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PEDRO PÁRAMO

 

Vine a Cómala (1) porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo (2). Mi madre me lo dijo. Y yo le prometí que vendría a verlo en cuanto ella muriera. Le apreté sus manos en señal de que lo haría; pues ella estaba por morirse y yo en un plan de prometerlo todo. [...]

Entonces no pude hacer otra cosa sino decirle que así lo haría, y de tanto decírselo se lo seguí diciendo aun después que a mis manos les costó trabajo zafarse de sus manos muertas.

Todavía antes me había dicho:

—No vayas a pedirle nada. Exígele lo nuestro. Lo que estuvo obligado a darme y nunca me dio... El olvido en que nos tuvo, mi hijo, cóbraselo caro.

—Así lo haré, madre. (3)

[.-]

El camino subía y bajaba: "Sube o baja según se va o se viene. Para el que va, sube; para el que viene, baja". (4)—¿Cómo dice usted que se llama el pueblo que se ve allá abajo?

—Cómala, señor.

—¿Está seguro de que ya es Cómala?

—Seguro, señor.

[...] —¿Ya qué va usted a Cómala, si se puede saber? —oí que me preguntaban. —Voy a ver a mi padre contesté.

—¡Ah! —dijo él. Y volvimos al silencio.

[...]

—Sea usted quien sea, se alegrará de verlo. En la reverberación del sol, la llanura parecía una laguna transparente, deshecha en vapores por donde se traslucía un horizonte gris. Y más allá una línea de montañas. Y todavía más allá la más remota lejanía. (5)

—¿Y que trazas tiene su padre, si se puede saber?

—No lo conozco —le dije—. Sólo sé que se llama Pedro Páramo.

—¡Ah!, vaya.

—Sí, así me dijeron que se llamaba.

Oí otra vez el "¡ah!" del arriero. Me había topado con él en Los Encuentros, donde se cruzaban varios caminos. Me estuve allí esperando, hasta que al fin apareció este hombre. [...] Y lo seguí. Fui tras él tratando de emparejarme a su paso, hasta que pareció darse cuenta de que lo seguía y disminuyó la prisa de su carrera. Después los dos íbamos tan pegados que casi nos tocábamos los hombros.

—Yo también soy hijo de Pedro Páramo —me dijo.

Una bandada de cuervos pasó cruzando el cielo vacío, haciendo cuar, cuar, cuar. (6) [...]

—Hace calor aquí —dije.

—Sí, y esto no es nada —me contestó el otro—. Cálmese. Ya lo sentirá más fuerte cuando lleguemos a Cómala. Aquello está sobre las brasas de la tierra, en la mera boca del infierno. Con decirle que muchos de los que allí se mueren, al llegar al infierno regresan por su cobija.

—¿Conoce usted a Pedro Páramo? —le pregunté. Me atreví a hacerlo porque vi en sus ojos una gota de confianza.

—¿Quién es ? —volví a preguntar.

—Un rencor vivo — me contestó él. (7)

 

 

 

Notas:

1. La cómala es una rueda de barro o de fierro que se pone sobre las brasas y sirve para cocinar. El nombre del pueblo es, así, una alusión al infierno.

2. El nombre del personaje, que además da título a la novela, es sintomático. Su nombre de pila lo emparenta con el apóstol fundador de la iglesia de Cristo, pero él da inicio a una serie de desgracias. Ese carácter negativo aparece en el apellido, pues la suya es una descendencia estéril y desgraciada.

3. La narración en primera persona corre a cargo de Juan Preciado, quien justifica su visita a Cómala.

4. Sube-baja: cielo-infierno. Esta es una alusión a las características del pueblo, al mundo de los vivos y al de los muertos, los dos planos de la novela.

5. Se alude a la ubicación de Cómala: está muy lejos, en el más allá, lo que la emparenta con la muerte.

6. El cuervo se asocia típicamente con la muerte. Es un ave de mal agüero en la tradición popular.

7. En esta frase se resume la personalidad de Pedro Páramo.

 

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