peculiaridades que lo distanciaron de las demás músicas del país y lograron que se mantuvieran ciertas características que se perdieron en otras expresiones musicales que se desarrollaron paralelamente.

 

Manuel Zapata Olivella[2] plantea que no solo debido al apego a la tradición legada por esta triple herencia étnica es que el vallenato se mantiene tan cercano al folclor, para él es importante señalar que  la Costa Atlántica, se mantuvo como una provincia aislada, solo hasta el año de 1930 se abre la primera carretera por la región, propone que un pueblo aislado como éste debe mirar hacia adentro al verse imposibilitado para observar el exterior, por esto se mantuvo fuerte la propia tradición cultural y fue posible el mantenimiento de ciertos elementos culturales hispánicos, como el romancero y la juglaría. Morales reconocido juglar vallenato, confirma la hipótesis de Olivella: “Ahora las nuevas generaciones andan de un país al otro sin mayores dificultades. En la Costa nosotros estabamos estancados, porque no había la civilización, principalmente faltaban vías de comunicación, no había ni aéreas, ni terrestres ni nada”[3]

 

Las manifestaciones folclóricas por ser producto del pueblo evolucionan con éste y nunca se mantienen estáticas, el vallenato estando inscrito en este proceso se rige por estas normas. A mitad del siglo XX estudiosos de la música de la Costa Atlántica daban cuenta de esto, además de brindar un testimonio sobre la temporalidad y particularidad del inicio de la música de acordeón.

 

Por esto el folklore de la costa Atlántica es tan rico en matices y tan cambiante. Hasta hace menos de cinco años las melodías de gaitas se ejecutaban sin letra. Ahora, con el desarrollo de la radiofonía y la popularidad  de los cantantes, el pueblo comenzó a llevarla a sus ritmos y estamos presenciando el nacimiento de un nuevo género musical antes desconocido. Sin embargo, la gaita no ha perdido su originalidad y en cambio ha ganado mucho como forma de expresión. Otro tanto sucede con la música de acordeón en el Magdalena. La incorporación de este instrumento al folklore regional no data más allá de cincuenta años y mucho menos el nacimiento de los actuales paseos y merengues, su música folklórica. Algunos acordeoneros de cincuenta años de edad afirman que en su juventud no conocieron el paseo y el merengue y que entonces sólo tocaban Mazurcas y Polkas. Parece que entre éstas y aquellas mediaron aires híbridos que se cantaron mucho como la “puya”, hoy casi desaparecida. Todo lo cual indica que el folklore magdalenense, particularmente el que funda su música sobre el acordeón, es muy joven pero no por ello menos popular y con un sabor terrígeno que no lo tiene ningún otro aire autóctono.[4]          

 

 

Aquí podemos ver cómo se mantiene un movimiento dentro del fenómeno y el ejemplo que se utiliza de la música de gaita se puede aplicar igualmente al vallenato, se mantienen en constante cambio sin que esto sea un menoscabo de su estructura y unidad. También nos da una idea clara sobre la fecha en la cual se puede hablar de un inicio de la música de acordeón, sí tenemos en cuenta que éste articulo fue escrito en los cincuenta. Es claro que el vallenato es un fenómeno reciente que posee especiales características que lo hacen muy poderoso como forma de expresión de su cultura creadora y al mismo tiempo muy popular, sin necesidad de ser una música con profundas raíces. El vallenato es un fenómeno  reciente pero que ha logrado calar y encontrar un espacio preferencial dentro de la cultura colombiana.

          

 

 

El Acordeón

 

Yo soy el acordeón

            Legendario Taguancha (seudónimo)

 

Yo soy el acordeón

que atravesando mares un día partí desde la vieja Europa

yo soy el acordeón

llegue a tierras extrañas

hablando con mis notas, allí soné mi lira

llegue hasta la Guajira

una región provinciana. (Bis).

 

 

 

 

Más tarde me hice amigo de una caja

que acompañaba a los negros

y también conocí una guacharaca

inventada por los indios.

 

Y tres razas nos fundimos

para ser la expresión de la provincia

y anduve a lomo de burro

recorriendo pueblos, llevando noticias

Yo soy el acordeón que me hice trovador

narrando en un paseo los aconteceres de la región

cantando en un merengue cualquier anécdota que allí ocurría

y expresando en una puya una picardía

o diciendo en un son

una nostalgia o algún sentir del corazón.

 

Soy luchador incansable porque resisto en las parrandas

a todos los trovadores que en la piquería pelean verseando

compañero inseparable trasnochador en madrugadas

cantándoles serenatas a corazones enamorados.

