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 EDITORIAL

La cuestión educativa

No es la primera vez que nos referimos a un tema de tanta importancia regional. La cuestión educativa se ha venido a menos, contrayéndola a si son justos, compensatorios y oportunos o no los pagos a los educadores, descuidando lo relativo a la clase y calidad de la formación que reciben los educandos.

Los docentes y quienes eventualmente ejercen como administradores del sector, sean especializados o no, olvidan o descuidan que lo primordial es salvaguardar al estudiante y entregarle una adecuada instrucción, con arreglo a los pénsumes oficiales que regulan los cursos.

Las notables deficiencias que sobre lo anterior se han venido registrando en las evaluaciones periódicas del Ministerio de Educación y del ICFES sobre colegios oficiales y privados, a nuestro juicio, lo que identifican es una creciente ausencia de profesionalidad y vocación pedagógica de las directivas de nuestros establecimientos y del cuerpo profesoral, venida a menos de un tiempo a esta parte, en contraste con lo que vivimos los que tuvimos en suerte ser alumnos de verdaderos forjadores de generaciones que enorgullecieron el Chocó.

El colegio Carrasquilla, vio desfilar por su rectoría en la etapa que recordamos, a Armando Luna Roa, Nicolás Rojas, Miguel Caicedo etc. El IPF, a la inolvidables Débora Cariuty y Teresa Garcés, las normales de varones en Quibdó y de señoritas en Istmina a educadores eximios, que le donaron al Chocó frutos de bendiciones, que aún irrigan enseñanzas y ejemplos dignos de seguir. Imposible de registrar los maestros y profesores que engrandecieron el ejercicio del magisterio en el Chocó y a cuya valoración moral se debe la etapa de engrandecimiento ciudadano al cual hacemos referencia con nostalgia de los años pasados.

Estas consideraciones previas vienen a cuento ante el registro que Chocó 7 días en su última trae, en el sentido de que los colegios del Carmen de Atrato, según el ICFES, son los mejores del Chocó. Bueno para ellos y nos complacemos en registrarlo. Pero no podemos menos que preguntarnos: ¿qué pasa con el Carrasquilla, con el IFEMP, con la Normal de Varones, con el Manuel Cañizales, con el San Pablo de Istmina, con el de Condoto y con otro centenar de establecimientos educativos que no muestran un nivel de eficiencia medianamente aceptable?

Ya antes, la calificación académica de la UTCH, no había sido catalogada por los registros oficiales como la mejor, lo que ofrece un panorama sombrío – por decir lo menos – sobre lo que ocurre con la cuestión educativa en el Chocó.

La actual ministra de educación en el reciente concejo comunitario llamó la atención sobre la magnitud de los recursos estatales destinados al sector educativo en nuestra región, que no guardan proporción con los resultados.

A la cuestión educativa regional hay que ponerle seriedad y sobre todo un verdadero propósito de enmienda, si es que queremos llegar a un logro positivo. El actual gobernador que es un educador veterano, debe otorgarle a este propósito todo su interés y empeño.

No existen excusas para no ponerle freno a la erradicación de cosas como la de maestros sin escuela en los campos mientras todos pretenden vivir en Quibdó. Ni a la inasistencia a sus deberes.

Ni a la persistencia en prácticas indebidas. Ni a la búsqueda de pretextos para eludir obligaciones que debieran ser sagradas. Tal vez por ello se explica que los colegios del Carmen de Atrato sean mejores que los de la capital del departamento.

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