¡Dios mío! confió en Ti

Señor Jesús, quiero llegar hasta tí,

quiero abrazarme a tu cruz

como abrazaste el dolor

por curarme del pecado.


Pues vivir no es otra cosa

que una cruz para el cristiano,

dolor que llega y nos punza,

como espada que se clava.


Solo ésa Cruz dá sentido,

a tanto dolor que vemos,

y aunque esquivarlo queremos

es parte de nuestra vida.


No me atemoriza ya

el pasar por tantas pruebas

de suerte que sean las mismas

por las que ya tu pasaste.


Solo anhelo estar contigo

mi Dios y mi Salvador,

porque solo en tí yo encuentro,

tranquilidad y confianza,

porque solo Tú me das

la certeza de vivir.


Te amo, Señor.


Amén.



Autor: Padre Manuel Correa, O.F.M.