Derretidas montañas de nieve. Tormentas que enardecen los mares que se quieren tragar la tierra. Tierra que se sacude de la plaga. Cómoda y ambiciosa plaga que destruye y contamina su entorno. Entorno moribundo que vomita basura. Basura que toma forma, se revela y ataca a su productor. Productor exterminador de seres. Almas de especies extintas que reclaman justicia. Ciega justicia que arremete más fuerte contra inocentes que contra culpables. Culpables preñados de poder. Inocentes que no dicen nada. Esa nada aprieta y asfixia a los artistas. Artistas que, como Miguel Conesa, parados junto al abismo alertan a la humanidad, denunciando con “poemas visuales” lo inminente. Esperando ayudar a frenar la ciega y sorda manada que se aproxima más y más al explosivo vacío.

Este es el momento que vivimos, el espacio donde estamos y ese es el camino a donde vamos. Miguel es una de las voces que nos alerta. En sus obras, Conesa se hace eco no sólo de lo que los científicos advierten sino de las señales inequívocas de la terrible destrucción de nuestro medio ambiente. Pero eso es algo que se dice, se oye, y se olvida. Por eso es que hay que presentarlo en todas las formas artísticas y sitios posibles.

El artista Miguel Conesa forma parte de esa historia aún no escrita del Nuevo Arte en el Sur, donde los que se han adelantado a su época (en el arte puertorriqueño), no han sido puestos en el lugar que le corresponde.

En los “Poemas Visuales” de Miguel se puede contemplar la calidad del dibujo en movimiento, las líneas en serpentina, el sordo color yuxtapuesto, las transparencias atmosféricas, el segregado con la cuadricula, el diseño explosivo, las embestidas de luces y sombras, los inundados barcos que contrastan y nos ubican en el espacio de la obra.

Las atormentadas texturas, muerden la tela, el cartón, la madera y los residuos sobre las superficies de las obras de Conesa. Señales pictóricas que nos alertan sobre el decadente barroquismo de nuestra época sobresaturada de utilidades inútiles, que pronto servirán para seguir engordando la sociedad del desecho.

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Sus “portales”, obras pintadas en dos caras y pinturas tridimensionales (dobladas, desdobladas y desgarrados bordes) que Miguel llama “plantillas geográficas” son muestra clara de la pasión y veneración que el artista demuestra por su oficio.

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Cohabitan en sus obras de carácter apocalíptico, pacíficos seres de contemplación, incapaces de intervenir con el acontecer, inútiles maquinas de tiempo, opacados soles e intoxicados panoramas, señales inequívocas del temprano deterioro de nuestro espacio vital. La agonía o transformación prematura de nuestro joven entorno puede significar el lento y continuo suicidio de nuestra humanidad única.

Jesús Ortiz Torres

MFA Pintor-escultor

Taller-Galería Reina Mora