HISTORIA DE HONDURAS

Perfil de Patria

En 1949 se terminó una etapa histórica que se había iniciado con la Reforma Liberal. La sociedad hondureña resultante provenía de un proceso de raíces muy antiguas, que se remontaban a los tiempos coloniales y que, signada por los latifundios ganaderos y la agricultura de subsistencia, predominaba en el interior y en el Sur.

Además, en la Costa Norte era el resultado del proceso agroexportador bananero, con sus lineamientos impulsados por el modelo de desarrollo hacia afuera.

El régimen de los 16 años consolidó la administración pública y la autoridad del gobierno central. Aunque integrada sólo por cariístas, la burocracia ganó estabilidad y la disciplina partidaria hizo que se acataran las órdenes que provenían desde la Casa Presidencial, adquiriendo el gobierno un ascendiente que hasta entonces no había tenido.

Se consolidó, así mismo, una imagen de la Nación, una identidad ideal de la Patria, pero esto no fue obra del gobierno de Carías. Se fue perfilando a lo largo de toda esta etapa histórica aunque la estabilidad administrativa de los últimos tiempos, con la reiteración constante y regular de sus contenidos, la terminó de fijar, incluso al grado de un estereotipo.

Quienes quizás más contribuyeron a configurar esta imagen ideal de la Patria fueron los maestros y las maestras de escuela. La cobertura del sistema educativo era en verdad pobre, y el analfabetismo, todavía, en 1949, superaba el 60%. Pero en poblados pequeños dominados por la comunicación oral, la escuela y los maestros eran fuente altamente respetada para crear conciencia.

Los curas habían perdido terreno y desde el púlpito no trataban problemas ciudadanos; los medios de comunicación escritos eran de circulación más que limitada. Los maestros y las maestras fueron a lo largo de estas siete décadas los intérpretes de la nacionalidad.

La realidad de la Patria quedó consagrada en un calendario cívico, en un altar de símbolos, en un panteón de próceres. Ramón Rosa había puesto las bases. En primer lugar estaba Francisco Morazán, el Héroe, mártir de la unión centroamericana, su día el tres de Octubre. Era deber de los hondureños mantener vivo el sueño unionista Los actos oficiales se cerraban con la ejecución del Himno de Centro América, "La Granadera".

Junto a Morazán, su fiel compañero, José Trinidad Cabañas, de acrisolada honradez, dechado de virtudes. Los héroes culturales eran José Cecilio del Valle, el Sabio, redactor del Acta de Independencia, y el buen Padre José Trinidad Reyes, fundador de la Universidad, y su celebración el once de Junio, día del estudiante.

A esta constelación, honrada por Rosa en sendos monumentos, se añadió luego Dionisio de Herrera, primer Jefe de Estado. El siglo XIX fue poco sensible a las reivindicaciones indígenas.

En el siglo XX los descubrimientos arqueológicos y acontecimientos como la revolución mejicana exaltaron la importancia de las antiguas culturas.

En cada uno de nuestros países se buscó dignificar un héroe representativo de los pueblos autóctonos. Cuando en 1930 el Congreso Nacional de Honduras buscaba una denominación para la moneda nacional, se votó, para darle nombre, entre Morazán y Lempira.

Y la denominación la ganó Lempira. El héroe autóctono obtuvo su sitial y su día en los fastos caléndaricos, el 20 de Julio. Los músicos hondureños colaboraron de forma notable a la creación de este imaginario patriótico. Morazán, Lempira, el Padre Reyes tenían su Himno.

También lo tenía Cristobal Colón, el audaz navegante y su día el 12 de Octubre o Día de la Raza, llamado así para enaltecer junto al Descubridor a los habitantes de los países que había descubierto.

También lo tuvo el pino, árbol nacional, y su día el 30 de Mayo. Músicos y poetas aportaron para honrar, con su himno, a la mujer en su función más sublime, el Día de la Madre, segundo domingo de Mayo, clavel rojo en la solapa para la madre viva, clavel blanco para la madre muerta.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



REGRESAR AL INDICE