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Pierre Menard y el Don Quijote

de Jorge Luis Borges

El ensayo de Borges "Pierre Menard, autor del Quijote", en realidad es una obra ambigua que no se refiere a un concepto concreto en el contenido sino que es una obra maestra en el esquemático de la crítica literaria. Por lo tanto, operando en el análisis de este ensayo, podemos encontrar una textura única en su género que incluye indicaciones a imágenes irónicas, carnavalescas, intertextuales, deconstructivas, semióticas y varias más que son fundamentales en cualquier estudio analítico literario. A esta dimensión y a la luz del estudio de la crítica literaria, interpretaremos los puntos que se relacionan en este ensayo que forma parte del libro de Ficciones de Borges.

En este ensayo, Pierre Menard se presta como una investigación literaria a base crítica. Se trata de un crítico narrador que ha examinado algunos papeles pertenecientes a un poeta post-simbolista oculto, Pierre Menard (1606-1701), cuyo personaje existió en realidad y quien fue un literario francés que ha dejado bastantes obras de erudición. Este crítico es engreído, un esnob, y anti-semita. Menard mismo queda en un misterio y el relato enseña que este personaje se acaba de morir. Entre sus papeles hay unos fragmentos de un intento de reescribir Don Quijote de Cervantes, pero de alguna manera como para reproducir el mismo texto, indicando, que la historia es así como una descripción de un arrogante e imposible autorial: el deseo de hacerse Cervantes, la esperanza de un nuevo texto que sería un espejo exacto de uno viejo. En este mismo cuadro, Umberto Eco, en The Role of the Reader (1979), afirma la importancia del papel del lector en estas clases de escrituras y dice que:

Algunos textos son abiertos e invitan a la colaboración del lector en la producción del sentido, mientras que otros son cerrados y codicionan la respuesta del lector. También especula sobre el modo en que los códigos disponibles para el lector determinan lo que el texto significa cuando es leído(130).

El chiste, que viene reproduciendo dos párrafos idénticos de Cervantes que provocan exclamaciones de júbilo sobre la parte crítica como si fueran diferentes, es una interpretación brillante. Es el punto culminante de una narrativa que fue una exposición porque, en el siglo XX, es imposible ser un escritor original. Para interpretar a fondo esta idea en el ensayo de Borges nos viene a la mente el concepto prosaico bakhtiniano como visión del mundo que desconfía de los grandes sistemas explicativos subrayando que los sucesos más importantes de la vida no son los grandiosos, dramáticos o catastróficos, sino los aparentemente pequeños y prosaicos de la vida cotidiana. Borges, interpretando a la luz de las corrientes literarias post-estructuralistas y semióticas, y a través de una voz crítica de mal agüero, produce su primera declaración ficcional acerca de la ineficacia de las palabras escritas para hacer cualquier cosa que imitar, y la rígida incertidumbre del papel del escritor. Al fin y al cabo, Pierre Menard lleva con agudeza un acto de deconstrucción literaria mucho antes de cualquier crítica trabajadora ascendiendo la causa del uso académico cultural.

Pierre Menard cuestiona el tipo de continuidad que existe entre esta voz hipotética y su discurso. El aprende el español de Cervantes como una lengua doblemente extranjera (otra lengua y otro tiempo), se ubica en el otro fin del proceso y trata de postular su propia voz como responsable al texto. La diferencia entre Menard y Cervantes está señalada en términos de estilo, tono, ideología, y maestría del lenguaje. La obra de Menard viene siendo superior por su nivel más alto de artificio; él es un maestro en desplazamiento y anacronismo. Borges señala que si Cervantes solía desempeñar el papel de su héroe principal, Pierre Menard pudo haber tomado el papel del mismo escritor "Cervantes". Cuando el primero ha tratado de ser realista personificando el hombre en su realidad cotidiana, el segundo ha tomado el papel del escritor ideal con muchas fantasías sosteniendo una obra de ficción enriquecida por una inspiración que ha sido de primera a través de los siglos. A pesar de sus apariencias hipercríticas, Borges igual que Derrida puede haber ayudado bien a no deconstruir la literatura, sino a reconstruirla.