 

Yo soy el acordeón

alma de este folclor. (Bis)

 

Yo soy el acordeón que conozco en verdad la historia grande de Francisco El Hombre

yo soy el acordeón

llegué a Valledupar

conocí un festival que defiende su ancestro

su pureza y tradiciones

valores de un pueblo nuestro. (Bis)

 

Yo me hice compañero de un cantante

y pregonamos estos aires

y soy amigo de un acordeonero

compartimos los trajines.

 

 

Unidos para cantar

llevamos el mensaje de los colombianos

hoy recorro la nación

traspaso las fronteras y hablo vallenato.

 

Yo soy el acordeón

que me hice trovador

y los compositores aquí derraman su inspiración

cantando a las costumbres, a los paisajes y a nuestra raza

denunciando los problemas que aquí nos pasan

o cantándole al amor

a las mujeres y los romances del corazón.

 

 

 

 

 

 

 

Hoy yo me siento triunfante y con muchas fuerzas para cantar

y defiendo el patrimonio y la identidad de la región

y me rajaré las venas y lanzaré mil dardos de mis notas

vertiré mis melodías para defender este folclor.

 

Yo soy el acordeón

alma de este folclor...  

 

 

La letra de esta canción nos sirve como un muy ilustrativo epígrafe, ya que en ella podemos encontrar resumida la historia de este instrumento,  del folclor vallenato, de su proceso expansivo a toda Colombia y lo que representa este instrumento para las personas en la Costa.

 

La introducción del acordeón en diferentes tipos y modelos se puede reseñar a las décadas finales del siglo XIX. Este instrumento fue desarrollado en Austria, Inglaterra y Alemania, a partir de 1829. Una característica primordial de estos acordeones, es que estamos hablando de instrumentos que una vez son afinados no se pueden alterar y esto produce que la interpretación se vea restringida a estos parámetros. Adicionalmente en el acordeón con las teclas de la derecha se hace la melodía y con las de la izquierda se “acompaña” o marca el ritmo. Con el acordeón se puede hacer música sin  necesidad de que otra persona marque el ritmo, esto lo convierte en el instrumento ideal para hombres solitarios como el marinero o el campesino.

 

Existen numerosas  teorías sobre cómo se introdujo el acordeón a Colombia[5]. Primero se afirmó que el acordeón fue traído por los alemanes que venían de Venezuela, a donde inicialmente arribaron introduciéndose a nuestro territorio, posteriormente por el Valle de Upar. La hipótesis de Simón Martínez plantea que el instrumento debió entrar por Riohacha y  establecerse en tierras del Paso, Cesar; se basa en que Riohacha fue durante el siglo XIX un importante puerto comercial con Europa. Por otro lado Horacio Rodríguez Plata plantea una tercera ruta de ingreso del instrumento por Santander donde llegaron durante el siglo pasado Alemanes comisionados para labores de educación, esto se apoya en el crecimiento comercial que se dio en los pueblos a orillas del río Magdalena, a raíz de la llegada de los Alemanes.

 

Finalmente encontramos que estudios de folcloristas concuerdan con que en América, existieron numerosos sitios de entrada y de comercio con Europa por esto es probable que el acordeón llegara simultáneamente por diversos puntos del continente e incluso de Colombia. Adicionalmente muchas personas viajaban a Europa y podían traer acordeones de regreso. Por esto es muy probable que el instrumento en cuestión entrara por muy diversos puntos y en diferentes épocas.

 

López Michelsen nos cuenta su versión sobre este instrumento:

 

El acordeón no es tan antiguo entre los instrumentos musicales, como lo presumen algunos.....Marinos que hacían el tráfico entre las islas vecinas de las Antillas trajeron los primeros acordeones a Riohacha. Ayer como hoy, aun cuando por razones diversas, era intenso el tráfico de goletas. Sin embargo.....la existencia de un fuerte núcleo indígena, impermeable a la influencia europea, no permitió que se aclimatara, en la Alta Guajira, el acordeón. Fue al sur de Barrancas, en donde comienza “la provincia” y se practicaba la guitarra española como en Fonseca, donde el acordeón sentó sus reales. En Cotoprix, Machobayo, el Molino, Urumita, inclusive en regiones más altas como Patillal y Atanquez, se hizo proverbial la fama de que gozaban acordeoneros tales como José León Carrillo, Adán Maestre y Cristóbal Luque, cuyas melodías se han perdido y su fama olvidado, pero que, sin duda, fueron, en 1880 y 1910, predecesores del legendario y famoso “Francisco el Hombre”[6].      

 

Adicionalmente se debe tener en cuenta que el folclor vallenato aunque tuvo su auge con la llegada del acordeón y está muy relacionado con el mismo, no se inició con la llegada de este instrumento, antes de él ya surgían elementos que más adelante al reunirse con el acordeón dieron origen a la música denominada actualmente vallenato, pero que años atrás, se lo conocía únicamente como merengue o música de acordeón del Magdalena Grande. Antes de que llegara el acordeón a esta región ya se venia gestando esta música, se dice que el acordeón reemplazó al carrillo, la flauta de millo y otros instrumentos autóctonos, que se tocaban con una guacharaca y un tambor. Desde la aparición del acordeón éste se convirtió en el instrumento dominante y hoy en día es el símbolo del vallenato por excelencia.

