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¿Qué diría Duarte?

EL PRD HA HIPOTECADO EL FUTURO DE SUS HIJOS

Los fondos desviados por Baninter equivalen al 15% del PIB del país

Por José de Córdoba

The Wall Street Journal

SANTO DOMINGO - En 1997, Ramón Báez se casó por segunda vez en el exclusivo complejo turístico de Casa de Campo, con un ejército de luminarias latinas que entretuvieron a más de 600 invitados. El entonces presidente, Leonel Fernández, uno de los testigos de la boda, bailó toda la noche. Enfermo de cáncer, el líder del principal partido opositor, José Francisco Peña Gómez, se levantó de la cama para firmar el acta de matrimonio. El costo total de la recepción fue estimado en por lo menos US$2 millones.

El evento fue más que una exhibición de extravagancia y riqueza en un país con un ingreso per cápita de alrededor de US$2.000 anuales. Báez, de 47 años, el presidente de uno de los principales bancos del país y arquitecto de un deslumbrante imperio de negocios, era un símbolo del surgimiento de República Dominicana como la estrella económica del Caribe. El mes pasado, Báez fue arrestado por la policía dominicana por una serie de cargos, incluyendo fraude, lavado de dinero y evasión de impuestos. Está acusado de haber usado dos tipos de libros en su Banco Intercontinental para desviar US$2.200 millones en años recientes, una suma equivalente a casi el 67% del presupuesto nacional de República Dominicana y 15% de su Producto Interno Bruto. Desde que el escándalo estalló en septiembre pasado, sus consecuencias han sacudido a la economía dominicana. El peso se ha desplomado un 50% desde enero, desencadenando una petición de ayuda de parte de los líderes nacionales al Fondo Monetario Internacional (FMI). Los economistas esperan que el crecimiento de este año sea nulo, después de un incremento del 4% en 2002. El escándalo ha salpicado a docenas de figuras importantes de todos los sectores de la vida nacional, como ex presidentes y el actual mandatario, Hipólito Mejía, hasta importantes periodistas y jueces de la Corte Suprema, de los cuales muchos supuestamente habrían recibido generosos regalos o pagos regulares del banco. Según un informe del banco central del país, Báez y el banco, conocido como Baninter, distribuyeron durante varios años cerca de US$75 millones en beneficios y pagos a funcionarios y personas influyentes. El asunto también está empañando uno de los casos exitosos de Latinoamérica en los últimos años. República Dominicana, cuyos 8,5 millones de residentes comparten la isla de La Española con el empobrecido Haití, sufrió durante décadas los gobiernos dictatoriales y autocráticos, golpes militares y elecciones fraudulentas. A principios de los 90, y como parte de un acuerdo con el FMI, el entonces presidente Joaquín Balaguer comenzó a implementar reformas. La economía dominicana despegó después de la elección del presidente Leonel Fernández en 1996, que vendió las azucareras estatales, la empresa eléctrica, y muchas industrias que habían sido propiedad del general Rafael Leonidas Trujillo, el dictador asesinado en 1961. El país empezó a recibir flujos de inversión extranjera dirigida a complejos turísticos, telecomunicaciones y plantas de ensamblaje instaladas en zonas de libre comercio. A fines de los 90, la economía dominicana creció a una tasa anual de casi un 8%, la más alta de Latinoamérica.

Como resultado del impacto financiero del supuesto fraude de Baninter, el gobierno dominicano anunció a principios de la semana pasada un riguroso régimen de austeridad como parte de un acuerdo propuesto con el FMI. A cambio de alrededor de US$1.000 millones en financiamiento, el gobierno acordó, entre otras cosas, recortar el gasto público, congelar los sueldos de los empleados estatales, imponer nuevos impuestos y adoptar normas de control bancario más estrictas. Báez no quiso ser entrevistado. Su abogado, Marino Vinicio Castillo, dice que Báez es la víctima inocente de una conspiración del gobierno para confiscar las propiedades de medios de comunicación de su cliente en vista a las próximas elecciones. "Es un detestable y peligroso juego de poder", dice. Báez, el bisnieto de un presidente dominicano del siglo XIX, recibió un título de negocios de una universidad local y empezó a trabajar con su padre, un respetado ex ministro de comercio y uno de los dueños de la empresa de transporte, Báez & Rannick. Ramón Báez padre fundó una compañía de seguros, Intercontinental de Seguros S.A., y luego creó Baninter en 1986. En cuestión de años, Báez hijo compró la parte de su padre y asumió como presidente del banco. El momento fue perfecto. Báez y Baninter, estuvieron en la cresta de la ola desencadenada por las reformas económicas del gobierno. En 1996, con la bendición del gobierno de Fernández y el respaldo del banco central, Baninter se fusionó con el Banco de Comercio, que estaba en dificultades, adquiriendo las partes más rentables de su cartera.

