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DEDICADO A LA MUJER QUE AMO

A TI MIRIAM GUERRA
   

   

    En el momento de escribir esta carta, mi corazón suplica piedad para apagar el sentimiento de impotencia y dolor que pesa sobre mi. Apenas hemos intercambiado palabras y algún que otro gesto, pero aunque desee entablar una sincera amistad, pienso que es algo imposible.
     El amor regresó a mi vida el día que te conocí. Antes era solo ilusión del amor lo que creí haber encontrado. Busqué el amor  que tanto mi corazón deseaba en tantos lugares equivocados y cuando ya me cansé de buscarlo, el me encontró a mí.
    Han pasado ya más de cuatro años que te conozco, pero tú eras una estrella fugaz que pasaba dejando  una estela de deseo y belleza, y yo un simple espectador de aquel fantástico espectáculo, alguien que no podía alcanzar semejante utopía. Pero aún sabiendo que siempre serás para mi una estrella lejana y fascinante, y aceptando que nunca podré más que mirar la montaña desde la llanura, aprecio más que nadie tu inagotable belleza, tu elegancia, tu clase y tu forma de ser.
    Todo porque tu belleza ha colmado mis más insaciables deseos amorosos. Tu rostro divino es culto de mi ser y te aseguro que  no tienes a otro que te desee más que yo. Tus ojos renegridos son algo fenomenal, porque me hipnotizan y  me dejan tonto de amor. Te miro y no puedo apartar mi vista de tí , y sobre todo, esa gran sensación que recorre mi corazón cundo estoy cerca de  ti y que trasciende los limites de lo metafísico.
    Cómo expresar lo que siento, cómo expresar lo que no existe, lo que el paso de los años ha debido ignorar, esconder, matar. Cómo expresar de alguna manera algo que se niega a desaparecer, algo que no me puedo arrancar, algo que día tras día me recuerda mi soledad. Cómo expresarte algo tan íntimo, tan profundo, tan grande.. algo tan inútil, tan triste  y tan cobarde, que ni siquiera tiene el valor de declararse. Cómo decirte que lo único que me llena eres tú, que lo único  que me alegra eres tú, que lo único que me da fuerzas eres tú, que lo único que me mata... eres tú. Que dificil es negar que te amo, tenerte cerca  y no abrazarte. Mirar tus ojos que iluminan mi vida, verte y no decirte lo que siento por ti.
    A cada momento me encuentro pensando en ti y me imagino a tu lado ya que eres la persona a quién amo.  Me acerco a tu cuerpo, puedo escuchar cada latido de tu corazón, puedo sentir tu respiración. Dejo deslizar mi mano por tu piel, tan  suave como el azul del cielo. Tu boca húmeda, se derrite entre mis labios, labios que describen la silueta de tu cuerpo hermoso. Beso tus delicados dedos, dedos alineados por Pitágoras, dibujados por Da Vinci, la perfección hecha realidad. Mi cuerpo se desequilibra, mi corazón palpita a la velocidad de la luz, mi respiración empaña tu piel, mis nervios colapsan y nuevamente, no sé que hacer. Decido acariciarte y en un vaivén de pasión, somos una sola persona. Por un momento solo puedo escuchar un solo corazón, sentir un solo cuerpo impregnado de amor, amor tierno y puro, que se deja consumir en nuestro lecho. Abro los ojos y sencillamente  te observo a mi lado, suspirando, agotada.. no se que decirte, solo dejo caer mi cabeza sobre tu pecho; le siento  poco a poco internarse en mi pelo y acariciar mi cara, estoy acorralado y mi única salida es sucumbirme en un sueño de amor, del cual nunca quisiera despertar.
    Más de una noche he soñado contigo y tristes son mis pesadillas, en las cuales muero ahogado en el mar de la angustia al tratar de cruzar el laberinto del amor.
    Ha pasado tanto tiempo, he acumulado tanto miedo. Pero tú sigues ahí, resplandeciente como nunca. No me animo a hablarte, porque pareces una sombra que va y viene, no me animo a muchas cosas ya que no tengo ni la mitad de lo que el hombre de tus sueños tiene. Ahora mi corazón llora derramando lágrimas de impotencia al ver cómo mi deseo hacia vos es arrebatado  por otro ser, tal vez mas perfecto que yo. Igualmente mi amor será eterno, por más que ames a todos  los hombres del mundo menos a mi, aún cuando se apaguen todas las luces celestiales. Es tiempo del ocaso sentimental y trataré de olvidarme de ti, mas no sea para calmar el dolor que pesa sobre mi. No quiero que mi sola presencia, directa o indirecta, cause en ti rechazo alguno.
    Pero antes de cruzar al nuevo mundo, te rogaré humildemente que no tires esta carta ni me la devuelvas. Me sentiría mejor si  la carta se pudriese en el olvido de tu cajón, mezclada entre tantas otra, a que me lo estampes en mi rostro.
    Se que eres un amor imposible, pero yo nunca pierdo mis esperanzas de tenerte algún día y te seguiré queriendo con la misma o mas fuerte intensidad de ahora.
   Ya sabes que yo  ahi estaré esperando tu respuesta, viviendo por ti y a la vez muriendo por ti...



Tu Humilde Admirador No Tan Secreto.