 

También debemos tener presente que aunque el acordeón fue fundamental para el vallenato, las primeras grabaciones vallenatas se hicieron con guitarra. A este respecto Lorenzo Morales[7] plantea que las primeras grabaciones vallenatas salieron con guitarra porque la gente bien, los pudientes despreciaban a los acordeoneros, era mal visto. Luego observaron que la música de acordeón reunía público y por esto comenzaron a grabarla.

 

Las referencias relacionadas al acordeón, las encontramos desde 1876 en la Costa Atlántica, y hacia 1893 se le ve acompañando la cumbiamba, ya asociado al vallenato como tal, solo en los últimos años  de la década de 1930.

 

 

 

Las piquerías

Lorenzo Morales y Emiliano Zuleta

foto tomada de: www.festivalvallenato.com 

 

 

Rumores    Lorenzo Morales

La Gota Fría      Emiliano Zuleta

Para Emilianito yo tengo muchos paseos

y como lo recuerdo siempre lo vivo pensando

yo quiero que oiga páginas de Moralitos

pa’ que Emilianito siempre lo pase escuchando.

 

Yo no sé qué le pasa a Emiliano,

yo no sé qué le pasa a Zuleta ,

y ese miedo que tiene

de mandarme la respuesta.

 

No conozco el pique que me tiene Emilianito

y yo siempre le he dicho que no se meta conmigo

Me anda criticando que yo soy negro yumeca

Pero el no se fija que es blanco descolorido.

 

Yo no sé qué le pasa a Emiliano,

yo no sé qué le pasa a Zuleta,

y ese miedo que tiene

de mandarme la respuesta

 

Llegan los rumores de Morales a Emilianito

y si está en la sierra despierto o está dormido

toma los rumores que le llevan los que van

se pone nervioso y no quiere verse conmigo.

Ay! Hombre.

 

Yo no sé qué le pasa a Emiliano,

yo no sé qué le pasa a Zuleta,

y ese miedo que tiene

de mandarme la respuesta

Qué criterio, qué criterio va a tené

un negro yumeca como Lorenzo Morales

!ay! qué criterio va a tené

si nació en los cardonales.

 

Yo en mi nota soy extenso

y a mí nadie me corrige

para tocar con Lorenzo

mañana sábado, día e’ la Virgen.

 

Coro:

!Ayy!...me lleva él o me lo llevo yo

pa’ que se acabe la vaina

pero Morales a mí no me lleva

porque no me da la gana.

 

Acordáte, Moralitos, de aquel día

que estuviste en Urumita

y no quisiste hacer parada

te fuiste de mañanita

sería de la misma rabia.

 

Yo tengo un recao grosero

para Lorenzo Miguel:

que no me diga embustero

que más embustero es él.

 

Coro

 

Moralitos, Moralitos se creía

que quizá, que quizá me iba a ganar,

y cuando me oyó tocar

le cayó una gota fría,

al cabo en la compartía

el tiro le salió mal.

 

Morales mienta mi mama

solamente pa’ ofender,

para que él también se ofenda

la gran..............la de él.

 

Coro

 

 

El cantor vallenato, se nutre de su medio ambiente y utiliza los relatos de la región. En sus cantos se vale de numerosos recursos para transmitir un mensaje que le llegue plenamente a sus destinatarios. Él utiliza la zoomorfización y la antropomorfización dentro de sus historias y principalmente en las denominadas “piquerías” que son enfrentamientos por intermedio de canciones entre diferentes exponentes del vallenato, con esto se logra establecer una semejanza entre el animal deseado y el cantor y/ o, el animal despreciado y  el contendor.

 

El gallo jabao

Luis Enrique Martínez

El gallo viejo

Emiliano Zuleta

Tigre de uña roma

Francisco Rada

 

Toco los pitos bonito;

toco los bajos sabroso;

soy un gallo peligroso

con la espuela y con el pico.

 

Díganle a Toño,

a Toño mi hermano,

que él está muy pollo

ay! y yo ya estoy muy gallo.

 

Andan diciendo que el tigre es de la uña roma,

deben de fiarse que sea Francisco Rada,

!ay! fíjese bien antes que se lo coma,

el tigre de la uña afilada.

 

 

Las piquerías se constituyeron en una de las formas más importantes de formación y desarrollo del vallenato. Desde la misma leyenda de Francisco El Hombre, un pilar fundamental del vallenato está basada en una piquería, un enfrentamiento entre Francisco El Hombre y el Diablo.

