En los años 30, un ama de casa norteamericana de nombre
Dorothy Spencer, concibió un plan para superar las pequeñas rencillas y
enojos dentro del matrimonio, mediante lo que ella denominó el moderno
castigo corporal, aplicado sobre bases cuidadosamente establecidas, y que
deben ser cumplidas al pie de la letra.
Su propuesta consistía en la implementación de un sistema de
disciplina cooperativa que superaría las disputas inevitables en todo
matrimonio, mediante un sistema - en sus palabras - justo, efectivo y
definitivo, que evitaría muchas separaciones y divorcios alimentados en el
rencor y el resentimiento.
Ella misma cuenta que - tras comprobar lo beneficioso y
efectivo de su plan - lo comentó con matrimonios amigos que lo adoptaron con
gran éxito y a él deben buena parte de su felicidad conyugal posterior.
Luego la difusión se amplió, llegando a ser popular en su época.
Las bases del "Spencer Spanking Plan" como ella misma lo
denominó, son sencillas y consisten en la elaboración de una lista con las
actitudes y comportamientos que bajo ningún concepto serán tolerados, y que,
de producirse, provocará que quién las haya cometido sea castigado por su
cónyuge.
Ejemplos típicos de esas conductas serían, por parte de la
esposa, pasarse de gastos con la tarjeta, desatender las tareas del hogar,
traer el auto con abolladuras, olvidarse de recoger a los chicos de la
escuela, etc.
Para el marido, volver tarde a casa, fumar, conducir con
exceso de velocidad, pasarse con el alcohol, etc.
Una vez confeccionada la lista de contravenciones, ambas
partes deben firmar un acuerdo donde resuelven someterse voluntariamente al
plan, dando su consentimiento formal para ser castigados, el esposo por la
esposa y ella por él, a la menor trasgresión cometida.
Se deja establecido claramente que no habrá excepciones ni
perdón una vez cometida la falta, y que el castigo deberá ser aceptado sin
llantos, protestas ni resistencia. Por el contrario, la disciplina debe ser
aceptada y hasta solicitada por el trasgresor, mansa y sumisamente.
Pasando a la parte práctica, la paliza debe ser administrada
de distinto modo si quién la recibe es el esposo o si es la esposa, aunque
siempre en las nalgas, única parte del cuerpo donde está permitido castigar.
En el caso de la mujer, será azotada exclusivamente con la palma de la mano
y sobre las rodillas del esposo.
En cambio si el disciplinado es el marido,
y dada la menor fuerza física nuestra, Dorothy recomienda el uso de la
paleta de spanking, una regla o una correa de cuero pequeña.
La Sra. Spencer
destaca también la conveniencia de utilizar un ritual previo a la azotaina,
el que deberá ser siempre igual, como por ejemplo mandar a la esposa al
dormitorio, dejar pasar unos minutos (la ansiedad de la espera aumenta el
sufrimiento sicológico), subir el esposo cuando le parezca que ya es tiempo,
sentarse en la misma y determinada silla o en el borde de la cama, mientras
ella, sin decir absolutamente nada, desnuda sus nalgas y se pone sobre las
rodillas de él, en posición de recibir.
Para el caso de que el sujeto del
castigo sea el esposo, el procedimiento es similar, se lo envía al cuarto
donde deberá esperar boca abajo sobre la cama y con el trasero desnudo. Al
ratito llega ella con el implemento de castigo en la mano y procede a
aplicar el correctivo.
No se especifica la cantidad de azotes (Dorothy se
declara enemiga de establecer un número) pero se deja bien aclarado que
deberán ser suficientes como para provocar tal dolor que el infractor o la
infractora queden escarmentados, aunque siempre tratando de no dejar
demasiadas marcas o moretones en la piel. Eso sí, la tunda se aplicará
siempre en privado y sobre las carnes desnudas, para poder apreciar
justamente, que el castigo no sea excesivo y lastime la piel.
Jamás
se azotará bajo condiciones de enojo extremo o furia, ni con ánimo de
venganza. Se deberá esperar a estar en calma y en completo dominio de la
situación.
Tras
la paliza, ya no quedarán rencores ni resentimientos , se olvidará el asunto
en forma definitiva, la falta quedará perdonada y la paz reinará nuevamente
en la pareja.
Hasta
aquí, someramente la mecánica y características de este verdadero sistema
para la solución de disputas matrimoniales, en las palabras de su creadora,
en forma justa, sana y definitiva.
Mónica.