FRANCISCO MORAZAN

¿Fue Culpable de la Desolucion del Sistema Federal?

Por:   Miguel R. Ortega

Entre el torrente de dicterios que se han volcado sobre la figura de Morazán, se cuentan muchos que no han sido desvanecidos. Con el "héroe hondureño" como le llamaba don Miguel García Granados (ayudante de Morazán en 1838 y después presidente de Guatemala (1871-73) hay dos corrientes: la de Honduras y El Salvador donde se le elogia (no con voz unánime y a veces con desgana y sin entrar a fondo en el tema), y la de los restantes países donde se le deturpa como si la diatriba fuere una voz oficial autorizada; o simplemente se le ignora y se hacen ristras repetitivas de argumentos manidos e irrelevantes.

A algunos de sus pretendidos defensores que dan testimonio como si hubieran sido su "petate", Morazán le diría: "... Mejor no me defiendas, compadre..."

Uno de los infundios con aparente mayor solidez, se funda en el aserto de que la Federación se disolvió porque el prócer no se interesó como Presidente de la República, en el sentido de que se celebraran elecciones para el siguiente período presidencial. Esto lo afirman casi en forma unívoca los difamadores que han escrito sobre su trayectoria; y sucede que los denigrantes se lanzan a fondo, y los defensores apenas hacen fintas destempladas.

Respecto de que el héroe despedazó la Federación, diremos que desde que aparece en la palestra, es precisamente defendiendo el sistema federal: su combate de La Trinidad es para arrojar de territorio hondureño las armas invasoras; sus victorias de Gualcho (6 de julio 1828) y de San Antonio (10 de octubre) con la capitulación que obtiene, logran el desalojo de tropas guatemaltecas y termina así la secuencia de tres campañas contra el gobierno salvadoreño de don Mariano Prado.

También la expedición de Guatemala de 1829 fue para reponer las autoridades legítimas y derrocar a las llamadas "intrusas" que estaban fraccionando la unión federativa, y en efecto aquellas convocan a instancias del jefe de la revolución a la asamblea nacional que se instala el 21 de abril (ocho días después de la entrada de Morazán en la capital guatemalteca), y al Congreso Federal que ya en septiembre (a menos de cinco meses de la victoria) está eligiendo a don José Francisco Barrunda, presidente federal. Y si seguimos la trayectoria del prócer, veremos que todo su quehacer constituye una perenne lucha por sostener el sistema federativo.

Pero circunscribiéndose al punto de si Morazán resquebrajó la unión por descuidar lo concerniente a que se convocara a elecciones, se hace necesario mencionar algún aspecto de su segundo período presidencial, ya que el primer mandato concluyó el 16 de junio de 1834, cuando hizo entrega del poder a José Gregorio Salazar, vicepresidente de la República, en San Salvador, cuya plaza es atacada pocos días después (23 de junio), por las tropas del jefe de Estado de El Salvador don Joaquín de San Martín (hondureño), conducidas por el coronel José Dolores Castillo, quien muere en la acción, Morazán sufre heridas en una mano.

Hasta el 2 de febrero de 1835 es elegido Morazán para un segundo período y no toma posesión sino hasta el 4 de junio de ese año. En esos doce meses en que no ha estado en el ejercicio del mando, ha viajado a Costa Rica (diciembre 1834-enero de 1835) a comprar un tabaco que vende a Guatemala, y obtiene una contrata de madera (14 abril 1835) por la que adelanta 14.000 pesos. Como dicha concesión maderera ha sido motivo de innumerables ataques, véase fotocopia del original -hasta entonces inédita- en páginas 358 a 360 de volumen III de "Morazán Laurel Sin Ocaso".

De manera que el segundo mandato presidencial vencía el 2 de febrero de 1839, pero Morazán había estado en Guatemala (la capital federal era San Salvador) desde finales de marzo de 1838 combatiendo a la guerrilla de Carrera, y regresó a El Salvador en los primeros días de julio de dicho año, dejando organizadas las brigadas que combatían al guerrillero, bajo el mando del coronel colombiano José Antonio Carballo.

