HISTORIA DE HONDURAS

Nuevas fuerzas en acción

En primer lugar, el mismo Estado. Carías estabilizó la administración pero su crecimiento ocurrió en los años posteriores, al impulso de la bonanza económica con el consabido aumento presupuestario.

Se creó nuevos Ministerios (los de Salud, Agricultura, Trabajo, años después el de Cultura) en consonancia con las tareas más amplias que asumía el sector público.

Se descentralizó funciones y surgieron entidades autónomas para los servicios de agua y alcantarillado (SANAA), luz eléctrica (ENEE) y telefonía (HONDUTEL).

Aparecieron el Instituto Nacional Agrario, el Instituto Hondureño del Seguro Social, el Instituto Hondureño de Antropología e Historia, la Junta Nacional de Bienestar Social, el Instituto Nacional de la Vivienda.

Las agencias estatales, sobre todo las de promoción del desarrollo agrícola se hicieron presentes en todo el país; las autoridades municipales, los alcaldes o departamentales, los gobernadores políticos, vieron reducido su nivel de acción.

El gobierno de don Julio Lozano concedió el voto a la mujer. En la legislatura del período de Gálvez se aprobó la autonomía para la Universidad Nacional, ratificación que quedó pendiente.

La Constitución de 1957 incluyó la autonomía universitaria y la prerrogativa para la Universidad Nacional de dirigir la educación superior. Las organizaciones magisteriales quedaron constituidas luego de luchas reivindicativas de los docentes.

Pero la institución más determinante consolidada después de la post-guerra fue el Ejército. Criatura fue de la Misión Militar Norteamericana y su inspiración la de luchar en contra de la amenaza comunista. La situación anómala originada por don Julio Lozano forzó el primer golpe militar.

Durante el año de gobierno de la Junta Militar el coronel Oswaldo López Arellano, aunque no formaba parte de ella, se convirtió en líder del Ejército.

Los militares negociaron con el Partido Liberal el apoyo a la elección de segundo grado de Villeda Morales a cambio de un estatuto constitucional de autonomía para las Fuerzas Armadas.

Esta negociación no fue desde luego pública y a la opinión ciudadana se le ofreció el argumento de que habiendo sido tan clara la victoria liberal para la conformación de la Asamblea Nacional Constituyente, era innecesario someter al pueblo hondureño a otro proceso electoral, como estaba prescrito por la ley, cuando se sabía, de antemano, que Villeda Morales habría de ganar las elecciones.

Con su autonomía el Ejército y los militares consiguieron una envidiable oportunidad para crecer. Obtuvieron independencia total para el manejo de sus presupuestos, dirigir su organización interna y gozar de fueros especiales.
En el coto cerrado del estamento militar no podían intervenir el gobierno civil ni menos los particulares.

El Jefe de las Fuerzas Armadas, seleccionado por los propios jerarcas militares, se había convertido de la noche a la mañana en la figura más importante al lado del Presidente de la República, con la ventaja a su favor de que era el que disponía de las armas.

El golpe de Estado de 1963 fue gremialista. Se alegó un supuesto filocomunismo de Villeda, pero eso fue la excusa. Los militares no querían arriesgar un ápice de los privilegios conseguidos y por conseguir, gracias a su estatuto autónomo.

En 1959 el coronel Armando Velázquez Cerrato, que se consideraba desplazado del liderazgo del ejército por López Arellano, con un contingente de seguidores nacionalistas intentó derrocar a Villeda, sin éxito.

El gobierno liberal procedió a organizar una Guardia Civil partidaria para protegerse de futuras asonadas. Esta Guardia contradecía la unidad y la exclusividad de privilegios que el Ejército estaba logrando; ambos cuerpos comenzaron a entrar en choque. El candidato del partido liberal por suceder a Villeda, Modesto Rodas Alvarado, era un claro favorecedor de esta Guardia Civil partidaria.

Quince días antes de celebrarse las elecciones los militares golpearon. La mayor cantidad de víctimas de ese 3 de Octubre se produjo entre los elementos de la Guardia Civil.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados

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