| Retrato
robot del acosador muyinteresante, enero 2000 pg 48 |
Del
envidioso al narcisista, quien practica este tipo de acoso
posee unos rasgos
de personalidad muy definida |
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Narcisista.
Igual que la flor que nace en las orillas
de los estanque y crece inclinada hacia el agua que se sirve de espejo,
mirándose siempre en ella, el narcisista sólo ve lo bueno
que hay en él.
Su incapacidad para asumir sus defectos le
lleva a una suceptibilidad casi enfermiza ante cualquier crítica.
Tal engreimiento le impide estimar las cualidades de los demás y
reclama continuamente pleitesía, sumisión, acatamiento y
hasta servilismo de los demás.
A menudo es seductor y brillante.
Marie France Hirigoyen lo explica de este
modo:"El narciso, al no disponer de sustancia, se conectará al otro
y, como una sanguijuela, intentará solver su vida. Sólo puede
crear una relación en un registro de malignidad destructora. Goza
al someterle y humillarle".
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Soberbio.
Su origen etimológico "superbia"
nos ofrece un significado exacto: actitud de la persona que se tiene por
bastante más de lo que es.
El soberbio debe mostrar superioridad, categoría
y preeminencia.
"Lo hace sólo en aquélla faceta
en la que sobresale, pero en otro contexto le delata su baja autoestima",
explica el psicólogo Héctor González Ordi.
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Envidioso.
Lamenta el éxito de los demás
e intenta transmitirles su pesimismo y arrebatarles toda energía
positiva, para luego reprochárselo.
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