TEGUCIGALPA

CAPITAL DE HONDURAS

De pueblo minero a Capital de la Republica

Tegucigalpa despues de ser uno de los centros mineros más importantes de la época colonial en Centroamérica, Tegucigalpa se convirtió en la ciudad más importante del país, la capital de Honduras. Situada en un valle y rodeada de montañas, las antiguas construcciones coloniales de un pequeño pueblo minero contrastan con las modernas construcciones de la Tegucigalpa de hoy convirtiéndola en una ciudad singular y única.

Durante años, la capital de Honduras estuvo situada en Comayagua, ciudad colonial, construida en un fértil valle equidistante entre los dos océanos que bañan las costas de Honduras.

Pero cuenta la historia que la primera dama de la nación en tiempos de la presidencia del doctor Marco Aurelio Soto, 1849, era originaria de Tegucigalpa y no gozaba del aprecio de la alta sociedad de Comayagua. Ante este supuesto desprecio, el doctor Soto tomó la decisión de trasladar la sede de la capital a Tegucigalpa.

Tegucigalpa es sin lugar a dudas una de las ciudades en donde es fácil perderse. A pesar de la herencia cultural de los españoles, la ciudad no está trazada en forma cuadriculada a partir del parque central. Para confundir aún más la situación, Comayaguela, su ciudad gemela, se le ha fusionado convirtiéndose en una enorme ciudad llena de vericuetos y callejones.

Para el turista existen un sinnúmero de sitios a conocer, destacando de entre ellos el centro histórico en donde se encuentran los edificios viejos y la mayoría de los museos, la zona viva, en donde se encuentra la mayor cantidad de restaurantes, discotecas y oficinas modernas.

Poseedora de una fuerte actividad cultural su teatro Manuel Bonilla ofrece regularmente conciertos de la Orquesta Sinfónica Nacional. El teatro en sí mismo es una joya arquitectónica en donde aún hoy se ofrecen obras teatrales con regularidad.

Otro sitio que vale la pena visitar es el Museo Nacional Villa Roy, ubicado en la casa de Don Julio Lozano Díaz, ex gobernante de Honduras, donde se puede apreciar una interesante colección de artículos desde el período precolombino hasta el contemporáneo.

La antigua Casa Presidencial alberga un museo con piezas que en su tiempo, pertenecieron a los presidentes que han gobernado el país. En medio de la Plaza Central de la ciudad, se encuentra la Catedral, dedicada al patrono de la ciudad, san Miguel Arcángel. En el predio de la Plaza de la Merced, se aprecia la iglesia de La Merced y el antiguo convento del mismo nombre, que en tiempos pasados, fue la sede de la Universidad
Nacional Autónoma de Honduras.

Tegucigalpa ofrece también otras alternativas para el visitante, cuenta con elegantes y variados restaurantes, centros nocturnos, y es además punto de partida a comunidades aledañas de especial interés, como: la ruta de las Reales Minas, que ofrece varias poblaciones de gran valor colonial como San Juancito, Valle de Angeles, Ojojona y Santa Lucía.

El Parque Nacional La Tigra, ofrece un espectacular bosque nublado, con variedad de vegetación, cristalinas aguas y es de acceso relativamente fácil para el turista.

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La Tigra

Refugio de vida silvestre

El Parque Nacional La Tigra se encuentra localizado a 40 kilómetros al nororiente de Tegucigalpa, la capital de Honduras.

Es una zona de reserva natural, con árboles, variedad de plantas silvestres y animales en peligro de extinción, como las guacamayas y papagayos.

En la entrada principal existe una oficina de información, donde se facilitan planos para saber por cuáles senderos se puede caminar y a la vez se proporciona la compañía de un guía.

El terreno que abarca La Tigra es muy extenso; en él se puede acampar previa autorización de la estatal Corporación Hondureña de Desarrollo Forestal.

Antes de llegar hasta el parque es común ver las corrientes de agua cristalina que se deslizan de los cerros aledaños. Hay mucha vegetación y posee un clima muy fresco, por lo que en la madrugada o al atardecer la niebla cubre totalmente las partes más altas de la zona.