 

De igual manera, una de las canciones que con el tiempo se convirtieron en estandarte y símbolo de la música vallenata, es la “Gota Fría”, que no es más que un episodio de una de las piquerías más importantes que se dieron al final de la década del 30, entre dos grandes juglares Emiliano Zuleta Vaquero y Lorenzo Morales Herrera. 

 

El mismo Morales[8] nos cuenta:

 

Todo el tiempo ha habido las parrandas, pero como el acordeón no era una cosa tan común, siempre había, pero acordeoneros que vivían lejos, así que hablamos por la dificultad de las vías de comunicación. Entonces era viajes en animales y se demoraban que un mes, que una semana y así empezó la piquería, porque las parrandas de entonces eran muy largas, una semana, dos semanas y hasta un mes.

 

Durán[9] tiene su versión de los hechos:

 

Había dos acordeones que satiritaban- satirizaban- entonces se ponía el uno le sacaba al otro y el otro... total que vivían en la controversia esa de los músicos. Y habían casos que habían músicos que ni se conocían si no que eran famosos en una región y peliaban a distancia. Tenían sus intérpretes (acusadores), “mierda ya fulano te sacó la contesta”. “¿Pero tú sabes cómo es?”. Dice así, asao, pa, pa, pa, entonces volvía a tocar. En eso se mantenían.

 

 

Las parrandas

Parranda para García Márquez,

tocan los Hermanos Zuleta

foto tomada de: www.festivalvallenato.com 

 

26 de Mayo

Diomedes Díaz

 

El acordeón fue el gran encanto

de aquel niñito que presenció una parranda

tocaba Emiliano el viejo,

ese día no iba al colegio

y allí parao me quedaba

 

Leandro Díaz hizo una descripción de las primeras parrandas vallenatas así:

 

 

 

 

Las parrandas eran fiestas que se hacían por las calles, cuando un acordeón salía de una casa a otra iba el grupo de amigos haciéndole compañía al acordeonero, porque los acordeoneros antiguos no tocaban tambor, ni guacharaca, tocaban solos. Entonces una “parranda vallenata” se conformaba de un acordeón, un grupo de amigos y una botella de ron en la mano, después se le agregó el tambor y la guacharaca pero se hacía lo mismo.[10]

 

Esta descripción nos ayuda a comprender que el vallenato y sus parrandas tradicionales no iniciaron como las conocemos actualmente, era algo mucho más simple donde un solo individuo se encargaba de hacer la fiesta, utilizando las ya mencionadas características del acordeón. La parranda se convirtió en el espacio por excelencia para cantar y escuchar vallenatos, en la parranda se siguen algunas reglas, todas encaminadas a darle la importancia y atención que se merece un conjunto de acordeón. Lo más importante es darle completa deferencia al conjunto que está tocando, por esto son recriminadas las charlas y cualquier acción que distraiga la atención de la música. La parranda originalmente era exclusivamente masculina, y por esto y por el respeto a los músicos no se baila en ella. 

 

La parranda acabó por transformarse en la ocasión social para cantar y escuchar vallenatos. Se fue despojando de los bailes de cumbiamba, de los coros y palmas de tamborera y del bochinche de los merengues- en el sentido de las juergas-, hasta quedar convertida en lo que sigue siendo: una reunión que gira en torno a la música para oír.

La parranda ha desarrollado sus propios protocolos. En ella se presta atención primordial al que toca y al que canta, por lo cual están mal vistas las conversaciones y charlas marginales; en la parranda no se baila; no hay horarios, y a lo largo del tiempo de duración, que puede ser de varios días, se come en forma continua- de preferencia chivo y queso salado- y se bebe en forma abundante- de preferencia whisky-; ningún asiento puede dar la espalda a otro; y no se permiten más instrumentos que los tres tradicionales, o, cuando más, se hace la concesión ocasional a una guitarra[11]

 

 

Las colitas

 

Durante estos inicios el vallenato era evidentemente popular y despreciado por la clase hegemónica, el primer acercamiento y el inicio para el proceso de aceptación que se dio con el vallenato lo encontramos en las denominadas colitas, donde se mezclaron la música popular: los vallenatos y la música de las élites: los valses, las mazurcas y canciones napolitanas.

 

Se les decía “colitas” por encontrar su espacio al final de las fiestas de los ricos de la región. En la fiesta se encontraban los trabajadores en la parte de atrás de la casa y ellos tenían su propia fiesta a punta de caja, acordeón y guacharaca, mientras que los patronos se divertían con su propia música de origen europeo. Ya sobre la madrugada cuando se retiraba la orquesta, los trabajadores eran invitados al frente y patrones y servidores se dedicaban a “parrandear” al son de los vallenatos. Morales[12] cuenta que las colitas era música que se tocaba, puede ser con un acordeón o con una violina y tenia un redoblante una cajita pequeña como esas que tocan los soldados y una caja.