"El banco central se quedó con los huesos. Baninter se llevó la carne", dice un ex director del banco central. Báez comenzó una racha de compras, adquiriendo compañías tan variadas como una distribuidora de gas hasta importadores de aires acondicionados y electrodomésticos. En 1997, fundó su propio periódico. Compró estaciones de radio y de televisión y en 2000 adquirió Listín Diario, el diario más importante del país. (Listín Diario publica las páginas de The Wall Street Journal Américas). Mientras el perfil de negocios de Báez crecía, su influencia frente al gobierno se hacía más palpable. El presidente actual, Hipólito Mejía, era visto con frecuencia en los noticieros de la televisión entrando o saliendo de la casa de Báez después de desayunos de trabajo y llevó al banquero a Washington para que le ayudara a hacer lobby a favor de un acuerdo comercial en 2000. Según lo que Báez dijo a los investigadores del banco central, el banquero también les regaló a Mejía y al expresidente Fernández vehículos todoterreno blindados. Dice haber pagado estipendios mensuales a 70 de los cerca de 100 generales dominicanos. Le entregó 10 relojes Rolex a un coronel con lazos cercanos con el presidente Mejía. El informe del banco central dice que Báez dice haber dado estipendios a un número desconocido de jueces de la Corte Suprema. La Corte Suprema recientemente publicó anuncios en la prensa negando que sus miembros hayan recibido pagos. Un portavoz de Mejía, Luis González Fabra, dice que el presidente actuó agresiva y apropiadamente una vez que se descubrió el fraude. González Fabra reconoce que Báez prestó en hasta 20 ocasiones sus aviones al presidente para sus viajes al extranjero y que Báez entregó dos vehículos todoterreno a la presidencia. Pero Mejía no utilizó personalmente los vehículos, dice González Fabra. "No sé dónde están ahora". Fernández, quien se ha vuelto a postular para la presidencia, confirma que después de dejar la presidencia, Báez le dio US$100.000 para ayudarle a iniciar un centro de estudios y que también le dio un todoterreno blindado que aún utiliza. Fernández dijo que muchos empresarios dominicanos han dado dinero para su centro de estudios, y que no hubo nada inapropiado en los regalos de Báez. El ex presidente dice que no está en posición para decir si se cometió un fraude en Baninter. Baninter mantuvo libros duplicados desde 1989, dice el director del banco central José Lois Malkun durante un discurso televisado en mayo. Pedro O. Gamundi, socio de la unidad dominicana de Steel Hector & Davis LLP, un bufete legal internacional que fue contratado para ayudar a localizar los activos de Baninter, dijo que la contabilidad supuestamente fraudulenta de Baninter ocultó un "banco vampiro" dentro del complejo sistema de Baninter de cuentas secretas y entidades corporativas establecido para hacer desaparecer activos. En las horas en que el banco estaba cerrado, un programa de computación clandestino canalizaba hasta US$100.000 diarios en cuentas legítimas hacia reservas ocultas. Los investigadores dicen que las operaciones del banco se parecían a un esquema piramidal, en el que los crecientes nuevos depósitos, generados por el agresivo marketing, se usaban para pagar intereses y para apoyar los otros negocios de Báez, incluso mientras las cuentas subyacentes estaban siendo saqueadas. Cerca de US$70 millones de este dinero pasaron a una cuenta de una compañía ficticia llamada GAPERAN SA. El nombre era un acrónimo de "Gastos personales de Ramón", según Manuel Rubio, el coordinador del equipo legal del banco central. Los investigadores del banco central dicen que Báez también usó una filial offshore del banco en las Islas Caimán para atraer los depósitos de dominicanos acaudalados. La unidad supuestamente contenía US$152 millones, pero los fondos en realidad habían pasado a las cuentas secretas de Baninter, según los investigadores. En una entrevista por televisión la semana pasada, Mejía dijo que nadie había reclamado cerca de dos terceras partes de ese dinero, planteando dudas acerca de la procedencia y legalidad de esos fondos. Añadió que la policía estadounidense e internacional había mostrado interés en esa parte del caso Baninter. Las autoridades dominicanas juran que harán justicia en este caso. Pero muchos dominicanos, dado el gran número de personas influyentes involucradas en el caso, lo dudan. Báez se encuentra en una celda con aire acondicionado en el decaído Edificio de Justicia en el centro de Santo Domingo, esperando a ser juzgado y conversando con un flujo constante de visitantes ricos y poderosos. Sus amigos dicen que han hablado con Báez por teléfono recientemente y que les ha dicho que espera volver pronto a practicar la pesca en alta mar.