El regreso del prócer a territorio salvadoreño se debió al hecho de que el Congreso Federal por investigaciones del "marqués" de Aycinena (Juan José) que había regresado de la emigración, emitió un decreto el 30 de mayo de 1838,

DECLARANDO DISUELTA LA FEDERACION.

Apenas pudo obtener Morazán el 9 de julio que el Congreso Federal que se disolvió pocos días después y que fue el último de la unión, reconociera -a regañadientes- que el gobierno no federal existiría mientras una nueva asamblea constituyente reorganizara la República.

En consecuencia, existiendo -casi en hipótesis- el Gobierno de la República en manos de don Diego Vijil (ínclito varón hondureño casi reducido a la impotencia por una parálisis) pues Morazán había entregado el mando y no podía ser reelecto, emitió un decreto convocando a elecciones para autoridades supremas que se llevarían a cabo en noviembre de ese año (1838), y a un Congreso Federal que se instalaría en febrero de 1839.

Como puede corroborarse sí hubo convocatoria, pero ¿qué sucedió? El 18 de enero de 1839 (cuando Morazán aún no había regresado de combatir a Carrera) don Juan Lindo por Honduras, y Sebastián Salinas por Nicaragua, firmaban un tratado de coalición para combatir al sistema federal (ya moribundo por el decreto de 30 de mayo, citado). Y en febrero y marzo se aprestan los contingentes armados, el nicaragüense Bernardo Méndez (alias "el pavo") y el costarricense Manuel Quijano conducirán las armas de Nicaragua, y el jefe de las fuerzas hondureñas es Francisco Ferrera ("mulato divino" según Ramón Rosa).

En la noche del 5 de abril (1839) y en el siguiente 6 de abril, Morazán derrota a las fuerzas aliadas de más de dos mil efectivos, en la batalla de Espíritu Santo (quizá una de las -en la táctica- mejor dirigidas por el estratega hondureño, en virtud de que es atacado por dos flancos). Allí se combate en proporción de tres a uno, pues los soldados salvadoreños sólo suman setecientos.

Cabañas resulta herido de gravedad al mando de un pelotón de caballería, el valiente coronel colombiano Narciso Benítez pierde la vida, y Morazán resulta con el brazo derecho fracturado por una bala nicaragüense.

Pero el adalid de la unión, en lugar de enviar a sus bizarras tropas en persecución de los vencidos, apenas nueve días después de su victoria, desde San Vicente firma una convocatoria (ver original autógrafo y hasta entonces inédito en Págs. 308 a 310, Tomo I de "Morazán: Laurel Sin Ocaso"), para que los demás Estados envíen sus representantes que se reunirán en San Salvador para reestructurar la Federación.

Se ha dicho en consonancia con lo anterior que Morazán dejó crecer a Carrera, pero en este aserto tampoco sus adversarios están en la razón, porque el presidente Federal derrota al brigadier de Mataquescuintla, en ese pueblo el 31 de marzo de 1838; las tropas federales bajo el mando del general salvadoreño Carlos Salazar vuelven a derrotar al guerrillero en Villanueva (a pocas leguas de la capital guatemalteca) el 10 de septiembre (1838); igual castigo le infligió el colombiano José Antonio Carballo en
Chiquimulilla (4 de noviembre 1838), allí logra escapar a duras penas el guerrillero con el fraile González Lobo, pero cae prisionero un hatajo de curas: Aqueche, Jirón, Rosa Aguirre, Arellano, preceptores del brigadier.

De manera que la guerrilla adquirió grandes proporciones por el apoyo del clero y, a veces, no sólo por el aporte económico de los "serviles", sino hasta de los mismos liberales prominentes, como es el caso de Barrundia quien pidió el auxilio de Carrera para terminar de derrocar al gobierno liberal de Mariano Gálvez.

Quedan así desvirtuados, con hechos, fechas, nombres y pormenores los infundidos encaminados a responsablizar a Morazán por el malogrado destino de la Federación, dicterios que nunca antes habían sido rebatidos con testimonios irrefutables.

Septiembre 1999.

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