Existen dos accesos, uno por la aldea de San Juancito, donde se encuentra un centro de visitantes en el que anteriormente se ubicaban las instalaciones de la Rosario Mining Company, una empresa estadounidense que explotó los yacimientos de oro y plata hasta mediados de este siglo. El otro, desde Tegucigalpa, que atraviesa el poblado de El Piliguín.

Desde el parque Herrera, ubicado en el centro de Tegucigalpa, salen diariamente dos autobuses. En cualquiera de los accesos que se escojan, desde la caseta de información hasta el corazón del parque debe recorrerse un considerable tramo.

La entrada a este paradisíaco lugar es completamente gratis y es visitado por nacionales y extranjeros amantes del ecoturismo.

VALLE DE LOS ANGELES

Rodeado por verdes colinas y grandes pinares que exaltan la belleza natural, se encuentra a 26 kilómetros al oriente de Tegucigalpa el pequeño poblado de Valle de Angeles.

Es el sitio ideal para realizar paseos campestres, donde se respira el aire puro que emana de los frondosos árboles que forman tupidos bosques de coníferas.

Valle de Angeles se caracteriza por la fabricación de productos artesanales de fino acabado, en los que la huella de mano hondureña se manifiesta en lo estético y utilitarismo de los mismos.

Artículos como sandalias, fajas y carteras de cuero, sombreros de junco y baúles tallados en madera, son expuestos en el Pabellón Nacional de Artesanías y se pueden adquirir a precios módicos.

En la Plaza Central existe un quiosco que por su estructura antigua es muy solicitado por los turistas para fotografiarse.

Con esmerada dedicación se preparan deliciosos platillos basados en carne asada, frijoles fritos, queso, plátano frito y picante chimol, también se sirven pupusas, yuca con chicharrón y variedad de jugos naturales.

A parte de esto, a poca distancia del pueblo se localiza el Parque Nacional Turístico de Valle de Angeles, en el que niños y adultos se divierten al máximo, bañandose en las piscinas, jugando en las canchas deportivas o simplemente admirando el paisaje. Posee además, cafetería donde se ofrece comida tradicional, champas adecuadas con fogones para quienes gusten preparar sus alimentos y extensas áreas verdes.

Los autobuses que conducen hasta este encantador valle, parten desde Tegucigalpa cada 30 minutos.

OJOJONA

En algunos lugares de Honduras aún se conserva el diseño colonial que predominaba en épocas pasadas.

Tal es el caso del municipio de Ojojona, localizado al sur de Tegucigalpa. Las casas construidas de adobe, pintadas de color blanco y sus techos de tejas de barro le dan un aspecto colonial.

Ojojona cuenta también con tres iglesias, El Calvario, San Juan Bautista y el Carmen, la que sobresale por ser más grande y poseer en su parte frontal una cruz de cemento de gran tamaño.

A diferencia de otras poblaciones, Ojojona celebra anualmente dos ferias, una el 13 de enero en la que festejan ``El Paisanasgo´´, con el pueblo vecino de Lepaterique, aquí se unen las dos comunidades.

La otra en junio, que es la feria patronal en honor a San Juan Bautista. En ella el pueblo disfruta de alegres bailes a lo largo de las calles y consumiendo además sus platos típicos, como el tajo pullado (carne de res rellena con verduras) y deliciosa cuajada.

También se especializan en preparar bebidas conservadas como la mistela y la cususa (aguardiente casero), hechas a base de piña, canela y azúcar.

La principal ocupación de sus habitantes es fabricación de cerámica en barro. Aquí no hay distinción de sexo, ni edad, hombres, mujeres y niños trabajan arduamente en cada uno de los talleres para cubrir la gran demanda de estos productos.

Cada rincón, cada calle tienen su misterio histórico, por ello los artesanos plasman pequeños paisajes pintados en los jarrones y cántaros de barro.

En los tiempos de los españoles se le denominaba ``Joxone´´, nombre que lleva la principal posada donde pueden hospedarse los turístas.

Ojojona en lengua idigena significa ``agua verdosa´´. Cada 15 minutos salen autobúses desde Tegucigalpa, la capital hondureña, a esta comunidad, uno de los principales centros de artesanía del país.