El perro utiliza dos idiomas distintos: uno para comunicarse con sus congéneres y otro para comunicarse con el hombre. El lenguaje de los olores es el único que a los humanos se nos escapa, mientras que otras señales, como sonidos gestos faciales y posiciones corporales forman parte de los códigos compartidos entre esos dos lenguajes caninos.
Señales acústicas: del ladrido al
aullido
Ladra, gruñe, aúlla, gime... y es capaz de numerosos matices
sonoros para expresar distintas emociones, llamar la atención, advertirnos
de una amenaza, manifestar su dolor y hasta su aburrimiento. Los sonidos más
comunes que emite un perro y sus significados son los siguientes:
Aullidos: es una llamada capaz de llegar a muy
larga distancia y a menudo es una queja ante la soledad. Su antigua función
en la naturaleza era comunicarse con el resto de la manada.
Ladridos: sirve como llamada, aviso, saludo,
alarma y a veces amenaza. Los ladridos agudos, parecidos a chillidos expresan
también excitación y emoción.
Gruñidos: si se acompañan del gesto
de mostrar los dientes denotan una clara amenaza, una advertencia y una actitud
defensiva para marcar distancias. Tiene distintas intensidades hasta llegar
al ataque.
Gemidos: sirve para mostrar dolor, sumisión
y a veces cariño, como en los saludos. También es el lenguaje
propio de los cachorros, que hasta el mes aproximadamente no emiten su primer
ladrido.