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San Jordi, un día que paseaba por Banyoles, tenía preparada una sorpresa preparada a su amada. Pero la vocación de caballero de San Jordi hizo que él le pusiera más interés en derrotar al dragón que tanta fama le dió, que de entregar ese presente que tenía preparado a la princesa (aunque ya suficiente premio es el rescatar a la princesa en apuros)... Efectivamente derrotó al dragón, pero el regalo lo perdió en el pueblo de Banyoles. Y acá viene la parte increíble de la historia... el regalo de la princesa puede ser encontrado únicamente por otra princesa... El problema es que hay que saber donde buscar...

San Jordi, dicen los más eruditos, venció al dragón aparte con el propósito de salvar a la princesa, con la motivación de que detestaba el fuego que expulsaba de su boca (y el aliento, pero esa es otra historia)... Detestaba tanto tanto ese fuego, que se hizo de una delegación valenciana que distribuía bombas para poder expulsar agua por todas partes y apagar ese detestable fuego (que de paso también anulaba ese horrido aliento a dragón)... Pues dicen que si alguien dentro de el cajón de su escritorio tiene alguna carpeta que tenga el nombre de una delegación que tenga relación con bombas hidráulicas o algo parecido, es muy probable que dentro de ella encuentre una pista al regalo de San Jordi para la princesa...