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LA IZQUIERDA Y EL SOCIALISMO, ¿UNA ALIANZA QUE YA ES HISTORIA?

Julien Landfried (*)

Desde hace más de veinte años, los militantes de "izquierda" viven una situación paradójica: mientras que tanto en Francia como en Europa los partidos social-demócratas han estado al frente de gobiernos durante largos periodos, la idea según la cual la Izquierda habría acompañado al liberalismo en su desarrollo bajo todas sus formas (económicas y "de sociedad" (1)) es actualmente en gran parte compartida incluso dentro de su propia militancia. Peor aun: la sospecha de que la Izquierda no solo habría acompañado, sino encumbrado al liberalismo, gana terreno.

Este malestar es difícil de traducir ideológicamente y es un misterio para muchos que la Izquierda pueda haber servido desde hace 20 años al proyecto de fuerzas totalmente opuestas a la vieja esperanza socialista de una sociedad realmente humana y decente (2).

Al final del siglo XIX la Izquierda había firmado una "alianza" con el movimiento obrero o socialista, para luchar contra las fuerzas reaccionarias que trataban de desestabilizar las conquistas de la revolución de 1789. Esta alianza se encarnaba en el combate republicano y la lucha contra los tres poderes del Antiguo Régimen: la Iglesia, el Ejército y la Nobleza.

El movimiento socialista se estructuraba sobre una doble oposición: no solamente hacia el Antiguo Régimen, sino también por la resistencia a los efectos destructivos de la dinámica capitalista sobre las condiciones de vida y la solidaridad comunitaria del proletariado.

Dicho en otras palabras, la Izquierda ha sido desde siempre distinta del combate socialista, tanto en lo referente a sus adversarios (el antiguo régimen para la Izquierda, el capitalismo para el socialismo) como a sus modalidades (la Izquierda es un proyecto político apoyado por las clases educadas, el socialismo es al contrario una cuestión social, apoyado por un movimiento, el movimiento obrero). La novedad del final del siglo XX es el abandono de la alianza entre la Izquierda y el movimiento socialista, por razones debidas tanto a la capacidad de resistencia y de reciclaje del capitalismo como a la sociología de las élites políticas de los grandes partidos de la Izquierda.

Volvamos ahora a la ideología de la Izquierda, cuya coherencia es notable. Estructurada por la matriz filosófica de la Ilustración (individualismo, utilitarismo y creencia en el Progreso), estaba totalmente dispuesta a desarrollar hasta sus últimos extremos el pensamiento liberal, puesto que ella misma había salido de la Ilustración (3). Postulando que toda vinculación a una comunidad, a un pasado, a una historia, debe ser combatida por el hecho de su carácter ontologicamente servilista, el movimiento liberal, actualmente apoyado por la Izquierda, ha reformulado su proyecto en estos términos: la humanidad debe ser reunida bajo el reino de individuos soberanos, como átomos de un mercado mundial desregulado, donde las antiguas estructuras económicas y mentales deberán ser superadas, como tantos otros símbolos de un orden antiguo que es necesario terminar de derribar. De ahí comprendemos que el capitalismo es un proyecto de esencia revolucionaria y anti-conservador...

Percibimos en este estadio de análisis el rol impulsor jugado por los acontecimientos de Mayo del 68 en la liberación de la ideología liberal y el rol jugado por la careta del progresismo cultural en esta orientación (4). A las antiguas luchas en que la Izquierda se batía junto al movimiento socialista y que se caracterizaban ante todo por el cuestionamiento de la lógica de la acumulación capitalista van a ser substituidas por las luchas "de sociedad" (derecho de las minorías étnicas y sexuales, luchas simbólicas, antirracismo, derechos humanos, etc), que ya no van a oponer más a las clases proletarias contra los capitalistas sino a las élites bienpensantes y generosas frente al pueblo. Hemos pasado así, en apenas treinta años, de una situación de respeto hacia la clase obrera, "futuro de la humanidad", a su caricatura en la figura de un "Torrente", símbolo de un pueblo de horteras, paletos racistas, xenófobos y machistas.

La brecha política y sociológica entre la Izquierda y la gran mayoría de los asalariados está por completo contenida dentro de esta elección ideológica y por la preferencia bien declarada por las luchas "de sociedad" sobre las luchas sociales, en un contexto donde la existencia misma de la clase obrera es puesta en cuestión, mediática y políticamente (5).

El combate socialista debe entonces volver a sus fundamentos: el terreno económico y social. Y en esta ocasión, debe contar con otros recursos de dentro de nosotros mismos distintos del egoísmo al que el modelo del homo economicus de la teoría económica liberal nos reduce. Un cierto número de valores existentes, empezando por los de la decencia, es decir la intuición de que "hay cosas que no se deben hacer", que las clases populares tienen por sí mismas. Estas intuiciones se deben traducir en el rechazo de la competencia, la solidaridad entre las gentes, el respeto por los valores simples de honestidad y de trabajo. Valores, ¿una palabra difícil de emplear para la Izquierda?. Si, pero abandonarlos supone someterse al único valor que sobrevivirá en su lugar: el dinero.

 


(1) "Ampliación del campo de batalla", Michel Houellebecq, Anagrama, 1999, 174 páginas
(2) "Impasse Adam Smith", Jean-Claude Michéa, Editions Climats, 2002, 194 páginas
(3) De la "mano invisible" de Adam Smith al "dulce comercio" de Montesquieu, la Ilustración ha sido el agente que más ha contribuido a la propagación de las ideas libre-cambistas y liberales. No es necesario recordar que una de las primeras leyes
que organizaron la economía después de 1789 fue la Ley "Le Chapelier" que ordena la supresión de las corporaciones, percibidas como trabas al desarrollo libre y concurrencial.
(4) "Prohibido prohibir" no es acaso el precursor del slogan publicitario -"Just do it"- que todas las grandes firmas han utilizado para traducir, en el campo económico, las ideas de rebelión individualistas que portaba el movimiento de mayo del 68, ¿quizás porque las defendieron a su costa?
(5) Leer en esta misma web el artículo "La derrota del proletariado"

 
Julien Landfried es secretario general de Generación por la República (www.republicain.net)

 

 

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