HISTORIA DE HONDURAS

Elementos de Enclave

Las Compañías se repartieron las fértiles tierras de la Costa y se formó un latifundio bananero. Al Oeste del Valle de Sula y en dirección a Guatemala, era la posesión de la Cuyamel. De La Lima a Tela, y al oriente, en el área de Puerto Castilla y Trujillo estaba la United. La Ceiba y su entorno le correspondieron a la Standard.

Los gobiernos y las legislaturas quisieron impedir este acaparamiento de tierras, mediante la política de lotes alternos. Se trataba de impedir que los cultivadores nacionales de banano terminaran de desaparecer, así como de estimular a otros nacionales a sembrar banano.

Se determinó que luego de una finca bananera de alguna de las Compañías tendría que venir un lote propiedad de un nacional. Pronto se denunció que la mayoría de los nacionales que adquirían estos lotes alternos eran prestanombres de las Compañías y que la medida era ineficaz.

Las bananeras adquirieron las tierras que tuvieron a bien, buena cantidad de ellas las dejaron en reserva.

Las firmas subsidiarias que representaban a la United en Honduras se denominaban Tela Railroad Company y Trujillo Railroad Company.

La alusión al railroad o ferrocarril se debía a que, desde un principio, las concesiones de tierras dadas para este negocio incluían el compromiso de construir vías férreas.

Los gobiernos contaban con que, en justa reciprocidad a las concesiones que se les otorgaban, las bananeras terminarían por comunicar entre sí, mediante el tren, a las principales poblaciones del país y hasta soñaban con el famoso ferrocarril interoceánico. Pronto se denunció que lo que comunicaban entre sí las bananeras eran sus propias fincas, y que sin mediar permisos del gobierno extendían el kilometraje interno del ferrocarril dentro de ellas.

A estos se les denominó ramales clandestinos. Y aunque denunciados, cumplieron la función que las bananeras les asignaron. Más bien, y al contrario, cuando en la década de los años treinta cerraron operaciones en Trujillo (los nacionales esperaron en vano que el tren llegara al menos hasta Juticalpa) lo que hicieron y nadie se los impidió fue levantar las vías.

Además de contar con extensas posesiones, el enclave se perfeccionó con el control sobre los medios de transporte. Cualquier empresario agrícola sabe lo determinante que es para el negocio este rubro. Las bananeras lo tenían todo controlado. Gracias a su red de ramales de tren sacaban el producto de sus fincas y lo conducían a sus muelles.

Los muelles habían sido concesionados a las compañías, eran sus muelles. Y desde estos los transportaban en sus barcos. La Gran Flota Blanca, de la United, llegó a ser la cuarta flota mercante del mundo. Era un circuito cerrado y propio.

A los elementos del enclave deben añadirse los comisariatos. Sobre la base de las exenciones legales para importar todo el equipo necesario para las explotaciones agrícolas se obtuvieron ampliadas exenciones para importar implementos domésticos, ropa, comida, bebidas, artículos deportivos. Todo esto y a buenos precios se vendía en los comisariatos de las compañías.

Aunque en teoría existía la moneda nacional, en la Costa circulaba el dólar, tanto en forma de billetes como monedas.

De la tesorería de las bananeras los dólares pasaban a los bolsillos de sus campeños trabajadores y de aquí a las cajas registradoras de los comisariatos, que los devolvían a la tesorería de las bananeras. No llegó a aprobarse, la protesta hubiera sido increíble, pero algún ejecutivo bananero propuso pagar a los trabajadores en bonos directamente canjeables en los comisariatos.

Era un mercado cautivo que, a través de los trabajadores de cuello blanco, se extendía a toda la sociedad costeña. Los comerciantes del país protestaron en repetidas ocasiones contra esta competencia desleal, sin éxito.

Control de las tierras, control del transporte, control del comercio, esto a nivel del negocio. Control de las divisas, de las aduanas a través de sus muelles, y del presupuesto nacional al controlar la principal exportación. Y a causa de esto: control de los gobiernos y de la política interior o exterior, de la paz interna y de las guerras civiles al sobreponerse sus intereses y pugnas empresariales sobre los intereses nacionales.

El enclave bananero absorbió algo más de lo que un enclave económico, importante pero al fin y al cabo enquistado en un foco de un organismo nacional, suele absorber.

© La Prensa Honduras, C.A.
1999 Derechos Reservados



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