El estilo de Borges, sin duda ninguna, es irónico y lleva una clara tendencia crítica cuando la ironía se considera como una de las claves de la crítica literaria. La ironía es un tropo retórico que envuelve la creación de un significado o asociado con una palabra o una oración dada. Paul de Man asimila el concepto de ironía al proyecto de deconstrucción. Porque según Derrida, los textos aporéticos son distinguidos de textos que suelen marcar y organizar una estructura de resistencia a la conceptualidad filosófica que supuestamente los domina y los comprende. Otras indicaciones que resaltan el arte de la crítica literaria fueron vistas en la forma donde se menciona que "Menard propone, recomienda, discute y acaba por rechazar esa innovación" sin dar ninguna reposición. Así, esta parte es aporética e "indecisible" y este fenómeno Jacques Derrida lo relaciona a una estructura deconstructiva presentando una jerarquía entre opuestos de mayor resistencia y formar una relación binaria abarcando un significado lógico y substancial. En este sentido Jonathan Culler consta que "La deconstrucción debe, a través de un doble gesto, doble ciencia, doble escritura, poner en práctica una revocación de la clásica oposición y un desplazamiento general del sistema" (85).

Desde el punto de vista semiótica, Borges, el escritor, insiste que cada lenguaje representa un intento para inyectar algún orden en nuestras percepciones de la realidad que nos rodea, de simplificarla y hacerla intelegible. Como Eco explica que El papel del lector propone un programa mucho más ambicioso: comprender los niveles discursivos que se presentan dentro de cada narrativa y las interacciones entre ellos, Borges subraya la necesidad que el escritor tiene del lenguaje, su incapacidad de decir exactamente lo que quería decir y se presta por Edgar Allen Poe diciendo:

Ah, bear in mind this garden was enchanted!

o sin el Bateau ivre o el Ancient mariner, pero me sé capaz de imaginarlo sin el Quijote. (Hablo, naturalmente, de mi capacidad histórica de las obras). El Quijote es un libro contingente, el Quijote es innecesario. Puedo premeditar su escritura, puedo escribirlo, sin incurrir a una tautología (47).

Naturalmente, estos rasgos de fundamento simbolista y semiótico han sido utilizados por el autor en su texto. Sin embargo, el concepto de Borges acerca del lenguaje es una sátira sobre la libertad del escritor teniendo unas consecuencias importantes para su teoría literaria. Sus creaciones han generado una dimensión que designamos como "borgesiana".

A la luz de esta descripción analítica y breve de esta obra, el ensayo señala otros rasgos que pertenecen a la escuela marxista de la crítica literaria cuando subraya la ambición de Menard, como la de cualquier autor verdadero. Es antitética, pero es también perverso que la síntesis que él finalmente muestra idéntica a la tésis de la cuál el había comenzado. Este proceso dialéctico afirma la correspondencia de Borges, sin duda alguna, a la corriente marxista en su teoría literaria dialectica, enfocando en la parte donde el arte y la literatura son rasgos dependientes de la ideología del momento. Conjuntamente, esta obra de Borges subraya una tendencia clara y cierta al movimiento literario post-estructuralista donde el escritor acuerda que el lenguaje es propiamente inestable y, así, no puede poseer un significado absoluto en sí. El post-estructuralismo (basado sobre las teorías lingüísticas de Saussure y las teorías deconstructivas de Derrida) cree que el sentido reside en la intertextualidad, o entre el texto de un pasado y unos textos futuros. Según Saussure, las palabras tienen "significado" y "significante" en un estado diacrónico y dice: "La lingüística diacrónica estudia las relaciones que no sostienen entre los términos coexistentes de un estado lingüístico pero entre los términos sucesivos substituidos uno por otro durante un período de tiempo"(139). El simple correr a un texto de esta clase, Borges coincide con los teoristas de la crítica teórica y literaria como Roland Barthes y Julia Kristeva que según ellos ningun texto podrá ser leído fuera de su relación a otro, textos ya existentes. Ni el texto ni su lector pueden escaparse de esta intertextualidad fuente de las relaciones que hagan que el lector tenga ciertas esperanzas acerca del contenido y la forma de la obra que él lea. Esas relaciones pueden tener varias formas estilísticas incluyendo paradoja, pastiche o ( imitación), alusión...y otras más cuando indica que:

Se entiende que es honroso que un libro actual derive de uno antiguo:

ya que a nadie le gusta (como dijo Johnson) deber nada a sus

contemporáneos. Los repetidos pero insignificantes contactos del

Ulises de Joyce con la Odisea homérica, siguen escuchando la

atolondrada admiración de la crítica;....( 39)

Desde otra perspectiva, Michel Foucault sugiere una interpretación de la fatalidad del Don Quijote quien es el hombre aislado en la analogía, el hombre que encarna el principio de una tensión entre el hombre, el lenguaje y el mundo. Tampoco es arbitrario que las palabras del crítico sean una descripción del proceso llevado a una de sus máximas elaboraciones literarias hace ya tres siglos. Si hay una lección, si Cervantes elabora una moral en el Don Quijote esa lección es una lección estética y esa moral se acerca a lo que Roland Barthes denomina la moralidad de la forma, es decir, la escritura. Esto recuerda la visión de Borges basada no tanto en un déjà-vu como en un déjà-lu. Este enfoque estético constituye en la ficcionalización de la realidad en el ensayo de Borges donde su narrativa salta de un sentido claro de una crisis técnica y "Pierre Menard, autor del Quijote" viene a constituir, así, no como un punto de partida de su escritura ficcional, sino un punto de llegada, la culminación de la búsqueda de una voz y un método narrativo. En su obra, Borges se da un fenómeno similar a lo que Mikhail Bakhtin describe como carnavalización, fenómeno constituido fundamentalmente por la equiparación mencionada entre libertad e imaginación. El mismo autor hace constar que "Menard abominaba de esos [carnavales] inútiles" cuando situába "a Cristo en un bulevar, a Hamlet en la Cannebière o a don Quijote en Wall Street" (45). El espíritu o conciencia carnavalesca que intentamos relacionar con la obra de Borges, está también cercano a Cervantes, cuyo Don Quijote el propio Bakhtin señala como una de las etapas importantes en el desarrollo del espíritu carnavalizador. En el caso del Don Quijote, el modo utilizado por Cervantes es la locura del caballero, una locura cuya causa, función y efectos están directa y significativamente asociados con la ficción literaria.

A modo de conclusión, Borges lleva como un escudo a su teoría planteada a través de este ensayo una retórica de indicaciones críticas que se suman para formar una esquemática donde la ironía domina dentro de un lenguaje totalmente sofisticado. El ensayo, con tan pocas páginas, ha incluido una enciclopedia intelectual a base literaria. Se le nota al escritor una sabiduría literaria genial con que ha tratado en relacionar entre sus pensamientos y sus escrituras. En efecto, Borges, en pocas líneas, se ha referido a un buen número de escritores y obras conocidas para sostener cada ídea y cada pensamiento sin límite al humor. Él señala al final de su ensayo el ejercicio del intelectual después de una definición de la verdad en relación a la historia. La inteligencia es producto de "Pensar, analizar, e inventar" (51). Por consiguiente, él aclara que, todo hombre será capaz de entender todas las ideas que en el porvenir lo será. Aquí no cabe duda de no subrayar lo que afirmó Edward W. Saíd que: "el intelectual tiene que ser crítico" y lo que Noam Chomsky reiteró también en su libro The Chomsky Reader. Borges ha seguido implicítamente la responsabilidad del intelectual demostrando una afición literaria y una sensibilidad artística que ha dejado su nombre totalmente congruente al mundo de la crítica teórica y literaria.

Jamil Istifan

Florida International University

Department of Modern Languages

JIstifan@aol.com