 

Parece que estas colitas no fueron tan importantes en la estructuración del vallenato como tal, pero sí fueron importantes en su divulgación y aceptación, por lo menos en la zona de Valledupar donde se realizaban.  López Michelsen[13] afirma:

 

La servidumbre disfrutaba del espectáculo de cómo se divertían los ricos, entre asombrada y complacida. Particularmente, tratándose de matrimonios, se hacia participe de la celebración, tanto en el regocijo como en el dolor, con la partida de la novia, que dejaba la casa en donde se había formado. Mientras, en la estancia principal, los familiares y amigos, asfixiados entre chalecos y corsés, gozaban con los aires europeos, valses de opereta y canciones napolitanas, la gente del pueblo en las cocinas, compartía el ambiente de fiesta, con tambor y guacharaca, relatando en versos primitivos, anécdotas locales. La democracia, que siempre ha sido característica y distintivo de nuestra Costa Atlántica, no menos que la familiaridad entre las distintas clases sociales, dio origen a lo que se llamaban “las colitas”. El final de la fiesta, cuando juntos, el señor y su servidumbre, libaban y celebraban “las colitas” es el ancestro directo del vallenato moderno, porque fue al compás de las dos músicas, la europea, que se ejecutaba en los acordeones, y la africana y aborigen en la caja con la guacharaca, como surgió ese híbrido que es el paseo, tan típicamente vallenato.    

 

 

También podemos ver cómo este fenómeno en sus inicios estaba muy separado de las demás músicas de la región en lo referente al baile, es tal vez esto lo que hace del vallenato una expresión musical tan especial, ya que al alejarse del baile se mantiene la fuerza de la oralidad y de las tradiciones hispánicas de expresión poética.

 

 

Los ritmos

 

Los campesinos de la Costa Atlántica, herederos de una triple tradición, indígena, africana y española, fusionan lo laboral, lo rítmico y lo cantoril narrando los avatares de sus vidas, dedicados a la ganadería, la agricultura y la pesca. Esta experiencia cotidiana sumada a otras influencias se fueron transformando hasta llegar a los ritmos actuales que son interpretados en toda esta zona.

 

Los merengues o cumbiambas fueron la música que se escuchaba y con la que se recreaba y bailaba el pueblo antes de que la aparición del acordeón definiera y segmentara esta música en los  ritmos que se encuentran actualmente. En esta época las palabras merengue, cumbia y cumbiamba parecen tener el mismo significado, rondas alrededor de conjuntos de flautas y tambores, posteriormente tambores y acordeones[14].

 

Existen cuatro ritmos diferentes dentro de la música vallenata dirigida por Valledupar, aun cuando en otras zonas podemos encontrar otros diferentes ritmos asociados al acordeón. En Valledupar se reconocen: el paseo, la puya, el merengue y el son. Para la gran mayoría del país el vallenato es uno solo y no diferencian ni tienen idea que esta música posee por lo menos cuatro ritmos que varían, dependiendo de la región.

 

Adicionalmente se cree que cualquier música que posea acordeón es un vallenato y esto no es así, se necesitan ciertas características de ejecución y mantener ciertos parámetros para poder considerarse vallenato. A continuación se brinda una descripción de los aires vallenatos[15].

 

 

La puya

 

La puya puyá

Egidio Cuadrado

 

De los aires vallenatos (bis)

la puya es la más templá

creo que vengo preparado

pa’ poderla ejecutá

 

Aunque muy poco es grabá

dizque por que no se vende

pero hay que tener presente

que hay que saberla tocá

 

La puya vallenata esta olvidá

porque nadie la quiere ya grabá

con la puya se alegra el Festival

Sin la puya no se puede ganá (4 bis)

 

Canto y toco el acordeón (bis)

que es la única herencia mía

quiero mucho este folclor

que es parte de mi alegría

 

Por eso sigo tocando

son, paseo, merengue y puya

como soy buen provinciano

la toco con sabrosura

 

La puya vallenata esta olvidá

porque nadie la quiere ya grabá

con la puya se alegra el Festival

Sin la puya no se puede ganá (4 bis)

 

 

La puya fue el primer aire de los actuales que existió, en él por primera vez se encontraron la trifonía vallenata, la caja, la guacharaca y el acordeón.

 

Existe un antepasado de esta actual puya y se encuentra en un baile realizado por las comunidades indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta. El baile se llevaba a cabo de la siguiente manera “este ritmo se bailaba en hileras llevando cada persona las dos manos abiertas y paralelas a la altura del pecho, con los dedos apuntando hacia delante y simulando que se puyaba repetidamente a quien danzaba adelante siguiendo el ritmo de la ejecución”[16].

