A Mi Madre Querida






Todo lo que ahora pudiera decir sobre ti jamás seria suficiente.

Te quería y te quiero tanto que no se puede expresar con palabras, sólo sintiéndolo.

Eres el regalo más valioso que me ha dado la vida, un ser con un corazón puro y limpio, lleno de bondad. Contigo mi mundo era ancho, lleno de color y ternura; con tu ausencia se ha reducido a un profundo agujero negro, pero sé que vendrás a rescatarme de él con tu poderosa luminosidad y alegría.

Ahora te imagino feliz como una niña inocente jugando en los campos del Señor, cogida de la mano de tu Jesusito querido y mejor cuidada que nunca. Doy gracias a Dios por haberme puesto en tu vida y permitirme disfrutar de cada momento contigo. Se me quedan pequeñas las palabras, pero mi amor por ti es inmenso. Ahora y siempre.

Nunca, nunca, podre expresar con detalle cada momento, cada sensación, todo el sentimiento gozoso vivido a tu lado. Me diste la vida fisicamente y la llenaste cada dia con tu ser. No hay mayor riqueza en el mundo. Como no hay consuelo para tu pérdida. Sigo unida a ti por ese maravilloso cordón umbilical invisible a los ojos, el mismo que me llevará de nuevo con impaciencia a tu lado cuando sea la hora. De mi corazón a tu corazón, que es el mismo. Dios te bendiga .

Tu hija que te adora

Por Marisa Kimbol