Algunas casas poseen la belleza de otros mundos a su alrededor
- Otra guirnalda de viñas salvajes
- En un principio era un separador para patatas, pero sin la cinta transportadora la estructura parece misteriosa, como una casa de un futuro en el que el deshielo de los casquetes polares haga subir el nivel del mar.
Frutales abandonados a su suerte. Aquellos que sobreviven al fuego, vendavales y parásitos, nos recuerdan que aquí hubo pueblos durante muchos años. En el lejano futuro la gente sólo conocerá esos pueblos por el legado de sus árboles frutales.
El contador Geiger nos muestra que tras esas preciosas y sencillas flores de primavera hay un gran, complicado y asqueroso ramillete de productos químicos.