 

Parece que de ahí proviene el nombre de “puya”, y es básicamente igual a la puya actual con la diferencia que el baile aborigen no posee letra ni canto,  como lo posee actualmente; los parámetros rítmicos y melódicos son los mismos en ambas manifestaciones. En el “Chicote” baile indígena, se producen sonidos de lamentación, estos lamentos también los encontramos hoy en día en los cantos vallenatos. En la ejecución de la puya actual existe un momento que es llamado “improvisación o solo” donde cada uno de los músicos, el acordeonero, el guacharaquero y el cajero, hacen gala de su virtuosismo interpretando su instrumento de manera individual, al terminar el solo de acordeón, viene el de guacharaca y luego el de caja.

 

En la puya vallenata se asume que el canto es un legado negroide, ya que los indígenas al bajar de la Sierra se encontraban con los negros que acompañaban sus cantos con tamboras, con el tiempo la puya aborigen y los cantos y tamboras negros se fusionaron y de ahí surge la actual puya vallenata. Posteriormente apareció el acordeón y durante este período de introducción del acordeón la puya era el ritmo más popular, fue a esta a quien se unió por primera vez, dado que el carrizo con que la interpretaban los indígenas posee claras limitaciones sonoras y fue rápidamente reemplazado por un instrumento mucho más complejo como el acordeón.

 

La puya indígena era la imitación de cantos de animales, luego posteriormente las puyas vallenatas de principio de siglo se referían casi siempre a animales y la zoomorfización era recurrente, solo hasta mitad del siglo comenzaron a tener temas diferentes.

 

Existe un problema actualmente con la puya, ya que es el menos popular de los aires vallenatos, como lo denuncia la letra de La puya puyá, que encontramos al principio. Al punto que existe gente que vaticina su pronta desaparición, ya que es un ritmo demasiado rápido y complejo para ser comercial, la puya es difícil de oír para los profanos del vallenato. Solo las personas que saben de vallenato la aprecian altamente, de hecho en los festivales vallenatos, la decisión de quién va a ser el nuevo rey vallenato del festival se logra casi siempre en la ejecución de la puya, ya que es el más exigente ritmo para ser interpretado, donde un conjunto vallenato puede lucir su casta y se evidencian las diferencias en la capacidad de ejecución entre unos y otros participantes.

 

Esto nos brinda una idea de su importancia, pero pareciera condenada a sobrevivir solo en los festivales ya que en una grabación comercial actual no se encuentra.

 

 

El Merengue

 

Después de la puya encontramos el segundo aire vallenato: el merengue. En el merengue encontramos la mayor cantidad de problemas en la reconstrucción de sus orígenes. Una de las más grandes discusiones la encontramos en torno a la teoría que el actual merengue vallenato no es otra cosa que una adaptación del merengue proveniente de la República Dominicana, los argumentos más importantes son la similitud entre los dos ritmos y la utilización de la misma palabra para denominarlos. Por otra parte existen personas que se oponen a esta idea y proponen una teoría completamente contraria, es difícil aclarar cuál de las dos es correcta :

 

La historia es clara en afirmar que casi la totalidad de los primeros diez gobernadores de Santa Marta, por solo hablar de los primeros diez, se dedicaron como forma aberrante de enriquecerse a enviar indios de esta gobernación para ser vendidos como esclavos en las Antillas, en donde la población aborigen había desaparecido por completo durante los primeros años de la conquista; de esta manera Chimilas, Taironas, Arhuacos y Guajiros en número incalculable fueron trasladados como mercancía durante los siglos XVI y XVII a las mencionadas islas. Debe entenderse que así como los negros traídos a América como esclavos aportaron su cultura, los indios llevados desde la gobernación de Santa Marta hicieron lo propio en las Antillas, un fenómeno contrario no se ha conocido jamás. Por otra parte, notemos que los primeros negros que llegaron al nuevo continente a gran escala lo hicieron por el norte de Sur América, antes que llegaran a las Antillas. Es por esto ilógico afirmar que en el Valle de Upar no hubo música hasta que esta no llegó de las Antillas[17].

         

El merengue presenta una diferencia con los demás ritmos vallenatos ya que este se desarrolló en todas las subregiones de la Costa Atlántica, mientras que los demás ritmos solo en determinadas subregiones. Al igual que la puya, el merengue fue uno de los primeros ritmos en ser tocados con acordeón, sus letras generalmente se refieren a la amistad y a situaciones cotidianas aunque actualmente no tienen tema específico.

 

En un artículo que se remonta a la década del 40 se hacía una de las primeras descripciones del Merengue:

 

En esta amalgama de razas que está dando la América nueva, creo que el merengue constituye una de las danzas más típicamente americanas. (…). El Merengue se toca y se baila en casi todo el departamento del Magdalena, especialmente en la zona rural que queda entre la Sierra de los Motilones y la margen derecha del río Magdalena, sus más altos exponentes se encuentran en la provincia de Valledupar y en las haciendas y caseríos de la montaña de Plato, Santa Ana, San  Sebastián y el Paso. (…).

El Merengue se ejecuta con los siguientes instrumentos: acordeón, tambor hecho de tronco de arboles y parche de cuero de chivo, que los naturales llaman “caja”. Los músicos que a veces trenzan en el baile, se sientan en el centro y a su derredor las parejas bailan. Baile de ganaderos, toma el círculo de los pueblos pastores y el tambor de los negros –modificado a la manera de la región- pero también toma el acordeón de los marineros y como para protegerse de los mestizos transaccionistas adopta el abrazo en las parejas. (…).      

¿Dónde se encontraron los ultramarinos acordeones con el tambor y el  “catejondo” americanizado para darnos años después el delicioso Merengue? Hasta donde alcanzan mis modestas averiguaciones sé que fue en el pueblo de Camarones donde comenzó esta danza maravillosa que ahora comienza  a invadir las orquestas de “piano y violín” de  Barranquilla, Santa Marta y Cartagena[18].       

 

 

El Son

 

El son es el tercer aire vallenato, lamentablemente al igual que la puya este es un aire que por los modelos comerciales y las exigencias del mercado discográfico, ya casi no se escucha. Este es el ritmo más lento de todos y durante su ejecución cobran suprema importancia la forma en que se tocan los bajos del acordeón de forma que muchas veces se escuchan más los bajos que los pitos. Durante la ejecución de este ritmo el acordeonero prácticamente debe llevar dos ejecuciones al mismo tiempo la de los bajos y la de los pitos.

 

El son y el paseo son dos ritmos muy parecidos y se tiende a confundir el uno con el otro, es más, el paseo en un principio se denominaba también son y luego se le dio nombre e independencia. La separación se dio a raíz de la introducción del acordeón, ya que antes este ritmo se interpretaba únicamente con guitarra, se dividió en dos partes el ritmo que tomó fuerza e individualidad a partir de los bajos del acordeón y el que se mantuvo bastante influenciado por los cantos de décimas españoles.

 

El son vallenato asumió nuevos aportes; equivale a decir una identidad diferente, conservó la lentitud inicial característica de este, sin modificar el límite temporal que se interpone entre verso y verso a manera de tolerancia mental que requiere el repentista para improvisar.

El “toque” de acordeón se caracteriza porque la melodía se ejecuta sometiéndola a la tónica y la dominante en los bajos. Así se ha conservado hasta hoy.

La caja lleva un ritmo repetitivo, sin adornos, y procura ajustar la melodía a su ritmo. Los textos de los versos son extensos, ejercitando adornos melódicos entre unos versos y otros al cantar, y en ocasiones los versos se invierten para dar fuerza y profundidad a la expresión. Es el más lento de los aires vallenatos[19].

 

 

El paseo

 

El piñal

Emiliano Zuleta

El verano

Leandro Díaz

Susto Mañanero

Alejandro Dúran

 

Me volví a mudá pa’l Plan

donde músico me hice

a donde la gente dice

que me hice popular.

 

Me volvía a salí del Plan

y me casé en Villanueva

formé una familia buena

y me volví a regresar.

 

Todos los pueblos del río Magdalena

están deseando, viven deseando

que se repita ese fuerte verano

a ver si no se aniegan.

 

Esto no puede suceder así

porque entonces no se puede sembrar

si este verano se vuelve a repetir

quien sabe dónde iremos a parar.

 

Ayer en la mañanita

las aguas claras de la quebrada

arrancaron la casita

donde mi hamaca colgaba

casi pierdo la camisa

se ahogó la vaca que yo ordeñaba

 

Sin hamaca en qué dormir

murió la vaca y un lechón

y hasta el pájaro picón

la guacharaca y el pajuí. 

 

 

Es el ritmo más usual en el vallenato, por medio de él se exteriorizan múltiples experiencias, por medio del paseo se cuentan las más diversas historias de la zona vallenata, como lo podemos ver en las letras de los tres paseos reproducidas aquí.

 

Rítmicamente el paseo es el punto intermedio entre un merengue y un son. El acordeón sincroniza los pitos y los bajos debido a su melodía rápida, además la caja posee mayor libertad comparativamente con otros aires[20]

 

El Paseo, por su parte, lo describió de muy buena manera Zapata Olivella[21]

   

 

Los sucesos políticos, religiosos, amorosos, laborales, todos caben  en estas narraciones musicalizadas que se “publican en las parrandas como se publicara un periódico y que vuelan de boca en boca de los cantadores populares, historiando de tal modo la vida emotiva de las contingencias alegres o tristes que llenan la existencia de los provincianos.(…)

Este cantador de paseos y merengues, compositor espontáneo que en la mayor parte de los casos no sabe escribir música ni leerla, deja sus improvisaciones a veces de desconcertante inspiración la historia lugareña que pasa por tradición oral de una generación a otra.”

 

 

El paseo logra su nombre del hecho de que al bailarlo pareciera que se estuviera paseando. El paseo es el ritmo que actualmente más difusión posee y se graban de manera profusa.

 

 

Clases o grupos

 

En su libro vallenatología, Consuelo Araujo distingue diferentes grupos dentro de la música vallenata, el vallenato- vallenato, el vallenato bajero o magdalenense y el vallenato sabanero. En este tema únicamente se hará una referencia, para dejar claro que dentro de la música llamada vallenata existen grandes grupos con características propias y a su vez los grupos poseen subdivisiones. Con el fín de entender que la música de acordeón, es mucho más que el vallenato de Valledupar, que es el más comercial y difundido.

 

El vallenato-vallenato comprende la zona del centro de la Guajira hasta Becerril, el vallenato bajero abarca el espacio entre El Paso y toda la zona del río Magdalena y por ultimo el vallenato sabanero comprende la región de las sabanas del viejo Bolívar.

 

El vallenato -vallenato es de Valledupar y está formado generalmente de estrofas de cuatro versos de rima asonante, dentro de este grupo se encuentra una subdivisión que incluye el vallenato primitivo, costumbrista y sentimental o moderno.

 

El vallenato bajero surgió como producto de la migración de personas hacia la zona bananera y que llevaban la tradición del vallenato-vallenato, y en un medio ambiente diferente surgió un vallenato más brusco y afirmativo[22], y que posee letras fuertes.

 

Finalmente el vallenato sabanero que mantiene un sabor romántico y de lamento, adicionalmente posee una ejecución más lenta.



[1]  Antonio Brugés Carmona, “noticia de los últimos juglares”, en El Tiempo, Bogotá, 19 de marzo de 1950, 2a. sección, pp.4.

[2] Manuel Zapata Olivella, “Vallenato: folclore, psicología y romance”, en Romanceros, No.1, diciembre de 1996, pp. 6.

[3] Lorenzo Morales Herrera: Entrevista Personal, Ayapel Córdoba, 27 de Marzo de 1999.

[4] Manuel Zapata Olivella, “danzas y folklore”, en El Tiempo, Bogotá, octubre 26 de 1952, 2a. sección, pp. 2.

[5]   “El acordeón: ¿De dónde vino? y pa´ donde va?”, en Romanceros, No. 2, abril de 1997, pp.22.

[6] Alfonso López Michelsen, carta prólogo a Vallenatología, Ediciones Tercer Mundo, septiembre de 1973, pp.14.

[7] Morales, Op. cit.

[8]  Morales, Op. cit.

[9] Alejandro Durán, citado en : Memoria cultural en el Vallenato, Medellín, U. de Antioquia, s.f, pp.201.

[10] Leandro Díaz, citado en: Memoria cultural en el Vallenato, Medellín, U. de Antioquia, s.f, pp. 208y 209.

[11] Daniel Samper Pizano, “El vallenato coge ritmo”, en El Tiempo, Bogotá, Abril 20 de 1997, pp.1B.

[12]  Morales, Op. cit.

[13] Michelsen, Op. cit, pp.14.

[14] Gutiérrez, Op.cit, pp.366-368.

[15] Luis Alberto del Castillo, “El vallenato descripción y origen”, en vallenato.com, pagina de Internet, dirección electrónica: www.vallenato.com.

[16] Ibid.

[17] Tomás Darío Gutiérrez, citado en “El vallenato descripción y origen”,  Op.cit, pp. 6.

[18] Antonio Brugés Carmona, “El merengue, Danza típica del Magdalena”, El Tiempo, Bogotá, 21 de enero de 1940, 2ª. Sección, pp. 3.

[19] Quiroz Otero, Op. cit, pp. 90.

[20] Ibid, pp. 88.

[21] Manuel Zapata Olivella, citado en “El Vallenato descripción y origen”, Op.cit, pp. 6.

[22] Michelsen, Op. cit, pp.17.


[1] Roque Jiménez Urriola, Breve historia de la música popular Costeña, Editorial Antillas, 1992, pp.9 y 10.

[2] Ciro Quiroz Otero, Vallenato hombre y canto, Icaro Editores, 1ra edición, 1983, pp. 86.

[3] Tomas Darío Gutiérrez, Cultura vallenata, origen teoría y pruebas, Plaza y Janés, SantaFé de Bogotá, 1992, pp. 420.

[4] Urriola, Op. cit.

[5] Hernán Restrepo Duque, citado por: Urriola, Op. cit.

[6] Mercedes Castilla, citada por Urriola, Op. cit.

[7] Urriola, Op. cit.

[8] Egberto Bermúdez, La música campesina y popular en Colombia, en Gaceta, No. 32-33, 1996, pp.113-120.